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Literatura y migración: «Libro centroamericano de los muertos»



LITERATURA Y MIGRACIÓN CENTROAMERICANA


“Bienvenidos al cementerio más grande de Centroamérica,
Fosa común donde se pudre el cadáver del mundo”
Balam Rodrigo


Isaac Gasca Mata

La literatura centroamericana en las últimas décadas ha tenido una mayor difusión entre el público latinoamericano y más allá de los países hispanoparlantes. Autores como Ernesto Cardenal, Roque Dalton o Gioconda Belli practicaron discursos literarios con amplias resonancias tanto dentro como fuera del continente. Entre sus obras la poesía de protesta es de primordial importancia debido a que denuncia los múltiples problemas que azotan la región tales como las pandillas de la Mara Salvatrucha, el tráfico de personas, el narcotráfico, la violencia de Estado, el desempleo, la pobreza, en fin, dificultades contemporáneas que obstaculizan el desarrollo socioeconómico de la región, tal como antaño, en los años 80, lo hizo la guerrilla.

Centroamérica es un territorio compuesto por 37.4 millones[1] de personas distribuidas en siete países: Panamá, Costa Rica, Nicaragua, El Salvador, Honduras, Belice y Guatemala. De estas naciones, el llamado triángulo norte centroamericano (Nicaragua, El Salvador, Honduras y Guatemala) expulsa anualmente una cantidad considerable de migrantes ilegales que abandonan sus países y sus familias en busca de un futuro mejor en Estados Unidos y Canadá.


“Los inmigrantes de El Salvador, Guatemala y Honduras -países que conforman el triángulo norte centroamericano- representan el 86 por ciento de todos los centroamericanos en Estados Unidos. (…) A día de hoy, muchos centroamericanos continúan huyendo de la inseguridad y pobreza exacerbadas por sequías y malas cosechas. Los países del triángulo norte son especialmente afectados por un alto índice de homicidios (aunque éstos han disminuido en años recientes), actividad pandillera, extorsiones e instituciones públicas corruptas” .

>(https://www.migrationpolicy.org/article/inmigrantes-centroamericanos-en-los-estados-unidos)


Ante este panorama, el arte en general, y la literatura en particular, manifiestan interpretaciones del éxodo masivo que obliga a nicaragüenses, salvadoreños, hondureños y guatemaltecos a arriesgarlo todo, incluso la vida, para emprender un viaje hacia Norteamérica, la tierra de los sueños capitalistas, aunque eso signifique cruzar México, un país mortífero para los migrantes. Películas como La jaula de oro (2013), dirigida por Diego Quemada-Díez, o La vida precoz y breve de Sabina Rivas (2012), del director Luis Mandoki[2], documentan las duras pruebas de supervivencia a las que son sometidas las personas migrantes durante su travesía. A pesar de que la Carta Universal de los Derechos Humanos afirma que éstos son inalienables e intransferibles, lo cierto es que los migrantes sufren torturas, abusos, violaciones, injusticias y asesinatos por parte del crimen organizado mexicano, los kaibiles guatemaltecos, las maras salvatruchas, los polleros que trafican con las vidas humanas e, incluso, el Instituto Nacional de Migración, una institución gubernamental mexicana que supuestamente debiera actuar conforme a la ley, pero en la práctica, en ocasiones, está coludida con las redes de narcotráfico, tal como denunció el Colegio de la Frontera Norte en un artículo de 2016 titulado Entregaba INM migrantes al narcotráfico, en el cual se exhibe la complicidad de agentes del Instituto Nacional de Migración en la matanza de migrantes perpetrada en San Fernando, Tamaulipas:


“Durante la investigación por las masacres en San Fernando, Tamaulipas, la PGR descubrió que había agentes involucrados en el secuestro y entrega de migrantes al crimen organizado.

El 4 de abril de 2011, personas que se identificaron como agentes del INM interceptaron un autobús en Altamira, Tamaulipas, y bajaron a los salvadoreños Gingli Esaú Ortiz Melgar y Douglas Coronado Flores Guevara...”.

>(https://observatoriocolef.org/noticias/entregaba-el-inm-migrantes-al-narco/)  

  

La migración centroamericana hacia el norte del continente es una situación de urgencia humanitaria que debe solucionarse desde la perspectiva internacional. Por ello, los periódicos, la televisión, el cine y la literatura denuncian los actos de barbarie quizá con la esperanza de que los gobiernos generen redes de apoyo y organicen soluciones para el problema. Los hijos del jaguar (2016), de John Vaillant, es una novela que narra la agonía de un grupo de migrantes ilegales encerrados y abandonados por su pollero en una pipa de agua en medio del desierto de Arizona. Esta ficción está inspirada en hechos reales que ocurren de manera frecuente en el desierto fronterizo entre México y Estados Unidos[3]. Otro ejemplo de denuncia literaria es la obra de teatro Odisea (2009), de boliviano César Brie, en la cual se superponen las situaciones de la Odisea homérica con las peripecias que padecen los migrantes centroamericanos en el tren conocido como la Bestia sobre el que viajan a través del hostil territorio mexicano. Ambos recorridos están llenos de peligros: cíclopes, narcos, lestrigones, kaibiles, sirenas, Instituto Nacional de Migración, etcétera.


En este sentido, en 2018 Balam Rodrigo ganó por unanimidad el Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes con el poemario titulado Libro centroamericano de los muertos. En este documento el autor describe con lenguaje testimonial el peligroso desplazamiento que sus coterráneos centroamericanos emprenden en busca de una vida mejor. El libro es polifónico ya que los poemas están escritos desde voces diferentes, por víctimas mortales de los incontables obstáculos que encuentran en México. Lo mismo hallamos el testimonio de un niño que cayó a las vías del tren luego de dormirse sobre la Bestia que una adolescente vendida como prostituta por sus propias primas, las víctimas de la Mara Salvatrucha o el testimonio de un sicario contratado por los grupos criminales para destrozarle la vida a los migrantes ilegales. Todos los testimonios, expresados en forma de poemas, son pronunciados por muertos, víctimas del viaje.


“Allí cumplí 20 y sumé a mi cuenta no sé cuántos cuerpos

más. Veía a los hombres torcerse de dolor, a las mujeres pedir

que ya no las montara; después de destazarlos, jugaba a completar

los cuerpos. Siempre me equivocaba con las piezas (…)

En México todas las fosas son comunes, y sin contra la

mía, llené docenas” (Rodrigo, 61)

 

El Libro centroamericano de los muertos estremece tanto por su forma como por su contenido. En cada capítulo el autor hace un palimpsesto con el libro Brevísima relación de la destruición de las indias, del obispo Fray Bartolomé de las Casas, para que el lector reflexione que el sufrimiento de las y los centroamericanos de todas las edades parece repetirse como una condena a través de la historia: una región sometida de la que otras naciones abusan. Balam Rodrigo le pone cara al sufrimiento de las víctimas. En su poemario, aunque la mayoría de veces el testimonio aparece anónimo, las víctimas fatales de la xenofobia dejan de ser una cifra más en los registros de decesos de migrantes, para convertirse en una historia, una persona con anhelos, con recuerdos y familia.

                           

“rogando en cada estación la misericordia de la migra, de la policía,

del narco y la mara, la compasión de compañeros de camino

quienes ofrecían mi sangre para ofrendarla a la lujuria de los otros

y salvarse; les rogué que ya no nos violaran, que no sembraran más

su asco ni la mierda de su ser en nuestros vientres. Estéril esta tierra

que me sepulta, estéril este país y su cruel fardo de hombres que viola,

mancilla y descuartiza a las hijas inocentes de Centroamérica…” (Rodrigo, 84)

 

“En este mar humano no alcanzarían

ni todas las estrellas ni los granos de arena del desierto

para contar la muchedumbre de los muertos,

los desaparecidos, los violados, los torturados, los vejados,

los prostituidos, los aniquilados, los desmembrados,

los masacrados, los hijos de Centroamerica deambulando

entre las llamas de un abismo llamado México.” (Rodrigo, 112)

 

En conclusión, la poética de Balam Rodrigo representa una faceta escatológica, pero no por ello exagerada, de los múltiples problemas que aquejan la región de Centroamérica para los cuales la muerte de los migrantes es el punto culminante de toda una estructura socioeconómica fallida. El Libro centroamericano de los muertos expresa lo que Noah Chomsky escribió: “Uno se siente tentado a creer que alguna gente en la Casa Blanca adora a los dioses aztecas, con sus ofrendas de sangre centroamericana” (Chomsky, 18).




[2] Dirigió también la cinta Voces inocentes (2004) que retrata la violencia de la guerrilla en los 80´s en un grupo de niños salvadoreños que la sufrieron. Ese conflicto fue determinante para la configuración de los actuales problemas centroamericanos, pues los niños de la guerra que se quedaron huérfanos y sin oportunidades de desarrollo educativo o laboral, son los migrantes de la actualidad o, en el peor de los casos, los mara salvatruchas. El conflicto armado suscitado hace cuatro décadas es uno de los precursores de la migración masiva que en la actualidad continúa vigente. Al respecto, las investigadoras Allison O´Connor, Jeanne Betalova y Jessica Bolter en su estudio Inmigrantes centroamericanos en Estados Unidos afirman que: “Durante la década de 1980, las guerras civiles en El Salvador, Guatemala y Nicaragua impulsaron un número importante de centroamericanos a emigrar hacia los Estados Unidos. Sucedió una época de desplazamientos, inestabilidad económica e inseguridad y, aunque los conflictos civiles cesaron de manera formal en los tres países después de la firma de los acuerdos de paz en la siguiente década, la incertidumbre política y económica continuó azotando a la región, al igual que la migración hacia el norte, a donde muchos individuos llegaron de forma ilegal. Entre 1980 y 1990, la población inmigrante centroamericana en los Estados Unidos se triplicó.” (https://www.migrationpolicy.org/article/inmigrantes-centroamericanos-en-los-estados-unidos


Isaac Gasca Mata (Puebla, 1990). Licenciado en Lingüística y Literatura Hispánica por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y pasante en la Maestría en Literatura Hispanoamericana de la misma casa de estudios. Becario para posgrado de excelencia del CONACYT. Ha presentado sus cuentos en diversos foros a nivel nacional como la FIL Guadalajara 2019. Ganó algunos premios literarios en su ciudad natal, en Ciudad de México y en Monterrey, Nuevo León. Como investigador participó en foros internacionales, entre los que destaca el “Coloquio estudiantil sobre identidades en América Latina”, celebrado en Ciudad de México y en Bogotá, Colombia. Algunos de sus textos aparecen en revistas como Círculo de PoesíaArmas y Letras, Oficio y Monolito. En 2016 realizó una estancia en Texas, Estados Unidos de América, para compartir estrategias educativas con docentes del área de lenguaje. En 2018 participó en el “II Encuentro Latido Latino, región LATAM”, de la red global Teach For All, realizado en Lima, Perú. Es autor de los libros Yo, el maldito (BUAP, 2022), Guerra y Rabia (Vortoj, 2021), El libro de las personas invisibles (Ariadna, 2020), Tristes ratas solas en una ciudad amarga (UANL, 2019) e Ignacio Padilla; el discurso de los espejos (BUAP, 2016). Fue becario del Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico (PECDA) del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes del Estado de Puebla, en el rubro poesía, año 2019. Laboró en escuelas públicas y privadas de Monterrey, Nuevo León, y Los Cabos, Baja California Sur. Actualmente se desempeña como docente de literatura y humanidades en un colegio de alto rendimiento.

 

BIBLIOGRAFÍA

BABICH, Erin; BETALOVA Jeanne (21 septiembre de 2021) Inmigrantes centroamericanos en los Estados Unidos. Migration Policy Institute https://www.migrationpolicy.org/article/inmigrantes-centroamericanos-en-los-estados-unidos (Rescatado 04.04.2022)

BRIE, César (2009) Odisea. Bolivia. Ed. Teatro de los Andes

CHOMSKY, Noah (2017) Hegemonía o Supervivencia. La estrategia imperialista de Estados Unidos. México. Ediciones B

CONSEJO CENTROAMERICANO DE TURISMO (CCT) https://www.sica.int/busqueda/busqueda_archivo.aspx?Archivo=odoc_2588_2_29082005.htm (Rescatado 04.04.2022)

EL COLEGIO DE LA FRONTERA NORTE (2016) Entregaba el INM migrantes al narco. Observatorio de migración y política migratoria. https://observatoriocolef.org/noticias/entregaba-el-inm-migrantes-al-narco/ (Rescatado 04.04.2022)

REVISTA PROCESO (2022) Rociaron sazonador a los migrantes para evitar a los perros rastreadores, https://www.proceso.com.mx/nacional/2022/6/29/rociaron-sazonador-los-migrantes-para-evitar-los-perros-rastreadores-288661.html (Rescatado 02.07.2022)

RODRIGO, Balam (2020) Libro centroamericano de los muertos. México. Ed. FCE

VAILLANT, John (2016) Los hijos del jaguar. México. Ed. Planeta

 

Paradox Effects: artesanos del pedal universal


La paradoja es que no hay paradoja

Por Jesús García Mora


Sé que muchos compas se van de la ciudad para probar suerte en otros sitios y ver si allá pega su jale artístico. Sé del esfuerzo y trabajo que cuesta iniciar un negocio propio o colectivo, ahora llamado emprendimiento pero que por mi gusto y oído prefiero llamarlo fuerza de voluntad.

Desde acá, desde la esquina, los Paradox Effects son los encargados de crear pedales musicales desarrollados para resolver las necesidades de los usuarios, así llaman a los músicos, pues, ven al pedal como un objeto cultural, o sea, son los artesanos de esos artefactos sonoros que sus compas, los autores sónicos utilizan para su música.

Esta empresa que no pasa de los diez miembros, son el ejército iluminado de nuestra Tijuana, que con más sueños que armas conquistan las “necesidades sonoras” y pasionales de nosotros los que no podemos vivir sin la música. No sé si los Paradox amen la patria o la matria, pero sí sé que aman los pedales y las guitarras y los bajos y los amplis y las pequeñas cosas como los circuitos eléctricos, que después se convierten en grandes cosas porque todo lo convierten en experiencias auditivas que se expanden hasta el tímpano. Que sea el tímpano el que nos lleve a la gloria. Que nuestro dios o nuestra diosa sea la música.

La onda con las creaciones de estos vatos, es que sus pedales parece que producen sonidos espaciales, y con espacial no hago referencia al cyberpunk o a cualquier tecnología posmoderna o posmusical, me refiero al espacio como una totalidad, como una revelación, como “una relación íntima”, como un inaudito cambio en la interpretación de la música.

Los Paradox a parte de construircrear pedales espaciales (recordemos lo del concepto de espacio), realizan una serie de episodios de investigación-documentación que llevan por título Reconstruyendo el tono, donde van creando una “arqueología sónica” a través de narrar parte de la historia de la época de oro del amplificador mexicano, nos hablan sobre Ricardo Zavala y su familia y la relevancia que le dieron a los amplis Cooper. Nos proporcionan definiciones como “El lenguaje crea la realidad con la que entendemos el sonido”, le dan propiedad y lugar a los objetos que destellan la resonancia y los ecos que tarareamos todos los días a todas horas en cualquier lugar en todo momento, que son, tal vez, el sonido puro de la pasión. ¿Es acaso el sonido una experiencia propia? ¿Es acaso el sonido una variable física?

En el arte y la cultura mucho se habla del alcance político de la obra, los artistas están casi obsesionados porque su arte llegue a considerarse un acto político, los doctores, maestros y académicos exigen a sus alumnos y aprendices que a su objeto artístico, a su pieza, se le justifique hasta el más mínimo detalle, y bueno, que me crucifiquen si quieren pero ¿Dónde queda el feeling? En una votación por definir lo que verdaderamente importa en una obra artística, elegiría la pasión, la interpretación y la sensibilidad, pero yo qué sé, ¿verdad? Que cada quien persiga sus palmas, pero el verdadero acto político de estos vatos es colocar al pedal como un objeto cultural. La verdadera justificación de esta raza es que su pasión está definida por la música.

A excepción de su nombre, no me parece que haya algo paradójico, sino todo lo contrario, su trabajo habla por sí solo, la identidad de este ejército iluminado es el sonido. Los Paradox son talacheros, la maquinaria son sus manos constructoras de cajitas y cajas lanzadoras de sonidos. Son la prueba ferviente de que sí se puede ser profeta en su tierra. La paradoja es que no hay paradoja.

Aquí ni exilio ni utopía, ya ven que a la gente le gusta mamar con eso, aquí puro jale y unidad, puro “Sonido y Fuerza”.



JESÚS GARCÍA MORA, Tijuana, 1986. Escritor y docente. Autor de los libros Detrás de la caja registradora, Ediciones El Humo (Querétaro/2016), Tengo la noción de lo que es un martillo, ICBC (Mexicali, 2017) y El rumor de mi hermano, Pinosalados ediciones (Baja California, 2021). Forma parte de las antologías Somos poetas ¿y qué? Vol.2, (H)onda nómada ediciones(México/2011), Poesía y narrativa hispanoamericana del siglo XXl, Lord Byron ediciones (Madrid/2014), Anuario de Poesía de San Diego, Garden Oak Press (California/2016, 2017, 2018, 1019). Forma parte del comité organizador del Festival Internacional de Poesía Caracol, Tijuana (2015-20122). Forma parte de Sombras Parientes, antología de cuento del Centro de posgrado y estudios Sor Juana, editorial La Rumorosa (Baja California, 2021). Ha participado en distintos encuentros y festivales de literatura como lo son: Mares de tintas (Ensenada, 2016), Festival Palabrerías (Tijuana, 2016, 2017, 2018), FILIJ (Estado de México, 2018), Jornadas por la Paz (San Quintín, 2019), entre otros. Ganador del 2do lugar del concurso de poesía juvenil "Todos somos migrantes", Apiades (Tijuana, 2016).

Una introducción a la ociosidad como resistencia al sistema desde el cine de Richard Linklater


Por Jorge Tadeo Vargas |

 

Estoy interesado en gente que forja sus realidades.

Richard Linklater

 

A finales de la década de los ochenta se dio una especie de residuos añejado del movimiento contracultural de los sesenta, donde músicos, pintores, escritores y cineastas entre otros creadores intentaron hacer cosas distintas desde el borde de la industria, tratando de mantener una independencia de y en su arte. Su declaración de principios era muy clara: se puede vivir de lo que haces sin la necesidad de venderte al mainstream, incluso lo puedes usar sin contraer ningún compromiso con ello. En pocas palabras mantener la libertad creativa lejos de la industria, sin dejar de ser redituable y así permitirse experimentar más allá de la industria o de lo que es/era comercialmente vendible, creando con esto un nuevo mercado. Cuestionable o no, eso es algo que no nos toca juzgar, al menos no en este texto.

Continuando con el hilo, en el cine aparecieron directores que filmaron películas que se han convertido en referentes de esos años: Quentin Tarantino, Jean Pierre Jeunet, los hermanos Coen, Steven Soderbergh, Alexander Payne entre otros que tenían como característica principal la de contar historias trasgresoras con una estética alternativa, mucho más libre de lo que permitía Hollywood.

A esta generación es a la que pertenece Richard Linklater quien desde que comenzó a contar historias, éstas han estado muy alejadas de los tópicos y el glamour de la industria. No hay New York, ni Los Angeles, ni París, hay ciudades comunes, retratando personajes en una realidad muy alejada de la del héroe que pretende mostrar la industria del cine.



Desde sus inicios Linklater ha apostado por mantenerse produciendo y haciendo cine en la ciudad que adoptó como suya, Austin, Texas. Ciudad en la que también fundó la Austin Film Society en 1983 y desde donde resiste a la industria centralizada con un grupo de amigos, organizando festivales, presentaciones, foros, convirtiendo a Austin en un referente importante, así como un su cuartel general a la hora de hacer su trabajo como cineasta. Así comienza a marcar distancia con Hollywood a la par de ser parte de esa generación de directores que por esos años, intentaban recuperar el sentido crítico y la libertad creativa de los sesenta, dándole una patada directo a la industria.

Tampoco se trata de romantizar a esta generación de directores, pues muchos de ellos con el paso de los años son quienes tienen el control de la industria, marcando tenencia, y son parte de la crisis que se vive en el cine actualmente por la falta de originalidad.

Aunque se tiene que reconocer que otro grupo, en el que se encuentra Linklater, aún intenta mantenerse en el borde con la misma libertad creativa de hace mas de treinta años. Sin compromisos con el mainstream, ni con nadie que no sea su propia idea del arte y la historia que quieren contar.

Intentar clasificar el cine de Linklater como cine de autor (que algunos críticos lo han metido en esa bolsa) comparándolo con directores contemporáneos a él, es muy difícil pues su cine no se puede clasificar en un solo género, además de que la diversidad de historias y la forma de contarlas lo llevan más allá del cine de autor clásico, por lo que hay que ponerlo en un lugar aparte.

Es claro que tampoco es un director por encargo y lo que desea expresar como centro neurálgico de su cine se encuentra en todas sus películas. Es pues un director capaz de ir y venir por distintos géneros cinematográficos y literarios, pero que siempre deja su marca. Lo que él pretende contar como punto central, las relaciones interpersonales (tanto afectivas como sexoafectivas) y el cómo acompañar al otro nos ayuda a mejorar como seres humanos.

Las influencias se sienten en cada una de sus películas y como hijo de los inicios de la Generación X/Alternativa van desde Vitorrio de Sica, Godard, Dreyer, Fritz y otros directores que tenían como sello particular la introspección, la reflexión sobre el mundo y la sociedad sin caer en el panfleto y que Linklater lo lleva más allá adoptando una estética cercana a la revolución accidental y toda la movida alternativa que domino las ultimas décadas del siglo XX.


Su idea de romper con la industria lo fue haciendo desde su primer largometraje It's Impossible to Learn to Plow by Reading Books  (1988)  y después con la que lo puso en el ojo de los medios y la crítica, que a mi ver fue un poco mal entendida, Slacker (1993) misma que algunos directores como Kevin Smith han declarado que fue la que los impulso hacer cine lejos de Hollywood, la que los invitó a contar historias comunes de sus ciudades, historias que podíamos identificar como parte de nuestras vidas diarias, que construían un diálogo entre el director, la película y los espectadores.

Slacker” lo pone en la línea del cine independiente que en esos años comenzaba a repuntar de la mano de Steven Soderbergh con “Sex, lies and video tapes” (1989), Quentin Tarantino y “Reservoir Dogs” (1992), Alexander Payne con “Citizen Ruth” (1996), Kevin Smith con “Clerks” (1994) entre otros directores que iban marcando la línea entre Hollywood y el cine independiente en aquellos años, lo que permitió que Linklater comenzará con uno de sus dos proyectos más ambiciosos. Before Sunrise (1995). Previamente había filmado Dazzed and Cofused (1993) con la que ya iba perfilando esta idea de crítica a la sociedad desde las relaciones afectivas.

Con Before Sunrise se ganó el mote de director independiente que estaba cerca de la industria pero hablando de toda una nación alternativa. Con esta película entro a la revolución mediática que de manos de Nirvana, vendió un movimiento contracultural como mercancía. De nuevo, sobre esto podría escribir todo un ensayo, pero no es este espacio, quizás en otra ocasión.



Podemos recuperar que gracias al éxito de “Before Sunrise” pudo terminar la trilogía conocida como “Before” donde además de la ya mencionada están “Before Sunset” (2004) y “Before Midnigth” (2013) las cuales más allá de ser “chick flicks”, son un tratado filosófico de las relaciones sexoafectivas y su evolución, de cómo en ellas hay que saber nadar contracorriente a riesgo de que te lleve la marea, pero también de cuándo dejar que esto último suceda. No hay amor romántico en esta trilogía, es puro romance oscuro, deprimente, ocioso, una palabra que puede aparecer mucho a la hora de reseñar el cine de este director. Después regresamos a ella.

A simple vista se puede pensar que el cine de Linklater no tiene un hilo conductor, que igual filma “The Newton Boys” (1995) coqueteando con el cine de acción con un filme sobre gánsters de los años cincuenta o hace lo propio con School of Rock (2003) mal definida como una película infantil cuando es simplemente un homenaje a la ociosidad y el fracaso. O bien hace una crítica directa al capitalismo con Fast Food Nation (2006) y a la par un meta documental sobre un asesino como lo hizo con Bernie (2012) despojándolo de toda esa aura de magnificencia que Hollywood le pone a sus villanos, convirtiéndolo en un humano más con filias y fobias.



Regresa a hacer una crítica al capitalismo y el trato a las mujeres en Where'd You Go, Bernadette  (2019) donde la presión, la obsesión por ser perfecta las afecta a ellas mucho peor que a cualquier hombre, un trabajo mucho mejor logrado que cientos de intentos de corrección política que saturan los streamings hoy en día. También podemos mencionar ese tratado sobre la mierda que es crecer y que logró mostrar con su película más famosa (nominada a cinco Oscares) Boyhood (2014) su otro proyecto ambicioso que le llevó filmarlo más de diez años para no cambiar a los actores protagónicos. Todas ellas tienen un hilo conductor, y es la premisa de que la mejor forma de luchar contra el sistema es la dispersión colectiva, el rechazo a lo establecido desde una aparente ociosidad y esto lo hace sin mucha alharaca, sin panfletos, sus personajes son transgresores sin necesidad de serlo, lo son de una forma natural, es parte de su comportamiento.

SubUrbia (1996) y sus ejercicios de animación Waking Life (2002), A Scanner Darkly (2007), esta última basada en una historia de Phillip K. Dick, muestran de forma muy clara al Linklater transgresor que bajo un discurso aparentemente light, esconde una fuerte crítica al sistema.

Su crítica al sistema y la forma en que este define cómo nos relacionamos están presentes en toda su filmografía. Incluso una trilogía como “Before” que puede ser catalogada como una “chick flick” tiene una crítica directa al amor y cómo éste va mutando de acuerdo a la evolución de la pareja. En la última película es claro que la relación ya no funciona, pero los protagonistas siguen aferrados causándose daño, poniendo como excusa el amor. Aunque posiblemente “Fast Food Nation” sea donde la crítica es mucho más directa, atacando al sistema laboral, el racismo, la falta de humanidad, la salud. Justo aquí la estética cambia un poco siendo más oscura, sombría, sin perder esa parte de las relaciones afectivas entre los protagonistas.



En el ensayo que Brian Price escribió sobre Richard Linklater para la revista electrónica “Sense of Cinema” clasifica la obra de director con la palabra “Idleness” que se traduce como ociosidad: el centro fundamental de toda su filmografía. Estoy de acuerdo en parte de esta clasificación. Si hacemos una lectura superficial de la obra de Linklater, la ociosidad está presente en todas sus obras; en Everybody Wants Some!! (2016) todo gira en la fiesta de un grupo de beisbolistas universitarios sin nada mejor que hacer, sin embargo al hacer una lectura más profunda tiene una reflexión que va más allá, es una crítica a la insistencia del ser alguien, de lograr algo en la vida, solo porque así lo dice la sociedad. Hay una evolución que no se ha detenido en un director que pertenece a una generación que fue y va coleccionando fracasos, y que en vez de quejarse prefiere la ociosidad como forma de resistir.

Más allá de un estilo que parece ir recogiendo historias sin involucrarse, ir mostrando una diversidad a la hora de filmar, se ve más que un cineasta, un espectador de cine, con una visión igual a la de su trabajo y que esto lo va convirtiendo en su propio ecosistema donde de acuerdo a sus propias dinámicas puede igual hacerle una visita a Orson Wells en Me and Orson Wells (2009), que a un entrenador borracho y fracasado Bad news Bears (2005); o en la ya mencionada Boyhood” como un ejercicio un tanto de peping Tom o de pasar más de diez años viendo el crecimiento de los actores y de los personajes. Linklater es un observador, un contador de historias, siempre en primera persona, y es por eso que en sus películas es fácil sentirse voyerista.

Migrar a Hollywood para él nunca fue una opción, no buscaba la fama y la fortuna como un fin, menos individual;  y es por eso que decidió quedarse al borde de la industria produciendo y ganándose el respeto por lo que hace, eligió lo colectivo a lo personal y hasta ahora esa decisión le ha permitido convertirse en un director respetado.

A diferencia de muchos directores de su generación que reivindicaron el cine como una forma de manifestarse, Linklater se mantiene contando historias sencillas y complejas a la vez, que nos invitan a dialogar, a pensar, pues es parte de (aunque él no este consciente de ello) toda una generación que fue influenciada por el Mayo de París del ‘68 que aun en estos días de colapso nos siguen invitando a imaginarnos y pedir lo imposible.


Jorge Tadeo Vargas, es escritor, ensayista, anarquista, a veces activista, pero sobretodo panadero casero y padre de Ximena. Está construyendo su caja de herramientas para la supervivencia.

Un 'pachuco' en libertad: Germán Valdés “Tin Tan”



Por Julián Flores-Arellano y Ángel Eduardo Gómez-Oliva


A lo largo de la historia de la humanidad, han surgido diferentes interpretaciones sobre el concepto de Libertad desde muy diversas aristas. Han hablado de ella desde filósofos como Aristóteles, Tomás Moro, John Locke, Emmanuel Kant, Alexis de Tocqueville y John Stuart Mill, hasta estudiosos como Norberto Bobbio, Robert Dahl y Luigi Ferrajoli, que la han aterrizado en el campo del Derecho y de la Política; sin dejar de mencionar a John Rawls, cuyos pensamientos entorno a la Libertad y la Autonomía, están basados en la amplia multiculturalidad de la sociedades modernas de los siglos XX y XXI. Con base en los autores referidos, la Libertad “constituye uno de los presupuestos del ser humano y con base en ella, pero al lado de la dignidad humana, se ha constituido la esencia de las personas” (González Pérez, 2012).


Libertad de ser y hacer: Germán Valdés “Tin Tan”

La historia de la cinematografía nacional es inconcebible sin la presencia del histriónico Germán Valdés “Tin Tan”. Figura polémica, desdeñada, temida y amada, que en los inicios de su carrera artística, encarnó al Pachuco, es decir, a un sujeto que conjunta la ideología y cultura de dos países: México y  Estados Unidos.

Creó a un personaje más profundo que lo anterior expuesto. Forjó una “figura portadora del amor y la dicha o del horror y la abominación, (que) parece encarnar la libertad, el desorden, lo prohibido” (Paz, 1984, p. 15).

El Pachuco “Tin Tan” surge en el marco internacional de la Segunda Guerra Mundial, y en el seno de una sociedad mexicana que viene dejando atrás el periodo revolucionario, es decir, aquel que despide al Caudillismo dándole paso al orden institucional. Es el triunfo y la consolidación de un partido político oficial de Estado, siendo éste un gran referente en cuanto al autoritarismo, a la opresión y al conservadurismo se refiere.

Características como las ya citadas, no eran exclusivas de las esferas gubernamentales. La familia nacional, -perteneciente en su mayoría a la emergente clase media-, era un impedimento de libertad o de consolidación del individuo como tal; como un ser que se cuestiona constantemente sobre quién es, qué hace y hacia dónde se dirige.

“Tin Tan” se convirtió en un transgresor de aquello, llegándosele a considerar como el primer símbolo contracultural mexicano, entendido burdamente ese concepto como aquel o aquello que no está conforme o de acuerdo con la cultura oficial impuesta por el statu quo y aliados. En síntesis, fue autor de un fenómeno contracultural “en varios aspectos (que) propuso un atuendo, caló, música y baile que lo identificaba” (Agustín, 2007, p. 18).  



Una libertad exteriorizada

Las manifestaciones culturales venidas del extranjero, entre las décadas de 1940 y 1960, eran constantemente sometidas a duras críticas, siendo algo sumamente señalado, el lenguaje expresado por “Tin Tan”, o mejor dicho, la extraña mezcla que había hecho con la lengua castellana e inglesa, dando pie al surgimiento del spanglish, que “no tardó mucho en ser objeto de las críticas por parte de los intelectuales puristas (como José Vasconcelos, primer secretario de Educación Pública), que no soportaban tanta mancilla al “buen” español” (Miranda, 2017).

Si bien encontró la desaprobación arriba mencionada, también tuvo a defensores de la talla del escritor José Emilio Pacheco, mismo que en Las batallas en el desierto (1987, pp. 11-12), apunta hacia un proceso de modernización al incorporar “a nuestra habla términos que (…) insensiblemente se mexicanizaban: tenquíu, oquéi, uasumara, sherap, sorry, uan moment pliis”.

Dicha influencia sociolingüística ha traspasado la barrera generacional, y cada vez se hace más común escuchar outfit en lugar de vestimenta; party por fiesta, y daddy suplantó a papá. El legado cultural del también llamado Rey del Barrio, sigue en boga; es atemporal.   

Más manifestaciones de libertad, de poder ser y hacer, se vieron reflejadas, obviamente, a través de las proyecciones cinematográficas que lo han inmortalizado y que lo hacen un individuo único y diferenciado.

Sus películas también fueron presa de las críticas severas al ir, -muchas veces-, en contra de lo “bueno” o “bien visto” establecido por el sistema e instituciones aliadas, como la iglesia y la familia, de corte sumamente conservador y/o moralista.

Pensando en los inicios de la llamada Época de Oro del cine mexicano, la industria cinematográfica se enfoca en el rescate de las tradiciones, del enaltecimiento de la figura charra, siendo el más notorio ejemplo, el cantante y actor Jorge Negrete. Sin embargo, ante el inminente crecimiento urbano, industrial y demográfico que experimentaron las principales ciudades del país como Monterrey, Guadalajara y la Ciudad de México, la cultura popular pasó de la ruralización a la urbanización, comenzando a “sufrir el impacto del Pachuquismo protagonizado por el cómico “Tin Tan”, que es un esfuerzo por ocultar el origen rural mediante una indumentaria grotescamente urbana” (Gómez-Jara, 1990, p. 297).

Sus películas son una constante sátira sociopolítica hacia el orden tradicionalista, conservador, o Cultura oficial, que pregona el Estado. Mientras actores contemporáneos al Pachuco hacen discretas alusiones a las inestabilidades políticas, económicas, culturales y sociales emanadas del partido que gobernó México durante poco más de 70 años, “Tin Tan” fue mucho más explícito u osado.

En El Rey del Barrio (1949) del director Gilberto Martínez Solares, lanza críticas a “la pujante clase política y empresarial que se enriquece de forma inexplicable” (Nájar, 2015), al decirle a su carnal Marcelo, “¡mire nomás cuánto ratero millonario anda por ahí!” En Los Tres mosqueteros y medio (1957), dirigida también por el director mencionado, hace mofa del cierre de cabarets y “Casas de mala nota” impulsado por el entonces regente del otrora Distrito Federal, Ernesto P. Uruchurtu, llamado también Regente de Hierro, funcionario al que “Tin Tan” tardó en saludar en una visita que hizo a los estudios de San Ángel Inn de la capital mexicana (Ajenjo, 2015).       

Y en la música, “Tin Tan”, según el intérprete Roco, vocalista del grupo La Maldita Vecindad, considera al Pachuco como Padre del Rock mexicano, dada la fusión de diversos géneros musicales que llevó a cabo el alter ego de Germán Valdés. (Quijano, 2005). Cabe recordar la parodia que hace del éxito musical del conjunto británico The Beatles, I want to hold your hand (Quiero estrechar tu mano), que en la versión tintanesca pasó a llamarse Quiero rascarme aquí, cuyos créditos rezan Lennon-McCartney-Tin Tan.



Impacto sociocultural: un genio en libertad

La libertad de ser y hacer, le ayudó a consolidar a un personaje adelantado a su época; mientras la sociedad estadounidense, principalmente sus jóvenes, encontraron en James Dean y Marlon Brando, a un par de símbolos contraculturales, para México ese ícono contracultural y de liberación lo fue Germán Valdés “Tin Tan”.

Gracias, en gran medida, al avance de las innovaciones científicas y tecnológicas, casi cada ciudadano en el mundo, tiene al alcance de su mano el legado social, artístico y cultural del actor mexicano. Sus películas fueron taquilleras en América Latina y causaron admiración en los diferentes festivales del llamado Séptimo Arte alrededor del planeta. En Francia, por ejemplo, aquel interesado que desea incursionar en la farándula, la obra del Pachuco es esencial en la formación de futuros histriones.

En nuestro país, en el año 2005, salió el disco titulado Viva Tin Tan (Sony International), donde se aglutinan grupos y solistas de la tercera oleada del Rock mexicano como La Maldita Vecindad, Botellita de Jerez, Café Tacuba, María Barracuda, por mencionar unos cuantos, que rinden tributo a un símbolo de libertad e identificación como Germán Valdés.

En suma, “Tin Tan” rompió y creó otro paradigma que evidenció las carencias y debilidades socioculturales de un sistema sumamente moralista, que se resiste al cambio, y opresor también, en aras de la formación identitaria de sus individuos. Además puso al descubierto problemáticas en cuanto a la corrupción, denigración del ser humano y migratorios se refiere.

Su ideología y forma de ser, que en un principio fue sumamente criticada por gran parte de la sociedad mexicana, hoy en día es admirada, extrañada y hasta necesaria.

Ante la ausencia de símbolos de tal magnitud, el Pachuco en cuanto a osadía, rebeldía, creatividad, oposición y libertad alude, es el ícono contracultural y antihéroe por excelencia a seguir, por parte de una juventud nacional que se identifica con su vida y obra.


Fuentes consultadas

·       Agustín, José (2007). La Contracultura en México. México. Ed. De bolsillo.

·       Ajenjo, Manuel (septiembre de 2015). Germán Valdés, Tin Tan. Obtenido el 17 de diciembre de 2020, en: https://www.eleconomista.com.mx/opinion/German-Valdes-Tin-Tan-20150916-0004.html

·       Gómez-Jara, Francisco (1990).Sociología. México. Ed. Porrúa S.A. 

·       González Pérez, Luis Raúl (julio-diciembre de 2012). La Libertad en parte del pensamiento filosófico constitucional. Obtenido el 15 de diciembre de 2020, en:   https://www.redalyc.org/pdf/885/88525239005.pdf

·       Miranda, Antonio (septiembre de 2017). La pelea desconocida entre Tin Tan y José Vasconcelos. Obtenido el 15 de diciembre de 2019, en:  http://www.unionedomex.mx/articulo/2017/09/15/cultura/la-pelea-desconocida-entre-tin-tan-y-jose-vasconcelos

·       Nájar, Alberto (septiembre de 2015). Tin Tan, el comediante mexicano que popularizó el espanglish. Obtenido el 17 de diciembre de 2020, en:  https://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/09/150919_mexico_cine_tin_tan_german_valdes_an  

·       Pacheco, José Emilio (1987). Las Batallas en el desierto. México. Ed. ERA. 

·       Paz, Octavio (2000). El laberinto de la soledad. México. Ed. FCE.   

·       Quijano, Luis (noviembre de 2005). Maldita Vecindad defiende al Pachuco. Obtenido el 16 de diciembre de 2020, en:  https://archivo.eluniversal.com.mx/espectaculos/66123.html    

Autores

Julián Flores-Arellano. Docente de la E.N.M.H. del Instituto Politécnico Nacional; titular de las asignaturas de Historia y Filosofía de la Medicina y Sociología Médica y Antropología Médica.

Ángel Eduardo Gómez-Oliva. Tesista de la Licenciatura en Sociología, con especialidad en el área de Sociología de la Vida Cotidiana, por la U.N.A.M.

Correos electrónicos: chinojulian182@hotmail.com; aegomoezo@outlook.es

Víctor Jara no murió


Por La Tija | 

El cuerpo de Víctor Jara fue víctima de las patadas del gobierno, durante horas torturado, sus manos fueron manchadas a pisotones pero él no dejó de tocar su guitarra, todos los encarcelados presenciaron cómo los fusiles de la fuerza armada se enterraban uno a uno en las costillas de Víctor, el cual quedó firme, dando así entereza a los demás presos para no rendirse, fue su canto en ese momento escuchado con más fuerza, su cara fue cubierta poco a poco de sangre y fue obligado a comer las hojas de su libertad en donde escribía las letras que jamás perecerían, pese a esto, su boca no calló. El príncipe, presuntuoso culpable de la muerte de Jara lo golpeó hasta cansarse y pidió a otros cobardes que lo mataran si se movía; siguió cantando así que decidieron fracturarle los brazos, sin importarle, Víctor cantó más fuerte, retratando el gobierno de Allende, la impunidad del los golpistas y por otro lado levantando en su voz la bandera de la Revolución.

Hijo de la rebeldía chilena, Quiriquina lo cobijó en su seno por allá del año 1932, fue hijo de una familia pobre, en donde su madre, Amanda, era el pilar de la familia. Las notas que ella le regalaba en cada canción de la guitarra a lo largo de su infancia hicieron que Víctor conociera la música, los valores y la hermandad del pueblo. Jara vivió su inocencia al lado de sus hermanos, entre los paisajes y la diversidad de su país, lo que permitió fácilmente empaparse de ambientes y anécdotas para que crear las melodías que más adelante lo convertirían en el máximo representante de la Nueva Canción Chilena.

Son los años cincuenta y Chile atraviesa por una situación difícil, el presidente en curso Gabriel González rompe sus promesas de campaña ante las imposiciones del imperialismo y dicta la llamada Ley Maldita, en la cual se prohíbe la existencia del Partido Comunista. Varias figuras públicas se ven afectadas y llevadas a los campos de concentración por ser considerados líderes radicales, entre ellos el poeta chileno Pablo Neruda, quien más adelante fungirá como un personaje clave en la vida de Jara. A fines de esta década Salvador Allende, líder de la izquierda chilena, es propuesto como candidato del  Frente de Acción Popular.

Víctor estudió teología cuando era joven lo que complementó su formación, al poco tiempo se convierte en cantor, vocación que le cambiaría la vida por completo. Con el paso de los años sigue desarrollándose profesionalmente y forma parte del folclor chileno integrándose al grupo Cuncumén y a la par a las Juventudes Comunistas de Chile. El hambre de clamar justicia vivió en él desde joven, logrando descubrir en sí mismo facultades nuevas, entre ellas la composición el canto y la actuación. En todas sobresalió de manera inmediata y gracias a su talento como director de teatro logró conocer diferentes países del mundo, entre ellos Cuba, que le permitió tener una visión más amplia del mundo y orillándolo a definir la ideología revolucionaria. Durante este periodo escribe la canción “El Elegido” como homenaje a Ernesto “El Che” Guevara, cumpliendo una vez más con el embargo de escribir canciones de protesta cuyo sello delimita la nobleza y el coraje de manera conjunta en cada palabra.

La lucha en contra del imperialismo toca el corazón de artistas como Violeta Parra, Pablo Neruda y el mismo Jara quien empieza a involucrarse de manera directa en una batalla cultural defendiendo al pueblo y preservando las tradiciones latinoamericanas que en ese momento se unían para derrocar a los fascistas. Todos identificados con el amor a los campesinos a defender su tierra y hablar de una nueva canción que el propio Jara  describe como revolucionaria porque lucha contra la penetración imperialista y nueva porque está destinada a crear una nueva sociedad. 

Víctor se hace compañero de grandes figuras como las que comparten ideales y sin dejar a un lado su compromiso con la sociedad canta al pueblo al lado del grupo Quilapayún, Inti-Illimani, Rolando Alarcón  y Violeta Parra de quien se hizo gran amigo. En el teatro conoció a su compañera de vida, la coreógrafa Joan Turner, quien le daría dos hijas Manuela y Amanda. En ese momento Víctor estaba realizado como persona, contaba con el cariño de amigos, de su familia, y trabajo en un país hermoso pero lleno de injusticias. -En los jóvenes está la respuesta – decía, por tal razón decide dar clases en la Universidad técnica de Chile.

Allende llega al poder gracias a la Unión Popular y el pueblo festeja como nunca antes; esa situación se transformó en un parteaguas en la historia del país y del mundo, porque se había logrado lo que en ningún país latinoamericano antes: que la izquierda se consumara en el poder de manera democrática. Los ojos del mundo en este momento, voltearon a ver a Chile.

Jara es nombrado Embajador Cultural por el presidente Salvador Allende y con ello  conoce a fondo los pueblos chilenos llevándoles su música. -La mejor escuela de canto es la vida- decía. Los mineros, y la gente más humilde se convirtieron en la motivación de sus interpretaciones. Víctor luchaba por mejorar el panorama que se está viviendo en Chile con la mejor arma que en repetidas ocasiones se escuchó en el canto de todos. Siempre respeto a todo aquel que se contraponía a sus principios y buscó nuevas formas para persuadir al pueblo y demostrar así el gran compromiso que tenía con la sociedad. –A veces quisiera ser diez personas para hacer diez veces loque el pueblo necesita-.

El golpe de estado se veía venir desde que Salvador Allende fue acusado de reformista y así fue como el 11 de septiembre de 1973 el último llamado al pueblo por parte de presidente llegó. El Palacio de la Moneda fue testigo de la presión del ejército el cual tomaba fuerza, afortunado para los seguidores de Augusto Pinochet, pues era el comienzo de una dictadura que dudaría 17 años, pero no así para la izquierda de Chile. Allende debía entregar su puesto, en caso de no hacerlo El Palacio sería bombardeado y atacado. “¡Nunca!” respondió el presidente quien decidió no moverse demostrando así la lealtad a su pueblo. A las pocas horas un comunicado dictaba: “Misión Cumplida. Moneda tomada, el presidente ha muerto”. Allende, el hombre de la paz, había muerto en batalla.

El Jara de 1972 estaba consciente de que en la economía estaba pasando por un mal momento; el mercado negro se apodera de Chile y las empresas nacionales empiezan a perder dinero, por lo que Jara junto con otros compañeros realizaron trabajos comunitarios para impedir que se detuviera. La gente a partir de entonces lo escuchaba, admiraba y cantaba, convirtiéndolo en uno de los líderes más importantes  de la época.

Víctor se encontraba en la universidad cuando se entera de la muerte de Allende, donde decide llamar a los estudiantes y juntos comienzan a cantar. Las ametralladoras se acercaban y su voz se escuchaba cada vez menos, estudiantes y obreros entonces cantaron a gritos y ambos sonidos compitieron. La universidad se convirtió en un fuerte, en una fortaleza que poco a poco fue rodeada por tanques y sobrevolada por aviones militares, los estudiantes de convertían para el nuevo gobierno de Pinochet en una amenaza que irónicamente lo único que pedía era paz.

Los medios de comunicación ignoraron a Víctor Jara, pero el pueblo empezó a exigir sus canciones y la radio comenzó a hacerse también a favor del pueblo, nuevos artistas nacieron y la diversidad musical creció. Mediante canciones la gente comenzó a conocer más de su propia historia y de los movimientos sociales y políticos del resto de mundo. Jara compone entonces “Plegaria a un labrador” que más que una canción es un himno al campo, cuyo título hace referencia a los campesinos que regalan el trabajo de sus manos, dicha trova le otorgó el premio de la nueva canción chilena en el estadio de Chile, mismo donde después moriría.

Las radio emisoras del país intentaban comunicar de manera rápida al pueblo de  Chile la situación que el país atravesada, la vista en el país era cada vez menos favorable. La emisora comunista Magallanes que decidió seguir hasta el final a pesar de los ataques aéreos transmitía “El pueblo unido” en voz del grupo Quilapayún cuando la transmisión fue censurada y con ello el pueblo quedó incomunicado. La respuesta de Víctor ante tal situación fue aún mejor “Cantaremos más fuerte que cualquier emisora”.

Su música y el talento por el teatro se internacionalizan y es invitado a Helsinki el Encuentro Internacional con la Juventud Vietnamita. Víctor admirado por su cultura, regresa a Chile para compartir sus experiencias y organiza marchas de Paz. Agradecido por la gran experiencia y con gran respeto escribe en honor al Presidente y poeta Ho Chi Minh la letra el “Derecho de vivir”.

Los estudiantes resistieron, desafortunadamente los cañonazos permitieron después de horas la entrada del ejército a la Universidad, Víctor Jara donde fue reconocido y junto con otros luchadores sociales fue llevado al estadio de Chile, ya que las cárceles del país estaban llenas de gente, demostrando que había cientos de miles de chilenos dispuestos a luchar por la causa. El Estadio Nacional de Chile -hoy llamado Estadio Nacional Víctor Jara-, mismo donde fue aplaudido por tantos anteriormente cuando le fue otorgado el premio de la nueva canción chilena, se convertía en esta ocasión en uno de los escenarios más atroces y terribles antes imaginados: cuerpos apilados, torturas por doquier, reflectores que cegaban, gritos, pánico, horror. No obstante, Víctor con esa sonrisa característica de los chilenos animaba a los alumnos de la Universidad cantándoles y en esos cantos transmitía la paz que sólo él podía darles en ese momento; Jara era padre, hijo y hermano para todo aquel que quisiera unirse a la lucha.

El compromiso con el pueblo se acrecienta y un acontecimiento vuelve a marcar su vida. La muerte de un obrero en una manifestación en contra el terrorismo sirve de inspiración para una de las canciones más belleza compositor, “Cuando voy al trabajo” que narra la travesía de muchos trabajadores que en el pensamiento siempre llevan a aquellos seres que más aman sin imaginarse los contratiempos del destino.

Víctor Jara fue torturado y golpeado de manera brutal, tachado de ser un líder de la oposición soportó durante horas el maltrato por parte de los militares, costillas rotas, manos pisadas por las botas, humillaciones, fracturas. Cuando los soldados se cansan de golpearlo, Víctor conversaba con otros presos, algunos actualmente testigos de los momentos tan atroces que vivieron, Víctor cuenta entonces que no escribe al amor y a la vida por casualidad, sino por naturaleza, pero más del amor y a la vida, Jara parece enfocarse a la lucha social del pueblo quizá por su pasado humilde en el campo, quizá por el amor a su patria que inspiró a muchos, dueño de esos ojos que vieron más allá de la crueldad, ese pulso firme para retratar la hermandad y los personajes tan terrenales que dentro de toda su dureza logró encontrar una luz de esperanza, pues ellos, decía, sólo reciben órdenes.

Jara empieza a organizar eventos masivos en donde la gente puede acercarse aún más a la música homenajeando a uno de sus más cercanos amigos, Pablo Neruda, el cual recientemente había ganado el Premio Nobel de Literatura, orgullo nacional. Neruda, fue el primero en advertir a la población acerca de la conspiración, Víctor y otros se unieron una vez más para luchar por sus derechos y los de la gente; no iban a permitir que lo que habían logrado en tanto tiempo se viniera abajo. Víctor convirtió en canción algunos poemas de su gran amigo que retrataban precisamente el luchar y no dejarse vencer. Jara luchó durante horas cantando, cantando, protestando pacíficamente, defendiendo Chile.

Las horas pasaban y con ello los días y Víctor seguía en el estadio, sentado en una silla de madera vieja en un pasillo donde veía gente entrar, pero nunca salir. Jamás se desanimó, brindaba sonrisas a todos aquellos que lograban reconocerlo, sonrisas que a muchos reconfortaban el alma porque Víctor supo darle vida a una situación muerta. Debido a los reflectores perdieron la noción del tiempo, Víctor pidió una pluma y una libreta, y fue concedida por alguno de los prisioneros y a pesar de encontrarse luchando por su propia vida no dejo en ningún momento de pensar en los demás, y decidió plasmar en ella lo que estaba pasando, fue así cuando adolorido por los golpes, los ojos cerrados por hinchazón y las manos deshechas escribió “Somos más de cinco mil”,  versos que retratan el espanto  que la gente vivía en el interior del estadio.

El 16 de septiembre de 1973 Chile se vistió de luto, Víctor Jara había sido asesinado, su muerte marcó un hito en la historia del socialismo en el país, una vida más que cobro la dictadura para algunos, una vida menos para otros, pero una vida que ni la muerte supo callar. El otro ejército, el de la paz, conformado por mineros, obreros, estudiantes, y el pueblo; luchó sin imaginarse la pesadilla a la que se enfrentaban, pero convencidos de algo, no iban a dejar ver su país en manos de fascismo, no al menos,  sin dar batalla.

“Así me enseñaron a comer en mi tierra” dijo cuando le dieron huevo crudo para comer, era lo único que sus labios tocaron en dos días, los golpes y las torturas no paraban, pero los ánimos de Víctor tampoco. Finalmente dos soldados arrastraron a Victor a donde sería el lugar de su muerte, él, logra arrojar la libreta en donde logró capturar sus últimos momentos, presentía que su hora había llegado, la gente al ver que se lo llevan no dejo de llorar y clamar justicia. ¡Viva Allende! Gritaban. Víctor Jara a los pocos minutos y después de ser brutalmente golpeado una vez más, fue acribillado. Su cuerpo fue arrojado a una pila de muchos otros que no resistieron. En la morgue fue identificado tiempo después por Joan, la mujer que lo amó y luchó junto a él durante todo este tiempo. La autopsia dio como resultado más de cuarenta balazos y fracturas en todo el cuerpo. José Paredes es el único procesado vivo, el pueblo a la fecha sigue exigiendo justicia a la memoria de Víctor. Debido a la represión el cuerpo de Jara no pudo tener una sepultura digna de un mártir. Dos personas acompañaron a Joan Jara en su entierro clandestinamente. Augusto Pinochet, considerado como uno de los principales genocidas en el mundo impuso una dictadura durante más de una década y el crimen jamás se resolvió.

Una nueva autopsia realizada a los restos de Víctor años después, confirmó las torturas que todo mundo sabía porque nadie se había atrevido a decir, y al callarlo lo único que hicieron fue darle más fuerza a su voz que supo llevar en alto el pueblo chileno. Actualmente podemos escucharlo aún con sonrisa y alegres notas de voces de otros grandes que han decidido rendirle tributo como Silvio Rodríguez, Lila Downs, los Fabulosos Cadillacs, U2, Manuel García y Víctor Manuel entre otros.

Fue hasta hace algunos diciembres que los restos de Víctor pudieron reunirse nuevamente con su familia para darle el funeral merecido sin tener que esconderse como hace más de 30 años, sin embargo como si hubiera sido ayer, el coraje y la pasión de los chilenos por la lucha no cesa, y Víctor devolvió el espíritu revolucionario a su patria una vez más después de muerto y el pueblo se unió más que nunca para alzar la cabeza y agradecer a su tierra por la democracia. Hoy Víctor deja la vida volar en sus canciones y acompaña a la cordillera chilena con su canto, el pueblo agradece su vocación de cantor y a los cantores mismos que han acompañado la ideología de Jara a lo largo del tiempo porque eso es ante todo su gran obra, un reflejo en la lucha social revolucionaria.

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