En el caso de "Haz que regrese", los autores recurren nuevamente a escenas sumamente impactantes a nivel visual, que algunos estómagos no acostumbrados a dicho tipo de secuencias podrían resentir fácilmente.
"Haz que regrese": un retrato perturbador y cautivador de la condición humana
El secreto de sus ojos: pasión, justicia y futbol en un clásico argentino que nunca pasa de moda
Plano Secuencia | Nico Ledezma
En el vasto universo del cine argentino, pocas películas han logrado el estatus de culto y reconocimiento internacional como El secreto de sus ojos (2009). Dirigida por Juan José Campanella y protagonizada por el imponente Ricardo Darín, esta obra maestra se convirtió no sólo en un hito para la cinematografía nacional, sino en un fenómeno que traspasa fronteras y géneros. ¿Por qué sigue siendo tan relevante 15 años después? La respuesta tiene mucho que ver con su combinación perfecta entre thriller judicial, drama humano y, sobre todo, pasión en estado puro.
Más que un thriller: una historia que cala hondo
Basada en la novela La pregunta de sus ojos de Eduardo Sacheri, la película nos sumerge en la historia de Benjamín Espósito (Darín), un empleado judicial retirado que decide escribir una novela sobre un caso que marcó su vida: el brutal asesinato de una joven en Buenos Aires durante los años 70. A medida que se desgrana el caso, la película nos invita a explorar no sólo la búsqueda de justicia, sino también las emociones más profundas de sus personajes, sus amores, sus frustraciones y la implacable memoria de un país que lucha por recordar y reparar.
No es casualidad que El secreto de sus ojos haya ganado el Oscar a Mejor Película Extranjera en 2010. La mezcla de suspenso, política, historia y romance está construida con un guion inteligente, diálogos memorables y una dirección que sabe cuándo acelerar el pulso y cuándo dejar que el silencio hable por sí mismo.
La pasión como motor: el guiño futbolero que conecta generaciones
Uno de los momentos más emblemáticos y celebrados por la audiencia argentina (y por quienes entienden la cultura del país) es el diálogo sobre la pasión. En una conversación que parece casual pero es profundamente simbólica, los personajes discuten cómo la pasión —ese sentimiento que mueve masas en las tribunas y en las calles— es algo que no se explica, sino que se siente.
Este pasaje es oro puro para los amantes del futbol, pero también para cualquiera que haya sentido que algo en la vida lo mueve sin lógica aparente. En Argentina, el futbol no es sólo un deporte; es una religión, un fenómeno social y un espejo donde se refleja la identidad nacional. Y esa misma pasión desbordada está presente en la película, en sus personajes y en la forma en que enfrentan sus dilemas.
Este guiño futbolero no sólo sirve para conectar con el público local, sino que también universaliza el mensaje: la vida está llena de pasiones intensas, muchas veces irracionales, que definen quiénes somos y cómo enfrentamos la justicia, el amor y el destino.
Un elenco y una dirección que hacen magia
Ricardo Darín, uno de los actores más emblemáticos de Argentina, entrega una actuación sobria, intensa y conmovedora. A su lado, Soledad Villamil y Guillermo Francella aportan personajes que quedan grabados en la memoria, lejos de los estereotipos, con matices que humanizan incluso a los más conflictivos.
La dirección de Campanella es otro de los grandes aciertos. Su capacidad para equilibrar el ritmo, la tensión y el drama humano evita que la historia se convierta en un mero policial. En lugar de eso, construye un universo donde la política y la historia reciente de Argentina se entrelazan con las emociones más íntimas de los personajes.
La escena de la famosa toma en el estadio, donde la cámara sigue a Espósito corriendo por las gradas, es un claro ejemplo de cómo la técnica se pone al servicio de la emoción y la narrativa, convirtiéndose en un momento icónico que muchos recuerdan con admiración.
Vigencia y legado: por qué verla hoy
Si bien la película está ambientada en un contexto específico de la Argentina de los años 70 y 80, sus temas son universales y siguen resonando hoy. La búsqueda de justicia frente a la impunidad, la memoria como un acto necesario para no repetir errores, el amor que se mantiene a pesar del tiempo y la pasión que nos mueve son elementos que trascienden épocas y geografías.
Ahora que El secreto de sus ojos está disponible en Netflix, es una oportunidad perfecta para redescubrirla, para dejarse atrapar por su intensidad y para entender por qué se ha ganado un lugar sagrado en la historia del cine argentino.
No es sólo una película para amantes del cine de autor o del thriller; es una historia para quienes creen en la fuerza de la pasión, en la importancia de la memoria y en el poder de la justicia, incluso cuando parece inalcanzable.
La hora de la desaparición: suspense, estructura perfecta y una antagonista memorable
La nueva "Superman", no apta para masculinades tóxicas
Y es que Gunn, quien también se hace cargo del guion, decide alejarse de la estética sombría que Zack Snyder le otorgó al personaje, presentando en su lugar a un protagonista más vulnerable, que incluso es derrotado en distintas peleas.
En cuanto a su protagonista, David Corenswet, les guste o no a las masculinidades tóxicas que insisten en ver al héroe alienígena sumamente competitivo, hace una labor decorosa.
"Concierto para otras manos", un documental con gran final y sin ninguna condescendencia
Narrativamente, el director/escritor divide su documental en cinco partes basadas en los nombres de distintos movimientos musicales, que anticipan el ritmo lento o frenético que tendrán sus secuencias.
"Exterminio: la evolución", la madurez de Boyle-Garland y una reflexión sobre la pérdida de la inocencia
En resumen, la cinta es cumplidora en términos visuales y mantiene la edición frenética que ha caracterizado la filmografía de Boyle, sobre todo, en propuestas como "Trainspotting", "Millions" y "Slumdog millonarie".
Misión imposible, sentencia final: entretenida, pero le faltó espectacularidad
Respecto al primer conjunto de ideas, "Misión Imposible: Sentencia final" (el título completo de la película) da continuidad al último desafío del agente "Ethan Hunt", interpretado por Tom Cruise, que busca atrapar a una inteligencia artificial, la cual amenaza con destruir el ciberespacio y apropiarse de los sistemas nucleares de los países más poderosos del mundo.
La trama tiene más énfasis en el ámbito político, lo que recuerda propuestas como "El caballero de la noche", en donde se cuestionan ciertas decisiones morales del gobierno estadounidense.
"Mamá reinventada": forzada, con fallas en su edición y con poco corazón
Acerca del guion, se agradecen las buenas intenciones de los creativos por tratar de mostrar las nuevas dinámicas entre las madres e hijas mexicanas, pero la manera en que va transitando la historia es poco orgánica y desangelada.
"Loco por ella", remake mexicano que funciona por su elenco y respeto a la salud mental
A diferencia de la obra original, "Loco por ella" le da mayor protagonismo a la amiga de "Álvaro", una aspirante a actriz interpretada en la versión de 2025 por Cassandra Sánchez Navarro.
"Rescate implacable", una película de acción olvidable y sin identidad
Ello convierte a "Rescate implacable" es una producción poco novedosa, aburrida y que sólo sirve para hacer lucir a Statham, así como para matar el tiempo si es que el público no tiene nada más importante que hacer.
"Arillo de hombre muerto", el cine como herramienta para generar empatía
Cinetiketas | Jaime López
Por otro lado, "Arillo de hombre muerto" reúne nuevamente a la primer mexicana en ganar el festival de Cannes, dentro de la categoría de actuación, con Noé Hernández, su coestelar en la bien calificada "La Tirisia".
El mejor infarto de mi vida: una ficción demasiado real

Call me old fashioned... please! | Por Mónica Castro Lara |
Cuando me di cuenta, luego de seis capítulos, que la historia de “El mejor infarto de mi vida” estaba basada en un suceso trascendental de la vida de Hernán Casciari y vi su breve cameo en pantalla, no se imaginan el grito que pegué. Me hizo auténticamente muy feliz. Y no porque le haya dado un infarto a un escritor argentino, sino porque le pasó a EL escritor argentino y comprobé, una vez más, la genialidad de este hombre al saber que hizo de una historia ya de por sí peculiar, algo narrativamente extraordinario. Así que, qué les parece si vamos por partes e intento animarlos a darle una oportunidad a esta miniserie.
Quiero pensar que, con todo lo que pasa en el mundo, la mayoría tenemos ganas de ver cosas más ligeras en la tele; contenido que no nos abrume demasiado porque ya tenemos demasiado con qué abrumarnos en el día a día y preferimos recurrir de vez en cuando a la comicidad o a la ternura para que nos entretengan un ratito. Y es precisamente en este mundo, donde las historias de ficción suelen ser más increíbles que la realidad, que "El mejor infarto de mi vida" viene a romper completamente con ese molde. Una creería que el título en sí ya dice bastante o al menos hace que generes una idea preconcebida sobre de qué va la serie, pero al menos yo me quedé muy corta. Ni siquiera podemos imaginarnos todos los eventos que desencadena un “simple” infarto agudo de miocardio.
Aclaro un detallito por si no se ha entendido a estas alturas: este textito es sobre la miniserie y no sobre el libro homónimo de Casciari. A pesar de que está basada en un hecho real y que, según el autor, hay cosas parecidísimas, la serie se da muchísimas licencias creativas y narrativas para hacer una historia un poquito más atractiva para la pantalla, algo que no gustó tanto a la pareja de Hernán, Julieta, porque cambian TODO de su personaje. En una entrevista con Sebastián Wainraich, Casciari dijo que estaba divertídisimo viendo la reacción de Julieta mientras ambos veían la serie por primera vez, porque ella no paraba de gritarle a la televisión y de quejarse todo el tiempo. Entonces, obviamente hay diferencias sustanciales, pero que parten de la idea fundamental de que efectivamente el infarto es un antes y un después en la vida de Hernán Casciari.
Descrita como una “comedia dramática” (porque la vida misma es por momentos justo así), esta serie argentina sigue la vida de Ariel, un escritor con una vida en automático tirando a deprimente.
Nuestro protagonista no entra en la categoría del clásico personaje complejo. Lo que sí, es que su vida está cayendo a su punto más bajo: es un tipo que fuma sin parar, tiene sobrepeso, su esposa lo dejó por otra mujer y regresa a vivir con su madre (que acá entre nos, siempre me ha molestado que eso sea un recurso cliché derrotista, pero bueeee). Ama escribir poesía, pero sobrevive como escritor fantasma (porque eso casi no pasa, eh) en una editorial cuyo dueño y amigo personal, le tiene un cariño que se entremezcla con lástima y pena ajena. Por azares del destino y de un chantaje profesional, Ariel viaja a Montevideo con una chica española llamada Concha (sí… la Concha en Argentina), que acaba de conocer y que llegó a irrumpir su aburrida cotidianidad; se alojan en una bella casita de Airbnb de unos dueños típicamente uruguayos, sufre el infarto y su vida cambia radicalmente. Hasta ahí podemos concluir que es una historia… digamos… poco extraordinaria, pero ayuda a crear un buen escenario para todo lo que se avecina. Lo que sucede después, es lo que hace realmente especial esta historia. Y personalmente, no quiero ahondar en ello para no spoilear y, sobre todo, para meterles un poquito de curiosidad. Pero hay de todo: un caótico partido de fútbol, una boda gitana, hemodiálisis, crisis económicas, ghosteos, bebés y poesía, para que se den una idea.
La serie cuenta con un elenco maravilloso que incluye a Alan Sabbagh (que a lo mejor reconocen por otra joyita argentina llamada “División Palermo”), Olivia Molina, Rogelio Gracia y Romina Peluffo además de apariciones destacadas como la de la mismísima Rita Cortese e Imanol Arias. La dirección y el guion están a cargo de Mariana Wainstein y Pablo Bossi, quienes logran equilibrar perfectamente el humor y el drama en cada uno de los episodios. Es una coproducción entre Argentina, Uruguay y España, lo que le da ese toquecito internacional y nos hace suspirar viendo tomas hermosas de Buenos Aires y Montevideo.
"El mejor infarto de mi vida" no es una miniserie más; es casi casi una lección de vida. Y miren que a mí me dan cringe y pereza esas series o películas que insisten, a veces de manera muy poco orgánica, a aleccionarte, pero aquí es casi imposible no reflexionar sobre la vida y sus giros inesperados. En un mundo donde constantemente nos enfocamos en lo negativo, esta producción nos recuerda que incluso en los momentos más oscuros, hay espacio para la generosidad y el amor. Es una especie de homenaje a la auténtica bondad humana y eso, en tiempos convulsos donde lo que menos existe es humanidad, se torna hasta necesario de reconocer. Es, es pocas palabras, una emotiva e increíble historia que vale mucho la pena ver. La encuentran en Disney+ y aquí les dejo el trailer y por qué no, también la imperdible entrevista a Hernán, a Mariana y a Alan.
"Pérdida total", otra manera de hacer comedia en el cine mexicano
La trama sigue a un embustero profesional, que vende distintos productos y servicios con base en mentiras, hasta que un día la vida le tiene preparada un giro de 180 grados.
"Memorias de un caracol", majestuoso stop motion sobre el dolor y la resiliencia humana
Realizada en técnica de stop motion, que consiste en crear la ilusión de movimiento de distintos objetos a través de la concatenación de fotografías, "Memorias de un caracol" tiene como primer virtud hablar con un lenguaje directo y honesto.
Con un diseño de arte minucioso, que expresa tristeza o melancolía, los caracoles de la película son una analogía de la personalidad de la estelar, quien se protege del mundo detrás de una coraza o concha que ella misma ha creado en su imaginario.