Edipo rey: archienemigo de Peter Parker

Todos los enemigos de Spiderman de algún modo lo enfrentan a su propias limitaciones, y por lo tanto, lo encaran a su complejo de Edipo.

Por Jorge Augusto Pérez Peña


Andrew Garfield, quien interpreta a Spiderman y a su alter ego Peter Parker en la versión cinematográfica de Marc Webb, presionó a productores de Marvel Studios para darle visibilidad a una versión Queer del arácnido. En entrevista para el Daily Mail, las palabras del actor británico fueron “Spiderman definitivamente es neurótico y bisexual”. Durante la filmación de The Amazing Spiderman, comentaba para el equipo entre broma y no, cosas como: “¿Qué tal si Mary Jane esta vez es un chico?” y “¿Por qué Spiderman no se podría enamorar de un chico?”. Se rumora que su insistencia fue parte de lo que le puso fin a la segunda saga.

Decir que Peter Parker es neurótico es acertado, pero no va al fondo del asunto, habría que preguntarse por qué lo es. La neurosis, de acuerdo con los escritos de Sigmund Freud, quien acuña el término, es una afección en el sistema nervioso originada por lo que él denomina represión, tanto de impulsos libidinales como de las ideas que los acompañan. Freud encendió la alerta roja de la moral de su época cuando escribió que el hombre desea sexualmente a su madre, y que es consciente de que para lograr tal objetivo es necesario el parricidio, como le ocurre accidentalmente al protagonista de la tragedia escrita por Sófocles, Edipo rey.

Al no poder satisfacer el deseo sexual dirigido a la madre, ni la intención homicida hacia el padre (a menos que se trate de un auténtico psicópata), los destinos libidinales se desplazan a otros objetivos que cumplen una función sustitutiva, esto es la sublimación. Surge entonces una patología de lo más común: la heterosexualidad, basada en imitar sociosimbólicamente al padre bajo la premisa de que una vez adquiridas cualidades consideradas propias del género masculino llega una subsecuente posesión sexual del cuerpo de una mujer, muchas veces idéntica a la madre del individuo. El complejo de Edipo, y también de Spidey.

Peter Parker no conoce a sus padres, porque ellos fallecieron en algunas versiones de la historia, mientras que en otras versiones no los conoce porque son agentes secretos de los que no se sabe realmente si están muertos o si continúan en operación. En todo caso sus figuras paterna y materna son el tío Ben y la tía May. Esto hay que tenerlo presente. Si nos remitimos a la trilogía fílmica que dirigió Sam Raimi, estelarizada por quien es considerado el mejor Peter Parker que se ha visto en la pantalla grande, Tobey Maguire, obtenemos resultados que ejemplifican claramente por qué nuestro amigable vecino tiene un fuerte complejo de Edipo.

Cuando vemos que Flash Thompson se lleva a Mary Jane en un convertible que le regalaron por su cumpleaños, vemos también que lo primero que hace Peter Parker es llegar a la conclusión de que necesita un auto para tener la atención de la pelirroja de sus sueños. Peter pasa entonces por una castración simbólica, el símbolo fálico del que se siente privado, un automóvil, deberá adquirirlo con dinero, otro símbolo fálico equivalente a las heces, en el sentido de que es una recompensa generada con un esfuerzo físico.


Nuestro querido lanzarredes incluso busca ese dinero por medio de enfrentar a un luchador que es descrito en el cuadrilátero como un “saco de testosterona”. ¿Qué ocurre aquí? Peter encuentra en MJ un sustituto materno al que puede acceder sexualmente, pero al mismo tiempo en Flash Thompson y en un luchador ve un obstáculo para su intención y se propone superarlos en una especie de parricidio sublimatorio.

Spiderman, o hasta ese momento “La araña humana”, es un personaje creado por Peter que cumple exactamente la misma función del Ideal del Yo en Lacan, quien es considerado el más prodigioso sucesor de la teoría freudiana. Dicha función es proyectar una versión mejorada del Yo a la cual se aspira llegar a ser. En otras palabras, lo que Tyler Durden representó para el blandengue que lo inventó en El club de la pelea, lo es Spiderman para el adolescente inseguro que lo creó encerrado en su habitación. Peter Parker considera que por sí mismo no es apto ni elegible sexualmente, así que busca obtener cualidades sociosimbólicas propias de lo considerado masculino por medio de ser Spiderman: fuerza física, agilidad, astucia, valentía y, en suma, poder.

Todos los enemigos de Spiderman de algún modo lo enfrentan a su propias limitaciones, y por lo tanto, lo encaran a su complejo de Edipo. En la versión fílmica estelarizada por Andrew Garfield, el padre de Gwen Stacy es el principal enemigo, y esto no puede ser casualidad, puesto que de nuevo hay un parricidio simbólico previo a la consecución de una mujer. El trepamuros que interpreta Tom Holland tiene como mentor a Tony Stark, un sustituto paterno del cual simbólicamente toma el lugar después de que él muere al final de Endgame. Como Edipo tomando la corona del rey, Peter Parker toma la armadura del hombre de hierro.

La muerte del tío Ben es algo de lo que Peter Parker se siente culpable, y es que de hecho pudo haberla evitado; pero Freud señalaría que esa culpa tiene que ver con un secreto deseo de que eso ocurriera. Una vez muerto el tío Ben, ahora Peter Parker es el responsable de cuidar a su tía May, un rol social considerado paternal en la sociedad contemporánea. Los hombres neuróticos, señala el Doctor de Viena en su Etiología de las neurosis, siempre tienen lo que él llama “La fantasía del héroe”. Elaboran escenarios mentales en los cuales vencen a hombres que buscan dañar a la mujer de la que están enamorados, su fantasía es ser el héroe de estas “doncellas en peligro”. Esto es edípico, vencer a un hombre para obtener a una mujer.

Antes del icónico beso de cabeza que le da Spiderman a Mary Jane en la película de 2002, la protege de un grupo de hombres que se disponen a violarla. Incluso es significativo que en este beso Spidey haya estado de cabeza, porque representa que ese héroe invencible, es el anverso del debilucho y perdedor Peter. Definitivamente neurótico.

¿Quién es el héroe, Spiderman, o Peter Parker? Que nuestro héroe divida su personalidad en dos responde a la crisis de identidad por la que pasa toda persona homosexual. Incluso la divide en tres cuando tomamos en cuenta el punto en el cual el simbionte se apodera de él; de ese modo, completa el esquema freudiano, Yo (Peter Parker), Súper Yo (Spiderman) y Ello (Simbionte).

Cuando el color negro se convierte en la armadura de Spidey, éste se vuelve más deshinibido, desafiante, incluso más fuerte, y más agresivo y violento en sus combates. Se vuelve lo contrario al neurótico, es decir, un perverso narcisista.

Claro que artísticamente es hermosa, incluso emotiva, la alegoría de un hombre que supera su propia oscuridad, sus inseguridades y su violencia. La batalla más difícil de Peter Parker es una cruzada espiritual. Lo vemos enfrentar y derrotar a la envidia que siente por su amigo Harry Osborn, representada en el Duende Verde, ¿no en inglés para decir coloquialmente “estás celoso”, se dice “You are green”? La envidia probablemente sea mutua, porque Harry tiene cosas de las que carece Peter y viceversa. En un punto su rivalidad-amistad se encamina a Mary Jane, objetualizada por ambos al verla como una mujer trofeo.

Peter vence a la narcisista autocomplacencia de ser un hombre admirado, representada en el Doctor Octopus, que hubiera preferido tener al amor de su vida, antes que toda la fama, inteligencia y riqueza del mundo. Tiene que luchar contra su incapacidad para perdonarse por la muerte de su tío, contra la frustración por la que pasan sus aspiraciones capitalistas de ser un gran fotorreportero, y contra su peor enemigo, la prepotencia de quien hace hasta lo criminal por conseguir lo que desea, representada en Venom. Peter Parker embona con la descripción del sujeto neurótico, lo bisexual está en el hecho de que se enamora de Harry Osborn. Erich Fromm dice en El arte de amar, que el primer enamoramiento de toda persona es de hecho con su mejor amigx. Que Peter sienta celos de Harry cuando éste empieza a salir con Mary Jane solo puede venir de que el arácnido llegó a la conclusión de que su amigo es elegible sexualmente.

En la batalla final de la tercera película que dirigió Sam Raimi, Peter Parker se sobrepone a su ello, el veneno de su ser; a los celos y a la envidia que sentía por su amigo; vence al arenero, el verdadero culpable de la muerte de su tío, y lo hace sin la máscara puesta, porque ya no necesita a su Yo ideal, ha comprendido que son el mismo, su crisis de identidad llega a su fin, deja las identificaciones fallidas y se asume como único autor de todo lo que ha ocurrido en su vida. Su rabia, sus inseguridades, su envidia, sus miedos y todos esos vicios en el espíritu de Spidey, se desvanecen en el viento igual que el arenero, no lo olvidemos, solo tras decir las palabras mágicas: “Te perdono”. Edipo ha muerto, y de cara a nuestro héroe hay un brillante amanecer.

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