Realmente la nueva versión de “West Side Story”, ¿fue un rotundo fracaso?

Hablar de “West Side Story” no es cualquier cosa. La idea de este musical fue concebida en 1947, aunque sus raíces datan del Siglo XVI.


Call me old fashioned... please! | Por Mónica Castro Lara |


A mi querido tío Raúl que, sospecho,
le hubiera encantado esta nueva versión de “West Side Story”.
“¡Qué bárbaros!”, hubiera dicho.

Tengo que hacerles una confesión bastante ñoña: me emociona (y mucho) que mi segunda colaboración del año en Sputnik sea de otra película musical del 2021 porque como sabrán, hace un mes escribí acerca de “Tick,Tick… Boom!” y, como a inicios de mes estrenaron “West Side Story” en Disney+, ¿de qué otra cosa podría hablar esta fanática de los musicales? Además, estamos a tan solo días de los famosos premios de la estatuilla dorada y, por si no lo sabían, esta nueva versión de “West Side Story” recibió unas muy merecidas 7 nominaciones y acá la ñoña que teclea estas líneas, quisiera que ganara la mayoría (obvio no será así). Aunque hablando de manera un poco más objetiva, mucha gente -incluyéndome- nos preguntamos si realmente era necesaria otra versión de este clásico de Broadway en esta oleada cinematográfica actual de remakes y marketing de nostalgia y encima, me genera mucho ruido el por qué tantos medios y en general la audiencia, opinan que fue todo un fracaso. En lo que cada uno se responde a estas preguntas, iré contándoles un poquitín acerca de varios aspectos de la película que creo, valen la pena retomar y tomar una decisión mucho más informada.



Un clásico de clásicos.

Hablar de “West Side Story” no es cualquier cosa. La idea de este musical fue concebida en 1947, aunque sus raíces datan del Siglo XVI, cuando un tal William Shakespeare escribió una pequeña obra llamada “Romeo y Julieta”. Cuando el coreógrafo Jerome Robbins nota ciertos paralelismos entre dicho clásico shakespiriano y la época actual, se reúne con el compositor Leonard Bernstein y con el dramaturgo Arthur Laurents para generar ideas para un nuevo musical. En un principio, la historia giraría entorno a irlandeses católicos vs judíos en tiempos de Pascua, pero a ninguno le latía demasiado la idea y la desecharon. Hasta que un día, leyendo noticias en el periódico acerca de peleas chicanas callejeras, les surgió la idea de musicalizar/escribir/coreografear un encontronazo entre dos bandas juveniles en los años cincuenta: los Jets (provenientes de Europa) y los Sharks (de origen puertorriqueño) atravesados por una trágica historia de amor. Luego de diez años y con el trabajo de un muy joven y talentosísimo letrista llamado Steven Sondheim, “West Side Story” hace su debut en Broadway generando un éxito instantáneo no solo por la temática social que evidenciaba un racismo sistemático estadounidense, sino también por sus increíbles coreografías y sus inolvidables canciones (porque sí, seguramente TODOS hemos escuchado alguna y si no, que mal por ustedes eh…). Luego del éxito en Broadway, el mismo Robbins la lleva a la gran pantalla en 1961, codirigiéndola con Robert Wise, convirtiéndola en una de las películas más taquilleras de la época, recibiendo diez Premios Oscar y sentando unas bases sólidas para la futura adaptación de musicales al cine. Lo que automáticamente, me lleva al siguiente punto.



La dirección.  

Por allá del 2017/2018, fue un shock para la comunidad hollywoodense que el legendario director Steven Spielberg (sí, “Jaws”, “Jurassic Park”, “Saving Private Ryan”, etc.) quisiera filmar una nueva versión de “West Side Story”: “[…] he dirigido películas bélicas, de acción, ciencia ficción, drama… solo me falta hacer un musical”. Tras un sinfín de negociaciones, le dan luz verde al proyecto gracias a la nueva visión que tiene Steven para contar la historia y a que, además, el director tiene sumamente presente su amor por el musical, al remontarlo a su infancia en Arizona. A inicios de los años sesenta, el soundtrack de “West Side Story” era un álbum obligado en los hogares estadounidenses y en muchas otras partes del mundo (mi mamá me cuenta que al parecer lo tenían también cuando ella era niña; tal vez ande por ahí escondido en casa de mis abuelos). Y es que la música de Bernstein es simplemente bella y legendaria.

Desde los inicios de preproducción, comenzábamos a escuchar grandes y pesados nombres que formarían parte de esta nueva adaptación, como el del escritor Tony Krushner, el director de fotografía Zygmund Janusz, el coreógrafo Justin Peck, el diseñador de producción Adam Stockhausen, y nada más y nada menos que el director venezolano Gustavo Dudamel, quien junto a la orquesta filarmónica de Nueva York y de Los Ángeles, estarían a cargo de revivir la épica banda sonora. Es decir, un ejército de gente talentosísima que, bajo la tutela de Spielberg, trabajarían arduamente durante dos o tres años, basándose siempre en el espectáculo de Broadway y NO en la película. Esto es importante resaltar porque, si bien notamos ciertas similitudes e inspiraciones entre una película y otra (sobre todo en el lenguaje cinematográfico), me parece que la intención actoral (por órdenes de Steven quiero suponer) es sumamente teatral, por lo que creo que hay mucha gente que no conecta con ello. Intentan contar la historia bajo un contexto sumamente real y hay detalles y decisiones actorales que no coinciden y hasta dan un poquitín de cringe. Lo que sí creo es que hay un esfuerzo bastante claro en hacer que la danza sea quien cuente la historia, tal y como lo concibió Robbins en Broadway hace sesenta y cinco años. Además, déjenme decirles que la fotografía y los movimientos de cámara son BESTIALES, realmente IM-PRE-SIO-NAN-TES y se notan todos y cada uno de los años de experiencia de un director de la talla de Spielberg, que además a sus 75 años, quiso innovar en todo momento para que nosotros tuviéramos una experiencia y una conexión mucho más cercana con la historia; no exagero cuando digo que todo ese amor y esa pasión que siente Spielberg por “West Side Story” conmueve, sorprende y contagia; se le nota una emoción tremenda en todos los videos y fotografías de detrás de cámaras, como un chamaquito haciendo su sueño hecho realidad. Y, desde un inicio, todo el equipo de producción sintió y manifestó la enorme responsabilidad que tenían para hacer de esta nueva versión, una más inclusiva y fiel a la historia.



El elenco.

Desde un inicio, el equipo de “West Side Story” encabezado por Steven Spielberg, decidió que quienes protagonizarían esta nueva versión por el lado de los puertorriqueños Sharks, serían actrices, actores, bailarinas y bailarines latinxs y así dejar a un lado las peripecias tan desafortunadas de la versión del 61: recordemos que el papel de Bernardo lo interpretó George Chakiris de origen griego a quien tenían que pintarle la cara para que luciera puertorriqueño (a él y a todo el elenco, incluida mi adorada y reina boricua Rita Moreno); a María la interpretó la muy californiana Natalie Wood quien hablaba terriblemente español; estigmas latinos absurdos por doquier y así on and on… así que me parece que fue un buen esfuerzo el hacer un casting más acorde esta vez y dar lugar a quien lugar merece. Aunque, si consultamos con nuestros hermanos puertorriqueños, seguramente la deuda histórica no está del todo saldada ya que esta vez el papel de María lo interpretó la estadounidense con ascendencia colombiana Rachel Zegler, y Bernardo es interpretado por el canadiense-cubano, David Álvarez (mi nuevo crush, por cierto). Así que supongo que, por más ‘esfuerzos’, las cosas nunca se harán 100% bien y pone sobre la mesa muchos debates acerca de hacer lo verdaderamente correcto vs lo políticamente correcto.

En sí el ensamble actoral y artístico es excelente (tú no Ansel Elgort). Cada uno aporta cosas interesantes e innovadoras a sus personajes, en lugar de hacer un copy paste de las versiones anteriores. Ariana DeBose, en el papel de Anita, es la revelación de la película y ha estado arrasando con todos los premios a los que ha estado nominada (seguro es el único Oscar que se llevará “West Side Story”), y aunque mi querida Ari ya tenga años de arduo trabajo en Broadway (estuvo en “Hamilton”, con eso les digo todo), es muy reconfortante ser testigos del constante reconocimiento a su talento triple threat actualmente. La desconocida Rachel Zegler, quien obtuvo el papel de María con tan solo 17 años y sin haber salido si quiera de la preparatoria, también hace un excelente performance (excepto la escena final que me parece súper mal lograda y bastante desafortunada); tiene una voz asombrosa y un carisma natural y fresco que se agradece. David Álvarez, que ganó un Tony a sus tiernos 13 años por el musical “Billy Elliot”, hace un extraordinario papel como Bernardo, con toda esa fuerza y coraje, y no me explico por qué no estuvo ni está nominado a nada porque actúa re bien, canta re bien y baila re bien. Tenemos también al veterano de Broadway Mike Faist, quien interpreta a Riff y no sé cómo hace para que lo ames y odies al mismo tiempo y, por último, mi adorada Rita Moreno que a sus 90 años está más espectacular que nunca. Recordemos que ella interpretó a Anita en 1961 y es increíble que haya formado parte también de esta nueva versión, no solo como actriz, sino como productora ejecutiva. Su rendition de “Somewhere” es tierna y fabulosa. Del Ansel Elgort ese, lo único que voy a decir (porque no se merece siquiera ser mencionado en mi artículo) es que es un tronco y que, el tarado sí canta bien.



He leído por ahí que, para que realmente esta nueva versión de “West Side Story” fuera considerada un éxito, tendría que recaudar unos 300 millones de dólares al tener una inversión de 100 millones. La recaudación fue de solo 75, lo que instantáneamente la hace un fracaso de taquilla. Originalmente estaba previsto que se estrenara en diciembre de 2020 pero, algo llamado COVID-19 se interpuso en el camino y decidieron recorrer el estreno hasta diciembre de 2021, cuando en nuestro imaginario ignorante e inocente, las cosas supuestamente ya deberían estar más tranquilas entorno a la pandemia. Pero, nadie contaba con esas latosas y múltiples variantes del virus y el pasado diciembre, no me van a negar que OMICRON estaba al tope. Ese fue un factor que sin duda impactó la taquilla, aunado a que muchas de las personas que son muy fans del musical (tanto de Broadway como de la película), son en su mayoría gente mayor que definitiva, no iba a arriesgarse a asistir a una sala de cine. Pero, creo que además de todo esto, hay otro factor que influyó en esos números rojos de la película y en las críticas muy, MUY variadas de la audiencia: la historia. Si bien los temas de desigualdad, territorialidad y racismo siguen muy vigentes (y más en una nación como la de los gringos), la historia entre Tony y María es brutalmente incómoda e inverosímil. No sé qué tanto ya es viable y creíble esta narrativa del amor a primera vista, ya sea en un baile en un gimnasio o en un auto a punto de iniciar un viaje (WHAAAAT!), no sé ustedes, pero ya no va. Muchos pensamos que tal vez harían cambios sustanciales en la historia o al menos, profundizar más la historia de este par, pero ¡NO FUE ASÍ! Y entonces conflictúa muchísimo la última parte de película y le quieres dar unas cachetadas guajoloteras a María y gritarle que es una reverenda imbécil. Por último, tal vez también sea el hecho muy tajante de querer ver nuevas historias en pantalla y por eso, inconscientemente, la audiencia hace un boicot a los remakes.

“West Side Story” es más que una simple historia de amor entre una mujer y un hombre opuestos; es también una historia de amor entre hermanos, amor a la patria, amor entre amigos, amor por el pasado… el amor en todas sus variantes, pues. Yo tengo que confesar que disfruté mucho la película y me da como penita ajena que, tras el inmenso esfuerzo de todos y cada uno de los que trabajaron en ella, sea considerada como un fracaso y sea muy poco reconocida en esta temporada de premiaciones en Hollywood. Así que díganme ustedes si pudieron contestarse alguna de las dos preguntas que lancé al inicio de este artículo. Creo que ni yo pude jajaja. Pero bueno, como siempre, no hay como que cada uno vea esta nueva versión y genere sus propias opiniones y discusiones así que, en cuanto puedan/quieran, ¡véanla!


¡Ay! Pero no solo vean el trailer, vean “America” que seguro les anima más y estarán tarareándola todo el día.

 

© Copyright | Revista Sputnik de Arte y Cultura | México, 2022.
Sputnik Medios