Chinoy | Arde el Venusterio desde Casa Yonki
Un 'pachuco' en libertad: Germán Valdés “Tin Tan”
Libertad de ser y hacer: Germán Valdés “Tin Tan”
La historia de la cinematografía nacional es
inconcebible sin la presencia del histriónico Germán Valdés “Tin Tan”. Figura
polémica, desdeñada, temida y amada, que en los inicios de su carrera
artística, encarnó al Pachuco, es
decir, a un sujeto que conjunta la ideología y cultura de dos países: México y Estados Unidos.
Creó a un personaje más profundo que lo anterior expuesto. Forjó una “figura portadora del amor y la dicha o del horror y la abominación, (que) parece encarnar la libertad, el desorden, lo prohibido” (Paz, 1984, p. 15).
El Pachuco
“Tin Tan” surge en el marco internacional de la Segunda Guerra Mundial, y
en el seno de una sociedad mexicana que viene dejando atrás el periodo
revolucionario, es decir, aquel que despide al Caudillismo dándole paso al orden institucional. Es el triunfo y la
consolidación de un partido político oficial de Estado, siendo éste un gran
referente en cuanto al autoritarismo, a la opresión y al conservadurismo se
refiere.
Características como las ya citadas, no eran
exclusivas de las esferas gubernamentales. La familia nacional, -perteneciente
en su mayoría a la emergente clase media-, era un impedimento de libertad o de consolidación
del individuo como tal; como un ser que se cuestiona constantemente sobre quién
es, qué hace y hacia dónde se dirige.
“Tin Tan” se convirtió en un transgresor de aquello, llegándosele a considerar como el primer símbolo contracultural mexicano, entendido burdamente ese concepto como aquel o aquello que no está conforme o de acuerdo con la cultura oficial impuesta por el statu quo y aliados. En síntesis, fue autor de un fenómeno contracultural “en varios aspectos (que) propuso un atuendo, caló, música y baile que lo identificaba” (Agustín, 2007, p. 18).
Una libertad exteriorizada
Las manifestaciones culturales venidas del
extranjero, entre las décadas de 1940 y 1960, eran constantemente sometidas a
duras críticas, siendo algo sumamente señalado, el lenguaje expresado por “Tin
Tan”, o mejor dicho, la extraña mezcla que había hecho con la lengua castellana
e inglesa, dando pie al surgimiento del spanglish,
que “no tardó mucho en ser objeto de las críticas por parte de los
intelectuales puristas (como José Vasconcelos, primer secretario de Educación
Pública), que no soportaban tanta mancilla al “buen” español” (Miranda, 2017).
Si bien encontró la desaprobación arriba
mencionada, también tuvo a defensores de la talla del escritor José Emilio
Pacheco, mismo que en Las batallas en el desierto
(1987, pp. 11-12), apunta hacia un proceso de modernización al incorporar
“a nuestra habla términos que (…) insensiblemente se mexicanizaban: tenquíu, oquéi, uasumara, sherap, sorry, uan moment pliis”.
Dicha influencia sociolingüística ha
traspasado la barrera generacional, y cada vez se hace más común escuchar outfit en lugar de vestimenta; party por fiesta, y daddy suplantó a papá. El
legado cultural del también llamado Rey
del Barrio, sigue en boga; es atemporal.
Más manifestaciones de libertad, de poder ser
y hacer, se vieron reflejadas, obviamente, a través de las proyecciones
cinematográficas que lo han inmortalizado y que lo hacen un individuo único y
diferenciado.
Sus películas también fueron presa de las
críticas severas al ir, -muchas veces-, en contra de lo “bueno” o “bien visto”
establecido por el sistema e instituciones aliadas, como la iglesia y la familia, de corte sumamente conservador y/o moralista.
Pensando en los inicios de la llamada Época de
Oro del cine mexicano, la industria cinematográfica se enfoca en el rescate de las
tradiciones, del enaltecimiento de la figura charra, siendo el más notorio
ejemplo, el cantante y actor Jorge Negrete. Sin embargo, ante el inminente
crecimiento urbano, industrial y demográfico que experimentaron las principales
ciudades del país como Monterrey, Guadalajara y la Ciudad de México, la cultura
popular pasó de la ruralización a la urbanización, comenzando a “sufrir el
impacto del Pachuquismo protagonizado
por el cómico “Tin Tan”, que es un esfuerzo por ocultar el origen rural
mediante una indumentaria grotescamente urbana” (Gómez-Jara, 1990, p. 297).
Sus películas son una constante sátira sociopolítica
hacia el orden tradicionalista, conservador, o Cultura oficial, que pregona el
Estado. Mientras actores contemporáneos al Pachuco
hacen discretas alusiones a las inestabilidades políticas, económicas,
culturales y sociales emanadas del partido que gobernó México durante poco más
de 70 años, “Tin Tan” fue mucho más explícito u osado.
En El
Rey del Barrio (1949) del director Gilberto Martínez Solares, lanza
críticas a “la pujante clase política y empresarial que se enriquece de forma
inexplicable” (Nájar, 2015), al decirle a su carnal Marcelo, “¡mire nomás cuánto ratero millonario anda por
ahí!” En Los Tres mosqueteros y medio (1957),
dirigida también por el director mencionado, hace mofa del cierre de cabarets y
“Casas de mala nota” impulsado por el entonces regente del otrora Distrito
Federal, Ernesto P. Uruchurtu, llamado también Regente de Hierro, funcionario al que “Tin Tan” tardó en saludar en
una visita que hizo a los estudios de San Ángel Inn de la capital mexicana
(Ajenjo, 2015).
Y en la música, “Tin Tan”, según el intérprete Roco, vocalista del grupo La Maldita Vecindad, considera al Pachuco como Padre del Rock mexicano, dada la fusión de diversos géneros musicales que llevó a cabo el alter ego de Germán Valdés. (Quijano, 2005). Cabe recordar la parodia que hace del éxito musical del conjunto británico The Beatles, I want to hold your hand (Quiero estrechar tu mano), que en la versión tintanesca pasó a llamarse Quiero rascarme aquí, cuyos créditos rezan Lennon-McCartney-Tin Tan.
Impacto sociocultural: un genio en libertad
La libertad de ser y hacer, le ayudó a
consolidar a un personaje adelantado a su época; mientras la sociedad estadounidense,
principalmente sus jóvenes, encontraron en James Dean y Marlon Brando, a un par
de símbolos contraculturales, para México ese ícono contracultural y de
liberación lo fue Germán Valdés “Tin Tan”.
Gracias, en gran medida, al avance de las innovaciones
científicas y tecnológicas, casi cada ciudadano en el mundo, tiene al alcance
de su mano el legado social, artístico y cultural del actor mexicano. Sus
películas fueron taquilleras en América Latina y causaron admiración en los
diferentes festivales del llamado Séptimo
Arte alrededor del planeta. En Francia, por ejemplo, aquel interesado que
desea incursionar en la farándula, la obra del Pachuco es esencial en la formación de futuros histriones.
En nuestro país, en el año 2005, salió el
disco titulado Viva Tin Tan (Sony International), donde se aglutinan
grupos y solistas de la tercera oleada del Rock
mexicano como La Maldita Vecindad,
Botellita de Jerez, Café Tacuba, María Barracuda, por
mencionar unos cuantos, que rinden tributo a un símbolo de libertad e
identificación como Germán Valdés.
En suma, “Tin Tan” rompió y creó otro
paradigma que evidenció las carencias y debilidades socioculturales de un sistema sumamente moralista, que se resiste al cambio, y opresor también, en
aras de la formación identitaria de sus individuos. Además puso al descubierto
problemáticas en cuanto a la corrupción, denigración del ser humano y
migratorios se refiere.
Su ideología y forma de ser, que en un
principio fue sumamente criticada por gran parte de la sociedad mexicana, hoy
en día es admirada, extrañada y hasta necesaria.
Ante la ausencia de símbolos de tal magnitud, el Pachuco en cuanto a osadía, rebeldía, creatividad, oposición y libertad alude, es el ícono contracultural y antihéroe por excelencia a seguir, por parte de una juventud nacional que se identifica con su vida y obra.
Fuentes consultadas
·
Agustín, José (2007). La Contracultura en México.
México. Ed. De bolsillo.
·
Ajenjo, Manuel (septiembre de 2015). Germán Valdés, Tin Tan. Obtenido el 17 de diciembre de 2020, en:
https://www.eleconomista.com.mx/opinion/German-Valdes-Tin-Tan-20150916-0004.html
·
Gómez-Jara, Francisco (1990).Sociología. México. Ed.
Porrúa S.A.
·
González Pérez,
Luis Raúl (julio-diciembre de 2012). La
Libertad en parte del pensamiento filosófico constitucional. Obtenido el 15
de diciembre de 2020, en: https://www.redalyc.org/pdf/885/88525239005.pdf
·
Miranda, Antonio (septiembre de 2017). La pelea desconocida entre Tin Tan y José
Vasconcelos. Obtenido el 15 de diciembre de 2019, en: http://www.unionedomex.mx/articulo/2017/09/15/cultura/la-pelea-desconocida-entre-tin-tan-y-jose-vasconcelos
·
Nájar, Alberto (septiembre de 2015). Tin Tan, el comediante mexicano que
popularizó el espanglish. Obtenido el 17 de diciembre de 2020, en: https://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/09/150919_mexico_cine_tin_tan_german_valdes_an
·
Pacheco, José Emilio (1987). Las Batallas en el
desierto. México. Ed. ERA.
· Paz, Octavio (2000). El laberinto de la soledad. México. Ed. FCE.
· Quijano, Luis (noviembre de 2005). Maldita Vecindad defiende al Pachuco. Obtenido el 16 de diciembre de 2020, en: https://archivo.eluniversal.com.mx/espectaculos/66123.html
Autores
Julián
Flores-Arellano.
Docente de la E.N.M.H. del Instituto Politécnico Nacional; titular de las
asignaturas de Historia y Filosofía de la
Medicina y Sociología Médica y
Antropología Médica.
Ángel Eduardo Gómez-Oliva. Tesista de la Licenciatura en Sociología, con especialidad en el
área de Sociología de la Vida Cotidiana,
por la U.N.A.M.
Correos electrónicos: chinojulian182@hotmail.com; aegomoezo@outlook.es
Stevie Wonder: de niño prodigio a artista revolucionario
El pasado 13 de mayo, festejamos el cumpleaños
número 72 del gran Stevie Wonder, y qué mejor forma de hacerlo que celebrando
al mismo tiempo sesenta años de una espectacular carrera música, escuchando sus
mejores éxitos que son ufff… ¡UN BUEN! No les miento ni exagero cuando les digo
que tiene AÑOS que tenía este artículo en mente y en realidad no sé muy bien
por qué no me había animado a escribirlo, pero ahora que sí, es porque tengo tres
poderosas razones: 1. Porque me encaaanta Stevie y siento que siempre ha
formado parte del soundtrack de mi vida (qué ñoña, qué cursi); 2. Por lo
importante que es seguir descubriendo y analizando lo revolucionario de su
música y 3. Porque se me ha estado manifestando (del verbo manifestar, wink
wink) en todas partes. Su carrera musical es una perfecta ilustración de sus visionarios
talentos, por lo que Stevie Wonder es y será por siempre, uno de los artistas
más exitosos, aclamados y significativos de todos los tiempos y por ello, es un
honor y me enorgullece plenamente regresar a mis artículos musicales con él.
Los highlights y datos duros en la carrera del buen Stevie son vastos y espectaculares, por ejemplo: en 1963, a la tierna edad de 13 años, fue el primer artista joven en encabezar las listas de popularidad de Billboard Hot 100; a partir de ahí, ha tenido 29 hit singles en Estados Unidos, 101 singles en total, 23 álbumes discográficos, 25 Premios Grammy y más de 100 millones de copias vendidas en todo el mundo. Nada mal, naaada mal, Stevie. Iniciando su trayectoria como un niño prodigio, Wonder ha podido disfrutar de una amplia carrera que vio su cúspide creativa entre 1972 y 1976, época conocida como el periodo “clásico de Stevie”; durante este periodo lanzó 5 álbumes que fueron considerados verdaderas obras de arte inmediatamente después de ser lanzados y que, hasta la fecha, siguen siendo indispensables en las estanterías de todos aquellos que amamos su música. El más famoso y legendario de ellos, es el doble álbum de 1976 “Songs In The Key Of Life”. No solo le tomó dos años producir, sino que también contó con la colaboración de 120 músicos, un listado (depurado) de 21 canciones, la exploración e innovación de nuevas armonías y sonidos, y tiene una duración total de 1 hora 45 minutos. Aplausos de pie, ¿cierto? “Songs In The Key Of Life” viéndolo desde una perspectiva actual, funciona perfecto como una especie de álbum recopilatorio de Greatest Hits y es considerado por la reconocida revista Rolling Stone como el 4 mejor álbum dentro de los 500 mejores álbumes de todos los tiempos. Fue incluido en el Grammy Hall of Fame en 2002; tres años más tarde, en la National Recording Registry (que es una lista de grabaciones sonoras catalogadas como cultural, histórica y estéticamente significativas) y se mantuvo 82 semanas consecutivas en las listas de Billboard. Mi amigo personal Elton John, (*inserte risitas aquí*) ha declarado en múltiples ocasiones que considera a “Songs In The Key Of Life” como el mejor álbum de la historia y que siempre carga (ya sea de manera física o digital) con una copia cuando viaja.
Así que vayamos al grano: ¿quién es Stevie Wonder? Un niño prodigio que realmente cumplió con su condena de genialidad (para bien, por supuesto). Su nombre real es Stevland Hardaway Morris y nace en Michigan por allá de 1950; sus padres fueron Lula Mae y Calvin Judkins quien, de acuerdo con la biografía de Lula, era alcohólico, violento y la obligaba a prostituirse. Cuando Stevie cumple 4 años, Lula se divorcia y se lleva a sus seis hijos a Detroit. A partir de los 7 años, Stevie comienza a tocar el piano, la harmónica, la batería y el bajo; también comienza a cantar en el coro de la iglesia y en algunas esquinas para ganar algo de dinero. Seguramente se estarán preguntando si en algún momento su ceguera fue impedimento para su desarrollo musical, pero también creo que saben cuál es la respuesta. Nació seis semanas prematuro lo que, junto con la atmósfera rica en oxígeno de la incubadora del hospital, derivó en una retinopatía prematura, una afección en la que no hay crecimiento de los ojos y provoca el desprendimiento de las retinas, por lo que quedó ciego siendo tan solo un bebé. He leído que existen muchas teorías en donde se le acusa de fingir su ceguera con tal de alcanzar el éxito profesional del cual goza y construirse una especie de personaje. Todo me parece una verdadera estupidez y falta de respeto.
A la edad de 11 años, le cantó una de sus canciones a Ronnie White del grupo “The Miracles” y quedó tan impresionado que lo mandó con Berry Gordy fundador de la legendaria casa discográfica Motown Records, quien lo contrató al instante y le propuso a Clarence Paul como su productor de cabecera, quien lo bautizó con el nombre artístico de “Little Stevie Wonder”. Clarence fue su mentor, productor y ocasional coescritor de canciones. En un año de trabajo, juntos lanzaron dos álbumes y algunos singles que fueron recibidos con muy poco éxito. Con 12 años, se unió a la “Motortown Revue” que hacía tours por todo Estados Unidos con los artistas de la disquera. Una presentación de 20 minutos de uno de esos shows en vivo en junio de 1962 fue grabada y lanzada en mayo del ‘63 en un álbum que se llamó “Recorded Live: The 12 Year Old Genius” que fue un éxito casi instantáneo y sirve como catapulta para la carrera de Stevie. Como dato curioso, Marvin Gaye toca la batería en dicha presentación. ¿SE IMAGINAN LO INCREÍBLEMENTE LEGENDARIO Y ESPECIAL QUE FUE ESO?
Durante el resto de los años 60s y mientras Stevie seguía siendo un adolescente, además de quitarse el “Little” de su nombre artístico, sacó más álbumes y singles como “Up-tight Everything’s Alright”, “I Was Made To Love Her”, “For Once In My Life” (que ingeniosamente incluyeron en la peli “Begin Again” y cuya escena entre Mark Ruffalo y Keira Knightley me fascina y encela al mismo tiempo) y la súper legendaria “Signed, Sealed, Delivered I’m Yours” que siempre relacionaré con otra de mis rom-coms favoritas, “You’ve Got Mail” al formar parte de su soundtrack (sí, a una niña de 9 añitos se le pueden quedar muy grabados ciertos datos inútiles). Todos esos singles, fueron Top 3 en Estados Unidos por semanas enteras. El muy marcado estilo musical de Stevie en esta época tenía toda la influencia de Motown y sus álbumes contenían además muchos covers, casi siempre producidos por alguien más. Algunas de las letras más queridas y populares entre el público (incluso a la fecha) fueron coescritas con su mamá, Lula.
A finales de los años 60s, Stevie ya era uno de los artistas estadounidenses más populares y mientras más maduraba, más quería y necesitaba independencia y libertad profesional. En 1970, a los 20 años, se casa con Syreeta Wright quien era secretaria en Motown Records y con quien formó una dupla creativa y profesional que daría muchos frutos interesantes a ambas partes. Motown tenía prácticamente el control absoluto de los álbumes de Stevie quien, a sus 21 años, buscaba insistentemente que su contrato fuera mucho menos rígido y le cediera más control en todo sentido, adquiriendo poder legal y creativo de todas sus canciones. Es así como el álbum “Where I’m Coming From” es su primer trabajo como productor y donde decide apartarse de su ya consagrado estilo musical. Algunos lo consideran el verdadero inicio de su periodo clásico. En 1972 decide sacar el álbum “Music Of My Mind” enteramente escrito y producido por él, a pesar de no tener un contrato tan concreto con Motown. Es aquí cuando empieza a experimentar con una amplia variedad de géneros musicales: soul, funk, jazz-rock, R&B, reggae, african, etc. Consigue una colección de sintetizadores que en conjunto se llaman “TONTO”, cuyas siglas significan The Original New Trimbal Orchestra; asesorado y manejado por Malcolm Cecil (experto sintetizador) y Robert Margouleff (bajista de jazz) quienes fueron nombrados ingenieros y productores asociados en tres producciones futuras de Stevie. TONTO fue y sigue siendo considerado como el sintetizador analógico polifónico multitímbrico más grande del mundo y su existencia le permitió al trío experimentar con nuevos sonidos.
En 1972, su álbum “Talking Book” contiene
éxitos como “You Are The Sunshine Of My Life” y por supuesto la
revolucionaria “Superstition”, originalmente escrita y prevista para
otro artista. El sonido de esta canción es totalmente nuevo, utilizando a TONTO
y muchas otras técnicas que, sin duda, innovaron la forma de hacer y escuchar
música ayudándolo a reproducir exactamente lo que él oye en su cabeza. La
batería de Stevie es quien, a pesar de toda esta implementación tecnológica,
sobresale de manera indescriptible. Posteriormente, en un estudio construido
especialmente para él, crea su álbum “Innervision” alcanzando una madurez
musical y de sus letras. Le sigue “Fulfillingness' First Finale” en 1974, siendo mucho más instrumental y hasta sobrio,
hablando de temas más profundos como la reencarnación. En ese año, Stevie sufre
un terrible accidente automovilístico que lo deja en coma por 4 días e incluso
inhibe su sentido del olfato por un tiempo. Pero, a pesar de lo difícil que fue
su recuperación, decide invertir todo su tiempo y esfuerzo en crear durante dos
años, su magnum opus “Songs In The Key Of Life” de quien ya les
hablé anteriormente.
En los años 90s y 2000s, no produce álbumes nuevos, sino que se dedica a dar giras, entrevistas, a continuar con su compromiso social, político y altruista, y a vivir enteramente de su legado (qué envidia). Su penúltima producción discográfica fue en 2005 pero, ha sacado singles son artistas modernos como Ariana Grande, Redfoo y Travis Scott. Trabaja en una nueva producción titulada “Through The Eyes Of Wonder” lanzando un par de singles en 2020, pero debido a problemas de salud, aún no se ha podido concretar el lanzamiento del álbum completo.
Gran cantante, excelente letrista, extraordinario
productor e instrumentista múltiple (en muchas ocasiones, le hizo de one man
band en sus grabaciones). Wonder es reconocido por sus aportes a la música
moderna y por ser una constante influencia en artistas del siglo XX y XXI que
van desde Michael Jackson, hasta Kanye West. Dudo que muchos de nosotros
estemos conscientes realmente de lo increíble de su legado, de lo poderosas que
son sus letras y, sobre todo, de lo innovador que fue y es su arte. Por eso las
y los invito a escucharlo y dejarse asombrar.
Fernando Medina "Ictus": en vivo y resistiendo desde Casa Yonki
Irvine Welsh: Drogas, violencia y otras cosas que nos cambian la vida
Es
sabido que Irvine Welsh, prácticamente contó parte de su vida en Trainspotting, especialmente a través de
quien probablemente sea su personaje más conocido, Mark Renton. La búsqueda de ‘Rents’ por una
auténtica plenitud existencial, no basada en satisfacciones hedonistas, ni en
la compulsiva recolección de posesiones materiales, es decir, de una suerte de
nirvana en medio de un mundo post-industrial, culmina en una negación del
contexto que enmarca todos sus problemas y un escape hacia otro con ideas más
progresistas y liberales.
Lo
mismo ocurrió con el autor de cuya obra versa este texto, ya que, en su segunda
década de vida, decidió abandonar su faceta de gamberro y concluyó sus
estudios. Un cambio radical como el que plasma en Renton, y años más tarde en
Begbie, a quien hace pasar de un ebrio delictivo, a un artista de altura tras
aprender a canalizar su ira en la creación de obras hechas a cuchilladas.
Esa
experiencia de trascender un estado herido del ego, sale bien en los casos de
Renton y de Begbie, en ellos es posible encontrar una emotiva historia de
amistad, perdón, y redención. Sin embargo, ese mismo proceso de transformación
y sanación, fracasa en el caso de Bruce Robertson, el protagonista de otra
aclamada novela de Welsh, Filth.
En el
frenético descenso a lo profundo de su inconsciente, representado como un parásito,
Bruce nos deja ver que detrás de sus desagradables hábitos y perversiones, se esconde
una historia de profundo dolor ineludible, sin importar el tipo de anestesia
que elija para sobrellevarlo. Un dolor al que pone fin con el suicidio.
Que
este personaje muera, podría equivaler a un intento de su autor por retirar la Escoria de su consciencia, para
encapsularla en un personaje que cumpliría una función de chivo expiatorio en
el momento de su destrucción; como negar y destruir una parte de sí en el mismo
tortuoso, no obstante, liberador acto artístico.
En
efecto, el dolor es una constante en los relatos literarios de este autor, porque
lo es también en los aspectos de la vida real en la cual se inspiran; Welsh, inyecta
en sus escritos, un fuerte influjo del nihilismo que inunda su visión del mundo,
y de los aprendizajes que ha extraído de experiencias de su vida personal.
Retrata
un mundo en estado terminal, cuyos habitantes luchan con el perpetuo estado de
cambio de una economía fluctuante, de sus emociones, y de sus relaciones. En
ese mundo de cambios, algunos son tan abruptos e inesperados que dejan heridas eternas,
y despojan de toda esperanza.
Lo
vemos en Trainspotting, donde se
frustra una vida que parecía apenas comenzar; es posible ver en ese pasaje, la
muerte simbólica de una época que nunca terminó de surgir; la denominada posmodernidad,
el hijo bastardo de un capitalismo fallido, que nació en la cuna de sus falsas
promesas, fue arrullado por su mano invisible, y perece en silencio en medio de
una generación anestesiada. Esos personajes, en un sentido, no los escribió
Welsh, los escribió el capitalismo tardío y su subsecuente tejido social en
estado de putrefacción.
Cameo de Irvine Welsh en la película 'Trainspotting' de Danny Boyle (1996) |
Toxicidad viril
En diferentes historias escritas por este autor, encontramos personajes femeninos desde los cuales, explora una perspectiva de la vida (pos)moderna que lleva el sello del feminismo postestructural. La historia de un romance truncado, como el de Alison con su jefe Alexander, en Skagboys, es en realidad un estudio de lo ultrajante que puede ser para una mujer llevar una relación supuestamente amorosa, cuando la misma sirve como caballo de Troya para una relación de poder.
Por
otro lado, Alison no termina de decidir entre el amor romántico y el amor
libre. Desea la monogamia formal que cree poder conseguir con Alexander, pero se
encuentra con un sinfín de dificultades internas y externas a su relación, que
la orillan a un histérico intento de suicidio cortando sus venas.
Lo
que Alison en realidad quiere, es el adictivo amor descarriado, y sin reglas,
si bien un tanto destructivo, que tiene con Sick boy. Respecto a este último
personaje, en Porno, Nikki
Fuller-Smith, nos comparte desde su perspectiva cómo pasa de idealizarlo como
un príncipe azul, a despreciarlo por su misoginia.
Nikki
tiene una evolución de las más interesantes en la obra de Welsh, pues
representa el paso de la mujer moderna, a la que se consideraría posmoderna.
Nikki es una portavoz de la deconstrucción que hace a la masculinidad, parte de
la teoría feminista, y toma por blanco a la desgastada faceta donjuanesca de
Simon.
Las
mujeres en la obra de Welsh, son tratadas por personajes masculinos con una potente
carga de misoginia. Esto no significa que su autor sea un misógino, por el
contrario, tiene la intención de denunciar la abyección del hombre machista de
la clase obrera, cuyas estereotípicas muestras de virilidad, resultan ser una forma
de violencia de género. Welsh balancea los comentarios machistas de personajes
que representan a un sector iletrado y anticuado de la sociedad, con
comentarios irónicos de mujeres que suelen ser estudiantes de nivel universitario.
Pone a la razón, por encima de la violencia, y al mismo tiempo, a la mujer ilustrada
por encima del hombre moderno.
Este
es otro punto que Irvine Welsh aborda tanto desde sus personajes femeninos,
como desde sus personajes masculinos. Con personajes mujer, articula discursos
que deconstruyen conductas machistas. Con personajes hombre, ejemplifica dichas
conductas. Encontramos, por ejemplo, violencia verbal, psicológica y
manipulación, en cada una de las relaciones amorosas que Sick boy tiene en las
diferentes novelas donde ha tenido apariciones. Solo Nikki termina por enunciar
auténticas diatribas en contra de su machismo.
Asimismo,
en Marabou Stork Nightmares, se
representa la violación en grupo a una mujer cuya venganza es buscar a sus
agresores para matarlos uno por uno. Al final corta el pene del último de
ellos, antes de apuñalarlo hasta quitarle la vida. Fue el más brutal de sus
violadores, Roy Strang, el protagonista de esta novela, y de quien sabemos que
también fue víctima de abuso sexual. Como en el caso de Bruce Robertson, Irvine
Welsh destapa la tortuosa historia que suele engendrar una conciencia llena de
violencia para otros y para sí.
Por
su parte, la vengativa víctima en esta historia, despoja del falo a los hombres
que la ultrajaron, representando así, a una mujer empoderándose por encima de
la arbitraria opresión del hombre misógino, que no escapa a la violencia
estructural de la sociedad en la que está inscrito.
Ahondando
en la violencia sexual presente en la obra de Welsh, la trama de Crime involucra una red de prostitución
infantil y explora la psique de un sujeto pedófilo en un interrogatorio cuyos
diálogos podrían ser parte de una película de terror, pero que muestran con
objetivismo el infierno en el que se forja una mente retorcida. La violencia
sexual y de género, que puede encontrarse en las historias de Welsh, es una
denuncia a la cultura falogocentrista, y a los estragos que tiene tanto para
mujeres, como para hombres.
Existen
fenómenos sociales que critican tanto el feminismo postestructural, como la
obra literaria de Irvine Welsh. Así pues, la violencia contra la mujer es un
tema del que este autor habla con su habitual contundencia, aunque no es precisamente
algo que caracterice sus escritos.
Algunos personajes de Irvine Welsh, se reivindican, mientras que otros nunca llegan a sanar sus heridas; no se trascienden, y viven intentando pasar a otros la estafeta de un dolor con un origen irrastreable. Renton se libera de su adicción a las drogas más destructivas cuando decide escapar del contexto que la originó. Begbie se libera de su violencia interna, motivada por su ira reprimida hacia su padre, y diversos personajes femeninos, se liberan del yugo del machismo en sus parejas motivadas por su razón e inteligencia.
Bruce
Robertson y Roy Strang, por el contrario, son personajes que representan
algunos de los excesos de la cultura machista. Ambos tienen pasados con abuso
físico y sexual, respectivamente, y ese caos que llevan de manera interna, se
materializa en el caos en el cual quedan convertidas sus vidas. En el mundo de
Irvine Welsh, la diferencia entre trascender o no un estado del ego, es el
autoconocimiento, al parecer.
Tanto
como Bruce, como Roy, solo antes de morir llegan a la conclusión de que
pudieron haber tomado decisiones diferentes para tratar de conseguir los
cambios que esperaban en sus respectivas vidas. Son a la vez víctimas y
victimarios de diversas formas de violencia estructural.
Ese
universo que conforma la literatura de Irvine Welsh, crudo, emotivo y por
momentos hilarante, está habitado por personajes dolorosamente humanos, cuyas
identidades resquebrajadas, son resultado de un contexto que no deja de
golpearlos desde diversos flancos, abarcando el económico, político, laboral, psicológico,
familiar, existencial, etcétera.
Como en una experiencia psicodélica de dimetiltriptamina (cuyo uso es habitual en Welsh, según lo que ha compartido en diversas entrevistas) leer una novela de Irvine Welsh, es encontrarse con cosas de la vida que pueden resultar oscuras, e incluso deprimentes, pero comprender esa oscuridad nos transforma, agregarla a nuestro concepto de la realidad nos hace un poco más desengañados. En ese sentido, madurar significa aprender a disfrutar de la vida, y a extraer de ella la mayor cantidad de felicidad posible, aunque sepamos bien que la mayoría del tiempo la vida es un dolor que aliviar.
Morir como mueres hoy
Por Francisco López
José Revueltas: una historia de encuentros y desencuentros
Crónicas a Contracorriente | Por Lino
Revueltas nos extasiaba; sin embargo, para ser sinceros, aclaremos algo que es evidente: en ese momento lo que más nos prendía de Revueltas era aquello que nosotros llamábamos su estética del encierro, su estética de lo oscuro, su pesimismo y sus personajes marginados, enajenados y siempre con un constante y muy latente enfrentamiento con la muerte.
Su vida de encierros en diferentes cárceles, su estoicismo para aceptar su responsabilidad por el movimiento estudiantil, su eterna rebeldía y su crítica implacable nos hacía reflexionar en torno a la relación entre su vida y obra.
Joaquín Sabina, el arte de escribir canciones
Por Sergio Martínez
Joaquín
Sabina (Úbeda, 1949) es un cantautor que, con sus canciones, ha escrito microcrónicas
de su tiempo, de su espacio, de sus vivencias, de sus lecturas, en resumen, del
mundo que le ha tocado vivir. Observador perspicaz de lo cotidiano ha extendido
su obra musical a los sonetos, décimas y rimas para regalarnos una lírica con
un sello personal inconfundible en nuestros días. Influenciado por su padre, por
la literatura del Siglo de Oro español, de los poetas de la generación del 27,
la generación de los niños de la guerra, la literatura latinoamericana, Dylan,
Cohen y Georges Brassens, entre otros, ha logrado construir un mundo donde
confluyen todos los géneros en los que ha vertido su pluma.
La
marginalidad urbana: Ciudadano cero, Medias negras; la noche: Viridiana, Negra noche; la historia: De purísima y oro; el amor: Y sin embargo, A la orilla de la chimenea; la observación: Calle melancolía, Caballo de cartón; América Latina: Por el bulevar de los sueños rotos, Con la frente marchita, Postal de La Habana; la vitalidad: Más de cien mentiras, Ahora que, Noches de
boda; la cotidianidad: Eclipse de mar;
la sensualidad: Y si amanece por fin;
la nostalgia: Cuando aprieta el frío;
la soledad: Así estoy yo sin ti, Que
se llama soledad; el fracaso: Nacidos
para perder; el amor juvenil: Una de
romanos; la pareja como motivo: Tratado de impaciencia nº 11, Besos de
Judas, Mentiras piadosas, Contigo,
Incompatibilidad de caracteres, Eva tomando el sol; el desamor: Como un explorador, Amor se llama el juego;
y la autobiografía: Cuando era más joven,
Tan joven y tan viejo, La canción más hermosa del mundo, A mis cuarenta y diez, Lágrimas de mármol, Lo niego todo; son algunas de las postales que nos regala Sabina en
sus canciones. La mirada, el léxico y los recursos estilísticos que propone para
llegar a los oídos o a la lectura del espectador, es lo que hace a la obra
sabinesca peculiar. Sabina poetiza la palabra y ve donde pocos saben mirar, lo
que le ha valido para que su obra sea transgeneracional, mérito que no han
logrado muchos de sus colegas contemporáneos.
Esa geografía construida durante 40 años, donde ha grabado más de 20 discos y publicado varios libros nos da cuenta de la obra sabinesca que hoy es estudiada ex nihilo en ensayos, tesis de grado académico, libros y documentales, donde se analiza la intertextualidad, la estética y se resalta la calidad literaria de las canciones que sostienen los estudiosos del tema: borda la poesía. Sabina, como ningún otro compositor, es una rara avis que ha logrado utilizar el español como vehículo para escribir canciones, para contar historias:
“La canción es el enlace entre la vida y la literatura” ha mencionado Sabina en algunas entrevistas, él mismo se asume como cantautor y no como poeta, en cambio reconoce: “[…], cojo el lenguaje de la calle para devolvértelo literariamente dignificado”.
Esa veta literaria-poética ya se vislumbraba en la lírica de Inventario. La retórica, sátira, la yuxtaposición de imágenes, el humor, la ironía, el oxímoron, la métrica, la irreverencia, la mordacidad y la enumeración son algunas de las características compositivas que hoy dan identidad a la obra de Joaquín Sabina, identidad que fue puliendo y consolidando con los años, hasta lograr un sello que podemos observar en dos de sus canciones de mayor éxito comercial: Y nos dieron las diez y 19 días y 500 noches. El éxito de sus canciones lo han vuelto un artista de masas, capaz de agotar las localidades en los foros que se presente de este y el otro lado del océano. Desde siempre los escuchas primigenios del natural de Úbeda han señalado la estética y el discurso de las rolas sabinescas, después el sagaz oyente descubrió la intertextualidad que sus canciones tienen con otros campos de arte, de un tiempo a la fecha algunos académicos se interesaron en determinar si la letra de sus canciones son poesía según el canon. Lo real es que Sabina, como ningún otro cantautor en español, ha logrado reivindicar su oficio y elevar la calidad de sus canciones por medio de un manejo exquisito del lenguaje. ¿Sus canciones son poesía? Sin duda lo son, concluyen los estudiosos del tema. Pruebe el lector leer, solo leer, alguna de sus canciones aquí mencionadas y lo comprobará. Desde hace años Sabina se había ganado un lugar en el imaginario de la cultura popular a base de sus versos, sonetos y canciones; Y nos dieron las diez es cantada por los mariachis en la Plaza Garibaldi, sin que estos sepan quién es el autor, aunque este último esté cantando con ellos in situ. Quien camine por las calles de Madrid encontrará a su paso esas descripciones de Pongamos que hablo de Madrid o Yo me bajo en Atocha, y con Dieguitos y Mafaldas o Con la frente marchita descubriremos instantáneas que captó la mirada de Joaquín que ahora son inmortalizadas en esas canciones. El gran mérito de Joaquín fue llevar la canción popular al canon de la poesía, no habría que escatimarle ningún reconocimiento.
Dylan abrió el camino, habría que enviarle a la academia sueca un paquete con la obra sabinesca completa para que escuche y lea en algún momento al genio de Úbeda, en congruencia deberán laurear al cantautor español.
“Sabina quiso escribir La canción más hermosa del mundo, no sé si lo logró, de lo que sí estoy seguro es que con sus canciones logró hacer un mundo más hermoso”. Anónimo.
¡Feliz
cumpleaños, querido Joaquín!