Letrinas: Una por otra

 

Una por otra

 Por Saulo Aguilar


Ahí en donde tiene su imperio el mar del Caribe…

Leyenda de Chetumal – Carlos Gómez Barrera

 

Poot y sus hombres se hacen pasar por los integrantes de la Banda MS, los originales se encuentran amordazados dentro de un tráiler a las afueras de Chetumal. A media noche los impostores subirán al escenario y tomarán sus posiciones, ubicando los puntos hacia los que deben disparar. Los colaboradores y la familia de Don Félix, jefe del Cártel del Norte, se encuentran entre los asistentes. Cuando el capo dé el brindis de agradecimiento en la fiesta, la banda abrirá fuego contra todos los presentes. La orden es matarlos a todos, menos a la quinceañera.

Los impostores se cambian dentro del camerino y alistan las armas que llevan dentro de los estuches de sus instrumentos. Se mueren de miedo, pero saben que hoy es la mejor oportunidad para aniquilar al Cártel del Norte de una vez por todas. Ser empleados de esos cabrones o instaurar su propia organización aquí en casa: el Cártel del Caribe.

En la mesa de regalos yacen armas de oro con incrustaciones de esmeraldas y turquesas tan brillantes como el mar o la selva. Bolsos, maquillaje, celulares y las llaves de una Hummer color rosa, que se encuentra a un lado para que todos los asistentes puedan presenciar el regalo que Don Félix le ha dado a su hija.  Los meseros sirven caballitos de tequila reservado, vasos con whisky de dieciocho años y latas de Tecate Light por montones. Se sirve cabrito al ataúd, carne asada y barbacoa. Un pedacito del norte en el caribe para hacer que los miembros del cártel se sientan como en casa. Ese lugar que tanto se extraña, ese que dejaron para tenerlo todo aunque fuese lejos de casa. Todo mientras esperan a que las luces se enciendan y la Banda MS se arranque con sus grandes éxitos.

Algunos de sus más leales pistoleros trajeron a toda su familia para presenciar el acto, incluso el gobernador vino con toda su familia desde Cozumel. Cientos de selectos asistentes.

Chiflidos y aplausos animan a la banda a salir cuando se acerca la hora del acto, la cumpleañera se muere de emoción por ver a sus ídolos, ser la envidia de sus amistades y compañeros de la escuela. Los presentes están ansiosos, pero Poot lo está aún más.

Era solo un niño cuando los hombres del Cártel del Norte irrumpieron en la marisquería de sus padres exigiendo el derecho de piso. Lo recuerda bien, porque hasta el sol de hoy repasa el momento todas las noches como quien reza un rosario. Era domingo, el local estaba a reventar, como de costumbre, cuando dos hombres con sombrero texano y botas vaqueras cruzaron desde la entrada hacia el mostrador exigiendo la presencia del dueño. Eran Don Félix y compañía exigiendo ochenta mil pesos al mes. Su padre los corrió a mentadas. No sabía que después secuestrarían a su esposa y a su hija ni que las violarían entre diez hombres para luego descuartizarlas. Solo así entendió que valía más perderlo todo y huyó para jamás volver, tras dejar a su hijo al cuidado de una tía.

El tiempo convirtió a Poot en oficial de la Marina. Llegó a ser vicealmirante. Detuvo decenas de cargamentos. Quemó plantíos en Guerrero, Veracruz y Sinaloa. Se volvió experto en interrogatorios, aplicando los métodos de tortura más eficaces: golpes por todo el cuerpo, toques eléctricos en los genitales, sacarles las muelas sin anestesia, entre otras.

En todos sus años de servicio aprendió que esos hombres no son más que animales sobreviviendo a un infierno que ellos mismos construyeron. Atrapados en el vértigo constante. Seres con la mirada de quien solo tiene dos opciones: vencer o ser vencido. Para aniquilar a los vencedores hay que destruir su legado. Por eso hay que pegarles donde duele, botar su ego como quien tira la estatua de un tirano.

Así engañó a los verdaderos miembros de la Banda MS, con escorts que pusieron pastillas molidas en sus tragos. Luego reclutó a unos cuantos delincuentes chetumaleños con parecido a los integrantes de la banda, todo para convencerlos de que se puede ser algo más que subordinados. Convertirlos en los amos de la zona, hacer que todos conozcan al Cártel del Caribe como esa organización que destruyó por completo a los norteños. No como un asunto de revanchas, sino como un golpe definitivo a la moral de quienes, por décadas, se han sentido superiores.

Odia a los sicarios, pero es una por otra. No hay vuelta atrás.

***

Son las once con cincuenta y cinco minutos. Unas luces azules alumbran medio escenario. Las caras de los impostores aún se resguardan tras un velo de sombra. Los instrumentos se conectan y fingen probar sonido, afinar.  Los aullidos de las niñas y las mujeres se escuchan de fondo. La voz del público corea al unísono el nombre de la agrupación como si fuera una consigna. Todo va de acuerdo al plan.

En la pantalla que se encuentra al fondo del escenario comienzan una presentación con fotografías de la hija de Don Félix. Fotos de sus primeros años, de sus innumerables viajes alrededor del mundo. Se abren los micrófonos, el vocalista falso da las buenas noches e invita a Don Félix a subir al escenario para dar el brindis en compañía de su hija. Éste da rienda suelta a una perorata que resulta un lugar común, una cursilería propia de un briago, hasta pide a los presentes que se pongan de pie y levanten sus copas. Entonces un cuchillo le acaricia el cuello. Comienzan los disparos y Poot toma como rehén a la quinceañera para obligarla a presenciar todo.

El público no entiende que es lo que está pasando. La falsa Banda MS de Poot dispara desde el escenario. En lugar de clarinetes, trombones y trompetas suenan ráfagas de metralla y llueven granadas en lugar de tamborazos. Los presentes caen como si fuesen fichas de dominó.

La quinceañera llora y maldice a los asesinos de su familia. Patalea entre la sangre que derramó su padre. Poot la dejará vivir. Ella despertará más tarde en un hospital privado y a los pocos días será transportada a Miami con sus familiares. Nadie más volverá a saber de ella o de su familia. Nadie vendrá a cobrar venganza.

En otro punto de la ciudad la policía municipal encuentra y libera a los verdaderos miembros de la Banda MS. Antes de tomarles la declaración preguntan a los músicos si pueden tomarse una foto con ellos. Estos acceden.




Saulo Aguilar Bernés  (Chetumal, 1993)

Lic. en Derecho por la Universidad Modelo y maestrante en Creación y Apreciación Literaria por el Instituto de Estudios Universitarios. Autor del libro “Cosas del juego” (Capítulo Siete/Universidad Modelo, 2019) y coordinador de editorial Gazapo. Sus relatos aparecen en revistas como Círculo de Poesía, Blanco Móvil, Tropo a la Uña, Letralia, Efecto Antabús y Materia Escrita. Un par de estos fueron traducidos al polaco y al italiano. Becario del programa “Los signos de rotación” del Festival Interfaz en Mérida, Yucatán (2017).

Festival Emergencia 2020 reúne al talento hidrocálido

 

El Festival Emergencia 2020 de Aguascalientes presentará a algunas de las bandas locales emergentes con mayor proyección los días 23 y 24 de octubre en una edición totalmente virtual.

El Auditorio Pedro de Alba de la Universidad Autónoma de Aguascalientes fungirá como foro de este evento en donde participarán las agrupaciones y proyectos Nativo, Hombre Árbol, Char, Amber, Zoltar, Palé, Álamor y Neon Shades. 

La selección corrió a cargo de un comité especializado de músicos, gestores y promotores culturales; con el firme objetivo de organizar un festival diverso e incluyente en cuanto a propuestas, sonidos y géneros musicales. De esta manera podremos escuchar desde el bosa nova, pasando por la psicodelia y la experimentación, hasta los ritmos más eléctricos y estridentes del synth pop.

El evento forma parte de las actividades del programa #ICAalternativo del Instituto Cultural de Aguascalientes, en colaboración con la agencia ArtCo, el Instituto Aguascalentense para la Juventud, la Universidad Autónoma de Aguascalientes y la Oficina en México de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

Además cuenta con el apoyo y la difusión de medios nacionales enfocados a la promoción de la cultura como RockZide, Barbarela Records, Ruido Blanco y por supuesto Revista Sputnik.

Podrás disfrutar del Festival Emergencia 2020 desde la comodidad de tu casa a través de las plataformas digitales de Radio UAA y UAA TV, y también desde las redes sociales del Festival.




«RESACA: relatos rescatados»


La Editorial Agujero de Gusano ha lanzado una nueva antología de relatos cuyas historias giran en torno a ese malestar físico y emocional que sentimos después de haber experimentado una jornada de excesos y/o malas decisiones.

Tras la publicación de La ciudad de los ahorcados (2019), el libro «Resaca: relatos rescatados» es el segundo volumen de cuentos del sello editorial, y reúne una docena de extraordinarias narraciones que nos llevan abruptamente de la risa a la congoja, y que navegan entre botellas de licor, música de todo tipo y un sinfín de guiños a la cultura pop.

Ya sea en las inusitadas barras de los bares fronterizos, en algún barrio bonaerense, en la humedad del Pacífico mexicano o en las insufribles pero insustituibles calles del centro de México, los personajes de estas historias libran todo tipo de resacas y situaciones inelegibles entre la realidad y la ficción.

Autores emergentes, plumas seductoras de la nueva ola de la narrativa nacional e incluso músicos convergen en este centenar de páginas en las que seguramente nos veremos reflejados con alguna situación o figura que nos transportará a ese instante que atesoramos en nuestra memoria por muy vergonzoso, placentero, escatológico o inenarrable que este sea.

«Resaca: relatos rescatados» cuenta con las letras de Elma Correa, Federico Bonasso, Juan Mendoza, Karla Michelle Canett, Óscar Alarcón, Luis Chigo, Alejandro Carrillo, Ana Nicholson, Julio Lino, Jorge Yee, Bárbara González y Carlos Iván Carrillo. Las ilustraciones de portada estuvieron a cargo de Ale Librada Torres Salcedo.

La obra fue posible gracias al apoyo de colaboradores, artistas, autores y tripulación de Revista Sputnik y se puede adquirir en línea a través de este link.


Los borrachos en el Centro Histórico recuerdan en mucho a las calaveras del Tzompantli. Figuran elementos del inframundo, pero son almas vivas deseosas de amor. A esa estirpe pertenezco yo -si me permite decirlo-.

Eusebio Ruvalcaba


RESACA: RELATOS RESCATADOS, Editorial Agujero de Gusano. Primera Edición: Octubre 2020

Ad Astra: un desolador viaje en el espacio

Por Jafet Ceballos
TW: @ce_jafet

Después del show visual y flameante que fue Once Upon A Time in Hollywood, Brad Pitt regresó a los cines como un astronauta dedicado y sobresaliente en un viaje a los límites del sistema solar. Una entretenida película que tal vez fue opacada por el más reciente trabajo de Tarantino como escritor y director.

Ad Astra: Hacia las estrellas (2019) de James Gray nos muestra una aventura en un futuro no muy lejano, donde la humanidad busca desesperadamente establecer contacto con alguna civilización en el universo. Tomados de la mano junto con Roy McBride (Brad Pitt) recorremos el viaje (que más que una simple travesía parece ser toda una odisea épica donde al pobre Brad le pasa de todo) desde la tierra hasta el planeta rojo para llegar a una estación, y que Roy pueda contactar a su padre que lleva perdido algunos años en el espacio profundo.

A lo largo de la cinta vemos la maestría con la que Roy domina su trabajo, siempre pragmático y estoico, entrenado para compartimentar, incluso sufriendo una caída en la atmósfera terrestre de varios cientos de kilómetros sin sobrepasar los 80 lpm. Pero vemos que, así como es excepcional en el ámbito profesional, naturalmente tiene defectos que se reflejan claramente en sus relaciones interpersonales y sentimientos.

Desde el inicio podemos ver el contexto en el que se desarrolla la obra; el mundo busca esperanza y salvación a través de la búsqueda de una civilización alienígena, para ello la exploración espacial ha avanzado monumentalmente. El planeta incluso cuenta con antenas tan altas como la atmósfera, y tanto la luna como Marte tienen sus bases bien establecidas, donde personal militar y científico se desenvuelve en actividades de seguridad e investigación respectivamente.

El padre de Roy, Clifford McBride (Tommy Lee Jones), es un astronauta incluso más destacado que el propio Roy. Este era la cabecera de un proyecto de exploración al espacio profundo en busca de civilizaciones en el cosmos. El equipo de investigación en la misión a cargo de Clifford desaparece casi dos décadas después de iniciado el proyecto y son dados por muertos, sin embargo, se nos muestra que es muy probable que la tripulación, al igual que Clifford, continúen con vida.

Piratas espaciales, experimentos biológicos, motines y pilotos estelares poco capacitados hacen su aparición en la historia que nos tienta con una pregunta que probablemente más de uno se ha hecho y que quizá al igual que yo ha temido por conocer su respuesta: “¿Y si realmente estamos solos en el universo?”. Esto puede tener tal magnitud que podría llevar a la locura a más de uno, tal es el caso de Clifford, que habiendo dedicado su vida entera a la búsqueda de vida fuera del sistema solar, no soporta la realidad misma de la que tanto intentó huir desde un principio y termina por abrazar la locura, desesperación y soledad del espacio exterior en un reflejo de lo que parecería ser la reacción de la misma humanidad al haberse asegurado que no hay salvador al final del túnel, no hay nadie más quien nos guíe y nos eduque, estamos solos en el universo.

Magníficos visuales se encuentran en las dos horas de duración de la película, y aunque no es un trabajo perfecto, logra su cometido: entretener y dar a entender que haya o no una civilización inteligente allá afuera, hacer las cosas bien es tarea nuestra y que nosotros mismos debemos resolver, y en cuanto a Roy, resulta que al final lleva menos peso en los hombros y se dedica ahora a ser mejor persona antes que ser mejor astronauta.

Ariel 2020: todos los ganadores


La AMACC entregó este 27 de septiembre, en una ceremonia virtual, el Ariel 2020 a lo mejor de la cinematografía nacional estrenada durante 2019.  

  • Ya no estoy aquí fue la película galardonada con el Ariel de Oro a Mejor Película.  
  • El Ariel a Mejor Director fue para Fernando Frías de la Parra – Ya no estoy aquí
  • Dolor y Gloria de Pedro Almodóvar fue reconocida como Mejor Película Iberoamericana.  
  • Ya no estoy aquí fue la película más premiada con 10 estatuillas.  
  • Este año el Ariel de Oro se le otorgó a la reconocida compositora Lucía Álvarez y a la primera actriz María Rojo

Ceremonia 

Este domingo 27 de septiembre la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC) celebró la 62 Entrega del Ariel 2020, en una ceremonia virtual transmitida en vivo simultáneamente por el Canal 22 y el Facebook Live de la Academia, para reconocer con el Ariel los mejores trabajos de los cineastas mexicanos en los rubros artísticos y técnicos. Así como reconocer con el Ariel de Oro a quienes, por su talento, creatividad y trayectoria, han dejado huella en la historia del cine nacional. 
 
La ceremonia fue conducida por la actriz Verónica Toussaint, ganadora del Ariel como Mejor Actriz en 2018 por la película Oso Polar, y el director y productor Roberto Fiesco, ganador del Ariel en 2 ocasiones (en 2014 a Mejor Largometraje Documental por Quebranto y en 2016 a Mejor Cortometraje de Ficción por Trémulo). 

  
Ariel de Oro

Este año, la Academia entregó el Ariel de Oro a la primera actriz María Rojo, quien, con una extensa, sólida y prolífera trayectoria en cine, teatro y televisión, ha participado en más de 80 películas; así como a la destacada compositora Lucía Álvarez, quien cuenta con una amplia y notable carrera en la composición de música en las artes visuales, principalmente en cine y teatro, y ha compuesto música para más de 20 películas y más de 30 obras de teatro.  

 

Proceso de votación  

426 integrantes conformaron el Comité de Elección de Ganadores y participaron en el proceso de visionado y votación. Tienen derecho a votar todos aquellos miembros de la comunidad cinematográfica que hayan obtenido un Ariel o cuenten en su trayectoria con una o más nominaciones a dicho premio, y que se hayan inscrito al Comité. Las votaciones se realizaron de manera electrónica, en un sistema desarrollado por la Dirección General de Cómputo y Tecnologías de Información y Comunicación de la Universidad Nacional Autónoma de México. Y los resultados son certificados ante notario público, permaneciendo bajo su resguardo en sobre sellado, hasta el momento de la premiación.  

 

Ganadores 62 Entrega del Ariel 2020 

Coactuación Masculina: Raúl Briones | Asfixia 

Coactuación Femenina: Mónica del Carmen | Asfixia 

Maquillaje: María Elena López, Itzel Peña García | Ya no estoy aquí 

Cortometraje Ficción: Las desaparecidas | Astrid Domínguez 

Cortometraje Documental: Lorena, la de pies ligeros | Juan Carlos Rulfo 

Cortometraje Animación: Dalia sigue aquí | Nuria Menchaca 

Efectos Visuales: Othón Reynoso, Thomas Boda, Jonatan Guzmán, Ricardo Robles, Paula Siqueira, Juan Lazzarini, Amilcar Herrera, Chris Cruz, Eddy Mendoza, Cyntia Navarro | Belzebuth 

Efectos Especiales: Ricardo Arvizu | Belzebuth 

Edición: Yibrán Asuad, Fernando Frías de la Parra | Ya no estoy aquí 

Sonido: Javier Umpierrez (diseño sonoro), Yuri Laguna, Olaitan Agueh (sonido directo), Michelle Couttolenc, Jaime Baksht (mezcla de sonido) | Ya no estoy aquí 

Música Original: Galo Durán | Sanctorum y Jacobo Lieberman | Sonora 

Revelación Actoral: Juan Daniel García | Ya no estoy aquí 

Vestuario: Malena de la Riva, Gabriela Fernández | Ya no estoy aquí 

Diseño de Arte: Taísa Malouf Rodrigues, Gino Fortebuono | Ya no estoy aquí 

Fotografía: Damián García | Ya no estoy aquí 

Película Iberoamericana: Dolor y Gloria (España) | Pedro Almodóvar 

Guion Original: Fernando Frías de la Parra | Ya no estoy aquí 

Guion Adaptado: John Sayles, Guillermo Munro Palacio | Sonora 

Ópera Prima: Mano de obra | David Zonana 

Largometraje Animación: Olimpia | J.M. Cravioto 

Largometraje Documental: El guardián de la memoria | Marcela Arteaga 

Actor: Luis Alberti | Mano de obra 

Actriz: Edwarda Gurrola | Luciérnagas 

Dirección: Fernando Frías de la Parra | Ya no estoy aquí 

Película: Ya no estoy aquí | De: Panorama Entertainment. Dir. Fernando Frías de la Parra. 

Víctor Jara no murió


Por La Tija | 

El cuerpo de Víctor Jara fue víctima de las patadas del gobierno, durante horas torturado, sus manos fueron manchadas a pisotones pero él no dejó de tocar su guitarra, todos los encarcelados presenciaron cómo los fusiles de la fuerza armada se enterraban uno a uno en las costillas de Víctor, el cual quedó firme, dando así entereza a los demás presos para no rendirse, fue su canto en ese momento escuchado con más fuerza, su cara fue cubierta poco a poco de sangre y fue obligado a comer las hojas de su libertad en donde escribía las letras que jamás perecerían, pese a esto, su boca no calló. El príncipe, presuntuoso culpable de la muerte de Jara lo golpeó hasta cansarse y pidió a otros cobardes que lo mataran si se movía; siguió cantando así que decidieron fracturarle los brazos, sin importarle, Víctor cantó más fuerte, retratando el gobierno de Allende, la impunidad del los golpistas y por otro lado levantando en su voz la bandera de la Revolución.

Hijo de la rebeldía chilena, Quiriquina lo cobijó en su seno por allá del año 1932, fue hijo de una familia pobre, en donde su madre, Amanda, era el pilar de la familia. Las notas que ella le regalaba en cada canción de la guitarra a lo largo de su infancia hicieron que Víctor conociera la música, los valores y la hermandad del pueblo. Jara vivió su inocencia al lado de sus hermanos, entre los paisajes y la diversidad de su país, lo que permitió fácilmente empaparse de ambientes y anécdotas para que crear las melodías que más adelante lo convertirían en el máximo representante de la Nueva Canción Chilena.

Son los años cincuenta y Chile atraviesa por una situación difícil, el presidente en curso Gabriel González rompe sus promesas de campaña ante las imposiciones del imperialismo y dicta la llamada Ley Maldita, en la cual se prohíbe la existencia del Partido Comunista. Varias figuras públicas se ven afectadas y llevadas a los campos de concentración por ser considerados líderes radicales, entre ellos el poeta chileno Pablo Neruda, quien más adelante fungirá como un personaje clave en la vida de Jara. A fines de esta década Salvador Allende, líder de la izquierda chilena, es propuesto como candidato del  Frente de Acción Popular.

Víctor estudió teología cuando era joven lo que complementó su formación, al poco tiempo se convierte en cantor, vocación que le cambiaría la vida por completo. Con el paso de los años sigue desarrollándose profesionalmente y forma parte del folclor chileno integrándose al grupo Cuncumén y a la par a las Juventudes Comunistas de Chile. El hambre de clamar justicia vivió en él desde joven, logrando descubrir en sí mismo facultades nuevas, entre ellas la composición el canto y la actuación. En todas sobresalió de manera inmediata y gracias a su talento como director de teatro logró conocer diferentes países del mundo, entre ellos Cuba, que le permitió tener una visión más amplia del mundo y orillándolo a definir la ideología revolucionaria. Durante este periodo escribe la canción “El Elegido” como homenaje a Ernesto “El Che” Guevara, cumpliendo una vez más con el embargo de escribir canciones de protesta cuyo sello delimita la nobleza y el coraje de manera conjunta en cada palabra.

La lucha en contra del imperialismo toca el corazón de artistas como Violeta Parra, Pablo Neruda y el mismo Jara quien empieza a involucrarse de manera directa en una batalla cultural defendiendo al pueblo y preservando las tradiciones latinoamericanas que en ese momento se unían para derrocar a los fascistas. Todos identificados con el amor a los campesinos a defender su tierra y hablar de una nueva canción que el propio Jara  describe como revolucionaria porque lucha contra la penetración imperialista y nueva porque está destinada a crear una nueva sociedad. 

Víctor se hace compañero de grandes figuras como las que comparten ideales y sin dejar a un lado su compromiso con la sociedad canta al pueblo al lado del grupo Quilapayún, Inti-Illimani, Rolando Alarcón  y Violeta Parra de quien se hizo gran amigo. En el teatro conoció a su compañera de vida, la coreógrafa Joan Turner, quien le daría dos hijas Manuela y Amanda. En ese momento Víctor estaba realizado como persona, contaba con el cariño de amigos, de su familia, y trabajo en un país hermoso pero lleno de injusticias. -En los jóvenes está la respuesta – decía, por tal razón decide dar clases en la Universidad técnica de Chile.

Allende llega al poder gracias a la Unión Popular y el pueblo festeja como nunca antes; esa situación se transformó en un parteaguas en la historia del país y del mundo, porque se había logrado lo que en ningún país latinoamericano antes: que la izquierda se consumara en el poder de manera democrática. Los ojos del mundo en este momento, voltearon a ver a Chile.

Jara es nombrado Embajador Cultural por el presidente Salvador Allende y con ello  conoce a fondo los pueblos chilenos llevándoles su música. -La mejor escuela de canto es la vida- decía. Los mineros, y la gente más humilde se convirtieron en la motivación de sus interpretaciones. Víctor luchaba por mejorar el panorama que se está viviendo en Chile con la mejor arma que en repetidas ocasiones se escuchó en el canto de todos. Siempre respeto a todo aquel que se contraponía a sus principios y buscó nuevas formas para persuadir al pueblo y demostrar así el gran compromiso que tenía con la sociedad. –A veces quisiera ser diez personas para hacer diez veces loque el pueblo necesita-.

El golpe de estado se veía venir desde que Salvador Allende fue acusado de reformista y así fue como el 11 de septiembre de 1973 el último llamado al pueblo por parte de presidente llegó. El Palacio de la Moneda fue testigo de la presión del ejército el cual tomaba fuerza, afortunado para los seguidores de Augusto Pinochet, pues era el comienzo de una dictadura que dudaría 17 años, pero no así para la izquierda de Chile. Allende debía entregar su puesto, en caso de no hacerlo El Palacio sería bombardeado y atacado. “¡Nunca!” respondió el presidente quien decidió no moverse demostrando así la lealtad a su pueblo. A las pocas horas un comunicado dictaba: “Misión Cumplida. Moneda tomada, el presidente ha muerto”. Allende, el hombre de la paz, había muerto en batalla.

El Jara de 1972 estaba consciente de que en la economía estaba pasando por un mal momento; el mercado negro se apodera de Chile y las empresas nacionales empiezan a perder dinero, por lo que Jara junto con otros compañeros realizaron trabajos comunitarios para impedir que se detuviera. La gente a partir de entonces lo escuchaba, admiraba y cantaba, convirtiéndolo en uno de los líderes más importantes  de la época.

Víctor se encontraba en la universidad cuando se entera de la muerte de Allende, donde decide llamar a los estudiantes y juntos comienzan a cantar. Las ametralladoras se acercaban y su voz se escuchaba cada vez menos, estudiantes y obreros entonces cantaron a gritos y ambos sonidos compitieron. La universidad se convirtió en un fuerte, en una fortaleza que poco a poco fue rodeada por tanques y sobrevolada por aviones militares, los estudiantes de convertían para el nuevo gobierno de Pinochet en una amenaza que irónicamente lo único que pedía era paz.

Los medios de comunicación ignoraron a Víctor Jara, pero el pueblo empezó a exigir sus canciones y la radio comenzó a hacerse también a favor del pueblo, nuevos artistas nacieron y la diversidad musical creció. Mediante canciones la gente comenzó a conocer más de su propia historia y de los movimientos sociales y políticos del resto de mundo. Jara compone entonces “Plegaria a un labrador” que más que una canción es un himno al campo, cuyo título hace referencia a los campesinos que regalan el trabajo de sus manos, dicha trova le otorgó el premio de la nueva canción chilena en el estadio de Chile, mismo donde después moriría.

Las radio emisoras del país intentaban comunicar de manera rápida al pueblo de  Chile la situación que el país atravesada, la vista en el país era cada vez menos favorable. La emisora comunista Magallanes que decidió seguir hasta el final a pesar de los ataques aéreos transmitía “El pueblo unido” en voz del grupo Quilapayún cuando la transmisión fue censurada y con ello el pueblo quedó incomunicado. La respuesta de Víctor ante tal situación fue aún mejor “Cantaremos más fuerte que cualquier emisora”.

Su música y el talento por el teatro se internacionalizan y es invitado a Helsinki el Encuentro Internacional con la Juventud Vietnamita. Víctor admirado por su cultura, regresa a Chile para compartir sus experiencias y organiza marchas de Paz. Agradecido por la gran experiencia y con gran respeto escribe en honor al Presidente y poeta Ho Chi Minh la letra el “Derecho de vivir”.

Los estudiantes resistieron, desafortunadamente los cañonazos permitieron después de horas la entrada del ejército a la Universidad, Víctor Jara donde fue reconocido y junto con otros luchadores sociales fue llevado al estadio de Chile, ya que las cárceles del país estaban llenas de gente, demostrando que había cientos de miles de chilenos dispuestos a luchar por la causa. El Estadio Nacional de Chile -hoy llamado Estadio Nacional Víctor Jara-, mismo donde fue aplaudido por tantos anteriormente cuando le fue otorgado el premio de la nueva canción chilena, se convertía en esta ocasión en uno de los escenarios más atroces y terribles antes imaginados: cuerpos apilados, torturas por doquier, reflectores que cegaban, gritos, pánico, horror. No obstante, Víctor con esa sonrisa característica de los chilenos animaba a los alumnos de la Universidad cantándoles y en esos cantos transmitía la paz que sólo él podía darles en ese momento; Jara era padre, hijo y hermano para todo aquel que quisiera unirse a la lucha.

El compromiso con el pueblo se acrecienta y un acontecimiento vuelve a marcar su vida. La muerte de un obrero en una manifestación en contra el terrorismo sirve de inspiración para una de las canciones más belleza compositor, “Cuando voy al trabajo” que narra la travesía de muchos trabajadores que en el pensamiento siempre llevan a aquellos seres que más aman sin imaginarse los contratiempos del destino.

Víctor Jara fue torturado y golpeado de manera brutal, tachado de ser un líder de la oposición soportó durante horas el maltrato por parte de los militares, costillas rotas, manos pisadas por las botas, humillaciones, fracturas. Cuando los soldados se cansan de golpearlo, Víctor conversaba con otros presos, algunos actualmente testigos de los momentos tan atroces que vivieron, Víctor cuenta entonces que no escribe al amor y a la vida por casualidad, sino por naturaleza, pero más del amor y a la vida, Jara parece enfocarse a la lucha social del pueblo quizá por su pasado humilde en el campo, quizá por el amor a su patria que inspiró a muchos, dueño de esos ojos que vieron más allá de la crueldad, ese pulso firme para retratar la hermandad y los personajes tan terrenales que dentro de toda su dureza logró encontrar una luz de esperanza, pues ellos, decía, sólo reciben órdenes.

Jara empieza a organizar eventos masivos en donde la gente puede acercarse aún más a la música homenajeando a uno de sus más cercanos amigos, Pablo Neruda, el cual recientemente había ganado el Premio Nobel de Literatura, orgullo nacional. Neruda, fue el primero en advertir a la población acerca de la conspiración, Víctor y otros se unieron una vez más para luchar por sus derechos y los de la gente; no iban a permitir que lo que habían logrado en tanto tiempo se viniera abajo. Víctor convirtió en canción algunos poemas de su gran amigo que retrataban precisamente el luchar y no dejarse vencer. Jara luchó durante horas cantando, cantando, protestando pacíficamente, defendiendo Chile.

Las horas pasaban y con ello los días y Víctor seguía en el estadio, sentado en una silla de madera vieja en un pasillo donde veía gente entrar, pero nunca salir. Jamás se desanimó, brindaba sonrisas a todos aquellos que lograban reconocerlo, sonrisas que a muchos reconfortaban el alma porque Víctor supo darle vida a una situación muerta. Debido a los reflectores perdieron la noción del tiempo, Víctor pidió una pluma y una libreta, y fue concedida por alguno de los prisioneros y a pesar de encontrarse luchando por su propia vida no dejo en ningún momento de pensar en los demás, y decidió plasmar en ella lo que estaba pasando, fue así cuando adolorido por los golpes, los ojos cerrados por hinchazón y las manos deshechas escribió “Somos más de cinco mil”,  versos que retratan el espanto  que la gente vivía en el interior del estadio.

El 16 de septiembre de 1973 Chile se vistió de luto, Víctor Jara había sido asesinado, su muerte marcó un hito en la historia del socialismo en el país, una vida más que cobro la dictadura para algunos, una vida menos para otros, pero una vida que ni la muerte supo callar. El otro ejército, el de la paz, conformado por mineros, obreros, estudiantes, y el pueblo; luchó sin imaginarse la pesadilla a la que se enfrentaban, pero convencidos de algo, no iban a dejar ver su país en manos de fascismo, no al menos,  sin dar batalla.

“Así me enseñaron a comer en mi tierra” dijo cuando le dieron huevo crudo para comer, era lo único que sus labios tocaron en dos días, los golpes y las torturas no paraban, pero los ánimos de Víctor tampoco. Finalmente dos soldados arrastraron a Victor a donde sería el lugar de su muerte, él, logra arrojar la libreta en donde logró capturar sus últimos momentos, presentía que su hora había llegado, la gente al ver que se lo llevan no dejo de llorar y clamar justicia. ¡Viva Allende! Gritaban. Víctor Jara a los pocos minutos y después de ser brutalmente golpeado una vez más, fue acribillado. Su cuerpo fue arrojado a una pila de muchos otros que no resistieron. En la morgue fue identificado tiempo después por Joan, la mujer que lo amó y luchó junto a él durante todo este tiempo. La autopsia dio como resultado más de cuarenta balazos y fracturas en todo el cuerpo. José Paredes es el único procesado vivo, el pueblo a la fecha sigue exigiendo justicia a la memoria de Víctor. Debido a la represión el cuerpo de Jara no pudo tener una sepultura digna de un mártir. Dos personas acompañaron a Joan Jara en su entierro clandestinamente. Augusto Pinochet, considerado como uno de los principales genocidas en el mundo impuso una dictadura durante más de una década y el crimen jamás se resolvió.

Una nueva autopsia realizada a los restos de Víctor años después, confirmó las torturas que todo mundo sabía porque nadie se había atrevido a decir, y al callarlo lo único que hicieron fue darle más fuerza a su voz que supo llevar en alto el pueblo chileno. Actualmente podemos escucharlo aún con sonrisa y alegres notas de voces de otros grandes que han decidido rendirle tributo como Silvio Rodríguez, Lila Downs, los Fabulosos Cadillacs, U2, Manuel García y Víctor Manuel entre otros.

Fue hasta hace algunos diciembres que los restos de Víctor pudieron reunirse nuevamente con su familia para darle el funeral merecido sin tener que esconderse como hace más de 30 años, sin embargo como si hubiera sido ayer, el coraje y la pasión de los chilenos por la lucha no cesa, y Víctor devolvió el espíritu revolucionario a su patria una vez más después de muerto y el pueblo se unió más que nunca para alzar la cabeza y agradecer a su tierra por la democracia. Hoy Víctor deja la vida volar en sus canciones y acompaña a la cordillera chilena con su canto, el pueblo agradece su vocación de cantor y a los cantores mismos que han acompañado la ideología de Jara a lo largo del tiempo porque eso es ante todo su gran obra, un reflejo en la lucha social revolucionaria.

Zapandú, el álbum irreverente de Valgur

Por Erick Araujo


Valgur es una agrupación de tres talentosos jóvenes conformada por: Elizabeth Valdivieso, Hugo Valdivieso Julio Sánchez. Son originarios de la ciudad de Juchitán de Zaragoza en Oaxaca y ésta misma fue la musa en la creación de su más reciente placa discográfica Zapandú.

Su primer material discográfico titulado Trébol los llevó a participar y llevar su propuesta musical a lo largo del país, en diversos foros culturales de la talla del Lunario del Auditorio Nacional, El Imperial, Foro del Tejedor, Foro Moby Dick y Festival Barnasants, éstos dos últimos en España.

La propuesta musical interpretada por estos jóvenes se basa en la inclusión de elementos de la cultura zapoteca –asentados en Oaxaca, Guerrero, Puebla y México- a sonidos pop ochenteros y noventeros con synths característicos de la época.

El álbum Zapandú desprende nueve canciones donde podemos encontrar los sencillos: Rogelia, Vampiro, Zapandú y El Pozo. Esta última versa en torno a la lamentable situación de feminicidios y desapariciones que vive México, un hecho que inspiró a la agrupación para apoyar a todas aquellas voces que han sido silenciadas u ocultadas en el país, irónicamente la misma canción fue retirada de su setlist en la presentación de su álbum en un programa de televisión nacional.

“Todos callan, ¡qué mal! No aparezco en los diarios. Todos callan, ¡qué mal! No aparezco en la radio.”

En el aspecto sonoro, Zapandú es un álbum que se disfruta de inicio a fin en por toda la armonía que genera y además, la instrumentación que transporta al sur de México para conocer un poco más de las raíces de la cultura zapoteca. Esto sin dejar pasar las líricas que tocan temas muy sensibles en una sociedad en transición, destacan Infancias Trágicas, Zapandú y Desnudx.

Zapandú no sólo desprende hits como cualquier material discográfico, sino que toca temas profundos y reflexivos en un intento de acercarse a la sociedad y abrir el diálogo en torno a las problemáticas que surgen desde la comunidad.

No puedes dejar pasar la oportunidad de escuchar este magnífico álbum que da apertura a nuevos horizontes sonoros. 

Joaquín Sabina en aguas profundas



Joaquín Sabina, navegante de aguas épicas…

Hombre que mira más allá de las fronteras…

Embaucador profesional…

Solitario en compañía…

Cantante tan poeta…

Poeta tan poeta…


El escritor y periodista argentino Christian Masello, una década atrás, se embarcó en un pequeño navío para descifrar los perfiles de Joaquín Sabina. El resultado fue “Tras las huellas del capitán Sabina”, un libro entrañable, indispensable en la biblioteca de cualquiera que se precie de auténtico sabinero.

Parecía que no había más para decir sobre el bucanero de la voz tan gratamente cascada, pero el autor acaba de anunciar la publicación de “Sabina. 23 puertos”, donde una vez más, zarpa en su barquito literario tras el trasatlántico del pirata bonachón.

Según ha trascendido, por las páginas de la nueva obra deambulan artistas de renombre, como Ana Belén, Víctor Manuel, Luis Eduardo Aute, Pablo Milanés y un largo etcétera. Pero, también, aparecen personas no tan reconocidas aunque conectadas con Joaquín: la dueña de un bar que fue su hogar en Buenos Aires, una librera que le solía vender primeras ediciones, un cantante que interpretaba sus canciones en locales nocturnos chilenos, el verdadero cartero de Neruda, y muchísimos más. También surgen las voces de varios compañeros poetas.

Además, claro, de la palabra del propio Joaquín, que se brinda entero en un par de conversaciones íntimas. Todos los testimonios hilados con el tono personal de Christian Masello, dueño de una pluma que hizo, en su momento, que el propio Sabina le soltara un inolvidable: “¡Escribes de puta madre!”.

Aquellos que quieran hacerse con su ejemplar de “Sabina. 23 puertos” pueden hacerlo a través de la página de Verkami, sitio en el que la editorial española “El ángel caído” propone distintas opciones: a un precio promocional, desde cualquier lugar del mundo, se puede adquirir el libro e incluso artículos promocionales.

“Sabina. 23 puertos”, un viaje literario que aspira a calar profundo en el alma de los admiradores de Joaquín Sabina.

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