Victoria: El encuentro de una noche con el cine

Reseña cinematográfica de la producción alemana "Victoria" (Sebastian Schipper, 2015).

Por David Hernández |


Cuando decidimos entablar una conversación con un desconocido nos adentramos en terreno inexplorado, a cada momento vamos descubriendo cosas que nos sorprenden o desagradan, por un momento nuestros mundos se entrelazan creando una realidad única y compartida. Dependerá de la satisfacción o el desagrado el querer volver a pasar tiempo con esa persona, pero el momento del primer encuentro siempre será memorable.

El punto de partida es una fiesta de música electrónica fiel a la tradición berlinesa, en ese lugar lleno de gente, olores, sustancias y colores, somos testigos de cómo una cámara es introducida en el ambiente y comienza a seguir a una chica llamada Victoria. Nuestra protagonista sale de la fiesta y se aventura en una noche no contemplada, llena de nuevas experiencias y sensaciones intensas, siempre con la cámara siguiéndola, documentando todo lo acontecido, todo en un solo plano secuencia.

El gesto técnico de una sola toma no es un capricho del director, sino un recurso necesario para el objetivo de la película, no podemos permanecer indiferentes a la noche de Victoria, en cada paso que da, conocemos un poco más de ella y queremos seguir conociéndola hasta sus últimas consecuencias. Un interés voyerista nos domina por completo y nos impide pestañar durante los más de 120 minutos que dura la cinta.

La película nos recuerda inmediatamente a Banda aparte (Jean-LucGodard, 1964) casi son los mismos personajes en una situación similar, pero en un contexto completamente diferente, tal vez los motores que mueven a la juventud siempre serán los mismos pero los alrededores siempre estarán determinados por el tiempo que corre, los jóvenes se parecen siempre a sus tiempos.

Si la película de Godard fue vanguardista en su tiempo, ésta también lo es para el nuestro, y es que la tecnología ha logrado la fabricación de cámaras cada vez más pequeñas que abren una nueva posibilidad a jóvenes cineastas dispuestos a experimentar, a modificar las reglas del cine, a cambiar la edición vista como la yuxtaposición de planos, y a verla como una manera de corregir el color o el sonido, para lograr la gama de sensaciones que el espectador espera. No solo es el concepto de edición con el que se experimenta, también es la manera de dirigir a los actores, buscar y encontrar un lugar a la improvisación, encontrar una manera de ejecutar cada escena como una danza en perfecta sincronía, una forma personal de reinventar las reglas y jugar con ellas, Victoria es una manera excepcional de utilizar la tecnología.

Una gran película, que resulta tan vanguardista como en su tiempo lo fue la de Godard, una gran experiencia cinematográfica que nos ofrece toda una gama de sensaciones intensas y nos impiden parpadear un solo momento, una gran enseñanza para casi todas las películas hollywoodenses que pretenden emocionarnos y sólo logran aburrirnos, sin duda una de las mejores películas que me ha tocado ver en este año y que por fortuna sigue en la Cineteca Nacional



Victoria

(Alemania, 2015)

Dirige: Sebastian Schipper

Actúan: Laia Costa, Frederick Lau y Franz Rogowski

Guión: Sebastian Schipper, Olivia Neergaard-Holm y Eike Frederik Schulz 

Fotografía: Sturla Brandth Grøvlen

Duración: 138 min.
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