
Aunque tú no lo sepas: una charla con Charly Benavente

Iván García y Los Yonkis: componiendo la vida desde el underground poblano
Iván Gutiérrez | Foto: Gema Moreno |
Si uno deambula por el centro de Puebla y tiene la suerte de llegar a la cantina correcta, es probable que entre letras, callejones y mezcales se encuentre a Iván García, músico poblano que tras varios años de practicar el arte de crear canciones ha logrado perfeccionar la composición de relatos de folk, hermanando la poesía y la música en una decena de canciones que hablan de todo un poco: el amor, la muerte, los amigos, la ciudad, la música, el underground, la soledad. Prepárese un buen trago y adéntrese con nosotros por los recovecos de este gran compositor y su full band Los Yonkis.
¿Si tuvieras que tomarte un último trago, éste
sería de mezcal, whisky, ron, tequila o cerveza?
Difícil decisión… yo creo que me tomaría un vodka tonic.
Hacemos esta entrevista desde Baja California. Si
tuvieras que presentarte con la banda de por acá, ¿cómo lo harías? ¿Quién es
Iván García, qué hace, a qué se dedica?
Les diría que soy un cantautor con casi 15 años de trabajo. Me
identifico como un cantautor alternativo, en el sentido de que he ahondado en
muchos estilos del lado de la música alternativa, abarcando desde el rock
clásico hasta psychobilly, new-wave, post-punk. Tenemos tres discos con
grabaciones que se han concentrado más en el folk, que es el género que más me
gusta. Yo empecé haciendo rolas por Bob Dylan, ya después me entró lo más
oscuro.
¿Cómo empezaste en el arte de hacer canciones?
Tenía una guitarra… y aprendí a tocar con cancioneros. A pesar
de que estudié en el Conservatorio de Música de Puebla, cursé un año de
guitarra, y nunca lo aprobé. Es una escuela muy ortodoxa, dirigido a entender
la música académica, no hay nada de armonía moderna ni de composición. Estuve
ahí, aprendí a solfear, y la guitarra la aprendí a tocar con los cancioneros
que vendían en los puestos de periódicos. Entonces empecé a imitar armonías que
veía eran constantes en las canciones populares, y les empecé a poner letra.
También me adentré en la canción de autor, con Luis Eduardo
Aute o Serrat, pero nunca me encantó este lado de la trova, me caía muy gordo.
Entonces conocí al cantautor Carlos Arellano, de aquí de Puebla, nos hicimos
amigos por nuestro gusto común por Dylan, y empecé a experimentar más con este
tipo de letras que hablaran más de la cotidianidad, de la calle, sin caer en lo
urbano, que es más crónica. Más bien una cuestión intimista, inspirado por
músicos como Tom Waits, Leonard Cohen.
¿Cómo surgió la idea del álbum de X?
Es un disco que festeja los diez años de la banda, pero llegó
pandemia y se retrasó su lanzamiento. La idea nació porque amigos, colegas, me
decían “me hubiera gustado componer esta rola o grabar una versión”, y dije
bueno para el festejo vamos a hacer eso: que cada quien se aviente su versión. Es
una selección en su mayoría poblana, pero también hay otros amigos foráneos
como Gerardo Peña, Lázaro Cristóbal, Paulo Piña y otros más.
Me parece fantástico que hayan reunido a diferentes intérpretes y bandas y que cada uno logré ponerle su sello característico a cada canción. ¿Tenías en mente eso?
Creo que este álbum habla de la versatilidad que tienen mis canciones. Hay composiciones que muchas suceden en mi cabeza, y a la hora de materializarlas, no suenan como uno cree. Por eso es muy importante esta onda de la producción, que igual como artistas independientes muchas veces carecemos de recursos para lograrlo, tenemos que ingeniárnosla. En el caso de X, hay canciones que son más parecidas a lo que tenía en mi mente que lo que salió en algún momento, y otras que le dieron completamente la vuelta a la canción. Esa es la belleza de la canción, que puede ir para muchos lados.
Me parece que todas las grabaciones en ese álbum lograron ponerle ese toque de inspiración para querer cantar las canciones, ¿desde que escribiste estas rolas tenías ese efecto en mente, o fue algo que se dio, digamos, por sí solo?
Es parte de mi sello, mis canciones tienen una estructura
popular, muy pop. Hace poco toqué en Ciudad de México, y me fue a visitar un
querido amigo, Perasalolmo (Andy Mountains), y me dice “tú no haces rolas,
haces himnos”. Y no lo digo exaltándome, es algo que me han dicho mucho, porque
la gente los hace suyos, y hago coros para cantarse, que hace que los
conciertos sean tan lúdicos.
La melodía de 'Panteón' me parece genial, como que te adentra en esa sensación de melancolía desde los primeros segundos de la canción. La letra a su vez es increíble, tiene sus momentos de vida y muerte, ¿cómo y cuándo nace 'Panteón'?
Hasta hace unos años componía solo con resaca, me daba
una lucidez maravillosa, entre botellas, hambriento, sediento, ceniceros llenos.
Panteón nace de esas vivencias, habla de un estilo de vida hedonista y
destructivo.
La muerte es algo muy presente en tus canciones, me imagino por tu coincidencia con autores de literatura y filosofía existencial, ¿qué es lo que más te llama la atención de este tema?
Son los tópicos más comunes de la literatura. Toda la vida me
ha gustado leer, y nunca lo he hecho por lampareo, es un gusto que tengo, y en
la literatura esos son los tópicos que más he encontrado, el amor, la muerte… los
aspectos sociales, aunque ese lado siempre me ha fallado. Esto no quiere decir
que no tenga una postura política, pero siempre he pensado que es
complicadísimo escribir canciones sociales, muy complicado no caer en lo
panfletario.
A pesar de no meterte mucho en lo social, tienes esta canción de “La Resistencia”…
Es una canción inédita, nunca la he grabado, sólo existe en X.
Los compas de Rockercoatl, mitad tlaxcaltecas y mitad poblanos, tienen una
banda de metal en náhuatl. El acordeonista toca conmigo y cuando escuchó esta
canción me dijo, “oye, por qué no nos das esa rola…” y le dije va, claro, y
quedó en este disco.
Tengo otra social que se llama “En algún lugar del cielo”, en
el Sal Paraíso, dedicada a los desaparecidos. Pero sí me cuesta mucho, admiro a
gente que lo hace maravillosamente, como León Chávez Teixeiro, o por ahí Israel
Belafonte me parece que tiene rolas muy chingonas.
Hablemos de Ciudad Soledad, esta contradicción urbana, ¿para quién fue compuesta esta canción, para quién es esta invitación?
Para mí es un tema muy común hablar de mi ciudad, porque estoy
muy enamorado de ella. Entonces es una frase que digo mucho, porque mis amigos
se enamoran de su tranquilidad, su gastronomía, su clima, y siempre me dicen
“me gustaría vivir en Puebla”… y les digo “ven a vivir en Puebla”, es un cliché
mío, invitarlos.
Esta canción sale a media pandemia, salía a ver a una amiga, me
iba en mi moto cruzando la ciudad y era maravilloso, espeluznante y poético, no
había nadie en el centro… era hermoso, y se me ocurrió esa frase.
¿La frase “por el amor de mi parvada he terminado enjaulado” es ficción o no ficción?
Todos hemos tenido ese lado oscuro… pasaron varias veces por
diferentes situaciones, es parte de lo emocionante que es vivir, de romper las
reglas… Nunca me imagino haber sido una persona muy en el “statu quo”, siempre
fui un tipo raro, como dice la rola, me he metido y me sigo metiendo en
problemas, la vida contracultural.
¿Qué opinas del fenómeno contracultural en los tiempos posmodernos?
Es muy complejo, nos daría para un debate. Ahorita con todo este rollo del reguetón y los corridos tumbados, es complicado saber qué es la contracultura, porque si bien es cierto que estos géneros hablan de temas que eran tabú, como el sexo, la violencia, y que ellos los están sacando de donde estaban escondidos, también es verdad que es música de establishment.
Tú pasas por una construcción y los albañiles están oyendo a Peso Pluma, pero también los chavos fresas de Angelópolis lo escuchan, es la música que se oye en todos lados. Entonces no sé si eso sea contracultural, porque está establecido, está de moda, su nivel de masificación es devastador… pero en cuanto a temas puede que sí guiñen con lo contracultural. Es complicado, como te digo, un tema que hay que platicarlo con unos tragos.
¿Hubo un tema que fuera tu favorito de este álbum?
Hay varios, para mí todos tienen una aportación magnífica. Hay
unos que me llegan ahorita de rápido, diría que Panteón la versión de Sinuhé García,
me parece propositiva, porque habla de esa otra parte de la canción, porque la
rola habla de los excesos del lado festivo, cuando en realidad también hay una cruda
moral, que es como esa parte que versionó Sinuhé. La de Grito, en versión ska
de Los Marginados, me parece sensacional, está chido porque están dando la
canción a conocer. Obviamente todas las canciones me gustan, son mis hijos,
pocas mamás dicen que sus hijos son feos; en mi caso igual, todas las veo
hermosas.
¿Por qué la frase “si un día pretendes escribir, entre lobos tendrás que vivir”, en la canción de Ajedrez?
Creo poco en los escritores de escritorio, creo más en los escritores vivenciales. Alguna vez pensaba en un cuento de Vargas Llosa, “Los Cachorros”, que habla sobre la onda de los rebeldes sin causa, los 50s, y nunca se la creí.
Creo que es importante eso, que las canciones tengan óxido, víscera, por lo menos hacerle como Solá, que se iba a las cantinas a escuchar de qué hablaba la gente. De eso trata ese verso, de que hay que vivir para escribir.
¿Qué viene para Iván García?
Estoy pasando por una situación de análisis… ya tengo escrito todo
el próximo álbum, tengo ya los músicos… estoy en la parte de entender cómo lo
vamos a producir, de qué manera le vamos a dar ese sonido que traigo en la
cabeza. Es un disco complicado para estos nuevos estándares comerciales, pero
me parece que, como te digo, siempre me ha gustado ser propositivo en este lado
de hacer lo incorrecto: soy un necio y lo voy a publicar así como lo tengo en
la cabeza.
Estoy en esa parte, donde ya estoy dando últimas pinceladas, de
a diario lo toco, de a diario me gusta, es una lista muy larga donde tengo que
hacer la selección. Espero que ahora que vea a todos mis carnales en el Festival Resistencia, puedan ayudarme a elegir y a resolver un poco esto que
tengo en la cabeza. Creo que siempre, siempre hay que ayudarnos con los amigos,
sobre todo gente con la que te sientes identificado musicalmente.
Dos cosas que te gusten y que no te gusten de Puebla
Me encanta el centro, arquitectónicamente es bellísimo, he
andado en muchos centros borracho de noche, y ninguno tan maravilloso como el
de Puebla. Otra cosa que me gusta son los tacos árabes, es mi comida favorita, es
un taco delicioso y aparte es el papá de los tacos al pastor.
No me gusta todavía este apego tan grande que tiene el poblano
a la religión, son ultra católicos, son de derecha, conservadores. Otra es…
esto del público poblano, es complicado, no es como el público de otras
ciudades que se parten la madre por su escena contracultural, aquí está muy
segmentado y aparte no son tan apasionados. Sí hay banda, hay público acérrimo,
pero, por ejemplo, en Ciudad de México hay una pasión por la música de otro
tenor. Aquí en Puebla la hay, pero no a esas magnitudes, somos más parcos,
tibios…
Si Iván García fuera una película, ¿cuál crees que sería el género y de qué trataría la trama?
Me gusta mucho el terror, pero por lo cursi y romántico que soy, me gustaría ser una película de Jim Jarmusch, algo en blanco y negro, que tenga tragos, taxis, ciudad, y algo terrorífico por ahí, algo de novela negra.
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Por Iván Gutiérrez | Entrevista especial |
IG: En tu nuevo álbum, Belmont, pusiste un sample de una canción de Nacho Vegas, Monomanía, al inicio de Faisanes, en lo que pareciera un homenaje a este compositor español…
LCC: Sí, extendí
algo que ya había hecho Nacho Vegas. Monomanía es una canción en la que Nacho
agarró la melodía de otra parte, que es básicamente lo que yo hice. Entonces mi
forma de hacer Faisanes fue extender
ese ejercicio. Le escribí a Nacho y le dije “oye, hice una canción robándome la
melodía de Monomanía y es ésta,
quisiera meter un sample de ahí”, y me dijo “sí, para eso son las canciones, yo
también me las robo”. Y hasta cierto punto el tema de la canción es el mismo:
es una extensión. Por lo mismo, siempre que canto Faisanes le pego Monomanía.
Un ejemplo
de lo que te comento es que Nacho hizo lo mismo en Ciudad Vampira: tomó prestada la melodía de Devil Town, de Daniel Johnston. De hecho, en la versión del álbum,
cuando empieza Ciudad Vampira, tiene al principio a una mujer cantando
la canción de Johnston en catalán.
Hay dos canciones en el Belmont que hablan de otros creadores, Reinaldo Arenas y Pablo Perro, y pareciera que con estas canciones buscaras restituirles un poco de… ¿reconocimiento? a estos autores. ¿Cómo nacen estos dos temas?
Lo que pasa con escritores como Reinaldo Arenas o Roberto Bolaño es que admiro mucho su trabajo, pero admiro mucho más su vida, me llama mucho más lo tortuoso, lo perseguido, lo exiliado. Y bueno, Pablo Perro es un amigo de hace muchos años, ya tenía esa canción por ahí, y se la debía.
¿Hay alguna canción que sea tu favorita en el Belmont, en lo que a tocar en vivo se refiere?
Viene de que
crecí en una familia cristiana, de cristianos protestantes. Lo de “el diablo ha
hecho más por mí que Dios” es una metáfora, lo que pasa es que el cristianismo
protestante de Durango está muy basado en el cristianismo gringo, que es muy
capitalista, basado en algo que se conoce como el “Evangelio de la
Prosperidad”, que te enseña que Dios te quiere con dinero, Dios te quiere sano,
Dios te quiere con estudios, una casa, una familia, es el “American Dream”.
Cuando me separé de la iglesia, lo hice porque yo era toda la antítesis de eso: Dios me quería con una familia y mis padres estaban divorciados; Dios me quería sano y yo estaba enfermo; Dios me quería con trabajo y yo estaba desempleado. Era todo lo que no debería haber sido. Eso implicaba que yo estaba haciendo algo mal, que yo era lo que estaba mal. Y por eso me alejé.
Entonces El
Diablo ha hecho más por mí que Dios es una metáfora de que… ya en
recapitulación, no tener trabajo, en lugar de tener trabajo, te da más, porque
te hace crecer; tener papás divorciados en lugar de una buena familia, te hace
más maduro; de ahí va que todo lo malo te da más, que uno aprende más de los
malos ratos que de los buenos: uno no aprende nada de estar feliz, uno no
aprende nada de estar sano.
Y bueno, Líbano
tampoco es religiosa, es más bien familiar, por eso dice “el Dios de mis
padres”, porque una cosa es Dios y otra lo que te enseñan a ti. Líbano y
Manhattan son canciones familiares, de antepasados. Y de cristianos
pendejos pues sí, porque toda mi vida estuve rodeado de ellos.
¿Qué es para ti
Dios?
No sé… la
mayor parte de mi vida creí que era real, pero desde hace una década pienso que
no existe: nada, cero. Como dice Nick Cave, “no creo en un Dios
intervencionista”. Lo que pasa con Dios es que si no es intervencionista, no es
nada, porque, ¿de qué sirve un Dios que no interviene? Digamos que sí existe,
pero no interviene, ¿entonces para qué existe? Creo que Dios es una
consolación: al final te da cáncer y sabes que te vas a morir, y acudes a él.
Por eso mi Dios es el de Líbano, no
es “el Dios”, sino el Dios de mis padres, con el que te educan.
En varias de tus
canciones de Belmont se asoma una visión medio nihilista de la vida… incluso
tienes una canción titulada Cioran…
Sí, es
necesario hablarlo. Durango es de los estados donde más suicidios hay en todo
el país, es enfermizo la cantidad de personas que se suicidan aquí, es un tabú…
y es dolorosísimo. Y una de las cosas más tristes que se me hacen es que… una
vez, en el trabajo que tenía, una de las chambas era revisar notas del
periódico, y en una ocasión uno de mis compañeros que era diseñador, que casi
nunca se expresaba para nada, me dijo sobre una nota, “lo que tiene que pasar
por la cabeza y la vida un niño de 10 años para tomar la decisión de
suicidarse…”.
El hecho de
yo escribir esta clase de cosas, no es ni siquiera por una cuestión pasajera,
sino que es un tema del estado, como hay músicos o compositores de Colombia que
hablan sobre lo que pasa en sus entidades, el narco… una persona como Nacho
Vegas que escribe sobre el contexto en el que vive, en su caso sobre cómo
expulsan a la gente de sus casas. Entonces ya el pedo de temas como No me da la gana ser feliz, no viene
tanto de una cuestión punk o una persona depresiva, tiene más que ver con el
entorno, y el mío es el suicidio. No tiene nada que ver conmigo, sino el estado
en el que vive el estado. Y ya no estamos hablando solo de adolescencia o
juventud, sino que llega un punto tan mierda en el que estamos hablando de
infancia.
¿Has pensado cómo
te gustaría morir?
No… no
pienso en eso porque… no me quiero morir, pero… sí, colgado, eso… o un balazo,
pero ahorita no tenemos acceso a pistolas, aunque sería lo más rápido.
Medicamentos no, sí lo he intentado, pero con ellos me da ansiedad… o sea, si
me meto veinte pastillas, primero me aviento a un carro antes de que hagan
efecto, por la ansiedad de la espera. Entonces colgado, algo más seguro y
definitivo.
¿Dirías que es un estado triste?Sí, total, porque es un estado… que se siente separado, todos nos sentimos así, como aislados, y eso lleva a la depresión, y a su naturalidad con el suicidio. Durango es un estado triste.
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Entre vampiros y rock and roll: la fotografía de Anabelí Licona
Forma es fondo, y al final de cuentas siempre la comunidad, la escena underground de cada una de nuestras ciudades ha estado acompañada por cronistas de la imagen, fotoperiodistas, y fotógrafos por amor al arte que se encargan de documentar todo tipo de eventos emanados de la contracultura.
En esta ocasión, estamos muy contentos de llevar en este espacio las imágenes de Anabelí Licona, joven fotógrafa radicada en Aguascalientes, que además nos cuenta un poco sobre su trabajo profesional y su pasión por la fotografía y el diseño de moda.
Mi primer acercamiento con la fotografía fue a los 10 años, mis papás trabajaban en medios y teníamos una cámara digital en casa, por curiosidad la tomé y comencé haciendo fotos de mis juguetes estilo "stop motion". Comencé a dedicarme a la fotografía de manera profesional hasta los 18 años, antes solo era mi hobby.
Actualmente estoy habilitando una cuenta en Instagram que pueden encontrar como @picsxbelaffles en donde estaré subiendo mi trabajo y compartiendo todos los proyectos que llevo a cabo.
S: Háblanos de tu faceta como diseñadora de modas.
A los fotógrafos emergentes, los que van empezando en la fotografía les digo que no se rindan, que sigan sus sueños, pero sobre todo que sean constantes, perseverantes y practiquen de preferencia a diario, porque yo sí creo en que la práctica hace al maestro.
Por otro lado dejo la puerta abierta a que la gente me escriba de manera directa para cualquier duda o consejo, con mucho gusto los apoyo a través de mi Instagram en donde me pueden encontrar como @belaffles o @picsxbelaffles.
En corto: entrevista y lectura con Ana Fuente
Si un prieto alza la voz, lo tachan de resentido: Tenoch Huerta en "Orgullo Prieto"
Su voz es punzante: en México hay racismo, aunque varios sectores lo han negado a lo largo del tiempo, entre ellos, los integrantes de la denominada blanquitud.
"Si un prieto se enoja y alza la voz, se convierte en un salvaje resentido, si una persona blanca se indigna y levanta la voz por los oprimidos, es en cambio un activista", expresa en uno de sus pasajes.
"El racismo a la inversa no existe, pero sí existe la discriminación, o sea, para rápido, si por ser güerito te agarran a zapes en la fila de la cooperativa para comprar tus tacos en la primaria, evidentemente es un acto discriminatorio, es un acto violento y no debe de suceder. El racismo es un sistema que involucra instituciones, usos y costumbres, representaciones, información, leyes, y, además, es histórico, estamos hablando de 500 años de racismo".#Cultura #Puebla Estas son las preguntas que le hicimos a @TenochHuerta para medios poblanos @Revista_Sputnik@lumbreras_mx
— Jaime López reportero (@JaimeComunidad3) November 19, 2022
"El racismo a la inversa no existe, pero sí la discriminación", dijo en la presentación de su libro #OrgulloPrieto @MonicaMateosV @CulturaGobPue pic.twitter.com/fbj3JdvlKe
Escafandra Literaria: entrevista con el escritor Alejandro Badillo
Escafandra Literaria: entrevista con Jorge Correa
Jorge Correa es un talentoso escritor nacido en Quintana Roo que forma parte de la antología 'Letrinas del Cosmódromo', publicada por Editorial Agujero de Gusano. En esta charla nos habla de su forma de entender la narrativa y la poesía, de sus referentes literarios y de su libro 'Ya no hay fechas importantes' (Pinos Alados, 2020).
Aunque tú no lo sepas: una charla con Jose Riaza
«Mentiras el musical», Carlos Fonseca y la responsabilidad afectiva
De acuerdo con algunos especialistas, la responsabilidad afectiva implica tener conciencia sobre el impacto de nuestras acciones hacia los demás, en donde además debe haber consenso, cuidado y diálogo.
Carlos Fonseca es originario de Guadalajara, Jalisco, y ha participado en diversas producciones televisivas, novelas, series, como Los Rey, Soy tu doble, Esta historia me suena o El Señor de los cielos.
"Mentiras" es una obra que es garantía y la cual se vale repetir una y otra vez, señaló el actor y cantante @CarlosFonsecaOf ante el cuestionamiento de lo exigente que es el público poblano @voyalteatrocom @Revista_Sputnik @ReporteraCaro @MonicaMateosV pic.twitter.com/oBPcOje6Xz
— Jaime López reportero (@JaimeComunidad3) September 24, 2022