“Cartel Land” y dos de la Muestra: Porque NO todo es “El Chapo”

Cinetiketas al 3x1 | Reseñamos "Tierra de cárteles", "Hermosa Juventud" y la controversial "Moebius".

Cinetiketas | Por Jaime López Blanco |

Recientemente, se ha estrenado en nuestro país un documental que ha generado cierta polémica por el tópico que aborda y por las interrogantes que conforman su premisa; dicha obra se denomina “Tierra de cárteles” o “Cartel Land”, por su título original en inglés. Dirigida y cofotografiada hábilmente por el estadounidense Matthew Heineman, la cinta narra el seguimiento a dos justicieros, uno originario de los Estados Unidos, quien pretende combatir el paso de drogas en la frontera con México y otro mexicano, el Dr. José Manuel Mireles, quien encabezó, en Michoacán, las llamadas autodefensas, las cuales se originaron para combatir al crimen organizado que azota dicha región de nuestra nación.

Un dato curioso es que el documental en cuestión es producido de manera ejecutiva por Kathryn Bigelow, la directora ganadora del premio Oscar por el filme “The hurt locker”. Parece que fue atraída por una producción realizada con muchísimo vigor narrativo, destacándose la “cojonuda” y virtuosa fotografía, la cual tanto presenta en contraluces lo bueno y lo malo del ser humano como sacude su lente con intensas persecuciones en operativos antinarco, durante los cuales la cámara se mueve al unísono de la hostilidad imperante en la contemporánea cotidianidad michoacana.

“Cartel land” es una obra poderosa que vale la pena descubrir porque va más allá de la visión simplista que nos otorgan los medios noticiosos comerciales; porque penetra por los poros del espectador, al exhibir una miserable realidad de diversas mujeres que gritan y lloran de rabia por la pérdida de sus seres queridos o por la violencia a la que han sobrevivido; porque muestra, sin tapujos, los momentos de luz y de sombra que caracterizan a sus personajes centrales; porque es una obra imperfecta, sin pretensiones perfeccionistas, que nos quita el aliento en varias de sus secuencias; porque contribuye a desarrollar una mejor memoria y sensibilidad respecto a los eventos que están lastimando a la sociedad de la que somos parte y; porque la indignación que provoca no se queda sólo en ello, ya que también convoca a la reflexión vía la desesperanza que documenta.

¿Enaltece o desprestigia las figuras de Mireles, narcos, anarquistas rangers improvisados y racistas y de las polícias comunitarias? La respuesta dependerá de la ideología de cada miembro de la audiencia, aunque más bien prevalece el intento del director por mantenerse objetivo o neutral ante lo que filma, presentando los aciertos y errores tanto de Mireles como de varias de las demás personas involucradas en el relato en cuestión. Lo que debe rescatarse y aplaudirse al film en concreto es el recordarnos la espiral de violencia y los “focos rojos” en los cuales nuestra sociedad se encuentra inmersa, síntoma de una enferma injusticia sistémica. No es para todos los gustos, pero sí es urgente para rescatar la memoria audiovisual informativa.


Una no tan hermosa juventud y una no tan hermosa castración


Dentro de la selección de la 58a Muestra Internacional de Cine en México, el cinéfilo puede toparse con una ficción cargada con un evidente tono documental, originaria de España, pero también con una preponderante producción francesa. “Hermosa juventud” es la radiografía que hace el director Jaime Rosales acerca de la juventud de su nación, ensimismada en el ocio virtual, el vacío existencial y condenada a la degradación económica y moral. Su argumento gira en torno a un par de jóvenes, que se ven forzados a estar juntos por el embarazo de uno de ellos. Esto da pie para presentar un filme que versa sobre los ninis, la decadencia individual y la crisis europea. Lo más sobresaliente es la fresca y natural actuación de su protagonista femenina, Ingrid García Jonsson, sumado a un lenguaje muy ad hoc al tema del cual se está hablando.

Por otro lado, dicha Muestra Internacional también nos proporciona la oportunidad de conocer una propuesta arriesgada, proveniente del oriente, para ser más precisos, de Corea del Sur, titulada “Moebius”, la cual es dirigida por el director de culto, Kim Ki-duk. ¿Una alegoría perversa del “complejo de Edipo”? ¿Una metáfora  pesadillesca  y retorcida de los deseos sexuales más reprimidos de los seres humanos? ¿Una tragedia surcoreana que lleva al extremo uno de los miedos más recónditos de la biología y orgullo masculinos?  Quizás todo eso junto o quizás nada de ello. Quizás sólo se trata de un intento del director por impactar, de cualquier forma, a la audiencia. Lo que no se puede negar es que entretiene y mucho. 



El inicio es de lo más prometedor, lo más llamativo de su argumento, el cual por desgracia, poco a poco, se va desvaneciendo, debido a escenas reiterativas y de humor involuntario que demeritan una historia que “pintaba” para mucho más. Tibia pero endemoniadamente ingeniosa y con una premisa algo original.
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