Rosa Venus: pequeñas miradas para grandes vacíos

El quinto álbum de Fobia que representó su regreso a los escenarios hace referencia a la popular marca de jabones chiquitos, populares en los moteles.

Las reseñas innecesarias | Por Juan Jesús Jiménez 


Imaginemos por un instante que estamos incrustados en un cuento de José Emilio Pacheco. Es sábado por la tarde, tras una semana abrumadora de experiencias pandémicas, descansamos bajo el techo de nuestra habitación preparándonos para dormir; sea porque nuestra ansiedad nos grita al oído o porque padecemos un episodio de insomnio, nos quedamos despiertos en el silencio, pensando en mucho de lo que no hicimos antes. Si este tipo de arrepentimientos y cuestionamientos misceláneos tuvieran un soundtrack, estoy seguro que para muchas de las personas nacidas entre 1980 y el 2000 en México, al menos una canción de Fobia estaría ahí.

Rosa Venus de Fobia es un disco que refleja mucho de lo que podríamos pensar en estos episodios de insomnio. Lanzado en abril de 2005 por Sony BMG y producido por Gordon Raphael, productor de otras bandas de rock como The Strokes y Sol Flamingo -de los cuales prometo reseñar algo de su trabajo-, fue el  regreso de la banda tras su breve separación en 1997. Siendo su quinto disco, podemos notar letras mucho más profundas e incluso, acordes y tónicas mucho más claras que en sus primeros trabajos discográficos como en Mundo Feliz de 1993, donde las canciones eran más irreverentes e inconexas.

Dentro de las primeras canciones que abren el disco; Rosa Venus, 200 sábados y No eres yo, podemos encontrar una carta general del qué podremos encontrar en el resto del álbum, teniendo pocas variaciones de ritmos o temáticas entre cada canción, pero aunque pueda sonar cansado, es esta peculiar continuidad involuntaria la que llena de interés a la persona que escuche el disco. La razón parece ser que la mayoría del disco fue compuesto por Francisco Huidobro, y podemos notar esa parte expresiva y tan característica que en otras ocasiones nos habían presentado canciones como Más caliente que el sol, parte del soundtrack de Matando cabos en 2004.

Guitarras eléctricas, golpes constantes a la caja de la batería, sintetizadores como línea melódica base y rasgueos rápidos con el bajo forman parte de la composición general, dando una primera impresión de ser un álbum de rock, jugando a veces con ritmos del pop entre los puentes de estrofa a estrofa.

Rosa Venus es uno de los trabajos más reconocidos de la banda y uno al que le tengo un especial afecto, pues canciones como Muy maniaco de mi parte, o incluso Hoy tengo miedo, pueden adaptarse a mucho de lo que como adolescentes -quizás hasta adultos- vivimos de forma cotidiana, lo que hace que cuando uno se detiene a escuchar las letras, pueda identificarse y hasta sentir nostalgia de algo que nunca nos pasó -efecto parecido a leer un cuento de Pacheco-. Sin duda, un álbum de pequeñas miradas para grandes vacíos cuando no podemos dormir.

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