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Gatsby: el fin o el comienzo del “sueño americano”

Call me old fashioned… please! | Por Mónica Castro Lara |

Con toda esta locura pandémica, algunos nos hemos dado la oportunidad de reencontrarnos con algunos libros y películas que creemos imprescindibles en nuestras vidas y que cada que los releemos y/o volvemos a ver y escuchar, adquieren significados o simbolismos diferentes. O simplemente afirmamos por qué nos gustan tanto, ¿cierto?

No es ningún secreto (y más bien, a estas alturas me parece una obviedad) que mi libro favorito sea ‘El Gran Gatsby’. Escrito en 1925 por F. Scott Fitzgerald, uno de los máximos representantes de la literatura estadounidense de inicios de Siglo XX –y que formó parte de la ‘Lost Generation’-, aquel que apadrinó el término ‘jazz age’. Les cuento que en semanas recientes, he andado en modo muy ‘serendipity’ con el buen Fitz, releyendo Gatsby (por quinta ocasión) y ‘A Este Lado Del Paraíso’; terminando la recopilación de ensayos post mortem titulado ‘The Crack-Up’; terminando también ‘Flappers and Philosophers’ y, por qué no, viendo una vez más ‘Midnight In Paris’ del controversial Woody Allen, como especie de cereza en el pastel. Es francamente una delicia poder reconectarse con todo aquello que a uno verdaderamente le apasiona y sobre todo, dejar que dicho arte ‘nos hable’ y continúe inspirándonos.  

Seguía yo en mi ‘mood roaring twenties’, cuando me apareció en Facebook (sí, literal me apareció) la página de un documental llamado ‘Gatsby in Connecticut; The Untold Story’, escrito y dirigido por Robert Steven Williams y Richard Webb, quienes se propusieron ‘sacar’ a la literatura a la calle y descubrir por qué la comunidad académica estadounidense se ha empeñado en negar que las ‘semillas’ de ‘El Gran Gatsby’, surgen en realidad en el puerto de Westport en Connecticut y no en Long Island como siempre se ha creído, inspirados en el artículo de 1996 de Barbara Probst en ‘The New Yorker’. Y, mientras miraba y buscaba toda esta información en la página de Facebook, me aparece a la vez una invitación al webinar titulado ‘Reimagining Gatsby’ que tendría, entre otros ponentes, a Blake Hazard ¡la mismísima bisnieta de Scott y Zelda!


Imagínense cómo me sentí. Era evidente que me inscribiría cuanto antes y que esperaría con ansias un viernes de mayo a las tres de la tarde. Pues bien, llegó el tan esperado día y créanme que valió mucho la pena. Para empezar, el panel estuvo compuesto de cuatro interesantísimas personas (además de Robert, el director del documental): Blake, la nieta de Fitz y Zelda que es cantante, artista, escritora, etc; la doctora Maureen Corrigan, autora del libro ‘So We Read On: How The Great Gatsby Came To Be And Why It Endures’; Michael Cotey, escritor y director de teatro quien montó la versión de 2016 de ‘El Gran Gatsby’ para la Universidad Northwestern; y finalmente, el profesor Kirk Curnutt, director ejecutivo de la fundación/asociación Fitzgerald y docente en la Universidad Troy, en el campus Montgomery (además de poseer el afro canoso más awesome que he visto). 

El webinar comenzó con un cachito del documental de Robert y vaya que ayudó a ponernos en un estado de ánimo ad hoc para lo que se avecinaba. El video es el final del documental, la última página de ‘El Gran Gatsby’ leída por Sam Waterston, actor que interpretó a Nick Carraway en la versión fílmica de Gatsby de 1974 (donde también la protagonizaron Robert Redford, Mia Farrow y Bruce Dern). El videíto, es una mezcla entre ilustraciones animadas, la melancólica voz de Sam y la también melancólica música, aunado a las bellas y poéticas palabras de mi querido Fitz. Admito que, como buena chillona que soy, lloré un poquitín nada más por la pura emoción que transmiten esas últimas líneas del libro.



Después del video, y de mencionar que gracias a la pandemia el documental no pudo ser estrenado en estas fechas (te odio un poquitín más COVID-19), inició una plática –muy amena- acerca del legado de ‘El Gran Gatsby’; se abordaron una rica variedad de temas como la producción y adaptación de la novela al teatro, de cómo Gatsby es el maravilloso ejemplo para entender la visión del mundo a través de los ojos de Fitzgerald, del fracaso tan rotundo que tuvo la novela la primera vez que fue publicada, de los personajes, etc. etc. etc. Pero hubo tres tópicos que llamaron más mi atención en toda la hora y media de plática y que me gustaría compartirlos a continuación:

Michael Cotey, quien dirigiera la versión teatral universitaria de Gatsby, habló sobre el reto tan grande que implicó hacer el ‘casting’ para el papel de Jay Gatsby, ya que si bien tenía (tenemos todos, de hecho) una idea/ constructo de cómo es físicamente el personaje gracias a las pocas descripciones que hay en el libro y a actores como Leonardo DiCaprio y Robert Redford, deseaba hacer algo no tan convencional. Tenía ya seleccionados a dos actores: uno, que de alguna manera perpetuaba con dichos convencionalismos físicos, y otro que no. Este último, es un actor de ascendencia mexicana llamado Eddie Sánchez que, en una de las últimas facetas de preproducción (previo a ser seleccionado), le platicó a modo de confidencia a Michael que entendía realmente a Gatsby en el sentido que durante toda su preparatoria, había intentado ser quien no era al negar de dónde venía, al negar su historia personal al tener papás inmigrantes y donde básicamente no se sentía nada cómodo siendo fiel a su esencia o como dirían los gringos, ‘in his own skin’. Así que Eddie tuvo que ‘blanquearse’ de muchas formas para tratar de encajar con sus demás compañeros. Y esa es básicamente una de las tantas esencias del libro: ninguno de los personajes se siente cómodo siendo quien realmente es y en el caso específico de Gatsby, tratar de borrar por completo su pasado para construirse una vida supuestamente mejor mediante apariencias. Una de las tantas razones de por qué adoro el libro, es gracias a lo atemporal que es.

‘The american dream is beautiful but maybe not achievable’.

En un momento de la plática, Kirk Curnutt lanza una pregunta un tanto controversial que me pareció de lo más interesante y muy digna de ser reflexionada y debatida: ¿es moral que nosotros como lectores ‘celebremos’ o ‘ensalcemos’ el glamour de Gatsby cuando esta novela critica en cierto sentido el materialismo estadounidense y lo repele? Wow. Es un tanto complicado para mí responder de manera parcial a dicho cuestionamiento, cuando para mi cumpleaños 30, organicé una fiesta con temática de los años 20; cuando he escrito decenas de artículos sobre la ‘Era del Jazz’; cuando escribí un artículo sobre cómo influyeron las flappers en el feminismo a través de la moda. Menos mal, la doctora Maureen y Blake tuvieron respuestas bastante atinadas y que les plagiaré si algún día alguien me la pregunta (sorry Maureen, sorry Blake):


“La novela tiene que mostrar de alguna manera, lo atractivo que es el materialismo estadounidense con el fin de demostrar y hacernos ver lo tramposos y vacíos que suelen ser todos estos 'objetos’ huecos y brillantes que ultimadamente, nos conducen a la nada”, a lo que Blake añade: “[…] creo que la luz y la oscuridad coexisten de manera perfecta en el libro; hay un balance que nos enseña cual maligno y trágico puede ser el sueño americano de no alcanzarse”. Qué mujeres tan chingonas, qué bonito caray.

Blake Hazard platicó acerca de la novela gráfica oficial de ‘El Gran Gatsby’: su proceso creativo, las colaboraciones con la ilustradora Aya Morton y el escritor Fred Fordham, entre muchas otras cosas. Hazard también charló acerca de que en realidad ella nunca estuvo muy conectada a sus bisabuelos porque en casa, tanto su mamá como su abuela (Scotty, hija del clan Fitzgerald), nunca hablaban sobre el tema; decidieron vivir una vida muy diferente a la de sus predecesores y no fue hasta bien entrada la universidad, que Blake comienza a interesarse por las obras de Scott y Zelda (en las preparatorias estadounidenses, ‘El Gran Gatsby’ es literatura obligada y a Blake, en su colegio, ni siquiera se la mencionaron). Pues bien, aquí es donde platica que a partir del próximo año, es decir el 2021, los derechos (el copyright) de la novela expirarán, lo que significa que cualquiera podrá publicar el libro, adaptarlo a una película, convertirlo en una ópera o representar un musical de Broadway sin pagar por dichos derechos.  "Estamos muy agradecidos de haber tenido el libro bajo derechos de autor, no solo por los beneficios bastante obvios, sino por tratar de salvaguardar el texto, guiar ciertos proyectos y tratar de evitar los desafortunados", dice Blake. "No sabemos con exactitud qué es lo que vaya a pasar en el futuro; estamos vislumbrando un nuevo período y tratando de verlo con entusiasmo, sabiendo que algunas cosas emocionantes pueden venir". Si bien hemos sentido que Gatsby ha sido parte de nosotros de alguna manera, ahora podremos hacerlo aún más nuestro, y aquí es donde me imagino a un Gatsby negro, o a una Daisy en silla de ruedas, o a un Nick bisexual, o a una Jordan inmigrante y West Egg ubicado en algún barrio mexicano del Bronx. Un sinfín de posibilidades existen para la considerada ‘gran novela americana’ y eso emociona bastante.

Scott Fitzgerald murió a los 40 años solo y olvidado; sumido en el alcohol, en la depresión y rodeado de todos y cada uno de sus demonios y traumas, sin haber alcanzado la gloria que tanto aspiró, sin haber cumplido su ‘american dream’, recurrente en la mayoría de su trabajo. Me he imaginado muchas veces a Fitz viajando por el tiempo (muy al estilo del ‘Ministerio del Tiempo’) y siendo testigo del impacto que tuvieron sus textos en tantísima gente y en diferentes tipos de arte. Me lo imagino pero, nunca he logrado concretar su reacción. Pues bien, toca esperar a ver qué otras maravillas nos aguarda mi Gran Gatsby.

‘No queremos aliados, queremos desertores del patriarcado’

Texto y fotos: Mónica Castro Lara |


Decidí titular este pequeño pero significativo texto con la muy puntual frase de la antropóloga e investigadora mexicana Marcela Lagarde, ya que desde hace semanas, no puedo sacarla de mi cabeza. He de confesar que siempre me ha ‘molestado’ esa palabra… ‘aliados’. Por eso, qué mejor momento para estar viv@s y transformarla en ‘desertores del patriarcado’, ¿no creen?

“Ahora que estamos juntas (ahora que estamos juntas), ahora que sí nos ven (ahora que sí nos ven). Abajo el patriarcado, se va a caer, se va a caer. Arriba el feminismo que va a vencer, que va a vencer”.

Después de mucho pensar, concluyo que no me avergüenza haber vivido mi primera marcha #8M hasta mis 31 años y aunque no ha sido por falta de empatía, desinterés o desinformación, creo que a todos nos llegan las cosas en EL momento adecuado y mí me llegó esta experiencia transformadora en el instante más apropiado de mi vida. Tenía apenas dos días de haber vivido la Marcha por la Paz, convocada por estudiantes de la BUAP y UPAEP principalmente, a la que se le unieron más de 35 universidades y créanme que fue un día muy interesante y aleccionador. Por ende, mis ganas y emoción por vivir la marcha del domingo, eran bastante grandes.

“Mujer consciente, se une al contingente”.

Un día previo a la marcha, nos juntamos varias personas en casa de mi hermana Elo y mi cuñado Hugo para hacer un primer ejercicio de conversatorio, un espacio seguro en donde mujeres y hombres (sí… hom-bres) pudimos dialogar, compartir ideas, debatirlas, comenzar a establecer protocolos, contar experiencias y sobre todo, aprender a escuchar. Fue una tarde francamente inolvidable y me quedo corta cuando digo que soy muy afortunada en poder vivirlo. Soy una fiel creyente de que parte de la reestructuración de las cosas y de cómo enfrentar la violencia sistemática que vivimos en nuestra cotidianidad, comienza con un cambio social-cognitivo, que debe existir (al menos) la disposición de escuchar, pero también de dialogar.


La deconstrucción de mujeres y hombres (porque pensar y afirmar que los hombres son los únicos que deben deconstruirse no resulta un ejercicio crítico) debe ir acompañada de esta necesidad de externar nuestras vivencias, nuestras inquietudes, nuestros errores y aciertos para dejar de enfrascarnos en lo individual y dar cabida a una colectividad más auténtica. Gracias, gracias, gracias a esas mujeres y hombres que el sábado pasado me enseñaron que ES posible. Y además, cerramos la tarde con broche de oro, diseñando nuestras consignas para el día siguiente, un inesperado momentazo feminista.


 “Ni una más, ni una más, ni una asesinada más”.


Desde que desperté el domingo 8 de marzo de 2020, tuve esa sensación de ansiedad cuando sabes que se avecina un evento extraordinario y afortunadamente, así lo fue. Elo me preguntó en el transcurso de la mañana si tenía miedo, a lo que contesté un rotundo y muy seguro “NO”, como pocas veces en mi vida. Me entristeció que mi mamá ya no pudiera acompañarnos a la marcha pero, había escrito su consigna en la mañana y nada en el mundo me impediría llevarla y alzarla como si lo estuviera haciendo ella misma. Alistamos todo y llegamos treinta minutos antes de la hora citada, en un punto muy cercano a la Fiscalía de Puebla. Nuestro pequeño contingente, estuvo conformado por amigas, amigas de amigas, familia de amigas y las alumnas de mi hermana. “¿Pañuelo verde o morado?” y cada quién escogía el que quería, un gesto desinteresado y unificador.

Se acercaba la hora y Doña Ansiedad (o sea, moi) comenzó a inquietarse porque veía cómo comenzaban a juntarse más y más mujeres en el punto de reunión y nosotros, seguíamos esperando a nuestras compañeras. El  liderazgo de mi hermana, tras unos consejos bastante apropiados, nos condujo por fin hacia la multitud. Esperamos algunos minutos bajo la sombra de un sagrado árbol y después, comenzaron a organizarnos en filas de 10. En ningún momento, quería perder de vista a Elo porque yo quería y necesitaba marchar con ella; la misma caminata nos permitió ubicarnos a un lado, atrás o delante de cada una. Marchar sin ella no hubiera tenido sentido.

“Mujer, escucha. Esta es tu lucha”.

La multitud (que al principio me hizo dudar si éramos pocas o no), hizo que me costara trabajo escuchar las primeras consignas feministas que gritaban los contingentes que estaban delante de nosotras; afortunadamente no tardamos en repetirlas y hacerlas nuestras. “Sembraremos rebeldía hasta cosechar libertad” y “Sororidad es la respuesta a través de amor, lucha y coherencia”, palabras prestadas de la talentosísima Audry Funk. No importó que fuera ‘cargando’ doble, eran MIS consignas y quería/necesitaba/ansiaba exponerlas, no sólo a las mujeres que participaban en la marcha, sino a cualquiera con una cámara fotográfica o a las cientos de espectadoras que nos miraban, algunas con empatía, otras con asombro, otras con desprecio y muchas otras, con angustia.

“Señor, señora no sea indiferente. Se mata a las mujeres en la cara de la gente”.

Sentí mucho miedo en la primera parada de RUTA (Metrobús poblano). Algunas chicas comenzaron a hacer pintas y a golpear los vidrios de la parada con la intención de destruirlos. “Sin agresión, sin agresión” gritamos muchas. Y al principio lo grité sin pensar y siguiendo a ‘la masa’ y luego lo hice de manera MUY consiente. Estoy TOTALMENTE a favor de las pintas, de que se queme todo, de que se escriban consignas y se haga visible todo el dolor, la rabia, la impotencia, la injusticia, la segregación, la desigualdad y la violencia. Pero tan simple como que no quería que las chicas que estaban caminando junto a la parada, sufrieran algún tipo de violencia o secuela. Justo ahí estaba mi mejor amiga desde los 12 años, justo ahí estaban las alumnas menores de edad de mi hermana, y justo ahí estaba mi compañera de vida y mi alma gemela, Elo, a quien pude sostener de la mano con todas mis fuerzas. Sentí miedo… y es muy válido; hice a un lado mi egoísmo y pensé únicamente en ellas y en su seguridad. ¿Incoherencia? Llámenle como quieran, pero fue un sentimiento auténtico. No voy a juzgar, ni a avergonzar, ni a hacer sentir mal a otras que lo hayan sentido y externado, así como he leído en publicaciones en redes sociales proveniente de mujeres cercanas a mí. Qué bien y qué orgullo que no hayan sentido miedo y que hayan sido coherentes. Necesitamos que nos contagien de ese valor y de esa seguridad, siempre.


 “Vivas se las llevaron, vivas las queremos”.

Benditos árboles del Boulevard 5 de Mayo que aligeraron en algunos puntos nuestra marcha. Me imaginé la posibilidad de tener una ciudad repleta de vegetación y me encabrona mucho saber y ser testigo que Puebla, ha perdido tantas y tantas zonas verdes. Ya muy avanzada la marcha, nos íbamos poco a poco quedando sin voz, aunque surgía alguna consigna y de inmediato, recuperábamos el ímpetu. Mientras todo eso pasaba, no pude dejar de pensar –y sentir- el enorme abanico de emociones que me invadían: por un lado, el enojo, rabia, hartazgo, miedo, sed de justicia, el ser la voz de las que ya no están o de las que conscientemente, no quieren estar; por otro, la felicidad de sabernos juntas, cobijadas y hermanadas, de irnos apropiando (aunque fuera por un instante) del espacio público SIN el miedo de todos los días, de caminar de la mano de mis amigas de toda la vida, del despertar de una sororidad genuina y finalmente, de formar parte de este momento de la historia.

“Y la culpa no era mía, ni dónde andaba, ni cómo vestía”.

Y es justo aquí donde lloré, poco, pero lloré. Traté de contener mis lágrimas y gritar la consigna lo más fuerte que pudiera. Porque si bien he sufrido de la violencia estructural, soy de las pocas privilegiadas que no han sufrido acoso y violencia sexual sistemática, mientras que la gran, GRAN mayoría de mujeres sí. Pensar en eso me destroza todos los días. Pienso también en todas esas ocasiones cuando mis amigas no se han abierto conmigo y no me cuentan esas experiencias terribles que han vivido en el pasado, pero estoy en el momento idóneo para madurar, agradecer y celebrar que tengan la confianza de hacerlo con otras mujeres, porque simplemente no se trata de mí. Es esa mentalidad colectiva la que ha cambiado mucho mi visión de las cosas.  

Entramos al zócalo de la ciudad y desafortunadamente, el poco espacio hizo que toda la caravana se dispersara. No importa. Aplaudo, agradezco y admiro enormemente a esas mujeres, colectivos y asociaciones que organizaron la marcha y que han luchado sin cansancio ni titubeos desde hace años: gracias por ser ejemplo de resistencia, por leer el pliego petitorio, por invitarnos y recibirnos con los brazos abiertos, porque no juzgan, porque nos quieren vivas y porque construyen día a día, un México más justo.

“Aleeerta. (Aleeerta). Aleeerta. (Aleeerta). Alerta, alerta, alerta. (Alerta, alerta, alerta). Alerta que camina, la lucha feminista de América Latina. Y tiemblen, y tiemblen, y tiemblen los machistas, que América Latina será toda Feminista'.

Mi experiencia, en MI primera marcha #8M, fue tremendamente satisfactoria; terminé con el corazón atiborrado y con mucho interés en continuar formándome. No presencié insultos, ni reclamos, ni violencia. Presencié únicamente a mujeres poblanas vinculadas por una lucha que no tiene descanso y de la que sin duda, quiero y formo parte. “The Future Is Female”, dicen por ahí. ¡NO! El presente lo es. Gracias infinitas a mi Elito por caminar a mi lado. Gracias a mi mamá por hacerlo simbólicamente. Gracias a las amigas, alumnas y conocidas que estuvieron a mi alrededor. Gracias a las amigas que no vi pero sé que estuvieron ahí. Que sea la primera de muchas.  

“Hay que abortar, hay que abortar, hay que abortar este sistema patriarcal”.

El sábado hablábamos en torno a la perspectiva de género. En este diálogo de saberes cada quien dijo lo que entendía. Ignorantes todos, Hugo compartió que desde su disciplina, las Relaciones Internacionales, había constructos que ayudaban a entender cómo se conciben los liderazgos mundiales, así como el poder que tiene cara (o atributos) masculina e interpela a las grandes líderes mundiales, como lo han sido Merkel o Thatcher y que, de alguna u otra manera, emulan un prototipo de “mujer-macho”. Pensando que, como asumía Frantz Fanon en torno a la raza negra, sería una desgracia que el destino de la mujer sea convertirse en hombre; Hugo lanzó una de sus preguntas mordaces: “[…] y, ustedes, ¿se han sentido alguna vez empoderadas fuera de los estándares o indicadores de poder patriarcal?” El silencio fue la respuesta más estridente. Después de lo incómodo alguna se atrevió a emitir un desgarrador NO. Es algo que me abruma y me ha tenido reflexionando desde el sábado. Ojalá algún día, pueda gritarles una respuesta diferente.

El ‘Piano Man’ se despide de México


Call me old fashioned… please! | Por Mónica Castro Lara |


O ‘Como un neoyorquino sorprendió a más de cincuenta mil personas al sentir tanto frío que pidió un abrigo, gorro, bufanda y unos guantes azules para su concierto en Ciudad de México a tan sólo quince días de entrar la primavera’. Me parece un título más adecuado peeeero, seguramente me lo iban a editar (además que de por sí soy PÉSIMA para darle título a mis textos y Alex lo sabe ¡já!). Pero bueno... eso fue lo que sucedió y prometo platicarles el chisme completo unas líneas más adelante.

Justo estoy saliendo del que aseguran, es el último concierto del gran Billy Joel en México y, mientras intentamos salir del caos del estacionamiento del Foro Sol, quise empezar a redactar esta pequeña reseña aprovechando que tengo la adrenalina a tope. Tras tres horas y media de espera -porque #Provincia-, apareció en el escenario el buen Billy y fue ‘Big Shot’ la que hizo que se me fuera pasando el enojo, el cansancio y el hartazgo de estar esperando y viendo como a los chilangos les vale madre llegar a la hora que sea y con toda la calma del mundo y por ende, retrasar hora y media un concierto. ¡Ah! Porque déjenme decirles que a esta mujer que están leyendo, le empezó a dar un ataque de ansiedad porque se acercaba la hora y no había NA-DIE. “Por eso el país los odia” pensé mientras seguía llegando la gente en pleno coro de ‘Pressure’.

De inmediato el piano de Joel nos puso de excelente ánimo y todos los que estábamos apretados en las gradas –porque #Pobre-, intentábamos con dificultad movernos a su ritmo, tanto porque su música es altamente contagiosa, como para tratar de calentarnos y sobrellevar el pinche frío que hacía. Vayan haciéndose una idea de qué tan terrible estaba el clima, porque el mismísimo Joel nos lo rectifica. Cuando termina de tocar ‘The Entertainer’ (la tercera canción) es cuando el buen ‘Billy the Kid’ pide que le traigan una bufanda, un abrigo y un buen gorro porque: ‘Guys, it's freezing out here I hope you are all doing alright’. Y sí, fucking frío mi Billy, fucking frío.

Pero, comenzaron los primeros acordes de ‘Honesty’ y uy... qué cosa. El ‘new yorker’ nos anticipó que normalmente no la canta, así que nos hizo sentir bien afortunados. Aquí, justo aquí, fue donde empecé a cantar de principio a fin y no le pregunten a mi garganta en qué estado quedó. Le siguió ‘Don’t Ask Me Why’, ‘The Stranger’ y su pequeña pero significativa ‘rendition’ de ‘Tequila’ (tengo la prueba en mi celular). Luego, el momentazo de la noche: nos puso a elegir entre ‘Just The Way You Are’ y ‘Vienna’. ‘No mames, no mames, no mames, no nos hagas esto’. ¿En serio cree que podríamos elegir una sola? Ambas son LEGENDARIAS, ¿qué se cree? Y afortunadamente, Diosito me hizo el milagro y cantó ambas. No les voy a mentir: lloré, lloré y lloré con ‘Vienna’; la canté/grité enterita y me sentí completa por unos breves instantes. Qué hermoso poder de sanación tiene una simple –pero muy significativa- canción. Y sí, soy una ñoña y no me importa en lo absoluto.

Le siguieron ‘Say Goodbye To Hollywood’, ‘New York State Of Mind’, ‘Allentown’, ‘I Go To Extremes’, ‘She’s Always a Woman’ y así. La gente se prendió muchísimo con ‘My Life’ y ‘The River Of Dreams’ y después de ‘Scenes From an Italian Restaurant’ cantó la que yo pensé sería el cierre de su concierto: ‘Piano Man’. Todo el Foro Sol se estremeció y coreó a todo pulmón este emblemático tema de principio a fin; es increíble ver el estadio encendido (literal y figurativamente) y ver las caras de aquellos que fuimos a ver a Billy ‘to forget about life for a while’.

Se sale. ‘¿Y ya? ¿Eso es todo? Le faltan un montón de éxitos’. Qué ingenua Moniquita, ¡por supuesto que regresaría! Hace unos días vi el setlist de su último concierto en Nueva York y efectivamente cerró con ‘Piano Man’, por eso me sacó de onda. Pero, tan sólo fueron unos minutitos los que se hizo del rogar y regresó con TOOODO para interpretar ‘We Didn’t Start The Fire’ lo que nos puso a bailar, saltar y gritar. Le siguió ‘Uptown Girl’, ‘It’s Still Rock and Roll To Me’ y, ahora sí, cerró con ‘You May Be Right’. Un ‘encore’ de cuatro canciones para la posteridad.

‘Gracias México, buenas noches. Vayan con Dios’ su frase de despedida y en español. Un conciertazo de veintisiete canciones, con un juego de luces y sonido espectacular que hizo que se me olvidaran estos días tan tristes, pesados y abrumadores. Billy Joel me reafirmó que efectivamente es ya un artista consagrado, que a sus casi 71 años tiene un vozarrón envidiable (perdona Elton John pero tú ya no cantas ni madres) y que sus letras, estremecen a muchísimos mexicanos y de todas las edades.


Una calle de la ciudad, llamada ‘Ponent 29’

Call me old fashioned… please! | Por Mónica Castro Lara |


Una vez que Alex Carrillo –nuestro editor- me comenta cuáles son los hilos conductores de esta primera antología (la muerte y la ciudad), comenzó a retumbar en mi cabeza una historia bastante peculiar y terrorífica que escuché cuando tuve la oportunidad de estar en Catalunya hace un par de años y que me llevó, casi de manera obsesiva (obsesión que por supuesto rayaba en morbo), a buscar toda clase de información que existiera en torno a ella.

El cuento que abordo en ‘Ponent, 29’ se inspira en hechos reales de la vida de Teresita Guitart, una niña secuestrada en la Barcelona de 1912, que siendo adulta vive asediada por su propia tragedia personal al inicio de la ola de violencia y opresión desencadenada por la dictadura franquista, uno de los hechos más desafortunados en la historia contemporánea española.

Con ‘Ponent, 29’,  busco que esta ansiedad que provoca leer historias de hace un siglo, sacudan porque nos enfrentan al mito de la gran ciudad, en este caso Barcelona, una ciudad próspera, cosmopolita, dinámica y que sigue siendo así, pero que se encuentra, como muchas otras, anclada a su propia violencia estructural espectacularizada, y que, además, arrastra los traumas de su pasado. Bajo esta premisa, las narrativas de mi cuento son funestas: se cierran círculos auto-narrativos y al mismo tiempo se van abriendo otros que no se sabe si terminarán en una tragedia aún más grande. Es decir, nosotros, construidos por los hechos de nuestra historia personal, somos reclamados por un destino colectivo más grande, quizá intempestivo, que nos impide, en la cotidianidad, poder vislumbrar qué día despertaremos con un Franco en el poder.

Así, ciudad y persona son una misma. La historia personal de cada uno de nosotros es a su vez la historia de la ciudad en la que se vive, y así como uno tiene muchas etapas en la vida (uno muere y renace simbólicamente interminables veces en una sola vida), la ciudad también. Por eso, la narrativa propia junto con la narrativa de la ciudad, se interpelan, se funden en una sola, y se hacen historia. Aquellos que me conocen bien saben de lo mucho que me apasiona la historia y que soy una fiel creyente de que la creación literaria nos ayuda a rellenar todos esos espacios vacíos que tiene la llamada ‘historia oficial’.

A su vez, ‘Ponent 29’, es un homenaje a esas identidades que nos da la ciudad: el lenguaje, la forma de percibir el mundo, la forma de llorar, de besar una cruz, de prepararnos una tila, etc, entonces, las identidades son moldeadas y forjadas por lo que la ciudad es. Pero también, mi cuento es un homenaje a esa Barcelona que siempre ha luchado por la identidad arrebatada, como la de muchos pueblos, porque aunque nos parezca muy lejana, España, como México, no es una sola. Quise hablar de eso porque lo sentí propio cuando estuve ahí.

La historia de Teresita que escribí para ‘La Ciudad de los Ahorcados’ tiene prácticamente 100 años, y ahora, un siglo después, inevitablemente me surge la pregunta: ¿qué tipo de tragedias nos atraviesan actualmente en esta infinita tensión ciudad-personas?




Ho Ho Ho and All That Jazz!

Call me old fashioned… please! | Por Mónica Castro Lara |


Desearía con toda mi alma ser la autora de la frase con la que titulé mi última colaboración de 2019 pero, desafortunadamente no lo soy. La encontré en una ilustración de Pinterest y me fascinó, al grado de inspirarme a escribir. Bien, pues que hemos llegado nuevamente a fin de año, estamos en plena época navideña y, como buena ‘anticuada’ que soy, no es ninguna sorpresa que A-DO-RE escuchar música navideña. Sí, sí… desde los villancicos esos cantados por niñas y niños españoles (que me transportan directamente a mi infancia, sorry), las melodías navideñas más melancólicas que tiene el buen Nat King Cole y escuchar en bucle infinito ‘All I Want For Christmas Is You’ de Mariah Carey. Como una especie de tradición personal, me gusta reforzar lo simbólico y significativo que tiene diciembre con la misma música pero, algo en mi cabeza me pidió que no fuera taaaan cuadrada este año y buscara cosas diferentes; anduve un buen rato por Spotify, por estaciones de radio internacionales y encontré música interesante pero, nada que llamara mucho mi atención y en realidad, era un poco más de lo mismo. Hasta que me incliné una vez más por mi ‘everlasting love’, el jazz y voilá, encontré una joyita llamada ‘Hot Jazz For A Cool Night: A Jazz Christmas’ que ha amenizado mis fríos días decembrinos y es el toque disímil que estaba buscando. El álbum, publicado en 1992, es una recopilación de 14 temas, todos navideños con una buena y necesaria dosis de jazz; aparecen artistas como Kenny Davern, Jack Wilkins, Louis Bellson, entre otros. Así que, para no hacerles el cuento muy largo, decidí seleccionar mis temas favoritos de este álbum, añadir otros dos o tres e hice esta pequeñita lista para ustedes, un pequeñísimo regalo para hacer de sus días navideños algo musicalmente diferente.



7. ‘Christmas Waltz’ – Stanley Turrentine 

Turrentine fue un talentoso saxofonista norteamericano que influyó mucho en el soul jazz, originado en los años 50’s. Proveniente de una familia muy musical, Stanley navegó por los mares del blues, del R&B y del jazz fusión con éxito. Pero aquí es donde debo confesarles que… no sé si este tema es una interpretación de ‘The Christmas Waltz’, tema escrito exclusivamente para Sinatra o, es un tema original. La verdad es que ya me frustré al no encontrar demasiada información así que, dejaré que ustedes lo decidan. Mientras, disfruten esta maravilla de tema.




6. ‘O Come All Ye Faithful’ - Vincent Herring

El clásico villancico navideño por excelencia, cuyo nombre original en latín es  ‘Adeste Fideles’. Compuesto en el Siglo XVIII, fue traducido al inglés en 1841 y el cura católico que lo hizo, decidió darle ese nombre: ‘O Come All Ye Faithful’, que en español sería algo así como ‘Oh vengan todos los fieles’. Es una pieza que fehacientemente todos hemos escuchado (y tratado de cantar, admítanlo) al menos una vez en la vida. Pues el saxofonista y flautista norteamericano Vincent Herring, decidió hacer su propia versión con un ritmo bastante pegajoso e inusual que funciona muy bien. Vincent continúa haciendo y forjando su propia historia en el mundo del jazz, así que se los recomiendo bastante.




5. ‘O Tannenbaum’ – Vanguard Jazz Sextet

Otro clásico navideño, esta vez alemán y del Siglo XVI. Originalmente una trágica canción de amor, ‘O Tannenbaum’ se convierte en villancico que conocemos por ahí de 1824 al modificar algunos versos para referirse exclusivamente al abeto y convertirla en una canción de Navidad. Ha sido interpretada por infinidad de artistas pero, nunca había escuchado una versión en jazz tan buena como la del sexteto ‘Vanguard Jazz Sextet’ de los cuales, no encontré información alguna. Una verdadera lástima. Por momentos pareciera que estamos escuchando una canción completamente diferente porque, la libertad de improvisar que tanto nos regala el jazz, produce tal efecto.




4. ‘Jingle Bells’ – Count Basie

Qué bonita combinación de este clásico navideño y el talento del buen Basie. ‘Jingle Bells’ fue escrita en 1857 por el estadounidense James Lord Pierpont y originalmente se llamaba ‘One Horse Open Sleigh’, frase que encontramos dentro de la canción. Lo gracioso es que, fue escrita para la temporada de ‘Acción de Gracias’ y, cuando se dieron cuenta que nada tenía que ver con el invierno, décadas después se decidió que funcionaría mejor siendo una canción navideña. Ahora, transportémonos al verano de 1961, cuando Ernie Wilkins llega con el manuscrito de esta canción al estudio donde grababa la orquesta de Count Basie. El arreglo les gustó tanto que, a pesar de ser cinco meses previo a Navidad, deciden tocarla, grabarla y se convirtió en un éxito instantáneo. La pieza resultante es extraordinaria, un estilo muy Basie.




3. ‘A Child Is Born’ – Benny Carter y Hank Jones

No confundirnos con la canción ‘When A Child Is Born’, ojo ahí. Esta canción fue compuesta en 1969 por el trompetista de jazz Thad Jones y posteriormente y de manera independiente, Alec Wilder le puso letra. No es una canción navideña, más bien es un ‘jazz standard’ pero, con ese título y esa letra pues, bien podría pasar por una linda canción de Navidad. Es bellísima y mi Tony Bennett junto con Bill Evans, hacen una hermosa interpretación pero, en esta ocasión, les dejo más bien la versión de Benny Carter y Hank Jones, saxofonista y pianista de jazz, respectivamente.





2. ‘We Three Kings’ – Dave Brubeck

Resulta que ‘We Three Kings’ es un villancico muy popular para los gringos. Escrito en 1857 por Jonh Henry Hopkins Jr., habla básicamente de la travesía de los Reyes Magos para llegar hasta donde el niño Jesús (bueno, más bien bebé). Brubeck, uno de los principales representantes del ‘cool jazz’, decidió hacer su propia versión y es divertidísima, tanto así que hay quienes la describen como ‘un ensayo de colores’. La mera existencia de Brubeck en el jazz fue y sigue siendo bastante polémica, por lo que prometo solemnemente escribir sobre él en próximas colaboraciones.





1. ‘Have Yourself A Little Christmas’ – Ella Fitzgerald

Una de mis canciones navideñas predilectas, siempre será ‘Have Yourself A Merry Little Christmas’, pero esta versión en particular de mi adorada Ella Fitzgerald, es una delicia. La canción fue escrita por Hugh Martin y Ralph Blane para el musical “Meet Me In St. Louis” en 1944, protagonizado por Judy Garland, pero a lo largo de varios años (e incluso cuando estaban grabando la película) la letra sufrió algunas modificaciones, por peticiones de artistas como el mismísimo Sinatra, haciendo la canción mucho menos triste. En 2007 fue rankeada como la tercera canción navideña más grabada de toda la historia, así que podemos darnos una buena idea de lo popular que es. Hay un término, que en realidad nunca supe con exactitud qué decía o qué significa… hasta ahora. La canción nos dice: "Have yourself a Merry little Christmas, make the Yuletide gay"Para no hacerles el cuento muy largo, Yuletide es un término arcaico que se usa para referirse a los 12 días religiosos que celebraban los europeos del norte hace cientos de años y que actualmente se traduce como "Christmas time" (tiempo de Navidad) y gay, se define como feliz (qué bonita definición). O sea, la canción dice que hagas tu Navidad feliz, punto final. Ella grabó el álbum ‘Ella Wishes You a Swinging Christmas’ en 1960 y por supuesto incluyó este hit.




Ahí las tienen. Siete perfectas canciones navideñas de jazz para cambiar lo que tradicionalmente escuchamos en estas fechas. Y no me queda más que desearles una muy feliz Navidad y un excelente cierre e inicio de año. Gracias una vez más por leerme y por aguantar mis largas ausencias. Los veo en el 2020 en el inicio de los ‘roaring twenties’ del Siglo XXI. Eso, como podrán imaginarse, me emociona UN CHINGO. ¡Ah! ¡Oigan! Y también espero verlos en Pueblita, en la muy esperada presentación de ‘La ciudad de los ahorcados. Antología de relatos patibularios’. ¡Gracias Sputnik! 


10 canciones para enamorarse de Billie Holiday

Call me old fashioned… please! | Por Mónica Castro Lara |


Tras una muuuuy larga pausa, me integro nuevamente a la tripulación de Sputnik para así poder cerrar este 2019 con algunas colaboraciones que me entusiasma compartir. Ha sido un año fenomenal para mi querida revista y desde aquí, le mando todo mi reconocimiento y agradecimiento a Alex, el mejor ‘editor in chief’ del país. Así de simple. Pues bien, cambiando radicalmente de tema les cuento que hace un par de semanas me enteré que empezaron a rodar en Canadá la película ‘The United States vs. Billie Holiday’, una ‘biopic’ que hablará sobre el arresto y juicio de Holiday en 1947 por posesión de narcóticos. El papel de Billie será interpretado por la cantautora Andra Day y déjenme decirles que es la viva imagen de Billie. Obviamente eso no nos asegura que sea una buena película pero, definitivamente se gana unos puntos extras por el impecable casting. El film aún no tiene fecha de estreno pero, sin duda voy a esperar a que se estrene con mucha impaciencia. Y mientras eso sucede, se me ocurrió compartirles mis 10 canciones favoritas de Billie Holiday (why not?!), esas que indiscutiblemente forman parte de mi playlist de esta diva del jazz. Por cierto, si no recuerdan mucho el artículo que escribí sobre Billie aquí en Sputnik, les doy toda la razón porque fue hace ¡CUATRO AÑOS Y MEDIO! Sí, sí… tanto tiempo tiene, qué horror. Bueno, aquí se los dejo para que le den una repasada exprés. 





10. ‘Love Me Or Leave Me’


‘Love me or leave me and let me be lonely

You won't believe me that I love you only

I'd rather be lonely

than happy with somebody else’

Billie graba esta canción en 1947 con la disquera OKeh Records. Originalmente esta canción fue escrita por Gus Kahn y con música de Walter Donaldson en 1928 para el musical de Broadway ‘Whoopee!’ que se estrenó en diciembre de ese mismo año. Existen infinidad de covers de esta canción; los nombres más grandes que la han interpretado son Ella Fitzgerald, Nina Simone, Doris Day, Bing Crosby y la lista sigue y sigue. Adoro la versión de Billie por una simple razón: su extraordinaria y grave voz.



9. ‘I Got My Love To Keep Me Warm’


‘Off with my overcoat

Off with my gloves

I need no overcoat

I'm burning with love’


Ya les había platicado hace un par de años que, si bien esta canción no tiene nada que ver con Navidad, sí es considerada como de la época y muchos artistas la han incluido en sus álbumes temáticos navideños. Fue escrita en 1937 por Irving Berlin (quien es considerado uno de los mejores compositores estadounidenses del Siglo XX) y fue escuchada por primera vez en el musical ‘On The Avenue’. El encanto de la ‘rendition’ de Billie, reside en que es divertida, movida y efectivamente dan ganas de estar todo enamorado en fechas decembrinas.




8. ‘Come Rain Or Come Shine’


‘You're gonna love me like nobody's loved me

Come rain or come shine

Happy together, unhappy together

And won't it be fine?’


Con música de Harold Arlen (autor de la famosísima ‘Over the Rainbow’ de ‘El Mago de Oz’) y letra de Johnny Mercer, esta popular canción fue escrita especialmente para el musical ‘St. Louis Woman’ de 1946. Billie decide incluirla en su álbum de 1955 ‘Music for Torching’, que recopilaba famosas canciones ‘torch’, en donde el o la cantante interpreta melodías dedicadas al amor, ya sea correspondido, no correspondido o simplemente perdido. O sea, MI estilo de canciones pues (las últimas dos). Este estilo de canciones, tiende a desviarse un poco del canto tradicional en jazz, sin embargo, creo que Billie logra perfectamente mantener su estilo en cada interpretación.



7. ‘Blue Moon’

‘Blue moon you saw me standing alone

Without a dream in my heart

Without a love of my own’


Esta clásica balada fue escrita en 1934 por Richard Rodgers y Lorenz Hart. La Metro-Goldwyn-Mayer contrató a este par de compositores un año atrás, y tras varios intentos e infinidad de modificaciones (tanto a la letra, como a la melodía), fue lanzada como el tema central del programa de radio ‘Hollywood Hotel’. A partir de aquí, a varios artistas les gustó la canción, decidieron grabarla y ¡BAM! Se convirtió en el éxito que es hasta hoy en día. La letra de ‘Blue Moon’ es de hecho bastante corta pero, muy tierna. Hay muchas otras versiones que me encantan de esta canción pero sin duda, la de Billie es inolvidable.



6. ‘All Or Nothing At All’


‘Don't smile or I'll be lost beyond recall

The kiss in your eyes, the touch of your hand makes me weak

And my heart may grow dizzy and fall’


Billie titula así al álbum que grabó entre 1956 y 1957, y que Verve Records publica un año después, en 1958. En él compila 12 extraordinarias canciones de las que por supuesto, destaca ‘All Or Nothing At All’. Compuesta por Arthur Altman y Jack Lawrence en 1939, fue uno de los primeros éxitos de Frank Sinatra y su versión, es de las más populares. Sin embargo, me da la impresión que cobra un sentido totalmente diferente en la voz de Holliday; esta afirmación de ‘no quiero amor a medias, es todo o nada’ es mucho más poderosa con la desgarradora voz de esta apasionada mujer.



5. ‘Don’t Explain’

‘Quiet, don't explain

What is there to gain

Skip that lipstick

Don't explain


Curiosamente, ‘Don’t Explain’ es la única canción escrita por Billie Holiday en toda esta lista. Es bien sabido que nuestra diva del jazz tuvo una vida personal bastante perturbadora y parte de ello se debió a las relaciones amorosas fallidas que tuvo con sus maridos y múltiples amantes. Gracias a la infidelidad de su primer marido, Jimmy Monroe y a que el muy tarado no supo qué contestar al momento de ser cuestionado por traer labial en el cuello de su camisa, tenemos esta joya de canción en la que Billie nos transmite un auténtico dolor y dualidad en amar a una persona que claramente, está jugando contigo. Billie escribe ‘Don’t Explain’ con la ayuda de Arthur Herzog Jr. por ahí de 1944 pero, es publicada dos años más tarde.



4. ‘Body And Soul’


‘My life a hell you're making

You know I'm yours for just the taking

I'd gladly surrender

Myself to you body and soul’


He de admitir que mi versión favorita de ‘Body and Soul’, es la Amy Winehouse con mi viejito consentido, Tony Bennett. Es la última canción que Amy grabó antes de su muerte en julio de 2011 y por ello, tiene un lugar bien especial en mi corazón, además que es fascinante la interpretación de ambos artistas. ‘B&S’ es considerada una ‘jazz standard’, lo que significa que es una composición musical que forma parte indiscutible de los repertorios de músicos de jazz. Con música de Johnny Green y letra de Edward Heyman, Robert Sour y Frank Eyton, fue escrita y compuesta en 1930 específicamente para la actriz británica Gertrude Lawrence, quien la hiciera famosa entre el público londinense. Tras varios meses de éxito, Louis Armstrong es el primer jazzista en grabar la canción ese mismo año y la vuelve muy popular entre sus colegas. Billie lo vuelve todo más dramático, más desolador… por eso me fascina su interpretación, aunado a que el sax de Ben Webster y la trompeta de Harry ‘Sweets’ Edison, son una delicia.



3. ‘Easy Living’


‘Living for you is easy living

It's easy to live when you're in love

And I'm so in love

There is nothing in life but you’


¡Otro ‘jazz standard’! Sip, otro. Escrita y compuesta en 1937 por Ralph Rainger y Leo Robin (conocidos por escribir éxitos musicales para películas). El debut de esta canción fue en la película cómica del mismo nombre. Quiero creer que a Billie le gustó tanto esta canción que no sólo la grabó una vez, sino ¡dos veces! Una en 1937 y otra, diez años más tarde. También son exquisitas las versiones de Miles Davis, Peggy Lee, Dinah Washington y Sarah Vaughan pero sin duda, Billie se lleva los puntos extras en mi opinión.



2. ‘Strange Fruit’


‘Pastoral scene of the gallant South

The bulging eyes and the twisted mouth

Scent of magnolia, sweet and fresh

Then the sudden smell of burning flesh’


La primera en grabar y publicar este desgarrador tema, fue Billie Holiday en 1939. Originalmente es un poema escrito por Abel Meeropol en donde habla del racismo y los continuos linchamientos de afroamericanos a lo largo de todo el país. Barney Josephson, dueño del club nocturno biracial ‘Café Society’ ubicado en Greenwich Village en Nueva York, fue quien introdujo el tema a Billie. Ambos acordaron después de un rato de prueba, que Holiday cerraría todas las presentaciones del club con esta canción y con una atmósfera especial: los meseros dejarían de atender mesas, todo estaría obscuro excepto el escenario, no habría música de fondo y sería sólo la voz de Holiday la que la recitaría en forma de oración. Todo un ‘statement’. Algunos consideran a ‘Strange Fruit’ como el primer himno de los inicios del movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos.



1. ‘All Of Me’


‘Your goodbye left me with eyes that cry

How can I go on dear without you

You took the part that once was my heart

So why not take all of me’.


Y para finalizar… ¡otro ‘jazz standard’! Un estándar que ha sido grabado más de dos mil veces… nada mal eh, nada mal. ‘All Of Me’ fue escrita en 1931 por Gerald Marks y Seymour Simmons. Lo que más gusta de esta canción es la contradicción muy evidente entre la melodía alegre y la letra desoladora. Tras diez años de múltiples versiones y éxitos en la radio gracias a diversos artistas como Louis Armstrong o Paul Whiteman, Billie Holiday decide grabar su propia ‘rendition’ haciéndola parte de su lista interminable de éxitos rotundos. El crítico de jazz Ted Gioia, dice esto acerca de la versión de ‘All Of Me’ de Holiday: “[…] ella hizo un reclamo de propiedad que nadie ha logrado desalojar hasta la fecha”, lo cual nos indica que sin duda es LA canción predilecta de la diva Billie. Es experta en transmitirnos esta angustia y tristeza por el amor perdido y por eso me FASCINA.



Bueno, ahí tienen mi Top 10 de canciones predilectas de la inolvidable y maravillosa Billie Holiday. Espero que de ahora en adelante, la admiren y les guste tanto como a mí. Así como en listas pasadas les pregunto: ¿creen que faltó alguna canción? ¿Debería ampliar o mejorar mi playlist? Háganmelo saber con toooda confianza. Y bueno… ahora toca pedirles que lo platiquemos con un rico té o un chocolate caliente (café no porque muero) porque ya comienza a sentirse el frío en mi Pueblita chula y pues… hay que calentarse y sacar los abrigos y los cuellos de tortuga.



Costumbre, hábito, usanza. Inercia, automatismo, repetición


Letrinas | Por Mónica Castro Lara


Por las mañanas, por las tardes y por las noches, la rutina es siempre la misma: cada que me lavo los dientes, me coloco frente al espejo del baño, me agacho para sacar la pasta dental que está dentro del mueble del lavabo y, ahí está... como esperándome. Me la quedo mirando un rato antes de soplarle con todas mis fuerzas, lo que hace que se esconda rápidamente debajo del mueble. Rutinaria ella y rutinaria yo. Con ocho patas debió estar explorando el mundo entero, pero no. Algo de seguro la orilló a permanecer en el baño de mi casa.

Pero desde ayer fue todo distinto: no la vi en la mañana, ni en la tarde, ni en la noche. Comencé a exasperarme al no poder verla. La busqué un rato y nada. Creí que teníamos todo ya muy estudiado y ahora su ausencia forma parte de las múltiples cosas que no puedo –y quisiera- controlar en mi vida.

Es de noche y comienzo mi ya clásica rutina de lavarme los dientes. Siento un ligero cosquilleo en el pulgar de mi pie izquierdo pero, lo ignoro. Estoy a punto de escupir la espuma que emana de la pasta de dientes cuando el cosquilleo se torna más bien en el que creí en ese instante, era dolor más agudo de toda mi pinche vida. Trato de gritar pero me atraganto con la espuma; escupo todo lo que puedo y sin dejar de toser, agacho la mirada solo para ver cómo la mitad de su cuerpo está entre mi uña y la carne y, tras un segundo, penetra totalmente mi dedo con rapidez y agilidad. Mi cuerpo entonces experimentó dolores y sensaciones desconocidas, aunado a que la angustia, la taquicardia y la desesperación estaban al tope. No me quedó más remedio que comenzar a arrancarme la uña; ese sí fue el dolor más agudo de toda mi vida. Ya no quiero entrar en más detalles pero, reconozco que cuando comencé a desgarrarme la piel del pie y después la de la pierna entera, ya no estaba en mis cabales. No era yo. Estaba tan inmersa en esta ‘curiosa’ situación que recuerdo muy, muy vagamente a mi familia gritando, a los paramédicos, a la ambulancia y al hospital. Lo único que deseaba era encontrarla y sacarla de mi cuerpo para continuar con nuestra rutina de “sopla y esconde”, donde era yo la que tenía… digamos… cierto dominio sobre ella y no al revés.

Tras varios días en perfecto estado de sedación, desperté en casa con vendas y gasas en la parte izquierda de mi cuerpo, lo que me impide constatar hasta dónde me arranqué la piel. El dolor es insoportable, tremendamente insoportable. Comienzo a sentir un cosquilleo pero esta vez, en el hombro. Volteo y veo una pequeña bola que se mueve con algo de dificultad. Me la quedo viendo y decido soplarle con las pocas fuerzas que tengo. Rápidamente se esconde detrás de mi hombro, donde no puedo verla. ¡Ah! Mi hermosa rutina y yo, hemos vuelto a la normalidad.

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