El destino es redondo: Sísife

Reseña de Sísife, pieza dancística inspirada en Beckett que explora el cuerpo, el peso simbólico y nuestras piedras emocionales en escena.

 


Por Pablo Rodríguez | Fotos: Eka Ríos


A inicios de los ochenta, el dramaturgo Samuel Beckett llevó a televisión cuatro seres que ejercitaron el vacío. Cuerpos que no podían rozarse y que, sin embargo, trastocaron todo. Como recuerdo y partida de esta obra de Beckett, Sísife es una puesta dancística que busca recorrer el espacio escenográfico e íntimo de sus espectadores. Esta pieza, encabezada por Selene Beltrán y David Flores Ortega dimensiona el movimiento de la ya conocida piedra de un Sísifo que nunca llega a la cima. Ahora, una Sísife nos muestra su danza, juego o condena alrededor de un destino redondo que es, al mismo tiempo, todas las formas y ninguna.

Selene y David, como en un poema de Wisława Szymborska, tocan una piedra ya no para saber una respuesta, sino para preguntar. En escena vemos dos cuerpos que se empujan, cargan, equilibran y se dejan caer. Cuerpos que se infligen a ellos mismos con la intención de saber dónde termina uno y empieza el otro. La interpretación, así, se abre: una danza que con sus juegos de luces y música muy al estilo de Takashi Kokubo, recorre la densidad de las cosas que, simbólicamente, cargamos: el amor, el deseo, el futuro, el tiempo, la frustración y todos los nombres, nuestras piedras y pasiones posibles.



Resaltan, entre las interacciones de les dos bailarines, el juego con la piedra: una que les dobla el diámetro y altura, hecha de retazos que, más que utilería, es sujeto vivo. Vemos tensos hilos que la rodean; brazos y piernas que sobresalen ante cualquier movimiento. Una redondez que no termina porque pertenecemos a ella, a sus (nuestros) fragmentos. Les bailarines se rodean y son rodeados por la piedra; giran y el aire les sostiene; dimensionan el peso y, con lentitud, saben nombrar las pieles que son, que fueron y que serán. Tal vez esa sea la metáfora que brilla entre las respiraciones de los cuerpos en movimiento: la única manera de habitar el cuerpo presente es volverse su propio peso, dimensionar qué tanto se piedran (sí, como verbo, no como sujeto) las demás pieles.

Y como quien mira la cuesta y no teme volver a empezar, Sísife se recorre a sí misma y su intención no es llegar a ningún lado. No hay inicio y fin, como en los trazos del Quad de Beckett: hay una con-tensión hacia el centro. La piedra que somos para nosotres mismes y para les demás es arrojada, pero también abrazada, fundida en silencio: un caracol que viaja hacia su centro. Un volver a empezar cada que agachamos la espalda y una carga nos espera.


“SÍSIFE / Las pieles que hemos sido” se presentó el viernes 28, sábado 29 de noviembre y los próximos viernes 5 y sábado 6 de diciembre en el Foro de Arte y Cultura como parte de la programación de Habita la Escena Jalisco 2025. Boletos disponibles en la boletera voyalteatro.

 

 

Pablo Rodríguez (Xalapa, Veracruz, 1997)

Poeta, gestor y editor. Licenciado en Lengua y Literatura Hispánicas por la UV. Becario del PECDA Veracruz, del Curso de Creación Literaria para Jóvenes de la f,l,m. y del Festival Cultural Interfaz, los tres en el área de poesía. Textos suyos han aparecido en medios digitales e impresos como Periódico de Poesía, La Revista de la Universidad, La Razón, Casa del Tiempo, Punto de Partida, Carruaje de Pájaros, Punto en Línea, Casapaís, entre otros. Ha participado en diferentes antologías dentro y fuera del país y ha encabezado proyectos de promoción del libro y de la lectura.

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