“Museo”, ¿consolidación de un cine de autor irónico?

Ruizpalacios demuestra cómo se pueden relatar premisas atípicas en la pantalla grande.

Cinetiketas | Por Jaime López | 

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Quien haya visto el largometraje debut de Alonso Ruizpalacios, "Güeros", sabrá que la ironía fue uno de los instrumentos principales para contar esa historia, para retratar la huelga estudiantil de la UNAM suscitada a finales de los años 90 y principios del nuevo milenio.

Sí, efectivamente: su visión chacotera y parcial (incluso, reduccionista para unos) sobre aquel suceso le produjo una serie de críticas negativas y varios detractores, pero también un sinfín de seguidores, que provocó que el también orquestador de videos musicales y obras de teatro fuera considerado el nuevo enfant terrible del celuloide tricolor.

Cuatro años después, y con una madurez perceptible en su humor (aunque quizá esto último se deba a un comportamiento más precavido del realizador), Ruizpalacios está de regreso con un argumento que también aborda un acontecimiento de la historia contemporánea tricolor: el robo de aproximadamemte un centenar de piezas del Museo Nacional de Antropología, perpetrado por un par de estudiantes de Veterinaria radicados en Ciudad Satélite.

Un diálogo donde se pronuncia la frase "No hay preservación sin saqueo", aunado a una libre reinterpretación de los hechos, así como a una escena introductoria con imágenes de archivo en donde se da cuenta de cómo varias de las piezas arqueológicas transferidas a ese recinto fueron extraídas de las comunidades originarias sin el permiso de sus habitantes, son algunos de los elementos que confirman la intención de Ruizpalacios de nuevamente ironizar con el material que tiene entre sus manos.

Solamente que ahora el protagónico con actitudes pubertas o infantiles de sus "Güeros" ha adoptado otros matices, se llama "Juan", y tiene el rostro de un actor famoso de México: Gael García Bernal

Mientras que la lente de Damián García sigue logrando encuadres de infarto. Basta con revisar los tiros que hace dicho artista con base en las siluetas de sus estelares, o esa secuencia (muy a la "ola francesa") grabada en un bar de mala muerte.

"Museo", ese es el nombre anticlimático pero oportuno con el que Ruizpalacios y su coguionista, Manuel Alcalá, han bautizado su nueva creación, misma que destaca por dos aspectos fundamentales: haber rescatado un sui géneris capítulo de la historia mexicana y tratar de reinventar el género del heist movie, quizá uno de los menos explorados por la industria de este país (al momento de escribir este texto me vienen a la mente pocos ejemplos: "La extinción de los dinosaurios", "Mexican Gangster" y "Todo mal").

Con una primera mitad ágil y bastante divertida, "Museo" demuestra cómo se pueden relatar premisas atípicas en la pantalla grande y cómo el séptimo arte es un constante universo de reinterpretaciones, pues es sabido que varias de las escenas creadas para la película están sustentadas en la imaginación de su realizador, quien ha subrayado la manera en que mezcla la historia con la ficción.

Sumado a lo anterior, el cineasta se las arregla para incluir en su universo una peculiar crítica a la familia y la amistad, de la cual sale bien librado.

Y qué decir del histrión secundario con el que cuenta la cinta en turno: Leonardo Ortizgris, que en varios momentos se roba los reflectores con su "Wilson", el leal compiche del protagonista, que pese a ser sobajado nunca cae en la traición. 

¿Es "Museo" una propuesta superior a la ópera prima de Ruizpalacios? Solo el tiempo lo dirá. Lo cierto es que se trata de un producto más maduro en términos estéticos y narrativos, que si bien decae a mitad de la historia, divierte y se siente como algo diferente a lo que habitualmente estrenan las cadenas comerciales.

A continuación, recordamos parte de la cobertura que hizo Sputnik en la rueda de prensa y alfombra roja de "Museo" (Para algunos dispositivos móviles se requieren audífonos): 





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