8 críticas breves de cine (o que pretendían serlo)

Reseñamos de un jalón: El principito, Sinsajo, Parte II, Un ilustre desconocido, T-Rex, Tome la pistola y empiece a despachar, Cuarto de hotel, Dulces sueños, mamá y En el corazón del mar.

Cinetiketas | Por Jaime López Blanco |



Por medio de historias cortas, medianas y largas, el celuloide nos permite conocer las diversas maneras de concebir al mundo. A continuación, una lista de opiniones sobre largometrajes y cortos que un servidor ha podido atestiguar durante los últimos días.

1.- “El  principito”. Cine animado que adapta acertadamente uno de las obras literarias infantiles más populares a nivel mundial. La introducción es por demás interesante. Una familia mecanizada y una sociedad “atada” a sus mundanas rutinas, que nos evoca algo de la crítica social contenida en el clásico cinematográfico “Tiempos modernos”, de Charles Chaplin. Son pruebas de esto las maquetas y la dirección de arte que se hace de los cuadrantes del vecindario en donde vive la protagonista.

 
Por otro lado, se respeta la esencia general de la novela de Antoine de Saint-Exupéry, al recordarnos que seguimos insertos en un mundo donde el adulto ha olvidado las virtudes de la infancia, para perderse entre los vicios de la “madurez humana”: egoísmo, soledad, ambición material y búsqueda de la fama y del aplauso adulador e hipócrita. La animación es de primer nivel (colorida y al servicio de la historia), ya que mezcla sabiamente los diseños 2D con la técnica del stopmotion y la tecnología en tercera dimensión. Reconocimiento aparte merecen la decisión de haber ido más allá, de no quedarse únicamente en la estricta adaptación, lo cual se refleja en el mayor desarrollo de los personajes hombres con los que se “topa” el “Principito”, así como haber incluido en la banda sonora la melodía francesa titulada “Suis-moi” (¨”Soy yo”), interpretada por Camille. 

2.- “Los juegos del hambre: Sinsajo, Parte II”.  Episodio que marca el cierre de las adaptaciones a la gran pantalla de una de las sagas juveniles más exitosas de los últimos tiempos. Jennifer Lawrence  finiquita de manera convincente la interpretación de la valerosa arquera Katniss Everdeen (atención a una escena en la que el personaje mencionado interactúa con el gato de su hermana, misma que confirma su aguerrido carácter histriónico). Esta nueva entrega, también dirigida por Francis Lawrence, posee más acción que su predecesora (que recibió muchas críticas por ser más sobria), pero sin excederse, sólo la necesaria, sin caer en escenas repletas de explosiones y batallas gratuitas. Asimismo, existe un apunte interesante sobre la corrupción de algunos líderes mundiales, incluyendo los de las oposiciones. El diseño de producción y los efectos visuales son aceptables; ya no sorprenden del todo. Su error más perceptible es no ocultar adecudamente la digitalización del personaje de Philip Seymour Hoffman. Una cinta dominguera que entretiene; buena a secas. 


3.- “Un ilustre desconocido”. Séptimo arte de origen francés que nos trae una especie de thriller, una propuesta que reflexiona respecto a la búsqueda de una identidad y actividad que  en verdad llenen la vida inerte, gris de un tipo de edad madura. El monólogo inicial pregona “42 años de no existencia...”, en la voz de un agente inmobiliario desencantado de su camino vital. La premisa es por demás atractiva (¿Quién no ha querido alguna vez tener  la vida de otro?) y se intenta desarrollar ágilmente, aunque a veces cae en ciertas trampas (el guión deja algunos cabos sueltos, para que así pueda fluir en algunos aspectos hasta su conclusión). No mencionaré éstos por tratarse de spoilers. Eso sí, la actuación de Mathieu Kassovitz (“Amélie”) es espectacular y el  monólogo final del texto es sublime. No dudo que pronto tenga su remake hollywoodense. Esta película es dirigida por Matthieu Delaporte y fue exhibida en el 19o Tour de Cine Francés en nuestro país.


4.- “T-Rex”.  Ernesto Martínez Bucio dirige y escribe el relato de un hombre que se dedica al diseño de figuras de dinosaurios y que, por accidente, con una uña del pie, rasguña a su novia. Ésta se enoja y la “caja de pandora” se destapa. Cortometraje mexicano que, a primera vista, se percibe muy simple, pero que en el fondo se trata de una radiografía inteligente y concisa sobre el desgaste experimentado en una relación de pareja. La fotografía blanco y negro no es otra cosa que una acertada alegoría del estado  agónico en el que se encuentra la dupla protagonista; el “T-Rex” del título hace referencia a  una especie (la relación en cuestión) en peligro de extinción.


 5.- “Tome la pistola y empiece a despachar”.  Dirigido por Eduardo Sabugal y filmado en Puebla, el cortometraje en comento muestra a un vendedor de pirotecnia (Gustavo Sánchez Parra), quien durante la noche del 15 de septiembre se encuentra cargando gas, para su camioneta, en una solitaria estación. En cuestión de minutos, dicho vendedor se verá involucrado en un inesperado acto de violencia ocurrido al interior de una tienda de autoservicio. En un principio la historia genera buenas expectativas,  por su tono solemne y misterioso, pero al poco rato se percibe como una premisa anecdótica que hace mal uso del humor negro. ¿Violencia genera violencia? Lo más seguro es que sí,  pero esta crítica intrínseca en la propuesta de Sabugal se presenta de manera deficiente, sin solidez, no bien fundamentada, con una resolución que raya en lo ridículo. Algo falta y algunos actores están sobreactuados (el cajero y el asaltante). Lo más recomendable son los valores de producción (fotografía y el scouting de las locaciones) y la cumplidora actuación de Sánchez Parra.

6.- “Cuarto de hotel”. Alejandro Zuno escribe y dirige un argumento que versa sobre el encuentro entre dos personas que dialogan acerca de la identidad sexual. Oscar Olivares (mexicano, nominado por la serie “Capadocia” al Emmy internacional como Mejor Actor) coprotagoniza junto con Viviana Rojo este cortometraje exhibido en la décima novena edición del Tour de Cine Francés. En un año de propuestas de gran calado como “Carmín Tropical” y “Estrellas solitarias”, “Cuarto de hotel” no ofrece nada nuevo bajo el sol de la diversidad sexual. Quizá lo que lo distingue es la honestidad interpretativa de sus actores (palomita para una “Diana” que se confiesa más psicóloga que trabajadora sexual) y los admirables esfuerzos en seguir contando historias sobre las cuestiones transgénero y transexual.
7.- “Dulces sueños, mamá”. Se podría resumir como una mezcla entre “El sexto sentido”, de M. Night Shyamalan;  “El orfanato”, de Juan Antonio Bayona, y;  la violencia física de varias películas realizadas por el cineasta Michael Haneke. También se trata de una sofisticada historia de horror, proveniente de latitudes austriacas, que dignifica el género de suspenso y del terror piscológico. “Lukas” y “Elías” son dos gemelos que aguardan el regreso de su madre, quien acaba de realizarse una cirugía en su rostro. Ambos juegan en las periferias de su casa, rodeada de escenarios o locaciones que representan soledad y        agobio. Los consanguíneos en cuestión, preocupados por las actitudes de su mamá, intentan descubrir el misterio detrás del nuevo comportamiento de su progenitora. Lo que inicia como un sombrío estudio de personajes termina revelándose como una tenebrosa narración de tragedias familiares, aderezada con intensos momentos de violencia gore. Fotografía, actuaciones y dirección son impecables. Lástima de una escena poco creíble en la que se ven inmiscuidos unos señores de la  Cruz Roja.
    


8.- “En el corazón del mar”. Chris Hemsworth (el otrora “Thor”) protagoniza el cuento que, supuestamente, inspiró el mito de “Moby Dick”, novela escrita por el estadounidense Herman Melville (aquí interpretado por Ben Wishaw). El resultado es una entretenida cinta de acción y aventura, dirigida por el errático Ron Howard, la cual sobresale en sus aspectos técnicos. La mezcla de sonido es fastuosa: lluvia; olas del mar; la intensidad de las borrascas; las pisadas de los tripulantes sobre la tarima del barco ballenero “Essex” y; los amarres hechos a las cuerdas que sostienen las velas son combinadas, de forma pulcra y admirable, con los diálogos y la música (score). Los efectos visuales y el diseño de producción nos adentran en   vistosos ambientes marítimos, en donde los hombres son unos visitantes o húespedes rechazados por los dueños de la naturaleza naútica. El maquillaje es soberbio (probable nominación al premio Oscar). Quizá su principal falla radica en un guión poco arriesgado, el cual cae en algunos lugares comunes de películas de este tipo (“Life of Pi”, “Náufrago”, “Capitán de mar y guerra...”; por ejemplo) y que, muy en el estilo de “Rescatando al soldado Ryan”, coloca como cronista del relato a un testigo secundario que no pudo haber estado presente en todo lo contado. Sin embargo, se trata de un metraje que no pierde el interés del espectador;  se encuentra bien producido y tiene un par de escenas conmovedoras (cortesía del irlandés Brendan Gleeson y de la ballena blanca).                

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