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Letrinas: La niña de la bicicleta rosa

 Derrumbe Mágico | Por Keizinina Crowley |

Nabi tenia 11 años, una bicicleta rosa que orinaban sus tres vecinos borrachos y un par de ilusiones rotas. Su mamá le pedía que saliera a entregar libros que ella misma encuadernaba misteriosamente por las noches a la luz de una vela. Aquello siempre le había parecido un poco raro pero nunca cuestionaba a su mamá porque le encantaba montar su bicicleta.


Mientras recorría las calles destruidas le gustaba recordar el pasto verde, las casas que solían estar completas y los niños llenos de sonrisas. El escombro que se interponía en su camino le traía constantemente a la memoria la imagen de Pink que solía pegar carteles con engrudo por todas las esquinas hasta que murió sosteniendo una granada. Pink era la mejor amiga de Nabi y fue un espiritu inconforme con la situacion en su país, le gustaba Banksy y el arte urbano. Intentaba que su falta de voz se hiciera escuchar a través de sus obras callejeras, hechas normalmente con basura que encontraba en cualquier parte.


Una semana antes de que cumpliera 13, murió y le obsequió a Nabi una lata de aerosol con la cual pintó su bicilceta de rosa. Pink le dijo: "se ve guapa". Eran felices en ese momento así que rieron toda la tarde. Estaban en la Franja de Gaza, entre armas, pobreza y personas con la casa y el corazon deshechos. El funeral de Pink fue muy sencillo, pocas flores y pocas lágrimas. Las madres se iban volviendo poco a poco más insensibles cada día, tal vez a consecuencia de las frecuentes desgracias que los azotaban sin cesar.


A Nabi realmente le agradaba pasar tiempo con Pink, aprendió mucho de ella y le fascinaba su mente creativa. Así que siguió sus pasos y pronto se convirtió en la pequeña Banksy de la Franja. No había muro que no estuviera marcado con alguna ilustración o frase desgarradora. Al poco tiempo ganó fama y sus obras fueron reconocidas a nivel mundial. Ella se mantenía en el anonimato para lograr vivir un día más. Les daba ilusiones, les daba color y les devolvía algunas sonrisas robadas a los que pasaban por sus obras.


Al poco tiempo su madre la descubrió y en lugar de castigarla le confesó un secreto. Ella fungía como periodista y encuadernaba la informacion que recopilaba para despues distribuirla. Era una activista anti-guerra y le prometió a Nabi que toda aquella pesadilla terminaría pronto, que ella trabajaba arduamente por devolverle las ilusiones.


Al poco tiempo de que su mamá le confesara aquello, ocurrió lo inevitable. Nubi fue descubierta, la mayoría de los muros fueron tapados con pintura blanca y otros simplemente fueron derrumbados. Al poco tiempo la madre de Nubi tambien fue descubierta y encarcelada. Nadie supo nada más acerca de ella. Y en cuanto a Nubi, tuvo una despedida llena de flores, cartas y muchas, muchas lágrimas.


Tomó un montón de globos que había cerca del muro y se elevó. Se reencontró con Pink en un lugar rosa, había graffiti por todo el lugar y lo más emocionante fue que pudo llevarse su bicicleta rosa. Pink le dijo: "sigue igual de guapa" y rieron a carcajadas.

Letrinas: Soliloquio en el jardín de las luciérnagas




Derrumbe Mágico-
Por Keizinina Crowley-


Conozco a un anciano de cabello largo y obscuro, trabaja en su laboratorio musical con el sonido de aves, interpreta los sonidos y aprende de la naturaleza. Las aves duermen mientras el músico duerme, solo tres horas por día, el cornezuelo de centeno los mantiene despiertos. Él sueña con libros escritos por mariposas del olvido, en su melodía repiten un sonido de rocas lanzadas a un sótano lleno de rinocerontes extraviados en la constelación de ofiuco. Las letras son deshojadas en laberintos repletos de libros que jamás han sido leídos. Parece ser que las profecías no han sido descubiertas por la ignorancia de los hombres. También sueñan con castillos nevados en la penumbra del día, mujeres vestidas de blanco recogen conejos agitados que llegan esperando la verdad susurrada por el viento helado. Camina en tierra de cementerios, el misterio gira, sopla el viento interestelar. Encuentra las respuestas en el camino, a veces sordas, a veces mudas. Las vidas son estrellas naciendo y muriendo ubicadas fijas en el panorama nocturno desde la tierra. Los cometas son suicidas que pasan de largo, fugazmente dejando un vestigio efímero a la vista de otro ser contemplativo. Los pulsares expulsan gusanos radioactivos llenos de sustancia atómica, se impactan en cascadas de agua que purifica a través de su baja temperatura; voltea al cielo y ve a sus amigos, se reconoce en ellos y aprende a existir. La Brugmansia arbórea está hecha de recuerdos de seres mitológicos, hay un ojo rodando y es pateado por pies llenos de lodo, le sobró al hombre y se lo sacó. Ahora rueda en pantanos donde se sumerge pero es posible ayudarlo, lanzándole una cuerda. Un árbol es información condensada en su tronco, en sus raíces, en sus hojas y en todo lo que es; es información que no hemos podido descifrar. Utilizamos celulares porque podemos comprarlos, la telepatía es para los pobres, llevados a través de la necesidad de la comunicación con congéneres en las distancias, existe el árbol- teléfono siempre fiel, plantado firme en la tierra donde todos pisamos de día y donde volamos de noche. Luciérnagas susurran tranquilas, en el trance del espanto, los versos poéticos del apocalipsis de todas las religiones y sectas de nuestro infinito.

El arcoíris de destellos de oro amarillo, es fumado por las nubes sedientas de polvo transportador. Los espectros se asoman a través del humo del cigarro, del charlatán a llamarse a sí mismo: artista.

Ella maltrata su cabello color uva en noches de lunas cayendo a la tierra, noche de meteoritos aterrizados en desiertos, vida miserable para el que en un principio estaba destinado a conocer otros mundos. Agua agitada en un cuarto de cuatro paredes, el aroma de agua estancada es dulce como la esencia del aleteo de la luciérnaga. En los derrumbes de montañas, los pajaritos vuelan impregnados por el polvo, los dos suben y luego los hombres se comen la esponja de la carne de las esporas. Los morteros llenos de pasta obscura son extraídos de amapolas para crear loción en frascos de cristal fabricados por payasos con el maquillaje escurriendo, envenenando con sudor chistoso el templo de carne y hueso a donde cae sigilosa en penumbras, celebrando una fiesta en el bosque mágico, lleno de psilocibina.

En el jardín de las luciérnagas se despiden los huéspedes con sonrisas tatuadas en el vientre que nace y muere sin tiempo. Inmortal en la vena intoxicada por el azufre del asfalto en nuestros intestinos envueltos en saliva del pantano de la mente. El anciano despierta, camina a su laboratorio absorto en un soliloquio entre aleteos frágiles.

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