Ahí está ella, grabada en un video familiar
casero junto con sus dos mejores amigas, sonríe, saborea despreocupadamente una
paleta y entona una melodía, con su voz grave, sin imaginar que la música se
convertiría en una de las partes determinantes de su existencia: su alfa
y su omega; su vehículo de escape o catarsis; su éxito y su legado. La
fama fue un desafortunado agregado, una “hermana bastarda” que envidiaba su
talento y que fue alimentada,
primordialmente, por el periodismo amarillista.
Con una narrativa eficaz, la cual utiliza
un buen montaje del found footage, que se vuelve un exquisito
elemento que otorga coherencia, buen ritmo y profundidad a su nuevo filme,
“Amy”, el director británico de origen indio, Asif Kapadia (“Senna”), nos lleva
a conocer a la cantante y compositora Amy Winehouse más allá de los reflectores
y de la prensa sensacionalista. Se puede percibir a la fallecida intérprete en
sus momentos más ordinarios, dando cuenta de sus anhelos, inseguridades y del
amor-codependencia hacia sus dos verdugos.
Con 8.4 millones de dólares obtenidos en la taquilla estadounidense-canadiense y otros 13 millones de “billetes verdes” provenientes del resto del mundo (más de 5 cortesía del Reino Unido), y al ser reconocido por la Asociación Internacional de Documentalistas (IDA) como de los mejores metrajes de no ficción del presente año, “Amy” se erige como uno de los documentales más exitosos de los últimos años
Kapadia tiene el buen tino de evitar, casi
en su totalidad, las “caras parlantes”. De esta manera, se inclina por un
relato basado en las voces omnipresentes de los padres, el esposo, los amigos,
los managers y los conocidos de la contraalto británica; voces que acompaña
con imágenes inéditas o poco conocidas propias de entrevistas, presentaciones
menos famosas y conversaciones tras bambalinas de la otrora fan de Tony
Bennett.
Es así que “Amy” genera una conexión
inmediata con el espectador, debido a que se percibe como un testimonio de vida
íntimo, honesto y cotidiano (obvio, su éxito no es algo que le ocurre a
cualquiera, pero la gran mayoría sí hemos tenido que lidiar con problemas de
familia y traiciones de pareja).
We only said good-bye with wordsI died a hundred timesYou go back to herAnd I go back to...I go back to us
Otro plus de la película en comento
consiste en la posibilidad de contemplar y comprender mejor el proceso creativo
del arte de Winehouse. Esto nos permite descubrir las razones que germinaron
las letras poderosas de canciones tales como “Stronger than me”, “Back to
black” y “Rehab”, mismas que nos revelan el universo emocional de la artista inglesa (padres divorciados e
indiferentes ante el actuar de su retoño; un progenitor que niega los problemas
de adicción de su hija y; un marido oportunista y autodestructivo).
Luego entonces, “Amy” se afianza como una pieza digna e imperdible de verse... y de escucharse. Ella no dijo adiós. Ella no ha muerto cientos de veces. Ella sigue viva y cantando a través de millones. Ella se reencontró consigo misma... y se quedó para siempre entre la fuerza del soul y el prodigio de su voz epidérmica.