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El fragante aroma britpop de Jardín Verneú

Texto y Fotos: Polo Bautista


Los compositores, productores y multiinstrumentistas oaxaqueños Robért y Danny Van, son unos apasionados de la música desde su tierna infancia. Con The Beatles, la poesía beat y el jazz como sus máximas referencias, los hermanos emprendieron el arduo sendero de la autogestión y la independencia para cristalizar sus respectivas propuestas personales en diferentes sencillos y LP’s. No obstante, actualmente sus esfuerzos confluyen en Jardín Verneú, un flamante proyecto que revive el aroma y la frescura del britpop con el halito clásico del rock. Su EP debut está próximo a lanzarse y algo se habló de eso, aunque en esta entrevista también hubo ocasión de profundizar en otros asuntos como sus primeros pasos, sus trabajos personales, el estudio que manejan, las vicisitudes que enfrentan diariamente y la fragancia de su sonido.

 

¿Cómo fueron sus inicios en la música?

Robért Van: Ese tema es justamente todo un rollo, porque no tenemos familiares directos que sean músicos o se dediquen a cualquier otro arte. Sin embargo, nuestro compromiso es con la música. Nos gusta decir que fue algo con lo que conectamos, algo propio, una búsqueda y principalmente un gusto personal, el cual desarrollamos sobre el camino sin mucha influencia de otras personas. Claro que a nuestros padres les gusta la música, pero generalmente en casa escuchábamos tríos, rondallas, música romántica; aunque el rock lo descubrimos por nosotros mismos. Realmente empezamos oyendo a The Beatles. Cuando tenía cinco años encontré la película Help! (1965), y cambió todo. De pronto quise ser como John Lennon sobre el escenario. El cuarteto de Liverpool nos condujo más tarde a The Rolling Stones y de ahí tiramos del hilo con el cual conocimos a todas esas bandas de los años setenta, ochenta, noventa, etcétera. Por otra parte, nuestros comienzos también fueron un poco raros, porque arrancamos muy chicos en los coros de la iglesia, después participamos en tunas españolas a los siete u ocho años, hasta que a los trece formamos nuestras primeras bandas de rock, que en ese entonces la mayoría eran afines al happy punk. Eso era lo que nos gustaba: beats ágiles, guitarras con overdrive y demás. Años más tarde principiamos un grupo llamado Yesterday, el cual le rinde tributo a The Beatles y justo acaba de cumplir dieciséis años este 2025. En la ciudad de Oaxaca fue el primer grupo tributo beatle y continúa hasta hoy como el único. Hemos tocado en Ciudad de México (CDMX), para distintos festivales y nos ha ido bien con ese proyecto.

Danny Van: Como empezamos muy chicos nuestros papás pensaron que pronto se nos pasaría la inquietud, pero fuimos creciendo y seguíamos en lo mismo, incluso más adentrados. Queríamos hacer nuestra propia música, así que buscamos la forma de grabar ideas y materializarlas, escribir letras y también enfocarnos en todo lo visual. No tuvimos una guía o alguien que nos orientara para que fuéramos a un estudio o siguiéramos los pasos indicados. Por lo que fue una búsqueda y progresivamente descubrimos lo que se tenía que hacer. Nuestros papás vieron que la cosa iba en serio y nosotros les decíamos que queríamos estudiar música, aprender, hacerlo bien. Desde la ejecución, la creación y la esencia. Leímos mucho acerca de las bandas que nos influyeron y todo eso queríamos para nuestros proyectos. Creo que lo hemos ido logrando poco a poco. Yo soy más chico que Robért y tenía siete u ocho años cuando formamos la primera banda. En ese entonces era el baterista. Mi hermano fue quien me incitó a escribir mis propias canciones. Componer, crear y experimentar en el estudio es lo que más disfruto. Además, desde chicos ambos coincidimos mucho y pasa que la gente a veces piensa que somos gemelos. Entonces en el estudio es muy fácil la comunicación que tenemos. Lo que pensó Robért, seguramente yo también ya lo pensé. Considero que desde que iniciamos Jardín Verneú como un grupo de rock, hemos sentado bien las bases y sobre eso intentamos brindarle a la gente sensaciones, colores, experiencias y una identidad muy auténtica.

 

Robért tengo entendido que cursaste tus estudios musicales en Xalapa, mientras que tu hermano Danny permaneció en Oaxaca y se adentró en la producción musical. ¿Cómo fue que decidiste dejar tu hogar? ¿Y de qué manera construyeron sus proyectos estando alejados?

RV: Nuestros papás han tenido que aguantar algunas cosas y otras los han puesto de cabeza, pero hemos ido descubriendo juntos este camino. A mí me tocó abandonar el bachillerato y como te imaginas, a mis padres eso no les cayó en gracia, pero lo hice para estudiar lo que quería. Dejé mi casa con rumbo a Xalapa e ingresé al Centro de Estudios de Jazz (Jazzuv). Permanecí allá unos años, pero para eso tuve prácticamente que escaparme. Cuando se dieron cuenta yo ya estaba en Xalapa y les avisé desde un teléfono público. Un año antes mi mamá me acompañó a la CDMX, porque yo estaba buscando escuelas. A comparación de Oaxaca que era y continúa siendo una escena algo chica, allá conocí muchas bandas y músicos. Entonces ir a la capital fue como una cachetada de realidad y posteriormente en Xalapa, gracias al Festival Internacional Jazzuv que convocaba a músicos de la escena neoyorquina y de otros países, fue que descubrí infinidad de géneros e influencias como la música latina, africana, por supuesto el swing o el cool jazz. Este último nos inspiró para trasladarlo al rock, en eso que llamamos “cool rock”. Admiramos el jazz de los años cincuenta, a Miles Davis e igualmente la literatura beat.

DV: Mientras Robért estaba en Xalapa, yo aún estudiaba la secundaria. Quise salir también, conocer nuevos lugares y descubrir otras músicas, pero era muy difícil para mí y tuve que quedarme en Oaxaca. No obstante, me enfoqué en la producción musical y empecé a grabarme. Probé lo que podía hacer con la computadora y los sonidos nuevos o raros que le extraía. Así compuse mi primer álbum solista y cada que Robért venía de Xalapa por vacaciones o lo que fuera, le enseñaba mi trabajo. A su vez, yo notaba sus progresos como músico y eso me alentaba a mejorar mis habilidades y conocimientos. Cuando Robért regresó definitivamente a Oaxaca, hablamos más en forma de lo que sería Jardín Verneú. Para entonces ya teníamos las condiciones establecidas: experiencia en el estudio, idea clara de cómo hacer sonar eso que teníamos en la cabeza, el mensaje que queríamos transmitir, los colores, los visuales, etcétera. Salíamos a caminar por la calle o los parques y conversábamos. Llegado el momento grabamos y armamos el espectáculo. Hasta la fecha todo ha ido bien, porque creo que la gente conecta y se adhiere a la propuesta de Jardín Verneú. Creemos que nuestra música es real y denota quienes somos. Cada presentación es especial y así hemos conocido a muchas personas.

 

Robért, Paisaje y geometría (2020) es tu disco debut el cual se decanta por un estilo más acústico, con letras intimistas y matices de bossa nova. ¿En qué te inspiraste para hacerlo?

RV: Antes de ese disco compuse muchos temas, pero ese periodo fue más bien una búsqueda identitaria y un proceso. Ir a Xalapa me mostró que había gente con cosas qué decir u ofrecer y que me nutrieron para crear mi música. En el jazz solía manejar compases compuestos, armonías y demás, pero inevitablemente llegué a un punto de saturación. Entre eso y otros asuntos de mi vida personal como el dejar mi casa, la ciudad donde crecí, terminar con relaciones que no me habían hecho bien, más mi búsqueda por saber quién era, me originaron una depresión bastante fuerte y ese disco es prácticamente una crónica de mi sanación. Hubo un tiempo durante mi estancia en la Jazzuv, que mis asuntos escolares marchaban bien, tocaba estándares de jazz y música académica, pero caí en cuenta de que el camino original que me había llevado a la música era tocar, grabar y presentar mi propia música, la cual se estaba desviando con otras cosas. El punto de quiebre vino y decidí regresar a Oaxaca, supuestamente solo por dos meses para después irme a CDMX e integrarme a algún grupo y conocer más, pero terminé por quedarme nuevamente en mi ciudad natal. Durante ese lapso compuse las canciones de Paisaje y geometría y las grabé con Danny. En lugar de meterle compases compuestos o armonías complejas, opté por algo más simple y que estuviera conectado al origen. Entonces decidí hacerlo acústico. Experimenté con grabaciones de sonidos corporales, agua de los ríos, hojas, etcétera. Me metí en un viaje medio hippie, empecé a sanar mi depresión y cuando lo terminé era completamente otra persona. Había cambiado y aprendido.

 

Los últimos sencillos que publicaste son “Abril” (2022), “Zenit” (2023) y “Canción de invierno” (2025). ¿Tienes planeado lanzar un nuevo disco o algún otro sencillo este año?

RV: Tengo compuestos varios discos que me gustaría lanzar, pero sufrimos mucho por los tiempos. Ahora estamos enfocados exclusivamente a la producción de Jardín Verneú, entonces dejamos de lado momentáneamente mi proyecto. De hecho, Danny también tiene preparado su disco para lanzarlo en cuanto sea posible. Como tenemos que trabajar en la mezcla y las producciones de todo nos cuesta trabajo administrarnos. Quisiéramos dividir el trabajo entre diez personas diferentes y poder centrarnos apropiadamente en cada proyecto. Mis discos ya están compuestos, pero obviamente falta grabarlos, producirlos, instrumentarlos y demás. A lo mejor este año lanzo algunas canciones sueltas.

 

Danny, por tu parte debutaste con los sencillos “Portal simulapsis” (2020), “Retro romance” (2021) y el LP con matices electrónicos “Encuentros inusuales” (2021). ¿Qué me puedes decir de estos trabajos?

DV: Mi proyecto es totalmente distinto al de Robért. Justo lo que dices, está más tendido hacia lo electrónico, el pop, el rock y el indie. Yo lo catalogo como música retro futurista. Desde un principio quise darle esa esencia al álbum y a mi proyecto. Tomé referencias de música ochentera que me gusta, pero al mismo tiempo quise darle un toque del porvenir, con sintetizadores y guitarras que remitieran al sonido de esa época, pero trayéndolo a la actualidad. En ese tiempo escuchaba proyectos que tenían álbumes conceptuales: The Beatles con Sgt. Peper’s Lonely Hearts Club Band (1967), Pink Floyd con The Dark Side of the Moon (1973) o The Wall (1979). Entonces, desde niño siempre quise hacer un álbum conceptual. Así concebí mi disco que trata sobre los viajes en el tiempo. Al lanzarlo investigamos si en Oaxaca existía algún trabajo previo de este tipo y nos llevamos la sorpresa de que el mío era el primero. Si bien, las canciones no están estrictamente entrelazadas musicalmente hablando, sí guardan una idéntica esencia y van sobre lo mismo. Por otra parte, en los shows en vivo implemento aspectos teatrales en tres dimensiones que resultan muy atractivos para el público. Hicimos unos vinilos de Encuentros inusuales, con código descargable, portada y todo el arte en colores y efectos RGB-3D, para que pueda apreciarse en plenitud con ayuda de unos lentes 3D, como los que uso al tocar esas canciones. Posteriormente saqué “Nicteria” (2023), que funciona como el puente de mi siguiente álbum “Hologramatic”, del cual solo he lanzado la primera canción con el mismo nombre. Tengo boceteado todo el álbum, pero como comentó mi hermano, estamos actualmente avocados en Jardín Verneú. Ambos discos LP’s forman parte de una trilogía musical que estoy preparando, pero que debo darme espacio y tiempo para terminarla y publicarla.

 

Supongo que este año tienes pensado lanzar algunos sencillos más.

DV: Esa es la idea. Después de sacar el EP de Jardín Verneú, lanzaré temas de mi proyecto personal. Asimismo, voy a programar algunas fechas, tal como hice en 2023, cuando llevamos mi espectáculo a CDMX, Monterrey, Estado de México (Edomex) y por supuesto aquí en Oaxaca. Observamos una muy buena respuesta hacia ese tipo de música. Ocurre que la gente que se adhiere a alguno de nuestros proyectos generalmente termina escuchando el resto de nuestros discos. Hay mucha música y aunque todo es distinto, nos complace ver cómo las personas se vinculan con cada parte.

 


¿Cómo y cuándo nació Jardín Verneú? ¿A qué se refiere su lema: “El nuevo aroma del rock”?

RV: No tenemos una fecha precisa, pero creo que la idea comenzó aproximadamente desde el dos mil quince o dieciséis, cuando todavía estaba en Xalapa. Desde entonces pensábamos en algo con las características que ahora ostenta Jardín Verneú, pero sentíamos que todavía necesitábamos crecer en muchos sentidos para transmitir o plasmar lo que realmente deseábamos. Nos fuimos preparando, trabajamos, generamos conceptos y poco a poco se nutrió el proyecto. Revisamos demos y canciones que ya teníamos. Después empezamos a montarlo y la primera vez que tocamos fue en el 2023, al lado de una banda que vino de CDMX. A partir de ahí, empezamos a presentarnos en vivo y salieron oportunidades de tocar fuera de Oaxaca. Con respecto al lema de la banda, resulta que colaboramos con gente que se dedica a lo visual, el diseño gráfico, el cine y todas las artes en general.

Pero algo importante que queríamos infundirle a Jardín Verneú era una esencia aromática u olfativa. De esa forma llegamos a la conclusión de que queríamos hacer un grupo de rock que fuera similar a una fragancia.

DV: Que oliera a éxtasis de rock.

RV: Me gusta plantearlo como la experiencia de atravesar el pasillo departamental de una perfumería y enseguida percibir ese aroma fresco, el cual incita a la libertad, el momento, el querer comerse al mundo, el sentirse bien con uno mismo y darle sentido a la vida. Que pese a lo que dicten las tendencias uno pueda hallar su propio ritmo y ruido.

 

¿El nombre de la banda encierra alguna connotación especial?

RV: El nombre nació sin un significado y se lo añadimos posteriormente. Verdaderamente queríamos un título que fuera auténtico y propio. Sin embargo, la palabra “jardín”, más que su acepción concreta, lo que visualmente nos gustó fue su grafía, la cual encierra el aura de una banda de rock y de los rockstars.

DV: Es lo que la palabra te provoca. Despierta mucho la imaginación y las percepciones.

RV: Ya teníamos “jardín”, pero quisimos complementarla con algo más. Como siempre nos ha gustado la poesía existencialista, la literatura beat y los poetas malditos, optamos por otra palabra que de solo verla u oírla le añadiera un cariz francés o inglés. “Verneú” salió de un juego de palabras. En ese sentido, también la estética que manejamos en el grupo proviene o se inspira en esta onda beatnik.

 

¿Quiénes más los acompañan en este proyecto?

RV: Danny y yo siempre nos hemos sentido bien trabajando como dupla, pero queríamos que esto fuera una banda de rock, ya que consideramos que se ha perdido gran parte de esa esencia. Por eso está con nosotros nuestro amigo David Tormenta en el bajo y Alfonso Lobera en la batería. Este último es originario de la CDMX y anteriormente tocaba con Los Dee-pers. Alfonso fue un hallazgo, porque nosotros lo conocimos con su banda en la primera presentación de Jardín Verneú y posteriormente coincidimos en otro compromiso dentro del Edomex. En ese entonces realmente no teníamos músicos, por lo que platicamos con él y primero entró como tecladista, para luego pasarse a la batería. David, Danny y yo vivimos en Oaxaca, pero a Alfonso lo vemos cuando tenemos compromisos fuera, como al que acudimos recientemente a Guadalajara.

 

¿Qué dinámica de composición utilizan?

RV: Solemos vernos como una sola persona, porque nos complementamos. Anteriormente mencioné que nos fascina The Beatles y nos gusta pensar que somos una especie de Lennon-McCartney. Es decir, somos un dueto donde a veces no se sabe quién compuso más que el otro, pero que a fin de cuentas tenemos el mismo producto. En mi disco acústico, Danny grabó varias guitarras y percusiones. Igualmente, yo en su disco grabé guitarras, bajos y aporté ideas. Por lo general, cada quien lleva toda la pieza hecha, pero los riffs, la batería y el resto lo vemos en el proceso. Sucede también que a veces yo tengo una melodía y Danny le pone la letra.

DV: Si Robért tiene una idea empezamos a trabajar sobre ella. Lo mismo en mi caso, si yo tengo una canción que considero podría funcionar para Jardín Verneú la abordamos. A veces uno aporta más que el otro, pero sin duda ambos cooperamos para el mismo resultado. Entonces no vemos este asunto como si alguno fuera el compositor principal. Eso sí, Robert canta las canciones que propone y yo las mías, pero siempre intentamos elaborarlas entre los dos. Ahora nos dividimos el trabajo a causa del poco tiempo, ya que no nos abastecemos para hacer todo lo que quisiéramos. Yo me encargo de la mezcla, el audio y las grabaciones. En tanto Robért se ocupa más de los aspectos visuales, las portadas de los sencillos y los videos.

 


Veo el gran esfuerzo y la completa dedicación que le imprimen a sus proyectos. Lanzar y promover todo lo que implica Jardín Verneú desde la independencia o la autogestión es muy complicado. ¿Además de la falta de tiempo qué otros obstáculos tienen que sortear?

RV: Creo que mencionas una parte muy interesante, porque desde el principio y por nuestras circunstancias familiares hemos tenido varias bardas que saltar.  Abrazamos la cultura del “hazlo por ti mismo”, ya que no tuvimos otra opción. Si queríamos producir nuestras ideas no había otra manera más que ir echando a perder algunas cosas y aprender en el camino. Todavía tratamos de observar y crecer junto a otros proyectos que tienen más experiencia. Pese a que requiere bastante dedicación hacer esto, no nos vemos en otra cosa y realmente lo disfrutamos. No contamos con un “Plan B”. Efectivamente, nosotros también tenemos grupos de covers y tocamos todos los fines de semana. Vivimos de la música desde hace años. Lo desconocido a veces supone equivocarse, pero lo importante es hallar nuevamente el camino y no quedarse estancado. No obstante y volvemos al punto, por el momento el inconveniente más grande es el tratar de darnos el tiempo para todos los proyectos que queremos hacer. Otra complicación relativa es el vivir en la ciudad de Oaxaca, pues indudablemente es un estado culturalmente rico y aporta mucho a las tradiciones como la música regional, la Guelaguetza, etcétera. 

Sin embargo el rock está un poco en el subterráneo. El público y la gente que goza con este ámbito está totalmente ajena de las cuestiones gubernamentales. Las oportunidades que hemos tenido de viajar a otras entidades las recibimos de apoyos diferentes o externos, más que de aquí. Es saltar la barrera de lo tradicional. No quiero decir que se quite, sino que se enriquezca con otras tendencias que se hacen desde la electrónica, el rap, el rock, el indie, etcétera. Tenemos suerte de tocar en otros lados y expandirnos.

 

¿Alguna vez han considerado instalarse en CDMX para posicionar mejor su música?

RV: Estamos dispuestos a dirigirnos hacia donde nos lleve el proyecto. Aquí en Oaxaca tenemos nuestro estudio. Yo ya estuve algunas temporadas en CDMX y Xalapa, pero si debemos movernos lo haremos en algún momento.

DV: Otra posibilidad es hacer temporadas fuera de Oaxaca. Ahora estamos ocupados en los nuevos sencillos y en cuanto terminemos queremos seguir girando. Es complicado ya que tenemos aquí las herramientas, los instrumentos y todo. Afuera nos sentimos un poco desarmados, porque solo podemos llevar nuestras mochilas y las guitarras. Por eso queremos terminar este EP y después lo que venga, trasladarnos a donde sea.

 

¿Cuál es el nombre de su estudio y cómo lo armaron?

DV: Cuando comenzamos a registrar los primeros demos hace más de diez años, por ahí de dos mil diez, fue Robért quien descubrió un programa para grabar en multipista.

RV: Al iniciar nuestras composiciones nos tocó esa etapa de cuando las disqueras estaban cuesta abajo. En algún momento yo dude si invertir mi dinero en comprar equipo para grabarme o ir a un estudio. Recuerdo que en un cumpleaños mi mamá me regaló una grabadora de reportero. Grababa alguna cosa, cantaba y tocaba el bajo encima. Entonces, buscando por internet me topé con un programa súper básico de edición de audio. Lo descargué y grabé la batería, el bajo, las guitarras y la voz. Admito que quedó todo feo, pero me sentí muy contento al escucharlo, porque era la primera vez que estaba todo en una pista. Fue como si hubiéramos descubierto el fuego. De hecho, quemé el puerto de mi computadora, porque no sabía que necesitaba una interfaz de audio y conecté directamente los instrumentos.

DV: No conocíamos nada de ese mundo y así iniciamos. Como dije antes, yo me involucré un poco más y en mi cuarto monté un home studio, que en realidad solo era mi computadora, un micro y una interfaz. Pasaron varios años y fuimos aprendiendo a grabarnos mejor. Después pensamos que ya era hora de formalizar el estudio e infundirle un sello propio que identificara todos nuestros proyectos. Invertimos en equipo y logramos formalizarlo hace tres años. Finalmente teníamos un espacio dedicado especialmente a nuestra música. Se llama Van Records Studios.

RV: Una temporada tocamos bastante con muchas bandas de los años sesenta y setenta (La Resurrección, El Gruhpo y Los Beethoven’s), acá en Oaxaca. Nos empezaron a jalar como bajistas o guitarristas y nos fue bien. Tocábamos toda la semana y nuestra paga la invertimos en el equipo. Nos gusta mucho las sonoridades de los instrumentos sesenteros y setenteros. Prácticamente eso es lo que grabamos en Jardín Verneú, lo que le da parte de su identidad sonora.

 

Jardín Verneú tiene tres sencillos lanzados: “Mañana”, “Error” y “Cada día”. ¿Cuál es su próximo sencillo en publicarse?

RV: Desde el año pasado ya casi lo teníamos listo, pero por estar de gira lo aplazamos. En este momento nos encontramos trabajando dos nuevos tracks, más el próximo sencillo y con eso completamos el EP. Adicionalmente en unas semanas estrenaremos el videoclip de “Cada día”. Es una propuesta visual que abraza un redescubrimiento de nuestra mexicanidad y lo divino. Lo vamos a presentar con un show acústico aquí en Oaxaca. Antes de que acabara el año pasado lamentablemente nos quedamos roncos, se nos fue la voz y eso retrasó los planes, pero sirvió para aprovechar el tiempo en el estudio. Lo único que nos falta del siguiente sencillo es grabar unas partes de la voz, pero estamos esperando a que Dany se componga para que pueda cantar. En un mes o mes y medio estará listo e inmediatamente después lanzaremos el EP.

 


¿Qué detalles pueden adelantar sobre el EP debut de Jardín Verneú? ¿Planean una edición en formato físico?

RV: Sigue la línea de lo que se ha escuchado hasta ahora, la misma esencia, guitarras con overdrive, sintetizadores y también cierta influencia de música francesa. Nos recuerda al cine galo de los setenta, en blanco y negro y al género noir. Las letras están inspiradas en la poesía beat, con alusiones celestiales o divinas. Solo podemos adelantar eso, el nombre está encaminado hacia tales temas y una vibra britpop.

DV: Las pocas personas que ya escucharon el próximo sencillo dicen que les ha gustado mucho. Que de todas las canciones de Jardín Verneú, es su favorita y en vivo seguramente irradiará abundante energía. En efecto, estamos considerando lanzarlo también en formato físico, ya que apreciamos el arte que contienen los discos. Escucharlos mientras uno observa el contenido.

 

¿Además del EP qué otros planes tienen para este año?

RV: Con el lanzamiento del videoclip vamos a estrenar nueva mercancía: playeras, posters, etcétera. Durante las giras a veces no podemos llevar mucho, pero vamos a preparar nuevos souvenirs centrados en los lanzamientos. También planeamos salir de gira y presentarnos en donde haya espacio para la nueva música. Igualmente quisiéramos participar en algunos festivales. Buscamos ampliar los escenarios, que la gente conozca nuestra música y lo que pasa en la escena oaxaqueña.



«¿Qué comen lxs poetas?» | Ep. #06 Ánuar Zúñiga



Host: Jorge Sosa


“¿Qué comen lxs poetas?” es un podcast que nace de la idea de que los poetas se mueren de hambre, el propósito del programa es invitar a un poeta en cada episodio para que hable de algo que le guste comer y algo más que consuma diferente a los alimentos. 

El sexto y último episodio de la primera temporada de “¿Qué comen lxs poetas?” recibió a Ánuar Zúñiga, el poeta de Ciudad de México, que nos compartió su romance con los hot dogs, su larga relación con el videojuego Fallout y leyó algunos de los poemas que ha escrito recientemente.

Éste es un fragmento de la entrevista con Ánuar que puede escucharse completa en Spotify o Apple Music.


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Bienvenido, Ánuar, como ya sabes el tema del programa gira alrededor de esta idea de que los poetas se mueren de hambre, de que la poesía es una actividad precaria, marginal dentro del capitalismo. Lo primero que le preguntamos a todxs nuestrxs invitadxs es: ¿qué piensas de esta idea? ¿Los poetas se mueren de hambre? 


Yo creo que no. Creo que de alguna manera siempre encontramos cómo subsistir. Creo que tiene que ver más con tus papás tratando de protegerte de una carrera en la que posiblemente no vayas a ser muy próspero, que de ahí surge la cosa de que los poetas se mueren de hambre.

 


Sabemos que por lo menos no se mueren de hambre. Algo comen. ¿Qué comen lxs poetas? En tu caso, en una selección que obviamente para mí no es nada sorpresiva porque he tenido el privilegio de viajar contigo a muchas partes del país y compartir hoteles, restaurantes y muchísimos puestos callejeros, elegiste hot dogs. Cuéntanos por qué te gustan tanto.


No estoy seguro si es mi primer recuerdo, pero en todo caso es uno de los primeros recuerdos que tengo, y es que cerca de donde yo vivía cuando era niño, había una Comercial Mexicana y en el estacionamiento había un carrito de hot dogs. Entonces siempre que acompañaba a mi abuelo a hacer el súper o a comprar algo, el premio era salir y comer un hot dog en este carrito con una chaparrita. Yo creo que de ahí viene mi fascinación por los jochos. 



El hot dog es una botana interesante, que como todo lo que llamamos comida gringa, es producto en realidad de la migración. El hot dog es un caso extraño porque, según pude leer, es creado en Estados Unidos por un migrante alemán que vendía almejas en la playa, pero llegó un momento en que la gente ya no quería comida fría, quería comida caliente. ¿Tú qué piensas de esta migración? ¿Cómo lo relacionas con tu obra? Porque estoy seguro de que la gran mayoría de la gente que vaya a escuchar esto la conoce, en tu obra sí ocurren frecuentemente estas referencias a la cultura pop con cosas que vienen, entre otros lugares, de Estados Unidos. 


Tengo mucha familia en Texas y tengo mucha familia en Estados Unidos del lado paterno, porque mi abuelo era capataz en un rancho en Texas. Él como mexicano, pues. Pero en algún punto le ofrecieron la nacionalidad y la aceptó. Luego mi papá, en cuanto la pudo rechazar, la rechazó porque era antiimperialista y no le gustaba estar relacionado con la cultura gringa. Pero de todas formas, se permeó bastante en nosotros, en la familia. Mucho de lo que nos tocó a mí y a mis hermanos de niños tenía que ver directamente con la cultura gringa. Veíamos, digo, creo que como cualquier persona que vive en México, televisión gringa. De alguna manera, para nosotros los premios nunca fueron ir a los tacos o ir a las quesadillas, sino era pizza o ir al McDonald's. En fin, como que crecimos con esa cosa muy conectada a lo gringo, muy arraigada desde chavito.



La segunda parte del podcast está dedicada a hablar de algo que el poeta o la poeta invitada consuma que no sea comida. Porque sabemos que uno no se nutre y no se sostiene solamente de la comida. No solamente se puede vivir de hot dogs ni de ensaladas. Y en tu caso, elegiste el videojuego Fallout, del que eres un gran aficionado. Cuéntanos un poquito de tu historia con Fallout.


Fallout ocurre en un universo distópico donde tiene muchos paralelismos con nuestro universo. La divergencia se da porque en el universo de Fallout nunca se inventa el transistor. Exactamente ahí se vuelve un universo paralelo al nuestro, donde ocurren otras cosas. Como no se inventa el transistor, pues toda la tecnología sigue evolucionando a partir del bulbo. Por lo tanto, toda la estética de los juegos de Fallout es retrofuturista. Todo ocurre en el futuro, pero es un futuro como el futuro que imaginaba la cultura occidental en los 50.


Todo a partir de los bulbos, todo con esta estética muy nuclear, como Art Deco, etc. Incluso la música de los juegos es música de la época, es música de Sinatra, de Aretha Franklin, de Dean Martin, Big Band y Jazz y de la época, de los años 30, los 40 y un poquito los 50 también. Hay una guerra nuclear entre China y Estados Unidos. Mientras ocurre esto, está esta compañía que empieza a vender espacios en ciudades subterráneas tipo búnkeres gigantes. Todos los personajes de cada franquicia del juego emergen o tienen algún contacto directo con estos refugios subterráneos. Yo conocí Fallout a partir de Fallout 3, que fue el primero que salió para PlayStation, y lo jugué por primera vez en casa de Rodrigo. Lo que me atrapó desde el segundo uno fue la toma de decisión. Tú diseñas a tu personaje, escoges desde su género, su raza, su edad, su complexión, sus habilidades y luego tienes la posibilidad de tomar decisiones cada paso del camino y cada decisión que tomas, afecta el outcome final del juego y eso a mí me parecía gigante. Terminar una partida larguísima y luego decir: voy a empezar otra pero esta vez voy a tomar este otro tipo de decisión, en fin, las posibilidades narrativas del juego se me hicieron abrumadoras y eso fue lo que me atrapó y desde ahí he sido consumidor de cada secuela Fallout que han sacado hasta el día de hoy.

 


La última parte del podcast trata de que nuestros invitados nos lean algo de lo que escriben. Creo que conozco quizá la totalidad de tu obra. Para mí ha sido algo bonito crecer al lado de autores como tú, como Andrei, como Jorge, y ver cómo cambia. Lo primero que te quiero preguntar es, ¿qué estás escribiendo? 


Justo estoy escribiendo, bueno, terminé de un proyecto que me tomó bastante tiempo, que se trata de personajes de cómic. Y terminé ese proyecto hace poquito, hace unos meses. Últimamente he estado escribiendo, tengo una idea para un proyecto nuevo, que justo tiene que ver con Fallout. Pero ahorita en realidad estoy escribiendo lo que se me ocurre como sin un gran plan. Y lo he estado disfrutando mucho, como que llevaba mucho tiempo escribiendo para cumplir con los pasos de un plan que ya tenía. Y ahorita estoy escribiendo sin ninguna otra meta ulterior que escribir, me la he estado pasando bien. Han estado saliendo poemas que creo que justo van en el camino de este otro proyecto de Fallout en el que estoy pensando a futuro. Pero sí, traje algunos poemas de eso y es lo que he estado haciendo últimamente.



¿Y tu agenda como escritor, tus planes, tu agenda se ha cumplido en el gran esquema de las cosas? 


Sí, yo creo que estoy más lejos en mi carrera de lo que jamás pensé que iba a llegar nunca en mis fantasías más salvajes cuando decidí que quería escribir. Me gusta, he conocido gente increíble y muy interesante. He conocido lugares que seguramente de otra manera no hubiera conocido. He ido a ciudades que jamás estuvo en mis planes conocer y fue una cosa a la que me llevó estar en esto y estar escribiendo y que ciertamente ha enriquecido mi vida muchísimo. Sí, diría que en el gran esquema de las cosas, mi agenda se ha cumplido e incluso ha llegado un poquito más lejos o se ha ido por lugares por donde yo no esperaba. Pero sí, estoy contento con eso.

 


Pues léenos unos poemas para cerrar esta primera temporada ¿Qué comen lxs poetas? 


BIENES INVALUABLES GANADOS EN VIDEOJUEGOS QUE HEREDARÉ A MIS AMIGOS CUANDO MUERA


no volar sino pisar ladrillos suspendidos 


una caída callada y hospital


la capacidad de postergar la fecha durante 200 años


un espejo que muestra cómo te verías 

de haber estudiado administración de empresas


zapatos llenos de arena 


palabras escritas con lodo un veneno 

que provoca olvidar el nombre 

de una canción de los carpenters


WAR NEVER CHANGES


ahora mismo no tengo

trabajo no estoy 

en mi mejor momento 


me gustaría 

nos viéramos de nuevo 

de preferencia en el futuro 

post apocalíptico donde seré 

dueño de un búnker 

subterráneo tabletas

de yodo y una ducha 

química que elimine 

hasta el 85% 

de la radiación residual


HENRY ROLLINS LE DIO LIKE A MI COMENTARIO


antes yo era como usted


:


un niño que va persiguiendo 

un globo y termina en el centro 

de un campo minado


HYDRAULIC PRESS


paso la mitad del día 

mirando videos de aplanadoras


:


aplanadora vs penca de plátanos

aplanadora vs botella de shampú 

aplanadora vs ojos de vidrio

aplanadora vs pilas duracel 


siento que es mi deber

estar del lado de la resistencia


el resultado es casi siempre 

una maraña de alambres o una pasta 

o un montículo de polvo


pero a veces


cuando estoy a punto 

de abandonar la pelea


una lata de fijador

estalla y ennegrece

los bordes de la máquina



GOTHAM 


te metes a un trabajo así porque tienes 

una madre moribunda 

un hijo en el hospital 

una mala racha en los caballos


te metes porque conoces a alguien

que conoce a alguien

porque la ciudad es 

una trampa de oso 

de la que intentas liberarte


te metes porque no logras 

mantenerte al día con las cuentas

porque no sabes 

porque no puedes

hacer otra cosa


porque a veces tienes que arriesgarte 

a que  un hombre adulto 

vestido de murciélago 

emerja de las sombras y te deje

con tres costillas rotas

y un pulmón perforado


***

El resto de la conversación con Ánuar Zúñiga lo puedes escuchar en en Spotify o Apple Music.


Si quieres saber si algún día habrá otro episodio, sigue a @jorge_kfgc en Instagram.


«¿Qué comen lxs poetas?» | Ep. #05 Minerva Reynosa



Host: Jorge Sosa


“¿Qué comen lxs poetas?” es un podcast que nace de la idea de que los poetas se mueren de hambre, el propósito del programa es invitar a un poeta en cada episodio para que hable de algo que le guste comer y algo más que consuma diferente a los alimentos. 

El quinto episodio de “¿Qué comen lxs poetas?” recibió a Minerva Reynosa, la poeta regiomontana que nos compartió su experiencia preparando dumplings y leyó con nosotros algo de su libro de poemas más reciente.

Éste es un fragmento de la entrevista con Minerva que puede escucharse completa en Spotify o Apple Music.

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Como sabes, Minerva, el podcast, ronda alrededor de esta idea de que los poetas se mueren de hambre. De que en el arte te mueres de hambre, esa sería la idea general. Pero si en el arte te mueres de hambre, imagínate los poetas que ocupan un escalón un poco menor respecto a comercialización que otro tipo de artistas. ¿Qué piensas tú de la idea de que los poetas se mueren de hambre? 

  

A mí me encanta la frase. Y la idea no me encanta que se ha convertido en el prejuicio. A mí esa frase me persiguió toda la universidad. Sobre todo, mi papá, no me la decía abiertamente, pero siempre sí hay referencias muy específicas sobre “te vas a morir de hambre”. Porque mi biblioteca se iba agrandando, ¿no? Y él era el que hacía el gasto, pero a mí lo que me parece maravilloso es que en un país como México, donde tenemos esta idea de “donde come uno, comen dos” o que siempre hay alguien ofreciéndote un plato caliente de comida, definitivamente los poetas yo creo que no nos morimos de hambre. Somos súper inventivos, al menos podemos comer las hojas de nuestros libros.


Me gusta mucho este tema que has planteado a lo largo de estos episodios y cómo cada poeta lo ha abordado y recordar todas esas reflexiones en torno a morirse de hambre, la poesía, en este momento en el capitalismo rampante y feroz. Por cierto, quiero hacer aquí el comercial que también podemos dar un clavado al libro de la Sisi, de Xitlalitl Rodríguez, a propósito del tema sobre las “Prositas de amor contra el SAT” donde hace esta reflexión poética de esta ansiedad de los poetas sobre: de qué vamos a vivir. Y también, no sé si viste la historia de Instagram de esta poeta joven que dice “la poesía es el nuevo punk”, es lo más anticapitalista que pueden hacer, y pues sí. Tal vez no vivamos en la opulencia, pero no nos morimos de hambre, creo que no. Yo soy una persona muy optimista ante el futuro y ante las situaciones. No nos vamos a morir de hambre ni tampoco nos vamos a aburrir, nunca.

 


Cada vez que invitamos a un poeta al podcast, le pedimos que nos diga un platillo que le guste comer para combatir esta idea de que nos morimos de hambre. En tu caso, escogiste los dumplings con carne de cerdo. ¿Cuál es tu experiencia con los dumplings? ¿Por qué los quieres?


Cuando me hiciste la pregunta me causó mucho revuelo porque yo soy así bien tragona, me gusta comer muchas cosas y también tengo unas ideas muy fijas sobre lo que debe de ser la comida. Pero los dumplings los conocía de algunos viajes, de ir a ciertas ciudades. Por ejemplo, Mexicali, donde está la comida china o Ciudad de México. Yo ahora estoy al sur del estado de Guanajuato, no venden dumplings aquí cerca.

 

Uno de mis acercamientos fue cuando comencé a hacer tortillas de harina en el 2020. Ya saben, estábamos en la pandemia y yo tuve mi momento nostálgico, melancólico. La neta sí me agüité porque no veía a mis papás. Mis papás son personas mayores. Empecé a recordar a mi abuela. Yo solamente tuve una abuela, mi abuela materna, y ella era una máquina para hacer tortillas de harina. Era cocinera, ella cocinaba comida regional, tenía una tienda y vendía comida, y bueno, la comida que yo recuerdo de mi abuela era así súper rica. Cabrito, el huevito así revuelto, los tamales, pero sobre todo el momento del día, que era como alrededor de las siete de la noche, donde nos hacía tortillas de harina. O cuando se iba la luz en mi casa y mi mamá nos hacía huevo con chorizo, nos daba café con azúcar y nos hacía tortillas de harina y era como la cosa más maravillosa.

 

Empecé a hacer tortillas de harina y conforme pasaron así los meses, me dio por experimentar con los dumplings porque me gustan mucho. Ahorita estaba leyendo que el dumpling es con harina de arroz, más bien sería como el wontón porque es con harina de trigo. Pero da lo mismo, a todo lo que va relleno con ese dobladito, pues le podemos decir dumplings, yo le digo dumplings.

 

Entonces llegué a los dumplings porque hicimos un viaje aquí en la casa. A mi hija que tiene ahora 11 años, le gustaron mucho y “mamá, por favor, cocínalos”. Nos compramos en Temu una maquinita que se aplasta, le pones la sabanita de la masa ya aplastada, paloteada, y te hace el dumpling. Yo no puedo porque le pongo mucha fuerza, entonces ella es como la ideal porque su fuerza no arruina el dobladito. Empezamos a hacer dumplings en equipo y en realidad es un platillo bastante noble. Comparten mucho con la tortilla de harina porque yo puedo hacer tortillas de harina con manteca, sal, la harina obviamente, trigo y el agua o a veces cuando la cosa está muy precaria que no tengo manteca, nada más lo hago con sal, agua y la harina. El dumpling nada más es harina y agua porque no lleva sal. Y son muy sencillos. A mí la verdad es que me conecta mucho cada vez que lo hago porque, aunque es una receta muy bondadosa, muy sencilla, está ese rollo para mí de amasar. Yo me compré ahora en el COVID una stand mixer así de esas fresas, pero últimamente hago el amasado a mano, porque también tengo una onda del recuerdo de mi abuelita.

 

Mi abuelita me decía que yo tenía brazos de panadera. Me decía, tú tienes muy buen brazo para amasar. A mí me ponía así de niña como yo ahora pongo a mi hija a amasar o hacer el dumpling.

 

Hacer el dumpling es súper barato, no te mueres de hambre, si tienes 50 pesos te alcanza para hacer, no sé, al menos unos 50 dumplings. Haces la masa, el relleno, el típico, yo se los recomiendo que lo pongan de carne de cerdo, con un montón de jengibre así ralladito, soya, cebollín, zanahoria, repollo y polvos, los que tengan. Y ya los cierras. Lo haces ahí como dios te dé a entender o se compran esta maquinita de Temu. Obviamente es más caro si es de carne, pero yo soy vegetariana, entonces de vegetal es el que caiga y sale bien barato. Y ya nada más los pones ahí en la lumbre, con agua, no necesitas nada sofisticado. Es bien rico y te entretienes un chingo y ya cuando uno come ya está súper cansado de haber hecho los dumplings. Sí es muy trabajoso, la verdad, pero una vez que ya le agarras la onda, ya te salen. Yo hago así en cantidades industriales, los congelo y van saliendo. A la niña le encantan. Y a mí la verdad es que hay como un rollo de acá, de mis ancestras que me conectan. Me pongo muy melancólica. Y es parte del proceso, por eso me gusta.



Lo siguiente que le preguntamos a los poetas es que nos hablen de algo más que les guste consumir, que no sea comida, porque no nada más de comida vivimos, ¿verdad? En tu caso, es la primera vez que en el podcast surge otro poeta, Haroldo de Campos. Me gustaría que nos contaras un poquito de cuál es tu relación con su poesía, con su obra, qué es lo que te gusta de leerlo, qué es lo que te ha impactado a ti, tanto en tu vida personal como en tu creación.


Quiero decir que cuando me dijiste: ¿qué otra cosa haces? Bueno, como toda la gente, hago muchas cosas, pero yo te dije: es que soy bien monotemática. Y la neta sí dije, ¿como qué? En ese momento en que tú me preguntaste, había regresado de Tijuana con la Yohanna del Caracol. Este año que pasó, fue más austero, digamos, el festival fue petit comité. Y se realizó uno de mis sueños en la vida. Una obsesión que yo tengo. Soy una entusiasta de la poesía brasileña. 


Lo que he conocido a lo largo de los años de poesía es porque ha sido un acercamiento, digamos, bastante emocional, emocionante, y un poco insistente de mi parte. O sea, sí podemos conseguir traducciones de poesía brasileña en Ciudad de México. Se hacen muy pocas traducciones aquí, a diferencia, no sé, de lo que hacen en Argentina o Perú, pero conforme ahí, como Dios me va a entender, me he ido acercando, y yo llegué a Haroldo de Campos cuando yo empecé a escribir, yo escribía mis poemas así teens, mis poemas juveniles. De repente ahí tomé un taller con José Kozer y me recomendó a los poetas neobarrocos. A principios de los 2000. Y fue cuando en la, no sé si tú la conozcas, yo creo que sí, la paradigmática antología del Medusario, que hizo Jacobo Sefamí, José Kozer, que son los poetas neobarrocos, viene Lezama Lima, no sé, Gerardo Deniz, mexicano, Tamara Kamenszain, Marosa, Leminski, y viene Haroldo de Campos.


Años después, por fortuna, conseguí aquí Las Galaxias, y bueno, fue un intelectual brasileño muy importante. Él es parte de este grupo llamado los Noigandres, que es la vanguardia concretista brasileña, como la primera vanguardia, digamos, desde Latinoamérica, después del mole de guajolote, los Estridentistas. Ellos tuvieron distintas etapas. Él trabajaba con su hermano, que sigue vivo, Augusto de Campos, y Décio Pignatari, ellos eran profesores universitarios, Décio Pignatari era profesor de urbanismo, de diseño, de arquitectura y poeta además, y los hermanos Haroldos pues poetas, traductores, así unas figuras de intelectuales súper top. 


Una parte de la obra de Haroldo de Campos tiene su momento concretista, que es esta onda de conservar el poema como un ente visual, verbal y vocal. Muy allegados también a la idea de ese momento histórico, a lo de los medios masivos de comunicación como estos guiños, a que se popularice mediante estos tres preceptos. Que la poesía llegue así, que se expanda. Luego llega otro momento, que es el momento de las Galaxias. Las Galaxias, está bien padre la manera en que se crea. Son poemas por entregas que empezaron en los años 60 durante la dictadura militar y los publica hasta el año 84, el año pasado se cumplieron los 50 años, por eso fuimos a Tijuana. Llegó ahí un investigador de Brasil, especialista en poesía contemporánea brasileña, entre esas, las Galaxias, yo estaba así como, ¡ay, qué emoción! Y pues nada, es un libro que las primeras críticas que podemos encontrar es que es un libro de proliferación lingüística súper barroco, es un libro hiperbólico, todo lo que a mí me encanta de un libro de poesía, estas alteraciones lógicas, la mixtura, lo vertiginoso, la proliferación, así toda la exacerbación, que un poco es esta onda de lo barroco. 


A últimas fechas que he estado conviviendo con este investigador y que, pues obviamente hay una lectura de la tradición más de cerca, cosa que yo no tengo porque no conozco la historia del Brasil, apenas estoy un poco adentrándome, también las Galaxias tienen esa parte. Hay una preocupación obviamente estética, ética, pero también hay una intención de hacer crítica del estado de las cosas en ese momento de la dictadura militar. A mí, este libro me dice muchas cosas, se ha convertido en uno de mis libros tutelares porque es un libro que conforma una idea de poesía que no atiende a la moda, que no atiende a la facilidad. Aunque pareciera que este juego de palabras y esta exageración tiene que ver con un apremio, como estar antes de algo, es en realidad lo contrario. Es un libro que creo que dice mucho entre la vastedad pero al mismo tiempo es un libro que puede interpretarse, obviamente porque es poesía, pero que puede interpretarse a partir de las lecturas de la persona, del lector, que es como la universalidad. El lector entiende el texto a partir de sus referentes. Y este libro, aunque sea un libro súper experimental, porque bueno, sí lo es, aunque sea un libro de poemas súper experimentales y desconcertantes, al final son poemas que hablan de amor, de la tristeza, del viaje. Bueno, la tesis del libro es que son libros de viaje, de los traslados geográficos. Es un libro que habla de los grandes temas de la literatura, del arte, y que cierra estas capas. 


Como tú decías, estas capas, estos recovecos en los que uno se va perdiendo, en mi caso, se va perdiendo entre cada palabra. Como los ladrillitos de una casa. A mí no me emocionan los ladrillos ni pintar ni nada de eso, pero ver la conformación del poema como si fuera un rompecabezas y que tenga esta locura, esta locura libre. Ahí es cuando yo me siento libre porque pienso: a ver, estamos llenos de estructuras todo el tiempo. Yo como mujer sobre todo, tienes que ser esto, tienes que ser lo otro, tengo que cuidar a la niña, tengo que hacer mi chamba y luego tienes que ser mujer, las mujeres deben ser así y de repente encontrarme con este libro que me dice cosas estéticas, formales, el contexto histórico, pero además a mí me da una oportunidad como salirme de la caja, salirme del encierro de la vida cotidiana. No sé cómo decirlo, tampoco es que viva en una jaula, no crean, no soy una persona reprimida ni nada, ni en opresión, pero es un libro que además me emociona muchísimo y va llenando este hueco existencial.


¿Qué queremos de los poemas? Yo no sé qué quiero de los poemas, pero hay algo que me nutre y que los voy leyendo y digo: no, no puede ser, qué cosa más hermosa, cómo se oye, cómo se lee. Además es un libro que, como ya te diste cuenta, se considera como una babel de lenguas, hay muchos idiomas porque Haroldo de Campos hablaba muchos idiomas y hacía ejercicios de traducción creativa. Esta libertad de que yo puedo leer este alemán como yo quiera, sin esta idea de que: no, el poema se debe leer así o esta palabra en inglés se dice de tal forma. No, aquí no, aquí es como totalmente la libertad creadora que tú también participas del texto. 


La tercera parte del podcast, que como sabes consiste en que nuestros invitados puedan leernos algo de su obra. Estoy muy contento de poder haber leído Mammut & Jinba-Ittai, que es este libro de Minerva Reynosa que acaba de ser reeditado. Me gustaría que nos hablaras de tu libro y si te gustara, leernos algunos textos. 


El libro se editó en el 2018 por la UANL en un formato plaquette. Es un libro bastante breve. Ahora se reeditó en una coalición Guanajuato-Argentina en Leí Bailemos Ediciones, que es una editorial artesanal muy linda de dos editoras maravillosas, y Edición La Rana, que es de la Secretaría de Cultura de Guanajuato con Mauricio Hernández. Se hizo y ahora sale también otra vez en la en la Autónoma de Nuevo León, pero en una colección de poesía mexachicana, sale bilingüe en inglés español.


Es un libro de dos partes, una más anecdótico, que es el de Mammut, son como postales. Cuando viví en, yo viví en Rhode Island, en Providence, unos años. Ahí es donde nació mi hija, es muy memorable. Y estas son postales de la Nueva Inglaterra, Boston, por allá, Rhode Island, Nueva York. 


El segundo, que es el Jinba-Ittai, es un poema documental en partes sobre un documento forense de la muerte del papá de mi esposo. Cuando ya nos íbamos a Estados Unidos, estábamos limpiando ahí la casa y salió el documento y le dije al Benjas: oye, ¿qué onda con esto? No, pues ya tíralo. Y yo, ¿pero qué es? No, es el documento forense de mi papá. Y yo, ¿pero cómo lo vamos a tirar? No, pues ya tíralo, mi papá ya murió. Y yo, no, Benjas. Entonces me lo quedé y en ese entonces, era como el 2000, como el 2011, no sé si tú te acuerdas, pero hubo una ondita de la poesía conceptual. Vanessa Place había venido, bueno, llegó hasta Mexicali, pero estábamos leyendo ahí las cosas del Kenneth Goldsmith y la Vanessa Place y las notas sobre el conceptualismo. Lo acababa de traducir Cristina Rivera Garza ahí en el Conaculta. Ay, no, esto ya es el Pleistoceno, hace muchísimos años.


Es un libro que tardó muchos años, la construcción de los poemas tardó, es un libro muy largo en tiempo de escritura, y al final pude trabajar el texto en un taller que dio Cristina en Ciudad Victoria, y les voy a leer de Jinba-Ittai. Bueno, el accidente fue automovilístico y era un Mazda deportivo MX-5. Mazda tiene esta filosofía, no sé si has visto los comerciales de Mazda, pero son: está el carro y el fulano así agarrando la palanca de los cambios y va así veloz. Y en Japón tienen este concepto del jinete y su caballo, si has visto los jinetes que van en el caballo, que es una imagen de lo medieval, y los japoneses también tienen, es un deporte, pero en japonés es Jinba-Ittai, según Mazda, porque la Mazda utiliza esa metáfora para hablar del coche y el hombre en el siglo XX, XXI.

 

A mí se me vino esa idea y porque era un coche Mazda deportivo, todo lo que representa, bla, bla, bla, bla, bla. Ahí les va. 



pocas son las sensaciones que equiparan la

adrenalina de conducir un auto deportivo

pocas son las sensaciones que nos confronta hacia

una fuga feroz del cuerpo hacia adentro

pocos son los autos

deportivos

que rivalizan con el decorado hacia paredes 

menos textuales

pocas son las sensaciones que nos confronta hacia

una fuga feroz del cuerpo

hacia adelante el auto mismo

hacia paredes menos textuales


-


lo que nos confronta aquí

es la emoción diástole alegría

el movimiento

el lenguaje

no puede hacer sístole

la vaca que ronda que cruza al camino

la vaca sonríe al curvar la vuelta

el camino sístole el disparo sístole

veloz la fuga

la regresión eterna

hacia paredes menos textuales


-


dispárate a través y

se muere siempre afuera

y disfruta el placer de

se muere siempre afuera

afuera siempre afuera

el placer de no llegar

se muere siempre afuera

sonríe porque sí

se muere siempre

se muere siempre afuera


-


pocas son las sensaciones que equiparan la

impotencia de ver un cuerpo disparado hacia

adelante en la fuga feroz del cuerpo expulsado

desde un coche

porque sí

sonreír es imposible


-


pocas son las sensaciones que equiparan al cuerpo

en la fuga feroz regresiva decorada y abismal

al ver el cuerpo expulsado por un coche

el cuerpo del padre que deja de ser hijo

para que el hijo hable inicialmente:


-


hermoso es el hombre en su auto deportivo


algo se escuchó por dentro carcasa

algo se quebró por dentro

algo delicado expiró sin risas en la invertida sala

de partos

algo se desliza por la borrachera o el pavor


¿se acuerda doctor que casi se le escapó un niño

entre los dátiles de aquella navidad?


candiles

quirófanos

declarantes

civiles con sus cráneos niponizados en las

defensas de sus otros coches

bultos sonoros cartilaginosos siempre


-


me lo merecía

me dicen

me dirán que después de las audiencias

las risas de aquellos niños

me marchitan

la sala de partos invertida un agujero

detenido

frente a las otras defensas de los coches

traduciendo

no sabes lo que detona

no sabes

lo más lejano a la oscuridad


son las palabras del profeta escritas en los muros


-


al trabajar conjuntamente con la psicóloga decidí

con el pasado

ajustar la marcha

lanzar mis flechas


la muerte

ajustó la marcha

lanzó sus flechas

se lanzó


hermoso es el hombre en su auto deportivo


volé caí me resquebrajé

fue la diversión al conducir

como se muere siempre afuera


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El resto de la conversación con Minerva Reynosa lo puedes escuchar en Spotify o Apple Music.


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