Letrinas: Selección de poemas de Francisco Casado



Selección de poemas de
Francisco Casado


ES FÁCIL ANDAR

cuando la mirada solo funciona

para que no mueras o llegues tarde

 

soltar las riendas de la mirada

te regresa a los cuatro años

donde todo es pregunta

en espera de respuesta

 

aunque sea mentira

 

mirar es la acidulada corrupción

que atraviesa el automatismo

impreso sobre las palmas

 

mirar

hace bien

y todo lo contrario


 

LA ESTRELLA

es un tema interesante

para el cuerpo humano constitucional

que no es un gran problema

para el desarrollo humano

de un país

que se puede

apoyar con difusión

y en la noche previa

al final del día

del pretexto

de la ciudad

de los ojos

del otro lado

del cristal


 

DESDE LUGARES COMUNES

una postal llega diciendo

Desearía que (no) estuvieras aquí

                                        Saludos cordiales

 

láurea de origami para fraudes

condenados al blanco infierno

entre cada letra de los nombres

que no cesan de leerse

 

sentencia por el crimen de teclear

en vez de tachar hojas de papel

a falta de insumos

para escribir en la oscuridad

 

tromba que anega todo lo escrito hasta el momento

con la necesidad seguir escribiendo

alumbrar los archiveros

a quienes todavía creen

que encontrarán verdades a deshoras

lejos             de los altares y sus (j)aulas



OCULTO BAJO LA ALMOHADA

yace a la deriva de los hilos

cualquier fantasía

y todo lastre

 

la patria

el ensueño

un último reducto de Dios

otro fallido intento

por descifrar la soberbia del significado

 

  

MIENTRAS TANTO

los pájaros des-conocen

el dialecto de las puertas

 

olvidan la imperiosa necesidad de ser

por anidar de nueve a seis

migrando a la costa en vacaciones

 

más bien ignoran

cómo des-plegar sus alas

frente a la puerta de su jaula

 


ES MOMENTO DE JUGAR

pato

pato

pato

pato

pato

paso

paso corto

paso adelante

paso redoblado

pas de bourrée

walk like an egyptian

               paso tras paso

 traspasa una huella desgraciada

sin percibir con ojos cerrados

su milimétrica profundidad

a través de las suelas

 


DEL QUERIDO DESVELO

dejé pudrirse los sueños

entre bostezos del refrigerador

 

cabía el presentimiento

de volver a encontrarnos

cuando todo (no) sea distinto

 

pero el insomnio dejó caer su desquite

haciendo del dormir un pestañeo

 

te ruego perdón por abandonarte así

de golpe       sin cumplir

la promesa de acompañarnos

 

perdón,

pero no podía más

 

necesitaba hacer algo

                    de golpe

comer sin remordimiento

del escaso valor nutrimental de los sueños

 

 

*Los poemas seleccionados forman Para mirar los pasos (2021) publicado en la colección No more fake Friends, en Escrúpulos Editorial.


Francisco Casado, Ciudad de México, 1990. Defeño, arquitecto y poeta de media cuchara. Ha sido publicado en diversas revistas de literatura en Latinoamérica. Miembro de la 4ª generación de Nido de Poesía, Editorial LibroObjeto. Aparece en la antología Pandemials. Una antología viral (2021) de Sangre ediciones y el Vol. III de ANT[RØP]OLOGÍA DEL FUEGO, Venezuela. Ha obtenido Mención Honorífica del I y II Premio de Poesía Internacional Bruno Corona Petit, 2020 y 2022, respectivamente, Venezuela. Primer lugar del I Concurso Literario Eiruku Ediciones, 2021, Argentina. Su poemario Para mirar los pasos, recibió el premio “Don’t Read” 2021.

"Papito querido", obra que muestra la devoción de los padres hacia sus hijos


Por Jaime López 
Como parte de su gira en el interior de la República Mexicana, la obra "Papito querido", protagonizada y dirigida por Humberto Zurita, se presentará este jueves en la ciudad de Puebla, con la finalidad de mostrar, en clave de comedia, las cosas que los padres están dispuestos a hacer por la felicidad de sus hijos.
Así lo refirió Jesús Ortiz de Pinedo, productor del montaje, quien también mencionó que la audiencia se pasará un rato agradable, porque se trata de una divertida propuesta.
"Es una muy buena comedia, deliciosa; lo que pretendemos es que el público en Puebla venga a reírse, olvidarnos por un momento de lo que está pasando, de la política", expresó.
Destacó la reactivación de las actividades culturales y de entretenimiento en el país, así como el que ya no haya medidas tan restrictivas como el uso del cubrebocas.
En su intervención, la actriz Aylín Mujica, que forma parte del elenco, subrayó el profesionalismo y talento de su colega, Humberto Zurita, quien da vida a dos personajes y se viste de mujer en la historia.
Cabe mencionar que en "Papito querido" la intérprete de origen cubano representa a una esposa que no es feliz con su matrimonio, pero se mantiene en él debido a los señalamientos de la sociedad, al "qué dirán". 
El montaje ya fue presentado hace décadas por Alberto Rojas, pero ahora tiene algunas actualizaciones; además, significa el regreso de Zurita a las tablas escénicas, tras varios años de ausencia.
"Papito querido" se presentará en dos funciones, a las 19 y 21 horas, en el Teatro Principal; los boletos pueden adquirirse en la taquilla del recinto o a través de la plataforma de Superboletos.
La premisa se centra en "Luis", personificado por Zurita, quien en la dramaturgia crea otro personaje, la supuesta madre de su hija, a fin de que esta sea aceptada por sus suegros, los cuales se caracterizan por su vena conservadora y debido a que no admiten que su vástago se relacione con alguien que tiene padres divorciados.

'Ya no quiero entregar mi corazón', lo nuevo de Combo Movox


Recién salido del horno llega el nuevo single de Combo Movox: 'Ya no quiero entregar mi corazón'. Un estridente y vigoroso blues interpretado por la potente voz de Zaira Franco y el talento musical de Sr. González; y que representa un adelanto de lo que será el próximo disco de estudio de la versátil mancuerna, a estrenarse a inicios de 2023.

Desde que comenzamos a lanzar nuestros primeros sencillos, tuvimos como meta conformar un álbum de larga duración que se editaría tanto en formato digital, como en acetato de vinilo. En meses recientes nos dimos a la tarea de grabar cinco temas nuevos que sumados a los ocho previos, nos permite hacer realidad nuestro deseo.

El tema ya se puede escuchar en todas las plataformas musicales y de streaming y fue grabado por Iker Moranchel (guitarra), Santiago Ortiz (batería), Eduardo Dyer (piano), Fratta (bajo), además de los ya mencionados Sr. González (teclados, coros y cajones peruanos) y Zaira Franco en la voz.


El canto de una mujer transparente y empoderada, que no está dispuesta a que jueguen con sus sentimientos. Un blues que no cae en ortodoxias y transpira música de otras procedencias, magistralmente interpretada por músicos de probado talento.


Letrinas: No conozco a estas personas



NO CONOZCO A ESTAS PERSONAS
(Selección)

Ulysses Luna



La vida de los salmones

Ya no busco

terminar una carrera ni

escribir como los grandes

solo quiero

habitar en la poesía

vivir de la poesía

como los grandes perdedores

que hacen de la literatura

una piedra lisa

enterrada en el río

de la cual un musgo crece

para que peces como yo

nos alimentemos antes de partir

a las fauces de los osos.


 

Argos en la ventana

Me acordé de ti

            cuando escupí la espuma

                        que el océano empujaba

                                   hacia mi boca

                                               como tratando de matarme

                                   Sal y saliva

                        saliste de mi vida

            igual que como entraste:

intempestivo indiferente

            Así dejé de verte

                        bajo el azul prolongado

                                   de un mar ennegrecido

                                               serías un punto negro

                                   alejado por la corriente

                        pero vaya

            con mis ojos irritados

apenas distinguía

            dos barreras: gris y klein

                        cortadas hacia el horizonte

                                   Te perdiste, te ahogaste o

                                               las tortugas te arrastraron

                                   no sé

                        Lo que sí supongo

            es que frente a ambos

el mundo es coralino

            inmenso, espumoso y

                        azul, nada más que

                                                           azul.


 

Aliento

Yo sé que no te acuerdas pero

me gustaría que habláramos

sobre la vez que durante una pelea

que tuvimos por celular

a las dos de la madrugada

la llamada se cortó.

He de admitir que no poseo

los detalles del coraje

que nos mantuvo entretenidos

cerca de hora y media

solo alcanzo a evocar

lo agotado que me sentía

y el claro fastidio que afloraba de tu voz.

No era la primera vez que nos pasaba

ya habíamos entrado en este insoportable

círculo solar

puede que nada más lo tolerábamos

por costumbre.

Ese no es el punto

Olvida los motivos

me dije

no quieres perder a esta mujer

hazte responsable y

discúlpate.

En pleno silencio dije lo siento

en el silencio más monstruoso de mi vida

repetí lo siento

en un silencio tan nocturno como la boca de la muerte

hablé desde mis entrañas para decir

perdóname.

Vocalicé todas las angustias

con las que había estado cargando

desde mi niñez tardía.

Te puedo jurar que nunca

bajo ninguna circunstancia

había abierto mi espíritu

a nadie

como lo hice contigo.

Eso creí, al menos

tan idiota tendría que ser

como para no darme cuenta

que la puta llamada

se había cortado desde hacía al menos

veinte minutos.

Ese breve lapso

fue todo lo que necesité

para desangrar cada herida

encarnizada en la piel de mi alma

ese breve lapso

en que yo creí estar hablando contigo

cuando en realidad hablaba

a la nada.

No seamos tan dramáticos

sí hablaba con alguien, conmigo.

Pero eso de qué mierda me sirve

maldije

me lleva la chingada

la perra chingada.

Traté de comunicarme a tu número

contestaste la tercera vez

te pregunté si habías colgado

dijiste que no

nunca me pregunté

por qué no me llamaste de nuevo

por qué no me salvaste

de hacer el mayor ridículo de la historia.

En ese momento no me importaba

estaba feliz de recibir el afecto de tu voz

pero ahí fue cuando me di cuenta:

no podía repetirte las cosas que no escuchaste

ya no tenía fuerzas

y mis palabras se habían vuelto balbuceos

Qué pasó

preguntaste

no sé si irritada o preocupada

nada, es que yo

hablé solo por un tiempo

pero no importa

mañana si gustas platicamos en persona

deberías descansar

ha sido una noche pesada.

Sí, nos vemos mañana

respondiste

tú también descansa y ya no llores

no pasa nada.

Y aunque fuiste tú quien arregló las cosas

y no terminamos ese día

y a pesar de que nos vimos para hacer el amor

todavía me inquieta cuestionarme

lo que habría pasado si

nuestro canal y nuestro contexto

no hubiesen sido el teléfono y la noche

sino los ojos y la tarde.


 

Partogénesis

Mi mamá finge que mi padre

es la nada comprimida

se ha logrado convencer

de que mi principio

no es distinto al de una abeja,

una hormiga, un caracol

una codorniz

creados por la madre y nada más.

Es por eso que soy el rostro

de mamá

en mis manos crecen sus uñas

mi risa muestra sus dientes

su hipertensión es mi futuro

No hay un solo rasgo de mi padre

en este cuerpo

o al menos eso creo

¿Cómo saberlo? La fotografía

de su bigote se perdió hace tiempo

en los cajones de esta casa

Nada hay salvo recuerdos

nombres prohibidos, fechas inconexas

y la pregunta de siempre:

¿Por qué tu mamá y tú comparten apellidos?

Ya me aburrí de decir que no lo sé

qué importa

la paternidad no existe

son las mamás

García Márquez se equivocó

yo voy a envejecer cuando mis hijos

se parezcan a mí

porque hoy en día yo soy

mi madre

sin importar mi barba

ni mi carrera, ni mi desesperación

soy lo que ella siempre quiso para sí misma

pero que no obtuvo

ya que cuando nací

decidió que todo ello

sería solo para mí.


 


Funeral japonés / Cementerio mexicano

Hará algunos años que

uno de mis sueños

me mostraba el funeral de mi mamá

Yo debía enterrarla

con todos los honores

así que le hacía una pira

con hojas de un bosque japonés

su cuerpo yacía en el fondo

Y pronto el fuego comenzaba

pero yo me daba cuenta de algo

esa mujer no era mi mamá

no al menos la que conozco

era una dama japonesa

con no más de treinta y dos años

En realidad el sueño era truculento

esa no era mi mamá

pero sí la de alguien más

alguien quizás de Oriente

que sepultaba a la mía

en algún cementerio mexicano.


 

Ulysses Luna (Puebla, 1997) egresó de la carrera de Lingüística y Literatura Hispánica en la BUAP en 2022. Algunos de sus textos fueron publicados en Página Salmón y en Revista Almadraba. Fue fundador de la revista Collhibrí y conductor del programa de radio Al aire. Escribió y dirigió la obra Prometeo vengado en 2018. Actualmente se dedica a la docencia mientras prepara el poemario No conozco a estas personas, del cual se recogen los poemas presentes.

El varón, o ese humano entre A y B


Por René Rojas González |

 

El varón es el varón ingeniero, es el humano de los dos puntos, A y B; para él, entre esos dos puntos se resuelve la vida: si es abogado es entre mentira y verdad para obtener lo que llama justicia, si es médico entre enfermedad y ciencia para lograr lo que llama salud, si es contador entre pasivo y activo para tener como resultado lo que llama balance; pero en esencia es ingeniero. Prefiere la línea recta –el camino más rápido- entre los dos puntos y el cálculo exacto; esto último es lo que llama ser objetivo, nada puede entenderse fuera del cálculo exacto. Las abstracciones geométrica y aritmética las vuelve la versión dominante de interpretación de algo llamado realidad, en el entendido de que aquello que define como real, es aquello que cuenta con validez. Lo medible es lo válido, o llevado más lejos, como los ingenieros profesionales dicen, “si no se puede medir, no se puede mejorar”.

A partir de la medición, el varón establece una relación instrumental con su entorno, en el sentido de cuánto va a perder o ganar, dónde se quedará entre A y B, ¿llegará de A a B? Entonces, el mundo se vuelve enteramente funcional: aquello que no se ajusta a lo que él comprende entre A y B, lo califica de error, lo que no puede permitir, por lo tanto, debe convertirlo para “mejorarlo” o suprimirlo. En un sentido de pérdida o ganancia, el varón difícilmente acepta perder, todo debe ser ganar, o ganar lo más posible; peor aún, perder esta interpretación del mundo es perder su supremacía de manejo del entorno. Emprende conquistas, colonizaciones, competiciones, acosos, síntoma del peligro de sentirse inferior –sensación autocreada porque A y B también representan Inferior y Superior-, del miedo a perder el control sobre el entorno, que es más seguro para él usufructuarlo en tanto se apropia de éste.

Así, el varón rige su vida y la de otras y otros como si se tratara de operaciones aritméticas: la abogacía difícilmente permite contextos históricos y se maneja con la ley implícita de que “la ignorancia no te exime de la culpa”: tu ignorancia no me sirve, es una mentira, una enfermedad, un pasivo, pero tu culpa sí, basada en lo que defino con los nombres de verdad, ciencia o activo.

La ignorancia (A) se resuelve con conocimiento de los lineamientos (B), por lo tanto, sólo basta sumar instrucción 1, más instrucción 2, más instrucción 3, etc., para obtener lo que llama justicia, es decir, para alcanzar lo válido que ya ha establecido para manejo del entorno. Así la medicina, con la que ahuyenta lo mágico y la naturaleza no procesada para filtrar el acercamiento al entorno a través del método científico y transformar lo material en sintético, como medio de procuración del cuerpo. Así la contabilidad, con la que reduce el trabajo y el intercambio a una representación monetaria en tablas con rubros consecutivos, como modo de calificación del sustento. Al final, el varón requiere ejercer su dominio con parámetros binarios de comprensión, por lo que etiqueta entre bárbaro o ciudadano, natural o artificial, pobre o rico.


Es la vida entendida como ley, ciencia, riqueza, ámbitos en los que todo funciona porque el varón organiza con la consigna del 2 + 2, es decir, siguiendo un manual de instrucciones que se suman. No extraña que los varones de las profesiones mencionadas se lleven bien: tienen vidas metodológicamente compatibles, y claro que éste es el modo de proceder en otras tantas profesiones, tradicionales también como la arquitectura, o actuales como la programación; profesiones generalmente consideradas como aquellas que dejan dinero, correspondiendo con la provisión tradicionalmente asignada por género al varón y encontrando su correlato en la psicología y la psiquiatría para ajustarlo cada vez que se “descompone” y reinsertarlo instrumentalmente. La consecución de un manual de instrucciones, que indica un entendimiento omnipresente del entorno a través del cálculo exacto entre A y B, así como la manera de “mejorar” -ganar- este control sobre el mismo a través de la negación de otros entendimientos para integrarlos al dominante, resulta funcional a la formación del varón como patriarca, que desde pequeño se le enseña a medir el entorno para dominarlo, de tal manera que sabe actuar, consciente o inconscientemente, en el establecimiento de los trazos para ponerlo a su disposición o servicio.

Las reglas del juego tienen por vocación negar esos otros entendimientos mediante su conversión en entendimiento varonizado: particularmente, hombres, pero mujeres, homosexuales, afrodescendientes, indígenas, etc., se varonizan cuando las acatan, llegando incluso a defenderlas a ultranza. Como en dichas reglas el varón es juez y parte, cuando un entendimiento no varonizado –o, al menos, no plenamente- las pone en entredicho o cuando el mismo entendimiento varonizado las critica, con el riesgo de desvaronizarse, obviamente se indispone. Conceder el uso del entorno refiere para él una pérdida, significa retroceder entre A y B, dando pie, además, a que un planteamiento distinto del uso del entorno implique un cuestionamiento de fondo a su supremacía de manejo del mismo, por lo que aparece no sólo el peligro de retroceder, sino el de acabar con A y B. Dado que los otros entendimientos son indigestos para el modelo trazado, al varón le resulta más sencillo reivindicar la “validez” de éste, arguyendo que no encajan entre A y B, actuando en nombre de la verdad, que es legal, científica y monetaria, por lo que dichos entendimientos serán dignos de asimilación en tanto legales, científicos y monetarios. Además, este llamado al orden no sólo aparecerá por causa de un cuestionamiento esporádico que eventualmente ponga en jaque el manejo varonizado del entorno, sino como una constante ante cualquier “sublevación” cotidiana.

Así, el varón invoca el cálculo exacto, revistiéndolo de estoicidad para que ningún entendimiento fuera de lo medible perturbe su control del entorno, usando su versión abstracta geométrica y aritmética de entendimiento para apropiarse del terreno de lo concreto. Esto se antoja perverso, porque la abstracción que el varón ocupa con pretensión de entendimiento totalizante es el filtro que califica un hecho como concreto, o, dicho de otra manera, es lo abstracto con pretensión de definirse como concreto. Lo irónico es que esta pretensión estaría partiendo de su inseguridad de pérdida de control del entorno, por lo que las ganas de ocupar una abstracción totalizante estarían partiendo de una sensación que sería concreta, teniendo como resultado un eterno varón conflictuado consigo mismo, para el cual las emociones pasan a ser abstractas y aquello que llama subjetividad pasa a ubicarlo fuera de sí: en la cultura varonizada, donde no sólo los hombres están varonizados, sino otros cuerpos también, si se está triste, se dice “no estés triste”, de manera completamente funcional, como si la vida estuviese guiada por un interruptor que sólo basta mover para un lado o para otro.


El varón califica la tristeza como error, por lo que le resulta “necesario” arreglarlo y dejarse “mejorado”, o extirparlo, para poder reinsertarse en el modelo.

Por lo tanto, un cuerpo no varonizado, o no del todo, tanto no debe sentirse triste por la supremacía que ejerce el varón en el manejo del entorno –en el cual está envuelto- como se ve obligado a negar el acercamiento particular que ha tenido con lo concreto: si despliega otro modo de gestionar el entorno, el varón exige el conocimiento de las leyes; si quiere cuidar de su salud, el varón indica el acudimiento a los productos sintéticos; si desea garantizar su sustento, el varón señala la revisión de las finanzas. Cuanto más acata estas maneras de proceder con el entorno, más le hace el juego al varón, haciendo irónicamente ambos un esfuerzo conjunto por (re)componerse, lo que evoca bastante la expresión inglesa pull yourself together, conflictuados por estar partidos en pedazos, que tienen que encajar exacta y permanentemente entre A y B. La “falta de alternativa” a este modelo parece ser el germen de la violencia varonizada, puesto que los diversos cuerpos en la escala entre lo no varonizado y lo varonizado se oprimen constantemente y entre sí para lograr un margen de acción dentro del “único” entendimiento válido de lo concreto; por lo tanto, puede decirse que varonizar es una forma de violentar, lo que requiere que las opresiones mutuas se vivan como (re)ajustes necesarios para preservar el manejo dominante del entorno. Asimismo, la violencia varonizada será sentida por cada cuerpo de manera distinta, dependiendo de la ubicación de cada uno en dicha escala.

Tal vez sean la resistencia a esta violencia y la emergencia de otros entendimientos, ambas cada vez más recurrentes, por parte de los diversos cuerpos que no se amoldan, o no enteramente, al patrón de la varonización, lo que va dejando en evidencia que el varón no entiende su propio cuerpo –concreto-: es un error quejarse de pesadez, llorar, ser inseguro, no ser contundente, mostrarse incapaz, ser ignorante, no ser rudo, expresar emoción en momentos ordinarios –sólo en los extraordinarios está justificada-, protegerse el cuerpo, no tener la suficiente fuerza física para ciertas tareas, no saber pelear verbal y físicamente contra otro varón, no buscar vencer frente a algún desacuerdo, no buscar posiciones de poder, no proveer individualmente el suficiente sustento para sí mismo y otros, cuidar de sí mismo y de otros a través de las labores materiales y emocionales desempeñadas en el hogar -aquellas tradicionalmente asignadas a la mujer-, tener gusto por contenidos de entretenimiento y formas de expresión relacionados típicamente con las ideas de delicadeza o niñez, manejar el propio cuerpo con movimientos “femeninos” o “sobreactuados”, entre otros tantos errores.

El varón, entonces, se priva de otras posibilidades de entendimiento de su cuerpo, lo que se refleja en la manera en cómo usa o dispone del mismo: forma de hacer ademanes, forma de caminar, forma de hablar, forma de hacer esfuerzos físicos y mentales, forma de acercarse a los otros; esto, porque su cuerpo lo piensa en abstracto, como herramienta de medición que da validez al movimiento de su propio cuerpo a través del trazo de dichas formas, el cual permite la unión entre los puntos A y B, así como la evasión de los errores mencionados, mismos que califica de no concretos. El varón trazará en su cuerpo las distancias e intensidades para dirigirse a alguien, de manera que calcule el movimiento apenas indispensable para alcanzar lo que necesita específicamente de ese otro, no haya motivo para el surgimiento de una sorpresa que lo perturbe y, si la hubiera, la controle para reinsertar a las partes entre los dos puntos.


No siendo así, no tiene mucho sentido para él entablar una conversación, porque generalmente no dispone su cuerpo a la exploración y los posibles caminos insospechados que genere la interacción desinteresada. De lo contrario, será señalado de chismoso, una característica tradicionalmente no asignada a su género, un error más. Esto es lo que construye la típica escena de la dificultad de conversación entre dos varones, que aun conociéndose de tiempo atrás, básicamente se preguntarán mutuamente por si siguen funcionando dentro del entendimiento varonizado, así los temas sean el trabajo, el amor, la política, la familia, la cultura, etc., lo que, en última instancia, se traduce en cerciorarse de que el manejo del entorno comandado por ellos continúa saludable. Puede que el varón ejerza el chisme, pero difícilmente reconocerá haber practicado este “acto ilegal”, pues significará no haber logrado contenerse entre los dos puntos. Fuera del chisme, las conversaciones son calculadas, hasta las de recreación: deportes, autos, carnes asadas, bebidas con alcohol, íconos musicales, cuerpos de mujeres, chistes, etc.

El miedo del varón a liberar su cuerpo es su miedo a perder el control del entorno, para lo cual hará permanentemente el llamado a la mesura, que remite a la palabra medida, característica por excelencia de este varón ingeniero.

La trampa está en que el varón -o el cuerpo varonizado-, en realidad, nunca acaba de serlo en su totalidad, porque nunca acaba de tener el control de todo el entorno; sin embargo, es necesario que preserve este mito para mantener su aspiración de continuidad y aumento de dicho control. Por lo tanto, la condición para que el varón realice particulares y diversos trazos A con B es que crea en que él culminará un trazo general y totalizante A con B, acto de fe emprendido incesantemente para combatir el miedo a la desmesura y que, por esa misma perennidad, conduce al varón a nunca salir de un círculo vicioso de reafirmación propia.

Justo en esta reafirmación, no sería casualidad que el varón sólo haga referencia a la cabeza como medio para el entendimiento del entorno, puesto que su mente está tradicionalmente educada en la elaboración de las abstracciones geométrica y aritmética previas para manejarlo, sin que se moleste en validar al resto de su cuerpo como reflejo de la interpretación de sensaciones, es decir, como forma de conocimiento. El varón que se atreva a realizar esta validación, estaría abriendo la posibilidad de disponer de su cuerpo entero en formas que se desmarquen de aquella que usa lo mensurable con propósito de dominio. Por ello, el varón o cuerpo varonizado que quiera liberarse de la opresión que ejerce sobre otros y sobre sí mismo, sería el varón o cuerpo varonizado con deseos de experimentar entendimientos que rompan la contención entre A y B. Superar el miedo a perder el control del entorno, no apostaría por continuar el trazo hacia ganarlo, sino por dejar de dibujarlo, moviendo el cuerpo de manera menos varonizada.


rene.rojas.glez@gmail.com

 

*Este texto finalmente ha tomado forma, gracias a los reflejos provenientes de la lectura del libro Desandar el laberinto de Raquel Gutiérrez Aguilar y de la participación en la jornada de talleres “Dibujar juntas nuestra cuerpa antipatriarcal: ejercicios feministas de mapeo corporal entre mujeres del Posgrado de Sociología de la BUAP”, impulsada por la Colectiva Caracola Tejedora y celebrada entre el 8 de octubre y el 3 de diciembre de 2021.

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