7NN: XXXII


XXXII
Por Mauricio Caballero


Hola, te prometo que esta es la última carta. Entiendo que te aterra saber quién las envía, pero ya no escribiré más. Como te prometí en la carta anterior, aquí lo aclaro todo.

Doy clases de arte moderno, digamos que la vida me llevó a esta profesión. Me gusta, desde joven me interesé sobre algo muy particular y me di a la tarea de conocer todo lo que pueda sobre ello, descubrir lo que hay detrás, su misticismo, su relación con otras cosas.

Mi afán por ver sus conexiones me llevó a investigar cientos de cosas; estudié la biblia, la masonería, la numerología y terminé por adentrarme en el arte, sin duda un mundo lleno de misterios. Actualmente estoy estudiando una maestría y es de lo más fascinante que te puedas imaginar, a los artistas les encanta dejar mensajes ocultos en sus obras.

1Cuando Jacob emprendió nuevamente su viaje, llegaron ángeles de Dios a encontrarse con él. 2Al verlos Jacob exclamó: «!Este es el campamento de Dios!». Por eso llamaron a aquel lugar Mahanaim. No soy digno de todo el amor inagotable y de la fidelidad que has mostrado a mí, tu siervo.
Genesis 32:1-2


¿Lo conoces? Se encuentra en el primer libro, le puse un separador en la biblia que te regalé hace unos meses. Yo soy como Jacob. El Genesis 32 relata como Jacob emprende un viaje y llega al lugar que nombra Mahanaim que quiere decir dos campamentos, como yo, que tengo dos casas; la de mi infancia y la de ahora.

10Cuando salí de mi hogar crucé el río Jordán, no poseía más que mi bastón, ¡pero ahora todos los de mi casa ocupan dos grandes campamentos!

Genesis 32:10


¡Si!, así empecé yo. Sali de mi casa sin nada, crucé la ciudad, porque no quería estar cerca de mi primer hogar, aunque aún suelo visitarlo. He de confesar que me la pasé muy mal al inicio, pero nada de lo que no pudiera soportar. Solo luchando y esforzándome he llegado hasta donde estoy. Doy gracias por ello.

Quiero decirte que vivo aquí mismo, pero al otro extremo de la ciudad. De este lado se me aprecia más, realmente se valora mi trabajo, recibo una buena paga, mayor reconocimiento y mejores oportunidades. Incluso me han ofrecido trabajos importantes en otros estados, pero les he rechazado, tengo cosas pendientes aquí, aunque eso está por terminar.

De hecho, hoy me libero de mi pendiente y en dos días me marcho de aquí. Me iré de vacaciones por Europa, a Bélgica para ser exactos, visitaré museos y me empaparé de arte. En especial quiero ver una pintura; Número 32 de Jackson Pollock, quiero verla con mis propios ojos. Te dejé una foto en este sobre, ¿la ves?, esa obra me recuerda mucho a mi niñez, fue algo complicada, podría jurar que veo 32 personas en la pintura.

Por cierto, él le debe su estilo a David Alfaro Siqueiros, quien le enseño la técnica de action painting y dripping. Pollock murió en un accidente con su coche; se estrelló frente a un árbol casi al llegar a su casa. Algo como lo que te pasó a ti años atrás, se puede decir que tuviste un choque a la Pollock. Lo sé por los periódicos locales, fue un 3 de febrero, te sorprenderá lo que puedes conseguir desde una computadora.

Sabías que hasta hace algunos años los procesadores eran de 32 bits, y las computadoras con dichos procesadores tienen el problema del año 2038, esto es porque la variable entera donde se guarda el tiempo tiene un valor límite de 2,147,483,647; que corresponde a la fecha de 19 de enero de 2038, a las 4:14 pm con 7 segundos. Un segundo después el tiempo regresará a la fecha de 13 de diciembre de 1901 o 1 de enero de 1970. Como sea, habrá personas que no lleguen a comprobar esto.

¿Por qué te digo esto? Me di cuenta de algo, si multiplicamos 19 x 1 x 2038 x 4 x 14 x 7 nos da 15,179,024, y si luego sumamos cada número por separado: 1 + 5 + 1 + 7 + 9 + 0 + 2 + 4 da 29. Y si sumamos las cifras individuales de la misma fecha 1 + 9 + 1 + 2 + 0 + 3 + 8 + 4 + 1 + 4 + 7 nos da 40, si sumamos 4 + 0 da 4. Sumando al final el 29 + 4 da 33, y si a esto le quitamos el segundo que marca el retroceso del tiempo, nos da 32. Todo está relacionado, te das cuenta, el mundo está lleno de sutiles relaciones que se revelan. Solo para quien las busca.

Retomando. Seguro te alegra saber esto, no hablo de las fechas, de los números, ni de Pollock, hablo de que seguro te alegra saber que me voy. Por eso quiero despedirme con esta última carta, para que descanses, sé que me he portado mal, que para ti he sido un fastidio y quiero dejarte en paz. Liberarnos uno del otro.

1Dichoso aquel
                a quien se le perdonan sus transgresiones,
               a quien se le borran sus pecados.
2Dichoso aquel
                a quien el SEÑOR no toma en cuenta su maldad
               y en cuyo espíritu no hay engaño.

La dicha del perdón. Salmo de David. 32:1-2


Éste es el inicio del salmo 32, del libro de los Salmos, también te lo marqué en la biblia. Es la hora de pedir perdón, dejar los engaños, develar los misterios, hoy es el día de revelar toda mi maldad.


3Mientras guardé silencio,
               mis huesos se fueron consumiendo
               por mi gemir de todo el día.

La dicha del perdón. Salmo de David. 32:3


Esa era yo de pequeña, no tenía voz, no era escuchada, era empujada de un lado a otro, como un estorbo, como una carga. Solo me quedaba llorar, por dentro, para no molestar, para intentar ser una niña buena, pero cada vez me fui sintiendo menos. Cómo existir si nadie te llama por tu nombre.


Tú lo sabes bien, te quedaste sola a los 32 años, tu adicción a las drogas y alcoholismo te dejaron sin nada, vacía, entraban hombres a tu casa, pero jamás te llamaron por tu nombre, solo eran una visita de paso y te quedabas vacía. Perdiste todo y yo también lo perdí; perdiste tu juventud, y yo también la perdí; perdiste tus amantes, yo perdí a quien deseaba que me amara; perdiste tu nombre, yo nunca escuché el mío.

11Oh señor, te ruego que me rescates de la mano de mi hermano Esaú. Tengo miedo de que venga a atacarme a mí y también a mis esposas y a mis hijos.

Génesis 32:11


Esa fue mi infancia, tenía miedo de que Esaú llegará a mi cuarto y me atacara, mi esposa e hijos eran los muñecos que me encontraba en la calle, no tenía a nadie más a mi lado.


24Entonces Jacob se quedó solo en el campamento, y llegó un hombre y luchó con él hasta el amanecer. 25Cuando el hombre vio que no ganaría el combate, tocó la cadera de Jacob y la dislocó.

Génesis 32:24-25

Nos quedamos solas, hablo de ti y de mí, ambas nos quedamos solas, pero cada una en su campamento, valiéndonos por nosotros mismos.

Hace 5 años un hombre entró a tu casa, te golpeó y te dislocó la cadera. Dejaste de caminar, dejaste de usar tus extremidades inferiores. ¿Sabías que tenemos 32 huesos en las extremidades superiores? Que no te sorprenda que sepa esas cosas. Como también sé que desde entonces tomas pastillas para la presión alta, te convendría saber los efectos secundarios de la Hidralazina.

Sí, he estado cerca de ti, en tu campamento. Te confieso que he entrado algunas veces, porque también fue mi campamento. Lo abandoné el día de mi cumpleaños, pero tú no sabías eso, no te diste cuenta hasta dos días después cuando por fin saliste de tu cuarto. Fue hasta después de un mes que te importó mi partida, que te molestó la soledad.


28Tu nombre ya no será Jacob —le dijo el hombre—. De ahora en adelante, serás llamada Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.

Génesis 32:28


Yo vencí a Esaú, vencí al hombre, y me gané un nuevo nombre, ese fue el inicio de mi camino, de la vida que ahora tengo y amo. Reconozco que al inicio fue difícil, pero te agradezco que me hayas dado la fuerza y motivos para hacerlo.

Me fui a los 16 años, un número significativo porque 1 + 6 da 7, que es el número sagrado, es el centro de uno mismo, como era el centro de mi renacimiento, 16,  la mitad del camino al 32; como los 32 rumbos que tiene una brújula, yo vagué por la ciudad hasta que encontré mi sitio, como las 32 sonatas de Beethoven que escucho cada que veo una pintura, como las 32 casillas del ajedrez que he jugado mentalmente hasta el día de hoy, 32 como el promedio de dientes que tenemos los adultos, como los grados de aumento que tenía Galileo en su último telescopio y con los que pudo ver los cráteres de la luna, las manchas del Sol, los satélites de Júpiter y los anillos de Saturno. 32 como las quemaduras de cigarros que tengo en el cuerpo, tantas como la misma cantidad de baños que hay en la Casa Blanca, tantas como las veces que me golpeaste, como el documental que habla de 32 salmones que nadan contra corriente, como yo tuve que hacerlo. 32 como las parejas que te conté mientras yo vivía ahí, y que algunas de ellas después entraban a mi cuarto y me decían que calladita me veía más bonita, como las 32 notas que tiene un saxofón que tocaba uno de esos hombres, 32 como las páginas del pasaporte que acabo de sacar, igual que los 32 estados de nuestro país, 32 como el código telefónico de Bélgica, como su nieve que se crea por debajo de los 32 grados Fahrenheit, que es el punto de congelación del agua, 32, igual a la edad que tengo hoy. Tú eras Esaú y yo solo quería huir de ti.


5Pero te confesé mi pecado,
             y no te oculté mi maldad.
Me dije: «Voy a confesar mis transgresiones al SEÑOR»,
             y tú perdonaste mi maldad y mi pecado.
10Muchas son las calamidades de los malvados,
             pero el gran amor del SEÑOR
            envuelve a los que en él confían.

La dicha del perdón. Salmo de David. 32:5,10


Esta es mi última carta, mi confesión de la última transgresión, te confieso mi pecado. Hoy es el día especial para cerrar el círculo, para darte mi perdón y para pedirte tu perdón. Hoy estoy en paz, conmigo y contigo, porque ya no hay nada que te quiera ocultar; hoy te irás de tu campamento.

Sé que ya tomaste tu pastilla para la presión, te la tomas siempre cada mañana acompañada de dos vasos de leche. Te diré que el vaso que usas es de 16 onzas, solo haz cuentas, 16 x 2 da 32, como la misma cantidad de pastillas que molí en tu bote de leche.

Me siento bendecida y agradecida por las pruebas que me envió Dios. Por favor lee por última vez el Salmo de David, 32:11. Mi corazón es justo, mi corazón descansa.

Adiós mamá, adiós mamá, adiós mamá, adiós mamá, adiós mamá, adiós mamá, adiós mamá, adiós mamá, adiós mamá, adiós mamá, adiós mamá, adiós mamá, adiós mamá, adiós mamá, adiós mamá, adiós mamá, adiós mamá, adiós mamá, adiós mamá, adiós mamá, adiós mamá, adiós mamá, adiós mamá, adiós mamá, adiós mamá, adiós mamá, adiós mamá, adiós mamá, adiós mamá, adiós mamá, adiós mamá, adiós mamá.

7NN: Sensorama


Sensorama
Por Sergio Martínez


Llevaba semanas atascado en la escritura de un cuento que tuviera de alguna manera al salmón como personaje o, por lo menos lo tocara de manera tangencial. Había investigado su ciclo de vida, su valor alimenticio, las diferentes recetas para prepararlo, su travesía río arriba a pesar de los osos; nada se me ocurría, seguía atascado en la hoja en blanco, ¿qué escribir sobre los salmones? Reproducir, cocinar, pescar, no se me ocurría nada con ese argumento. Tenía fastidiada a Lorena con mi letanía sobre mi bloqueo de la hoja en blanco. Un pinche mes y nada que fluían las ideas, ni el litro de güisqui, ni los 32 carrujos de mota, la lectura o el sexo despertaban mi imaginación. Perdía por nocaut de todas todas, con la maldita hoja en blanco.

Vamos a Sensorama para que se te active la imaginación me dijo un día por la mañana Lorena, le reviré con: esas son mafufadas, mientras le daba un trago largo a mi café. No pierdes nada, igual después de la experiencia se te ocurre un súper cuento tipo Villoro, Borges o Rulfo, contra atacó. No te pases Lorena, esos maeses son de otro universo, monstruos de imaginación infinita. Ninguno tuvo que ir a Sensorama para encontrar el hilo de un cuento. No veo porque no probar un té de hierbabuena y dejarte llevar por tus sensaciones. ¡Qué carajos! Pensé. Igual la opción era buena y eficaz. Me hice el difícil por un par de días mientras seguía mi esgrima contra la hoja en blanco, algo sin lógica y sentido puede escribir, aunque por enésima vez salí derrotado, acepté desesperado la opción que me daba mi esposa.

Cuando llegamos, la fila para entrar era un poco larga. ¿es una obra de teatro o qué tipo de espectáculo es Lorena? Tú déjate llevar. Subimos al séptimo piso, nos presentamos en el recibidor y nos guiaron a una de las habitaciones. Un cartel de pared a pared nos da la bienvenida: “El escenario es tu imaginación”. Solo sillas alrededor de la habitación alfombrada, una chica entra a la habitación nos dice que podemos ocupar el lugar que queramos, ya sea en una silla, de pie, recargado en la pared o acostado en el piso, detrás de ella un chico nos entrega unos goggles y nos pide nos los coloquemos cubriéndonos los ojos, quedamos en la más profunda oscuridad. Una voz nos va dando instrucciones: tomen una posición cómoda, relájense. Concentren todos sus sentidos en su mismo cuerpo, escuchen latir su corazón, sientan su respiración, inhaaaalen-exhaleeeeeen, sus pulmones se expanden. Su cuerpo es transparente, poco a poco lo va inundando un humo color verde, de las puntas de los dedos de sus pies y de sus manos, sale todo lo que les duele, todo lo dañino a su cuerpo, alma y espíritu. Cada uno de ustedes recobra el control de su mente, cuerpo y espíritu, no hay nada que no puedan lograr, no hay nada que no puedan realizar. Busquen la comunión con su yo interno, busquen dónde reside su poder infinito… Me voy perdiendo en la voz que ahora me pide abrir mi mente, ver con los dedos, escuchar con mi piel. Ver a través de las cosas. Escuchó la risa de Lorena a mi lado, me dice que puede volar, que es una lechuza. Giro la cabeza para encontrar su voz, la veo, es una lechuza. ¿tú que quieres ser? Me pregunta. No lo sé. Yo ahora quiero ser un perro. Se convierte en un perro que corre por la habitación esquivando a todos. Sigue riendo, se está divirtiendo. La voz nos siegue dando instrucciones que dejo de atender. Me concentro, quiero cambiar de forma, seguir a Lorena.

–Transfórmate en un salmón.

–No sé cómo hacerlo.

–Solo pierde el miedo.

Aprieto fuerte los ojos y los puños, tenso mis músculos, siento como mi cuerpo se empieza a estirar, mis talones se fusionan formando una gran aleta, mi piel muta; es escamosa, se oscurece en tonos grises y negros, las mejillas se me agujeran, se vuelven branquias, mi boca se empequeñece, mis ojos dejan estar al frente de mi cara, se colocan dónde estaban mis orejas, de mi espalda brota una aleta dorsal y otras dos pequeñas de mi pecho, tirado en el suelo me revuelco, salto, me falta el aire, siento la necesidad de entrar en un cuerpo de agua. Lorena me ve y se convierte en una pecera con agua. Saltó y nado entre su cuerpo, me impresiona ver su interior, es cristalino, nado por una de sus piernas, llego su sexo, sigo por su torso, llegó a su pecho, doy vueltas y vueltas dentro de su cuerpo-pecera; me siento feliz; entro a su garganta, le hago cosquillas, ella ríe, la miro a los ojos, me devuelve su oceánica mirada diciéndome: Te amo.




Siete Nuevos Narradores

Editorial

Nos gusta tomar letras para formar palabras, aunque no despreciamos el agua, la leche, cerveza, güisqui o bebernos alguna que otra idea para ir alimentando nuestras historias.

Nos gusta escribir lo que vemos, pensamos, sentimos. Intentamos ser fieles a nosotros mismos, aunque de pronto nos traicionamos y somos más fieles a nuestras inquietudes, nuestros vicios, nuestros miedos, nuestras certidumbres y nuestras dudas, de ahí nacen nuestras historias.

Hijos de nuestro tiempo, apostamos al ciberespacio y nos subimos a la revista Sputnik 2 (junto con Laika) para poner en órbita nuestras letras. Pase, léanos, quizá se reconozca en alguno de nuestros textos. Recomiéndenos si pasa un buen rato leyendo, sino escriba para decirnos lo malos que somos. Apostamos a divertirnos, generar nuestra propuesta literaria para que sepan que aquí estamos y derramaremos letras e historias desde Aguascalientes.

7NN

7NN: Salmón y 32

Salmón y 32 
María Santos

Salmón y 32 eran los elementos que debía contener el siguiente relato o estar relacionado con ellos, eso fue lo acordado, lo cual fue resultado de un juego azaroso hecho con la carta del restaurante. Luego de la reunión en El Naranjo con mis compañeros narradores, llegué a casa y fue inevitable comenzar a pensar en ideas, quizá las cervezas que me tomé a grandes tragos me alteraron un poco y empecé a imaginar ciertas escenas como: un joven calvo que cada vez que comía un filete de salmón brotaban en su cabeza 32 cabellos o la historia de 32 presos y a uno de ellos lo apodaban “El Salmón” ¿por qué? no lo sé, aún no tenía el gusto de conocerlo. También imaginé una prostituta de 32 años obsesionada con las blusas color salmón, ¿por qué? En la esquina del burdel me lo diría. 

A la mañana siguiente imaginé 32 abejorros negros con bandas color salmón atacando a un perro a las afueras de una barbería. 

Pasaban los días y seguía sin decidir cuál idea desarrollar, hasta que una noche calurosa una historia me convenció: durante más de 32 noches un joven calvo le cuenta relatos a su compañero de celda apodado “El Salmón” a cambio de que éste le consiga una cita con una prostituta de 32 años quien siempre porta una blusa color salmón, pero una noche “El Salmón” bajo el efecto de una droga le dice que ella murió a causa de las picaduras de 32 abejorros negros con bandas color salmón cuando trataba de proteger a un perro a las afueras de una barbería. El joven calvo se enfurece y se lanza sobre él. “El Salmón” saca su navaja del pantalón, se la clava en el cuello y el joven muere, extrañamente unos minutos después brotan 32 cabellos en su cabeza, pues unas horas antes, por buen comportamiento, el custodio le dio de comer un filete de salmón, discretamente. 

Era el día de la reunión con mis compañeros narradores y no alcancé a desarrollar la historia. Había planeado terminarla uno o dos días antes del encuentro, pero en las últimas 32 horas fui víctima de una repentina salmonelosis.




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7NN

7NN: R32

R32
Denisse Rodríguez


Salía todas las noches, no me fijaba en la hora. Esperaba a que el sol aterrizará en otro planeta que no fuera la tierra. Olvidaba la vieja banqueta y caminaba en medio de la tierra imaginaba que era arena con mis pies semidesnudos creyendo que el punto que me resguardaba, era un faro y que el malecón me esperaba. El olor de pescado abrazaba mis fosas nasales y el mar muerto asechaba mis poros. Deje los desechos en el tambo, me bañe del perfume de la basura. Y, en ese momento. Ya era yo, la nueva basura. 

Cuando llegue a casa, mi familia creía que ya había cumplido lo de siempre ( la, la, la, la). Pero de la basura nadie se deshace. Por lo tanto yo sustituirá y seria la nueva basura. Porque nadie sabía que era lo que había visto esa noche, ni porque razón yo no solo olía a basura, sino también me sentía como ella. 

El olor fétido del contendor le era ajeno y añejo. Les juro me resistí, pero al final caí y miré. Distinguí trozos de cuerpo humano. Yo creía que iba acompañado de mis alucinaciones del mar de todas de las noches. Pero ese mar sí estaba re-muerto. Fue más que onírico. Al día siguiente ocurrió lo mismo. Pero además de los trozos, había dedos. Pensé que le pertenecía al mismo cuerpo de ayer. Y, entonces desde aquel día no dejaron de aparecer los dedos. Siempre regresaba a casa, pero con un salmón bailando en mi cabeza, porque a eso, me olían ya todas las noches y el baile se lo debían a los dedos que derramaban sangre, buscando el nombre del culpable. Me preguntaba entonces si alguien sabía que salía a esas horas a dejar la basura. Y, sí “ese alguien” me jugaba chueco o me atormentaba de verdad, si era yo presa de ya de su paralelogramo formado de dedos. O simplemente si alguien más, era mi otra mente… 

Todas mis noches, encontraba algún trozo humano. Pero nunca encontré alguna cabeza. Trozos, trozos, dedos, dedos. Nadie me creyó, yo conté en total treinta y dos dedos, ¿Dónde estaban los ocho dedos faltantes y las tres cabezas? Me hacía creer que la cuarta víctima aún seguía vivía, a faltas de los demás dedos. 

Continuamente tenía el mismo sueño, en el que recorría el mismo camino de todas las noches. Ahí en el bote, donde mi mirada apuntaba en la azotea, y veía treinta y dos dedos colgados en los cables de la luz, como tendedero de mi patio. Y, cuando llegaba en la mera entrada de mi casa estaban las cabezas recostadas en la maceta, donde pendía de fuertes raíces, atadas de sus cabellos. Como un manojo de cabezas de ajos. Pero esas cabezas de ajos, no tenía ni un bonito put* ojo. Me despertaba al final el grito de pronto del cuarto tuerto que sentía que estaba en rito, antes de ser muerto, cuando yo atravesaba la puerta. 

Al siguiente día, más tarde me rehusé a tirar la basura, mi mente insistía ir a la azotea de mi casa, subí. Y, ahí, encontré los ocho dedos que describieron en el suelo la palabra S A L M O N. Sentí miedo por primera vez. Porque la única persona que sabía del salmón bailando en mi cabeza. Era yo. 

Ya en la prisión. Y, otra vez en la prisión de mi mente, escribí en los barrotes que solo se leía si pendías la cabeza como un pescado, treinta y dos y el porqué de mi acción. Que la verdad de mi nueva sensación de ser la nueva basura en la habitación del panteón de mi azotea, es decir mi cabeza. Dependía de esas cabezas cubiertas sin pena, que fingían que me veían ir al malecón, donde mi rutina pendía de sus vidas citadinas. Señalando al bote de basura con esos dedos que era yo la asesina y el próximo entierro a un forastero ciego.




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7NN

7NN: John y Nancy

John y Nancy 
Por Quetzalli Aquino


El día de mi cumpleños número treinta y dos enviudé. No lo supe en ese momento. Apenas hoy me vengo a enterar; esta mañana, no lo hubiera imaginado. Era una salida rutinaria, una inspección a los alrededores para mantener nuestra seguridad, Eric me acompañó a pesar de pedirle que no lo hiciera. Era un tipo amable, bueno para platicar pero terrible para defenderse, así que le dejé la pistola y yo tomé las cuchillas de unas tijeras de jardinería, eran ridículas y efectivas. 

Durante nuestro corto paseo la vi. 

La vi con nuestro vestido favorito. El rosa. “Es salmón” escuché la voz de Nancy en mi cabeza. Yo lo veía rosa y le quedaba perfecto, lo traía puesto el día que nos conocimos, y también cuando desperté el día de mi cumpleaños. 

- Tengo algo que hacer pero regresando mi día es tuyo, - se despidió lanzando un beso. 

No la volví a ver. 

Nancy y yo amábamos los zombies. Veíamos las películas, las series, teníamos la Guía de Supervivencia casi deshojada de tantas leídas e incluso un plan de acción en caso de un apocalípsis zombie. Pero nunca consideramos que llegaría aquel día, conmigo en ropa interior y que tocara a la puerta de la casa. En realidad, fue el vecino que golpeó la puerta al caer de bruces y me topé con su cuerpo destrozado por su mujer que, al verme, se lanzó contra mí. Cuando estás en calzones y la vecina te persigue, los planes se esfuman y lo único que puedes hacer es huir. O al menos ese fue mi caso y lo que me trajo aquí, meses después, refugiado con otros sobrevivientes, de treinta y dos años, viudo. 

Y después de todo este tiempo ahí estaba, con ese vestido y el cabello revuelto. Cubierta de sangre y suciedad. El olor de sus entrañas era claro aún a la distancia. El aire se me escapó sin notarlo. 

Eric estaba unos pasos más atrás, observándola acercarse, nervioso y en silencio. Él no sabía quién había sido ella. Quién era. ¿Podría ser qué Nancy siguiera dentro de ese cuerpo en descomposición? Tal vez sus recuerdos estaban atrapados en un cerebro atrofiado. Tal vez ella también me había reconocido y por eso venía hacía mí. Incluso podría estar intentando llamarme, pero su boca descarnada se lo impedía. 

Ya sólo nos separaban un par de metros cuando la escuché. 

- Johnny… 

Su voz era tan clara como siempre, tan suave que parecía ser susurrada a mi oído. 

- Espera, - ignoré a mi compañero que intentó detenerme cuando caminé hacia ella. 

No era mi imaginación ¿o sí? ¿Acaso no estaba Nancy en el fondo de esos ojos opacos? Debajo de esa piel desgastada. La tomé de los hombros y sus siseos se hicieron más fuertes. 

- Nancy, - era ella. Toda ella. Con su cabello revuelto y nuestro vestido favorito. Había regresado y era mía por el resto del día. Por el resto de nuestros días. La besé, la besé como lo hubiera hecho el día de mi cumpleaños si el fin del mundo nos hubiera avisado de su llegada. Un encuentro de piel y dientes. De ansiedad y abandono. 

Una explosión entre nosotros me obligó a soltarla. Su cara en descomposición se encontraba ahora bañada en una mezcla de sangre negra y roja brillante. Sus ojos opacos seguían abiertos pero, ahora sí, estaban muertos y yacía inerte entre mis manos. 

Un líquido pegajoso y caliente se deslizaba por mi cara y entonces lo entendí. Eric había disparado. Y por una vez, el estúpido, había acertado. Caí con Nancy entre mis brazos. Y lo juro, la escuché suspirar.




Siete Nuevos Narradores

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7NN

7NN: El secreto del pescador

El secreto del pescador 
René Alejandro López


Dos uniformados le dijeron que en cuanto estuviera mejor lo pasarían a la cárcel regional por delitos ambientales. 

¿Cuáles delitos ambientales? 

No se haga el inocente, hace tiempo que sabemos de sus actividades en la desembocadura. 

Tal vez pasarían varias semanas, incluso meses, explicó una de las doctoras, para que se detuvieran sus crisis. A veces hablaba normal y daba la impresión de estar recién llegado de la playa, y ahí le llegaban las alucinaciones, convulsionaba y perdía el sentido. Incluso, un par de veces, llegó a fallarle el corazón. Así cómo llegaban los síntomas se iban, sin explicación certera. 

De la cintura para abajo no podía mover nada. Fue su padre quien, en medio de un llanto quedo, le dio la noticia: nunca tendría hijos, se iba a perder su larga familia de pescadores. Hasta la noche levantó la sábana y enmedio de las piernas, donde debería haber un pene, encontró una ramita seca. 

En los sueños se le aparecía la mujer, a veces con un rostro y a veces con otro, a veces con el cabello rojo y otras de color verde. Pero siempre le acercaba los labios y lo besaba hasta hacerlo perder el aliento. Él despertaba gritando y echaba unos suspiros para tomar la mayor cantidad de aire posible. La bruja, decía él, aunque no quiso contar nada más hasta que le llevaron al sacerdote. 


Si mantuvo en vilo a todo el pueblo fue porque despertaba pasiones entre la gente al ser el mejor pescador de la Costa Verde. No sólo era hábil enfrentando hasta el mar más embravecido, también lograba pescas impresionantes; cargaba, hasta casi el hundimiento, las embarcaciones en las que iba, por eso se lo peleaban los capitanes. Sin embargo nunca quiso tener su propia flota, El trabajo diario engrandece, el dinero envilece, decía. Un día dejó de trabajar en las balsas y comenzó a disminuir su pesca. Lo que perdió en cantidad lo ganó en rareza; primero empezó a llevar pescados gigantes, que pocas veces se veían por ahí. Lo segundo que sorprendió fue que, justamente él, encontrara animales de ese tipo durante treinta y dos días seguidos. Pero lo que dejó aterrorizados a los demás habitantes de San José Moro fue cuando empezó a llevar pescados que de ninguna manera se conseguían en la región. 


Y este ¿de dónde sacó un salmón rojo? 

Pos no lo sacó, ese güey los debe de comprar congelados y los trae para jugarle al cabrón. 

Algunos intentaron seguirlo varias noches mientras iba a pescar pero se les perdía en medio de la selva. No hubo oído capaz de distinguir sus pasos en medio de tanta cigarra chillona. 

Mientras estuvo convaleciente en el hospital, muchos fueron a visitarlo los primeros días, pero él se negaba a decir cualquier cosa. Por eso en cuanto terminó de confesarse, los curiosos abordaron por el camino al sacerdote. No pudieron sacarle nada del secreto de Basilio Ordoñez. Dicen que el padre se fue caminando hacia la Parroquia del Carmen, aunque su cuerpo fue encontrado al día siguiente del otro lado, en una de las playas de la Costa Verde. Parecía que por las ansias de saber lo que le había dicho el pescador, lo mataron a golpes. 

Un día antes de desaparecer para siempre, el pescador se acercó a uno de los doctores que hacía el servicio social, era su último día en el pueblo y habían organizado una despedida con tacos y un pastel. Cuando pasó a despedirse de los enfermos, Basilio lo detuvo fuerte del antebrazo como por veinte minutos. 


Nomás a usted puedo decirle qué fue lo que me pasó, doctor. 

Se lo puede decir a cualquier otra persona, Basilio. 

Se lo digo a usted porque ya se va. 

Y yo de qué le voy a servir, cuénteselo a quien le pueda atender, yo ya me regreso a la capital. 

Por eso, ¿no vio lo que le pasó al padre? Si le digo lo que le voy a decir ya no va poder regresar jamás al mar. 

Cálmese Basilio, si eso lo va a tranquilizar, dígame lo que quiera. 

El pescador encontró su tesoro de pura casualidad. Un día, aburrido de todo, se fue a caminar cerca de una peña a la que sólo se podía llegar escalando; por lancha no, debido a las olas que chocaban asesinas contra las piedras. Cuando estuvo a punto de lograr la punta de la peña resbaló; una ola enorme lo engulló a media caída pero no lo estampó contra las rocas. Entrar al mar fue más como estar en un túnel inclinado y con una caída suave en cuyo final se podía ver la luz. 

Salió en una bahía de aguas tranquilas que no pudo reconocer; a la playa llegaban olas apenas tan grandes como pellizcos y entonces quiso saber si por ahí podía pescar algo. De la mochila que llevaba al hombro sacó la atarraya y la echó al mar. Antes de que los plomos tocaran el fondo ya se sentía cargada. Era el paraíso, no se podía estar más en paz. Cuando pudo, hizo fuego y cocinó lo que había sacado. Ya por la tarde vio acercarse a una mujer de vestido blanco y ligero, se sentó a su lado y le dijo que era tiempo de irse. Lo besó profundamente hasta robarle el resuello. Él no tuvo miedo, se fue quedando dormido y cuando despertó estaba en una de las playas de la Costa Verde con un pez gigante al lado. 

Regresó a la peña durante más de un mes, se dejaba caer y siempre venía la ola a llevarlo por el túnel. Estaba todo el día y luego era besado por la mujer. Pero la última vez que fue a la bahía, ella empezó a desabotonarle la camisa y luego el pantalón, se levantó el vestido y lo tiró para que estuviera por completo recostado. Mientras ella se movía de adelante hacia atrás, justo en el orgasmo, tuvo la sensación de ser absorbido por el cuerpo de ella, como con una ventosa. Ella le susurró al oído que ya se había llevado a muchos de sus hijos, que tendría que dejar su savia en ella para poder reponerlos. Despertó cuando lo llevaban de camino al hospital. 

Al sacerdote lo mataron los hijos de la bruja, nadie sería tan bestia como para hacerlo. 

Ya no se dijo más, el doctor se fue antes de lo planeado en una camioneta que iba de camino a la capital. A Basilio no lo encontraron en su cama al día siguiente, algunos dicen que la última vez que lo vieron se metió a la selva camino a la peña más alejada de la Costa Verde.




Siete Nuevos Narradores

Editorial

Nos gusta tomar letras para formar palabras, aunque no despreciamos el agua, la leche, cerveza, güisqui o bebernos alguna que otra idea para ir alimentando nuestras historias.

Nos gusta escribir lo que vemos, pensamos, sentimos. Intentamos ser fieles a nosotros mismos, aunque de pronto nos traicionamos y somos más fieles a nuestras inquietudes, nuestros vicios, nuestros miedos, nuestras certidumbres y nuestras dudas, de ahí nacen nuestras historias.

Hijos de nuestro tiempo, apostamos al ciberespacio y nos subimos a la revista Sputnik 2 (junto con Laika) para poner en órbita nuestras letras. Pase, léanos, quizá se reconozca en alguno de nuestros textos. Recomiéndenos si pasa un buen rato leyendo, sino escriba para decirnos lo malos que somos. Apostamos a divertirnos, generar nuestra propuesta literaria para que sepan que aquí estamos y derramaremos letras e historias desde Aguascalientes.

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7NN: ¡Ayer maté a un hombre!


¡Ayer maté a un hombre! 
Isaías García


¡Ayer maté a un hombre! Maté a un hombre débil, aquel que iba rumbo a casa, ese mediocre que perdió su trabajo por alcohólico, que destruyó lazos familiares por violento, que se quedó solo por idiota. Lo seguí hasta su domicilio, un lugar fúnebre con olor a soledad y alcohol barato, estaba tras él hasta llegar a ese lugar despreciable, crucé la puerta y dentro las decoraciones de la sala, en la pared fotografías de la familia mostrando relaciones superficiales, cuadros con figuras mal formadas, en el suelo había botellas de licor e ilusiones destrozadas, subí por las escaleras conduciéndome hacia la habitación que da hasta el fondo, abrí la puerta, la cama destendida, sueños rotos alrededor, un eco abrumador, el aullido de un perro y un hombre con lágrimas en los ojos, acobardado, derrotado y tranquilo mientras mi cuchillo favorito con mango en forma de salmón rebanaba su cuello. Después del acto observé en el reflejo de la ventana como me desangraba y moría rápidamente a mis 32 años al mismo tiempo que caía ese objeto punzo cortante al piso.


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Joni Mitchell, la reina sin corona del soft rock

Call me old fashioned… please! | Por Mónica Castro Lara |


Con el calor sofocante que se había sentido en días anteriores, me fue imposible no acordarme de mi bella Mérida o de Campeche, ciudades donde afortunadamente estuve paseando a finales del año pasado y que me regalaron una de las estancias más bonitas, placenteras y tranquilas que he tenido en toda mi vida, sin exagerar. No sé si me dejé llevar por la pasividad de dichas ciudades pero, me fue muy sencillo sintonizar y escuchar soft rock setentero y ochentero durante TODO el día. Sí, toooodo el día o bueno, por lo menos cuando estaba en los cuartos de hotel. Es una verdadera lástima que la estación ‘Soft Rock Classics’ de TuneIn Radio ya no exista porque era mi predilecta y a la vez, una especie de ‘maestra’ en el tema de dicho género musical, ya que hay artistas y canciones que de plano no identificaba del todo y que ahora, se han vuelto eternas indispensables en mis playlist. Me pasó varias veces con ‘California’ de la canadiense Joni Mitchell y que forma parte del álbum más exitoso de la cantante. La primera vez que escuché la canción, olvidé fijarme quién la interpretaba por lo mucho que la estaba disfrutando; luego, una vez que supe quién era, sentí como si auténticamente estuviera en una playa, disfrutando del rico solecito y el sonido del mar, una sensación que pocos artistas logran en mí y que creo es lo que hace tan fantástica a Joni por sobre todos los demás.




Roberta Joan Anderson, nace un 7 de noviembre de 1943 en Alberta, Canadá. Hija de unos padres amorosos que le inculcan el amor por la literatura y la música desde muy temprana edad, Roberta ve marcada su niñez por la polio que contrajo a los 9 años pero que de alguna manera le ayudó a decidir –postrada largos meses en la cama de un hospital- que quería convertirse en cantante o en bailarina y dirigir toda su atención hacia el arte. En realidad nunca fue una buena estudiante y su historial escolar no es muy interesante que digamos, salvo porque abandonó varias veces el colegio y anduvo de pandillera junto con otros adolescentes. Mientras todo esto sucedía, nunca hizo a la música de lado y comenzó a tomar clases de ukulele y posteriormente, aprendió a tocar la guitarra ¡SOLA! Debido a que la polio había dejado estragos en sus articulaciones (sobre todo los dedos de las manos), tuvo que aprender de manera diferente y a inventarse nuevas melodías de acuerdo a sus posibilidades motrices.



Comienza a componer algunas canciones por su cuenta y a interpretarlas con amigos en reuniones bastante informales; después, se anima a ir un poco más lejos y empieza a trabajar en el club ‘Saskatoon’ que era exclusivamente de jazz pero, no dudó en incorporar a su repertorio canciones de Édith Piaf y Miles Davis (esa Joni es de las mías). Comienza a acercarse más al sonido folk y a juntarse con poetas y artistas diversos que caracterizarían sus primeros trabajos de manera muy tajante y positiva. Se presenta a la vez en algunas estaciones de radio locales, trabaja en cafeterías, hoteles, algunos clubes nocturnos siempre anteponiendo la libertad creativa que éstos le ofrecían. Se independiza de sus padres y se va a vivir a Toronto con su entonces novio Brad MacMath quien, tras meses de una intensa relación, la abandona estando embarazada de 3 meses y la deja en bancarrota, viviendo en un lugar bastante deplorable y en pleno invierno. A Joni no le queda más remedio que dar a su hija Kelly Dale Anderson en adopción, una decisión que la deja un tanto traumatizada y que sin duda, influenciaría profundamente en sus letras y en su música. Toda esta experiencia, la mantuvo en total secreto durante décadas sin siquiera mencionarlo a sus familiares y amigos y es hasta 1997 –cuando ya era reconocida mundialmente-, que decide abrirse y emprender la búsqueda de su hija con quien actualmente tiene una relación, a veces distante, a veces muy cercana. Joni ha dicho que, cuando se enteró del embarazo, la ilegalidad del aborto y de la píldora del día después aunado a lo mal visto que era que una mujer soltera tuviera un hijo en aquella época, la orillaron a llevar el embarazo con total discreción.




Tan sólo un par de semanas después de haber parido a su hija y por ende darla en adopción, Joni ya estaba de vuelta en el trabajo, interpretando con orgullo material 100% auténtico. Encuentra trabajo fijo en el club Penny Farthing, un club de folk que abría sus puertas a nuevos y jóvenes talentos. Es aquí que conoce a su primera marido Chuck Mitchell, un cantante de folk estadounidense en asenso quien queda bastante impresionado con el talento de esta joven y bonita cantante, a la que de inmediato convence de ir a Estados Unidos y trabajar con él en varios lugares donde él ya estaba semi-posicionado. Cuentan por ahí, que se casaron a las 36 horas de haberse conocido pero, no sé qué tan cierta sea esa historia, la verdad. Lo cierto es que lo hicieron oficialmente en junio de 1965 en Michigan. Mientras trabajan y consiguen una fama bastante local, Joni nunca deja de escribir y componer su propio material incluso para otros artistas como Judy Collins o Tom Rush, ambos cantantes de folk. Pasan así dos años y el matrimonio Chuck-Joni se termina, aunque ella nunca dejó de usar el apellido de su exmarido, lo cual a mí no me parece en lo absoluto pero la entiendo, su nombre artístico para ese entonces ya era ‘Joni Mitchell’ y es complicado cambiarlo, lo hemos visto con otras artistas. Es aquí cuando una muy independiente Joni, decide marcharse a Nueva York y probar los manjares que tanto ofrece la ‘Gran Manzana’.

En uno de sus ya recurrentes toquines, la escucha David Crosby, cantautor de rock y folk muy popular en la década de los 70s, quien decide llevársela a Los Ángeles y la introdujo con amigos, representantes y dueños de disqueras. Así es como en 1967 graba su primer álbum ‘Song To A Seagull’ que es publicado un año después. Las canciones ‘Chelsea Morning’, ‘Now’ y ‘Both Sides’ son las más populares de su material debut, recibiendo excelentes críticas y ganándose rápidamente fans y más fans. De manera consecutiva, graba los álbumes ‘Clouds’ –que le regala su primera nominación al Grammy- y ‘Ladies Of The Canyon’. Aquí es cuando Joni comienza a experimentar con varios sonidos sin alejarse de sus influencias folk; añade algo de pop, rock, piano, percusiones y se divierte haciéndolo con la gente adecuada. Su fama crece y crece y se convierte en un auténtico símbolo feminista en el mundo del folk y del soft rock.




Del álbum ‘Ladies Of The Canyon’ la canción más representativa sin duda alguna, es ‘Big Yellow Taxi’ que, acá entre nos, había escuchado TODA mi vida y jamás imaginé que su creadora fuera Joni Mitchell. Me da algo de pena, y a la vez no porque seguro a todos nos ha pasado. Yo la había escuchado con Counting Crows y Vanessa Carlton, con Amy Grant y con otra bola de artistas. Pero, ahora que lo pienso, me quedo totalmente con la versión original porque además, está súper adelantada a su época y me encanta. La letra es llegadora, interesante y las propuestas vocales que hace Joni son una delicia.




Comienzan las giras, conciertos agotados, apariciones en radio y TV y con todo y eso, Joni nunca deja de componer cosas nuevas, así es como logra su álbum más exitoso titulado ‘Blue’ en 1971, que sin dudarlo, contiene varias de mis canciones favoritas y que curiosamente lo eran antes de enterarme que son de la autoría de Mitchell. De nuevo, mi amor por Joni existía sin siquiera saberlo. Hablo de canciones como ‘River’, que con los años se ha vuelto un himno navideño y que me fascina en la voz de Idina Menzel. También están ‘California’ (como bien ya les había dicho), ‘A Case Of You’, ‘Blue’ y ‘Carey’. Como dirían algunos críticos, sus letras son verdadera poesía, reflejo de la situación social, política y cultural que vivía en plena década de los 70s.




Tres años más tarde, graba otro gran álbum ‘Court and Spark’ en donde coquetea bastante con el jazz y que marca el inicio de su periodo más experimental; dicho álbum contiene mi canción favorita de Mitchell de toda la vida y que amo escucharla todos los días porque me pone de excelente humor: ‘Help Me’, una baladita bastante tierna y que nos remota a esos días en que uno se sentía/siente enamorado hasta los huesos. El álbum contiene además los éxitos ‘Free Man In Paris’, ‘Down To You’ y ‘Twisted’, todas con música y letras hermosas, alejadas de su ya particular sello folk.




He de confesar que aún no me he adentrado a escuchar la música de Joni después de estos álbumes, así que no me siento con la ética suficiente como para escribir sobre ello. Más bien, me gustaría darme la oportunidad de escucharla y darles mi honesta opinión al respecto posteriormente. Lo que sí he leído es que, le dio mucho por experimentar con sonidos bien locos y nunca quiso seguir una misma línea, sino al contrario, siempre buscó cosas nuevas, aliarse con personas creativas y que le enseñaran cosas nuevas y por ende, sus siguientes álbumes tuvieron muchos altibajos; por momentos eran muy buenos y exitosos, y por otro lado eran rechazados y sumamente criticados. Supongo que los fans y los críticos, estamos acostumbrados a consumir un mismo estilo en nuestros artistas favoritos y nos dan miedos los cambios.




Quisiera terminar mi artículo platicándoles acerca de la canción más icónica de Joni Mitchell y que contiene una anécdota bastante curiosa. La canción es ‘Woodstock’ inspirada obviamente en el festival del ’69 y al cual Joni no asistió por consejo de su entonces manager. La escribió en un cuarto de hotel en Nueva York inspirada por lo que veía y oía en la televisión y en conversaciones ajenas. Su amigo David Crosby dijo alguna vez que, a pesar de no haber estado presente, Joni supo captar la verdadera esencia del festival mucho más que cualquiera de los asistentes. La interpretó por primera vez tan sólo un mes después del festival e instantáneamente se convirtió en el himno que todos estaban anhelando. A pesar de todo ello, Joni jamás se ha considerado parte de la contracultura generada por los ‘baby boomers’ de la época, es más, hasta los rechaza. Pregúntenme qué opina de Bob Dylan, por ejemplo…




Para mí ha sido un placer a medias el escuchar a Joni porque desconozco su verdadera evolución musical y desconozco mucho de lo que ha hecho actualmente. Sé que habrá quienes me digan “es que siento que cortaste el artículo muy feo” pero, así es esto. Realmente estoy muy enamorada y asombrada de la Joni Mitchell de los 60s y 70s y adoro lo que me hacen sentir sus canciones. Siempre me provocan darme una escapada por ahí, a mi lugar boscoso favorito en Puebla y olvidarme de mis problemas existenciales con tan solo escuchar una buena playlist de Mitchell. Cuando lo haga, les aviso.




La Autora: Publirrelacionista de risa escandalosa. Descubrió el mundo del Social Media Management por cuenta propia. Gusta de pintar mandalas y leer. Ácida y medio lépera. Obsesionada con la era del jazz. Llámenme anticuada… ¡por favor!


9 libros para -intentar- entender la política en México


El proceso electoral en nuestro país ha polarizado a la sociedad como nunca antes. Mucha información, memes, dimes y diretes por doquier pero poca sustancia para tomar una decisión que podría cambiar el futuro de la república y de América Latina.

A pocos días de la jornada electoral conviene darle una revisada a la historia política de México para entender un poco qué es lo que nos ha pasado como país y quiénes son los responsables que nos han llevado hasta donde nos encontramos -y a qué precio-.

El equipo de Bookmate nos ha facilitado una serie de libros para consultar y -tratar de- entender cómo funciona nuestro sistema político -si es que funciona-. Todos estos textos los puedes leer directamente desde su plataforma.

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1. La pendejísima historia de las elecciones en México

Antonio Garci nos deleita con una crónica delirante de cómo hemos elegido a nuestros gobernantes en México a lo largo de los años. Nada queda fuera: desde el triunfo de Guadalupe Victoria hasta la caída del sistema en 1988, desde el agandalle de Santa Anna hasta la bienamada Foxilandia, Garci nos ofrece una guía inteligente y ácida para entender cómo se hace política a la mexicana y concluir que, al final, eso de la democracia no es lo nuestro.  Leer...

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2. Política y corrupción

Desde la privilegiada visión de un ex funcionario público, Macedonio Tamez Guajardo ofrece un testimonio de la situación que vive México en materia de seguridad e impartición de justicia. En este contexto, el autor destaca que los grandes problemas del país se deben a la falta de una sólida cultura de la legalidad, la corrupción, la indolencia y la pérdida colectiva de la moral. Leer...


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3. Operación Los Pinos

En un mitin en el Ángel de la Independencia, y de frente a la Embajada Americana, el candidato a la presidencia de México, doctor Jordi Román —quien va adelante en las encuestas—, resucita el nacionalismo mexicano: en carta al presidente de Estados Unidos le advierte que, al asumir la presidencia de la República, lo primero que hará será retirar al Ejército de la guerra contra el narco y permitirá el libre paso de las drogas por el territorio nacional; siempre y cuando “los señores” que se dedican a este “comercio” no cometan actos delictivos, porque “ya nos cansamos de poner los muertos para que los americanos se llenen de dólares los bolsillos”.

En esta novela de ficción política, en el año 2006 se crea un nuevo partido “ciudadano” que dirige la llamada Operación Los Pinos, que consiste en una estrategia para que el Partido Acción Nacional deje la presidencia de la República.

Para que su candidato triunfe no sólo intimidan y chantajean, sino que compran encuestas, intelectuales, analistas políticos, periodistas, académicos y defensores de derechos humanos. Se forma un ejército a sueldo que se apresta a tomar Los Pinos.
Su victoria es inminente. Sin embargo… Leer...


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4. Nación criminal

El Zarco y Los bandidos de Río Frío en el siglo XIX, los narcocorridos y el tortilla western de los hermanos Almada en el XX, y más recientemente la literatura, la plástica y la cinematografía de creadores como Élmer Mendoza, Luis Estrada y Teresa Margolles develan el sentido y la función social del crimen en México. A diferencia de autores como Fuentes, Revueltas y Paz, para quienes la violencia y lo terrible expresan cierta esencia de lo mexicano, Héctor Domínguez Ruvalcaba sostiene que la criminalidad ha de interpretarse a partir de la incompetencia del Estado y como forma de control social. Pone así al descubierto un México donde las leyes son irrealizables desde la invención misma del país, y donde la criminalidad constituye a la vez rebelión y contención social. He aquí un mundo donde el crimen se imprime en figuras de masculinidad, en cuerpos rotos, en muertos anónimos y excluidos de la memoria, en feminicidios y otras violencias de género. Un mundo que narrativiza la corporeidad de la violencia. Leer...


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5. México 2020

Hace casi 20 años, Rossana Fuentes Berain se preguntó por primera vez cómo llegaría México al año 2020; cuál sería su rostro económico, social y urbano en esa fecha. En este libro, la periodista y académica evalúa las cuatro opciones de futuro que propuso entonces y advierte que hoy se han reducido a dos, que estamos ante un “volado histórico”: o encontramos una manera de ejecutar las reformas estructurales y sumarnos a la revolución digital evitando la corrupción, con lo que México llegaría a 2020 convertido en un país moderno, productivo y más igualitario, o fracasamos en ese intento y lo hará sumergido en la violencia y la informalidad. La moneda está en el aire; estas páginas te ayudarán a interpretar (no adivinar) de qué cara será más probable que caiga, y a diseñar un plan de acción personal en función de ese contexto, para que te construyas el mejor futuro posible. Leer...                   

Imagen relacionada6. Pensiones en México 

México ha engendrado una bomba de tiempo por las pensiones públicas, cuya insolvencia puede poner en jaque a las finanzas de los tres niveles de gobierno esta década. El estudio, soportado en datos oficiales y valuaciones actuariales, nos recuerda que la deuda por pensiones ya rebasa el 100% del Producto Interno Bruto, lo que representa más de tres veces la deuda pública total y más de diez veces la base fiscal del país.

El autor propone detalladamente «un replanteamiento fundamental de la seguridad social hacia un sistema de derechos universales, complementado con sistemas de reparto o de contribución definida fondeados por patrones y trabajadores». Lo anterior, bajo la premisa fundamental que «los déficit pensionarios son responsabilidad de los patrones públicos y sus trabajadores, no de los contribuyentes». Vásquez Colmenares -experto en seguridad social y pensiones- habla del tema sin tapujos buscando contribuir a desactivar este enorme desequilibrio y evitar para México un desenlace trágico como el que se vive hoy en varios países de Europa. Resolver el tema de las pensiones es un reto donde, o todos ponemos… o todos perdemos. Leer...




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7. La nueva tragedia de México: la reforma energética

La madrugada del 11 de diciembre de 2013, el gobierno de Enrique Peña Nieto —con el voto de los senadores del PRI, de sus aliados del PAN y otros partidos— consumó, de manera apresurada, una reforma constitucional que se traduce en uno de los mayores despojos de los bienes de la nación.

A partir de este hecho, Dolores Padierna ofrece una radiografía del principal proyecto de Peña Nieto como presidente, al mismo tiempo que advierte que este modelo, además de incrementar los niveles de pobreza y desigualdad entre los mexicanos, ha colocado a nuestro país en una situación de vulnerabilidad, no sólo en materia energética, sino en gobernabilidad, sustentabilidad ambiental y seguridad nacional.

Sin ninguna concesión, la autora aporta elementos fundamentales para la reanudación de un debate impostergable, en el que la ciudadanía no puede quedar al margen. Leer...


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8. El libro negro de la izquierda mexicana

¿Qué define a la izquierda mexicana reciente? ¿Rosario Robles entregando las llaves de la Ciudad de México a Fidel Castro? ¿Andrés Manuel López Obrador tomando Reforma durante meses en 2006? ¿Los grotescos episodios protagonizados por personajes como Juanito, Ponce o Bejarano? ¿La derrota de la inteligencia frente a la ideología que sufren algunos furibundos militantes del gremio intelectual, al aplaudir sin matices al caudillo –léase subcomandante o candidato presidencial– en turno? Pareciera que esta corriente política –que se supone considera fundamental el pensamiento crítico y libertario– es incapaz de efectuar una revisión de conciencia profunda y comprometida. El libro que tiene entre las manos esboza una biografía de la izquierda: un retrato de familia donde sus ilustres miembros, de un modo u otro, se han esmerado por aportar algún escándalo al anecdotario familiar. En el camino dejaron sin opciones de voto a muchos ciudadanos convencidos de que una izquierda razonable puede y debe gobernar este país… pase y deprímase un poco. Si puede, diviértase también. Leer...


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9. El poder en el Trópico


Ya sabemos que el medio físico no es determinante de los procesos políticos y sociales, pero tengamos presente que en esta porción del territorio del país, lo más tropical de México, los ríos se desbordan, el cielo es proclive a la tempestad, los verdes se amotinan y el calor de la primavera o la ardiente canícula encienden las pasiones de los hombres y hacen brotar con facilidad la ruda franqueza… Leer...





Con información de Alejandra Arévalo
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