El 'live action' perfecto sí existe: bienvenidos al universo de One Piece

El presupuesto para cada capítulo de One Piece está estimado en 18 millones de dólares, superando a la aclamada serie Juego de Tronos.



Samanta Galán Villa |


Kaizoku ou ni ore wa naru!, es una de las frases más reconocidas en el mundo del anime y el manga, que en español significa Yo me convertiré en el futuro Rey de los Piratas.

One Piece ve la luz en junio de 1997 dentro de la Weekly Shōnen Jump, escrito por el gran mangaka Eiichiro Oda. Dos años después, en 1999, sale el primer capítulo del anime, realizado por Toei Animation.

El pasado 31 de agosto, One Piece entró por la puerta grande en el mundo de los live action. Producida por Tomorrow Studios y Shūeisha para la plataforma Netflix, One Piece se ha colocado como la serie más vista en ochenta y cuatro países, rompiendo el récord impuesto por Merlina y Stranger Things.

Sin duda siempre es una moneda al aire cuando de live action se trata. Adaptaciones, cambios de personajes, de tramas y de arcos. Mucho se habló del fracaso que podía significar este proyecto, tal como fue la suerte de Cowboy Bebop o en su momento Avatar: the last airbender. Sin embargo, One Piece ha dejado un buen sabor de boca en propios y extraños.

Si ya eres conocedor del manga/anime, sabrás que el protagonista, Monkey D. Luffy, es un chico despreocupado, alegre, un poco bobo y siempre hambriento de carne que sueña en convertirse en el próximo Rey de los Piratas. En su travesía va reclutando a su tripulación, conocida como Los sombreros de paja (Mugiwara no ichimi). A la par se va haciendo de enemigos, tanto piratas como de oficiales de la Marina. Sin embargo, Luffy nunca titubea en realizar dicho sueño, llevando en esta convicción, a su vez, los sueños de sus nakamas.

One Piece es un manga que tiene más de veintiséis años dentro del mercado y ha logrado conseguir una audiencia fiel, entregada y exigente. Era de esperarse que una temporada de ocho capítulos, cada uno de cuarenta y tantos minutos, tuviera algunos cambios y tomara lo esencial desde el arco Romance Dawn hasta Parque Arlong.

La audiencia recibió muy bien el proyecto, dejando en claro que detrás de esta adaptación está la vista minuciosa de Eiichiro Oda. Gran parte de esta aceptación se debe a que ninguno de los cambios significó un revés dentro de la lógica de la historia. De hecho, el live action de One Piece parece estar más apegado al manga que al anime, mostrando escenas crudas que en algún momento se llegaron a censurar por parte de Toei.


El reparto de actores parece que fue hecho con lupa. Cada uno realiza de una manera sublime, entregada y única su papel, dejando ver la esencia de los personajes. Algo que también vale la pena apreciarse, es la diversidad de nacionalidades y acentos sin introducciones forzadas.

Entre las actuaciones más destacadas está la de Iñaki Godoy, como Luffy. Jeff Ward con la épica interpretación de Buggy El Payaso y Vincent Regan como Monkey D. Garp.


Cada actor parece haber nacido para interpretar el papel. Tanto aliados como antagonistas abrazaron la esencia de los personajes del manga para entregarnos una serie pulida, sin perder el sabor original.

El presupuesto para cada capítulo está estimado en 18 millones de dólares, superando a la aclamada serie Juego de Tronos, algo que se ve reflejado minuto a minuto.

Sin duda cada detalle de los escenarios, de los maquillajes, la banda sonora y los efectos audiovisuales han valido la pena, ya que en las plataformas oficiales de la serie, los usuarios han manifestado sentirse agradecidos y satisfechos con el estupendo trabajo de todo el equipo detrás de One Piece.

Esperemos que pronto pueda salir la segunda temporada, que de seguir el orden natural, iniciaría en el arco Arabasta.

Una suerte que el mal nombre de los live action se levante con esta monumental entrega, un live action que quedará registrado como uno de los mejores de la historia.
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