Cinetiketas | Jaime López
Por otro lado, "Arillo de hombre muerto" reúne nuevamente a la primer mexicana en ganar el festival de Cannes, dentro de la categoría de actuación, con Noé Hernández, su coestelar en la bien calificada "La Tirisia".
Cinetiketas | Jaime López
Por otro lado, "Arillo de hombre muerto" reúne nuevamente a la primer mexicana en ganar el festival de Cannes, dentro de la categoría de actuación, con Noé Hernández, su coestelar en la bien calificada "La Tirisia".
Cuando me di cuenta, luego de seis capítulos, que la historia de “El mejor infarto de mi vida” estaba basada en un suceso trascendental de la vida de Hernán Casciari y vi su breve cameo en pantalla, no se imaginan el grito que pegué. Me hizo auténticamente muy feliz. Y no porque le haya dado un infarto a un escritor argentino, sino porque le pasó a EL escritor argentino y comprobé, una vez más, la genialidad de este hombre al saber que hizo de una historia ya de por sí peculiar, algo narrativamente extraordinario. Así que, qué les parece si vamos por partes e intento animarlos a darle una oportunidad a esta miniserie.
Quiero pensar que, con todo lo que pasa en el mundo, la mayoría tenemos ganas de ver cosas más ligeras en la tele; contenido que no nos abrume demasiado porque ya tenemos demasiado con qué abrumarnos en el día a día y preferimos recurrir de vez en cuando a la comicidad o a la ternura para que nos entretengan un ratito. Y es precisamente en este mundo, donde las historias de ficción suelen ser más increíbles que la realidad, que "El mejor infarto de mi vida" viene a romper completamente con ese molde. Una creería que el título en sí ya dice bastante o al menos hace que generes una idea preconcebida sobre de qué va la serie, pero al menos yo me quedé muy corta. Ni siquiera podemos imaginarnos todos los eventos que desencadena un “simple” infarto agudo de miocardio.
Aclaro un detallito por si no se ha entendido a estas alturas: este textito es sobre la miniserie y no sobre el libro homónimo de Casciari. A pesar de que está basada en un hecho real y que, según el autor, hay cosas parecidísimas, la serie se da muchísimas licencias creativas y narrativas para hacer una historia un poquito más atractiva para la pantalla, algo que no gustó tanto a la pareja de Hernán, Julieta, porque cambian TODO de su personaje. En una entrevista con Sebastián Wainraich, Casciari dijo que estaba divertídisimo viendo la reacción de Julieta mientras ambos veían la serie por primera vez, porque ella no paraba de gritarle a la televisión y de quejarse todo el tiempo. Entonces, obviamente hay diferencias sustanciales, pero que parten de la idea fundamental de que efectivamente el infarto es un antes y un después en la vida de Hernán Casciari.
Descrita como una “comedia dramática” (porque la vida misma es por momentos justo así), esta serie argentina sigue la vida de Ariel, un escritor con una vida en automático tirando a deprimente.
Nuestro protagonista no entra en la categoría del clásico personaje complejo. Lo que sí, es que su vida está cayendo a su punto más bajo: es un tipo que fuma sin parar, tiene sobrepeso, su esposa lo dejó por otra mujer y regresa a vivir con su madre (que acá entre nos, siempre me ha molestado que eso sea un recurso cliché derrotista, pero bueeee). Ama escribir poesía, pero sobrevive como escritor fantasma (porque eso casi no pasa, eh) en una editorial cuyo dueño y amigo personal, le tiene un cariño que se entremezcla con lástima y pena ajena. Por azares del destino y de un chantaje profesional, Ariel viaja a Montevideo con una chica española llamada Concha (sí… la Concha en Argentina), que acaba de conocer y que llegó a irrumpir su aburrida cotidianidad; se alojan en una bella casita de Airbnb de unos dueños típicamente uruguayos, sufre el infarto y su vida cambia radicalmente. Hasta ahí podemos concluir que es una historia… digamos… poco extraordinaria, pero ayuda a crear un buen escenario para todo lo que se avecina. Lo que sucede después, es lo que hace realmente especial esta historia. Y personalmente, no quiero ahondar en ello para no spoilear y, sobre todo, para meterles un poquito de curiosidad. Pero hay de todo: un caótico partido de fútbol, una boda gitana, hemodiálisis, crisis económicas, ghosteos, bebés y poesía, para que se den una idea.
La serie cuenta con un elenco maravilloso que incluye a Alan Sabbagh (que a lo mejor reconocen por otra joyita argentina llamada “División Palermo”), Olivia Molina, Rogelio Gracia y Romina Peluffo además de apariciones destacadas como la de la mismísima Rita Cortese e Imanol Arias. La dirección y el guion están a cargo de Mariana Wainstein y Pablo Bossi, quienes logran equilibrar perfectamente el humor y el drama en cada uno de los episodios. Es una coproducción entre Argentina, Uruguay y España, lo que le da ese toquecito internacional y nos hace suspirar viendo tomas hermosas de Buenos Aires y Montevideo.
"El mejor infarto de mi vida" no es una miniserie más; es casi casi una lección de vida. Y miren que a mí me dan cringe y pereza esas series o películas que insisten, a veces de manera muy poco orgánica, a aleccionarte, pero aquí es casi imposible no reflexionar sobre la vida y sus giros inesperados. En un mundo donde constantemente nos enfocamos en lo negativo, esta producción nos recuerda que incluso en los momentos más oscuros, hay espacio para la generosidad y el amor. Es una especie de homenaje a la auténtica bondad humana y eso, en tiempos convulsos donde lo que menos existe es humanidad, se torna hasta necesario de reconocer. Es, es pocas palabras, una emotiva e increíble historia que vale mucho la pena ver. La encuentran en Disney+ y aquí les dejo el trailer y por qué no, también la imperdible entrevista a Hernán, a Mariana y a Alan.
La trama sigue a un embustero profesional, que vende distintos productos y servicios con base en mentiras, hasta que un día la vida le tiene preparada un giro de 180 grados.
Realizada en técnica de stop motion, que consiste en crear la ilusión de movimiento de distintos objetos a través de la concatenación de fotografías, "Memorias de un caracol" tiene como primer virtud hablar con un lenguaje directo y honesto.
Con un diseño de arte minucioso, que expresa tristeza o melancolía, los caracoles de la película son una analogía de la personalidad de la estelar, quien se protege del mundo detrás de una coraza o concha que ella misma ha creado en su imaginario.
Sin apartarse de la vis cómica que ha caracterizado su cine, Baker también erige un señalamiento sumamente inteligente contra la sociedad machista que menosprecia a los sectores vulnerables como las trabajadoras sexuales.
Romo trasmite diversos sentimientos en el metraje, conmoviendo a flor de piel, pues su "Sofía" no solo lucha con sus demonios internos, sino también con el sistema patriarcal y el abuso laboral a su alrededor.
Con un ritmo pausado y diversas tomas fijas, el filme en cuestión presenta una inusual reflexión, invitando al espectador a interesarse por los demás, a voltear a ver al otro, como lo ha señalado en diferentes ocasiones la realizadora.
Ahí te void | Reyes Rojas
Los hijos de Adán | Abel Amador
Esta es la historia del primer asesinato. Al menos eso nos cuenta la Biblia. El relato de Caín y Abel, abundantemente conocido, ha sido objeto de varias interpretaciones sobre las razones del primero para matar a su hermano y, por lo tanto, de las intenciones aleccionadoras del texto, propias de todo aparato religioso.
Entre las explicaciones más populares y simplistas del pasaje bíblico, se atribuye el motivo a la envidia y a las malas intenciones de Caín. Sin embargo, el texto original, de sólo 25 versículos, apenas abunda en la profundidad de los personajes y no da pistas concluyentes sobre esta problemática.
Caso contrario es la reelaboración del relato que lleva a cabo Abel Amador en su nuevo cortometraje “Los hijos de Adán”. En este, Abel y Caín viven en un pueblo pequeño con su madre, una mujer autoritaria y tradicional. El padre, como el dios católico, ¡vaya sorpresa!, está ausente. Abel, el más pequeño de los hermanos, es todavía un niño de apariencia inocente e ingenua; por otro lado, Caín roza la adolescencia y se muestra más cercano a pasiones como la lujuria, la avaricia y la mentira.
El corto de Abel parece poner el dedo sobre uno de los puntos más discutidos del relato bíblico: la inclinación de la naturaleza humana hacia el bien o hacia el mal. Amador no da una respuesta sencilla.
En la Biblia se cuenta que, para evitar que Caín evada con la muerte la condena debida al fratricidio, Yahvé le imprime una marca que, paradójicamente, lo protege:
“14. Hoy me has arrojado de la superficie de la tierra, y de Tu presencia me esconderé, y seré vagabundo y errante en la tierra. Y sucederá que cualquiera que me halle me matará. 15 Entonces el SEÑOR le dijo: ‘No será así, pues cualquiera que mate a Caín, siete veces sufrirá venganza.’ Y el SEÑOR puso una señal sobre Caín, para que cualquiera que lo hallara no lo matara.” (Génesis, 4).
Los personajes principales de “Los hijos de Adán” son arquetípicos. En este sentido, es fácil adivinar los perfiles morales, al menos en apariencia, de Abel y Caín. Sin embargo, las maldiciones de Dios son antiguas, al igual que los hábitos que arrastran. Abel, el director, explota el privilegio de la costumbre y, haciendo eco del poema de Baudelaire sobre la tragedia fratricida, se pegunta junto con el poeta francés “Raza de Caín, tu suplicio / ¿Tendrá un final alguna vez?”.
El resto es silencio | Verónica Marín
El efecto Trevi: un hombre abusa de un grupo de jovencitas aprovechando su rol de productor y sus presuntos contactos con los grandes del espectáculo en los ochenta y noventa… ¿Qué pasa que al comenzar este texto en lugar de pensar el nombre de Sergio Andrade, mis manos recurrieron a la gloria del pelo suelto y del psiquiatra que le mira las piernas?
Mi cultura popular y el mainstream en general, condenamos pública y continuamente a Gloria. De Sergio, ni nos acordamos. Esto no quiere decir que Trevi no haya tenido responsabilidad, pero el punto ahora es señalar el foco de atención o, su contraparte, el silencio que ha quedado.
Este es el tema que trata el nuevo corto de Verónica Marín: “El resto es silencio”. El film acude a una familia “tradicional” mexicana que comienza su día. El esposo, profesor universitario, es una tremenda figura autoritaria con su hijo, su hija y su esposa.
Esa mañana, el padre impone su decisión al organizar una salida al cine. El mismo día se viraliza una denuncia de acoso sexual contra el dictador. A partir de entonces comenzamos a esperar: esperamos a que la hija del dictador, la primera en enterarse, reaccione; esperamos a que la esposa del dictador, también profesora universitaria, reaccione. Esperamos a que algo pase, pero siempre con el foco puesto en las mujeres que rodean al acusado.
En la trama hay por lo menos dos víctimas: la madre y la chica que denuncia el acoso, sin embargo, como espectador yo no pude dejar de exigirles que hagan algo, que griten, que se desmoronen, que enfrenten al marido y no permitan que el silencio continúe.
En el trabajo de Marín no sobra la tensión. Con tomas ligeramente claustrofóbicas y encuadres insistentes en los rostros, la directora establece un juego entre miradas en el que nos hace partícipes como espectadores. Justo como sucede cuando en nuestras cercanías sucede lo mismo (¿a quién no le ha pasado hoy en día?).
Los hijos de Jubal
Entre la descendencia de Caín, el relato bíblico menciona a tres de sus tataranietos: Jabel, padre de los que habitan en cabañas y cuidan rebaños; Jubal, padre de los que tocan la cítara y la flauta; y Tubal-Caín, quien forja toda clase de herramientas en cobre y hierro. Cada hijo es una clara referencia a actividades fundamentales de la civilización.
La sangre de Jubal, quien representa a los artistas, camina sobre la tierra y se manifiesta aún en la obra de Verónica y Abel. Ambos cortometrajes, “El resto es silencio” y “Los hijos de Adán” se proyectaron, por primera vez, el martes 18 de febrero en Sala Alternativa. A la proyección asistieron las y los realizadores, el cast, el crew y algunos patrocinadores.
Felicidades a Verónica Marín y a Abel Amador por su gran trabajo creativo y de difusión del cine local, incluyendo el propio. Esperemos que sus nuevas criaturas encuentren el mejor camino.
Inscrita en el género de las y los adolescentes que se ven obligados a madurar por la situación a su alrededor (coming-of-age, por su denominación en inglés), el relato resulta una opción sumamente recomendable.
Dueña de una fotografía excelsa, que acentúa la mirada melancólica del realizador, "Lluvia" es una grata sorpresa en la cartelera comercial, pues es positivamente ambiciosa en distintos rubros.
Sin caer en dramas innecesarios o exagerados y evitando las situaciones caricaturizadas, Cherem conduce la película con mano firme y segura y, de paso, aborda asuntos como las familias homoparentales y el crecimiento personal.
Con algunas secuencias de comedia, "Corina" goza de un buen ritmo narrativo debido a la experiencia de su realizadora en el área de edición. Además, tiene una oportuna paleta de colores fotográfica y un gran dirección de arte que nos transporta al año 2000.
"Corina" obtuvo cuatro galardones, incluyendo Mejor guion y Mejor actriz, en la Gran Fiesta de Cine Mexicano en Jalisco, y está disponible desde el 9 de enero en 350 complejos a nivel nacional, incluyendo estados como Puebla y Aguascalientes.
Todos los elementos en la cinta van fluyendo como la vida misma: la tensión a la que se enfrentan los personajes, los momentos de alegría y la camaradería.