"Eddie Reynolds y Los Ángeles de Acero": ¿Una película para verse y mojarse?

“Eddie Reynolds y Los Ángeles de Acero”, segundo largometraje del director Gustavo Moheno, protagonizada por Damián Alcázar.

Cinetiketas | Por Jaime López Blanco |



Ciertamente, la premisa en la que se basa la historia de “Eddie Reynolds y Los Ángeles de Acero”, segundo largometraje del director y coguionista Gustavo Moheno, es sumamente atractiva. En verdad resulta algo muy divertido el aventarse la “puntada” de que una añeja banda de rock mexicana, integrada por cuatro hombres, se vuelve a reunir por el inesperado interés de Bono -vocalista del reconocidísimo grupo de música irlandés “U2”- en una de las canciones de sus inicios. Otro elemento que despierta el interés hacia el film es cuestión es, sin duda, llevar como protagonista a uno de los mejores actores del cine mexicano actual, Damián Alcázar. 

El inicio es prometedor y campechano. Observar el contraste entre dos ambientes diversos de disfrutar la música y; percibir al propio Alcázar portando un peinado largo, retro y populachero, al estilo del Temerario Mayor, es un asunto innegablemente simpático. De hecho, las secuencias que le siguen no dejan de ser amenas o entretenidas. El eje temático del reencuentro entre los músicos pasados de moda, kilos y años continúa enganchándote o manteniendo tu atención. El problema viene después, cuando hacen acto de presencia  los clichés del género y las acciones previsibles.

“Eddie Reynolds...” se inscribe dentro de la comedia tropicalizada, en la cual el lenguaje peculiar con el que se expresan los protagonistas mexicanos se vuelve el sello particular de la nueva realización de Gustavo Moheno. Palabras como “manfloro” y “no hay purrún” vuelven a recuperarse a través de los diálogos de antaño emitidos por Álvaro Guerrero, uno de los personajes miembro de la banda.
   
Lo malo es que “Eddie Reynolds...” no sabe aprovechar la presencia de actrices como Dolores Heredia, a quien se le extraña su Teresa protagónica de la serie televisiva “Capadocia”, rol que está a años luz de su Teresa de esta cinta. Heredia aporta carácter y dignidad a su papel, pero aún así se siente un tanto desperdiciada. En oposición, se puede descubrir en un plan más vistoso a  Vico Escorcia, quien interpreta a la manager de la banda e hija del personaje de Álvaro Guerrero. Por cierto, dicha interpretación le valió a Vico estar nominada, dentro de la categoría de Revelación Femenina, en la más reciente entrega de los Ariel.



En cuanto a Damián Alcázar, cumple bien con su interpretación, a secas. Resulta más llamativa, en la ejecución del guión, la presencia de Arturo Ríos, quien interpreta el rol del amigo/enemigo del protagonista. Sus apariciones otorgan más sabor al caldo cinematográfico que se está probando. Eso no significa que Damián falle, sino que se complementa de manera generosa con el resto del elenco.

“Eddie Reynolds y Los Ángeles de Acero” es un filme medianamente entretenido que posee apuntes interesantes sobre el egoísmo; el envejecimiento; el olvido; los encuentros/desencuentros; las consecuencias de la fama o de las malas decisiones; el amor sin condiciones y; la amistad. Rockea de manera suficiente mediante las cuerdas buena onda  del esparcimiento, pero no alcanza las más altas notas, no llegando a ingresar al salón de la fama de los filmes entrañables. Eso sí, su diseño de arte, vestuario y maquilllaje son irreprochables y, además, supera con creces al anterior largometraje de Gustavo Moheno.
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