Aunque tú no lo sepas: una charla con Santiago Tavella del Cuarteto de Nos
Now and Then: The Beatles forever
“Nunca hubo un tiempo en el que Yo no existiera, ni tú, ni todos estos reyes; y en el futuro, ninguno de nosotros dejará de existir.”― Anónimo, Bhagavad Gita
Canto 105, un paseo existencial con Ay Gregorio!
Con una lírica que nos va compartiendo ciertos pasajes del compositor sobre las altas y bajas de la vida, esta “balada bohemia” nos hace entrar en un estado contemplativo-reflexivo gracias a su formato acústico, mismo que te hace imaginar que tienes al autor junto a ti interpretando el tema.
Iván García y Los Yonkis: componiendo la vida desde el underground poblano
Iván Gutiérrez | Foto: Gema Moreno |
Si uno deambula por el centro de Puebla y tiene la suerte de llegar a la cantina correcta, es probable que entre letras, callejones y mezcales se encuentre a Iván García, músico poblano que tras varios años de practicar el arte de crear canciones ha logrado perfeccionar la composición de relatos de folk, hermanando la poesía y la música en una decena de canciones que hablan de todo un poco: el amor, la muerte, los amigos, la ciudad, la música, el underground, la soledad. Prepárese un buen trago y adéntrese con nosotros por los recovecos de este gran compositor y su full band Los Yonkis.
¿Si tuvieras que tomarte un último trago, éste
sería de mezcal, whisky, ron, tequila o cerveza?
Difícil decisión… yo creo que me tomaría un vodka tonic.
Hacemos esta entrevista desde Baja California. Si
tuvieras que presentarte con la banda de por acá, ¿cómo lo harías? ¿Quién es
Iván García, qué hace, a qué se dedica?
Les diría que soy un cantautor con casi 15 años de trabajo. Me
identifico como un cantautor alternativo, en el sentido de que he ahondado en
muchos estilos del lado de la música alternativa, abarcando desde el rock
clásico hasta psychobilly, new-wave, post-punk. Tenemos tres discos con
grabaciones que se han concentrado más en el folk, que es el género que más me
gusta. Yo empecé haciendo rolas por Bob Dylan, ya después me entró lo más
oscuro.
¿Cómo empezaste en el arte de hacer canciones?
Tenía una guitarra… y aprendí a tocar con cancioneros. A pesar
de que estudié en el Conservatorio de Música de Puebla, cursé un año de
guitarra, y nunca lo aprobé. Es una escuela muy ortodoxa, dirigido a entender
la música académica, no hay nada de armonía moderna ni de composición. Estuve
ahí, aprendí a solfear, y la guitarra la aprendí a tocar con los cancioneros
que vendían en los puestos de periódicos. Entonces empecé a imitar armonías que
veía eran constantes en las canciones populares, y les empecé a poner letra.
También me adentré en la canción de autor, con Luis Eduardo
Aute o Serrat, pero nunca me encantó este lado de la trova, me caía muy gordo.
Entonces conocí al cantautor Carlos Arellano, de aquí de Puebla, nos hicimos
amigos por nuestro gusto común por Dylan, y empecé a experimentar más con este
tipo de letras que hablaran más de la cotidianidad, de la calle, sin caer en lo
urbano, que es más crónica. Más bien una cuestión intimista, inspirado por
músicos como Tom Waits, Leonard Cohen.
¿Cómo surgió la idea del álbum de X?
Es un disco que festeja los diez años de la banda, pero llegó
pandemia y se retrasó su lanzamiento. La idea nació porque amigos, colegas, me
decían “me hubiera gustado componer esta rola o grabar una versión”, y dije
bueno para el festejo vamos a hacer eso: que cada quien se aviente su versión. Es
una selección en su mayoría poblana, pero también hay otros amigos foráneos
como Gerardo Peña, Lázaro Cristóbal, Paulo Piña y otros más.
Me parece fantástico que hayan reunido a diferentes intérpretes y bandas y que cada uno logré ponerle su sello característico a cada canción. ¿Tenías en mente eso?
Creo que este álbum habla de la versatilidad que tienen mis canciones. Hay composiciones que muchas suceden en mi cabeza, y a la hora de materializarlas, no suenan como uno cree. Por eso es muy importante esta onda de la producción, que igual como artistas independientes muchas veces carecemos de recursos para lograrlo, tenemos que ingeniárnosla. En el caso de X, hay canciones que son más parecidas a lo que tenía en mi mente que lo que salió en algún momento, y otras que le dieron completamente la vuelta a la canción. Esa es la belleza de la canción, que puede ir para muchos lados.
Me parece que todas las grabaciones en ese álbum lograron ponerle ese toque de inspiración para querer cantar las canciones, ¿desde que escribiste estas rolas tenías ese efecto en mente, o fue algo que se dio, digamos, por sí solo?
Es parte de mi sello, mis canciones tienen una estructura
popular, muy pop. Hace poco toqué en Ciudad de México, y me fue a visitar un
querido amigo, Perasalolmo (Andy Mountains), y me dice “tú no haces rolas,
haces himnos”. Y no lo digo exaltándome, es algo que me han dicho mucho, porque
la gente los hace suyos, y hago coros para cantarse, que hace que los
conciertos sean tan lúdicos.
La melodía de 'Panteón' me parece genial, como que te adentra en esa sensación de melancolía desde los primeros segundos de la canción. La letra a su vez es increíble, tiene sus momentos de vida y muerte, ¿cómo y cuándo nace 'Panteón'?
Hasta hace unos años componía solo con resaca, me daba
una lucidez maravillosa, entre botellas, hambriento, sediento, ceniceros llenos.
Panteón nace de esas vivencias, habla de un estilo de vida hedonista y
destructivo.
La muerte es algo muy presente en tus canciones, me imagino por tu coincidencia con autores de literatura y filosofía existencial, ¿qué es lo que más te llama la atención de este tema?
Son los tópicos más comunes de la literatura. Toda la vida me
ha gustado leer, y nunca lo he hecho por lampareo, es un gusto que tengo, y en
la literatura esos son los tópicos que más he encontrado, el amor, la muerte… los
aspectos sociales, aunque ese lado siempre me ha fallado. Esto no quiere decir
que no tenga una postura política, pero siempre he pensado que es
complicadísimo escribir canciones sociales, muy complicado no caer en lo
panfletario.
A pesar de no meterte mucho en lo social, tienes esta canción de “La Resistencia”…
Es una canción inédita, nunca la he grabado, sólo existe en X.
Los compas de Rockercoatl, mitad tlaxcaltecas y mitad poblanos, tienen una
banda de metal en náhuatl. El acordeonista toca conmigo y cuando escuchó esta
canción me dijo, “oye, por qué no nos das esa rola…” y le dije va, claro, y
quedó en este disco.
Tengo otra social que se llama “En algún lugar del cielo”, en
el Sal Paraíso, dedicada a los desaparecidos. Pero sí me cuesta mucho, admiro a
gente que lo hace maravillosamente, como León Chávez Teixeiro, o por ahí Israel
Belafonte me parece que tiene rolas muy chingonas.
Hablemos de Ciudad Soledad, esta contradicción urbana, ¿para quién fue compuesta esta canción, para quién es esta invitación?
Para mí es un tema muy común hablar de mi ciudad, porque estoy
muy enamorado de ella. Entonces es una frase que digo mucho, porque mis amigos
se enamoran de su tranquilidad, su gastronomía, su clima, y siempre me dicen
“me gustaría vivir en Puebla”… y les digo “ven a vivir en Puebla”, es un cliché
mío, invitarlos.
Esta canción sale a media pandemia, salía a ver a una amiga, me
iba en mi moto cruzando la ciudad y era maravilloso, espeluznante y poético, no
había nadie en el centro… era hermoso, y se me ocurrió esa frase.
¿La frase “por el amor de mi parvada he terminado enjaulado” es ficción o no ficción?
Todos hemos tenido ese lado oscuro… pasaron varias veces por
diferentes situaciones, es parte de lo emocionante que es vivir, de romper las
reglas… Nunca me imagino haber sido una persona muy en el “statu quo”, siempre
fui un tipo raro, como dice la rola, me he metido y me sigo metiendo en
problemas, la vida contracultural.
¿Qué opinas del fenómeno contracultural en los tiempos posmodernos?
Es muy complejo, nos daría para un debate. Ahorita con todo este rollo del reguetón y los corridos tumbados, es complicado saber qué es la contracultura, porque si bien es cierto que estos géneros hablan de temas que eran tabú, como el sexo, la violencia, y que ellos los están sacando de donde estaban escondidos, también es verdad que es música de establishment.
Tú pasas por una construcción y los albañiles están oyendo a Peso Pluma, pero también los chavos fresas de Angelópolis lo escuchan, es la música que se oye en todos lados. Entonces no sé si eso sea contracultural, porque está establecido, está de moda, su nivel de masificación es devastador… pero en cuanto a temas puede que sí guiñen con lo contracultural. Es complicado, como te digo, un tema que hay que platicarlo con unos tragos.
¿Hubo un tema que fuera tu favorito de este álbum?
Hay varios, para mí todos tienen una aportación magnífica. Hay
unos que me llegan ahorita de rápido, diría que Panteón la versión de Sinuhé García,
me parece propositiva, porque habla de esa otra parte de la canción, porque la
rola habla de los excesos del lado festivo, cuando en realidad también hay una cruda
moral, que es como esa parte que versionó Sinuhé. La de Grito, en versión ska
de Los Marginados, me parece sensacional, está chido porque están dando la
canción a conocer. Obviamente todas las canciones me gustan, son mis hijos,
pocas mamás dicen que sus hijos son feos; en mi caso igual, todas las veo
hermosas.
¿Por qué la frase “si un día pretendes escribir, entre lobos tendrás que vivir”, en la canción de Ajedrez?
Creo poco en los escritores de escritorio, creo más en los escritores vivenciales. Alguna vez pensaba en un cuento de Vargas Llosa, “Los Cachorros”, que habla sobre la onda de los rebeldes sin causa, los 50s, y nunca se la creí.
Creo que es importante eso, que las canciones tengan óxido, víscera, por lo menos hacerle como Solá, que se iba a las cantinas a escuchar de qué hablaba la gente. De eso trata ese verso, de que hay que vivir para escribir.
¿Qué viene para Iván García?
Estoy pasando por una situación de análisis… ya tengo escrito todo
el próximo álbum, tengo ya los músicos… estoy en la parte de entender cómo lo
vamos a producir, de qué manera le vamos a dar ese sonido que traigo en la
cabeza. Es un disco complicado para estos nuevos estándares comerciales, pero
me parece que, como te digo, siempre me ha gustado ser propositivo en este lado
de hacer lo incorrecto: soy un necio y lo voy a publicar así como lo tengo en
la cabeza.
Estoy en esa parte, donde ya estoy dando últimas pinceladas, de
a diario lo toco, de a diario me gusta, es una lista muy larga donde tengo que
hacer la selección. Espero que ahora que vea a todos mis carnales en el Festival Resistencia, puedan ayudarme a elegir y a resolver un poco esto que
tengo en la cabeza. Creo que siempre, siempre hay que ayudarnos con los amigos,
sobre todo gente con la que te sientes identificado musicalmente.
Dos cosas que te gusten y que no te gusten de Puebla
Me encanta el centro, arquitectónicamente es bellísimo, he
andado en muchos centros borracho de noche, y ninguno tan maravilloso como el
de Puebla. Otra cosa que me gusta son los tacos árabes, es mi comida favorita, es
un taco delicioso y aparte es el papá de los tacos al pastor.
No me gusta todavía este apego tan grande que tiene el poblano
a la religión, son ultra católicos, son de derecha, conservadores. Otra es…
esto del público poblano, es complicado, no es como el público de otras
ciudades que se parten la madre por su escena contracultural, aquí está muy
segmentado y aparte no son tan apasionados. Sí hay banda, hay público acérrimo,
pero, por ejemplo, en Ciudad de México hay una pasión por la música de otro
tenor. Aquí en Puebla la hay, pero no a esas magnitudes, somos más parcos,
tibios…
Si Iván García fuera una película, ¿cuál crees que sería el género y de qué trataría la trama?
Me gusta mucho el terror, pero por lo cursi y romántico que soy, me gustaría ser una película de Jim Jarmusch, algo en blanco y negro, que tenga tragos, taxis, ciudad, y algo terrorífico por ahí, algo de novela negra.
Los Problema: entre el surf, la rebeldía y el garage punk
Desde los escondrijos más agrestes,
sórdidos y perniciosos de la capital poblana, ha surgido un nuevo proyecto
altamente fragoroso y vehemente, el cual se distingue por intercalar los
sonidos potentes del garage punk y el surf. Los culpables de semejante
estruendo, son tres jóvenes pendencieros: el guitarrista y vocalista Aimar
Sandoval (aka “Aimar Problema”), el baterista Iván Delgado (aka “Iván
Problema”) y el bajista Antonio Rosales (aka “Hule”). Juntos se hacen
llamar Los Problema y además de cimbrar los escenarios, instigar el slam y
desatar a su paso verdaderos jaleos, actualmente se encuentran de plácemes con
el lanzamiento independiente de su primer EP homónimo.
La banda surgió a comienzos de
2020, primeramente como un dueto, cuando el guitarrista y el baterista emprendieron
sus incipientes ensayos, pero el designio venía de tiempo atrás y germinó
progresivamente. Al respecto, Delgado cuenta:
“Aimar y yo nos conocimos hace seis o siete años, por algunos amigos en común y las fiestas que se hacían en el centro de Puebla. Resultó que coincidimos en la música que nos gustaba y rápidamente hicimos camaradería. De ahí surgió poco a poco la idea de formar el grupo, pero en ese entonces yo estaba en otro proyecto llamado Los Jerks. Aimar colaboró con nosotros un par de ocasiones, pero no fluyó bien y después decidimos hacer Los Problema, cuando Los Jerks se disolvieron recién iniciada la pandemia”.
Pese a que la pareja encontró naturalmente
su estilo y un sonido muy particular, no le fue igualmente sencillo cuando se
trató del título con el que quería darse a conocer. Uno que verdaderamente reflejara
la intensidad sonora y el entorno desbordado que producían (“Antes nos hicimos
llamar como una banda chilena: Los Cuchillos; pero nadie lo tomó en cuenta,
hasta que al terminar una tocada dijimos: ‘¡Nosotros somos Los
Problema!’. Todos se quedaron serios. Creo fue ahí cuando empezaron a valorar
nuestro trabajo”, cuenta Sandoval).
No obstante, Los Problema alcanzaron
verdaderamente su estampa y estridencia con la integración de Rosales:
“Me uní a finales de 2021. Al igual que Iván, yo tenía otra banda llamada Un mexicano. Antes debo aclarar que, independientemente de la música, también me dedico a las artes plásticas y durante una exposición que tuve en diciembre de aquel año (“Dialéctica del dolor”), coincidentemente cayó ese mismo día el cumpleaños de un elemento de mi grupo y le propuse que hiciéramos su fiesta en la exposición. Él quiso llevar a unos amigos que le gustaban como tocaban (Los Problema). Entonces llegó Aimar, empezamos a hablar, me invitó a tocar, me eché como tres rolas y desde ese día sigo acá”.
Propuesta que, en el transcurso
de sus casi tres años de existencia, se ha destacado no solo por reforzar la
creciente escena underground angelina, sino también a su perseverancia sobre
los escenarios y sus habituales interpretaciones desenfrenadas e irreverentes. Acerca
del estilo musical que dominan, aunque emparentado principalmente con las
formas del surf, este alberga en su interior la actitud provocadora, sucia,
agresiva y veloz del garage punk. Asimismo, la tercia se rige bajo las formas
colectivas de creación:
“Algunas rolas ya las tenía trabajadas de tiempo atrás. Son letras que hice en mis tiempos libres e inclusive las probé con algunas bandas de Oaxaca, ya que yo soy originario de allá”, dice el guitarrista. “Pero cuando empecé a ensamblar la banda de garage punk aquí en Puebla, metí nuevamente mis líricas y observé que podían funcionar a otra velocidad y con otros acordes. Ahí formalizamos o estructuramos las letras del grupo. Yo me encargo de escribirlas junto con la base, pero realmente es complemento de los tres”. A todo lo dicho, Iván agrega: “Creamos las canciones en base a un jam de improvisación y vamos uniendo las partes como si fuera un rompecabezas. Cada quien realiza un fragmento distinto. Con el tiempo las vamos puliendo; por ejemplo, los tres cortes que conforman el EP, están más trabajados porque fueron los primeros”.
“La Fuga”, es el tema inaugural
del disco y comienza con los rasgueos violentos de Sandoval, a los cuales se le
incorporan luego la batería y el bajo. Las maniobras combinadas del conjunto
forman una marcha veloz, tosca y robusta, fustigada rítmicamente con toques a
los platillos y la tarola. Entonces el cantante comienza sus ásperas vociferaciones:
“Llevo días buscando cómo escapar / De la nube gris, salir de la ciudad / Día
que pasa ya no vivo / Día que pasa sobrevivo / Ya no puedo ni conmigo estar /
No, no, no, no / Salir de aquí / Salir de aquí / Salir de aquí / Fuga de aquí”.
De pronto, la estridencia aminora por unos instantes y solo el golpeteo sordo
de las baquetas y el pedal contra la caja del bombo, dan lugar a un corto
respiro, para después retomar el feroz ritmo y cerrar la canción.
En “Playa crimen”, el rápido redoble
ejecutado por Delgado, sirve como preludio a los ágiles punteos de sus
compañeros, quienes presurosamente recrean los sonidos y las imágenes
provenientes del surf y el delirio (“Esa canción versa sobre un viajecito que
combina el rock and roll con las drogas. Nosotros no estamos exentos del cotorreo
y es un poco nuestro día a día”, cuenta el cantante). Enseguida, la lírica acomete
furiosa: “Lleva ya un rato sin llegar a su cantón / Le gusta el after-after, la
droga y el rock and roll / Frecuenta un lugar que le dicen el Nahual / Se
sienta en la puerta, comienza a alucinar / Y no era él no, no / No era él no,
no, no / No venía con él / Venía solo”.
Para Los Problema, esta primera
placa homónima es un pequeño adelanto del sonido y el repertorio que buscan ampliar
y perfeccionar: “Nuestra tirada es grabar en un estudio más formal. Eso tendrá
que pasar en algún momento, aunque aún no tenemos muy claro cómo llegar a ese
punto. Entre tanto, este año queremos registrar el resto de canciones que nos
gustan y no alcanzaron a entrar en este disco, como es el caso de “Pálido”,
“Oírte gritar”, “Come on baby”, “Psyco”, “Ciudad en llamas” y otras más. No hay
fecha como tal, pero es cuestión de acondicionar un espacio y empezar a darle”,
concluye Rosales.
'Ya no quiero entregar mi corazón', lo nuevo de Combo Movox
Recién salido del horno llega el nuevo single de Combo Movox: 'Ya no quiero entregar mi corazón'. Un estridente y vigoroso blues interpretado por la potente voz de Zaira Franco y el talento musical de Sr. González; y que representa un adelanto de lo que será el próximo disco de estudio de la versátil mancuerna, a estrenarse a inicios de 2023.
Desde que comenzamos a lanzar nuestros primeros sencillos, tuvimos como meta conformar un álbum de larga duración que se editaría tanto en formato digital, como en acetato de vinilo. En meses recientes nos dimos a la tarea de grabar cinco temas nuevos que sumados a los ocho previos, nos permite hacer realidad nuestro deseo.
El tema ya se puede escuchar en todas las plataformas musicales y de streaming y fue grabado por Iker Moranchel (guitarra), Santiago Ortiz (batería), Eduardo Dyer (piano), Fratta (bajo), además de los ya mencionados Sr. González (teclados, coros y cajones peruanos) y Zaira Franco en la voz.
El canto de una mujer transparente y empoderada, que no está dispuesta a que jueguen con sus sentimientos. Un blues que no cae en ortodoxias y transpira música de otras procedencias, magistralmente interpretada por músicos de probado talento.
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Imperfecto extraño: retratos de la muerte
Noviembre es un mes particular para los mexicanos. Vemos tumbas, hablamos de muertos y los llamamos durante las noches del primer y segundo día del mes. La música que se produce aquí tampoco queda exenta de llenarse de temáticas tan rigurosas como lo es la muerte. Enjambre, una banda zacatecana de rock alternativo, presenta en su disco Imperfecto extraño, el ejemplo más contundente de cómo es que la mexicanidad afronta este tipo de temas entre letras melancólicas y memorias cinematográficas que se apilan en la música que escuchamos.
Lanzado en 2017 por Universal Music México, es el sexto álbum de la banda con una duración de 40 minutos en doce canciones, todas con líneas melódicas muy similares entre sí, brincando entre lo rock y lo electrónico de una canción a otra, pero todo seguido de la temática circundante; la memoria y la muerte.
El disco puede parecer lento, e incluso no es considerado el mejor de la banda, pero su riqueza recae en la forma en que podemos disfrutar del disco desde dos vistas, la lírica y la musical. Además de reconocer aspectos que bien podrían encajar en álbumes anteriores como lo sería Daltónico o El segundo es felino, lo que hace del disco una continuación lejana de los primeros trabajos de la banda, asignando este tono narrativo presente en soundtracks de películas.
Una gran elección si uno decide entrar en el género del rock alternativo, y mucho más para esta época del año, donde si la estación no nos desata lo nostálgico, lo hará la música que escuchamos al recobrar los recuerdos que el paso del tiempo deja sobre nosotros, dejando entre el principio y final de año, la imagen de un Imperfecto extraño que se mira una y otra vez con las canciones de este disco de fondo.
Iván García y Los Yonkis lanzan cuatro temas inéditos de terror
Beto Montes
(batería), Héctor Arenas (bajo), Rafa Ortiz (teclados), Iván Carrillo
(guitarra) e Iván García (guitarra y voz) se reunieron en una sesión exhaustiva
a grabar cuatro temas inéditos que se estrenarán el domingo 31 de octubre al
mediodía desde el canal de YouTube de Casa Yonki.
Las piezas son
ambientadas en sitios que aluden al mundo del terror y la cultura pop. Pasajes
de la cinematografía situados en el rock and roll entre esperpentos,
licántropos, monstruos universales y maldiciones; pero también historias de
amor y desamor desolladas entre slime y telarañas sintéticas que nos invitan a
ponernos nuestros disfraces y salir pedir dulces para chicos y grandes.
Las referencias poblanas que son sello característico de la banda no pueden faltar y nos transportan a los espacios perfectos para desarrollar estas historias románticas (en el sentido literario), góticas (en el sentido estético) y posmodernas (en el sentido trágico).
Todas las
canciones de la sesión “En vivo y muerto” fueron compuestas por
Iván García y producidas por Iván Carrillo. El material audiovisual fue
grabado, mezclado y masterizado en Casa Yonki, realizado bajo la dirección de
cámaras de César “Babe” Hernández y maquillaje de Susana Vargas Arreguin.
No te pierdas la transmisión de “En vivo y muerto” este 31 de octubre desde el canal oficial de CasaYonki.
Nativo: hardcore punk hidrocálido
La agrupación hidrocálida, conformada por Antonio Posada (guitarra), Pol Gómez (batería), Omar Montes (voz), Ricardo López (guitarra) y Pedro Sparks (bajo); ya se ha presentado en eventos locales de la talla de La Soberana Convención Motociclista, edición 2020; y han compartido escenario como teloneros de bandas como Billy The Kid (Costa Rica) y Escape The Fate (EUA).
Actualmente cuentan con un disco de estudio titulado "Nativo" que cuenta con 10 canciones de las que se desprenden los singles "Rise Again", "Last Chance" e "Into the Wild". Este último el lanzamiento más reciente cuyo video oficial puedes ver a continuación.
La música de Nativo ya está disponible en todas las plataformas musicales y a través de sus redes sociales oficiales:
FB: https://www.facebook.com/wearenativomx
IG: https://www.instagram.com/wearenativomx/
YouTube: https://www.youtube.com/channel/UCY-oA9JjRAqQbu4ky43qvJQ
Dungen: vikingos pioneros del revival psicodélico en el rock del siglo XXI
Por Jorge Augusto Pérez Peña
Se trata de Dungen, un proyecto de rock progresivo que surgió a finales de la década de los noventa en Estocolmo, Suecia; son considerados héroes anónimos detrás del revival que experimenta la psicodelia en el rock del siglo XXI, tendencia usualmente denominada neo-psicodelia, y de la cual King Gizzard and the Lizard Wizard probablemente sea el mejor referente actual.
Este revival en el rock psicodélico, presente en la escena mundial de nuestros días, tiene uno de sus antecedentes en la experimentación musical que Dungen llevó a cabo desde el eterno invierno de su Europa Septentrional. Sus álbumes conforman un mundo de rock lisérgico invadido brutalmente por el paganismo vikingo del Valhalla, con flautas hechizantes, órganos ritualísticos, tambores galopantes que anuncian la guerra, violines danzando al ritmo del cortejo medieval y referencias a la mitología nórdica, con su inherente magia, brujería y politeísmo. Esta propuesta de rock progresivo acorazado con una arraigada influencia de música folclórica escandinava, vio la luz en 1997, con un trabajo homónimo de cerca de 37 minutos en formato “Demokassett”, que no se editó en otro formato por falta de recursos financieros de la banda, sino hasta el 2001, cuando fue lanzado en vinilo de 12 pulgadas, y posteriormente en CD.
El 23 de abril del mismo año en el que los miembros de Dungen recibieron la grabación del hasta entonces desconocido Kevin Parker, se encontraban cerca de lanzar su cuarto álbum de estudio, titulado Tio Bitar (Diez piezas). Es probable que el trabajo implicado en el posterior lanzamiento del álbum para otros países, y las modestas giras que prepararon para promocionarlo, hayan tenido que ver con la negativa de los suecos para producir lo que sería después el primer EP de Tame Impala.
El álbum que Dungen lanzó, fue motivo de una división de opiniones entre sus seguidores, puesto que fue tildado de meloso, e inconsistente en lo referente a la progresión de sus pistas. En Pitchfork, se llegó a decir incluso que habían perdido su “toque hendrixiano”, y desestimaron la energía impresa en las grabaciones del álbum; sin embargo, para una parte de los admiradores del grupo, la presencia predominante de violines y guitarras acústicas con ritmos pastoriles y folk (escuchar C visar vägen), representó una nueva apuesta estética de la banda que demostró su capacidad para reinventarse sin perder su esencia.
Dicha apuesta estética vino impregnada de una atmósfera rural, similar a la que Led Zeppelin consiguió plasmar en su tercer álbum titulado simplemente Led Zeppelin III, mismo que recibió críticas despiadadas incluso por parte de la revista Rolling Stone, por su marcada tendencia hacia el folk, y el country dejando de lado sonidos más “heavy” que caracterizaron sus dos primeros álbumes.
El caso de Dungen, es similar en muchos aspectos, porque luego de tres álbumes en los que estuvo presente una fuerte influencia del rock psicodélico de finales de los sesenta y principios de los setenta (cosa por la cual fueron alabados por la crítica en un principio), al lanzar Tio Bitar, recibieron una mala recepción de la prensa internacional y entre algunos de sus fans; sin embargo, plasmaron en esas “diez piezas”, que por momentos vuelven a estar cargadas de su acostumbrada psicodelia distorsionada y eléctrico frenetismo, un paisaje profundamente calmo, inundado de violines, harpeleik (cítara de cuerdas), y seljefløyte, (flauta de sauce noruega); instrumentos que engalanaban las danzas regionales organizadas en los pueblos nórdicos de la alta edad media y años precedentes, destinadas a celebrar el inicio de la primavera, ceremonias matrimoniales, o natalicios.
A través de arquetipos sonoros, Gustav Ejstes, líder y principal compositor de la banda, consigue plasmar el contexto de la vida rural en los pueblos medievales de lo que ahora es Suecia, pero va más allá de una trabajada estética que refleja el profundo amor que tiene por las raíces de su cultura
En su música, la estética articula un discurso, una crítica al obsesivo progreso de las ciudades industrializadas, y a la destrucción que implican para la naturaleza y comunidades que constituyen una minoría en ese país.
En su amado y odiado cuarto álbum de estudio, Dungen critica el neurótico perfeccionismo ético y estético en la sociedad moderna, y a sus arbitrarias estructuras, principalmente, a la familia. Lo anterior, es característico en otras expresiones artísticas de la península escandinava, como el trabajo audiovisual de Ingmar Bergman, en el cual, la familia y el matrimonio monógamo, son objeto de constante crítica, tal como se puede ver en su miniserie televisiva de los años sesenta, Escenas de un matrimonio.
Esa inmisericorde crítica vikinga dirigida al orden conservador de la sociedad occidental, se encuentra bien plasmada en la letra de la canción que se titula justamente Familj (Familia):“ve a casa y siente cómo los viejos roles te asfixian. Mucho ha pasado, y no cambia nada”. Mientras que en Svart är himlen (negro es el cielo) la letra es casi en su totalidad esta frase: “negro es el cielo para la familia que ha montado su tienda de campaña, pensando en todo lo que amaban más que en la vida misma”. Es posible inferir que con estas palabras equiparan la edificación de urbes productivas cimentadas en la familia monógama, a un campamento familiar que debe ser retirado porque el ambiente en pleno cambio exige que la civilización comience a adoptar nuevos estilos de vida, y con la inclusión de arquetipos sonoros medievales a la producción de Tio Bitar, es decir, sonidos cultivados en la vida del campesino nórdico medieval sin cristianismo, y con una cultura no satanizada del incesto, el conjunto escandinavo logra redondear un mensaje sumamente contracultural y anticapitalista, casi censurable, si no tuviera también esa elegante sutileza del arte.
El rock progresivo de Dungen habla en pro de la vida agro-dependiente, de la (re)espiritualización de la naturaleza y los ancestros (cosa en extremo neopagana), y de la desaparición de la familia monógama junto con el orden social que la circunda, algo un tanto utópico, pero congruente con la heredada ideología hippie del rock psicodélico que desde sus primeras grabaciones han influenciado a los oriundos de Estocolmo. Dicha visión del mundo, es también congruente con la organización social de las culturas tribales que habitaron lo que hoy llamamos Noruega, Dinamarca, Finlandia, y Suecia.
Las disertaciones instrumentales de estos pioneros psicodélicos, trasladan al escucha a un auténtico amanecer campestre, embellecido por la quietud de una fauna diversa y retozante, plena de animales en libertad, viviendo de lo que producen, en medio de una granja sin amo ni esclavo. Es completamente opcional relacionarlo con el marxismo, pero no deja de ser posible por su feroz crítica al capitalismo.
La atmósfera creada en Tio Bitar, es digna de un saltarín baile pagano en círculo, con todos tomados de las manos, ebrios de vida, como entre hobbits de La comarca, celebrando que la guerra que erigió el capitalismo en su búsqueda por el poder absoluto sobre todas las razas, ha llegado a su fin, y que las ornamentadas estructuras de hierro, junto con los monstruosos esclavos que las instalaron en donde antes había naturaleza, ya no existen, y una vez más, todos somos una gran familia. La progresión de sonidos in crescendo, es una forma de representar el ascenso triunfal de costumbres nórdicas de la antigüedad sobre aquellas que consideran obsoletas y ajenas desde su primer contacto en el siglo I.
El mensaje contracultural de la banda está incluso en su nombre, ya que la palabra “Dungen”, traducida al español, significa literalmente, “El abono”. ¿Cuál es el motivo de este peculiar nombre?
En el año 9 d.C., hubo un contacto con occidente más antiguo que el producido por el arribo de Ascario a Escandinavia, pero en ese punto no hubo una llegada del cristianismo, ocurrió cuando tres legiones de romanos dirigidos por Publio Quintillo Varo, intentaron conquistar territorio nórdico, y a pesar de que los cerca de 18 mil romanos perdieron la batalla en la llamada Derrota de Teutoburgo, existió un intercambio cultural importante, en el cual, tribus nórdicas aprendieron algunas técnicas de cultivo de los invasores que terminaron siendo integrados a su comunidad. Cuando el clima invernal empeoró al punto de no poder sacar a sus animales porque morirían por las bajas temperaturas, los habitantes de la antigua escandinavia comenzaron a recolectar el excremento de su ganado y lo utilizaron para fertilizar la tierra, el abono. Un truco de los romanos que les ayudó a generar comunidades agro-dependientes por la aceleración que hubo en el desarrollo de su agricultura. Insertar en su proyecto musical el mensaje de poner en práctica el cultivo de alimentos para autoconsumo, es parte de la crítica que elaboran los miembros de Dungen al estilo de vida consumista de la vida moderna.
Comenzando desde lo
más recóndito del underground, Dungen conquistó
la cima del gusto de una audiencia exigente y difícil de sorprender, su música
desembocó en una invasión vikinga de rock psicodélico que abarcó toda Europa, y
que formó olas inmensas de nuevos talentos, que inspirados en el trabajo de
este conjunto, buscaron emular diferentes aristas de sus sonidos, pero sobre
todo, buscaron (re)insertar en el contexto de la actualidad tanto la ideología hippie, como sus prácticas y costumbres
no basadas en el capitalismo. El rock psicodélico es una protesta en contra de
los convencionalismos de la sociedad represora, cuyo revival es testimonio de la inmensa cantidad de personas alrededor
del mundo que actualmente se identifican con el mensaje del movimiento liberal
de los sesentas, y quizás también con el contexto represor de aquel entonces.
La rebelde voz del rock and roll siempre tendrá algo que decir sin importar
dónde se escuche, ni de dónde provenga.