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"Haz que regrese": un retrato perturbador y cautivador de la condición humana



Cinetiketas | Jaime López


Si pudiera describir en tan solo dos palabras la nueva película de Danny y Michael Philippou, "Haz que regrese", dichas palabras serían perturbadora y conmovedora, un par de vocablos que aparentemente son contradictorios, pero en este caso se relacionan profundamente.

Los gemelos australianos que, en 2022 sorprendieron a propios y extraños con su ópera prima "Háblame", vuelven a echar mano del género de terror y suspenso para contar una historia sobre la naturaleza humana.

Cabe recordar que habitualmente las películas más memorables de ese tipo de géneros son las que incluyen una crítica social en su argumento.

En el caso de "Haz que regrese", los autores recurren nuevamente a escenas sumamente impactantes a nivel visual, que algunos estómagos no acostumbrados a dicho tipo de secuencias podrían resentir fácilmente.

Sin embargo, detrás de ese nivel de intensidad se esconde un retrato doloroso sobre la incapacidad de algunas personas de superar un momento difícil de sus existencias.

Básicamente, el guion sigue a un par de hermanos que, tras un evento traumático, son enviados a una casa aislada de la civilización, en donde los espera su nueva madre adoptiva, quien también tiene bajo su cargo a un adolescente con un presunto mutismo selectivo.

Como una buena cinta de suspenso y terror, poco a poco se van revelando las verdaderas intenciones de la tutora en cuestión, quien muestra una evidente preferencia hacia uno de sus recién llegados habitantes, una joven con debilidad visual, interpretada oportunamente por la debutante Sora Wong.

Ahí se encuentra una de las virtudes más fuertes de "Haz que regrese", pues la actriz tiene realmente una discapacidad en la vida real, lo que aporta una innegable autenticidal al relato y a las situaciones plasmadas en el mismo.

Igualmente, los realizadores apuestan por un montaje sumamente sólido, que pone a la audiencia en los zapatos de la chica, quien tiene otra percepción del mundo.

Sumado a lo anterior, "Haz que regrese" cuenta con la magistral actuación de Sally Hawkins, quien se ha ganado el corazón de distintos sectores con sus personajes dulces y carismáticos en obras como "La forma del agua", "Paddington" o "Un cuento sobre la felicidad".

En el segundo largometraje de los hermanos Philippou, la actriz de origen inglés muestra una nueva faceta, una que dejará perturbados a muchos espectadores.

Pero su personaje evita la superficialidad y se convierte en una antagonista de lujo, que tiene uno de los cierres más cautivadores en la historia del séptimo arte contemporáneo.

Por otro lado, los realizadores que se hicieron populares en el universo de los youtubers, demuestran una madurez con su nueva propuesta, tanto en edición, fotografía y diseño de arte.

Y nuevamente abordan en su guión el tema de la pérdida de un ser querido, pero ahora planteado desde la perspectiva de una mujer madura, no de una joven.

Lo anterior lleva a pensar que los cineastas probablemente alisten una película similar para completar una trilogía o, al contrario, en su siguiente producción apuesten por algo distinto a lo que han logrado con sus dos primeras pelucas.

Lo cierto es que "Haz que regrese" es una recomendable cinta, no solo de género, que evita los sustos fáciles, sino también es una obra impecable e inolvidable en todos los sentidos.



El secreto de sus ojos: pasión, justicia y futbol en un clásico argentino que nunca pasa de moda


Plano Secuencia | Nico Ledezma


En el vasto universo del cine argentino, pocas películas han logrado el estatus de culto y reconocimiento internacional como El secreto de sus ojos (2009). Dirigida por Juan José Campanella y protagonizada por el imponente Ricardo Darín, esta obra maestra se convirtió no sólo en un hito para la cinematografía nacional, sino en un fenómeno que traspasa fronteras y géneros. ¿Por qué sigue siendo tan relevante 15 años después? La respuesta tiene mucho que ver con su combinación perfecta entre thriller judicial, drama humano y, sobre todo, pasión en estado puro.


Más que un thriller: una historia que cala hondo

Basada en la novela La pregunta de sus ojos de Eduardo Sacheri, la película nos sumerge en la historia de Benjamín Espósito (Darín), un empleado judicial retirado que decide escribir una novela sobre un caso que marcó su vida: el brutal asesinato de una joven en Buenos Aires durante los años 70. A medida que se desgrana el caso, la película nos invita a explorar no sólo la búsqueda de justicia, sino también las emociones más profundas de sus personajes, sus amores, sus frustraciones y la implacable memoria de un país que lucha por recordar y reparar.

No es casualidad que El secreto de sus ojos haya ganado el Oscar a Mejor Película Extranjera en 2010. La mezcla de suspenso, política, historia y romance está construida con un guion inteligente, diálogos memorables y una dirección que sabe cuándo acelerar el pulso y cuándo dejar que el silencio hable por sí mismo.


La pasión como motor: el guiño futbolero que conecta generaciones

Uno de los momentos más emblemáticos y celebrados por la audiencia argentina (y por quienes entienden la cultura del país) es el diálogo sobre la pasión. En una conversación que parece casual pero es profundamente simbólica, los personajes discuten cómo la pasión —ese sentimiento que mueve masas en las tribunas y en las calles— es algo que no se explica, sino que se siente.

Este pasaje es oro puro para los amantes del futbol, pero también para cualquiera que haya sentido que algo en la vida lo mueve sin lógica aparente. En Argentina, el futbol no es sólo un deporte; es una religión, un fenómeno social y un espejo donde se refleja la identidad nacional. Y esa misma pasión desbordada está presente en la película, en sus personajes y en la forma en que enfrentan sus dilemas.

Este guiño futbolero no sólo sirve para conectar con el público local, sino que también universaliza el mensaje: la vida está llena de pasiones intensas, muchas veces irracionales, que definen quiénes somos y cómo enfrentamos la justicia, el amor y el destino.


Un elenco y una dirección que hacen magia

Ricardo Darín, uno de los actores más emblemáticos de Argentina, entrega una actuación sobria, intensa y conmovedora. A su lado, Soledad Villamil y Guillermo Francella aportan personajes que quedan grabados en la memoria, lejos de los estereotipos, con matices que humanizan incluso a los más conflictivos.

La dirección de Campanella es otro de los grandes aciertos. Su capacidad para equilibrar el ritmo, la tensión y el drama humano evita que la historia se convierta en un mero policial. En lugar de eso, construye un universo donde la política y la historia reciente de Argentina se entrelazan con las emociones más íntimas de los personajes.

La escena de la famosa toma en el estadio, donde la cámara sigue a Espósito corriendo por las gradas, es un claro ejemplo de cómo la técnica se pone al servicio de la emoción y la narrativa, convirtiéndose en un momento icónico que muchos recuerdan con admiración.


Vigencia y legado: por qué verla hoy

Si bien la película está ambientada en un contexto específico de la Argentina de los años 70 y 80, sus temas son universales y siguen resonando hoy. La búsqueda de justicia frente a la impunidad, la memoria como un acto necesario para no repetir errores, el amor que se mantiene a pesar del tiempo y la pasión que nos mueve son elementos que trascienden épocas y geografías.

Ahora que El secreto de sus ojos está disponible en Netflix, es una oportunidad perfecta para redescubrirla, para dejarse atrapar por su intensidad y para entender por qué se ha ganado un lugar sagrado en la historia del cine argentino.

No es sólo una película para amantes del cine de autor o del thriller; es una historia para quienes creen en la fuerza de la pasión, en la importancia de la memoria y en el poder de la justicia, incluso cuando parece inalcanzable.




La hora de la desaparición: suspense, estructura perfecta y una antagonista memorable



Cinetiketas | Jaime López



El segundo largometraje de Zachary Michael Cregger, "La hora de la desaparición" (por su título en Latinoamérica), ha resultado la gran sorpresa fílmica del mes de agosto por distintas razones.

Una de ellas es la estructura de su narrativa, que recuerda los relatos entrecruzados de "Amores perros", dirigida por Alejandro González Iñárritu; "Magnolia", de Paul Thomas Anderson; o "Pulp Fiction", de Quentin Tarantino.

Si bien es cierto que la edición de "La hora de la desaparición" no descubre el hilo negro ni tampoco reinventa el séptimo arte contemporáneo, se agradece que su realizador haya llevado ese tipo de narrativa al género de suspenso y terror.

Eso sí, como en algunas de las cintas ya aludidas, hay alguna historia o subtrama que se siente dispareja en comparación con las demás.

En "La hora de la desaparición", son seis los episodios que van desenmarañando el misterio central referente al extravío de 17 niñas y niños de una pequeña comunidad, que se esfuman masivamente una madrugada.

El argumento en turno da pie a otra de las principales virtudes del filme: retratar los prejuicios o fanatismos de la gente que cae en señalamientos o acusaciones sin pruebas de sus dichos.

Es oportuno recordar que las mejores películas de terror son aquellas que usan de pretexto una situación fuera de lo explicable o de lo ordinario para erigir una crítica social.

Acá, el también guionista logra exhibir la doble moral de un grupo de personas que se la agarran contra la docente que tenía bajo su tutela a los menores desaparecidos.

Es en ese punto en el que existe otra virtud de "La hora de la desaparición", pues se hace un análisis de la doble moral de una comunidad que se ensaña con una mujer solitaria, que ha superado distintos baches personales, pero que no le perdonan ser imperfecta o haber tenido algunos tropiezos en su vida.

Mención honorífica a la protagonista Julia Garner, que personifica justamente a la docente enjuiciada por los progenitores de los infantes desaparecidos, la cual transita por una amalgama de emociones, tejidas de forma sutil y poderosa.

Eso es otra hazaña del guion de "La hora de la desaparición", que la mayoría de los relatos entrelazados están encabezados por seres ni buenos ni malos, no idealizados, lo que ayuda a identificarse con varios de ellos.

Por último, la cinta en cuestión ha logrado generar una gran antagonista en la historia moderna del género del terror, que seguramente inspirará uno de los principales disfraces de las fiestas de Halloween de este año.

Sí (alerta de spoiler), se trata de la "tía Gladys", la cual tendrá una precuela con motivo del éxito taquillero del actual filme de Cregger, que con un presupuesto moderado ya ha tenido ganancias en menos de dos semanas de exhibición. Estamos frente al surgimiento de una nueva franquicia terrorífica.



La nueva "Superman", no apta para masculinades tóxicas



Cinetiketas | Jaime López


La tan esperada película de "Superman", de James Gunn, en términos generales cumple con entretener a la audiencia; ahora bien, si se trata de catalogarla como un goce máximo, eso ya dependerá de los gustos, parámetros, incluso, idiosincrasia de cada espectador.

Entonces, muy probablemente las generaciones más adultas no la diafrutarán tanto, es más, aquellas que tengan pensamientos o actitudes arcaicas podrían hasta rechazarla, como consecuencia del cambio de personalidad al que fue sometido en este filme el también llamado "Hombre de acero".

Y es que Gunn, quien también se hace cargo del guion, decide alejarse de la estética sombría que Zack Snyder le otorgó al personaje, presentando en su lugar a un protagonista más vulnerable, que incluso es derrotado en distintas peleas.

Lo anterior no ha sido aceptado principalmente por el público heteronormado, que no quiere ver a su ídolo adaptado a los tiempos actuales y que, regularmente, es amante de las películas llenas de esteroides.

En contraste, hay voces que aplauden la modificación en el comportamiento de "Superman", porque sienten más identificación y porque el realizador pondera la humanidad sobre la divinidad.

Además, agradecen que la paleta fotográfica sea más colorida, pues hay secuencias que se asemejan más a la estética de los cómics.

Por otro lado, Gunn utiliza el humor ácido de su "Guardianes de la Galaxia". Humor que es gozado por una buena parte de la audiencia, pero que resulta desesperante para otro segmento del público.

En lo que sí existe un consenso positivo es en la inclusión de "Krypto", así como en la actuación de Nicholas Hoult como "Lex Luthor", el eterno némesis de "Kal-El".

El primero es la mascota o perro de la familia de "Superman", que es recreado sublimente en sus movimientos, miradas, ladridos y hasta características físicas. De hecho, debería tener una nominación en los Annie Awards, en la categoría de Mejor Diseño en Computadora para un Personaje.

El segundo tiene una grandiosa participación, en la que se destaca su mentalidad, poses y actitud, que realmente transmiten la personalidad de un tipo lleno de envidia, pero sumamente brillante en sus planes.

Por otro lado, el filme de Gunn cuenta con un elenco secundario digno de destacarse, principalmente, María Gabriela de Faría como "Angela" y Edi Gathegi como "Terrific", quienes se roban varias de las escenas en las que aparecen gracias a su carisma y fuerte presencia.



En cuanto al giro argumental que Gunn le da al propósito de "Superman" probablemente no es del todo creíble, pero se agradece el riesgo del creativo para hablar de temas como elegir la justicia y el bien de manera voluntaria y no por una imposición familiar.

Al final, la nueva película acerca de "Superman" no resulta para nada aburrida y la mayoría de sus efectos visuales, junto con su diseño sonoro, son disfrutables de principio a fin.

En cuanto a su protagonista, David Corenswet, les guste o no a las masculinidades tóxicas que insisten en ver al héroe alienígena sumamente competitivo, hace una labor decorosa.

En conclusión, la nueva "Superman" no es fastidiosa de ver y tiene momentos muy agradables, a pesar de no ser épica como "El caballero de la noche", de Nolan, en la cual el estelar también duda de su misión; además, carece de ese brillante y sólido manejo del sarcasmo característico de "El escuadrón suicida", filme del año 2021.

"Concierto para otras manos", un documental con gran final y sin ninguna condescendencia


Cinetiketas | Jaime López



La ópera prima de Ernesto González Díaz, "Concierto para otras manos", no solamente compite como Mejor Largometraje Documental dentro de la edición 2025 del premio Ariel, sino también es un retrato fílmico inspirador sobre la relación entre David González Ladrón de Guevara, un pianista joven, y José Luis González, padre y maestro musical de dicho joven.

Dicha relación no es endulcorada por el realizador, ni tampoco abordada desde una perspectiva maniqueísta que recurra a la denominada "pornografía emocional".

Al contrario, González Díaz muestra a David y su padre en los momentos cotidianos de su interacción, lo que incluye aquellos en los que no hay coincidencias entre ambos o en donde salen a relucir sus enojos.

Eso último se agradece, porque el director, guionista y editor evita la condescendencia al hablar respecto a su protagonista, un músico que nació con el Síndrome de Miller, cuyos síntomas son alteraciones en los sentidos, así como en las extremidades.

En el caso de David, cada uno de sus pies y manos tienen solamente cuatro dedos; su brazo derecho es menos largo que el izquierdo, y además padece sordera.

Narrativamente, el director/escritor divide su documental en cinco partes basadas en los nombres de distintos movimientos musicales, que anticipan el ritmo lento o frenético que tendrán sus secuencias.

Eso es un plus para su historia, en donde también se permite a la audiencia conocer a David como un ser humano con virtudes y defectos, que está madurando a la par de la relación con su padre y que, en sus momentos de ocio, le gusta oír reguetón o entretenerse con videojuegos.

Asimismo, hay que resaltar la oportuna fotografía de Rafa Ramírez y Daniel Gama, quienes no se sienten como dos intrusos en el día a dia del joven músico, captando sus rutinas sin condescendencias, pues plasman sin manipulaciones los distintos hábitos de David, al que le dan un tratamiento visual idéntico al que le otorgarían a una persona sin alguna discapacidad.

Por otro lado, los cinefotógrafos filmaron distintos ángulos de las prácticas o ensayos de David y su padre, tanto cuando están juntos como cuando se preparan de manera individual. Esto ayuda a que el relato no se sienta monótono.

Y qué decir de la secuencia final en donde la audiencia puede disfrutar del "Himno de la esperanza", la partitura compuesta por el joven en su etapa más adulta y que también muestra la consolidación de su arte, así como su independencia creativa y emocional. Un momento sublime de cine, con un estupendo sonido directo cortesía de Edith San.



"Exterminio: la evolución", la madurez de Boyle-Garland y una reflexión sobre la pérdida de la inocencia


Cinetiketas | Jaime López


A casi 23 años de haber revitalizado el subgénero de muertos vivientes o zombies, el realizador británico Danny Boyle retoma la saga de "28 días después" o "Exterminio" como director vía "28 años después" o "Exterminio: la evolución".

Y lo hace de la mano de Alex Garland, el guionista o creador de la obra original que, desde 2015, combina su habilidad para la escritura con la realización.

Tener nuevamente a los dos juntos no solamente era un gran atractivo para sus seguidores, sino también para las y los amantes del género. Si a esto se añade que "Exterminio: la evolución" es una de las películas de 2025 con los mejores avances promocionales, la expectativa sobre el resultado final era bastante alta.

En resumen, la cinta es cumplidora en términos visuales y mantiene la edición frenética que ha caracterizado la filmografía de Boyle, sobre todo, en propuestas como "Trainspotting", "Millions" y "Slumdog millonarie".

Sin embargo, se percibe una preocupación más filosófica y madura de Boyle por un tema universal: la muerte. Quizá esto se deba a la actual edad del prestigiado director, que ya rebasa los 68 años.

Así, "Exterminio: la evolución" es dueña de múltiples secuencias pausadas, que contrastan con el acelerado ritmo del filme de 2002, en donde la novedad radicaba en la gran velocidad otorgada a los muertos vivientes.

Ahora, Boyle y Garland le dan varios respiros al público para meditar sobre la finitud de la existencia y los distintos tipos de decesos que puede tener el ser humano.

De hecho, en un momento de la historia, un personaje inesperado, interpretado por un reciente actor nominado al premio Oscar, le dice al joven protagonista que hay muertes pacíficas, en las que la gente se despide con amor.

Ese momento del guion no es solamente uno de los más sublimes de la secuela de "Exterminio", sino también es la que resume la hipótesis de esta reseña.

Eso sí, algunos espectadores que esperaban más persecuciones o derramamiento de sangre, saldrán desencantados, incluso, considerarán demasiado sentimental la reflexión planteada por la dupla Boyle-Garland.

Pero ojo, "Exterminio: la evolución" también es un filme sobre la pérdida de la inocencia, pues su estelar es un niño de 12 años que es obligado por su padre a aprender a matar muertos vivientes y que tiene a una madre moribunda, la cual padece alteraciones de ánimo y fuertes dolores de cabeza.

A la par de ello, Boyle y Garland tejen otra historia secundaria que anticipa una nueva obra de zombies, probablemente más sanguinaria y vertiginosa, pero también con una carga social más evidente.


De hecho, la distribuidora ya confirmó que la continuación llegará 28 semanas después del estreno de "Exterminio: la evolución", es decir, en enero de 2026.

En cuanto a las novedades visuales, los creadores británicos presentan una gama de muertos vivientes, desde lentos y rastreros hasta alfas, que son más altos y similares a los pobladores "no infectados".

Al final, la película es sumamente profesional, bien contada, con un paisaje sonoro inquietante y una edición que atrapa a distintas generaciones de espectadores. Recomendable.



Misión imposible, sentencia final: entretenida, pero le faltó espectacularidad


Cinetiketas | Jaime López


La última entrega fílmica de "Misión Imposible" es un producto entretenido y bien hecho para las y los seguidores de la saga, sin embargo, resulta un tanto tediosa para quienes no estén familiarizados con los personajes.

Igualmente, quienes amen desenfrenadamente el género de acción y esperan altas dosis de peleas o persecuciones, encontrarán una propuesta contenida, sin tantas coreografías como sus antecesoras.

Respecto al primer conjunto de ideas, "Misión Imposible: Sentencia final" (el título completo de la película) da continuidad al último desafío del agente "Ethan Hunt", interpretado por Tom Cruise, que busca atrapar a una inteligencia artificial, la cual amenaza con destruir el ciberespacio y apropiarse de los sistemas nucleares de los países más poderosos del mundo.

Eso incluye a Estados Unidos, cuya presidenta "Erika Sloane", personificada sobriamente por Angela Bassett, ve en "Hunt" su última esperanza para evitar el apocalipsis digital.

Así, el guion se enfoca en cerrar todos los cabos que se dejaron sueltos en la séptima entrega y, de paso, recupera a personajes con poca participación en la saga, que ahora tienen más foco o mayor relevancia.

Igualmente, se recurre a la nostalgia para rememorar algunos de los antagonistas más destacados de "Misión imposible", aunque las referencias pueden resultar agotadoras para ciertos espectadores.

Por otro lado, hay un cierre definitivo para uno de los personajes más queridos del universo de "Ethan Hunt", que probablemente conmueva a la faniticada.

Acerca de las secuencias de acción, se reconoce un gran nivel de producción en la mayoría de ellas, pero carecen de la emoción de anteriores entregas.

La trama tiene más énfasis en el ámbito político, lo que recuerda propuestas como "El caballero de la noche", en donde se cuestionan ciertas decisiones morales del gobierno estadounidense.
Finalmente, el elenco cumple, pero las mujeres son las que tienen el desempeño más espectacular de la película, por su aplomo y compromiso. Aplausos para Hayley Atwell y Pom Klementieff, que bien pueden ser consideradas para un spin-off.



"Mamá reinventada": forzada, con fallas en su edición y con poco corazón


Cinetiketas | Jaime López


El nuevo estreno fílmico de Videocine, "Mamá reinventada", se siente como una producción forzada, hecha al vapor, con evidentes errores de continuidad y actuaciones sumamente acartonadas de la mayoría del elenco.

Además, la musicalización es una mala mezcla de covers de éxitos poperos, que no se conectan oportunamente con los estados de ánimo de los personajes.

Ojo con el tema "Contigo aprendí", de Armando Manzanaro, que supuestamente tiene un significado importante para las estelares, pero que no logra ser parte de secuencias memorables por su mal acomodo en el metraje.

Por otro lado, la historia de "Mamá reinventada" es presentada como una comedia, pero son pocos los momentos que provocan una auténtica sonrisa en la audiencia, en especial, porque la mayoría de sus buenos chistes o "gags" ya fueron mostrados en el avance promocional.

Solamente se salva el carisma de su protagonista, Erika Buenfil, quien actualmente es una figura muy popular en Tik Tok, en donde supera los 18 millones de seguidores.

Ella y Nicolasa Ortíz Monasterio, que en el filme da vida a la mejor amiga y la "roomie" de la hija de la estelar, son las que hacen la historia más llevadera, pues se nota su experiencia frente a cámaras.

En cuanto a Michelle Renaud, la otra protagonista de "Mamá reinventada", no se siente creíble que interprete a un espíritu disruptivo, que no se sujeta a los convencionalismos sociales y que es diametralmente opuesta a su progenitora.

Mientras que las actuaciones de su jefa odiosa y gandalla en la empresa que trabaja, el amigovio o "fuck boy" y el sacerdote-confidente de su madre, son sumamente insoportables.

Acerca del guion, se agradecen las buenas intenciones de los creativos por tratar de mostrar las nuevas dinámicas entre las madres e hijas mexicanas, pero la manera en que va transitando la historia es poco orgánica y desangelada.

También plantea dos visiones de enfrentar un duelo, siendo una de ellas el huir de los recuerdos y la otra quedándose estancados en la nostalgia o la rutina, pero los temas no están suficientemente desarrollados en el libreto.

Obviamente, la gente que actualmente tenga una mala relación con su mamá o figuras maternas, se sentirá conmovida en alguna parte de la historia por la necesidad humana de querer reconciliar dicha relación.

Sin embargo, "Mamá reinventada" carece de profundidad en la mayoría de su ejecución y termina siendo una propuesta olvidable en cuanto se encienden las luces de la sala y el respetable regresa a su cotidianidad.



"Loco por ella", remake mexicano que funciona por su elenco y respeto a la salud mental



Cinetiketas | Jaime López |


El remake mexicano de la cinta homónima de 2021, "Loco por ella", prácticamente respeta el guion escrito por Natalia Durán y Eric Navarro, por lo que la salud mental se mantiene como su temática principal.

En ese sentido, la principal virtud de la historia es justamente ahondar en el asunto referido, que para muchas personas continua siendo un tabú, a partir de una comedia romántica.

Para quienes no han leído la sinopsis o visto el avance promocional, "Loco por ella" sigue a "Álvaro", un reportero de notas amarillistas, que se enamora de "Carla" luego de que ambos comparten una noche fuera de lo común.

Sin ningún dato sobre ella, comienza a buscarle desesperadamente hasta que un día descubre que está internada en una clínica psiquiátrica y padece trastorno bipolar.

A diferencia de la obra original, "Loco por ella" le da mayor protagonismo a la amiga de "Álvaro", una aspirante a actriz interpretada en la versión de 2025 por Cassandra Sánchez Navarro.

Eso último es de agradecerse, porque la otrora estelar de "Cindy la regia" y "Mesa de regalos" demuestra su sencillez al brinda el mismo profesionalismo y carisma a un rol secundario, pese a venir de estelarizar obras sumamente exitosas en taquilla.

En cuanto al resto del elenco, en un principio el espectador podría pensar que está frente a un episodio extendido de la serie "Backdoor" por la presencia de Luz Aldán, Daniel Haddad y Miguel Burra.

Sin embargo, los primeros dos tienen un desempeño superior a sus homólogos españoles dando interpretaciones divertidas y conmovedoras por partes iguales.

Obviamente, sus personajes representan el síndrome de Tourette y el trastorno paranoide en un tono de comedia fársica, pero es epidémica su entrega y amor a los mismos.

Por otro lado, Jesús Zavala también supera a su contraparte española en el papel de un tipo obsesionado con la limpieza, aunque algunas voces podrían pensar que mantiene su estilo de hombre cuasi deprimido y discreto con sus emociones que ya ha exhibido en otras producciones.

Acerca de los estelares, Minnie West transita por una gama de sentimientos que confirman su crecimiento histriónico desde "Me gusta, pero me asusta", una de sus primeras cintas, a la fecha. Su "Carla" seduce desde la secuencia uno en la que aparece a cuadro y después experimenta distintas emociones, tales como egoísmo, cerradez, desdén, amistad, solidaridad, dulzura y depresión.

Al final, "Loco por ella" funciona por su narrativa, ya que se siente como una propuesta sumamente equilibrada y que no quiere ser irrespetuosa con el tratamiento de la salud mental, pues si bien señala que el amor puede ser un gran aliciente para personas con depresión o trastornos, también indica que la supervisión de un profesional es imprescindible en muchos casos.



"Rescate implacable", una película de acción olvidable y sin identidad



Cinetiketas | Por Jaime López


Al hablar sobre "Rescate implacable" o "A working man", la nueva película protagonizada por Jason Statham, es imprescindible señalar que se trata de una propuesta convencional, que evita tomar riesgos creativos con la finalidad de satisfacer a la audiencia a la que está dirigida.

Coescrita por Silvester Stallone y basada en la novela de Chuck Dixon, la historia se centra en un trabajador de la construcción, que se ve obligado a recordar su pasado militar tras enterarse que la hija de sus jefes ha sido secuestrada por un grupo de tratantes de personas.

Como es de esperarse, el protagonista es presentado como un héroe implacable, que tiene pocos matices en su personalidad. Esto último impide ver a Statham en un registro distinto a otros de sus filmes, por ejemplo, "Snatch" o "Spy".

Así, la obra está repleta de un sinfín de secuencias de acción, en las que el estelar pelea cuerpo a cuerpo con decenas de adversarios sumamente estereotipados y casi siempre sale ileso.

Aunado a lo anterior, el filme de casi dos horas de duración no ofrece algo diferente al avance de dos minutos que fue exhibido en salas o plataformas digitales meses previos.

Ello convierte a "Rescate implacable" es una producción poco novedosa, aburrida y que sólo sirve para hacer lucir a Statham, así como para matar el tiempo si es que el público no tiene nada más importante que hacer.

En cuanto al tema del tráfico de personas, la postura es muy similar a la de la saga estelarizada por Liam Neesom, "Venganza implacable", es decir, superficial y sin darle foco a las víctimas de dicho delito.

Lo importante es ver a Statham repartiendo chingadazos a diestra y siniestra hasta que logre su objetivo de salvar a la hija de sus jefes, interpretada por Arianna Rivas.

Ella es probablemente lo más destacable del filme debido a su frescura y a que se muestra como un ser valiente que, por momentos, logra rescatarse a sí misma. Lástima que su rol quedó a medio gas, sin mayor desarrollo.

En cuanto a David Harbour, el amigo ciego del protagonista, es innegable el carisma del histrión en pantalla grande, pero tiene pocas escenas y su figura solo está de complemento.

Resulta peor el caso de Michael Peña, que da vida al jefe del estelar, pero que luce desangelado y hasta impreciso en sus participaciones. Un desperdicio total.

Finalmente, el realizador, David Ayer, fracasa en consolidar a un nuevo ídolo del género de acción, pues su propuesta parece un reciclaje sin identidad propia, en donde ni siquiera hay secuencias o coreografías inolvidables.

"Arillo de hombre muerto", el cine como herramienta para generar empatía


Cinetiketas | Jaime López


Con "Arillo de hombre muerto", el cineasta Alejandro Gerber busca hacer una crítica a todos los sectores sociales que revictimizan a familiares de personas desaparecidas y no localizadas, ya sea de manera intencional o mediante la indiferencia.

Asimismo, trata de retratar el oportunismo y amarillismo practicados por algunos creadores artísticos, cuando abordan solo por pose la problemática en cuestión, la cual ha ido en aumento en todo el país, sobre todo en los últimos 19 años.

Filmada en un exquisito blanco y negro, el primer acierto de "Arillo de hombre muerto" es su protagonista, Adriana Paz, quien da vida a "Dalia", una conductora de metro que una noche regresa a casa solo para descubrir que su esposo ha desaparecido. 

El personaje en cuestión es una víctima de las circunstancias, que debe de lidiar con la hostilidad de su entorno laboral, la burocracia mexicana y los señalamientos de su suegra.

Aunado a esto, noche a noche, camina presurosa por el miedo de ser atacada, en algún punto del tramo existente entre el cajón de estacionamiento que habitualmente usa y la puerta de su maltrecho hogar.

Así, "Dalia" es la representación de esas mujeres que la sociedad exige que tengan un comportamiento o una vida ejemplares, a pesar de la adversidad en la que se encuentran inmersas.

Paz demuestra oficio en su interpretación, pues de manera natural transita por distintas emociones: angustia, rabia, inseguridad, fortaleza, orgullo maternal, duda, resiliencia y determinación.

Además, aprendió a conducir las unidades del sistema subterráneo de transporte colectivo, el cual juega un papel clave en la historia, lo que sin lugar a dudas es una prueba irrefutable de su compromiso actoral.

Por otro lado, "Arillo de hombre muerto" reúne nuevamente a la primer mexicana en ganar el festival de Cannes, dentro de la categoría de actuación, con Noé Hernández, su coestelar en la bien calificada "La Tirisia".

El intérprete referido personifica al interés sentimental de "Dalia", ese que está dispuesto a acompañarla en la búsqueda de su marido, pero que por momentos también resulta una presión extra para la vida de aquella. 

Acerca de los logros técnicos, la fotografía de Hatuey Viveros hace que el ojo de la audiencia no quiera perder de vista ningún detalle captado en su formato blanco y negro. 

A eso se suma su habilidad para filmar en el metro de la Ciudad de México, con cámara al hombro y muy al estilo de los documentalistas profesionales. Es oportuno señalar que grabar en ese tipo de transporte es sumamente difícil para cualquier producción, entre otras cuestiones, por los múltiples permisos gubernamentales que se requieren conseguir.

Por último, la película evoca los dramas sociales de Ken Loach, sobre todo, en su arranque y en las escenas donde existen críticas sutiles contra el actuar de las autoridades. 

Spoiler: "Arillo de hombre muerto" cierra con la mirada de la protagonista rompiendo la cuarta pared, viendo al espectador con el afán de que no invisibilice o sea indiferente a su lucha. Se trata de una secuencia magistral, en la que se resume genialmente gran parte del discurso del realizador de este filme.




El mejor infarto de mi vida: una ficción demasiado real



Call me old fashioned... please! | Por Mónica Castro Lara |

Cuando me di cuenta, luego de seis capítulos, que la historia de “El mejor infarto de mi vida” estaba basada en un suceso trascendental de la vida de Hernán Casciari y vi su breve cameo en pantalla, no se imaginan el grito que pegué. Me hizo auténticamente muy feliz. Y no porque le haya dado un infarto a un escritor argentino, sino porque le pasó a EL escritor argentino y comprobé, una vez más, la genialidad de este hombre al saber que hizo de una historia ya de por sí peculiar, algo narrativamente extraordinario. Así que, qué les parece si vamos por partes e intento animarlos a darle una oportunidad a esta miniserie.

Quiero pensar que, con todo lo que pasa en el mundo, la mayoría tenemos ganas de ver cosas más ligeras en la tele; contenido que no nos abrume demasiado porque ya tenemos demasiado con qué abrumarnos en el día a día y preferimos recurrir de vez en cuando a la comicidad o a la ternura para que nos entretengan un ratito. Y es precisamente en este mundo, donde las historias de ficción suelen ser más increíbles que la realidad, que "El mejor infarto de mi vida" viene a romper completamente con ese molde. Una creería que el título en sí ya dice bastante o al menos hace que generes una idea preconcebida sobre de qué va la serie, pero al menos yo me quedé muy corta. Ni siquiera podemos imaginarnos todos los eventos que desencadena un “simple” infarto agudo de miocardio.

Aclaro un detallito por si no se ha entendido a estas alturas: este textito es sobre la miniserie y no sobre el libro homónimo de Casciari. A pesar de que está basada en un hecho real y que, según el autor, hay cosas parecidísimas, la serie se da muchísimas licencias creativas y narrativas para hacer una historia un poquito más atractiva para la pantalla, algo que no gustó tanto a la pareja de Hernán, Julieta, porque cambian TODO de su personaje. En una entrevista con Sebastián Wainraich, Casciari dijo que estaba divertídisimo viendo la reacción de Julieta mientras ambos veían la serie por primera vez, porque ella no paraba de gritarle a la televisión y de quejarse todo el tiempo. Entonces, obviamente hay diferencias sustanciales, pero que parten de la idea fundamental de que efectivamente el infarto es un antes y un después en la vida de Hernán Casciari.

Descrita como una “comedia dramática” (porque la vida misma es por momentos justo así), esta serie argentina sigue la vida de Ariel, un escritor con una vida en automático tirando a deprimente.

Nuestro protagonista no entra en la categoría del clásico personaje complejo. Lo que sí, es que su vida está cayendo a su punto más bajo: es un tipo que fuma sin parar, tiene sobrepeso, su esposa lo dejó por otra mujer y regresa a vivir con su madre (que acá entre nos, siempre me ha molestado que eso sea un recurso cliché derrotista, pero bueeee). Ama escribir poesía, pero sobrevive como escritor fantasma (porque eso casi no pasa, eh) en una editorial cuyo dueño y amigo personal, le tiene un cariño que se entremezcla con lástima y pena ajena. Por azares del destino y de un chantaje profesional, Ariel viaja a Montevideo con una chica española llamada Concha (sí… la Concha en Argentina), que acaba de conocer y que llegó a irrumpir su aburrida cotidianidad; se alojan en una bella casita de Airbnb de unos dueños típicamente uruguayos, sufre el infarto y su vida cambia radicalmente. Hasta ahí podemos concluir que es una historia… digamos… poco extraordinaria, pero ayuda a crear un buen escenario para todo lo que se avecina. Lo que sucede después, es lo que hace realmente especial esta historia. Y personalmente, no quiero ahondar en ello para no spoilear y, sobre todo, para meterles un poquito de curiosidad. Pero hay de todo: un caótico partido de fútbol, una boda gitana, hemodiálisis, crisis económicas, ghosteos, bebés y poesía, para que se den una idea.

La serie cuenta con un elenco maravilloso que incluye a Alan Sabbagh (que a lo mejor reconocen por otra joyita argentina llamada “División Palermo”), Olivia Molina, Rogelio Gracia y Romina Peluffo además de apariciones destacadas como la de la mismísima Rita Cortese e Imanol Arias. La dirección y el guion están a cargo de Mariana Wainstein y Pablo Bossi, quienes logran equilibrar perfectamente el humor y el drama en cada uno de los episodios. Es una coproducción entre Argentina, Uruguay y España, lo que le da ese toquecito internacional y nos hace suspirar viendo tomas hermosas de Buenos Aires y Montevideo.

"El mejor infarto de mi vida" no es una miniserie más; es casi casi una lección de vida. Y miren que a mí me dan cringe y pereza esas series o películas que insisten, a veces de manera muy poco orgánica, a aleccionarte, pero aquí es casi imposible no reflexionar sobre la vida y sus giros inesperados. En un mundo donde constantemente nos enfocamos en lo negativo, esta producción nos recuerda que incluso en los momentos más oscuros, hay espacio para la generosidad y el amor. Es una especie de homenaje a la auténtica bondad humana y eso, en tiempos convulsos donde lo que menos existe es humanidad, se torna hasta necesario de reconocer. Es, es pocas palabras, una emotiva e increíble historia que vale mucho la pena ver. La encuentran en Disney+ y aquí les dejo el trailer y por qué no, también la imperdible entrevista a Hernán, a Mariana y a Alan.





"Pérdida total", otra manera de hacer comedia en el cine mexicano


Cinetiketas | Por Jaime López



De vez en cuando, la cartelera fílmica mexicana tiene un estreno modesto, del cual poco se sabe, pero que termina dando una pequeña sorpresa a la audiencia. Es el caso de "Pérdida total", el nuevo largometraje de Enrique Begné.

Se trata de un thriller cómico o una comedia contada en clave de thriller, que se va cocinando a fuego lento y que es dueña de una gran actuación por parte de Leonardo Ortizgris, el protagonista de la historia.

La trama sigue a un embustero profesional, que vende distintos productos y servicios con base en mentiras, hasta que un día la vida le tiene preparada un giro de 180 grados.

El título hace alusión al intento del estelar por cobrar el seguro de su camioneta simulando un accidente o una "pérdida total". Sin embargo, conforme avanza el metraje, dicha pérdida también puede percibirse como la crisis en la que está inmersa el protagonista.

Lo anterior debido a que toma la decisión de dejar de mentir, pero por una jugarreta del destino, se ve involucrado en un enfrentamiento entre grupos criminales.

Es a partir de ese conflicto, muy al estilo de las comedias negras hechas por los hermanos Coen, que la obra adquiere un ritmo trepidante o emocionante.

En ese sentido, se agradece el riesgo de "Pérdida total" por hacer una comedia distinta acerca de narcotraficantes, la cual evita los sensacionalismos y el abuso de palabras en doble sentido o chistes fáciles.

Asimismo, el guion coescrito por Begné y Ernesto Anaya evita la glorificación de los líderes criminales, incluso, los retrata como personajes llenos de dudas o hasta ineptos.

Por otro lado, la cinefotografía de Federico Barbabosa transmite una atmósfera asfixiante, ya que casi no tiene planos abiertos y permite que la audiencia centre su atención en las actuaciones del elenco.

Es oportuno agregar que Ortizgris demuestra su gran capacidad artística al tejer un personaje con múltiples matices, que transita del tipo cínico y sinvergüenza al ser humano arrepentido de sus decisiones, que desea redimirse.

Y como un buen thriller de humor negro, los personajes secundarios también se destacan por sus peculiares e ingenioso diálogos como los que tienen Alejandro Calva y Enrique Arreola.

Eso sí, hay algunas inconsistencias argumentales al principio que evitan que "Pérdida total" sea una joyita imprescindible en toda la extensión de la palabra, por ejemplo, la motivación o razón que lleva al estelar a cambiar radicalmente su código de valores.

No obstante, la cinta se aparta de las comedias comerciales y ofrece buenas actuaciones de distintos intérpretes, entre ellos, Jorge Jiménez, Héctor Kotsifakis, Tato Alexander y Ana Sofía Gatica.




"Memorias de un caracol", majestuoso stop motion sobre el dolor y la resiliencia humana


Cinetieketas | Jaime López



Poco a poco, "Memorias de un caracol", se ha ido posicionando como una de las películas favoritas de la audiencia mexicana en lo que va de este año, pues aproximadamente un millón de espectadores ha pagado un boleto para verla en pantalla grande.

Probablemente, parte de su éxito obedece a los temas universales que aborda, entre ellos, sobrevivir a los golpes de la vida o liberarse de las jaulas emocionales autoimpuestas

Realizada en técnica de stop motion, que consiste en crear la ilusión de movimiento de distintos objetos a través de la concatenación de fotografías, "Memorias de un caracol" tiene como primer virtud hablar con un lenguaje directo y honesto.

Lo anterior implica dejar de ver a la animación como un género para solamente contar o narrar historias infantilizadas, que regularmente suelen menospreciar la inteligencia de las y los menores de edad.

En ese sentido, el filme de origen australiano no se autocensura para versar sobre masturbación, swingers o liberación sexual, pues forman parte del contexto en el que se desenvuelve la protagonista, "Grace".

Ello con motivo de que es una persona solitaria, pero sumamente observadora, la cual va conociendo distintos personajes a lo largo de su crecimiento, entre ellos, una pareja con ciertos fetiches sexuales.

De ser una chica sumamente protegida por su hermano mellizo, "Grace" es separada de éste tras la muerte repentina de su progenitor, situación que la orilla a tener que enfrentar distintos obstáculos por sí sola.

Durante su exploración de vida, la ansiedad que hay en ella la convierte en una coleccionista extrema de caracoles con los que guarda una profunda conexión.

Y es que la obsesión de "Grace" con ese tipo de molusco se explica desde los primeros minutos de la historia cuando se menciona que eran el objeto de estudio de su madre.

Con un diseño de arte minucioso, que expresa tristeza o melancolía, los caracoles de la película son una analogía de la personalidad de la estelar, quien se protege del mundo detrás de una coraza o concha que ella misma ha creado en su imaginario.

Sin caer en revelaciones importantes de la trama, la nueva película de Elliot transita del drama al humor y la esperanza y, además, realiza un homenaje a los hacedores de arte, por ejemplo, creadores callejeros y cineastas.

Eso último le da un plus a su narrativa, que es una radiografía de lo agridulce de la existencia humana y el dolor, pero que, pese a todo, plantea un mensaje alentador.

De acuerdo con versiones periodísticas, "Memorias de un caracol" tardó ocho años en finalizarse, algo que se confirma en la pasión que le imprime el director en su guion y en la caracterización de cada personaje. Ojo a "Pinky", un verdadero tour de force.

No apto para todas infancias, se trata de un filme devastador, que sacude el alma y hace sentir empatía por quienes caminan en una espiral opuesta al común denominador de la gente. Imprescindible.



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