Letrinas: Arrebol

¿A qué velocidad se mueven las nubes? esta no dejó ningún filamento suelto. | Una colaboración de Amaranta Castro.


ARREBOL

Por Amaranta Castro

I.

Ella se despierta con un dolor fantasma dentro de la cavidad. Se mira con un espejo, ahí está el espacio vacío que dejó la raíz torcida de su muela. Cuando pasa su lengua dentro de su boca, se pregunta en dónde habrá quedado ese pedazo semejante a un hueso, quizá dentro de algún contenedor sin líquido o en el basurero. Será el premio de otro y ya no mío.

Cuando era niña, sus dientes de leche los conservó dentro de una caja de cerillos. A veces, los formaba en una hilera, juntos semejaban la forma de una nube. Los examinaba con sus pequeños dedos. Dentro de ellos sólo quedaba un hueco con sangre seca.


II.

Hace más de un mes que va cada viernes al odontólogo. Prefiere llamarlo así y no dentista. Nombrarlo de esa forma le da una sensación de seguridad engañosa, como cuando en vez de médico, dice cirujano o anestesista.

Ella llega a la cita. Se recuesta en la silla. Espera. Luego el olor de los guantes de látex le llega a la nariz, observa las microgotas de saliva, las ve saltar en sus mejillas. Le lavan la cavidad y le pican las otras muelas con algo parecido a un ganchito.

 

III.

A la altura de sus ojos, hay una ventana con diversas manchas a las que les encuentra la forma de insectos aplastados. Se centra en la que parece una mosca: las antenas, los ojos, las alas. Detrás del insecto, aparece una espesa nube deforme.

Y ya se sabe, las nubes deformes son de por sí extrañas. Las nubes tienen una conformación bien definida y sus siluetas reales aparecen unos segundos después de observarlas.

Pero la nube sigue sin tener un contorno definido. Mientras escucha el sonido de algo parecido a una turbina pequeña que entra en su boca, observa que la nube empieza a desplazarse hacia la izquierda en un movimiento pausado y blanco. Parece que la nube quiere ver dentro de su boca, que los miles de cristales de agua quieren asomarse hasta la campanilla de su garganta y tocarla. Ella deja la boca bien abierta.

 

IV.

¿A qué velocidad se mueven las nubes? esta no dejó ningún filamento suelto.

 

V.

Cuando la nube esta por desaparecer de su vista, cierra los ojos. La lengua, la saliva, el sabor amargo de algo en su garganta. Ella abre los ojos y le sorprende que la nube vuelva. ¿Cómo que vuelve? Ahora avanza hacia la derecha, lo hace con armonía apresurada. Una última mirada Martina, dice la nube. Dentro de Martina, una nube roja asciende desde dentro de su boca, la sangre roja se desvanece, se mueve lenta hacia su cuello.

© Copyright | Revista Sputnik de Arte y Cultura | México, 2022.
Sputnik Medios