De vita beata

Iván Montoya, músico con larga trayectoria en diferentes proyectos musicales lanza "Feliz".

Por Sergio Martínez | 

Según la Real Academia Española, la felicidad es un estado de grata satisfacción espiritual y física. Para Séneca los hombres aspiran y quieren ser felices, cada quien a su manera debe descubrir qué es y cómo obtenerla. Otros filósofos la relacionan con la búsqueda, el placer, el autoconocimiento, el deber, la superación, la ubican dentro y no fuera del ser humano.

Iván Montoya, músico con larga trayectoria en diferentes proyectos musicales donde su guitarra fue la huella digital de su colaboración, lanza Feliz; placa con 15 cortes musicales, algunas de las letras son de su inspiración, otras son firmadas en coautoría con: Silo Montañez, Agustín López Velarde y Héctor Cantú; y un par más de rolas son de pluma de Agustín López Velarde. Si hacemos caso a la teoría, Feliz es un disco que nos ubica en la definición de Henry David Thoreau para la felicidad: “es la única riqueza del ser humano y proviene de vivir intensamente el momento”.

El disco brilla sonoramente, cada canción imbrica de manera precisa letra y música, resultando en un dardo certero que da en el centro de la felicidad que quien canta y aspira a compartir con quien escucha. El primer corte es: No la dejaré partir: reseña de un alguien que encuentra su otra mitad y aspira a quedarse juntos hasta que el cuerpo aguante; la ruta musical continúa con Negando el sacramento: historia de un amor malogrado, puestos a perder, que se pierda todo, incluso la dignidad. Que vivan: no todo está perdido, alegorías hechas a medida (muy a la Sabina) para subrayar todo eso que vale la pena y pocos valoran. Por siempre: bolero sabrosón, reminiscencias de quien busca, encuentra y pierde a la chica de sus sueños, inasible, le compone una canción para retenerla siempre. Ranchero desvielao: Ingeniosa letra de un amor breve donde la muy ingrata lo deja literalmente desplumado después de jurarle amor. Moraleja, no beber mezcal en exceso. Te fuiste: Canto a la despedida, pareciera que duele, al contrario, la ausencia es un remanso de paz. Qué sería Madrid sin ti: dedicada a cierto personaje que vive cerca de la plaza Tirso de Molina, cuentan las malas lenguas que algún día el tal Iván Montoya se emborrachó con él una noche en Guadalajara… cariño y admiración por el protagonista que en la canción nunca se menciona por su nombre. Tengan un buen día (Sofía y Julieta): amor puro hecho canción, testimonio y testamento para sus herederas… “como les digo que en sus venas, ahí me llevan a vivir en su futuro…” Y sí: historia de dos cuerpos que se funden en uno infinitamente, una vez, otra vez y otra vez, ad libitumVocho azul: estampa urbana del mítico D.F. a ritmo de blues, él la sigue esperando, deseando. Quizá aparezca, anuncie su presencia mediante una llamada telefónica… si es que regresa a la vida. Sur: del otro lado del río Bravo, al dirigir la vista hacia el Sur las cosas se ven distintas, se extraña lo que no se tiene, mientras en el Norte se busca la fortuna que en la propia tierra se negó: “De donde soy, a donde voy, es más que una latitud…”. Al disco lo completan las canciones: Mate sin morir, Que no mueran, Canción de cuna y Soñar para caminar.

Entre otros músicos participaron: Carlos de Luna, Lalo Plus, Mariano Leyva, Juan Carlos Kano, Felipe Pel, Fernando Cortez, Édgar García, Agustín López Velarde y Luismiguel Aguilar. El disco fue grabado en Sur Estudio entre octubre y diciembre de 2018 en la ciudad de Aguascalientes, la producción y los arreglos estuvieron a cargo de Iván Montoya y fue masterizado por Agustín López Velarde.

No queda más que convocar a Talia, Aglaya y Eufrósine, servirse un vaso del licor y escuchar: Feliz de Iván Montoya.


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