Todos odian a Phil Collins… menos yo




Call me old fashioned... please! | Por Mónica Castro Lara | 


¡Oigan! Comienzo mi artículo sintiéndome bastante desconcertada... y eso no es nada bueno. En esta ocasión, decidí escribir sobre uno de los artistas favoritos de mi papá al ser septiembre el mes de su cumpleaños (¡feliz cumpleaños Pa!). Además, ahora que hago memoria, fue exactamente él quien se encargó de "presentarme" a tan distinguido artista inglés; estoy hablando del buen Phil Collins. Pues bien, regresando a mi estado de desconcierto, una vez que revisé su biografía, vídeos, otros artículos y demás, resulta que... ¡medio mundo ODIA a mi Phil Collins! ¿¡Qué demonios!? De verdad no puedo entenderlo ni explicarlo. Resulta que hace un par de años, hasta se juntaron firmas para que Collins no volviera a grabar un álbum nuevo... mi corazón se hizo chiquito, se los juro; ahora imagínense qué piensa Phil de todo esto. Es raro leer que, junto con Michael Jackson y Paul McCartney, Collins forma parte del único trío en la historia de la música que ha vendido más de 100 millones de álbumes en sus carreras como solistas y a la vez dentro de una banda, y al mismo tiempo leer que un montón de críticos y criticones, lo odian, lo aborrecen y hasta hablan de un género musical denominado "Phil Collins" que es sinónimo de música mierdera. A eso me refería cuando les dije que me sentía desconcertada.

A final de cuentas, lo que la gente diga y haga en contra de la música de Phil Collins, me debe valer un reverendo comino, porque si a mí me hace sentir algo –por minúsculo que sea- eso es lo único que debe importarme. Así que: soy FAN de Phil Collins y se pueden ir directo al diablo si es que no les parece. Bien. Dicho eso les cuento que uno de mis tantísimos dones es que me sé de memoria casi al 100% el disco "Serious Hits... Live!" que, como su nombre bien lo indica, Collins grabó en vivo desde Alemania por ahí de 1991. Es un disco fantástico, de verdad, recopila a la perfección sus éxitos de ese entonces y la versión de "Sussudio" en vivo es mi eterna favorita, muy por encima de la original. Sé lo que están pensando y sí, justo esa canción es la que aparece en la película “American Psycho” justo cuando Christian Bale, o bueno más bien Patrick Bateman, anda en pleno trío sexual con un par de prostitutas y hasta les dice todo un speech sobre ‘Genesis’, su evolución musical, Collins como solista y bla bla bla. Si a un personaje como Bateman le iba a gustar “Sussudio”, ¿a mí por qué no? Y si de películas se trata, uno de mis momentos favoritos en "The Hangover" (para que se den cuenta de mi vasto gusto en películas y música, hahaha) es justo cuando aparece Mike Tyson y hace un buenísimo "air drum" de la parte más icónica de la canción "In the air tonight", para después madrearse a Zack Galifianakis en su papel inolvidable de Alan Garner. Cuando pienso en Collins, la verdad es que sí lo relaciono mucho con mi infancia, pubertad y adultez (¡uy!) y me encanta su voz, sus letras y  su forma tan especial de incluir a la batería en muchas de sus canciones.



La vida de Philip David Charles Collins hubiera sido muy diferente de haber seguido con su carrera de niño actor. Sí, en serio, Phil estaba destinado a ser actor y de hecho sí hizo un par de películas y cameos una vez que ya era Phil Collins, pero lo suyo lo suyo, por supuesto que es la música. Nace un 31 de enero en un distrito al oeste de Londres llamado Chiswick (me suena a queso), hijo de Winifred y Phillip que fueron los que despertaron su buen oído musical y su pasión por la batería, al regalarle un juguete de dicho instrumento a la edad de 5 años. Después de pocos años, y al no tener clases como tal de música, comienza a diseñar su propio método para repetir melodías y aprendérselas: 

“… siempre sentí que si podía tararear o chiflar algo, podía reproducirlo en la batería… para mí eso era suficiente, aunque esa actitud es pésima”. 

Según esto, hasta la fecha, le cuesta algo de trabajo leer las partituras como tal y prefiere un método más “rudimentario” para componer. Se lo aplaudo totalmente. Por supuesto que para el pequeño Phil, Ringo Starr sería uno de sus ídolos e inspiración para su vida futura como baterista, con decirles que hasta se le hizo realidad conocerlo cuando era sólo un niño, ya que actuó como extra (extra del extra del extra) en la película “A Hard’s Day Night” de 1964, como parte del público en una de las presentaciones de The Beatles dentro del film. Me tomo una pequeña pausa para contarles que en este preciso momento estoy escuchando otra de mis canciones favoritas de Collins, “A Groovy Kind of Love” que es un cover de la banda “The Mindbenders” y que es mucho más popular con la versión de Phil. Recuerden que me gusta lo cursi, así que tenía que ser obvio que me guste tanto; la letra de la canción es lindísima y me parece que Collins hace un muy buen arreglo y le imprime su sello personal de inicio a fin. Es considerada como una de las canciones más solicitadas en las bodas, por oooobvias razones. En fin, regreso a lo que estaba. Durante su infancia y adolescencia –cuando ya le pagaron sus clases de música-, es buen estudiante, le gusta el jazz y las “big bands”, le gusta la actuación y forma un par de bandas con sus amigos, nada del otro mundo.



Es en 1970 (a la edad de 19 años), mientras leía una revista de música, que se topa con un anuncio de la banda ‘Genesis’ en donde solicitaban un baterista “sensible a la música acústica”. Ahí, justo ahí, es cuando le cambia la vida. Les he contado mil veces que es imprescindible estar en el lugar y momento adecuados para tener un golpe de suerte de tal magnitud, así que no hay que desesperarnos, seguro nos llega o ya llegó. Las audiciones fueron en casa de los papás de Peter Gabriel (¡qué frase tan random!) vocalista de la banda y mi buen Collins fue el primero en llegar, pero decidió ser de los últimos en pasar (mañoso el muchacho), así que mientras el día pasaba se dio un chapuzón en la alberca de los señores Gabriel y escuchó con determinación las audiciones de los que iban llegando hasta que por fin fue su turno. Obviamente a esas alturas sabía exactamente lo que la banda quería y se quedó con el puesto… puestazo diría yo. Durante 5 años, Phil fue el baterista, percusionista y corista de la banda, participando en los que son considerados los mejores álbumes de Genesis y los primeros referentes del rock progresivo y música folk inglesa, experimentando con sonidos, letras diferentes, diseños de portada extraños y con presentaciones basadas en la teatralidad. Realmente no sería ético de mi parte hablar de Genesis en la era de Peter Gabriel porque en realidad no estoy muy familiarizada con su trabajo, pero seguramente a ustedes les gusta y mucho; la mayor parte del odio hacia Phil Collins se fundamenta en el cambio radical y muy comercial que tuvo la banda tras la partida de Gabriel. En una movida considerada como peligrosísima para cualquier banda, Peter Gabriel decide abandonar al grupo en el ’75 por distintas razones y ahí es cuando Tony, Mike, Steve y Phil tienen que tomar la decisión de seguir o no con la banda. Entrevistan a más de 400 posibles cantantes hasta que de plano Collins dice: “¿y si lo hago yo?” y nuevamente se quedó con el puestazo, a pesar de ser el chaparrito, calvo y feo baterista. En alguna entrevista dijo que la transición había sido bastante fuerte y difícil porque, de estar en la parte de atrás del escenario “protegido” por su instrumento favorito, ahora tenía que estar adelante sin un apoyo teatral como el que solía tener Peter –con esos trajes, esas máscaras y maquillaje tan extravagantes- y bueno… lo hacía sentir bastante incómodo y como si estuviera desnudo. A final de cuentas pudo hacerlo y bien.

Cuando críticos de música y sus propios fans daban a la banda por muerta, fue esa decisión tan arriesgada la que le dio vida otros 20 años más, montones de discos vendidos, premios, giras agotadas etc. etc. etc. Cuando osan criticar a Collins por la supuesta redirección de la banda hacia algo más pop y comercial, me pregunto si al resto de los integrantes les pusieron unas pistolas o unos grilletes para grabar los 9 álbumes que siguieron tras la partida de Gabriel. En serio. Todos los miembros (que al poco tiempo eran sólo 3), escribían las canciones, tocaban y hacían su trabajo como cualquier otra persona, así que la responsabilidad NO recae en Phil ¿Ok? Canciones y éxitos como “Hold On My Heart”, “Tonight, Tonight, Tonight”, “Land Of Confusion”, “No Son Of Mine”, “Invisible Touch”, “Follow You, Follow Me”, “That’s All”, “Mama”, “In Too Deep” y “I Can’t Dance” son ¡BUENÍSIMAS! En este caso sí estoy familiarizada con esas canciones y vaya que me gustan. ¿Quién no ha hecho el pasito de “I Can’t Dance”? ¡Eran los años 80! Y la música de Genesis en esa época es claro reflejo de ello o viceversa, y no dudo que influenciaran a otros grandes artistas. Además, si de sacrificios se trata, Collins sacrificó su primer matrimonio, a sus dos hijos y a sus dos perros por la banda. En 1980, tras varias peleas y un ultimátum de su esposa, se divorcian, dejando a un Phil bastante afectado, dolido, enojado e inspirado para crear su propio material que comenzó con la gran leyenda que es Collins. ¿Ven? No sé exactamente cómo pero pudo manejar y gestionar perfectamente su carrera como solista y estando en Genesis al mismo tiempo durante 16 años o más.



Su primer álbum individual, “Face Value” fue un exitazo así como los otros 7 álbumes que grabó sin la banda y con ayuda hasta del mismísimo Peter Gabriel, entre otros artistas famosos. Mucho del odio hacia Collins también es por una supuesta sobreexposición durante los años 80 y 90… “… cuando querías huir de esas tonaditas, prendías la televisión y ahí estaba de nuevo. El Sr. Collins”.

Obviamente la fama de Collins creció como la espuma y, como ya les comenté, los álbumes, las giras, los premios, no dejaron de llegar. Colaboró con otros artistas de la talla de Eric Clapton, ya fuera como productor, baterista, corista y demás. Adelantándome mucho a finales de los noventa, ganó un Oscar a Mejor Canción Original por “You’ll be in my heart” de la película de Disney ‘Tarzán’, que es increíble, además de aventarse a cantar en español, francés y un montón de idiomas más (aunque no lo hace taaaan bien, pero se lo perdono). Y comenzó una buena relación con Disney en donde colaboró también con la película “Tierra de Osos” (que por cierto nunca he visto) y con algunas partituras más para el musical de Tarzán.

En 2011 después de la gira de reencuentro de Genesis, decide retirarse tras unos… ¿41 años de carrera? Pff… merecido se lo tenía. Desafortunadamente unos años (¿meses?) después, debido a una fuerte lesión en las vértebras, perdió cierta motilidad en las manos y dejó de tocar la batería y según hasta la fecha sigue sin poder hacerlo como solía. Trató de ser menos fatalista y le dijo a sus fans que cosas más terribles le sucedían a la gente todos los días y que necesitaría de terapia y tiempo para recuperarse. Pues bueno… Platicando con mi hermana, me parece que su vida ha sido bastante lineal, sin demasiados dramas o escándalos (o bueno, uno que otro, como su alcoholismo hace un par de años); ha trabajado mucho en lo que le gusta y en lo que sabe hacer bien y eso le ha traído inmensas satisfacciones, pero también problemas interpersonales y de inseguridades, pero sus ganas de retirarse, “vivir bajo una roca” –como bien menciona en un par de entrevistas recientes-, alejarse de los medios y de los estudios de grabación, no se debe para nada a eso y hasta lo mencionó en su página oficial en su momento; simplemente tomó la decisión para comenzar a vivir la vida familiar que tanto se le solicitó a través de los años, con una ya tercera ex esposa y 5 hijos que prácticamente no conocía.

¿Mis canciones favoritas de Phill Collins? Uff… agárrense que son varias: “Against All Odds (Take a Look at Me Now)”, “I Don't Care Anymore”“Separate Lives” (que la versión en vivo me encanta y les confieso que fue una de las primerititas canciones que yo traduje solita con lápiz y papel en mano, y me parece mucho más llegadora que Against All Odds), “True Colors” (sí, ese cover de Cindy Lauper), “Do You Remember?”, “Easy Lover”, “Take Me Home”“You Can't Hurry Love” (que en las Dixie Chicks también suena re bien y es un cover de por sí), “Another Day in Paradise”, "Who Said I Would”, “One More Night” "Inside Out", "Doesn't Anybody Stay Together Anymore" y las que obviamente ya les mencioné en párrafos anteriores.




Ganador de Grammys, Brit Awards, Golden Globes, un Oscar, un Disney Legend Award, con una estrella en el Paseo de la Fama, perteneciente al Songwritters Hall of Fame, al Rock and Roll Hall of Fame como miembro de Genesis y la lista sigue y sigue. Decidí titular así mi artículo porque tras mi pequeña investigación, de verdad sentí como si fuera la única que no lo odia y me imagino que así deben sentirse muchas personas más. Me encanta Phil Collins, me cae bien, me gusta que nunca dejó de ser quién era y siempre ha dicho las cosas tal y como las piensa y finalmente, me fascina en su etapa más popera, más comercial, más cursi y más ochentera. Según el próximo mes sale a la venta su autobiografía... ya veremos qué tal. Y no es el único libro que ha escrito, también redactó uno sobre su extraña obsesión por “El Álamo” y su colección personal de objetos correspondientes a dicho momento histórico, tanto así que los donó a un museo (ahora no recuerdo cuál). ¡Ah! ¿Y les mencioné que es papá de la guapísima actriz Lily Collins? Ella me encanta y me cae muy bien, así que puntos extra para mi amigo. Ojalá nos quede Phil Collins para rato y, si de plano ya no saca álbumes nuevos, me quedo contenta de poder escuchar una y otra vez el legado de canciones que amable y modestamente nos dejó.

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La Autora: Publirrelacionista de risa escandalosa. Descubrió el mundo del Social Media Management por cuenta propia. Gusta de pintar mandalas y leer. Ácida y medio lépera. Obsesionada con la era del jazz. Llámenme anticuada… ¡por favor!



La delgada línea amarilla: Visibilizando a los mundanos, a los otros olvidados


Cinetiketas | Por Jaime López | 


Antonio, un hombre solitario que trabaja como velador en un deshuesadero, es despedido súbitamente y sustituido por un canino (sutil simbolismo de un sistema que rechaza a los viejos). El hombre se ve obligado a comenzar de nuevo, llevando consigo sus recuerdos (los cuales caben en una caja pequeña) y encarando un futuro incierto. Así transcurre el tiempo hasta que, por circunstancias del destino, se encuentra con un trabajo en el cual debe ser el líder de un grupo de hombres cuya tarea es pintar una línea amarilla en un tramo de carretera que conecta dos comunidades del país.

Todo lo anterior representa la introducción a la premisa del primer largometraje escrito y dirigido por Celso García, “La delgada línea amarilla”, el cual, durante su paso por diferentes festivales de cine, como el de Guadalajara, ha sido galardonado con premios del público.

Eso último quizá se deba al enfoque que utiliza: visibilizar un conjunto de seres que, muy probablemente, fuera de las disciplinas artísticas, son ignorados, desechados, no "dignos" de ser protagonistas de análisis o narrativas.

“La delgada línea amarilla”, como señala la historiadora y cinéfila poblana Edith Ramírez, "es un poco la radiografía del país, de esa porción de nación olvidada, de los entes que pocas veces son objeto de la mirada cinematográfica”.

Asimismo, la historia de Celso García se erige como un relato sobre los errores, las pérdidas y los momentos difíciles por lo que todos en algún momento transitamos. Una historia que abraza y conecta con el espectador gracias a la sencillez de sus personajes y de su trama.

También representa la oportunidad de ver juntos en pantalla grande, durante muchos minutos, a uno de los equipos de ensueño de histriones del cine nacional contemporáneo: Damián Alcázar, Joaquín Cosío, Gustavo Sánchez Parra y Silverio Palacios, a los que se suma el joven Américo Hollander.

En dicho sentido, y al contrario de lo que puedan opinar algunos críticos, cada personaje tiene su razón de ser, sirve como un engrane pulido, preciso, lo cual produce que funcione a la perfección la maquinaria que Celso García ha construido. Aquí no hay cabida para manchones o líneas mal trazadas, nadie roba cámara a nadie y cada actor despega en su propia historia sin tremendismos o exageraciones.


Por medio de esta especie de "road movie", se visualiza a un México poco visible en los grandes medios comerciales de comunicación; un México olvidado por las dinámicas y actitudes de las nuevas generaciones: el México de las tradiciones; leyendas; ferias; tienditas extraviadas en medio de los desérticos caminos; y el de las personas que, por necesidad, tienen que emplearse en trabajos mal remunerados.

Por otra parte, “La delgada línea amarilla” igualmente plasma la ironía de la vida consistente en un chico que busca y un adulto que lo ha dejado de hacer. Es una historia que logra ser sensible, a pesar de ser contada por una pandilla de hombres, y lo logra sin caer en el drama barato. Quizás, hacia el final, el argumento es un poco predecible, pero está construido a partir de un lenguaje audiovisual que deja ver el oficio narrativo del director.

Pudieron haberse omitido o cambiado, ya que están de más o quedan a deber, dos elementos del film en cuestión: un Hollander que, en distintos momentos, demuestra su falta de experiencia histriónica; y una escena de enamoramiento estereotipada, que recuerda escenas de los melodramas nacionales de antaño. No obstante, la cinta de Celso García cumple, conmueve y entretiene. Estamos ante el gran desarrollo cinematográfico de un grupo de individuos comunes, que bien pueden encarnar a cualquiera de nosotros y, al mismo tiempo, convertirse en tipos extraordinarios.

Discografía en solitario de Freddie Mercury

Lost Sounds from Europe | Por José Alberto García | 



Farrokh Bulsara, como realmente se llamaba, consiguió llegar bien lejos a pesar de haber nacido en una isla de Tanzania. Tanto, que hoy día hay quien duda si coronar como rey del rock a Elvis o a Freddie. Se le reconozca ese título, o no, lo cierto es que Freddie es uno de esos pocos artistas que ha quedado, junto a su banda Queen, inmortales. Y gran culpa de ello la tiene el hecho de que Queen quizá tenga el sonido más atemporal de la historia.

Pero hoy quiero centrarme en una serie de canciones desconocidas para el gran público. Hablo del trabajo como solista de Freddie Mercury.

Después de conquistar el mundo con sus exquisitas composiciones y sus extravagantes y cautivadoras presentaciones en vivo con Queen, Mercury lanza en 1985 su único álbum en solitario: Mr. Bad Guy. En 1988 lanzaría otro álbum al completo, esta vez con la soprano española Monserrat Caballé. El tema Barcelona, sería el himno de los Juegos Olímpicos de dicha ciudad en 1992. Tristemente, Mercury murió meses antes de los Juegos a causa del SIDA, no pudiendo interpretar el tema. Por suerte, nos quedó una actuación de ellos juntos en Barcelona en 1988, en un festival que celebraba la llegada de la bandera olímpica. El momento es tan triste como emotivo:



Dejando a un lado estas incursiones operísticas, Mr. Bad Guy y recopilatorios siguientes, nos regalaron un puñado de espléndidas canciones de Mercury a solas. Muestra de ello es su primer single: I was born to love you.



Nos dejó, en su mayoría, canciones muy vitalistas y optimistas. También esta balada: In my defence. En 1992, tras su muerte, se hizo este precioso video con este tema con imágenes de toda la vida del artista:




Es una pena que hoy día tengamos a alguien tan a la altura de Mercury como es Matthew Bellamy (vocalista de Muse, banda que imita ampliamente el sonido de Queen) y el gran público no le reconozca. Quizá ya no aporta nada nuevo, pero no deja de ser el mejor vocalista y guitarrista vivo.

Y para terminar, recordemos uno de los mejores conciertos de la historia entera. Queen en Wembley en 1986:



Sus redes sociales oficiales son:


Es de agradecer que crearan, y mantengan actualizado, el perfil de Freddie en Facebook. Así, casi, casi le sentimos vivo. Así, casi se nos hace un poco menos duro pensar que vivimos en un mundo donde Freddie Mercury está muerto.

‘Me estás matando, Susana’ o el arte de ir a donde nos mandaron



Cinema Coyote | Por Alejandro Carrillo |

"El que pierde una mujer no sabe lo que gana"
Bolero de Luis Arcaraz


"Cuando José Agustín vio la película, estaba muerto de la risa", cuenta el director de "Me estás matando, Susana"; cinta basada precisamente en la novela "Ciudades Desiertas" que el escritor publicó en 1982, y que narra la historia de Eligio, un actor de medio pelo que hace telenovelas y comerciales; y Susana, escritora inédita que un día decide marcharse.

Es una historia simple y entretenida que va y viene de lo cómico a lo doloroso con situaciones que atrapan al espectador desde el principio y con Gael García Bernal como protagonista y ladrón del filme, en uno de sus papeles más auténticos: el eterno chilango celoso, chelero y mujeriego.

La contraparte corre a cargo de la actriz española Verónia Echegui (les urge verla), que le da vida a la fugaz Susana, joven escritora que se muere por trascender y en una de esas, harta de la situación con Eligio (Eligio de la chingada), decide irse sin avisar. 

Más herido en el orgullo que en el corazón, Eligio emprendé un viaje al invierno del oeste norteamericano para traer a Susana de vuelta a la vida de marido y mujer en el Distrito Federal.

He de confesar que no tenía muchas esperanzas de "Me estás matando, Susana", tomando en cuenta lo irregular que se ha tornado el cine nacional en la historia reciente, pero no exagero al afirmar que la cinta es una de las mejores producciones mexicanas de los últimos años.

Grandes aciertos tiene la dirección de Roberto Sneider, que ya ha llevado de buena manera al celuloide otros clásicos de la literatura nacional como "Arráncame la vida" de Ángeles Mastretta y "Dos crímenes" del genial Jorge Ibargüengoitia. Los resultados ahí están.

En esta ocasión y a diferencia del drama histórico "Arráncame la vida", Sneider optó por situar la adaptación en un contexto contemporáneo alejado del entorno político y social que relata la obra de Agustín, pero sin apartarse del todo. Esto con la finalidad de sacarle el mejor partido a la tragicomedia entre Susana y Eligio.

Otro punto a resaltar del filme es el retrato que hace de la idiosincrasia del macho mexicano, encumbrado en el personaje de Gael, que aunque soberbio y jugador es capaz de dejarlo todo con tal de sacarse la bala del pecho aunque al final tenga que ir de regreso a donde lo mandaron (tú sabes a donde). El "pégame pero no me dejes" como bandera y argumento cinematográfico.

En palabras de García Bernal, "es una película muy entretenida, atrapa. Además, a partir de la historia de los protagonistas podemos reflexionar en torno a nuestra propia vida. La pueden disfrutar todos, pero es para que la ven los novios o los que quieran serlo. El encanto está en que ellos se podrán dar sus besos y pensar sus consecuencias".

"Me estás matando, Susana" es una película bien dirigida y bastante fina desde el punto de vista fotográfico e histriónico. Mención aparte merece la musicalización, en especial el tema principal de la película a cargo del desaparecido Rodrigo González cuya música siempre nos remite a los tiempos de híbridos, a los ranchos electrónicos y a las ciudades desiertas de las que tanto nos ha hablado José Agustín a lo largo de su obra.


Long Live The King: Elvis Presley













Call me old fashioned... please! | Por Mónica Castro Lara |


Treinta y nueve años atrás, en un martes 16 de agosto, el mundo entero se conmocionaba por la repentina y a la vez predecible muerte del rey del rock ‘n’ roll, aquel que se encargó de revolucionar completa e irreversiblemente la música de toda una generación; el de la sonrisa irresistible, guapura inexplicable, movimiento de caderas sensualísimo y el que definió e inició el concepto de 'rockstar': Elvis Presley (de una vez le voy anotando sus puntos extras porque su nombre efectiva y legalmente es ese).

En días recientes me he dado a la tarea de “empaparme” de la vida de este ícono de la música y, así como la mayoría de sus canciones, ¡me fascina! además que también me encanta ver sus innumerables fotografías y videos porque aceptémoslo: Elvis era increíblemente atractivo y mucho de su éxito precisamente estaba basado en toda una estrategia de mercadotecnia que giraba en torno a su físico, incluso en su época más fatalista, pero eso es algo de lo que ahondaré más adelante. Justo en estos momentos estoy escuchando “It’s Now Or Never” basada en la famosa canción italiana “O Sole Mio” y bueeeehhh… díganme, ¿a quién podría no gustarle Presley? 

Su voz es bellísima, considerada como de barítono y/o tenor; coincido totalmente con el editor ejecutivo de la Harvard University Press, Linsday Waters, cuando dice que la voz de Elvis “[…] tenía una gama emocional, desde susurros y suspiros tiernos, hasta gritos y gruñidos rasposos, que podían pasar al oyente de la calma y entrega, al temor”.

Según yo y mis cuentas, fue más o menos a los 10-11 años que escuché a Elvis con plena consciencia, cuando junto con mi mamá y hermana nos inscribimos a clases de bailes de salón (cuando se enseñaba de todo un poco y no como ahora, que de repente nada más se concentran en salsa o cumbias) en la Casa de la Cultura y el profesor nos ponía alguna que otra canción de Presley para bailar rock ‘n’ roll, siendo unas de mis favoritas “All Shook Up”, “Don’t Be Cruel” y “(Let Me Be Your) Teddy Bear”, el trío perfecto para bailar, cantar y enamorarse de Elvis. Después de unos meses, alguno de mis papás compró un CD de 15 éxitos del cantante y pues ya… ahí nació verdaderamente el gusto por escucharlo y de inmediato, nos aprendimos la letra de sus canciones. No sólo me gusta Elvis porque sea una leyenda y de cajón tenga que ser digno de admirarse, sino porque auténticamente me encanta su trabajo, su voz, sus canciones y su forma tan peculiar de ser.

¿Recuerdan mi artículo sobre Sinatra en diciembre del año pasado? He decidido hacer la misma dinámica de redacción para este que estoy escribiendo, ya que me resulta un poco difícil abarcar toooooda la historia de Elvis y que además, seguramente muchos de ustedes conocen (aunque sea una parte de ella), por lo que me he propuesto compartirles los 7 datos/momentos que más llamaron mi atención. ¿Por qué sólo siete? Pues básicamente porque me gusta ese número hahaha (y eso que en realidad me gustan mucho más los números pares… sí… locuras y obsesiones personales). Justo escucho “Kiss Me Quick” y me dan ganas de contestarle un escandaloso “¡CLARO QUE SÍ, QUERIDO!”


La teoría del gemelo. Elvis nació un 8 de enero de 1935, 35 minutos después que su hermano gemelo idéntico Jesse Garon, que desafortunadamente nació muerto. Dicha situación lo convirtió en hijo único e increíblemente apegado a ambos padres, pero sobre todo a su mamá. Seguimos con las infancias difíciles, ya que la familia Presley era bastante pobre: tenían que vivir de ayuda de familiares, amigos y del gobierno. Su papá estuvo preso por un tiempo y tenían que trabajar de todo para medio poder sobrevivir. A los 18 años Elvis decidió juntar $3.99 dólares para regalarle a su mamá una grabación de las canciones “My happiness” y “That’s When Your Heartaches Begin” y a Sam Phillips, dueño de la disquera Sun Records, le gustó un montón lo que escuchó, colocó la grabación en la radio y la fama de Elvis creció como espuma. Cuando el “Uncle Sam” lo llamó a enlistarse en el ejército en el ’58, mi querido Elvis estaba en la cúspide de su carrera, por lo que muchos confiaban en que ese sería su fin sin poder proyectar la excelente estrategia que su manager, el durísimo Coronel Parker, diseñó y orquestó junto con el gobierno estadounidense. Elvis regresa dos años después completamente ileso, pero es justo en esta época cuando cambia un poco su estilo musical y comenzaron un montón de teorías e historias medio ridículas, como por ejemplo que Elvis había muerto en Alemania y fue suplantado por su hermano gemelo Jesse, que había sido mantenido en “cautiverio” durante toda su vida y que, como no tenían las mismas voces y no alcanzaba las mismas notas que Elvis, le tuvieron que cambiar el tipo de música que interpretaría. Bastante gracioso ¿no creen?

La nariz de Elvis. Resulta que la guapura de mi Elvis no fue 100% real, pero ni crean que me afectó en lo absoluto dicha noticia ehh. En 1956 firma su primer contrato cinematográfico con la película “Love Me Tender” interpretando a Clint Reno y, ya no recuerdo si es antes, durante o después cuando se somete a una operación de corrección de su nariz, haciendo su cara mucho más estética. Y sí, uno de sus tantos distintivos, es su linda nariz recta, ¿apoco no? Otros procedimientos de belleza a los que se sometió, fueron un tratamiento dermatológico intenso para tratar el acné de su cara, cuello y espalda; desde que se volvió famoso, hasta el día de su muerte, Elvis tiñó su cabello, patillas y cejas de color negro intenso, ya que su color natural era el castaño claro y, finalmente en cuestiones más saludables, también se sometió a un tratamiento dental para emparejarle los dientes. Presley fue duramente criticado y tachado de homosexual por pintar sus ojos con sombras obscuras en sus primeras apariciones en televisión, pero lo hacía (o se lo hacían) con el fin de darle mayor profundidad a sus lindísimos ojos claros (que según yo son azules). Literalmente la belleza, el carisma y los gestos de Elvis, me dejaron con cara de idiota frente al monitor cuando vi la escena de la película “Girls! Girls! Girls” en donde interpreta la canción “Return to Sender”, con un pulcrísimo traje negro. Por favor vean el video y me cuentan cuál fue su reacción.




Medium Close Up. Tratemos de ubicarnos a mediados de los años 50’ en el Estados Unidos de la doble moral, donde no les importaba ser partícipes de una brutal “cacería de brujas” de supuestos comunistas, pero les escandalizaba enormemente el grado de erotismo y sexualidad que mostraba Elvis Presley con su tan famoso movimiento de caderas. Así de ridículos han sido los gringos siempre y no me lo van a negar. El caso es que, personalidades como Ed Sullivan, juraron casi casi ante la cruz que no tendrían a Elvis de invitado en sus shows, pero cuando a la competencia le incrementó los ratings de audiencia, pues no les quedó más remedio que hacerlo peeeeero con la condición de únicamente enfocarlo del pecho para arriba, en una toma conocida como medium close up para que el mundo no pudiera ver ese movimiento de caderas que para muchos, era como invocar al mismísimo Lucifer. Obviamente las chicas más jóvenes se morían por verlo y los chicos por imitarlo. Quiero pensar que esos movimientos fueron inspirados en el gran Al Jolson y si no me creen, vean la película “The Jazz Singer” (la original, la de Neil Diamond ni me dieron ganas de terminarla para serles muy honesta) y discutimos cuando gusten, siempre y cuando escuchemos “Jailhouse Rock” de fondo y comparemos. Hablando un poco sobre esta excelente canción, para muchos es considerada como la pionera del rock ‘n’ roll junto con “Hound Dog” y yo, aunque no sé mucho de música, también comparto dicha consideración.

Priscilla mi amor. Imagínense que a los tiernos 14 años, llega un tipo guapísimo de 25 años y se empieza a interesar por ti y por lo tanto, a cuidarte, a coquetearte y a consentirte ¡ah! y además resulta que es la estrella más importante en tu país… Pues es el sueño de muchas y a la guapa Priscilla Ann Beaulieu se le hizo realidad. Si ustedes ven alguna fotografía de Priscilla a los 14 años, seguro les pasa lo mismo que a mí, que van a gritar “¡no mam… parece como de 25!” Ambos se conocieron en Alemania mientras Elvis andaba de servicio militar; se enamoraron y vivieron un “tranquilo” romance de 7 años, hasta que se casaron en Las Vegas en 1967. Muchas personas allegadas a la pareja afirman hasta el día de hoy que Priscilla fue el gran amor de Elvis y que auténticamente la adoraba, a pesar de sus innumerables infidelidades y del hecho de que nunca pudo ofrecerle una vida estable debido a las agotantes giras, grabaciones y películas de las que era partícipe Presley. Priscilla insiste que mucho del desequilibrio que sufría su ex marido fue por culpa de su representante, ya que influía de manera sumamente negativa en la vida privada y profesional de Elvis. La pareja se divorció en 1973, tan sólo 5 años después del nacimiento de su hija Lisa Marie, quien desafortunadamente sería una especie de “trofeo” para varios de sus exmaridos  en años posteriores al ser fanáticos de Elvis Presley, como fue el caso de Michael Jackson o Nicolas Cage. Cuando se divorcian, Elvis y Priscilla siguen siendo muy buenos amigos, pero mucho del desplome del rey del rock ‘n’ roll precisamente tuvo que ver con su separación. Lo bonito es imaginarnos que en alguna que otra ocasión, le dedicó canciones como “Can’t help falling in love”, “Love Me Tender” y “It’s now or never”, que por siempre y para siempre serán mis canciones favoritas de Elvis, he dicho.



La misma película una y otra vez. Justo escucho “Are You Lonesome Tonight?” y me doy cuenta que también es de mi repertorio favorito de Presley, así que seguramente tendré que hacer una lista selecta para ver cuántas canciones resultan ser mis favoritas… les aseguro que más de 25. La parte en que habla, por ahí del 1:30’’ es bastante rompe madres, o no sé ustedes qué piensan. Bueno, cambiando de tema, Elvis Presley era considerado como uno de los peores actores de su época. Sí, lamentablemente la actuación no era para nada su fuerte a pesar de las 30 películas que filmó y, gracias a los terribles y temibles manejos de su agenda por parte del Coronel Tom Parker, Elvis se vio obligado a hacer películas malísimas una y otra y otra vez; en la mayoría de plano era la misma historia y no tenían nada de especiales. Hay quienes aseguran que, harto de recibir tantas críticas, enfrentó a su agente reclamándole los malos papeles que le asignaba y que quería hacer películas verdaderamente buenas, con algo de drama o retos actorales, pero ‘El Coronel’ lo mandó al diablo insistiendo que esos eran verdaderos éxitos de taquilla y que a nadie le interesaba un Elvis siendo buen actor. Ese tal Tom Parker era un verdadero hijo de puta, porque no sólo desequilibró a Elvis mental, emocional y físicamente, sino que le exprimió hasta el último centavo cuando estaba vivo para gastarse en un sólo sentón millones de dólares en apuestas y sus ganancias se triplicaron cuando Presley falleció. Además de ello, prohibió a Elvis salir de gira al extranjero por miedo a sus propios problemas legales, al mentir diciendo que era ciudadano estadounidense siendo que en realidad, era de los Países Bajos. Así que gracias a ese esperpento, el mundo nunca tuvo la satisfacción de ver a Elvis Presley fuera de territorio gringo. Resultó que a finales de los 60, las ventas de los discos de Elvis descendieron un porcentaje importante, por lo que el dinero que ganaba de las películas y sobre todo de las giras, eran sus únicos medios de ingreso. Acabo de recordar que en mi artículo sobre Nat King Cole, les conté cuando Elvis cantó (bueno… “cantó”) “Guadalajara, Guadalajara” en una escena de la película “Fun In Acapulco” que obvio NO se grabó en Acapulco. Es la única canción que no me gusta de Presley, se los aseguro.

La Mafia de Memphis y/o los TCB. Actualmente, las y los cantantes de moda, presumen en sus redes sociales al séquito de personas íntimamente relacionadas con ellos, dispuestos a cumplir muchos de sus caprichos o solamente servir de compañía en los ratos de aburrimiento; a dicho grupo se le denomina como “squad” o “entourage”, pero en los años de Elvis, su grupo se llamaba “The Memphis Mafia” o “TCB” que significa Taking Care of Business. El “squad” de Elvis incluía a unos 15 hombres que se la pasaban día y noche con el rey, tomando, drogándose, en interminables fiestas, una que otra orgía privada y apoyando moralmente al cantante. Dichos hombres, incluían a dos de sus primos, su peluquero y guía espiritual, sus guardaespaldas y uno que otro músico de su banda. Muchos de ellos narran en el documental “Elvis: The Last 24 Hours” que a pesar de su personalidad alegre, bromista e irreverente delante de las cámaras o en los escenarios, Elvis era una persona bastante reservada, medio tímida y a la que no le gustaba hacer o conocer amigos nuevos, ya que se sentía inseguro y amenazado, así que el hecho de estar constantemente rodeado de 15 hombres o más, lo mantenía de muy buen humor y podía trabajar con “tranquilidad”, y lo pongo entre comillas porque los excesos lo llevaron a la tumba literalmente: sufría de insomnio, de estreñimiento, de atracones de comida, de adicciones y muchas cosas más. Al principio de mi artículo, cuando dije que su muerte fue predecible, es porque dicha “Mafia de Memphis” aseguraba que Elvis estaba muy mal, que no era el mismo y que no podía continuar con el mismo ritmo de vida. Obviamente ya siendo grandes, se arrepienten de tantos excesos y de no ponerle un alto a Elvis, pero mientras lo vivieron, simplemente no querían que se terminara. Así es la vida de un rockstar a final de cuentas ¿no? De fondo escucho “The Girl of My Best Friend” y con orgullo les comparto que mejor me la sé en español que en inglés…



Bill Bellew. Todos conocemos que una de las imágenes emblemáticas de Las Vegas, son los miles de imitadores de Elvis Presley, con sus jumpsuits ajustados y escandalosamente brillantes. Le tenemos que dar gracias al diseñador Bill Bellew por tal aportación al mundo, ya que fue la persona encargada de diseñárselos a Elvis. Y no sólo esos jumpsuits, sino también el famosísimo atuendo de cuero negro que Elvis uso en el programa histórico de televisión “Elvis NBC Comeback Special” en 1968, ese que Sharleen Spiteri parodió en el video “Inner Smile” de Texas (un video y canción que también me fascinan), que si no han visto, se los recomiendo muchíiiiisimo. Volviendo al especial de televisión de Elvis y a ese sensacional atuendo, una de las canciones que mejor interpretó fue “Heartbreak Hotel”, donde se le puede ver coqueto, bromeando y muy relajado. Otras canciones que hicieron relucir mucho el traje y obvio a Elvis, fueron “Blue Suede Shoes” y “One Night With You”. En sus últimos conciertos, los trajes de Bill Bellew no hicieron más que agrandar y evidenciar el deterioro del estado físico de Presley. Un dato adicional con respecto a Elvis y a Las Vegas (mientras oigo adrede la canción “Viva Las Vegas”), es que él fue el causante de imprimirle miedo y rechazo a muchos otros cantantes para no querer dar conciertos en Nevada, y es real. Artistas como el mismísimo Frank Sinatra, Elton John o Rod Stewart, se negaban en un principio a dar conciertos ahí porque ir a Las Vegas era sinónimo de acabar con sus carreras musicales, de estar en un estado medio deplorable y tener que recurrir a escenarios con públicos deprimentes. Obvio luego se dieron cuenta que ahí estaba la lana y que no les pasó nada malo.

Ícono de la música, del cine, de la moda y hasta de una ciudad entera. Una combinación mortal de pastillas, fueron las encargadas de arrebatarnos a Elvis Presley a sus 42 años, que las consumía diariamente sin problema alegando que eran “drogas buenas” al ser prescriptas por médicos certificados. Un final desdichado para el encargado de revolucionar a la música, como he mencionado anteriormente. Se me viene a la mente y al corazón dedicarle canciones como “Always On My Mind”, “If I Can Dream” o “Young Dreams”. En fin. El próximo año serán 40 años sin Elvis, pero qué les parece si mientras conmemoramos este agosto de 2016 cantando “Suspicious Minds” aunque desentonemos.

Top: El 'Lado B' de The Killers


Lost Sounds from Europe | Por José Alberto García |




¿Cómo llevan el verano, amigos? Seguro que ahora que tenéis más tiempo libre estáis deseosos de haceros con nuevas canciones. Hoy os quiero hablar de The Killers, esta banda liderada con Brandon Flowers del que ya os he hablado en otra ocasión. Como seguro que ya conocéis sus hits, ¿qué tal un repaso a esas canciones de las que nadie habla? Bienvenido al top de canciones secundarias de los Killers: 



Si comenzamos por su primer álbum, Hot Fuss, encontramos joyas ocultas como ‘Andy, you’re a star’ en la que cuenta la típica historia del chico que se enamora del capitán del equipo de su instituto. Unos repetitivos y profundo acordes de guitarra dominan la canción junto al sintetizador característico de esta banda.





Más abajo en el mismo álbum encontramos ‘Everything will be alright’. Una canción lenta pero optimista con unos sonidos más ambient inauditos en los Killers.





También en Hot Fuss tenemos ‘Why don't you find out for yourself’ (cover de Morrissey). Es simple pero tremendamente pegadiza.






En el número 16 de Hot Fuss (este álbum es eterno y eternamente bueno) tenemos ‘Glamorous indie rock & roll’ un temazo tremendo.






En la pista 22 aún encontramos joyas como ‘Get Trashed’. Muy distinta al estilo habitual de esta banda. Con el bass por las nubes y la voz muy modificada y en un segundo plano, recordando a otros estilos. Sin duda, una rareza en la discografía de estos chicos que merece al menos una escucha:





Si pasando al Sam’s Town, también nos encontramos alguna canción que no fue single pero que es muy buena. Como la canción que da título al álbum:






En el 9 de este álbum encontramos ‘My List’. Cuenta con sonidos poco habituales en ellos y es quizá la canción más desgarradora de la banda. Triste y oscura:






Todo lo contrario pasa con ‘This Rivers is Wild’, tema vitalista y loco:






Por último, ‘Why do I keep counting’. Sin duda esta es la canción más parecida a lo que Brandon Flowers hace en sus discos en solitario, no te la pierdas:





Espero que te hayas apuntado algunos de estos temas, ¿cuál añadirías? ¡Dímelo en los comentarios! ¡Hasta la próxima! 





Sus redes sociales oficiales son: 




“Mente implacable”: Los gruñidos del protagonista


Cinetiketas | Por Jaime López |


Tomemos como cierta la primera parte de la premisa: los recuerdos de un agente de la CIA (¿o del FBI?, a estas alturas da igual), caído en misión, son trasladados al cerebro de un tipo que, aparentemente, “no siente nada”, y cuyo lóbulo frontal es tierra fértil para la implantación de células de la memoria. El objetivo es recuperar las últimas experiencias vividas por el agente fallecido, para así encontrar a un hacker holandés que amenaza con crear un caos en los sistemas de armamento de Estados Unidos.

Lo anterior, sumado a un prometedor elenco, sonaba llamativo y hasta convincente, incluso con un Kevin Costner a la cabeza. Sin embargo, la historia se va desmoronando poco a poco, y lo que inicia como un thriller, mezclado con toques de ciencia ficción, termina por diluirse en un drama de acción hueco, forzado, predecible y demasiado inverosímil. Con un cuadro de actores sumamente desaprovechados y un Costner emitiendo bufidos durante casi todo el metraje.

Pareciera que el otrora galán de “El Guardaespaldas” no supo comprender lo que significaba  crear a un ente sin sensibilidad alguna (¿o será culpa del director?). Su manía por gruñir para no demostrar sentimiento alguno raya en el humor involuntario. Hasta Clint Eastwood es más natural en su estado primigenio, ya no se diga con sus personajes de gestos adustos.

Lo rescatable: algunas secuencias de acción, con una buena atención en los detalles y mucho cuidado en la producción. También lo es la participación especial de Ryan Reynolds, quien desde “Deadpool” trae consigo una buena racha. En “Mente implacable” o “Criminal”, Reynolds demuestra un nuevo rango actoral, a pesar de sólo aparecer quince minutos. 

Lo más triste de todo es que se malgaste la figura de dos buenos actores, el versátil Gary Oldman y el prestigiado Tommy Lee Jones. La culpa no es de estos últimos, sino de un guión plagado de caracteres unidimensionales y poco trascendentales. El peor de todos es Jordi  Mollá, que ha ejecutado el mismo rol ya en muchas ocasiones, un terrorista estereotipado con mala pronunciación del “inglish”.


¿Y el desenlace? No sé si es peor o igual de ridículo que la escena de la actriz que sale ilesa de una explosión, y se observa en su rostro un pésimo maquillaje, el cual pretende hacernos creer que ha sufrido cierta cantidad de quemaduras. Quemada es la que se dieron mis retinas con esta fútil película.     

“Buscando a Dory”: El ABC del universo Pixar


Cinetiketas | Por Jaime López Blanco | 


El simpático y olvidadizo pez hembra azul de “Buscando a Nemo” está de regreso, ahora encabezando esta especie de secuela/spin-off de un film que, en el 2003, tuvo gran éxito de recaudación y de críticas. Trece años después, nuevos y viejos integrantes de las familias podrán sumergirse en las salas para conocer o recordar, respectivamente, a la pandilla acuática que apareció por primera vez en el periodo mencionado.

Lo cierto es que, cuando esta columna se publique, “Finding Dory” habrá logrado rebasar la histórica cima de la taquilla animada estadounidense-canadiense, la cual estaba en poder de “Shrek 2”, y se convertirá en la tercera película con mejores ingresos en toda la existencia de “la casa del ratón” (Buenavista/Disney). 

En virtud de todo lo anterior, vale la pena preguntarse si “Buscando a Dory” cumple con todas las expectativas generadas. ¿Sus buenas reseñas son justas,  directamente proporcionales a la calidad de su historia? Cabe recordar que el cine también es un ejercicio de subjetividad, pero esto no impide darse cuenta de evidentes e indefendibles bodrios. Este no es el caso.

Debo confesar que la anterior película de “Dory”, de hace más de una década, no me dejó muy satisfecho. De hecho, no es una obra que recuerde como lo mejor de la firma Pixar. Eso sí, su técnica de animación era digna de reconocerse, sin reproche alguno. En aquella ocasión, el personaje de “Dory” fue precisamente el que me pareció el más encantador. Ahora es la protagonista y es tan grande su carisma (se le escuche en español o en inglés) que irradia ternura en cualquier océano de este mundo.

“Dory” es un ser que padece de memoria a corto plazo, lo que la hace diferente y convierte en una especie de paria entre los “normales” en materia de retentiva mental.  Además, es arrebatada, impulsiva, cuestión que le preocupa a “Marlin”, el papá de “Nemo”, ya que éste lleva su vida con un método o una rutina más cauta y ortodoxa. Luego entonces, esas diferencias, esas particularidades la hacen más especial, única.


De lo anterior, se puede evidenciar el primero de los tres principios básicos de la productora de la lámpara saltarina, regalar el protagónico a los  menospreciados, a las minorías marginadas (el “Remy” de “Ratatouille”; la grúa vieja y abollada de “Cars 2”; el anciano de “Up”; la antiprincesa de “Brave”).

Utilizar el “esqueleto” narrativo de la búsqueda de algo o de alguien, e incorporar en el camino a personajes memorables, junto con equilibradas dosis de comedia, aventura y drama, conforman el segundo principio fundamental de la casa Pixar. Ocurrió con “Wall-E” en su rescate por “Eve”; con “Alegría” y “Tristeza” en “Intensamente”; o con “Woody” y “Buzz” en la trilogía de “Toy Story”. Aquí “Dory” busca a sus padres, y en su odisea encuentra a grandes personalidades, tales como el pulpo “Hank” (memorable carácter) o “Destiny”, la amiga ballena con problemas visuales.

Finalmente, Pixar tampoco hace a un lado a su tercera característica sustancial: la exquisita técnica de elaboración y un cortometraje (en este caso, uno que funciona como muy buen prólogo de la historia marítima).

¿El resultado? Un filme divertido que, a pesar de sentirse poco original o novedoso, sabe contarse, ya que sus creadores entretejen hábilmente todos los hilos, con lo cual logran mantener atentos tanto a grandes como a chicos.

No la considero una de las mejores cintas producidas por el estudio Pixar (principalmente por lo que respecta a su guión), pero tampoco es una pérdida de tiempo. Se deja ver y provoca constantes sonrisas. Mención honorífica a la secuencia de acción en la que se disminuye la velocidad de los frames y se resalta en primer plano el melódico clásico de jazz de Louis Armstrong, “What A Wonderful World”. Muy buena escena, sin desperdicio alguno.

Algunos tipos tienen 'toda la suerte', Rod Stewart tuvo eso y más



Call me old fashioned... please! | Por Mónica Castro Lara |


Comienzo este artículo advirtiéndoles una cuestión que considero fundamental para la lectura del mismo y que, aunque me caigan unos cuantos enemigos encima, no me importa en lo absoluto: me encanta el viejo Rod Stewart. Sí, ese Rod de 30/35 años a la fecha. Y no es que no sepa reconocer su larga e increíble trayectoria de cinco décadas, pero alguien con gustos musicales tan obvios como los míos, era de suponerse que disfrutaría más una canción como "You're in my heart" que "Pool Hall Richard", por ejemplo. Aun así, la evolución musical de este rockstar inglés/escocés es una de mis favoritas, porque ha tenido de todo: desde ser descubierto al tocar la armónica en la estación de trenes Twickenham, ser callado de manera abrupta por interpretar música que nada más era considerada como ruido molesto, sufrir de pánico escénico, ser terriblemente criticado por sus tintes disco en "Da ya think I'm sexy?" y hasta padecer un cáncer de tiroides que forzosamente hizo que aprendiera a cantar desde cero a la edad de 55 años. Indudablemente, mi querido Rod es una de esas estrellas legendarias que han inspirado a miles de artistas y cuyo carisma, cabellera dorada y tremendo sex appeal, lo hacen mucho más especial de lo que ya es.

Platicando con mi hermana, coincidimos que la primer canción que escuchamos de Roderick (que es su nombre completo) fue la balada "For the first time", un cover del buen Kenny Loggins (famoso por el soundtrack de “Top Gun”) y que forma parte de su disco recopilatorio "If we fell in love tonight" de 1996, el cual tiene otros éxitos increíbles como “Have I Told You Lately” y “First Cut Is The Deepest”. Todas ellas pertenecen de manera obligatoria a mi repertorio de canciones favoritas... que si me pongo a reflexionar, este repertorio mío debe tener miles y miles de canciones, pero es para que se den cuenta que, aunque sea de manera medio amateur, soy una verdadera fanática de la música y que me encanta y halaga mucho cuando aquí en Sputnik me llaman melómana; me la iré creyendo cada vez más, se los prometo. En fin. Fue precisamente por ahí del ‘98 que nos compramos ese CD recopilatorio y, desde entonces, lo escucho con mucho entusiasmo… ¡me encanta de principio a fin! No hay una sola canción de este material que no me guste. Seguro han escuchado el trío Stewart/Sting/Bryan Adams en la canción "All for love", un exitazo del ‘93 y cuyo vídeo nos demuestra una vez más, la personalidad tan extraordinaria de Rod. Deduzco que es precisamente en el ’98 –a mis tiernos 9 años- que solía pensar que Stewart era un cantante de puras baladas, canciones soft rock (aunque obviamente a esa edad NO sabía qué demonios era el soft rock) y una que otra canción popera. Años después me di cuenta lo equivocada que estaba.



Si hay seis cosas que caracterizan a Rod por sobre cualquier otro artista, son las siguientes: su voz ronca, su amor por el fútbol, su voluminosa –y auténtica- cabellera dorada, su gusto por el modelismo de trenes, su estilo y su obsesión por mujeres guapísimas, rubias y de piernas larguíiiiisimas. No les miento: ha tenido un montón de novias y ha estado casado con tres mujeres diferentes que encajan perfectamente con la descripción que les dije; muchos se preguntan: “¿pues cómo le hace?” y la verdad es que… ¡quién sabe! Digo, tiene lo suyo y eso nadie se lo niega, pero bueno. Su relación más larga y estable, es con su actual esposa Penny Lancaster; llevan juntos desde el ’99. Es papá de ocho hijos, con edades sumamente variadas, que van desde los 53, hasta los 5 años (Penny lo hizo papá por última vez en el 2011, a los 66 años). Y por nada del mundo se me olvida platicarles que es abuelo de la tierna Delilah Genoveva, hija de Kimberly Stewart y ¡¡BENICIO DEL TORO!! ¿Se imaginan tener un ex yerno tan cool como lo es Benicio? Es una estupidez mía, pero me intriga demasiado pensar sobre qué podrán hablar cuando están juntos.

La historia de Roderick David Stewart (puntos extras porque su nombre real sí es Rod Stewart), es muy parecida a la de los otros artistas de los que he hablado; nacido un 10 de enero de 1945 en Highgate, North London, hijo pilón de Robert y Elsie, Rod fue un niño bastante mimado y querido por su familia, pertenecientes a una clase media baja. A pesar de ser el hermano más chico, se llevaba muy bien con sus otros siblings; era muy malo en la escuela y la abandona cuando tiene 15 años, pero antes de que esto sucediera, sus papás (para variar) le enseñan dos cosas que lo marcarían de por vida: la música y el fútbol. Hasta la fecha es fanático del “Celtic Football Club”, un equipo escocés con sede en Glasgow y al que no le apena incluirlo hasta en sus canciones. Sobre la música, dice que una de sus principales inspiraciones fue Al Jolson, pieza clave en el cine y el mundo del entretenimiento en la Era del Jazz; lo inspiraba su voz, sus movimientos y su manera de actuar ante su público.




Cuando abandona el colegio, trabaja de todo un poco: en una imprenta, como repartidor de periódicos, en un cementerio, en una funeraria y así. Mientras todo esto sucedía, su papá lo animó a convertirse en jugador profesional de futbol y entró a hacer pruebas a la tercera división del Brentford, F.C. pero, a final de cuentas, no quedó en el equipo. Actualmente Rod declara que le da mucho gusto que eso sucediera porque: 

“[…] trabajando en la música, podías emborracharte, salir al escenario y hacer lo tuyo. Si hubiera sido jugador de fútbol, no podría emborracharme y salir a jugar, sería imposible. Además, lo bueno de ser cantante es que a mi edad, aún puedo hacer ambas cosas: cantar y jugar. Si hubiera trabajado en el fútbol, tendría años de estar jubilado”. 

Coincido con él. Después de varios arrestos por ser medio izquierdoso y apoyar activamente la Campaña para el Desarme Nuclear de inicio de los 60, conoce al cantante de folk Wizz Jones y se embarcan en un viaje de “búsqueda personal” que los llevaría hasta París, para cantar y dormir bajo los puentes del Río Sena y después a Barcelona, para ser deportados por vagos. Así, literal. Regresa a Inglaterra para adoptar rápidamente el estilo y modus vivendi de los “Mod”, una especie de subcultura que se dio primeramente en hombres y después en mujeres. Para que se den una idea muy general, es un look parecido al que tenían los Beatles a inicios de su carrera: trajes ceñidos y cabello relamido. La diferencia entre el look del famoso cuarteto y el de Stewart, es que Rod usaba todo tipo de colores y combinaciones más dramáticas, y que se paraba mucho el cabello, marca distintiva hasta la fecha ¿no?

Acto seguido y para no hacer tan largo y tedioso este artículo, los siguientes nueve años –del 61’ al 70’- sería una constante entrada y salida de varias bandas locales con éxitos medianos, así como peleas sobre las capacidades musicales y vocales de Stewart: se daban cuenta de su enorme potencial y lo “echaban” rápidamente antes de que le quitara el lugar al vocalista de la banda. Es en 1969 cuando se une a Ron Wood, Ronnie Lane, Ian McLagan y Kenney Jones para formar “Faces”, banda con un sonido auténtico del rock de inicio de los 70. Faces nos daría cuatro álbumes y singles exitosos como "Flying", “Had me a real good time”, “(I know) I’m losing you”, “You can make me dance, sing or anything” y “Stay with me”, que son bastante buenos. Con estos éxitos, llegaron como de esperarse, cualquier cantidad de excesos, como el alcohol, alguna que otra droga, fiestas interminables y la experiencia primeriza de las groupies con las que tenían sexo desenfrenado prácticamente noche tras noche. El estilo de Rod también cambió: ahora eran los pantalones de cuero aún más pegados, camisas abiertas, gafas enormes, hartas pashminas y blazers con estampados excéntricos.

Lo que “Faces” sabía y que a la larga generó el quiebre absoluto de la banda, es que Stewart tenía contratos previos con la Mercury Records A&R porque habían visto su trabajo anterior y lo firmaron para grabar un número determinado de álbumes como solista antes de unirse a Faces, así que trabajaba al mismo tiempo en ambas cosas. No tardó mucho tiempo para que los fans y empresarios, solicitaran más su presencia como solista que estando dentro del grupo, con decirles que fue en este tiempo cuando debutó la tan famosa “Maggie May” que para muchos es la canción icónica de Rod. Fue entonces que se empezó a segregar a la banda con títulos como “Rod Stewart and The Faces” en póster publicitarios, revistas y periódicos, lo que le avergonzaba terriblemente a Rod y molestaba al resto de la agrupación. Es en el ’75 cuando se separan, Rod decide irse a vivir a Los Ángeles, comienza su contrato en Warner Bros. Records y su fama se dispara el doble.




Fue en su nueva vida en Estados Unidos, cuando conoció a la guapa actriz sueca Britt Ekland (considerada uno de los sex symbols de los 70) que lo introdujo a un mundo de glamour, exclusividad, moda y celebridades. Nuevamente cambia su look, haciéndolo más refinado y usando mucho maquillaje que de tajo, le generó un montón de críticas y pérdida de fans. Es en este periodo cuando nacieron canciones como “Sailing”, “This old heart of mine”, “Tonight’s the night” (que me encanta y trae una colaboración de Britt con unas frases en francés medio provocativas),  “The first cut is the deepest” (un cover de Cat Stevens), “Hot legs” (obvio) y la tan sonada “Da ya think I’m sexy?” que, para serles muy sincera, me choca. Me choca porque parece que es la única canción de Rod Stewart que conocen las estaciones de radio y no les importa repetirla varias veces durante el día. Sí, me hicieron odiarla, ni modo. Haciendo mi hartazgo a un lado, tengo forzosamente que hacer una mención especial para la canción “You’re in my heart” del ’77: no sólo es tierna, realista, pícara y graciosa, sino que es una de las canciones que, a mi parecer, mejor interpreta el buen Rod y que además, escribió de su puño y letra. A mí y a mi familia nos encanta cantarla a todo pulmón y obviamente está en mi lista de canciones predilectas. Ya bien entrados los 80 y habiendo terminado su relación con Britt, llegaron otros fantásticos éxitos como “Some guys have all the luck” (de ahí el nombre del artículo), “Young Turks”, “Forever Young”, “My heart can’t tell you no”, “Baby Jane”, todo esto acompañado por inagotables giras internacionales, entrevistas por todos lados, nuevos álbumes, nuevas colaboraciones, matrimonios, hijos y un largo etcétera.

En la década de los 90, siguieron los éxitos, los premios y las presentaciones, tal fue el caso de su MTV Unplugged del ’93 en donde, además de cantar sus ya clásicos, nos presentó su rendition de la canción de Van Morrison, “Have I Told You Lately” y que actualmente es más popular en la voz de Rod que en la de Van. Esa interpretación es peculiar porque se la dedicó a su entonces esposa Rachel Hunter quien se encargaría de romperle el corazón en cachitos 6 años más tarde. Fue una de las primeras y pocas veces en que Stewart realmente se deprimió, por lo que la canción “I Don’t Wanna Talk About It” tuvo un mayor y real significado para él. Aunque grabó este cover en el ’77, su versión en vivo del 2004 junto a la newbie y notablemente nerviosa cantante escocesa Amy Belle en el Royal Albert Hall, es IN-CRE-Í-BLE. ¿La han escuchado? Amy se convierte rápidamente en una parte fundamental de la canción, haciéndola más melancólica y rompe madres. Y el sax… ¡uufff! La estoy escuchando en estos momentos y es imposible no corear “… I don’t wanna talk about iiiit… how you broke my heart”

Vayámonos al año 2002, cuando después de dos años de descanso tras el cáncer de tiroides que padeció brevemente en el 2000 y su entrenamiento vocal intensivo (que gracias a Dios impidió que se modificara su característica voz), Rod se encontró en un momento crucial en su vida: seguir o retirarse. Para este año, su carrera musical ya había “probado” de todo: un poco de rock, de soul, de folk, de baladas, de soft rock, de pop y ello le dio ventas de más de 100 millones de discos. Pero mi querido Rod quería conquistar un género/repertorio más que, aunque muchos otros artistas ya habían grabado en miles de ocasiones, el hecho de que Stewart lo hiciera, sería algo muy novedoso: el jazz del “Great American Song Book”. Dicho repertorio lo conocemos gracias a artistas como Ella Fitzgerald, Cole Porter, Nat King Cole, Duke Ellington, Tony Bennet, Frank Sinatra, Bing Crosby, Fred Astaire, Judy Garland, etc. ¿Ven? A eso precisamente me refería cuando les dije que me gusta más el “viejo” Rod, que cuando era joven. Y no le bastó con sacar un álbum, sino que grabó ¡cinco! Cinco álbumes del GASB, gracias a la visión y estrategias del productor Clive Davis, que es ya una leyenda en el mundo de la música. Estas canciones para mí, siempre serán lo máximo, y poder escucharlo interpretar: “It had to be you”, “The way you look tonight” (que en artículos anteriores he manifestado que su versión es mi favorita), “Ev’ry time we say goodbye”, “The Nearness of you”, “Till there was you”, “Time after time”, “As time goes by”, “For sentimental reasons”, “Night and day”, “My foolish heart” y “That old black magic” es un verdadero placer.


Ya para terminar, hay que felicitar a Rod porque este 2016 fue condecorado como “Sir” por la reina Isabel, así que ya pertenece al mismo selecto grupo que Elton John. No lo digo nada más de dientes para afuera: hay Rod Stewart para rato; sus conciertos y álbumes recientes son muestra de ello y de la interesante mezcla de géneros musicales por los que ha pasado a lo largo de su carrera. Podemos verlo muy activo en la primera mitad de una de sus presentaciones, brincando de aquí para allá, con camisetas sin mangas y aventando balones autografiados al público asistente, mientras que en la segunda parte, lo vemos muy trajeado interpretando pura canción bonita. Es mi artículo 19 y obviamente Rod es uno de mis artistas favoritos, por lo que me da mucho gusto colocarlo en este número tan cabalístico para mi familia. Me quedo con esta frase fantástica de su autoría:


“You go through life wondering what is it all about but at the end of the day it's all about family”. –Rod Stewart-


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