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In Rainbows: cómo narrar una ruptura con rock

Las reseñas innecesarias | Por Juan Jesús Jiménez 


Hablar de Radiohead es remitirnos directamente a “Creep”. Canción que puso en el mapa a la banda en 1992 junto a su disco Pablo Honey; desde entonces que con ocho discos, la historia de la banda se ha visto inmerso en distintas experimentaciones musicales que nos hacen dudar de nuestra perspectiva sobre el rock. Ritmos marcados por sintetizadores, líneas melódicas de un piano, percusiones agudas y distorsiones vocales son parte de lo que caracterizó a Radiohead como parte de la cultura popular de las últimas dos décadas.

Y aunque se puede argumentar que la banda no hace música rock, y que se evoca más a lo electrónico, dentro de su discografía podemos encontrar dos discos que por entero pueden ser considerados como rock alternativo, el primero siendo Pablo Honey de 1993, y el segundo -que además es mi favorito personal- In Rainbows de 2007.

Este último, lanzado por XL Recordings y TBD Records (en el continente americano), que desde la forma de su distribución resultó completamente novedoso y toda una bocanada de aire fresco para la industria musical. Pues, desde la página (hoy extinta) de Radiohead, adjunto a un mensaje de agradecimiento, el álbum estaba disponible para su descarga digital de forma gratuita y en caso de sus presentaciones físicas como el formato CD o vinil, el precio lo fijaba el comprador pagando el gasto de envío. Esta peculiar forma de distribución sería ocupada después por bandas como Smashing Pumpkins.

Con nominaciones en los premios Mercury y un Grammy a mejor álbum de música alternativa en 2009, In Rainbows se volvió toda una sensación con canciones como Jigsaw falling into place15 step y Nude debutando con esta última en el Billboard Hot 100. ¿Pero qué hace tan especial a este disco?

15 step, como la primera canción del disco, es un buen ejemplo de lo que podremos encontrar a lo largo de los 42 minutos en los que se extiende a nosotros, una historia extraña de lo cotidiano en un romance de viernes por la noche. Teniendo así una estructura de dos partes, la primera como una introducción frenética y la segunda como un desenlace paulatino.

Las canciones que forman el primer tanto, comparten entre ellas sonidos predominantes en las percusiones y el sonido natural de los instrumentos, pero mientras avanzamos, las distorsiones de sintetizadores van cambiando nuestro panorama musical, haciendo que el disco sea dinámico en su forma de avanzar en su propia narrativa. Este tipo de contraste podemos observar mejor al comparar Bodysnatchers con Jigsaw falling into place, donde aunque ambas parecen compartir un ritmo rápido, en la primera, su estructura musical es plana mientras que en la segunda, tanto la melodía como la tensión de instrumentos aumenta mientras nos acercamos al final de la canción.

O podemos ver Weird fishes en comparación a Reckoner, siendo que ambas llevan un ritmo lento pero en el caso de la segunda, podemos notar más percusiones y posiciones auditivas cuando usamos audífonos, haciendo de ambas canciones una experiencia distinta del cómo escuchar un disco de Radiohead, siempre tambaleando entre canciones que podemos bailar en silencio y las que nos hacen llorar al ver las letras. Pues como ya dije, el disco narra un poco de una historia sin orden cronológico sobre una ruptura, empezando por -mi favorita del álbum- Jigsaw falling into place, haciendo que hilar puntos sea una tarea placentera mientras vamos devorando el disco.

En general Radiohead es una de esas bandas que además de expandir sus propios horizontes, lo hace de una muy buena forma y nos entrega discos tan significativos como lo es In Rainbows, así que si quiere experimentar una forma diferente de escuchar un disco de rock, este es una buena opción.

La trágica farsa de un mundo bendito: Marilyn Manson, el tríptico maldito y su endemoniada crítica a EU

Por Jorge Augusto Pérez Peña


El 8 de octubre de 1996, surgió desde las entrañas del infierno personal de un Brian Warner enganchado a prácticamente todas las drogas existentes, el Antichrist Superstar, un álbum en el que plasmó el profundo abismo en el que estaba sumergida su vida.

Imprimió con soberbia, en cada una de las canciones de esta joya maldita, la ira que acumuló toda su vida contra la sociedad hipócritamente conservadora que lo rodeó desde que era un niño; criticó la gula y la avaricia del demagogo hambriento de poder, la pereza intelectual de quienes se dejan gobernar por falsos ídolos, y la necedad de llamarle amor a la lujuria; el resultado fue una obra maestra satánica del rock digna de envidia.

Quienes han deslizado su mirada en las infectas líneas de la autobiografía de ‘El reverendo’, titulada La larga huida del infierno, saben que hay un capítulo en el cual Marilyn, o Manson, relata haber sido nombrado por Anton Lavey, el fundador de la iglesia satánica, como su sucesor.

La prosa de la biblia negra, con poderosas metáforas que invocan a figuras arquetípicas de todos los inframundos de civilizaciones antiguas, y a los monstruos de profanos cuentos, se tradujo en cánticos blasfemos cuando pasó a la música del joven Brian; un himno de guerra contra el fascismo ultraconservador de norteamérica, entonado en las magníficas fauces de la bestia escarlata.

La biblia negra fue un compendio de interpretaciones que su autor elaboró en torno a la literatura de los maestros de la sospecha, y de algunos puntos de la psicología profunda de Freud, Jung y Lacan para tratar de enmarcar lo dicho por estos autores en el contexto de Estados Unidos en los años 60, cuando la guerra de Vietnam y la revolución hippie desenmascararon los puntos débiles de la supuesta democracia estadounidense. Una fórmula que farsantes como Alejandro Jodorowsky intentaron emular con viles paráfrasis rosas como la “Psicomagia”; un caramelo digerible para niños progres.

En la década de los años 1990, cuando Marilyn Manson tomó la batuta, o mejor dicho, el tridente del mensaje satánico, la post guerra fría, el boom del internet y la invención de los reality shows, eran solo algunos de los factores que configuraban el contexto social, político y mediático en el que estaba sumergida la sociedad estadounidense.

En esta misma década la Guerra del Golfo era algo que el poder de norteamérica no quería que se difundiera de forma negativa, porque eso traería la inconformidad de su sociedad, justo como ocurrió con el conflicto bélico vietnamita. La censura mediática era una herramienta para cuyo uso las élites de Estados Unidos se habían vuelto unos auténticos expertos, eran maestros en el arte de desaparecer mágicamente de los medios todo aquello que contradijera su postura política, y que llegara a criticar sus acciones demagógicas, muchas veces plagadas de una lisonjera intención de quedar bien ante el mundo, mientras al mismo tiempo despedazaban militarmente los recursos de Sudamérica y Oriente medio.

La censura de la que fue objeto la música de Marilyn Manson siempre llevó por delante la indignación del sector cristiano de la sociedad norteamericana, es decir, el 98% de su población en ese entonces; pero el mensaje de este personaje polifacético no es una simple negación del nombre de Dios. Parte del cristianismo radical imperante en esos días para desmenuzar con una sádica paciencia cada fibra de esa religión que se coló a otros aspectos de la vida como la política de ultraderecha, y la ideología difundida en los programas de televisión de ese tiempo (y que no han dejado de existir ni de transmitirse), casi siempre en pro de una vida conformista basada en comer, hablar de banalidades, coger con vecinos, amigos y compañeros de trabajo, y entretenerse con el culo puesto en el mismo puto lugar toda la vida; este músico despedaza la falta de laicidad en las escuelas porque fue algo que vivió en carne propia, y no se toca el corazón al hablar de las motivaciones de las intervenciones militares estadounidenses, falsamente en nombre de una supuesta misión divina.

Marilyn Manson a lo largo de su discografìa, critica sobre todo a la televisión, y más adelante a Hollywood, por la facilidad con la que se podía construir un metarrelato heróico en esos medios acerca de soldados anónimos que morían básicamente por nada; esos peones de un tablero en el que todo es blanco o negro, eran tratados como héroes en televisión para ocultar lo vacío en sus muertes, se les retrataba como mártires de una causa magnánima que, en realidad, probablemente no hubieran podido explicar. ¿Realmente es en nombre de Dios que por petróleo mueran millares de inocentes? Quizá sea incluso más blasfemo que cualquier canción de MM decir que una guerra por petróleo está condonada por Dios.

En el fondo de la oscura (anti)estética de Brian Warner, reposa un idealismo de lo más romántico, es casi contradictorio, pero se trata de un artista que desde su nombre juega con las dualidades contradictorias pero complementarias.

El Antichrist Superstar, nacido en 1996, fue solo el primero de tres peldaños que dirigen a un descenso que profundiza con arte infernal en la psicología social de norteamérica. El siguiente peldaño fue el álbum de 1998, Mechanical Animals, y finalmente llegó Holy Wood, en el año 2000. Respetando la estructura de la dramaturgia en la antigua Grecia, estas tres tragedias, fueron sintetizadas en una sátira de ópera rock: The Golden Age of Grotesque, lanzada el 2003. Un álbum que circunvala el mensaje del denominado por los fans “Tríptico”. Tres trabajos discográficos que estremecieron la moral de los cuellos rojos.

A lo largo de esta exposición ensayística en formato musical, Marilyn Manson hace una crítica a “La gente bonita”, autora de horrores en “El gran mundo blanco”, sumergido en la oscuridad de las tinieblas de la ignorancia y la estupidez. A la cabeza de esta infamia, “El presidente muerte”, que vive de los aplausos de estos “posthumanos”, más conectados a una puta pantalla que a sus propias mentes.

En este mundo que funciona con un puñado de autómatas, que viven como “animales mecánicos”, ni siquiera buscar el amor de otro ser humano nos puede salvar del infierno, porque ya no existe la humanidad como cualidad en nuestra especie. Salir de este mundo por la vía del suicidio parece menos indoloro que seguir siendo objeto de la constante humillación intrínseca a ser parte de esta farsa.

Claro que la música de Marilyn Manson sería censurada, es natural que prohíban sus conciertos en los países más católicos del mundo, y no es a Dios a quien ofende, recordemos la letra de Disposable teens (adolescentes desechables), “Nunca odié realmente a un Dios verdadero, sino al Dios de la gente que odio”.

Lo verdaderamente obsceno, la bestia, es el poder. El infierno está frente a nuestros ojos y los demonios son nuestros recuerdos traumáticos, enraizados en una educación estructural y patriarcal. El “Dios padre”, es una metáfora para el patriarcado, la deidad universal es el dólar y nuestro pecado original es la estulticia. Que Dios nos salve.

Pacomostro lanza el sencillo «Fuego en el Jardín»


A partir del primer minuto de este 11 de junio estará disponible en todas las plataformas digitales “Fuego en el Jardín”, primer sencillo de lo que será la tercera placa discográfica del músico poblano ‘Pacomostro’.

El material de lanzamiento fue grabado, mezclado y masterizado en su totalidad por la productora Casa Yonki y la composición de Paco Muñoz cuenta con la participación especial de Nono Tarado, uno de los rocanroleros más aguerridos de nuestro país. También colaboran Ury Morales en el saxofón y Carlos Iván Carrillo en la guitarra eléctrica, bajo y teclados.

Paco Muñoz, mejor conocido como ‘Pacomostro’ ya cuenta con una trayectoria importante en el undergroud del rock poblano. Tiene publicados hasta el momento dos álbumes de estudio y ha compartido escenario con importantes músicos, cantautores y exponentes del rock independiente a lo largo y ancho de la República Mexicana.

El single “Fuego en el Jardín” es un adelanto del nuevo material de estudio que ‘Pacomostro’ nos traerá en septiembre, y la canción de estreno viene acompañada con un video oficial realizado en conjunto por Revista Sputnik y Casa Yonki.

“Una canción que, como varias de este disco, son hijas del confinamiento. Una rola que describe el hastío que causa todo a tu alrededor y que algunos piensan se te pasará con buenos deseos”. Paco Muñoz

 

“El Recreo de los Gallos” será el nombre de la nueva producción discográfica que contará con participaciones especiales de cantautores mexicanos y está siendo producido por Carlos Iván Carrillo. En palabras de su autor, “este nuevo disco se deslindará un poco de la agresividad que caracteriza mi música y se remontará a la sutileza y melancolía de letras más profundas y personales, pero sin perder la calle y la mugre que me representan”. La nueva obra de ‘Pacomostro’ seguramente será un referente para muchas noches de borrachera y para la rola en Puebla.


.documento estrena «El Robot de Ayer»


.documento es un proyecto tecno-pop integrado por Leticia Toussaint (voz), Alejandro Mancilla (sintetizadores) y Jorge Sandoval (guitarra). El grupo se ha presentado en diversos eventos como Festival Marvin 9.5 al lado de Daniel Melero, Gustavo Santaolalla o María Daniela y su Sonido Lasser; Rising Moon (organizado por Indie Rocks!) y Festival Panorama.


Cuentan con un casete EP titulado “Dejo flores en tu puerta”, en el que colaboran artistas como los españoles de Nos Miran (Elefant Records) o Ford Proco, el mítico combo de electrónica con sede en Tijuana. Además, .documento participó recientemente con un remix a la artista Miki Deb y en “Ojo Rojo”, el disco tributo a Las Ánimas del Cuarto Oscuro, la banda mexicana de rock gótico de los años 80.


El Robot de Ayer


Este 15 de junio, el grupo estrena un nuevo tema y video. En “El Robot de Ayer” predominan más que nunca las guitarras y los sintetizadores, y el grupo apuesta por un sonido que rinde tributo al estilo de Fobia (del primer disco), The Cure, The XX y demás bandas pop con espíritu oscuro. La canción, fue producida justamente por Iñaki Vázquez, tecladista de Fobia—y también integrante de Gran Sur y Moderatto—, que aportó su particular toque a la canción y además, tocó algunos teclados y el bajo en el mismo track. En la canción se incluye un sampler de la película “Días de Otoño” (cinta mexicana de 1963).
La letra versa sobre la soledad, las caricaturas japonesas, la nostalgia y la sensación de no pertenecer a ningún lado.

“El Robot de Ayer” cuenta con un video dirigido por el cineasta mexicano Andrés Klimek. La canción se incluirá en el próximo disco del grupo titulado “La Soledad de la Chica Cometa”, el cual se publicará en el sello Molécula Records.

La canción está disponible en todas las plataformas a través de Casete Agricultura Digital, y cuenta con un remix del grupo Kozmik Café, una de las notables nuevas caras del synth-pop hecho en Lima, Perú.

Redes sociales .documento:

Black Marble: cosas inmateriales

Las reseñas innecesarias | Por Juan Jesús Jiménez 


No sé si lo ha notado, pero la música parece tener más volumen con el paso del tiempo, casi como un grito intencional de los discos que ruegan ser escuchados. Y después está Black Marble, con un disco que pareciera estar diseñado para perderse entre lo rápido de nuestro día, como un respiro a todo el estrés que nos aguarda al cerrar los ojos. It´s immaterial, es el segundo disco producido por Chris Stewart,  y lanzado por Ghostly International; es este respiro de todo, con tracks envueltos entre sonidos tan extraños como nostálgicos.

Lanzado en 2016, tomando inspiración del post-punk; Black Marble usa el reciente género del synth-pop como un medio para crear imágenes con la melodía de una guitarra, un bajo y una variedad amplia de efectos electrónicos que asignan profundidad a las letras, que si bien, parecen solo mantener un ritmo oral y no el de un significado, son una de las partes más disfrutables del disco.

A lo largo de los 11 tracks que lo componen, al traducir las letras podemos encontrar una historia extraña separada en dos partes, la amorosa y personal, que al igual que las melodías, parecen tener una regresión constante entre recuerdos difusos por la distorsión temporal y en algunos casos, la musicalidad en cada verso. Con ejemplos claros del trabajo sonoro como en Frisk y de la difuminación musical en Collene.

Para aquellos que estén relacionados con el género o incluso, sepan de algunos álbumes post-punk, encontrarán agradables el juego del bajo y el sintetizador alternando el papel activo en cada canción, resultando excelente para cerrar los ojos e intentar adivinar cada uno de los instrumentos de la grabación, sintiendo cada golpe de batería en el efecto estéreo, cada voz a la distancia y el bajo justo detrás de nosotros.

It’s immaterial, es una de esas joyas silenciosas que aparecen de vez en cuando entre las playlist derivadas del rock. Un álbum que desde que lo descubrí, me logró enganchar por la tranquilidad que puede transmitir entre cada canción, cada uno de los juegos entre la tristeza inducida por mirar el techo y pensar cosas que uno no debería tocar antes de dormir.

Es increíble que la música, y sobre todo un álbum, tenga ese poder sobre nosotros, y sin temor a equivocarme, diría que Black Marble es ejemplo de ello. De que mucho de lo que somos parte de las experiencias sensibles que podemos experimentar al escuchar un disco lleno de sintetizadores e instrumentos casi psicodélicos.

En general, creo que es una muy buena forma de entrarle a los nuevos géneros que se han desarrollado en los últimos años, y sobre todo, una experimentación con nosotros mismos para conversar en el silencio, mirando el techo solos o junto con alguien, esperando que la música redescubra las partes que ignoramos entre el ruido constante de la vida postmoderna.

John Frusciante: de un paso a la muerte a otro al amor

Por Jorge Augusto Pérez Peña


John Frusciante estuvo internado en una clínica de rehabilitación desde noviembre de 1997 hasta abril de 1998, fecha en la que Flea, lo invitó a volver a los Red Hot Chili Peppers, luego del fracaso del One Hot Minute.

El posterior éxito del Californication, lanzado en 1999, es un tema al que difícilmente se podría aportar algo nuevo, sin embargo, durante las grabaciones del mismo, llevadas a cabo en las casas de los miembros de la banda, el guitarrista compuso un álbum profundamente personal en el que vertió sus experiencias anímicas, y las alucinaciones de las cuales fue objeto durante su proceso de desintoxicación; el trabajo discográfico del que versa este texto fue publicado el 13 de febrero de 2001, y su autor lo tituló To Record Only Water for Ten Days, porque es una oración que se puede interpretar como "grabar agua durante diez días", o "para grabar, agua durante diez días".

Esta segunda traducción es más coherente con las corrientes filosóficas que, en entrevistas para la radio estadounidense, ha compartido lo han influenciado, como la de Jiddu Krishnamurti, un filósofo proveniente de la India, que nunca escribió un libro, pero del cual, sus estudiantes transcribieron conferencias, y las convirtieron en su obra literaria.

Krishnamurti, argumentaba, entre otras cosas, que prácticas ascetas, como el ayuno, la abstinencia onanista, e ingerir solo agua durante varios días, llevan a un estado elevado de consciencia.

Por otro lado, el sonido del agua corriendo en el río, es uno de los elementos sonoros que la filosofía del zen poetiza para lo que llama "disolver el ego", por lo que desde el título, este álbum habla de la búsqueda de una trascendencia espiritual, y corpórea, es decir, la conexión del que creemos ser, con la esencia más pura de nuestro ser, sin sus abolladuras, cuarteaduras, ni fisuras, en suma, ese que hubiéramos sido de no haber estado tanto tiempo en ese campo de batalla que llamamos hogar, libre de influencias identificatorias y ambientales.

La purificación espiritual es un tema que inspiró a John Frusciante para abordar aquellas cosas de la vida a las cuales le pareció vale la pena aferrarse, especialmente en un momento en el que la melancolía y la depresión parecen invencibles.

Estando cerca de perder la vida por su adicción, se aferró al amor que había perdido por sí mismo y produjo un álbum con una estética sonora lo-fi, que exploró por primera vez, al menos para el artista en cuestión, la combinación de sonidos del synth-pop, synth-wave y blues. Innovador para quien sea, en pleno 2001, año del lanzamiento de esta considerada joya en su discografía, según lo comentado por sus fans en diversas discusiones de Reddit.

Entre las letras donde se hacen más explícitas las influencias de las corrientes filosóficas anteriormente mencionadas, está la de "Going inside", traducible como "yendo hacia dentro", en la cual habla de buscar quién eres mediante la práctica de la meditación, y contemplar la vida sin el velo de las expectativas; algo evidentemente sacado del zen.

En "With no one's" habla de disolver lo que él llama "oscuridad interna", y así limpiar el alma por medio de los pensamientos; de nuevo, una letra influenciada por filosofías de oriente y medio oriente.

Como ejemplo final, mencionaré "Someone's", una canción que va del amor, una de las cosas que más elevan nuestro instinto de vida, y que nos hacen superar la etapa narcisista del ego.

"Someone's", que es la segunda pista de este álbum, trata de una canción en la que John Frusciante describe la sensación divergente de sentir un amor profundo por una persona, pero al mismo tiempo la certeza de que ese amor es tan hermoso como frágil, tanto que cualquier mal movimiento lo puede disolver, sin embargo, eso significa que todo el amor del mundo, eterno, por naturaleza, es este mismo instante singular e irrepetible.

Un tesoro de oro, salitre y carbón desde la psique de Nacho Vegas

Por Chrys Sainos


Descubrí a Nacho Vegas por “El hombre que casi conoció a Michi Panero” maravilloso tema incluido en el álbum Desaparezca aquí de 2005. No me pregunten porqué, pero cuando me di cuenta, me encontraba buscando su música como quien recopila textos para una tesis doctoral. Las palabras del autor español Juanjo Ordás, escritor especializado en rock resumen mi punto a la perfección:


“Por esa época estaba ávido de dar con nuevos valores que se expresaran en castellano, en realidad sigo en ello… Lo que más me  impresionó… es que se trataba de un rockero heterodoxo de la misma forma que podía ser Nick Cave… Nacho Vegas era un oscuro y profundo pozo que te abría su agujero y te invitaba a saltar dentro sin haber tirado una moneda previamente para saber de su profundidad (o si tal vez concediera deseos). En la caída Vegas te abraza con solemnidad y calor, no os quepa duda.”

Fruto de esa breve, pero sustanciosa búsqueda intensiva, me fui encontrando con rarezas, colaboraciones y pequeñas joyas diseminadas por un sin fin de medios, conciertos y presentaciones. Conocí al Vegas activista, (lo político se siente en muchas de sus letras) que complementan al sarcástico demonio de Asturias que con brutal poesía retrata “la negrura de la vida” en sus propias palabras.


El Oro, Salitre y Carbón es un disco recopilatorio que en 2020 llegó como una muy necesaria doble antología con canciones que fueron presentadas fuera de los álbumes oficiales, con algunas inéditas. Versiones, que reflejan la evolución del cantautor y  que resumen sus últimos diez años de trayectoria así como el contexto social de España y el mundo en los últimos años.

 

En estas veintiséis pistas se recopila la negrura vital del artista. Es un viaje poético que aborda magistralmente el periodo más abiertamente comprometido y político de Nacho Vegas, empezando por “Cómo hacer crac” pasando por temas tan emblemáticos como “La última atrocidad”. Además nos regala joyas inéditas, temas en directo y rarezas varias como “A les rexes de la cárcel”, los versos que escribió en un papel y lanzó al exterior de la penitenciaria un preso anónimo, tras la Revolución de Asturias en octubre de 1934 y que Vegas dibuja magistralmente rindiendo homenaje a las personas que han sido perseguidas por su activismo político. Cuatro canciones más completan la tanda de inéditas del disco, seis en total. Imperdibles el cover de Violeta Parra “Arriba quemando el sol” así como  “Fabulación”, pieza ácida que habla sobre la vida y sus mentiras; piezas que fueron fraguadas con los que fueran sus músicos habituales (hoy emancipados) y nos regalan un sonido que se agradece bastante en la pieza instrumental que abre y da título a la obra, "Oro, salitre y carbón", la cual nos recuerda esas aperturas épicas de bandas sonoras que explotan de belleza crepuscular y gusto western, muy en el estilo folk-rock con el que a menudo coquetea Vegas; por otro lado y no por eso menos importante tenemos la que se convertiría en mi obsesión reciente, por su delicadeza y belleza brutal: “Lyrica”, es una corrosiva y agridulce poesía contemporánea que nos sugiere “Deja que entre la Lyrica, hasta donde no llego yo, deja que entre el Clonazepam, el neurotransmisor GABA te lo agradecerá”, citando a Nietzsche nos recuerda que “Dios ha muerto” y luego sentencia implacable: “Si en tu vida hay una pastilla que te da la paz, el principio activo será siempre la soledad” para rematar “disculpa este extraño humor, es mi mente” navegando con arte y maestría por los abismos perturbadores de la psique humana.


Nacho Vegas: filólogo, lingüista y enfermo. Sus letras empapadas de dulce veneno, amores violentos y perdidos, sin que te des cuenta, se van quedando pegadas como salitre en el subconsciente, arden en los huesos y calan en el alma; lo que hace de este disco una verdadera obra de arte cínica, sarcástica, que desborda belleza auditiva y como buena dosis de fluoxetina o jalón de sativa nos ayuda de forma amable a sobrellevar la decadente realidad con cada una de las joyas que conforman este increíble cofre del tesoro hecho de oro, salitre y carbón.

Volumen 1, Caifanes: los espacios entre el abismo y un bilongo

Las reseñas innecesarias | Por Juan Jesús Jiménez 


Al tiempo que escribo la presente reseña, hay una cumbia que remueve mis letras en el teclado, a ritmo pausado y con un cencerro del lado izquierdo; aunque usar el término “cumbia” solo ocupa la mitad de una canción. Dejémoslo en que, en esta reseña hay influencias de un bilongo -mal de ojo- que se extiende hasta usted como una opinión de álbum de rock lanzado en 1988 por RCA Ariola y RCA Victor.

Calificado como el álbum número 69 de los 250 mejores en la historia del rock en español por la revista Alborde, Volumen 1, Caifanes o también llamado El disco negro, es un vaivén entre las experimentaciones de un disco de rock-punk junto a una cantidad enorme de ritmos que no esperaríamos que estuvieran incluidos en un álbum así.

Canciones icónicas como Perdí mi ojo de venado, La negra Tomasa, Viento Mátenme porque me muero, son ejemplo de estas experimentaciones musicales que se encarnan entre sonidos desconocidos y dilataciones subterráneas de temáticas inconexas.

Interpretado por el cuarteto original de Saúl Hernández, Alfonso André, Diego Herrera y Sabo Romo, el Volumen 1 es uno de los álbumes más icónicos para las generaciones de los 90’s y que trazó el camino de Caifanes por la historia de la música en español.

En principio, como una recopilación de canciones que la banda ya tenía un tiempo tocando de forma independiente, durante este periodo donde el rock se daba entre toquines clandestinos y reuniones que cualquier adulto de ese entonces hubiera dicho: ¡Esos son lugares de mala muerte!


Influenciados por el post-punk que para ese entonces la cultura británica había popularizado con bandas como Joy Division o The Cure; Caifanes -tanto en apariencia como en musicalidad- fue una ruptura con las concepciones más convencionales de una banda de rock, algo más cercano a un concepto que a una personalidad. Es por eso, que entre las canciones de su primer álbum podemos notar esa disonancia a lo que podría ser un disco de El Tri; tanto la cadencia en los bajos, la combinación de percusiones además de los sonidos de batería, el seguimiento melódico de las guitarras e incluso que la voz de Saúl no sea la mejor entonada, brinda una mezcla única que a nuestros oídos parecen un viaje entre sombras y cumbias.

Cuéntame tu vida, el cuarto track del disco, podría ser otro ejemplo de lo que lo hace tan especial, que sin necesidad de ser conceptual, aborda temáticas que para la música podrían ser ajenas. En el seguimiento de una persona que nos habla desde su desesperación, aspecto que desde la literatura podría parecerse a una narración de Cortázar, podemos ser incluidos en la música y no solo como un ente que escucha las canciones, sino uno que participa de forma activa en él al darle un sentido a las letras.

Ahora, si bien escuchamos el álbum solo en su calidad musical, sin buscar significados profundos y dar una revisión a su composición, muchas de las canciones pueden cumplir con esas expectativas, de sonar bien por sí solas. Gritar por dentro en un camión mientras cantamos “¡PERDÍ MI OJO DE VENADO! es uno de esos pequeños placeres que la música como cualquier forma de arte, puede traernos en el día, en este caso, en medio del ritmo rock y combinaciones de sonidos sintéticos que le dan al disco el aura tan oscura y atrayente que lo caracteriza, justamente, como una maldición de escuchar el álbum muchas veces sin que pierda esa sensación, maldición que se renueva con un cierre magistral con Nada, una pieza que parece combinar todos los aspectos mencionados en esta reseña.

En definitiva, un disco bastante completo y que en lo personal considero el segundo mejor de la banda. Recomendado para cantar a todo pulmón, para mirar el techo después de un día largo, pero sobre todo, para bailar con una escoba al gritar “ESTOY TAN ENAMORADO DE MI NEGRA PRECIOSA”.

Todas partes al final del tiempo: un viaje musical sin retorno

Las reseñas innecesarias | Por Juan Jesús Jiménez 


¿Qué tienen en común un álbum tremendamente largo y la demencia? The Caretaker, productor y músico, es uno de los muchos nombres que James Leyland Kirby ha asumido para sus experimentaciones y que, en su álbum Everywhere at the end of time, crea una atmósfera viva que nos absorbe con cada track y regresión acústica que podemos identificar.

Desde ahora le digo que uno debe estar dispuesto a pasar seis horas para disfrutar el álbum completo, pero, creo que podría darle una vista por partes ya que hay una subdivisión entre cada track para agruparlos en fases -algo que trataré en unos instantes. Y no es algo que parezca atractivo cuando empezamos, gran parte del disco es la repetición de varias canciones con distintos tonos y formas de jugar con ellos, así que, si no tiene paciencia o no conoce el contexto en el que el álbum se cuenta a sí, definitivamente no le gustará.

El ritmo es lento, bastante relajante y podría escucharlo incluso, al trabajar en su computadora -como yo, justo ahora. La razón es que se presta a ello y tal vez recomendaría que se escuchará de esa forma, con audífonos y haciendo alguna otra actividad donde podamos enfocarnos y dejar que corran las canciones. Pero a ver, ¿qué clase de álbum es este?, ¿qué clase de álbum demanda tanto tiempo?

Siendo sinceros, no podría clasificarlo en una categoría pero podría nombrarlo como un género experimental, en la forma en que canciones de la década de los treintas, pueden cambiar completamente con un par de efectos. Ahora, el trasfondo y la temática refiere a los padecimientos mentales que alteran la memoria y los traslada a un efecto musical que nos hace darle vueltas a la misma canción una y otra vez pero cada vez más distorsionada.

Sé que seis horas parecen ridículas para lo que comento, y es una fortuna que esté diseñado en varias partes que podemos digerir en distintos momentos del día. De forma que es casi como si se comentaran seis álbumes conceptuales, convirtiendo de poco a poco al público, en otra parte de la memoria que se distorsiona con cada minuto.

En la primera fase, aunque con un poco de estática de por medio, podemos escuchar versiones acústicas de canciones como “Heartaches”, “Say it isn't so” y “Alabamy bound” en bucles que varian muy poco realmente, por lo que recomendaría solo escuchar los primeros tres tracks y el último para resumir esta fase.

Dentro de la segunda, podremos notar más variaciones cruzando por nuestros audífonos y el deterioro se hará más evidente, de la misma forma, solo basta con escuchar los primeros tres y el último para que no sea tan largo el álbum.

La tercera y cuarta parte podrían ser una sola, pues tienen aspectos muy similares al retratar un recuerdo, pero se debe escuchar con mucha atención para darse cuenta de los mínimos detalles, cuando a mitad de una canción cambia a otra completamente diferente y parece casi como un dejá vú. Aquí no hay un orden a seguir y podría ser completamente aleatorio cómo quiera seguir con unas dos o cuatro canciones de ambas fases.

Partiendo de la quinta y sexta parte, llegamos a un punto de no retorno, con momentos lúcidos sí, pero con un sonido completamente manchado y opaco, es muy difícil poder identificar una voz o el origen de los sonidos que se internan en la estática y podría decir que, de forma muy inquietante, se asemejan a una banda sonora de suspenso, donde, de poco, el sonido se disipa hasta dejarnos sin nada qué recordar.

Descender a todas estas partes del álbum, leyendo además las descripciones que da el autor, es una experiencia completa en sensaciones y una que recomendaría ampliamente como una introducción a los álbumes conceptuales.  Everywhere at the end of time podría ser la banda sonora al miedo de ser olvidados, de terminar como el último track, en medio de la lucidez y ruidos incomprensibles de una marcha fúnebre, y si un álbum puede lograr ese efecto, entonces vale la pena darle una oportunidad.

Pablo Delo lanza “Volvamos a la vida”


El cantautor poblano Pablo Delo vuelve a “Casa Yonki” para la producción de su segundo material discográfico “Volvamos a la vida”. A finales del 2020 se publicó en las plataformas digitales el disco “Fantasmas” teniendo una respuesta favorable en Puebla y otros estados del país.

“Volvamos a la vida” es el primer sencillo del disco, en el que los textos son el producto de días de encierro, de negarse al fastidio que puede ocasionar largas jornadas de convivencia; de aguardar un momento más para volver al rumbo y lugares que frecuentamos cuando debamos hacerlo.

El álbum será publicado en el primer semestre del 2021 en todas las plataformas digitales.

“Dejamos que el tiempo sea tan fugaz y relativo, perdiendo su valor: a mayor sufrimiento menor placer de lo más simple. Hoy nos encontraremos absortos en la ciudad, ante el caos que habita en nosotros, y no haremos más que sonreír y cuidarnos; los momentos y las personas nos recuerdan que vivir es algo más que un transitar incierto”.

            (Joos Mort)

 


Porfiado: baladas rock sobre las contrariedades de crecer

Las reseñas innecesarias | Por Juan Jesús Jiménez 

Como adolescentes lo sabemos: muchas de las cosas que vemos, no nos agradan. Situaciones como la indecisión, el miedo a crecer, el odio y la soledad son cosas que son inherentes al crecimiento humano, resulta curioso que exista un álbum que aborde estos temas de forma tan ligera y los lleve a un punto por demás gracioso y reflexivo al mismo tiempo.

Porfiado, el decimotercer álbum de la banda uruguaya del Cuarteto de Nos, se vuelve en cada pista, una balada rock sobre las contrariedades de crecer. Lanzado en Abril de 2012, ganador a mejor álbum Pop/Rock y mejor canción rock de los Grammy Latinos en ese mismo año, ha sido uno de los mejores trabajos de la banda dirigida por Roberto Musso.

Posterior a discos como Raro, Bipolar y Cortamambo, el Cuarteto de Nos logró retomar los mejores puntos de su trabajo para traernos -el que para mí es- el mejor álbum de la banda. De mano de la sátira a situaciones comunes o humor parecido al de la canción de Mamá, el bajista me está pegando, bailando siempre entre el pop y el rock alternativo, es posible que Porfiado prolongue aún más el legado de la banda en la historia del rock latino.

Desde canciones como Buen día Benito y Lo malo de ser bueno, podemos encontrar la tónica de las letras y el ritmo tan dinámico que caracteriza el disco; siempre con cierto humor y teatralidad que dan un estilo único a las expresiones que impulsan el hilo principal, ser un necio que se resiste a crecer.

Si no supiéramos que Roberto -quien compuso gran parte de las canciones- tiene 59 años, sería fácil creer que las letras salieron de una pluma adolescente.

Ahora, fuera de lo reflexivo que puede resultar, hay canciones que sirven de cierta forma como un alivio cómico, caso de El balcón de Paul, que con sus bromas y referencias constantes, dan la sensación de realmente estar en una fiesta tremenda que se desparrama en la propia canción y en la melodía de la guitarra como los gritos de la gente. No te invité a mi cumpleaños, podría ser otro ejemplo, con una letra que cualquiera podría dedicar a su ex y con un sentido de catarsis como forma de vivir. Y aunque estas dos canciones son las más evidentes en su intención, todas las canciones siempre llevan ese doble filo para identificarse e identificar a otros en las canciones.

Pero no es solo la forma en que se adoptan estos temas lo que hace tan atractivo el disco, sino la experimentación de la combinación del rock con otros géneros que parecerían muy lejanos como la cumbia. El final de Vida ingrata y la canción de Enamorado tuyo parecerían una broma para un fanático de Iron Maiden, pues, aunque podemos escuchar las guitarras y las baterías como base de la canción, son los cencerros y los güiros quienes llevan el ritmo propio de un sonidero.

El resultado tan bizarro y atrayente que resulta, hace que Porfiado sea un álbum que se puede escuchar mirando el techo, causando destrozos en nuestra habitación o bailando con nuestros amigos en el pasillo de la escuela. El hecho de ser tan abierto y reconocible para el público, hace que ponerle atención a la lírica sea un acto inconsciente que al término de cada canción, nos haga ser más cercanos a la siguiente hasta acabar el disco.

Ciudad soledad: ucronía musical y un coctel de steampunk sonoro

Por Sergio Martínez


Iván García y Los Yonkis lanzan su quinto disco de estudio llamado Ciudad Soledad. Trabajo que contiene 13 tracks conformados por letras de Iván García y música de Los Yonkis. Esta nueva placa musical producida por Iván Carrillo y grabada en Casa Yonki, condensa referencias estilísticas a Bob Dylan, Johnny Cash, Tom Petty, Neil Young, Bruce Springsteen, y Quique González, rolas repletas de referencias contemporáneas y musicales que nos invitan a desentrañar el ruido de fondo para encontrar una propuesta musical desde provincia.

1.- Ciudad Soledad: carta de presentación del disco. Puede ser Puebla, Analco, Cholula, un bar, o la sala de tu casa, se trata de estar acompañado y compartir con un Jack en la mano, graznar o bailar dancing in the dark.

2.- Tiempo: enumeración de lo observado, de lo gozado y sufrido a través del tiempo, a veces este se detiene eternizar lo vivido.

3.- La loca: los separa el día, son diferentes, a veces contrarios, pero complementarios.

4.- Sarcófago: pareciera que todo sucede en Londres, Puebla o Ciudad Soledad, nunca lo sabremos; la ciudad desaparece cuando la iluminan los primeros rayos del sol, mientras los protagonistas ya descansan en su sarcófago.

5.- Cenicero: cambiar de carril, no de destino; entregarse a lo querido sin miedo a perder la esencia.

6.- Whisky y anfetas: un coctel de pertenencias, de lugares y relaciones, las pastillas y el alcohol es lo de menos.

7.- Desayuno en el bar: recuerdos en cascada, cada cosa, cada elemento es un recuerdo preciso, el olvido no llega de ninguna manera.

8.- Gárgolas: una tristeza como el mar. El testigo que observa, se queda con la arena, duda que exista el mar.

9.- En casa: monotonía casera, monomanía personal.

10.- Carta: mensajes a los que ya no están, misiva que va a ningún lugar esperando que llegue a las manos adecuadas, esperando tener una respuesta.

11.- Vendrá la muerte: ¿importa la forma de morir? Todos nos vamos a enfrentar a ese momento, si es con alguien parece ser mejor que de manera individual.

12.- Gato: ser un caprichoso felino, merodear, ir de un lugar a otro, regresar a casa a tomar un mezcal.

13.- Estepicursor: ir a favor del viento a cualquier parte, deslizarse a ras del suelo. Probar el mineral, olfatear al animal… al humano animal.


Con este disco esta banda poblana nos regala en sus canciones una ucronía musical y un coctel de steampunk sonoro que pretende hacernos llevadero un año de mierda. Quizá estas rolas nos ayuden a transitar por una pandemia que nos ha arrebatado a familiares y amigos y parece no tener fin. El disco ya puede ser adquirido en las redes sociales de la banda.

“En casa” Iván García y Los Yonkis lanzan “Ciudad Soledad”

De la mano de un segundo sencillo, Iván García y Los Yonkis lanzan al mercado su nueva producción discográfica: Ciudad Soledad. Tras la publicación de “Cenicero” a inicios de noviembre, la agrupación estrena el single “En casa”, tema referente al confinamiento y la situación de emergencia que hemos vivido durante este año. 

“De haberse publicado esta canción en otra época tendría un significado completamente diferente. El enclaustramiento al que fuimos confinados derivó en muchas cosas tanto positivas como otras de origen más oscuro, como la ansiedad o la depresión”.

Este 1 de diciembre se estrena “En casa” en las principales plataformas musicales, dedicada a todos aquellos que permanecieron en cuarentena lejos de los seres amados. Cabe resaltar que a partir de esta fecha también se podrá adquirir la versión digital del disco “Ciudad Soledad” a través de las redes sociales de la banda. El material en formato físico estará disponible a partir del 7 de diciembre con envío a toda la República Mexicana. 

“Habemos personas que no percibimos la realidad en medio de cuatro muros. Necesitamos salir a la calle y recorrer las callejas más antiguas de la ciudad… Esta canción se gestó en casa y esperamos suene en la suya”.

“Ciudad Soledad” es el resultado del trabajo de los difíciles meses de contingencia y representa el quinto álbum de estudio de Iván García y Los Yonkis. Fue grabado, mezclado y masterizado en Casa Yonki y producido por Carlos Iván Carrillo. El arte del disco corrió a cargo de Israel Díaz “Chk Dsg”. 

Momentáneamente no hay una fecha definida para la publicación del disco completo en las plataformas digitales.

Iván García y Los Yonkis lanzan la canción «Cenicero»


La agrupación poblana de rock “Iván García y Los Yonkis” ha dado a conocer el lanzamiento de “Cenicero”, sencillo que representa el primer adelanto de su nuevo material discográfico titulado “Ciudad Soledad”. La canción estará disponible a través de todas las plataformas digitales y redes sociales de la banda a partir de este 6 de noviembre.

“Cenicero” también se encontrará en YouTube con un videoclip rodado en el Teatro Cholula Ciudad Sagrada de San Pedro Cholula. El sencillo en su formato audiovisual estuvo dirigido por Manuel Duarte de Overclocked Productions.

Por su parte, “Ciudad Soledad” se encumbra como el quinto álbum de estudio de la banda conformada actualmente por Iván García, Carlos Iván Carrillo, Jhu Camero y Alberto Ambriz; y es el trabajo de los difíciles meses de contingencia que todos hemos lidiado durante el año, pero que para la comunidad musical y artística de nuestro país ha representado un duro golpe no sólo en el ámbito social y productivo sino también en su modus vivendi.

Por lo anterior y con la finalidad de hacer frente a la difícil situación, el nuevo disco de “Iván García y Los Yonkis” se lanzará oficialmente el 1 de diciembre de 2020, únicamente en su formato físico, mismo que se podrá adquirir a través de las redes oficiales de la banda con envío a cualquier parte del territorio nacional.

“El álbum musicalmente será un homenaje a nuestros héroes del rock como Bob Dylan, Neil Young, Quique González y Tom Petty, entre otros. Letrística y conceptualmente va con dedicatoria a todos aquellos que se llevó la pandemia, a los que se quedan y a nuestra ciudad que se desoló durante semanas enteras”

Conformado por 13 composiciones de Iván García, “Ciudad Soledad” fue grabado, mezclado y masterizado en Casa Yonki y producido por el propio Carlos Iván Carrillo. El arte del disco corrió a cargo de Israel Díaz “Chk Dsg”; Santa María Récords colaboró en la producción ejecutiva de la nueva placa musical. 

De momento no hay una fecha definida para la publicación del material en las plataformas digitales.

Zapandú, el álbum irreverente de Valgur

Por Erick Araujo


Valgur es una agrupación de tres talentosos jóvenes conformada por: Elizabeth Valdivieso, Hugo Valdivieso Julio Sánchez. Son originarios de la ciudad de Juchitán de Zaragoza en Oaxaca y ésta misma fue la musa en la creación de su más reciente placa discográfica Zapandú.

Su primer material discográfico titulado Trébol los llevó a participar y llevar su propuesta musical a lo largo del país, en diversos foros culturales de la talla del Lunario del Auditorio Nacional, El Imperial, Foro del Tejedor, Foro Moby Dick y Festival Barnasants, éstos dos últimos en España.

La propuesta musical interpretada por estos jóvenes se basa en la inclusión de elementos de la cultura zapoteca –asentados en Oaxaca, Guerrero, Puebla y México- a sonidos pop ochenteros y noventeros con synths característicos de la época.

El álbum Zapandú desprende nueve canciones donde podemos encontrar los sencillos: Rogelia, Vampiro, Zapandú y El Pozo. Esta última versa en torno a la lamentable situación de feminicidios y desapariciones que vive México, un hecho que inspiró a la agrupación para apoyar a todas aquellas voces que han sido silenciadas u ocultadas en el país, irónicamente la misma canción fue retirada de su setlist en la presentación de su álbum en un programa de televisión nacional.

“Todos callan, ¡qué mal! No aparezco en los diarios. Todos callan, ¡qué mal! No aparezco en la radio.”

En el aspecto sonoro, Zapandú es un álbum que se disfruta de inicio a fin en por toda la armonía que genera y además, la instrumentación que transporta al sur de México para conocer un poco más de las raíces de la cultura zapoteca. Esto sin dejar pasar las líricas que tocan temas muy sensibles en una sociedad en transición, destacan Infancias Trágicas, Zapandú y Desnudx.

Zapandú no sólo desprende hits como cualquier material discográfico, sino que toca temas profundos y reflexivos en un intento de acercarse a la sociedad y abrir el diálogo en torno a las problemáticas que surgen desde la comunidad.

No puedes dejar pasar la oportunidad de escuchar este magnífico álbum que da apertura a nuevos horizontes sonoros. 

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