Letrinas: En el espejo de los no muertos | C/S

Nacimos de igual forma, en un mundo a punto de colapsar.

Los blancos pensamientos de las luces | Por Gabriela Jackman Bolaños |



“En el espejo de los no muertos” 




Es una noche agitada y sombría en donde las almas caminan, y los espíritus claman su libertad. 

Noche envuelta en misterio, dibujado en los muros que se esfuman a través de los siglos. 

El silencio, la fantasía, el amor eterno y todo ello separado por un talud. 

El día llegará, los mundos se apartarán, la vida y la muerte otra noche compartirán.





C/S 




Hemos estado juntos desde el momento de la concepción, compartimos el vientre de nuestra madre con dos hermanos más, sin embargo fuiste tú quien entrelazó mi mano con la tuya. 

Nacimos de igual forma, en un mundo a punto de colapsar; quizá no tengamos semejante el color de cabello, pero físicamente somos dos gotas de agua. 

Desde niño has tenido esos ojos dulces que ponen a cualquiera de rodillas, una sonrisa tan sincera y no olvidemos esas gafas de armazón negro donde al ponértelas pareces otra persona. 

Crecimos en el seno de una familia numerosa en la granja del abuelo, alejados de los secretos escondidos en el sótano hasta que tuviésemos edad para sernos rebelados y comprenderlos. 

Recuerdo los viajes en el autobús, el armario del conserje donde solíamos escondernos de un mundo tan ruidoso, observable, diferente. Ese día mirando a través de una ventana de la cocina como descolgabas una cobija rojo carmesí y la amarrabas a tu cuello queriendo volar. 

Extraño ver por el telescopio las estrellas desde el segundo piso del granero y ahí nos preguntábamos si existía vida en otros planetas, tu cara al espiar a la vecina la cual siempre te rompió el corazón, los bailes de graduación, etc. 

Admiro tu nobleza, ese corazón compasivo y justo que das sin ninguna reviviscencia, pese al descontento general hacia ti; en ocasiones das demasiado aun cuando no lo necesitan o merecen. 

Estando bien o mal, agua y mar, somos los dos. Antes de parpadear, contigo voy a estar, antes que nadie estoy unida a ti. Pero al llegar el día de la perdición, aquél en el que moriste, llevé tu cuerpo al bastión para devolverte la vida una vez más y así pudieses devolver la esperanza al mundo entero.
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