Cartas a Jonas: convocatoria de arte postal

La Galería Experimental Liliput ha convocado a homenajear al cineasta lituano Jonas Mekas a través de un ejercicio de arte postal que tendrá como fin una exposición presencial de todas las piezas recibidas hasta el 20 de julio. Actualmente se han aceptado más de 70 piezas provenientes de 13 países.

El realizador Jonas Mekas, fallecido en 2019, es considerado uno de los grandes poetas cinematrográficos de la contracultura neoyorquina.

Convocatoria Internacional de Arte postal Cartas a Jonas 
CARTAS A JONAS

Convocatoria de ARTE CORREO
Tema: Homenaje a Jonas Mekas
Fecha límite: 20 de Julio de 2021
Fecha de EXPOSICIÓN 1-  24 Julio 2021 
Técnica: Libre (acuarela, pintura, grabado, dibujo, bordado, video, collage, fotografía, etc.)
Tamaño: Máximo Carta (21 x 28 cm)
Participación: Gratis
Es posible participar con un máximo de 2 obras.
Abierto a todos, sin límite de edad, nacionalidad, etc
Indique claramente en el reverso de su trabajo: nombre y apellido / dirección / dirección de correo electrónico / título del trabajo / año.
Cada participante debe enviar trabajos relacionados con la obra de JONAS MEKAS
Sin selección, sin jurado, sin venta.
No se acepta ninguna responsabilidad por los problemas causados por daños, demoras o pérdidas.
Las imágenes de las obras enviadas pueden ser utilizadas por la organización de la manera y para los fines que se consideren apropiados, sin reclamo financiero de los artistas participantes.
Está prevista una primera exposición en Galería Experimental Liliput en Julio de 2021.
En los próximos meses, se comunicarán los detalles de la exposición.
Los trabajos deben ser enviados únicamente por servicio postal tradicional.
La opción de enviar los trabajos en sobre o fuera de sobre es libre.
Se excluirán los trabajos pornográficos, racistas, militaristas, homofóbicos, nazis, blasfemos, sexistas, etc.
Los trabajos recibidos no serán devueltos.
ENVIAR A:
Devin Cohen
Diagonal 18 sur 4563, Colonia Jardines de San Manuel Puebla, Puebla México CP:72580

Contacto: liliput.xperimental@outlook.com
Devin Cohen
Dirección
Galería Experimental Liliput


Época de Cerezos: matrioshka de la tragedia

Por Alejandro Carrillo | Foto: Paraíso Perdido

Es difícil el oficio de narrar en México. Además del reto y la incertidumbre de plantarse frente a la hoja en blanco, nuestros narradores tienen la sinuosa encomienda de escribir en un país en donde el mar se incendia, los trenes se caen del cielo y la tierra se abre de la noche a la mañana para tragarse casas, niños y perros; un país cuya realidad es más aguda que cualquier ficción.

Laura Baeza (Campeche, 1988), ganadora del Premio Nacional de Narrativa Gerardo Cornejo 2017, nos recuerda en Época de Cerezos (Editorial Paraíso Perdido) que de este lado del mundo la desgracia vive en todas partes y que a veces solo es necesario el más mínimo esfuerzo para desatarla.

Tomando como hilo conductor un desastre nuclear atómico en el olvidado sureste mexicano, la autora nos narra lo largo de una decena de historias entrelazadas que las tragedias más brutales son las más íntimas, con las que cargamos diariamente y que nos desploman y abaten por completo; más allá de los edificios colapsados, las nubes de polvo y el cielo quemado.

El vapor se condensaba en gotas a la hora del baño caliente: veía disolver su paso líquido por la ceniza pegada en el espejo en algo semejante a lágrimas oscuras mientras me afeitaba. Catalina me hablaba poco, como si en silencio nos pusiéramos de acuerdo para convivir con toda esa mugre decorando el fastidio de nuestro matrimonio.

Con una narrativa ágil, capaz de dibujar en pocos renglones una escena situada entre el polvo conyugal y el catastrófico, la escritora campechana muestra personajes propios de la idiosincrasia mexicana en todos sus estratos y la obra puede navegar tranquilamente entre el realismo mágico y la crítica mordaz al sistema político-social e incluso de salud. Difícil no asociar algunos pasajes de Época de Cerezos con la crisis sanitaria que estamos viviendo:

Íbamos de una clínica a otra transportando heridos para que se reencontraran con sus familiares, el personal no se daba abasto a la hora de acomodar enfermos porque ya no había camillas para los recién ingresados por algún choque o pleito callejero. El servicio médico debía continuar como fuese (…)

En lo personal, destaco el relato “La Carretera”, cuyo personaje principal me atrapó por completo, y me recordó en todo momento a la Leonora de Edgar Allan Poe, “la reina muerta que murió tan joven”; y también el último cuento que la da nombre y sentido al libro, haciéndonos saber que la tragedia también es cambio, que todo cabe en una maleta de ruedas y que seguramente hoy pertenecemos a otros lugares, historias y fantasmas.

Una semana fue suficiente para darme cuenta de que ya no pertenecía a casa de mis padres, ni a la ciudad, ya no tenía amigos ahí a quienes visitar ni nada más productivo por hacer en ese infierno bochornoso.

En síntesis, se puede decir que el libro de Laura Baeza es una matrioshka de la tragedia que irónicamente tiene como punto de partida una explosión como boom narrativo para conocer historias y personajes que en apariencia todos conocemos en el contexto mexicano, pero que solo son la punta de lanza de una obra cuya mayor virtud es adentrarnos en la psique de una sociedad enferma y contaminada por una catástrofe transexenal.

Solía preguntarme en silencio, si acaso los genes transmitían la locura.

 


*Consigue Época de Cerezos de Laura Baeza en Editoral Paraíso Perdido, en ESTE LINK.

Sesiones Colocadas: Iván García

Nativo: hardcore punk hidrocálido


Nativo es una banda de hardcore melódico con sede en Aguascalientes que trabaja desde 2017 y cuya propuesta musical se caracteriza por ser bastante enérgica a través de ritmos y compases rápidos y teniendo como base una batería agresiva y veloz, breakdowns y voces crudas.

La agrupación hidrocálida, conformada por Antonio Posada (guitarra), Pol Gómez (batería), Omar Montes (voz), Ricardo López (guitarra) y Pedro Sparks (bajo); ya se ha presentado en eventos locales de la talla de La Soberana Convención Motociclista, edición 2020; y han compartido escenario como teloneros de bandas como Billy The Kid (Costa Rica) y Escape The Fate (EUA).

Actualmente cuentan con un disco de estudio titulado "Nativo" que cuenta con 10 canciones de las que se desprenden los singles "Rise Again", "Last Chance" e "Into the Wild". Este último el lanzamiento más reciente cuyo video oficial puedes ver a continuación.

La música de Nativo ya está disponible en todas las plataformas musicales y a través de sus redes sociales oficiales:

FB: https://www.facebook.com/wearenativomx

IG: https://www.instagram.com/wearenativomx/

YouTube: https://www.youtube.com/channel/UCY-oA9JjRAqQbu4ky43qvJQ 

In Rainbows: cómo narrar una ruptura con rock

Las reseñas innecesarias | Por Juan Jesús Jiménez 


Hablar de Radiohead es remitirnos directamente a “Creep”. Canción que puso en el mapa a la banda en 1992 junto a su disco Pablo Honey; desde entonces que con ocho discos, la historia de la banda se ha visto inmerso en distintas experimentaciones musicales que nos hacen dudar de nuestra perspectiva sobre el rock. Ritmos marcados por sintetizadores, líneas melódicas de un piano, percusiones agudas y distorsiones vocales son parte de lo que caracterizó a Radiohead como parte de la cultura popular de las últimas dos décadas.

Y aunque se puede argumentar que la banda no hace música rock, y que se evoca más a lo electrónico, dentro de su discografía podemos encontrar dos discos que por entero pueden ser considerados como rock alternativo, el primero siendo Pablo Honey de 1993, y el segundo -que además es mi favorito personal- In Rainbows de 2007.

Este último, lanzado por XL Recordings y TBD Records (en el continente americano), que desde la forma de su distribución resultó completamente novedoso y toda una bocanada de aire fresco para la industria musical. Pues, desde la página (hoy extinta) de Radiohead, adjunto a un mensaje de agradecimiento, el álbum estaba disponible para su descarga digital de forma gratuita y en caso de sus presentaciones físicas como el formato CD o vinil, el precio lo fijaba el comprador pagando el gasto de envío. Esta peculiar forma de distribución sería ocupada después por bandas como Smashing Pumpkins.

Con nominaciones en los premios Mercury y un Grammy a mejor álbum de música alternativa en 2009, In Rainbows se volvió toda una sensación con canciones como Jigsaw falling into place15 step y Nude debutando con esta última en el Billboard Hot 100. ¿Pero qué hace tan especial a este disco?

15 step, como la primera canción del disco, es un buen ejemplo de lo que podremos encontrar a lo largo de los 42 minutos en los que se extiende a nosotros, una historia extraña de lo cotidiano en un romance de viernes por la noche. Teniendo así una estructura de dos partes, la primera como una introducción frenética y la segunda como un desenlace paulatino.

Las canciones que forman el primer tanto, comparten entre ellas sonidos predominantes en las percusiones y el sonido natural de los instrumentos, pero mientras avanzamos, las distorsiones de sintetizadores van cambiando nuestro panorama musical, haciendo que el disco sea dinámico en su forma de avanzar en su propia narrativa. Este tipo de contraste podemos observar mejor al comparar Bodysnatchers con Jigsaw falling into place, donde aunque ambas parecen compartir un ritmo rápido, en la primera, su estructura musical es plana mientras que en la segunda, tanto la melodía como la tensión de instrumentos aumenta mientras nos acercamos al final de la canción.

O podemos ver Weird fishes en comparación a Reckoner, siendo que ambas llevan un ritmo lento pero en el caso de la segunda, podemos notar más percusiones y posiciones auditivas cuando usamos audífonos, haciendo de ambas canciones una experiencia distinta del cómo escuchar un disco de Radiohead, siempre tambaleando entre canciones que podemos bailar en silencio y las que nos hacen llorar al ver las letras. Pues como ya dije, el disco narra un poco de una historia sin orden cronológico sobre una ruptura, empezando por -mi favorita del álbum- Jigsaw falling into place, haciendo que hilar puntos sea una tarea placentera mientras vamos devorando el disco.

En general Radiohead es una de esas bandas que además de expandir sus propios horizontes, lo hace de una muy buena forma y nos entrega discos tan significativos como lo es In Rainbows, así que si quiere experimentar una forma diferente de escuchar un disco de rock, este es una buena opción.

Las estrellas, los perros y los sueños

Por Fernando Rangel Juárez


En esta ocasión me gustaría recomendarles el manga El perro guardián de las estrellas (Hoshi Mamoru Inu), del autor nipón Takashi Murakami, en él se narra la historia de Happy, un perrito que cuenta a través de su perspectiva las aventuras que pasa con su familia adoptiva, la obra fue publicada originalmente en el año 2008 y a nuestro país llego desde el año 2015, es una historia melancólica de principio a fin, adictiva y de fácil lectura, ampliamente recomendable para sensibilizar a los niños en el tema de las mascotas.

La obra cuenta con una “secuela”, que solamente comparte el nombre con el primer título pues las historias que ocurren pasan de manera paralela y los protagonistas en esta ocasión se llaman Chibi y Happy (otro, no es el mismo). No es justo realizar una comparación con el original, pues quedaría a deber o tal vez simplemente es el hecho de que el corazón se muere un poco cuando concluyes el primer libro y es que siendo sinceros no existe una película, libro o relato que involucre a un perro y que no logre remover las fibras más sensibles y profundas del corazón.


Hablando de películas y por si se quedaron con ganas de llorar, en Disney Plus se encuentra disponible Mi amigo Enzo (The art of racing in the rain), ahí podremos vivir al lado del labrador Enzo, el desarrollo de Dany, quien es un incipiente piloto de carreras que no ha tenido muy buena suerte en la vida, la película es narrada desde la perspectiva del perro y logra involucrarte con la historia de principio a fin.


Continuando con el tema de los perros y las estrellas y agregando un dato más a su despensa de datos para iniciar conversación, sabían ustedes que el 3 de noviembre de 1957 fue la fecha en que se lanzó el satélite espacial Sputnik 2, la particularidad es que en esa misión iba a bordo la lomito cosmonauta Laika.


Al momento de la misión Laika era una perrita de dos años de edad, que no contaba con un hogar y fue seleccionada por el director del programa espacial Vladimir Yazdovsky al verla caminar por las calles de Moscú, quien dijo que el carácter de la perrita era amable, tranquila y encantadora.

La misión del Sputnik 2 fue obtener datos acerca de la reacción del organismo de un mamífero al someterse a las condiciones del espacio, la parte fea de la historia es que Laika fue en un viaje sin retorno y según los datos oficiales murió debido a un fallo en el aislamiento de la capsula, la misión fue duramente criticada e impulsó la creación de sistemas que permitieran el retorno seguro de las naves y satélites.

Durante la siguiente década la Unión Sovietica siguió lanzado misiones espaciales y se mandaron otros ocho perritos, de los cuales seis regresaron sanos y a salvo a la Tierra; los últimos perritos cosmonautas fueron Ugolyok y Veterok quienes sobrevolaron durante 21 días nuestro planeta a bordo de la nave Kosmos 110.

Ugolyok Veterok tripularon la Kosmos 110


La trágica farsa de un mundo bendito: Marilyn Manson, el tríptico maldito y su endemoniada crítica a EU

Por Jorge Augusto Pérez Peña


El 8 de octubre de 1996, surgió desde las entrañas del infierno personal de un Brian Warner enganchado a prácticamente todas las drogas existentes, el Antichrist Superstar, un álbum en el que plasmó el profundo abismo en el que estaba sumergida su vida.

Imprimió con soberbia, en cada una de las canciones de esta joya maldita, la ira que acumuló toda su vida contra la sociedad hipócritamente conservadora que lo rodeó desde que era un niño; criticó la gula y la avaricia del demagogo hambriento de poder, la pereza intelectual de quienes se dejan gobernar por falsos ídolos, y la necedad de llamarle amor a la lujuria; el resultado fue una obra maestra satánica del rock digna de envidia.

Quienes han deslizado su mirada en las infectas líneas de la autobiografía de ‘El reverendo’, titulada La larga huida del infierno, saben que hay un capítulo en el cual Marilyn, o Manson, relata haber sido nombrado por Anton Lavey, el fundador de la iglesia satánica, como su sucesor.

La prosa de la biblia negra, con poderosas metáforas que invocan a figuras arquetípicas de todos los inframundos de civilizaciones antiguas, y a los monstruos de profanos cuentos, se tradujo en cánticos blasfemos cuando pasó a la música del joven Brian; un himno de guerra contra el fascismo ultraconservador de norteamérica, entonado en las magníficas fauces de la bestia escarlata.

La biblia negra fue un compendio de interpretaciones que su autor elaboró en torno a la literatura de los maestros de la sospecha, y de algunos puntos de la psicología profunda de Freud, Jung y Lacan para tratar de enmarcar lo dicho por estos autores en el contexto de Estados Unidos en los años 60, cuando la guerra de Vietnam y la revolución hippie desenmascararon los puntos débiles de la supuesta democracia estadounidense. Una fórmula que farsantes como Alejandro Jodorowsky intentaron emular con viles paráfrasis rosas como la “Psicomagia”; un caramelo digerible para niños progres.

En la década de los años 1990, cuando Marilyn Manson tomó la batuta, o mejor dicho, el tridente del mensaje satánico, la post guerra fría, el boom del internet y la invención de los reality shows, eran solo algunos de los factores que configuraban el contexto social, político y mediático en el que estaba sumergida la sociedad estadounidense.

En esta misma década la Guerra del Golfo era algo que el poder de norteamérica no quería que se difundiera de forma negativa, porque eso traería la inconformidad de su sociedad, justo como ocurrió con el conflicto bélico vietnamita. La censura mediática era una herramienta para cuyo uso las élites de Estados Unidos se habían vuelto unos auténticos expertos, eran maestros en el arte de desaparecer mágicamente de los medios todo aquello que contradijera su postura política, y que llegara a criticar sus acciones demagógicas, muchas veces plagadas de una lisonjera intención de quedar bien ante el mundo, mientras al mismo tiempo despedazaban militarmente los recursos de Sudamérica y Oriente medio.

La censura de la que fue objeto la música de Marilyn Manson siempre llevó por delante la indignación del sector cristiano de la sociedad norteamericana, es decir, el 98% de su población en ese entonces; pero el mensaje de este personaje polifacético no es una simple negación del nombre de Dios. Parte del cristianismo radical imperante en esos días para desmenuzar con una sádica paciencia cada fibra de esa religión que se coló a otros aspectos de la vida como la política de ultraderecha, y la ideología difundida en los programas de televisión de ese tiempo (y que no han dejado de existir ni de transmitirse), casi siempre en pro de una vida conformista basada en comer, hablar de banalidades, coger con vecinos, amigos y compañeros de trabajo, y entretenerse con el culo puesto en el mismo puto lugar toda la vida; este músico despedaza la falta de laicidad en las escuelas porque fue algo que vivió en carne propia, y no se toca el corazón al hablar de las motivaciones de las intervenciones militares estadounidenses, falsamente en nombre de una supuesta misión divina.

Marilyn Manson a lo largo de su discografìa, critica sobre todo a la televisión, y más adelante a Hollywood, por la facilidad con la que se podía construir un metarrelato heróico en esos medios acerca de soldados anónimos que morían básicamente por nada; esos peones de un tablero en el que todo es blanco o negro, eran tratados como héroes en televisión para ocultar lo vacío en sus muertes, se les retrataba como mártires de una causa magnánima que, en realidad, probablemente no hubieran podido explicar. ¿Realmente es en nombre de Dios que por petróleo mueran millares de inocentes? Quizá sea incluso más blasfemo que cualquier canción de MM decir que una guerra por petróleo está condonada por Dios.

En el fondo de la oscura (anti)estética de Brian Warner, reposa un idealismo de lo más romántico, es casi contradictorio, pero se trata de un artista que desde su nombre juega con las dualidades contradictorias pero complementarias.

El Antichrist Superstar, nacido en 1996, fue solo el primero de tres peldaños que dirigen a un descenso que profundiza con arte infernal en la psicología social de norteamérica. El siguiente peldaño fue el álbum de 1998, Mechanical Animals, y finalmente llegó Holy Wood, en el año 2000. Respetando la estructura de la dramaturgia en la antigua Grecia, estas tres tragedias, fueron sintetizadas en una sátira de ópera rock: The Golden Age of Grotesque, lanzada el 2003. Un álbum que circunvala el mensaje del denominado por los fans “Tríptico”. Tres trabajos discográficos que estremecieron la moral de los cuellos rojos.

A lo largo de esta exposición ensayística en formato musical, Marilyn Manson hace una crítica a “La gente bonita”, autora de horrores en “El gran mundo blanco”, sumergido en la oscuridad de las tinieblas de la ignorancia y la estupidez. A la cabeza de esta infamia, “El presidente muerte”, que vive de los aplausos de estos “posthumanos”, más conectados a una puta pantalla que a sus propias mentes.

En este mundo que funciona con un puñado de autómatas, que viven como “animales mecánicos”, ni siquiera buscar el amor de otro ser humano nos puede salvar del infierno, porque ya no existe la humanidad como cualidad en nuestra especie. Salir de este mundo por la vía del suicidio parece menos indoloro que seguir siendo objeto de la constante humillación intrínseca a ser parte de esta farsa.

Claro que la música de Marilyn Manson sería censurada, es natural que prohíban sus conciertos en los países más católicos del mundo, y no es a Dios a quien ofende, recordemos la letra de Disposable teens (adolescentes desechables), “Nunca odié realmente a un Dios verdadero, sino al Dios de la gente que odio”.

Lo verdaderamente obsceno, la bestia, es el poder. El infierno está frente a nuestros ojos y los demonios son nuestros recuerdos traumáticos, enraizados en una educación estructural y patriarcal. El “Dios padre”, es una metáfora para el patriarcado, la deidad universal es el dólar y nuestro pecado original es la estulticia. Que Dios nos salve.

El fracaso de “los Fifas”

Por Alan Román Méndez



En cuanto sonaba el timbre de la primaria para salir al recreo, uno de mis compañeros corría a toda velocidad a la puerta del salón sosteniendo un balón de fútbol con ambas manos, y apenas estando fuera del aula, con una patada lo dirigía a la explanada central de la primaria para apartarla como nuestra cancha. Éramos un grupo por grado, por lo que en ocasiones improvisábamos canchas en cualquier rincón del patio con dos piedras como portería de extremo a extremo. Hacíamos los equipos rápido, los dos mejores jugadores del salón eran capitanes y escogían al resto. Mientras, las niñas y cualquier otro niño que no gustara de jugar fútbol tenían que encontrar otros espacios y actividades para la media hora de descanso.

Desde la infancia nos dejaron clara e implantada la relación intrínseca entre el fútbol, la masculinidad y el poder.


Nosotros los Fifas

FIFA es un videojuego de entrega anual de la desarrolladora Electronic Arts, y se define como un emulador de fútbol soccer, avalado por el organismo internacional y corrupto homónimo que lo rige. Cabe mencionar que entre una entrega y otra suele haber pocos cambios, salvo algunos detalles técnicos y de actualización de los jugadores disponibles.

Por su parte, el término “El Fifas” se popularizó durante los últimos meses en redes sociales, utilizado para hacer referencia generalmente a los hombres cisgénero y heterosexuales, que desprecian las iniciativas de prácticamente cualquier movimiento social, como el feminista y el LGBTQ, desde la desinformación, que al mismo tiempo suelen ser los mayores consumidores del videojuego.

Tal como el patio de la primaria se abría a nuestra disposición, los varones cis-heterosexuales desarrollamos una experiencia social centrada en nosotros, y de manera voluntaria o no, terminamos reproduciendo actitudes egoístas.

Nosotros, los Fifas, seguimos y añoramos el rol de protector y protagonista que nos inculcaron, centralizando la oportunidad de expresarnos sobre cualquier tema; debido a que somos educados bajo el dicho “Al que no habla Dios no lo oye”, respondemos a preguntas que nunca nos fueron hechas. A los Fifas nos gusta hacer podcast donde criticamos lo mucho que el mundo se está yendo al carajo, o lo ridículo que nos parecen los cambios de roles en la sociedad. Y los Fifas no solamente nos expresamos sobre temas que no nos corresponden, también ignoramos otras voces, decimos tomar perspectivas de otras personas, pero no lo hacemos de manera crítica hacia nosotros y nuestro actuar.

Los Fifas defendemos nuestra masculinidad y los privilegios que nos da desde donde nos alcanza, ya sea resguardando el poder de decidir, o negándoselo a otros. Los Fifas tenemos miedo, mucho miedo de fracasar en ser los grandes hombres materialistas que la cultura nos ha creado como expectativas, y miedo a dejar de estar en el centro del patio jugando futbol. Gracias a esto, desarrollamos instintos de supervivencia, buscamos excusas debajo de cualquier piedra. Para un caso de violencia de género, un feminicidio o cualquier clase de violencia patriarcal podemos sacarnos de la manga una revictimización, una retórica de salvación, o el típico “no todos somos iguales”, porque el yo individual siempre parece más moral que el colectivo, pero se nos olvida que el primero nutre al segundo, por lo que, por más deconstruidos que digamos ser, todos somos y hemos sido El Fifas.


El fracaso compartido

Así como la entrega anual del videojuego es poco ambiciosa en cambios, los Fifas poco hemos aprendido. Año con año nos repetimos y esperamos mantenernos vigentes por mera costumbre en un mundo en el que cada día el sujeto de masculinidad tradicional es más evidenciado como el ser violento y fuera de lugar que siempre ha sido.

Además de las excusas para evadir nuestra responsabilidad, los Fifas nos apegamos a una caduca posición de “pensamiento lógico” que no distingue entre los colores que existen en el mundo, y busca conservar roles sociales establecidos. Es normal vernos en debates para hablar de lo mucho que sabemos sobre la vida de las demás personas y cómo deben conducirse, y lo mucho que le conviene a todos, desde nuestra sesgada perspectiva, conservar el sistema patriarcal.

Los Fifas tememos perder el patio de recreo, nos cuesta compartir con la diversidad que nos rodea, incluso nos cuesta aceptar la diversidad que ocultamos dentro nuestro, nuestras propias emociones y debilidades, nos cuesta aceptar que no somos los protagonistas, ni los dueños del espacio y tiempo.

Los Fifas tenemos que callarnos cuando no han apelado a nosotros, o se toca un tema que ignoramos, o una práctica social que no hemos habitado. Debemos reflexionar de forma crítica sobre nosotros, y no solamente de manera individual sino colectiva, como seres masculinos con la obligación de desaprender las prácticas y costumbres violentas con las que fuimos educados y que hemos reproducido. Desde el privilegio y el egoísmo hemos formado una deuda que solo saldaremos escuchando, leyendo y consumiendo productos de diversas fuentes y puntos de vista, abrirnos a pensar en nuestra práctica de acaparar el patio de recreo como una opresión a los demás, debemos reconocernos como actores que perpetúan la violencia a su alrededor, y validar cualquier voz, no porque los demás necesiten de nosotros, sino porque nosotros necesitamos de la sociedad dinámica que vivimos, y por nuestra propia integridad, como una oportunidad para pasar de seres violentos y violentados, a individuos empáticos.

Pero ese es un camino que nos cuesta adoptar por todos los temores y debilidades sin reconocer. Y eso nos conduce a nuestro gran fracaso: creemos ganar en aspectos materiales y superficiales al seguir un rol establecido cientos de años antes de nuestro nacimiento, creemos que ser dueños del patio nos dará satisfacción y es lo que el mundo quiere, pero estancamos nuestro propio desarrollo emocional y empático, así como perdemos la oportunidad de relacionarnos de manera sana con las personas que nos rodean.

Y si de algo somos dueños los Fifas, es de este fracaso.



Alan Román Méndez, nacido en Mexicali, Baja California. Licenciado en Docencia de la Lengua y Literatura. Sus textos han sido publicados por las revistas El Septentrión, Cinosargo y Tierra Adentro. Dejo de escribir poesía, pero nunca va a dejar de bufar.

© Copyright | Revista Sputnik de Arte y Cultura | México, 2022.
Sputnik Medios