"Manto de gemas", la aniquilación de un país

Una amalgama de rostros femeninos develan la defunción de una nación que ha sido sometida a la normalización de la violencia en todas sus modalidades.


Cinetiketas | Jaime López |


Tres mujeres entrecruzan sus destinos en un país donde la desaparición forzada se ha vuelto una constante y un monstruo de mil cabezas. Esta podría ser la base argumental de "Manto de gemas", la ópera prima de Natalia López Gallardo, creadora que tiene una amplia trayectoria en el montaje de filmes.

Sin que hasta ahora alguien haya escuchado el motivo del nombre del largometraje, estrenado hace algunos días en distintas partes de la República Mexicana, la obra constituye una dura representación de la violencia en nuestro país, una violencia que hace convivir muy de cerca a víctimas y victimarios.

Aventurándonos a dar una hipótesis al respecto, tal vez el manto de gemas al que alude la directora López Gallardo simboliza lo siguiente: un trío de piedras preciosas que han sido extraídas de su ambiente o entorno habitual en contra de su voluntad, para ser talladas o convertidas en otro tipo de entes, los cuales son cubiertos por un largo velo fúnebre.

Así, la muerte acecha a "Isabel", "María" y "Roberta" (las protagonistas del relato), desde el inicio de la historia, aunque no de manera literal, sino en diversos sentidos.

La primera de ellas se encuentra en medio de un rompimiento de pareja, pero deja de lado su duelo para dar con el paradero de la hermana de su trabajadora doméstica, a pesar de que ello ponga en riesgo su vida.



En tanto, "María", por sus problemas económicos, ayuda a un grupo de secuestradores, quizá desesperada por sufrir la marginación por parte de un sistema financiero y una sociedad que excluye a miles de personas como ella, abandonadas a su suerte (casi siempre mala, con final trágico).

Por su parte, "Roberta" es una policía municipal que forma parte de una cadena de corrupción y complicidad criminal, la cual detesta ver a su hijo "jugando" al narcotráfico.

Una amalgama de rostros femeninos que develan la aniquilación o defunción de un país que ha sido sometido a la normalización de la violencia en todas sus modalidades: emocional, económica o física.

Acerca de la narrativa, la realizadora opta por una yuxtaposición de imágenes no convencional, que exige una audiencia activa desde el primer minuto del metraje.

De ese modo, los detalles y diálogos en la mayoría de los fotogramas de "Manto de gemas" se van hilvanando paulatinamente y, en determinados momentos, hasta de manera poética.

Ejemplo de eso último es una de sus escenas más memorables, en la que López Gallardo muestra a un hombre linchado, mientras varias personas a su alrededor solo se quedan viendo su combustión sin mover un solo dedo.



El relato escrito por la propia directora y protagonizado por Aída Roa, Antonia Olivares y Nailea Norvind, también lanza una crítica velada a la banalización de la violencia mediante el personaje interpretado por Juan Daniel García, que apuesta por convertirse en un influencer del crimen organizado.

Además, "Manto de gemas" también se adentra en retratar la indiferencia de una familia adinerada, cuya matriarca no tiene la disposición de comprender las realidades de las nuevas generaciones, incluyendo la situación de su hija, que está inmersa en una vorágine de destrucción.

La película fue estrenada el pasado 8 de marzo en salas de México, a casi un año de haber ganado el Oso de Plata durante la edición del Festival de Cine de Berlín.



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