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Letrinas: Poemas de Anishka Rivera



Poemas de Anishka Rivera




El SILENCIO DE LOS NOMBRES


Mientras por siempre.

Bajo sábanas líricas adornan mi cuerpo.

-que es tuyo-

Corren besos ausentes de misterioso fondo.

Mientras por siempre.

A mi sub-alma le perteneces.

-por si fuera poco-



¿Qué cielo estará guardado para mí cuando entre zarzales me quieras?



Mientras por siempre.

Diremos nuestros nombres en el silencio.

Despeinando aquellas soledades.

Como si eso nos emancipara del olvido.





ECRUCIJADA CON EL VINO


Este día,

La vida,

La sombra,

No son sofisticadas.



Se cae la copa.

El vidrio flotante que corta.



Mi corazón inquietante,

Mi cuerpo tendido,

Sensual,

Efímero.



Fui mi amiga una vez,

Regresé,

¡Alma de varo!

¡Fiebre de perra suelta!






LA NOCHE


La noche se hizo para contemplarla.

Amar sus navíos alegóricos,

Sus miradas místicas,

Humildes y violentos sonoros,

Simbiosis íntimas,

Se desemboca,

Se envenena,

Nos regala remordimientos,

Confesiones,

Deseos,

Genuflexiones,

Estupores,

Nos llena y nos vacía,

Nos obliga a soltar la carne,

Nos horroriza como gavilanes,

Nos encierra entre dioses y esquelas,

Nos alimenta de panteones.



La nit, la nuit, la nokto.



Juega con perfume de sangre,

Nos impregna su hechizo,

Como una musa galante,

Desplegando el vigor,

Exiliada al infierno.





PERSISTENTE AMOR

Buscaré la esperanza si es que ha socavado por algún desolado deseo, encontraré el momento para rodear tus ojos y que las bocas se unan como la ola y la espuma pacifican por encima de la roca, del mar inmenso.

Insistiré los abrazos perversos, donde te torturo con la pasión que demandas; que habitas, sangre caliente y alegre, que brotan miradas, oleadas oleadas.





0:00

La eternidad como algo continuo; el tiempo marchito.

Las rosas marchitan, las espinas maduran.

Pero lo continuo es no-lingüístico,

Lo que se marchita es la imagen,

Ni siquiera la ilusión,

Esa muda fácilmente.





GALAXIA AUSENTE

Un día estaban todos los ruidos prestados, en el murmullo de alguna galaxia. Las palabras ya no se decían nada. Llegó el abrazo tierno de bienvenida, en el menú de un restaurante vacío, donde la última llamada no fue contestada. En otra tierra; un beso se pintaba los labios, la caricia se tocaba su cabello, la promesa se esfumaba con la risa, el amor dormía entre cajas de chocolates y en la soledad la rosa marchita pronunciaba su dulce nombre.



¿Será el futuro del olvido?

¿Será el poema escrito en un libro?





Ana Fernanda Rivera Verdugo (1988). Antagonista Desnuda, como proyecto literario y bajo seudónimo Anishka Rivera. Nacida en Mexicali Baja California, México. Interesada por la poesía desde su adolescencia, empezó a escribir a los 14 años y así inicio su interés por la literatura. En el 2009-2011 comienza como promotora cultural, fomentando la pintura, danza, música y poesía. En el 2012, participa en la FIL U.A.B.C. impartiendo la conferencia “Musicalización con textos literarios”. En el 2022 se presentó en La Otra FIL de Guadalajara, Jalisco. Leyendo sus poemas más recientes. Actualmente está escribiendo su primer poemario “Poemas de fondo” (2023). Además, amante de la música, apasionada en la cocina y su gusto por cantar.

Letrinas: La distancia de las flores


 

La distancia de las flores
Aleqs Garrigóz

 

EL JACAL

Junto al basurero, hay una tienda
de plásticos y maderos
que no alcanza a cubrir de sol ni lluvia.
Sus paredes oscilan con el viento.
Apenas un primitivo recoveco
para no dormir a la intemperie
y recogerse un poco lejos de las alimañas.

Sus muebles son cajas de cartón
y algún hierro retorcido donde colgar la ropa.

Apenas cabe uno de pie; y sus habitantes
se debaten en la incomodidad
de un aire de olores prisioneros
y huecos por donde se cuela la luz quemante,
la persistente gotera que moja las ropas de dormir
e inunda los sueños de tristeza.

Se fugan por ahí los días cuyo solo beneficio
es nueva chatarra arrancada al basural.

¡Qué horror repentino (mi mente yendo a habitar allí,
compartiendo esos mismos cacharros),
por lo que debería ser una casa y no lo es!

 

EL ABUELO

Por las tardes, sale a tomar el aire
que no alisa sus arrugas; y en el desfile
de carros y rostros, permanece impasible,
dando un ceño circunspecto al timbre de la vida.

Se ha vuelto agrio
como un fruto que encierra la demencia.
Y en el monólogo de su plática, mezcla reclamos
con historias fantásticas de lo que nunca fue
y quiso ser.

Sus días son procesión de achaques.
Sus noches: cortas y sin misterio.

El catre lo aferra como camilla de hospital,
recogiendo, ávido, su rancio olor,
a humanidad ya pasada.

Su señorío en casa concluyó hace mucho,
como carta cuyo remitente ya no importara.

Podó un árbol, extravió un libro, lastimó a un hijo.
Ya nada espera: ya puede morir,
como quien abre la mano
para mostrar que nada guarda.

 

DOMINGO

Desde que amanece hay más polvo en el aire.
Los minutos se afanan en alargarse:
elásticos de tedio. Las cosas sufren
un silencio de plomo aun si hablan;
y si hablan lo hacen con flojedad infinita.

Todas las campanadas del día son de muerte,
porque éste es el primer día de todos.
Y como tal, exaspera como una infancia afligida
que no nos perdonara olvidarla.

La voz se ralentiza.
El estudiante reposa su cruda
con dolor en la cabeza del alma.
Las calles se ensanchan de modo invisible
para que el transeúnte se perciba más solo.
Los orgasmos sufren raquitismo y culpa.

Quizá Dios maldijo a Adán un domingo.
Y este día nos rememora la debilidad del mundo.




Aleqs Garrigóz (Puerto Vallarta, México; 1986) escribe poesía desde los 15 años. Publicó su primer libro de poesía en 2003: Abyección. Posteriormente aparecieron La promesa de un poeta (2005), Páginas que caen (2008) y La risa de los imbéciles (2013), entre otros. Su último libro publicado es El tercer piso (2021). Ha publicado poemas en medios impresos y electrónicos de varias ciudades de México y el mundo hispano. Desde 2008 radica en la ciudad de Guanajuato.

Letrinas: Tres poemas de Melina Sánchez



 Tres poemas de Melina Sánchez


1

Tus ojos

color del tiempo

tus ojos color miel

tus ojos verdes en la ducha

tus ojos de gato

tus anteojos

tus ojos avellana

sobre esa nariz… flor de nazo

tus ojos

tus pechos

tu aroma

                    no se me fue

no se me va

                     tu perfume

jabón dove

tus ojos, el rastro de tu amor

la lluvia

               el riego de tu mal


 

2

Cuando sos uno con la melodía

Hay algo en tu precisión para ser caníbal

Que no le afloja al tempo

***

Suelo enamorarme de gente que se come la comisura de los dedos

***

Te dije: muero por ir a un recital con vos

y ya habíamos ido a tantos,

No fuimos a ninguno más

¿corté la magia?

No quiero pensarme como Pampita en uno de sus últimos Tik Tok: “una tiene que aceptar que la dejaron de amar”.

Te taladré el cerebro cinco años

con que me había enamorado de una chica, para siempre, como nunca,

pero el para siempre ya era una vida pasada,

y a mí lo que me gustaba era tomar cerveza con vos.

Podíamos hablar de Ana, de la desaparición de Santiago, de los teléfonos pinchados, o de la estelaridad de los mapuche en la lucha indígena y cuánto me tenía podrida que pibes porteños como vos se copen con esa, o de la lluvia, también de la lluvia…

Recuerdo cuando te mojaste esperando el bondi conmigo…

Hubiera querido que hablemos de componer un poema, un tema, yo la letra y vos la música, conseguir una fecha, armar un recital de poesía, ése que tantas veces dijimos.

Me dan ganas de salir corriendo hacia el pasado,

y agarrarte la barba hace cinco años y darte besos debajo de la lluvia.

Aunque pinches después, porque igual pinchás.

Ahora quisiera que sea 2017, 2018, 2019 y vos estés re jede conmigo y yo no tenga que hacer nada para que me prestes atención,

Ahora quisiera que fuera 15 de agosto de 2017

y esté cambiando la historia en Argentina,

la historia más joven digo,

la historia más jede.

Ahora quisiera que fuera 15 de agosto en Buenos Aires

y conocerte ese día de lluvia.

Que aparezcas de la nada entre mis compas ese día de la primera manifestación por la aparición con vida de Santiago, frente al Congreso,

y que estés tan bueno…

aunque yo no lo pueda decir porque estoy en mi fase lesbiana y en Marte,

en Marte me ha dejado el otro amor,

y no te veo,

no te puedo ver…

Pero ahora sí, vuelvo como un hada,

y reconstruyo la escena,

y nos ponemos colorados los dos,

y en vez de hablar de política,

nos queremos.


 

3

Lo que no quiero es perder a más gente,

que se vayan los momentos,

que se los lleve la historia,

su marcha,

las marchas.

Que se los lleven como a veces se lleva la policía a la gente,

como a veces los gendarmes forman fila,

como a veces el servicio social se chupa a un niño

que si vuelve quizá ya será hombre

y no sabrá quién es ni cuánto buscamos en otro idioma,

puerta por puerta

hacia adentro afuera de las instituciones

y por fuera de ellas

en los textos, con textos,

que llevan de firma nuestros documentos y nuestras cabezas,

pero que nadie leyó ni leerá

y nunca pudieron evitar su falta de abrigo,

ni sus pies descalzos en pleno invierno,

ni le compraron el audífono,

ni lo llevaron a la escuela,

ni pudieron evitar que apaguen cigarrillos en sus brazos.

No sabrá el niño –hombre preso

cuánto pasamos en vela,

cuánto lloramos en otro idioma su ausencia.





Melina Sánchez | Docente y comunicadora afroindígena. Militante de pueblos originarios desde cuando decir eso en Buenos Aires causaba risa entre los que oían. Hija de una familia migrante del litoral argentino. Nací, crecí y vivo en el conurbano bonaerense. Profe de lengua y literatura en escuelas secundarias del Gran Buenos Aires.

Leo y difundo literaturas indígenas. Escribo sobre todo cuando algo me causa indignación o tristeza, y también para dejar registro de nuestra mirada en la urbanidad y en el mundo actual.

Letrinas: un poema de Tracy K. Smith para David Bowie




¿No te preguntas, a veces?
Tracy K. Smith

1.

De noche, las estrellas brillan como el hielo, y la distancia que abarcan

Esconde algo elemental. No a Dios, exactamente. Más bien a alguien

Delgado y brillante del tipo de Bowie —un Starman

O un as cósmico planeando, balanceándose, sufriendo para hacernos ver.

¿Y qué haríamos, tú y yo, si pudiéramos saber con seguridad

Que alguien estaba ahí viendo de reojo a través del polvo,

Diciendo que nada está perdido, que todo vive en la espera sólo

Para ser querido de nuevo con la suficiente intensidad ? ¿Irías entonces,

Incluso por unas cuantas noches, hacia esa otra vida donde tú

Y el primer amor que ella tuvo estuvieran ciegos al futuro, y felices?

¿Debería ponerme mi abrigo y regresar a la cocina donde mi

Madre y mi padre se sientan a esperar y calentar la cena en la estufa?

Bowie nunca morirá. Nada vendrá a él mientras duerme

Ni correrá por sus venas. Y nunca se volverá viejo,

Como la mujer que perdiste, que siempre tendrá el cabello oscuro

Y estará ruborizada, corriendo alrededor de una pantalla

Que marca los minutos, las millas por correr. Como la vida

En la que siempre soy una niña que mira por la ventana el cielo nocturno

Pensando que un día tocaré el mundo con las manos desnudas

Incluso si éste quema. .

2.

Él no deja rastro. Se desliza más allá, veloz como un gato. Eso es Bowie

Para ti: el Papa del Pop, modesto como Cristo. Como una obra de teatro

Dentro de una obra de teatro, él es una marca registrada dos veces. Las horas

Caen como agua en una ventana con aire acondicionado. Lo transpiramos

Enseñándonos a esperar. En silencio, con pereza, el colapso ocurre.

Pero no para Bowie. Él ladea su cabeza, sonríe con esa malvada sonrisa.

El tiempo nunca se detiene, ¿pero termina? ¿Y cuántas vidas

Antes del despegue, antes de que nos busquemos a nosotros mismos

Más allá de nosotros mismos, todo glamoroso-resplandeciente, todo brillante y dorado?

El futuro no es lo que solía ser. Incluso Bowie tiene sed

De algo bueno y frío. Los jets parpadean en el cielo

Como almas migratorias.

3.

Bowie está entre nosotros. Justo aquí

En Nueva York. En una gorra de beisbol

Y en unos costosos jeans. Sumergiéndose en

Una tienda delicatessen. Exhibiendo todos esos dientes

Al portero en su camino de regreso.

O está tomando un taxi en Lafayette

Mientras el cielo se nubla en el crepúsculo.

Él no tiene ninguna prisa. No siente

De la forma en que piensas que siente.

No presume ni alardea. Hace bromas.

He vivido aquí todos estos años

Y nunca lo he visto. Es como no distinguir

Un cometa de una estrella fugaz.

Pero apuesto que arde brillante,

Arrastrando una cola de ardiente materia blanca,

Igual que cuando uno de nosotros deja un rastro de papel higiénico

Cuando regresa del sanitario. Él obtiene

El mundo entero bajo su pie,

Y somos pequeños a su lado,

Aunque haya ocasiones

En las que un hombre de su tamaño puede cruzar su mirada

Contigo justo por un breve momento

Y mandar un pensamiento como BRILLA

BRILLA BRILLA BRILLA BRILLA

Directo a tu mente. Bowie,

Quiero creerte. Quiero sentir

Tu voluntad como el viento antes de la lluvia.

Del tipo en que cualquiera simplemente obedece,

Arrasado por ese baile hipnótico

Como si algo con el poder para hacerlo

Hubiera mirado en su dirección y dicho:

                                                                Sigue adelante.







ORIGINAL

Don't You Wonder, Sometimes?

1.

After dark, stars glisten like ice, and the distance they span

Hides something elemental. Not God, exactly. More like

Some thin-hipped glittering Bowie-being—a Starman

Or cosmic ace hovering, swaying, aching to make us see.

And what would we do, you and I, if we could know for sure

That someone was there squinting through the dust,

Saying nothing is lost, that everything lives on waiting only

To be wanted back badly enough? Would you go then,

Even for a few nights, into that other life where you

And that first she loved, blind to the future once, and happy?

Would I put on my coat and return to the kitchen where my

Mother and father sit waiting, dinner keeping warm on the stove?

Bowie will never die. Nothing will come for him in his sleep

Or charging through his veins. And he’ll never grow old,

Just like the woman you lost, who will always be dark-haired

And flush-faced, running toward an electronic screen

That clocks the minutes, the miles left to go. Just like the life

In which I’m forever a child looking out my window at the night sky

Thinking one day I’ll touch the world with bare hands

Even if it burns.

2.

He leaves no tracks. Slips past, quick as a cat. That’s Bowie

For you: the Pope of Pop, coy as Christ. Like a play

Within a play, he’s trademarked twice. The hours

Plink past like water from a window A/C. We sweat it out,

Teach ourselves to wait. Silently, lazily, collapse happens.

But not for Bowie. He cocks his head, grins that wicked grin.

Time never stops, but does it end? And how many lives

Before take-off, before we find ourselves

Beyond ourselves, all glam-glow, all twinkle and gold?

The future isn’t what it used to be. Even Bowie thirsts

For something good and cold. Jets blink across the sky

Like migratory souls.

3.

Bowie is among us. Right here

In New York City. In a baseball cap

And expensive jeans. Ducking into

A deli. Flashing all those teeth

At the doorman on his way back up.

Or he’s hailing a taxi on Lafayette

As the sky clouds over at dusk.

He’s in no rush. Doesn’t feel

The way you’d think he feels.

Doesn’t strut or gloat. Tells jokes.

I’ve lived here all these years

And never seen him. Like not knowing

A comet from a shooting star.

But I’ll bet he burns bright,

Dragging a tail of white-hot matter

The way some of us track tissue

Back from the toilet stall. He’s got

The whole world under his foot,

And we are small alongside,

Though there are occasions

When a man his size can meet

Your eyes for just a blip of time

And send a thought like SHINE

SHINE SHINE SHINE SHINE

Straight to your mind. Bowie,

I want to believe you. Want to feel

Your will like the wind before rain.

The kind everything simply obeys,

Swept up in that hypnotic dance

As if something with the power to do so

Had looked its way and said:

                                                Go ahead.




Traducción de David Ruano

«Tristera» de Fernando Trejo: selección de poemas


'Tristera' es el nombre de la obra ganadora del Premio Nacional de Poesía Tijuana 2022, otorgada al poeta, artista y guionista chiapaneco Fernando Trejo, quien bajo el seudónimo 'Pequeño' resultó ganador del certamen literario convocado por el Instituto Municipal de Arte y Cultura (IMAC) de Tijuana.

De acuerdo con la apreciación del jurado, 'Tristera' es una obra a contracorriente de las tendencias formales de la actualidad poética y desarrolla, redondea y sostiene un discurso de carácter íntimo. Expresa la indignación por la pérdida y la ausencia, en este caso, la del padre. 

La obra fue elegida de entre 70 trabajos participantes y se hizo acreedora a la publicación e impresión de 500 ejemplares, una placa conmemorativa y 70 mil pesos. La entrega del premio se realizará oficialmente el 16 de diciembre del año en curso.

Compartimos esta selección de poemas de 'Tristera' hecha por el mismo autor, al que agradecemos todas sus atenciones con esta casa editorial.


Tristera (selección de poemas)

Premio Nacional de Poesía Tijuana 2022

Fernando Trejo


Las manos de mi padre

 

Mi padre tenía las manos duras y grandes.

Difícil caricia era una caricia suya.

No es que le costara

sino que su amor

halagaba tosco, mimaba áspero.

 

Siempre me bendijo después de cierta edad.

Como si crecer le trajera la fe de alguna parte.

 

A sus últimas veces le agradecía con un abrazo largo.

 

Pero una noche lo llevé al hospital

y nadie dijo nada.

 

Lo internamos 3 semanas en la cara fría

de la muerte.

 

Recordé que William James propuso una teoría:

se requiere de un proceso de 21 días para crear un hábito.

Si repetimos la constante se vuelve una conducta.

 

Entonces mi padre

es también aprendizaje.

 

Aprendimos sin él a comportarnos.

 


 

Álbumes incompletos

 

Nunca fui un buen coleccionista.

No completé ninguno de mis álbumes.

Si acaso llené

una caja con viejos timbres postales

cuando mi madre me heredó la filatelia.

 

Nunca les di el uso que deseaban

las tarjetas de Marvel,

ni acaricié el lomo de las tabas

que Coca cola

lanzó como Hielocos

una tarde de 1997.

 

No, nunca fui un gran coleccionista.

 

Pero me conformo

con la vieja caja de zapatos

donde desde hace más de treinta años

confluye incompleta,

mi colección de fracasos.

 


 

Mi padre fue un caballo que bailaba en el fuego

 

No recuerdo la hazaña en que tu padre

rescató a un hombre de quemarse.

Esto me dijo Tucsón, —su amigo de brigada

de salvamento—, en un mensaje

el día de su muerte.

 

Imagino a mi padre entrando a la garganta de un dragón ardiendo

sin importarle las fauces abiertas y los colmillos de fuego.

Imagino a mi padre como un tigre de bengala

cruzando ambos mundos

por el centro de un aro incendiado.

 

Mi padre fue un caballo que bailaba en el fuego.

Un hombre ronco que ardía.



FERNANDO TREJO | Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 1985. Ha publicado, entre otros libros de poesía, Cuaderno invertebrado (Premio Juegos Florales San Marcos 2006), Solana (mención honorífica del Premio Nacional de Poesía Joven Elías Nandino 2014), Ciervos (Premio de Poesía Inédita Enoch Cancino Casahonda 2014) y Base Atenas (Premio Centroamericano de Poesía Rodulfo Figueroa 2015). Obtuvo el Premio Nacional de Poesía Alonso Vidal 2018, con el libro La abuela está en la casa porque he visto su voz (IMCA-Cuadrivio, en prensa). Coordina el Colectivo de Arte y Cultura Carruaje de Pájaros.

Escafandra Literaria: entrevista con Jorge Correa



Jorge Correa es un talentoso escritor nacido en Quintana Roo que forma parte de la antología 'Letrinas del Cosmódromo', publicada por Editorial Agujero de Gusano. En esta charla nos habla de su forma de entender la narrativa y la poesía, de sus referentes literarios y de su libro 'Ya no hay fechas importantes' (Pinos Alados, 2020).



Suscríbete a nuestro canal de YouTube para más charlas con escritores contemporáneos.

Letrinas: Poemas de Amaury Salvador


Poemas de Amaury Salvador


Mi abuelo soñaba

que su caballo lo abandonaba.

Él lo amarraba al huizache

para pode orinar,

pero cuando volvía,

ya no estaba el caballo.

Había huido.

Como su juventud

y su norte.


 

Siempre después

del acto del amor, me digo que

la próxima vez usaré condón.

Pero parezco un encadenado a la roca

del amor libre y sin látex de por medio.

 

Gracias a que mi madre

ha invocado la protección

de algún santo sobre mí,

aún soy VIH negativo.

 

 

Esta broma demoníaca,

esta agonía errante,

este traspié,

no podía

no debía ser real.

Mas hubo un error

y las matemáticas se despeñaron junto con el verbo.

 

Un bisbiseo bosquejado

y después una palabra.

  

 

HA SIDO LARGA LA ESPERA

Aunque después me arrojes a los cardos,

mi corazón es bujía desbocada,

salto abisal,

y a veces páramo yerto,

inerte.


Eres un vidrio encajado

que no se sabe

si aún sangra o ya causó costra.


 

LA DEPRESIÓN ES FRÍA


Dura y mojada como el adoquín.

Es la miseria de una tarde dominical
crecida entre gritos parentales
y descomposición familiar.
Es esperar sabiendo la futilidad de ello.
Saber que el mañana depara
cosas quizá peores.
Es irse a la cama
pensando en el trabajo del día siguiente;

recontar las monedas
esperando alguna maravilla.

Es la carcoma del sistema:

te hacen pensar en dinero

como si en él estuviese la felicidad.
Y a veces está
cuando las tripas rugen,
cuando se quiere ir a una feria
y el bolsillo vacío no lo permite.

Es ver a mi madre esperando
por la próxima quincena,                                                                                      
soñando con otra vida, otra casa,
un nuevo comienzo.



 

FINAL DE FÚTBOL LLANERO


Se dieron cita las señoras

con sus quitasoles
y sus sillitas plegables de plástico
para apoyar a sus maridos
en la liga de veteranos
a las seis de la tarde de un sábado cualquiera.

 

Los jugadores
con sesenta y reumas,
pero aún bregando,

soportan las mentadas de madre
de los concurrentes
que miran desde los bordes y las calles;

y corren sus últimos años

plenos de maña futbolera.


Lo peor se lo llevan los árbitros:
los espectadores se meten a la cancha
entre gritos que piden más cartones de cerveza,
y reclaman.


Marcan un penal
y la porra se viene encima.

Anotan y,
al final de la final,
la trifulca.

 



DESPLAZARSE DE MANERA AUTOMÁTICA

 

Sentarse en cualquier asiento del camión,

de preferencia

que no dé el sol en la cara.

Es preciso continuar otro día,

vivir como sin pensar,

aunque esto implique sus dificultades.

 

Entrar por las puertas traseras

tratando de pasar desapercibido.

Sentir el vacío en los elevadores.

Escribir cosas que nadie leerá

y sentarse en el excusado

a pensar en los tiempos que ya fueron.

 

Entrar a las galerías

a mirar cuadros abstractos que no te dicen nada.

Llegar a casa buscando algo que no sabes qué es

y salir desesperada,

nuevamente a la calle.

 

Hacer las maletas sin saber qué guardar en ellas.

 

Uno es la historia que dice a los demás

y su sonrisa postiza.

 

“A usted no le pago para que venga a leer poesía”.

 

Degustar el hierro.

 

Tuve un amor puro como un diamante.

 

 


TODAS LAS TARDES

 

Me encuentro con tres obreros

(como yo

pero sin corbata)

a los que les pega el sol del atardecer.

Beben cerveza

tecate light

en la estación de gasolina.

Bajo un árbol

esperan el camión

que los llevará de vuelta a casa.


 

 

HE ESTADO PENSANDO QUE

 

La vida es como el tiempo

que rentabas para saltar en un brincolín

o como esas monedas que insertas

para jugar The king of fighters.

 

Puedes gastarla lamiendo un helado de fresa

que se derrite

como la tarde entre tus manos.

Puedes drogarte y tirarte en la pradera

a mirar el relumbre de las flores y las hojas verdes.

 

También puedes ser el chico que se queda mirando

cómo los demás se divierten.

 

O puedes bajarte de la montaña rusa

antes de que comience el vértigo.


 

 

ELLA SEGURAMENTE ESTÁ ASISTIENDO

a ese festival de cine,

mientras yo me pudro

leyendo sobre economía y política.

 

Quizá está acompañada...

Hablará de mí

como conmigo habló de otros.

 

Desearía extirparme

los demonios con cabeza de avestruz

que me asaltan por las noches.

 

Recorrer las calles es angustioso.

 

En todo caso, habré de eliminar

nuestras fotos íntimas,

los archivos que me recuerdan a ella.

Habría que borrar del mundo

las presas, los árboles. Las prendas floreadas.

 

Hago el poema de su despedida:

me cansé de esperar el mensaje que no llega.

Y entonces escribir se vuelve como exprimir limón amargo.

 

¿Dónde comprará hoy

las películas piratas que solíamos mirar

con chatarra en nuestros dientes?

 

 

 

Amaury Salvador (León, Guanajuato, 1995). Publicó Cálculos renales, su primer poemario individual, por Ediciones la Rana, en el año 2022. También publicó su plaquette de poesía Monóculo, dentro de la antología Las buenas nuevas. Antología de poesía de la última juventud guanajuatense, por la Editorial KAIROS, en el año 2020.  Asimismo, se ha publicado su trabajo en diversas revistas y periódicos digitales.

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