Letrinas: Espantapájaros

Espantapájaros
Por J. R Spinoza

¿Quieres saber cómo terminé aquí? Fue a causa de los cuervos. ¡Vaya que son listos! ¡No! ¡No me pongas esa cara! Esto sucedió antes de que nacieras… ¡Ven, pósate sobre mi hombro! Te contaré la historia. ¿Dónde estaba? Ah, sí… ¡Ustedes son muy listos! Una vez vi un documental acerca de una parvada como la tuya que imitaba el aullido de los lobos. ¿El motivo? El lobo llegaba a la zona y capturaba a la presa que la parvada había visto y, luego de comer, dejaba la mesa lista para ellos.

 

Los cuervos son como nosotros, omnívoros y oportunistas, comen de todo y, por eso, al llegar al rancho del abuelo Hermes, no me sorprendió que intentaran comerse el maíz. Lo que me pareció increíble fue que un viejo y descolorido espantapájaros los mantuviera a raya. Digo, se supone que son tan inteligentes como para recordar rostros y hacer funerales a sus muertos. ¿Acaso, no se dan cuenta que aquel muñeco clavado en la tierra no puede hacerles ningún daño?

 

Eso mismo se lo pregunté un día al abuelo mientras veía por la ventana cómo uno de ustedes descendía en diagonal y frenó en el último momento, a pocos centímetros del espantapájaros. Las plumas negras se encresparon y pareció detener el viento. El cuervo hizo una elegante maniobra y dio media vuelta hasta posarse en un deshojado algarrobo, el más cercano al maizal y ahí se quedó…

 

—Tal vez no sean tan listos, no creas todo lo que dicen en la televisión. Una cosa sí te digo, de vez en cuando aparece uno muerto. Cuando eso sucede, los demás se reúnen alrededor del  árbol, como si le estuvieran haciendo un velorio.

—¿Y por qué se mueren? ¿Tienen algún depredador por los alrededores?

—Ya te lo dije, chico, no son tan listos.

 

            Quien sí parece muy listo es el abuelo Hermes. Agricultor de maíz, tiene un rancho muy grande y tres camionetas: una para trabajo forzado, otra para ir a la ciudad y una muy lujosa que rentaba para las fiestas de las quinceañeras y las novias del pueblo.

 

Habían pasado seis meses desde la muerte de mis padres, cinco desde que me había mudado con mi abuelo. De hecho, pasé un mes en el orfanato —un lugar donde viven los niños que no tienen familia—. Al parecer, el anciano tuvo que hacer mucho papeleo para poder tener mi custodia, una custodia es… bueno, no importa, la cosa es que el abuelo tiene dinero, mucho dinero. Su casa es del tamaño de ocho casas de la ciudad y su televisor es más grande que una puerta. Un televisor es… bueno, no es tan importante, el punto es que vive bien. Era natural pensar que quería compartir su riqueza con su único familiar vivo.

 

Antes de esto, me gustaba vivir en el rancho. En primer lugar, el abuelo no creía en la escuela, así que no me obligaba a ir. Inclusive, llegué a pensar que en un futuro me heredaría sus bienes, así que aprendía con mucho gusto las labores del campo. Por la mañana revisaba las gallinas y tomaba algunos huevos frescos para el almuerzo. Después ordeñaba a Gertrudis, le ataba las patas, luego arrimaba un banquito y un par de baldes de metal. Por último, enjuagaba sus ubres y después bombeaba. La primera vez me dio mucho asco, pero con el tiempo se hizo algo automático.

 

El abuelo preparaba el almuerzo, casi siempre eran huevos con frijoles, aunque de vez en cuando desayunábamos cereal. Decía que debía comer bien para crecer muy alto y fuerte. Acostumbraba darme una segunda ración que siempre aceptaba con gusto. Por la tarde podía jugar videojuegos o escuchar música en mi habitación.

 

A veces, el abuelo se iba y me quedaba solo en la casa. No me daba miedo. A las seis era hora de recoger leña y el abuelo me había asignado, como parte de mis deberes, llenar dos carretas de leña cada segundo día.

 

Lo único que me molestaba un poco era la hora de dormir, el viejo era muy estricto con eso. A las 8:12 pm, hora en que caía la noche, debía estar en mi habitación y no bajar para nada hasta el día siguiente. No había justificación alguna porque mi cuarto tenía baño, así que no necesitaba nada de abajo.

 

            La noche en que todo esto me pasó, yo estaba recostado en mi cama, con mi mano entre las piernas, pensando en Dove Cameron, cuando algo chocó contra mi ventana. Me levanté de golpe y corrí hacia ella. Un ave negra se aproximaba al suelo y justo antes de tocarlo, desapareció. Me tallé los ojos y miré nuevamente, no había error, el cuervo chocó con mi ventana, cayó y se esfumó, como si se lo hubiera tragado el mismo viento.

 

            Salí de mi habitación descalzo, poniendo especial cuidado de no hacer ruido al bajar las escaleras. Cuando estuve en el recibidor, tomé la llave del portallavero y abrí la puerta. La cerré lo más despacio que pude. El suelo estaba cubierto por una especie de niebla color negro que no dejaba ver el pasto. Apenas bajé el escalón que separaba la casa del patio, perdí los colores. Todo el mundo era blanco y negro. Temeroso, volví a subir. Debí haber entrado en la casa, debí haber subido las escaleras y debí hacer como si no hubiese visto nada, pero no fue lo que hice. Volví a bajar. Caminé por ese mundo sin color. Pronto me di cuenta que tampoco había sonido, no escuchaba el viento, ni el trinar de los grillos. Sólo… graznidos. Sobre mí, volaba una parvada de cuervos. Descendieron y, coordinados, volaron a mi lado, hasta llegar al espantapájaros. No parecían tenerle miedo. Incluso algunos se posaron en sus brazos. Me acerqué para verlos mejor. Descubrí que el maizal había desaparecido. No había nada, salvo la casa, los cuervos y el espantapájaros.

 

—¡Hola!

—¿Quién ha dicho eso?

—Soy yo — el espantapájaros acababa de mover su boca.

—¿Tú…?

—Mi nombre es Atlas, ¿quién eres tú?

—Soy Pirítoo.

—Es un extraño nombre, ¿acaso tus padres no te querían?

—Mis padres murieron.

—Lo siento mucho —dijo y noté que había sinceridad en la disculpa del espantapájaros, quien no podía mover los brazos, pero agachó la cabeza un poco.

Ahora vivo con el abuelo Hermes.

—Ese no es tu abuelo, ni siquiera es un hombre.

—¿A qué te refieres?

            ¡Libérame y te lo diré!

            —¿Liberarte?

            —Desata mis manos y pies.

 

            Obedecí. El espantapájaros bajó de la cruz. Me sonrió y comenzó a desvanecerse.

            —¡Corre! - Viré. Un demonio gordo y gris, con garras en manos y pies, estaba junto a la casa. Corrí, corrí por última vez con todas mis fuerzas.

 

            —Pero te alcanzó.

            —Sí, me alcanzó.

            —¿Qué te hizo después?

            —Bueno, esa es una historia para otra ocasión. Amanecerá pronto.

¿Recuerdas qué pasa cuándo amanece?                    

 

            El pequeño Hugin abandonó mi hombro y voló hacia el algarrobo.

           

—Algún día traerá otro niño y necesitaré tu ayuda.



José Rodolfo Espinosa Silva. H. Matamoros, Tamaulipas, México (1990). Escritor y profesor mexicano. Licenciado en Educación Primaria, ejerce como docente en la Secretaría de Educación Pública, desde 2013. Becario del PECDA, en la categoría de Jóvenes Creadores por novela. Asiste al Taller de Apreciación y Creación Literaria del Instituto Regional de Bellas Artes de Matamoros. Asiste al Ateneo Literario José Arrese de Matamoros. Libros Publicados: El regreso de los dioses, la batalla de Folkvangr (Caligrama, 2019). Pacto Maldito (Pathbooks, 2019). El demiurgo y otros cuentos fantásticos (Kaus, 2020).

Elegía por Jack Kerouac, un homenaje de Parménides García Saldaña

Hasta donde sabemos, el siguiente texto había permanecido sepultado por más de cuarenta años, luego de que el ondero Parménides García Saldaña lo escribiera casi un par de meses después de la muerte de Jack Kerouac (1922-1969).


Elegía por Jack Kerouac
Por Parménides García Saldaña

El 21 de octubre de este año murió en San Petesburgo, Florida, Estados Unidos, Jack Kerouac a los 47 años.

Jack Kerouac o Jack Kaira o Jack Heap of Stones o Jack Cornwall o Kairn Wal o Jack Kernuac o Jack Kerr fue uno de los actores principales del movimiento beatnik. Fue uno de los filósofos más lúcidos del movimiento y el cronista. Fue el filósofo de la Beat Generation, el acadé­mico del lenguaje beatnik. Profeta de estos tiempos, los nuevos tiempos de la sociedad norteamericana. Hoy, sus novelas están viviéndose en todas las ciudades, las calles de Estados Unidos de América. Hoy, el mundo de las novelas de Jack lo están viviendo los diggers, hippies, yippies de todo el mundo, incluyendo nuestra generación misticosicodélica que quiso hacer un Tíbet en la Sierra Mazateca, allá en Huautla. Donde crece la carne de Dios para purificar el alma y los corazones de los hippies autóctonos, que buscan a Dios a través de las enseñanzas de Buda o Cristo o de cualquiera de los swamis o simplemente a través de intoxicarse con una droga para que la mente se abra a las percepciones cósmicas, el saber ontológico. Hoy, los onderos de México leen los “Vedas”, buscan el “Karma”, la naturaleza verdadera de todo, seguir rectamente los principios del “Dharma”; generación que busca el camino de Buda y en vez de hablar sobre la verdad, entrega flores; y camina por las carreteras de México, con la V de la paz y el triunfo del futuro en las manos; estudiando los “tatwas”: el Universo visible corno el invisible no es más que el efecto del éter. Hay siete vibraciones del éter, los “Tatwas” son “Prithvi” (el cuerpo), “Apas” (el cuerpo astral), “Tejas” (la mente inferior), “Vayu” (cuerpo causal superior), “Akash” (el retorno al estado primitivo), “Anupadaka” y el “Adi Tatwa”. (Principio eterno del inundo divino). Muchachitos no mayores de 20 años tratando de descifrar la “Tabla de Esmeralda” de Hermes Trimégisto; leyendo los libros esotéricos de Eliphás Levi, buscando la paz interior en la posición de los planetas, aprendiendo astrología para llegar a Dios, viajando en ácido o en mariguana o en peyote para que Dios les conceda una entrevista y les sean revelados los secretos, las palabras del absoluto. Buscando la iniciación camino a Huautla. Tal vez alguno sea un Rama o Krishna o Hermes o Moisés u Orfeo o Cristo llegando a la Tierra Prometida. Y muchachitas que para escuchar la palabra de Dios dejan sus casas y se visten como pordioseras siguiendo los principios de la humildad y la caridad y también van en busca de la palabra, la purificación porque esta ciudad las ha contaminado, ensuciado su alma y corazón. Y ellos y ellas quieren vibrar a ritmo del Universo y transmitir a todos su limpieza.

He aquí los personajes de las novelas de Jack Kerouac, quien con Allen Ginsberg, William Burroughs, Gregory Corso, Jack Cassidy, Lawrence Ferlinghetti, Alan Watts, fundó la Sociedad Beat, pequeña comunidad que originó a la Hip. Padre del vocablo Hipster, de donde se derivó hippie. Quien usó la forma del haiku por primera vez en tierra norteamericana, para expresar sus estados místicos, y habló de “Los Vagabundos del Dharma” que opusieron una religión a otra, para buscar una verdad que se había perdido entre el cemento, la soledad de las grandes ciudades norteamericanas.

Jack Kerouac fue quien le enseñó a George Harrison el camino hacia la India, la búsqueda a los Beatles de los gurús. Quien a Bob Dylan le dio la decisión necesaria para ir al Camino y vagar por Estados Unidos: ir a New Mexico, Colorado, Texas, Ohio, Oklahoma, buscando su vida, ver cómo vivía la gente y qué buscaba la gente en la vida; y enfrentar una realidad personal a una realidad colectiva y vacía, de gente muy segura de sí misma.

Cuando Jack Kerouac se lanzó al camino, nadie preveía que con su modo de vida, iba a provocar una de las revoluciones más singulares del siglo XX. Que con sus libros iba a anticipar un modo de vida que ahora es de cientos de miles de jóvenes norteamericanos, ingleses; y en menor escala, en otras partes del mundo, incluyendo a México.

Recuerdo cuando entré a una librería y vi En el camino, novela de Jack Kerouac. Me gustó mucho el título. No suponía de lo que trataba. Leía entonces literatura norteamericana, pero fresa: Hemingway, Faulkner, Salinger, Fitzgerald. No sabía de la existencia de la Beat Generation. Compré On the road, editada en español por la editorial Losada.

En parte, me identifiqué con el modo de vida de la novela. Y Yo había querido vivir así, recorriendo calles, ciudades, pueblos, ir de aquí para allá, buscando… ¿qué? Algo, cualquier cosa, pero ver y escuchar a la gente. Ver mi país, ver otros países. Ir en busca de mí mismo, en el camino sólo lo encontraría.

La ciudad de México me asfixiaba, me asfixiaba ir a la escuela, las amistades que tenía vivían con moldes, trataban cautamente de que yo también tuviera un molde. Más que leer, quería ver la vida. Pero tenía miedo de ir al camino. Por otro lado, durante cierto tiempo –en mi breve vida de estudiante universitario– la política consumió mi vida, más teórica, que práctica. Y tenía problemas de conciencia para no mandar todo al diablo, ir al camino. Estar en el camino. Tenía amigos muy solemnes que eran sabios que sólo habían viajado de su tierra natal a la ciudad de México, en ómnibus y realmente, su vida, carente de interés, me aburría.

Cuando leí On the road fue una revelación. Un mundo se revelaba frente a mí, en cada página hallaba algo. Descubría un mundo lejano, pero intensamente vital. Veía a mi país con otros ojos. A Estados Unidos con otros ojos, sin gafas. A los 18 años había hecho mi primer viaje solo a Estados Unidos en busca de una nena, New Orleans y la tumba de Willams Faulkner en Oxford, Mississippi. Regresé con una pésima impresión de mi amiga, con un amorsísimo a New Orleans y con un librito de John Faulkner, My Brother Bill, sobre la vida de Williams Faulkner. Regresé porque me dio una horrible paranoia que hizo que allá en Estados Unidos no hablara con nadie, no confiara en nadie, ni siquiera para pedir una hamburguesa o una coke.

¿Qué encuentro en On The Road? a los “swingers” que viajan por Estados Unidos, en camiones de carga, en trenes de carga, en coches viejos, en busca de las chicks para hacer el amor; que van a San Francisco para escuchar a Shearing, Young, Charles; que hablan de lo grandioso que era Charlie Parker y lloran escuchando los discos de Billie Holliday. Ellos que en los sótanos de Frisco escuchan a los negros que tocan jazz, que buscan a las chicks para buscar una revelación divina en el amor físico y se entregan a la búsqueda de la verdad a través de la morfina, la mariguana, el peyote; y establecer así un mundo subjetivo, aislado, fuera de la sociedad norteamericana preocupada por los coches, los refrigeradores, la casa, olvidada de que el amor es comunión. Los Beatniks son los outsiders que tratan de vivir cada instante de su vida, en oposición del mundo square que trata de olvidar cada instante de su vida. En un inundo de opulencia, los beatniks viven como los negros. Se unen a ellos: son los primeros blancos que a través del jazz rompen la barrera racial, que, como los negros, practican el amor “Libre”. En el camino, “con mariguana, amor, música”. Sin dinero, con los pantalones de mezclilla y los huaraches y la camisa de obrero y los cabellos sucios del polvo del camino y la barba larga en la que está el tiempo andado en el camino.

Y Jack Kerouac habla de México, de sus viajes, de sus impresiones del paisaje, de los indios mexicanos, de las indias mexicanas que le parecen las mujeres más bellas de la tierra. Para Kerouac son dioses y diosas prehispánicas en el siglo XX. Y Kerouac viene a la ciudad de México y busca mariguana en las ciudades perdidas, y va a buscar peyote en Chihuahua. Teoría es práctica, y vida es literatura. Y sus novelas es un mundo limitado a la experiencia: pero esa experiencia se proyecta hacia el futuro, anticipa el mundo que ahora está en crisis.

Pero, para mí, una novela de Kerouac es más valiosa que cualquier novelista mexicano, muy bien escrita, que habla de un mundo aburrido de tan dicho, de tan, después de todo, folk. Jack Kerouac fue un profeta que anduvo en el camino y habló de lo que vio, sintió, aprendió. Para que hoy, muchos, sin saberlo lo estén viviendo. Y para que muchos, recapaciten sobre la obra que llamaron de quinta categoría y vean que no les ha quedado otra cosa que seguir las huellas de Jack Kerouac, en el camino. Y que lo que vean y oigan y aprendan y escriban, Kerouac ya le dijo.

Para la literatura norteamericana es muy importante la Beat Generation, no sólo porque creó un estilo de decir las cosas diferentes, que influyó en los jóvenes que ahora escriben canciones de rock, sino porque, por primera vez en el siglo XX, se da una Generación de Escritores que, como los surrealistas, fundaron y crearon un movimiento. Beat Generation no es un nombre, es una generación de “outsiders” que empezó a vivir al ritmo intenso del jazz, que habló, gritó y aulló para que una generación posterior de jóvenes despertara del sueño norteamericano.

Los Beatniks dejaron las universidades, buscaron en los sótanos de Brooklyn y Harlem a los negros que tocaban jazz, fueron a New Orleans para surtirse de la heroína que llegaba en los barcos extranjeros; a la realidad general norteamericana sobrepusieron una subjetiva de pesadillas, éxtasis, alucinaciones, locura. Amor loco a la música de los negros, amor loco al amor físico, amor loco a la locura.

Con su locura iniciaban la resurrección de un pueblo que para Allen Ginsberg era Moloch. Moloch, Dios de la Sociedad Norteamericana.

Los Beatniks eran sólo una pequeña sociedad, una secta que no representaba nada a los ojos de la limpia sociedad norteamericana. Una secta que era una moda más. Locos que venían de los bohemios de todos los tiempos. Buscando onda en los subterráneos. Las celdas del cerebro sacudidas por jazz, sexo, droga. Blancos perseguidos por blancos, encarcelados por delitos contra la salud. Encarcelados porque con su actitud vital derribaban una sociedad cuya higiene descansaba en el trabajo. Eran encarcelados por vagancia, suciedad. Porque eran todos los nihilistas del mundo desfilando –suéters de Oaxaca, Huaraches de Durango– por las grandes avenidas de Chicago, New York, San Francisco. Los buenos salvajes que obtenían revelaciones místicas en las terminales de la GreyHound, en los trenes de carga que pasaban por Camarillo, donde Charlie Parker estuvo loco y fue vuelto a la normalidad; en las carreteras entre el Desierto Mexicano.

Beatniks amando nuestro país, la cultura pre­hispánica, el mundo mágico indígena, antes que nosotros. Obteniendo visiones en Colombia o Perú. Buscando a través del Zen a Dios. Hoy Gurús de los Hippies y Yippies y Diggers que se asocian en los festivales de música pop, para que la Sociedad Norteamericana se dé cuenta que algo está cambiando, que cientos de miles de jóvenes norteamericanos son ahora la consecuencia de Dean Moriarty, Carlo Marx, Sal Paradise, Old Bull Lee, Marylou, Camille Moriarty, Mardou Fox, Fran Carmody, Rosie Buchanan, Maggie Cassidy: esos vagabundos solitarios que en la década pasada, empezaron a buscar a Dios y al hombre, a través de otros conceptos muy alejados del American Way Of Life. Personajes de las novelas de Jack Kerouac: On The Road, Tho Dhorern Bums, Maggie Cassidy, The lenesone Traveller, The sub terraneans.

Jack Jorouac; descansa en paz. En el camino dejaste flores, incienso, tu vida, fuiste un ángel y moriste como humano. Fuiste un hipster que le dijo a Allen Ginsberg cómo Aullar. Que aprendiste mucho de Jack Cassidy y de Buda también. A un pueblo le enseñaste que para creer en Dios se necesita algo más que decírselo en una moneda de dólar. Buen Salvaje viviendo entre los bosques, ahora estás en el lugar donde habitan tus amigos. Estás al lado de Charlie Parker, Leadbelly. Viviendo en el paraíso que imaginó tu cerebro entre sueños. Kerouac modern cat. Daddy of cats and chicks. Craziest! Old Man Mose is dead. But Kerouac get ahead.



*La Cultura en México, 17 de diciembre de 1969, p. VII.

Tomado de Círculo de Poesía, 4 de enero de 2013.
 

Los ladrones viejos: leyendas del artegio mexicano

Cinema Coyote | Por Alejandro Carrillo

@alexiliado


En las entrañas de Netflix hay un documental bastante entretenido para los que nos regocijamos con las leyendas del artegio y las proezas de los antihéroes. Los ladrones viejos (2007) narra las historias de algunos de los rufianes más famosos de la Ciudad de México durante los años sesenta y setenta.

El realizador Everardo González logró reunir los testimonios de “El Fantomas”, “El Carrizos”, “El Burrero”, “El Xochi” y “El Chacón”; directamente desde las cárceles en donde cumplen sus condenas, algunos de ellos no las alcanzarán a cumplir.

“Me gustaba la buena vida. Me gustaba mucho vestir bien y siempre me ha gustado.”

Durante 97 minutos, los viejos ladrones cuentan con nostalgia y orgullo las hazañas y tragedias que los llevaron a convertirse en los criminales más buscados de la época, así como los principios, códigos y bondades del oficio de robar discretamente y sin violencia. Algunos exagentes de la judicial también intervienen en el filme, narrando los cochupos, tejes y manejes que había entre policías y hampones por aquellos años.

Los retratos extraordinarios de una sociedad lejana y una ciudad extinta, son quizá el mayor atributo del largometraje que incluso llegó a obtener un par de arieles y un sinfín de nominaciones entre festivales y muestras cinematográficas a lo largo del país.

El perfil del criminal cambió porque la sociedad también lo hizo. Somos otros respecto de aquellos años. Nada tiene que ver, por supuesto, el robo con el tráfico de drogas, ni los vínculos que hay en el poder entre un ladrón y un policía de la secreta, y un capo de la mafia con un funcionario del gobierno federal.

-Everardo González

Destaca por completo la historia de Efraín Alcaraz Montes de Oca, alias “El Carrizos”, el más sibarita y elegante de los zorreros, famoso por llegar a ser el criminal más buscado de la ciudad y por librar la justicia infinidad de veces. Narra con cierta vanidad y con una invariable mueca burlona aquellas veces que hábilmente se internó en las residencias de los expresidentes Luis Echeverría y José López Portillo para birlarles infinidad de joyas, pieles y dinero; no sin antes soltar la mordaz e inconclusa frase: “Ladrón que roba a ladrón…”, pero sin los cien años de perdón, ya que en este caso la cárcel es el riesgo del oficio.

Sin duda, Los ladrones viejos de Everardo González es un excelente documento que entretiene y rememora la vida de la sociedad mexicana a través de personajes marginales que nos recuerdan que todo tiempo pasado fue mejor.

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El dolor y el blues de ‘Ma Rainey’s Black Bottom’

Call me old fashioned… please! | Por Mónica Castro Lara |


¡Querid@s tod@s! Así de rápido se termina el primer mes de este anticipado 2021 y, antes que nada, quisiera desearles exclusivamente lo mejor de lo mejor para los próximos once meses y, sobre todo, que gocen de muchísima salud y continúen cuidándose porque esta pandemia apocalíptica, va para largo. Pero, siempre es reconfortante saber que tenemos a nuestra maravillosa Revista Sputnik para hacernos buena compañía y alivianarnos el confinamiento. 

Les platico que unos días después de Navidad, en una de esas tardes pacíficas entre el 25 y el 31 de diciembre donde el tiempo simplemente deja de existir, mi mamá y yo nos sentamos plácidamente a ver una película que tenía muchísimas ganas de ver desde hace tiempo y que con los tráilers y un par de artículos que estuve leyendo previos al estreno en Netflix, definitivamente hicieron que mi expectativa fuera muy, muy grande. Así que vamos directo al grano: la película de la que hablo es por supuesto ‘Ma Rainey's Black Bottom’; está basada en la obra homónima de 1982, escrita por August Wilson, ganador del Premio Pulitzer en dos ocasiones y quien falleciera en 2005 a la edad de 60 años. ‘Ma Rainey's Black Bottom’ forma parte del llamado ‘Pittsburgh Cycle’, que consiste en 10 obras, todas de la autoría de Wilson, y que apuntan a ser una calca de la experiencia afroamericana estadounidense en el Siglo XX, con el fin de crear conciencia racial a través del arte -en este caso, el teatro- y hacer eco a la poesía del lenguaje cotidiano de lo que Wilson denominó como la ‘América Negra’. Cada una de las obras, se sitúan en una década específica, por lo que valdría muchísimo la pena tener acceso a todas, leerlas/verlas de manera cronológica, y profundizar en la evolución de las tramas y personajes. Se rumora (o bueno, más bien es ya un hecho) que Denzel Washington, planea adaptar cada obra al cine y, según mis cálculos, le faltan ocho. Así que tendremos que esperar a que el dude, se ponga las pilas.

‘Ma Rainey's Black Bottom’ es la segunda obra del Pittsburgh Cycle’ y se sitúa en Chicago en los años 20s. Así es, ¡MIIIIS AÑOS 20s! Mis soñados y locos ‘Roaring Twenties’, el inicio de la ‘Jazz Age’, mi década favorita, blah, blah, blah… y ya sé, soy muy predecible, pero ni modo. La historia de la obra y de la película, se centra en la grabación de un álbum de Gertrude Malissa Nix Pridgett Rainey, mejor conocida como ‘Ma Rainey’ quien, hasta la fecha, goza de la denominación casi indiscutible de la ‘Madre del Blues’ y quien fuera mentora directa de Bessie Smith, la ‘Emperatriz del Blues’. El título, ‘Ma Rainey's Black Bottom’, hace referencia precisamente a una famosa canción de ‘Ma’ que habla sobre el baile conocido como ‘black bottom stomp’, originado en Nueva Orleans en la primera década del Siglo XX y que se popularizó en los años 20s, en plena era ‘flappera’. Y claro, abunda el tema del racismo estadounidense que recae sobre los músicos y sus propios instrumentos, marcando así el ‘beat’ de cada personaje.

Voy a compartirles a continuación -sin spoilers, por supuesto- mis tres sencillas razones por las que creo que la película es un verdadero hit (no en balde está rankeada con 98% en Rotten Tomatoes) y espero que así, se animen a echarle un vistazo:


1.    Viola Davis.

Tod@s sabemos que Viola Davis es un fenómeno de la actuación. La hemos visto arrasar en las entregas de premiaciones y su filmografía, a los 55 años, es vasta y poderosísima. Lo que hace Davis en ‘Ma Rainey's Black Bottom’, es simplemente sensacional. Ayudan el maquillaje y el vestuario para ambientarnos y conocer a ‘Ma’ pero, sus gestos, la voz, la gesticulación y la manera en que interpreta diálogos tan profundos y complejos, es una maravilla. Hace una química explosiva con cada uno de los demás personajes y me parece que va generando poco a poco la expectativa de querer verla estallar pero, se contiene; aprende a contener la ira, la frustración, el deseo y hasta cierto punto, la impotencia de saber que otros (específicamente blancos) se harán ricos a expensa de su talento. Otras actrices como Theresa Merritt y Whoopi Goldberg, han interpretado a ‘Ma’ en las versiones teatrales de la obra. Sin embargo, al ver fotografías de dichas puestas en escena, veo que no se arriesgaron mucho en cuanto al maquillaje; en cambio, en la versión fílmica sí y se agradece. Mia NealSergio Lopez-Rivera y Matiki Anoff, fueron los diseñadores de maquillaje encargados de darle vida a esta nueva ‘Ma Rainey’, buscando y logrando un look grotesco pero, hermoso. Pocas fotografías de la cantante existen en la vida real, pero me parece muy acertado hacer una reinterpretación y plasmarla en la pantalla grande de la manera en que lo hicieron. La constante sudoración y el maquillaje casi derretido, nos da la apariencia de una diva a punto de desvanecer. Y así como algunas de las canciones de ‘Ma’ tienen un alto contenido sexual (homosexual, incluso), Viola es sensual en su interpretación; se mueve y dialoga al ritmo del blues que la acompaña. Algunos dicen que, sin duda, será merecedora de otra estatuilla dorada. Oscar buzz, les digo, Oscar buzz.

2.    Chadwick Boseman.

La inesperada muerte de Boseman en 2020 debido al cáncer de colon que padecía desde hace cuatro años, fue tan solo uno de tantos acontecimientos desafortunados y desoladores del año pasado. Un actor talentosísimo que se nos fue antes de tiempo y quien no pudo ver la semilla que sembró en esta exitosa cosecha llamada ‘Ma Rainey's Black Bottom’. Su interpretación de Levee, el trompetista, es DESGARRADORA. Transita por cada emoción existente en el ser humano y de manera casi perfecta. En un momento te está contagiando su entusiasmo y en otro, estas compartiendo su rabia con lágrimas en los ojos. Un abanico apasionado de emociones que conmociona en cada escena donde aparece y nos hace querer ver más y más. Su personaje resume la crueldad y la dualidad del racismo estadounidense, así como la insistencia desmedida por vivir y alcanzar el tan sonado ‘american dream’. Cada músico de la banda de ‘Ma’, cuenta con un instrumento en particular que parece resonar con su propia personalidad y que en conjunto, son explosivos y armónicos a la vez. Se dice por ahí que Boseman será galardonado de manera póstuma en la próxima temporada de premiaciones.


3.    El ‘storytelling’.

Bastaron unos cuantos minutos para que le dijera a mi mamá: “seguro es una obra de teatro” y miren, no me equivoqué. El formato es muy similar: hay escenas donde el ritmo de los diálogos nos hace sentir como si estuviéramos en un teatro. Pero ocurre algo muy peculiar también: la misma edición y los movimientos de cámara, nos hacen sentir como si estuviéramos ahí mismo, compartiendo espacio y tiempo con Levee, Slow Drag, Toledo y Cutler en un sótano destartalado de Chicago, riendo y llorando con ellos, escuchando atent@s a los monólogos fuertísimos que declaman, al mismo tiempo que disfrutamos de los sonidos que emanan de sus instrumentos. Por lo que me parece que la narración es muy buena y la estructura en sí de la película, funciona. He leído un sinfín de personas que se quejan amargamente del final… ya ustedes me dirán qué piensan.

Ya saben. Vean ‘Ma Rainey's Black Bottom’ y disfrútenla tanto como lo hice yo. Formará parte indiscutible de la temporada de premiaciones y será harto galardonada, pero sobre todo, que su éxito y fama seguro no serán fugaces.

 

Cae asesino de Edgar Allan Poe en Guadalajara

#ÚLTIMAHORA | Por Alejandro Carrillo

Guadalajara, Jalisco.- El gobernador del estado de Jalisco, informó que Ernesto Valdemar alias “El Muerto” fue detenido como homicida confeso del escritor de origen norteamericano Edgar Allan Poe, a quien raptó y asesinó en Baltimore, Maryland el 7 de octubre de 1849.
La aprehensión ocurrió el sábado durante un operativo en la colonia Oblatos de esta ciudad, tras una investigación de agentes de la Fiscalía General de Delitos Literarios (FGDL), quienes vigilaron una finca donde se escondía el individuo, mismo que ya se encuentra en manos de la Procuraduría General de la República (PGR).
En sus declaraciones, el acusado aceptó que durante tres día tuvo en cautiverio al literato con la intención de hacerlo reescribir el relato titulado “La verdad sobre el caso del señor Valdemar”, extraordinaria narración de Edgar Allan Poe publicada en 1845, y que según Ernesto Valdemar alias “El Muerto” atenta contra los más básicos derechos de una persona.
En su testimonio declaratorio, el sujeto en cuestión aseguró que el escritor se negó en repetidas ocasiones a cambiar el desenlace de la narración argumentando que “únicamente se trata de un cuento imaginario con personajes ficticios que no pueden venir al mundo real a matar a sus creadores”. Valdemar aseguró ante los medios que el escritor nunca dio crédito a lo que estaba pasando, incluso cuando en repetidas ocasiones el acusado le reiteró la posibilidad de asesinarlo si éste se negaba.
“Lo único que le pedía a Allan Poe era mi derecho de réplica ya que su historia está llena de calumnias y me deshonra al decir que sólo soy una masa líquida putrefacta, repugnante y detestable. Lean el dichoso cuento y me darán la razón”, enfatizó el detenido, quien además testificó que al no encontrar grado alguno de elocuencia en el prosista bostoniano, se vio obligado a embriagarlo con ajenjo para posteriormente tirar su cuerpo en las calles de Baltimore. “La verdad sólo quería deshacerme de él, nunca pensé que pudiera matarlo, nunca más”, manifestó.
Mientras tanto, las investigaciones continúan su curso con la finalidad de determinar si el personaje de ficción tiene más averiguaciones en su contra dentro del territorio nacional ya que en su declaración, Ernesto Valdemar alias “El Muerto” aceptó que llegó al país durante el sexenio de Vicente Fox, periodo en el que se dispararon las ejecuciones de escritores y periodistas como nunca antes en México, cifra que sigue en aumento al día de hoy.
La confesión del señor Valdemar echa abajo diversas hipótesis sobre la muerte de Edgar Allan Poe como el suicidio y la muerte por cólera, rabia o sífilis. Un juez federal ordenó trasladar al homicida al Penal de Puente Grande, Jalisco, para dictar sentencia condenatoria.

David Bowie, el actor

 

Cinema Coyote | Por Alejandro Carrillo |


David Robert Jones, mejor conocido como David Bowie es una de las figuras más importantes e icónicas de la historia de la música. Considerado por algunos un reformista y por otros un transgresor del rock; la ecléctica figura de Bowie no pasa desapercibida por ninguna generación y ha trastocado todo tipo de aristas musicales, artísticas e incluso sociales; a lo largo de una vida llena de ires y venires más parecida a la de un cosmonauta bisexual intergaláctico que a la de una estrella del rocanrol.

Detrás de la carrera del músico y compositor, hay un joven estudiante de teatro que antecede todos los éxitos, discos y giras. El carácter camaleónico de David Bowie no sólo le permitió ir del glam-rock a la música electrónica, sino también de Broadway a Hollywood y viceversa, convirtiéndolo de uno de los artistas más significativos de la cultura pop cuyo legado ha contribuido incluso en aspectos psicosociales.

El biógrafo David Buckley observó: «La esencia de la contribución de Bowie a la música popular se encuentra en su sobresaliente habilidad para analizar y seleccionar ideas fuera de la música -del arte, la literatura, el teatro y el cine- e incorporarlas a ésta; de este modo, el pop se actualiza constantemente».

Aunque su trabajo cinematográfico no es tan conocido como el musical, David Bowie ha protagonizado varias películas y sus dotes histriónicos le han valido algunos premios y reconocimientos; además ha tenido participaciones especiales en documentales y series televisivas (incluyendo Bob Esponja). Por lo anterior, nos dimos a la tarea de hacer un recuento de su filmografía, tan heterogénea como su mirada.



Película: The Image (1967) -Cortometraje-
Papel: El Niño
Sinopsis: En el cortometraje en blanco y negro The Image, Bowie encarnó a un niño fantasma que emerge de un cuadro de un pintor bastante turbado para embrujarlo.




Película: The Virgin Soldiers (1969)
Papel: Soldado
Sinopsis: Basada en la novela cómica de Leslie Thomas. Un escuadrón de jóvenes soldados son enviados a Singapur durante la emergencia malaya. Bowie hace una breve aparición de dos segundos como extra, detrás de la barra de un bar.



Película: Pierrot in Turquoise or The Looking Glass Murders (1970)
Papel: Cloud
Sinopsis: Espectáculo teatral grabado para la televisión en 1970. Historia de amor, desamor, venganza y música; escrita por David Bowie y Lindsay Kemp.




Película: The Man Who Fell the Earth (1976)
Papel: Thomas Jerome Newton
Sinopsis: David Bowie es un extraterrestre del planeta Anthea que llega a la Tierra buscando un modo de transportar agua a su planeta, que sufre una gran sequía. Este fue su primer papel protagónico y le valió el Premio Saturn como mejor actor.


 

Película: Just a Gigolo (1978)
Papel: Paul Ambrosius von Przygodski
Sinopsis: David Bowie es un héroe de guerra que regresa a Berlín sólo para descubrir que no cuenta con habilidades distintas a las que aprendió en el ejército. Cansado de no encontrar un buen empleo, decide convertirse en gigoló de un burdel que atiende a señoras adineradas.

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Película: Christiane F. – Wir Kinder vom Bahnhof Zoo (1981) -Yo, Cristina F.-
Papel: David Bowie
Sinopsis: Es una película alemana de 1981, basada en el libro homónimo escrito por los periodistas Kai Hermann y Horst Hieck. Narra la historia del personaje principal Christiane F., una consumidora de drogas. David Bowie es David Bowie.

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Película: The Snowman (1982)
Papel: Narrador
Sinopsis: Se trata de un libro infantil inglés escrito por el autor Raymond Briggs publicado en 1978, en formato de álbum ilustrado. En 1982 el libro se convirtió en una película de animación de Dianne Jackson de unos 26 minutos de duración, narrada por David Bowie. La película fue nominada al Óscar en la categoría de Mejor Corto de dibujos en 1983.


Película:
Baal (1982)
Papel: Baal
Sinopsis: Se trata de la primera obra de teatro escrita por Bertolt Brecht. En 1982 la BBC decidió realizar la adaptación cinematográfica de la obra con David Bowie como protagonista. La obra narra el declive de un poeta disoluto y bebedor llamado Baal. Este es un anti-héroe, que rechaza las convenciones y adornos de la sociedad burguesa.

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Película: Merry Christmas, Mr. Lawrence (1983)
Papel: Maj. Jack 'Strafer' Celliers
Sinopsis: Durante la Segunda Guerra Mundial el mayor australiano Jack Celliers (David Bowie) llega a un campo de prisioneros japonés. El comandante del campo, el capitán Yonoi impone valores como la disciplina, el honor y la gloria al más puro estilo nipón, pero oculta una homosexualidad reprimida.

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Película: The Hunger (1983)
Papel: John
Sinopsis:  Thriller de terror en donde David Bowie comparte créditos con Susan Sarandon y Catherine Deneuve. La trama gira en torno a una mujer vampiro de Manhattan sedienta de sangre que colecciona arte renacentista y almas de sus amantes.
 
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Película: Yellowbeard (1983)
Papel: El Tiburón
Sinopsis: Comedia de piratas en donde Bowie tiene un breve cameo, aunque no aparece en los créditos finales.


Película: Into the Night (1985)
Papel: Colin Morris
Sinopsis: Película de suspenso dirigida por John Landis en donde David Bowie tiene un pequeño papel como un asesino a sueldo. Destaca el soundtrack con temas clásicos de B.B. King como 'Lucille', 'In the midnight hour' y la que le da el nombre al filme, 'Into the Night'.

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Película: Labyrinth (1986)
Papel: Jareth the Goblin King
Sinopsis: En su mayoría el reparto está conformado por títeres y seres fantásticos. Sobresalen las intervenciones de Jennifer Connelly (Sarah) y David Bowie (Jareth el Rey de los Goblins), que además escribió e interpretó algunas de las canciones incluidas en el filme. La película contó con el respaldo y la producción de George Lucas.

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Película: Absolute Beginners (1986)
Papel: Vendice Partners
Sinopsis: Adaptación musical de la novela de Colin MacInnes que versa sobre el ritmo de vida de los jóvenes londinenses a finales de la década de los 50. Además de su intervención actoral, Bowie colaboró con el tema oficial de la película.

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Película: The Last Temptation of Christ (1988)
Papel: Poncio Pilatos
Sinopsis: Controversial película sobre la vida de Jesús, dirigida por el multipremiado Martin Scorsese y basada en la novela homónima de Nikos Kazantzakis. David Bowie tiene un breve cameo en el papel de Poncio Pilatos.



Película: The Linguini Incident (1991)
Papel: Monte
Sinopsis: David Bowie y Rosanna Arquette son dos camareros descontentos que deciden atracar el restaurante para el cual trabajan.



Película: Twin Peaks: Fire Walk with Me (1991)
Papel: Phillip Jeffries
Sinopsis: Thriller dirigido por David Lynch que aborda los acontecimientos sucedidos antes del inicio de la serie televisiva Twin Peaks. David Bowie tiene una breve e inquitante actuación en el papel del agente Phillip Jeffries.



Película: Basquiat (1996)
Papel: Andy Warhol
Sinopsis: Biopic del artista posmoderno Jean-Michel Basquiat interpretado por Jeffrey Wrigth y en donde Bowie interpreta al mismísimo Andy Warhol -amigo y mentor de Basquiat-. El filme también cuenta con las actuaciones de Gary Oldman, Dennis Hopper, Benicio del Toro y Courtney Love.



Película: Gunslinger's Revenge (Il mio West) (1998)
Papel: Jack Sikora
Sinopsis: Western italiano (!) en donde Bowie es un asesino a sangre fría que obliga al protagonista a salir de su retiro para averigüar quién es el más rápido del oeste (!).

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Película:  Everybody Loves Sunshine (1999)
Papel: Bernie
Sinopsis: David Bowie es un viejo gángster inmerso entre peleas de pandillas y bandas callejeras de Manchester.




Película:  Mr. Rice's Secret (2000)
Papel: William Rice
Sinopsis:  La vida de un muchacho con una enfermedad terminal es salvada por el enigmático Mr. Rice cuando este lo ayuda buscar un tesoro llamado "la poción de vida". ¿A quién no le ha salvado la vida David Bowie?



Película:  Zoolander (2001)
Papel: David Bowie
Sinopsis: Popular comedia protagonizada por Ben Stiller y Owen Wilson. El cameo de David Bowie fue pensado exclusivamente para él. Además, la película cuenta con otras tantas apariciones especiales: Donatella Versace, Cuba Gooding Jr., Tommy Hilfiger, Lenny Kravitz, Gwen Stefani, Paris Hilton, Claudia Schiffer, Natalie Portman, Victoria Beckham, Winona Ryder, Shavo Odadjian, entre otros.



Película:  The Prestige (2006)
Papel: Nikola Tesla
Sinopsis: Conocida en español como "El Gran Truco" y dirigida por el extraordinario Christopher Nolan, la película aborda la lucha de egos entre dos magos que harán todo lo posible para trascender en su época. El filme lo protagonizan Hugh Jackman, Christian Bale y -lapurasabrosura- Scarlett Johansson. David Bowie cumple a la perfección con el papel secundario de Nikola Tesla, inventor de origen serbio y descubridor de la corriente alterna -jódete Edison, go Tesla-.




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Película:  Arthur and the Invisibles (2007)
Papel: Emperor Maltazard
Sinopsis: Es una película de animación francesa de Luc Besson estrenada en el 2006. La película cuenta con las voces de Freddie Highmore, Mia Farrow, Madonna y por supuesto David Bowie.



Película:  August (2008)
Papel: Cyrus Ogilvie
Sinopsis:  'Agosto' se centra en la vida de dos hermanos que intentan mantener su empresa a flote mientras el mercado de valores empieza a colapsar, justo un mes antes de los ataques del 9/11. Bowie tiene una breve participación en el papel del empresario Ciyrus Ogilvie.



Película:  Bandslam (2009)
Papel: David Bowie
Sinopsis: Musical de comedia conocido en Latinoamérica como 'High School Rock'. Un joven conforma una banda de rock y entra a un concurso. David Bowie (representándose a sí mismo) ve en YouTube un video de la banda y envía un correo al chico explicando que ha creado un sello discográfico independiente y está interesado en tener a la banda como uno de sus primeros artistas. Palomera.




Además de estas películas como actor, se suman a su filmografía otras producciones pero en su faceta musical como:


Sabías que David Bowie nació con ambos ojos azules, pero en una pelea en el patio del colegio un amigo suyo, George Underwood, le hirió en el ojo izquierdo con un puñetazo, lo que le produjo la parálisis de los músculos de la pupila, por lo cual perdió un poco de percepción de la profundidad y, lo más llamativo, su pupila quedó permanentemente dilatada. La mirada bicolor es la marca personal de Bowie.


Letrinas: Una llamada nocturna

Una llamada nocturna 
Por Julieta González Valle 

A Julieta le da mucho miedo que un teléfono suene por las noches. Cada que eso ocurre, cierra el puño derecho y pasa un poco de saliva. Si está dormida se despierta de golpe y si está despierta mira inmediatamente el teléfono. Cuando termina el primer timbrazo siente un leve escalofrío, al segundo empieza a tomar valor y finalmente al tercero contesta, pero no porque ella quiera, sino por desesperación. Nunca prende la luz, pues piensa que la oscuridad le abrazará si es que escucha todo aquello que no quiere oír. 

Antes de contestar el teléfono, justo cuando empezará el segundo timbrazo, ella toca la carcasa del mismo para darse valor y para que, cuando finalmente llegue el tercero, levante la bocina con un poco de fuerza, pues siente que un teléfono que se contesta de noche es muchísimo más pesado que uno que se contesta de día. 

Ella nunca es la primera en hablar cuando alguien llama por las noches, siempre deja que el interlocutor sea quien empiece. Cuando esto pasa, su cara no tiene expresión pues intenta contener su angustia pensando que no es nada. El contener hace que su labio forme una curiosa mueca que nadie ha visto, porque la oscuridad de las llamadas nocturnas hace que nadie vea esa mueca suya. 

A medida que el interlocutor habla su cara se relaja, al parecer estaba buscando a alguien que no vive en esa casa, solo es una falsa alarma. Ella solo dice “está equivocado” seguido de un “buenas noches”, termina la llamada. El interlocutor cuelga, pero ella se queda escuchando la línea unos segundos. 

En ese sonido monótono le regresa el alma al cuerpo. Empieza a sentir cómo la bocina en su mano izquierda, que ahora está pegada a su oreja derecha, se vuelve ligera. Ya no hay tanto peso. Da un golpecillo contundente en dicha bocina con el dedo índice y cuelga, se escucha el colgar de la bocina en medio del silencio. 

Se queda sentada unos segundos mientras piensa, mientras deja que la oscuridad le acoja un momento y finalmente regresa a la cama. 

Al estar acostada acomoda sus manos en medio de su estómago y entrelaza sus dedos como lo haría su padre cuando ya se va a dormir, mira al techo. Piensa que todo está bien y sonríe. Nada ha pasado, la vida continúa y al menos por esta noche puede celebrar que nadie esta contagiado... que nadie está muerto.

Letrinas: Velocidad como comida cotidiana


Velocidad como comida cotidiana
Por Rodrigo Reyna Segundo


Viernes 27 de Agosto, 1:40 pm. 

El fuerte sol de un día como hoy hace que la gente corra a refugiarse a cualquier sombra, los niños poco a poco comienzan a sentir la necesidad de la diversión aunque más tarde terminen buscando qué comer, la presión del sudor en los cuerpos mayores comienza a aumentar conforme es mayor el esfuerzo. 

Lucía sale de su casa, hoy más que otro día, con la velocidad de un rayo, olvida por un momento apagar la televisión y el boiler decide regresar pues el gasto en exceso no es algo que se pueda permitir. En el camino al trabajo descubre que no es tan tarde como ella pensaba y decide pasar por la tienda por algo de azúcar (convertida en pastillas) y algo de alquitrán (convertido en cigarros), su decisión fue buena ya que solo contaba con un pitillo. 

Marcel despierta con el peso del sol sobre sus pestañas; sabe, a pesar de que el día es hermoso, que no sucederá nada importante, pretende salir de casa con algo de tiempo para pasar a comprar un jugo mientras espera al “pinche verde” en la parada. 

A Martín lo despierta su madre. ¡Otro día gritos, otro día jalones! Piensa, como ya es costumbre, en la hora en que acaben sus clases, en el dinero que guarda para las maquinitas, en lo tarde que es para llegar a la escuela, pasa antes de llegar a la parada a la casa de su abuela a dejar unos pescuezos de pollo que su madre ha mandado. 

Los tres esperan abordar pronto el bus pues la velocidad con que pasan los coches y los transeúntes en general les hacen sentir una necesidad de movimiento, aunque sea indirecto y efímero. 

Los tres piensan para sí mismos, Lucía piensa en la gente que se saltó en la fila de la tienda y se dice –bueno a fin de cuentas tenía que salir rápido–. Marcel piensa en el señor que descargaba las naranjas con disgusto y se dice –es triste ver a un hombre que no disfruta su trabajo–.  Martín piensa en los pescuezos que ha llevado a su abuela y se dice –¿por qué pescuezos y no piernas? ¿por qué pescuezos y no muslos?

El bus llega y avanza raudo. Está lleno de gente que cumple como todos en llegar a su destino. La primera en subir fue Lucía, después le siguió Marcel y al final Martín. En esa misma secuencia acomodaron sus cuerpos del lado derecho y bien sujetos al pasamanos, los tres se desesperan al ver que el bus hace demasiadas paradas, se desesperan al escuchar la fuerte música que lleva el conductor la cual no se cansa de repetir –Juan el descuartizador, él es Juan el descuartizador–. 

La cabeza de Martín fue la que quedo más cerca de la bocina que se encargaba de emitir ese mensaje sangriento en esa hora del día. Marcel hacía caso omiso a la letra de la canción pues no encontraba bella la tonada, Lucía seguía con la mirada clavada en el vidrio deseando llegar a su destino. 

A una calle de la escuela de Martín, en un arranque de euforia, el chofer discute con un taxista que no cede el paso a tanto insulto, Martín comienza a sentir la velocidad infinita con que se desplaza el “verde” raudo, voltea hacia adelante y se percata que por la derecha un auto color blanco no se detiene; al llegar al crucero los autos se impactan y el bus alcanza a frenar, Martín decide bajar con el corazón casi en la mano, camina hasta su escuela, voltea a ver el accidente, su mirada se clava en el conductor del taxi y piensa: ¿es mejor la velocidad que los pescuezos, las piernas, los muslos?

Urbanismo sonoro

Por Irving Montero Campos 


El murmullo subterráneo de Nueva York y un panameño protestando contra las dictaduras latinoamericanas, mineros ingleses furiosos y un seguidor apasionado de Oscar Wilde, el reencuentro de un hombre solitario con los sonidos de su infancia; estas son colaboraciones entre las voces de la ciudad y tres compositores únicos. 


Mientras duerme la ciudad 

Rubén Blades se define a sí mismo como un cronista de la música, haciendo honor a esta profesión y gracias a su constante observación de la vida en la calle grabó la canción “GDBD” (Gente Despertando Bajo Dictadura); inicialmente fue un cuento corto escrito por el panameño inspirado en una nota de periódico y con el paso del tiempo se convirtió en una canción que incluyó en el álbum “Buscando América”, uno de sus trabajos más controvertidos debido a la presencia de cuestionamientos políticos y tintes de protesta social. 

La canción que narra la rutina matinal de un supuesto agente de la policía secreta no cuenta con arreglos musicales y fue improvisada en una sola toma -él mismo confiesa que desafina un par de veces durante la grabación- en los estudios de Eurosound en Nueva York; la ciudad hace su aparición entrada la madrugada mientras Blades caminaba hacia la estación del metro, una especie de zumbido que provenía desde el subsuelo llamó su atención, pensó que podía utilizarlo para su experimento musical y regresó con una grabadora al día siguiente. Buscó por todos lados un generador de luz pero para su sorpresa el ruido que le da el tono para cantar GDBD proviene de una escultura sonora instalada por el artista Max Neuhaus en la calle 46 y Broadway, en pleno corazón de Times Square. 

La instalación fue activada en 1977 y se encuentra bajo una rejilla para desague, consiste en una serie de bocinas y generadores de sonido caseros que desde entonces no ha dejado de emitir un rumor apenas audible para algunos e imperceptible para otros; Jon Fausty (legendario ingeniero de sonido de Fania Records) fue el encargado de realizar el loop que acompaña los 3:36 minutos que dura la canción, narrada en segunda persona y con un final inesperado. Este encuentro fortuito entre cantautor y una pieza tan singular despertó su interés por la experimentación en el género tropical y tres años más tarde grabó “Agua de Luna”, quizás su obra más atrevida y vanguardista.




Carbón y flores 

La huelga de mineros del Reino Unido realizada entre 1984 y 1985 fue la disputa laboral más violenta en la nación durante el siglo XX: se registraron seis muertes y más de once mil personas arrestadas. El conflicto surgió luego de que el gobierno de Margaret Thatcher pusiera en práctica un controvertido programa de reconversión debido a la falta de rentabilidad en el sector, realizara despidos masivos y anunciara el cierre de pozos; en el fondo, representó una lucha entre el poder de los sindicatos y el puño de hierro del gobierno británico. 

Dos años después de la derrota de las uniones mineras, The Smiths se encontraban por grabar el que sería su último álbum de estudio (“Strangeways, here we come”) en medio de tensiones entre sus miembros y desencuentros por el sonido que debía tomar la banda. Morrissey no había ocultado su aversión hacia la controvertida primera ministra llamándola tirana y dictadora; así, decidió utilizar un extracto de sonido de las protestas proveniente de un álbum de efectos de sonido de la BBC para la introducción de la canción “Last night I dreamt that somebody loved me”, el registro histórico fue conservado en la versión de estudio y con el paso del tiempo se convirtió en la canción favorita del repertorio de The Smiths del compositor y del mismísimo David Bowie, a quien conoció en 1990 y con quien compartió escenario durante algunas giras.



Estanques vacíos 

“Everyday robots” es el trabajo más personal de Damon Albarn, en sus quince canciones retrata la infancia del compositor en el este de Londres y su miedo ante el aislamiento que traen consigo los avances tecnológicos; para grabarlo vistió los lugares donde creció y realizó una serie de samples y videos con su iPad. 

La canción “Hollow Ponds” recorre eventos clave en la vida del líder de Blur y Gorillaz, como la ola de calor y sequía de 1976 que azotó gran parte del Reino Unido, sus viajes al lago artificial ubicado en el área que da nombre a la canción y la estación de Leytonstone, en donde grabó el sonido de tren subterráneo que acompaña sutilmente el inicio y el final de la pista. El resultado de esta combinación es un melancólico viaje al pasado y un signo de interrogación hacia el futuro, inquietante y brumoso como nuestro reflejo cotidiano (y cada vez más recurrente) en las pantallas LCD.

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