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Letrinas: Minificciones IV de Franco García




Minificciones IV de Franco García

Guerra y paz

Durante el día mi esposa y yo nos encontramos en guerra, pues desde hace años dejamos de amarnos. Así que los gritos y las ofensas nunca faltan en nuestro hogar. No obstante, todas las noches respetamos nuestro pacto marital: hacer el amor para dormir en paz.


Se busca una mujer

No hace mucho, en La Vacacional, Acapulco, había un niño de la calle que le daba por agarrarle la mano a cualquier mujer que pasaba a su lado para no estar solito.

“Señora, ¿no quiere ser mi mamá?”

“Joven, ¿no quiere ser mi mamá?”

“Amiga, ¿no quiere ser mi mamá?”

Así estuvo hasta la mayoría de edad y se casó con una muchacha. Tiempo después lo abandonó su pareja y le dio por buscar una mamá para su hijito. 

 

Secreto marino

El caracol lleva en su guarida el sonido del mar, y el suplicio de los ahogados.

 

Alimentos

No hace mucho, en Acapulco, había cadáveres por doquier, arrojados a plena luz del día o a mitad de la noche. Nadie los reclamaba porque, al parecer, no tenían dueños. Como es bien sabido, todos iban a parar a las fosas clandestinas, pues en la morgue ya no había espacio suficiente para tantos. Y qué gordos y satisfechos lucían, entonces, los perritos callejeros.


Más vale reír que llorar

Para ella es más fácil reír que llorar. Desde que nos casamos jamás la he visto derramar su llanto (es más, creo que nunca me amó). Si mira a un perro aplastado o un gato electrocutado, ríe; si pierde algo de valor material (celular, anillos, reloj), ríe; si va a un velorio (familia, amigos, compañeros del trabajo), ríe; si me encuentra besando a otra mujer o tirado de borracho en la calle, ríe. Con ella todo es risa; conmigo todo es rabia, vicios, celos y amargura. Incluso cuando estoy por ingresar al quirófano para que me extraigan el tumor de la cabeza y los médicos le han confirmado que es poco probable que vuelva a la vida después de la cirugía, ríe. Así que yo no tengo más opción y me muero de la risa con ella.

 

Dios te ama

Hijo mío: si alguien no te valora, ódiale; si alguien habla mal de ti, pártele la cara; si alguien no te ofrece trabajo, róbale sus pertenencias. Sólo recuerda que yo sí te amo, aunque jamás suelte mis manos de tu cuello.

 

Atención ciudadana

Todos los días escucho teléfonos en mi cabeza, sin importar la hora. Ring-ring-ring. Atiendo las llamadas. Hay voces extrañas, gemidos, lamentos, maldiciones.

Alguien dice: “¡Abajo el capitalismo!”

Otro: “La muerte sabe a Prozac”.

Luego: “¿En serio crees en ese comercial llamado fe?”

Más allá: “Nunca te amó, imbécil”.

Cuelgo.



Franco García (Vacacional, Acapulco). Ha publicado en Punto de partida, Punto en línea, Ágora, Opción, Mono, La otra voz, Trinchera, Acapulco Cultura, Minificción, Monolito, Rankia, Palabrerías, Zompantle, Capote, Enpoli, Sputnik, Periódico Poético, Revista Noche Laberinto, Letras y Voces, Irradiación, Campos de Plumas, Revista Pirocromo, Revista Alcantarilla, Revista Hipérbole Frontera, entre otras. Parte de su obra ha aparecido en antologías de minificciones y cuentos.

Letrinas: Minificciones III de Franco García



Minificciones III

Por Franco García


De economía local a nacional

Todos los días en el río de Coyuca de Benítez, Guerrero, aparecen cadáveres humanos. Algunos desmembrados, otros baleados. Pero los pobladores y las autoridades ya no dicen nada ni los reclaman; sólo les echan cal y les dan la bendición. Lo curioso de todo esto es que también han aparecido cuatetes alimentándose de los restos humanos. Y eso, sin duda alguna, ha sido una bendición porque hacía muchos años que nos los veíamos en el río. Desde luego que los pescadores están felices por tal milagro. Ahora mi tierra es el principal exportador de cuatete a nivel nacional.

 

Tarde oscura

La última tarde que nos vimos fue en un bar de Coyoacán. Tomamos vino, whisky, ron, mezcal y cerveza oscura. Entre copa y copa nos dio por hablar de cine, novelas, política fiscal, guerras, viajes, alimentos transgénicos y humanoides. También recordamos la ocasión que visitamos el zoológico y nos echamos a reír por lo estúpido que se veían los chimpancés apareándose. No dejaba de escucharte. Tu boca era un enorme volcán escupiéndolo todo. Hacía falta, dijiste y exhalaste hondo, como si dejaras escapar tu alma a propósito. Entones sequé tus delgadas lágrimas con una servilleta y te dije que ya era hora de marcharnos o no alcanzaríamos abierto el Metro. Pero afuera estaba oscuro, callado, desértico. Y nos quedamos absortos, inmóviles, tomados de la mano como si jamás nos fuéramos a separar.

 

Único

Qué hombre tan torpe, tan sucio, tan vacío, tan falto de educación. No sé cómo pude soportarlo tanto tiempo. ¡Pero Dios, ninguno cogía como él!

 

Fitnees girl

Soy una chica apasionada por la vida que disfruta al máximo cada instante. Amo mantenerme sana y cuidar mi figura. Como chica modelo, el éxito consiste en disciplina. No lo olviden. Amigas mías que sufren de sobrepeso: les aconsejo que después de comer vayan al baño a vomitar. A mí me funciona.

 

Amuleto de la suerte

Lo encontré a mitad de camino, rumbo a la escuela. Ni temor ni asco me provocó. Lo levanté como si nada y lo guardé en mi mochila. ¡Mi amuleto de la suerte!, dije. A la hora del recreo se los mostré a mis amigos. Algunos vomitaron, otros gritaron; yo sólo me reí. Unas compañeras me acusaron con la maestra y de inmediato me llevaron a la dirección. El director y la maestra no podían creerlo y me ordenaron deshacerme de él o me traería graves consecuencias conservarlo. ¡No, es mío!, les grité. Ambos me amenazaron con expulsarme de la escuela si no lo hacía. En respuesta les mostré en señal obscena el dedo medio que me había encontrado en la calle y les solicité mis papeles cuanto antes.

 

De nuevo en casa

Nació en un estado violento y en un hogar pobre. Nació homosexual y aspiró a ser gay. Se marchó a la Ciudad de México para cumplir su sueño de ser millonario mas nunca lo logró. Después de tantos años regresó a su tierra con el corazón y trasero rotos.

 

Sobre advertencia no hay aviso

Disculpen que siempre me contradiga. Resulta que mis yoes nunca se ponen de acuerdo.

 

Tenga para que aprenda

Por lujurioso, mi corazón fue castigado con todas las de la Ley de la Vida: amarás sin ser amado.

 

Partir con valor

Quitarme la vida no me hace cobarde. Sólo me adelanto valientemente hacia lo desconocido.

 

A quien corresponda

Por medio de la presente

informo a usted

que renuncio a la poesía.

Sucede que me aburro de los rockstars,

de las tribus urbanas, de los cazarrecompensas

y lingüistas adoctrinadores.

Tampoco tuve talento para comediante.

Así que, por favor,

no me vuelvan a invitar a sus lecturas en voz alta.

La paga era una miseria

y hacer corajes o berrinches

sólo me ocasionaba diarreas y migrañas.

Le recuerdo, una vez más, que ni sádicos,

ni románticos, ni futuristas poemas

destacaron más en mi lista.

Me retiro a tiempo por

prescripciones médicas,

ya que podía terminar

internado en un hospital psiquiátrico

o enjaulado en un zoológico.

Usted disculpe mis ratos

de rabia y melancolía,

pero ya no estoy para

semejantes trotes infantiles,

ni para pasar noches enteras en vela

y fumando marihuana.

En pocas palabras: perdí la fe en la poesía.

Tengo que saldar mis deudas con el banco

o me embargarán la casa.

Además me urgen vacaciones

y mi automóvil necesita neumáticos nuevos.

También he de confesarle que 

hace un mes me dejó mi esposa por un abogado.

Ojalá me comprenda.

Quedan en el escritorio la computadora, los lapiceros,

los libros firmados y mi vieja libreta de apuntes.

Ésta última le ordeno que la tire

a la basura o la queme cuanto antes.

No se preocupe por la liquidación,

suficiente tengo con la venta

de ropa usada en el mercado.

Sin otro particular por el momento,

reciba mis más sinceras condolencias.

 



Franco García (Guerrero, 1987). Ha publicado en Punto de partida, Punto en línea, Ágora, Opción, Mono, La otra voz, Trinchera, Acapulco Cultura, Minificción, Monolito, Rankia, Palabrerías, Zompantle, Capote, Enpoli, Sputnik, Periódico Poético, Revista Noche Laberinto, Letras y Voces, Irradiación, Campos de Plumas, entre otras. Parte de su obra ha aparecido en antologías de minificciones y cuentos.


Letrinas: Minificciones II de Franco García



Minificciones II
Por Franco García



El apestado

Su mal aliento ahuyentaba a las personas. La fetidez de sus palabras semejaba al de un cadáver. Nadie tenía interés en escucharlo. El saber que ella amaba a otro hombre ocasionó que se le pudriera el corazón.


Somos hermosos

La conocí en el antro y bebía a solas en la barra. Me acerqué para invitarla a bailar y aceptó. Disfrutamos del ambiente hasta que nos marchamos a su departamento. Al llegar me llevó a su recámara, se desnudó y descubrí que no tenía senos. ¿Verdad que soy hermosa?, me preguntó y miré su rostro empapado de lágrimas. Entonces me bajé el pantalón y descubrió que sólo me colgaba una delgada sonda. Somos hermosos, le dije y la abracé como se abraza a un recién nacido.


Femme fatale

Al parecer le gustan tiernitos, dijo el detective. Se aprovecha de esos muchachos románticos, urgidos y rechazados. Siempre demostrando que se encuentra a su alcance. Y mira que engañarlos con sus falsas caricias y, después, castrarlos sin piedad alguna. Vaya que estas nuevas muñecas inflables de sexo automático son peligrosas.


Regalo de aniversario

—Qué buen sabor tiene este platillo, eh, cielo —dijo el esposo. Y pese a que está frío no pierde su esencia.

—Así es el platillo, mi vida —dijo la esposa. Es tu regalo de aniversario.

Celebraban cincuenta años de casados y ella se había encargado de preparar la cena.

—Gracias, amor. De verdad que es delicioso. Jamás lo había probado. ¿Cuál es la receta?

—Una especial. Y lo es por estar conmigo en las malas, en las buenas y por tu fidelidad.

—Vamos, cariño —dijo el esposo y esbozó una ligera sonrisa.

—Vuelvo con ella —dijo la esposa y se levantó para ir a la cocina.

Al cabo de unos minutos, la esposa apareció con una charola de plata y la colocó sobre el comedor. Contenía un frasco de veneno y las fotografías de su esposo con su amante.


Confrontación de razones

El corazón decía que la amara, el cerebro que no le convenía y el sexo que ignorara a ambos y gozara.


Nueva etapa

Por salud mental la terapeuta le aconsejó que se deshiciera de todo aquello que le recordara a su expareja e iniciara una nueva etapa. Al llegar a su casa acarició el lado izquierdo de su pecho y se clavó una navaja.


Toc toc

Un hombre toca la puerta. Una mujer abre. Él dice: “Estoy aquí para hacerle el amor y amarla toda la vida”. Ella dice: “¡Está loco! No lo conozco”. Y él: “Ni yo a usted, pero ni el amor ni el sexo se buscan, simplemente llegan”.


Hombre de palabra

Le prometió amor eterno mas no fidelidad sexual. Sus más de treinta hijos se sienten orgullosos de tal proeza.


El sueño de Sísifo

Todas las noches Sísifo vuelve a su mismo sueño: amar a la mujer que nunca le corresponderá.


Actitud positiva

A veces tengo la necesidad de llorar a todas horas. Mi psiquiatra dice que se debe a mi depresión y ansiedad. Afortunadamente tengo a la mano Rivotril y Prozac. Ánimo, vaqueros, la vida es bella.


El evangelio según san Juan Escutia

Antes de lanzarse del castillo de Chapultepec, el niño Juan Escutia dijo a sus discípulos: “Bienaventurados aquellos que se masacran a diario por una bandera política, porque de ellos será el Reino de los Olvidados”.


Infanticidio

Lo siento, señor juez, pero mi sueño infantil de ser un rockstar no me dejaba en paz. Tenía que madurar y trabajar para asegurar mi pensión.


Claro despertar

Dejad de soñar lo imposible, camaradas, dijo el cheguevarista. El sueldo es irresistible.


Libres

Cuando por fin se habían librado de las cadenas de las opresión, tanta paz los aturdía.


Mrs. Cool

Aún conservo la cabeza de mi padre en el congelador. De vez en cuando la extraigo para lavarla y no se dañe. Siempre se consideró un gran emprendedor y se sentía orgulloso de los resultados en la empresa. Su última voluntad fue que lo decapitaran, por aquello de mantener frescas sus ideas.


Día de Muertos

—Ay hijo, qué joven eras. Apenas un niño cuando te atropellaron.

—Lo sé, papá.

—Siempre estaré a tu lado, campeón. No olvides recurrir a tu regalo cuando lo necesites.

—Claro que no, papá. Ya es hora de retirarme. Me dio gusto que vinieras a mi tumba. Gracias por las revistas y películas pornográficas.


Actor

Le gustaba imitar a su padre desde niño. Su talento era innato y sublime. “Será un gran actor cuando sea mayor”, decía la madre, orgullosa. Al cumplir dieciocho años se lanzó del mismo edificio donde se suicidó su padre.


Lazos de fuego

Una casa en penumbra, una vela encendida se agita al centro de una mesa de madera. Un anciano se encuentra sentado frente a ella y bebe de a sorbos una botella de mezcal. No aparta la mirada de cada movimiento de la llama y recuerda a su esposa e hija quemadas en un accidente automovilístico que sufrieron hace años. “Mierda”, dice y da un trago a la botella. De pronto algo en su corazón lo paraliza y se desploma sobre la mesa. Una casa arde en medio de la noche.


De generación en generación

—Hijo, será mejor que te vayas a la cama.

—Sí, papá.

—Mañana saldremos a pescar temprano. Algún día serás un gran pescador como yo.

—¡Pero no quiero ir, no me gusta! Mi sueño es ser futbolista.

—¡Es una orden! Tienes que aprender a hacerlo. Si llego a morir tú te encargarás de cuidar a tu madre y a tus hermanos.

—Está bien. ¿Y el abuelo?

—¿Él qué?

—Si él también te obligó a hacerlo.

—¿A pescar?

—No, a ser padre.


Vengador anónimo

Seguiré matando más prójimos, Dios, en nombre de la paz y el orden. Porque nunca falta un hijo de puta en cada esquina y a ti te consta. De ahora en adelante con un tiro me bastará, como una palabra tuya para sanar mi alma.


Franco García (Guerrero, 1987). Economista por la UNAM. Ha publicado en Punto de partida, Ágora, Opción, Mono, La otra voz, Trinchera, Acapulco cultura, Minificción, Monolito, Rankia, Zompantle, Palabrerías, Capote, Enpoli, entre otras. Parte de su obra ha aparecido en antologías de minificciones y cuentos.

Letrinas: Minificciones de Franco García

Minificciones

Por Franco García 


Encuentros

Afuera hay una prostituta. Es joven y fea. Lleva puesto un vestido corto y ajustado. Su maquillaje es exagerado. A veces llora a escondidas. Nadie tiene interés en ella. Nadie.

— ¿Gustas algo de beber?

— No puedo, estoy en horas de trabajo. Qué bonito hotel.

Tiene quince años, vive a las orillas de la ciudad, su madre la echó de casa porque salió embarazada; sueña con ser enfermera.

— Tengo leucemia. No más de un mes de vida.

— ¡Y tan joven! Mira qué semblante. Conozco a un yerbero que lo cura todo. A mí me ha curado de algunas enfermedades. Te puedo llevar con él.

Tirita de frío y se mete a la cama; enciende un cigarrillo.

— Mi hijo pesó casi cinco kilos, ¿sabes? Es lo más hermoso que haya visto.

Le quito el cigarrillo y lo arrojo al suelo. Luego apago la luz, la beso en la mejilla y me meto a la cama con ella.

— ¿No te desnudarás?

Niego con la cabeza. Acaricio su rostro, su cabello, su espalda. Suspira y se echa a llorar.

— ¿Y cobra caro el yerbero?



Corredores

Después de seis cuadras pude alcanzar al chico. Resultó más veloz de lo que pensé pero me bastó con meterle el pie para que cayera al suelo. Hacía tiempo que no corría tanto y pese a mi cansancio, lo golpeé tan duro que le quebré los dientes y le molí los ojos. El chico tenía quince años y nos había robado las carteras y los celulares. Alondra se desangró a causa de la puñalada en el vientre. Actualmente el chico cumple su condena, usa lentes oscuros y mastica con una prótesis barata. Todas las mañanas salgo a correr para estar en condición.



Estrella tropical

Cada día la violencia en Acapulco va en aumento y arrasando indistintamente: infantes, jóvenes, ancianos, mujeres. La población está desesperada, temerosa y sobrevive de limosnas turísticas. La pobreza en que se encuentra es el testimonio de un paraíso desencantado. Con guitarra en mano, Tico sube a los urbanos para ganarse la vida; los pasillos estrechos son su escenario favorito. Al ritmo de cumbias, chilenas, rancheras o boleros, da lo mejor de sí en cada rasgueo, vibra su alma. Entre aplausos y gritos, los pasajeros lo admiran y respetan. Recibe las monedas y se baja agradecido, persignándose. Tico sueña con ser un gran músico algún día y huir de la miseria. Después de una larga jornada laboral se marcha abatido mas no derrotado. Durante el trayecto a su casa no deja de tocar su guitarra bajo la luz de la luna y el frescor de la noche. Pese a lo que enfrenta Acapulco, no le teme a nada, sólo el amor a la música importa. A lo lejos se escuchan disparos, patrullas y ambulancias, pero el escándalo ocurrido no supera al de su pecho.



Caníbal

Llevaba varios días perdido en el desierto, sin probar bocado e ingiriendo sus orines. El american dream parecía fuera de su alcance. Dicen que el ser humano puede sobrevivir más sin comer que sin beber agua, excepto que él tenía hambre y ni una serpiente ni un ave asomaban por el lugar. Las energías se le agotaban. Maldijo al pollero que lo abandonó a su suerte. Se colocó debajo de unos arbustos para ocultarse del sol y pensar cuál sería el siguiente paso. Luego sacó la navaja que le había regalado su hijo antes de partir. “Para cualquier emergencia”. Si se suicidaba, sería un cobarde y su familia quedaría desamparada económicamente. El estómago hacía de las suyas, necesitaba proteínas y no dejaba de mirarse las manos mientras blandía el arma. Cada que va a un bar en Sedona siempre inventa una historia de cómo perdió algunos dedos de las manos en sus diversos trabajos.



La marcha de los marxistas

“Perdimos la guerra, camaradas”, dijeron entre suspiros. Luego, siendo un poco más optimistas: “Mejor vayamos por cervezas”. Alguien llevaba todavía cigarros de marihuana y unos viejos panfletos escondidos en su portafolio. Una vez dentro del bar, recordaron en voz alta algunos fragmentos del Manifiesto del Partido Comunista y disimularon su derrota a carcajadas. Cansados de una larga jornada laboral, tomaron sus sacos, pagaron la cuenta y se fueron orgullosos de generar el plusvalor.



El ecobromista

Ser payaso es un trabajo divertido, dijo el economista al concluir su cátedra de Teoría de Juegos.



Influencer

El dictador impartía tutoriales de golpes de Estado en su canal de YouTube. Recibió el Premio Nobel de la Paz por sus nobles contenidos.



Undertaker

Enterró profundamente su corazón en el olvido para no encontrarse a sí mismo.



El samurái

Decapitar es pan comido, dijo el samurái. Todo depende del filo de mi lengua.



De viaje

— ¿Y qué piensas hacer cuando te descubra tu esposo? — dijo el amante mientras se abotonaba la camisa.

— Irme de viaje — dijo la esposa, cepillándose el cabello frente al espejo.

— ¡Pero a dónde! — insistió el amante, preocupado.

— A la chingada.


Franco García (Guerrero, 1987). Economista por la UNAM. Ha publicado en Punto de partida, Ágora, Opción, Mono, La otra voz, Trinchera, Acapulco cultura, Minificción, Monolito, Rankia, Zompantle, Palabrerías, Capote, Enpoli, entre otras. Parte de su obra ha aparecido en antologías de minificciones y cuentos.
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