Aunque tú no lo sepas: una charla con Manuel Moretti de Estelares
Letrinas: Kika
Yo lo sé todo, lo vi todo y podré contarte cómo es la
vida en el corral de Kika. Cada mañana se arregla el cabello, lo acomoda sobre
uno de los hombros y lo trenza. La bata transparente nos deja ver lo que nos dejó
así, ya te darás cuenta. Limpia las bateas y sirve de comer a cada uno lo que
nos gusta. A Marcos, El Pinto, maíz hervido. A Lucas frijoles negros, a Pedro la
tortilla remojada en agua con sal y a mí la cáscara negra de los plátanos podridos.
Saben bien, es más su mala fama. Ya te acostumbrarás a los nuevos sabores, a
los aromas que se descubren a ras de tierra.
Kika nos acaricia el lomo y nos dice que somos buenos
muchachos. Los puercos son animales encantadores una vez que se les conoce. No
golpean, no insultan ni tampoco dejan a una agonizando de amor, dice. Acerca
sus labios a nuestro hocico y nos besa. Al menos nos recuerda lo que se siente
tocar el cuerpo de una mujer.
Entra a su casa, el día no dura y apenas tiene tiempo
de comer algo, de ver por la ventana que los cerros cada vez están más secos.
De quemar varas de copal para que su casa no huela a lodo y a mierda.
Se pone el mismo vestido rojo, el que le deja ver la
parte baja de las nalgas. Se pinta los labios del mismo color y con el dedo se
difumina el colorete. Ya no lleva el pelo trenzado. Lo deja caer, largo, sobre
su espalda. Nos dice adiós mis niños, no tardo, pórtense bien. Ahí les encargo
el cuchitril, cuídenlo como si fueran perros de ataque.
La veo ir, procurando no pisar una piedra con los
tacones, cantando una canción que sólo ella se sabe y diciendo el nombre de
Javier. El tuyo. Todos nosotros fuimos alguna vez Javier, porque es el único
nombre que sus labios aprendieron de memoria. Desde siempre fuiste su adoración.
Te pensaba en el momento en el que me invitó una cerveza y cuando me metió la
mano en medio de las piernas. Sé que veía tu cara en la mía cuando me dijo que
la acompañara a su casa porque la íbamos a pasar muy bien.
Eran ya las dos de la madrugada cuando te vi llegar
con ella, poniéndole los brazos sobre el hombro, cantando cómo quitarle el
brillo a las estrellas. Cómo impedir que corra el ancho río. Cómo negar que
sufre el pecho mío. Cómo borrar de mi alma esta pasión.
Ella sosteniéndote con su cuerpo delgado y amplio,
como si desde siempre hubiera estado listo para recibirte.
Entraron a la casa y yo me asomé por la puerta. Kika
tenía una mirada que no le vi antes. Ni conmigo ni con los otros. Entonces supe
que tú eras el verdadero Javier. Me metí debajo de la mesa y levanté más las
orejas. Intenté no mover mi cuerpo redondo y pesado para que el ruido no los
interrumpiera.
Los escuché besarse. Vi cómo Kika se desabrochó el
vestido y aventó los tacones debajo de la cama. Te le fuiste encima como un animal.
Le apretaste las tetas con fuerza, le besaste el cuello, las piernas y los
ojos. La penetraste de espaldas y te aferraste a su pelo como a un lazo en el
precipicio. Kika gemía y gritaba Javier, Javier.
Terminaste. Terminaron. Dejaste caer tu cuerpo sobre
su espalda, rendido. Jadeos y luego silencio. El sudor en las piernas de Kika
brillaba con la luz del foco y luego vi ese mismo resplandor en tu cara.
Llorabas y cantaste cómo negar que sufre el pecho mío. Cómo borrar de mi alma
esta pasión.
Pronunciaste el nombre de Laura. Laura por qué me
dejaste si siempre te quise tanto. Laura, regresa. Laura, por favor, vuelve. Y
la cara de Kika, qué cara. Vi cómo le aparecieron nuevas arrugas en la frente.
Cómo los ojos se le inyectaron de sangre. Te preguntó quién era esa y
respondiste mi mujer. Siempre será mi mujer.
Entonces se te fue a los golpes. Te arañó la cara, y
te mordió los labios hasta que las manchas rojas se regaron en tu camisa. Maldito
mil veces, repitió Kika hasta que ya no pudo contener las lágrimas. Levantó las
manos hacia arriba y supe exactamente lo que vendría después.
Tú llorando, hincado en el piso, pidiendo perdón sin
saber por qué. Me diste pena, Javier. Vi en tu cara la suerte de los diez
puercos del corral y quise hacer algo por ti, como si lo hiciera por nosotros.
Corrí lo más rápido que me dieron las pesuñas y te
mordí el chamorro. Gritaste de dolor y me diste una patada en el hocico.
Aguanté lo que pude. Te jalé la carne y la piel que apretaba entre los dientes
para que te levantaras y caminaras hasta la puerta. Pero no me entendiste,
Javier. Es difícil entender a un puerco.
Kika sí podía entenderme y me dio de golpes en el lomo
con la palma de la mano. Quise salvarte de nuestro destino, de tu suerte. Di
vueltas a tu al rededor, pero no parabas de llorar, Javier. Estabas muy tomado,
muy dolido.
Con un pedazo de su cabello, Kika me amarró a la cama.
Y ya no pude detenerla, ni tú, ni nadie. Levantó los manos al techo y dijo Ñikjané
jané tató laré. Ñikjané tató laré… y con cada palabra te fuiste deformando. Se
te cayó el pelo de la cabeza y de las manos, parecías una rata recién nacida.
El hocico se te fue haciendo grande, se abrieron las fosas de tu nariz. Las
orejas crecieron hasta volverse del tamaño de las mías. Te encogiste y te
hiciste redondo y rosa, como yo.
Dejaste de moverte y Kika gritó por qué un millón de
veces. Lloró hasta quedarse dormida, contigo abrazado entre sus tetas.
Todo esto lo sabrás, Javier, cuando te lo cuente,
cuando haya salido el sol y te cale en la cara. Cuando arrugues la nariz y
huelas el pelo negro de Kika.
Es el momento. Tus ojos se abren.
Se acerca la Gira Ambulante 2022 a Aguascalientes
Aunque tú no lo sepas: una charla con Cano Hernández de El Gran Silencio
Letrinas: poemas de Eduardo Gallardo Castillo
Alejandra Pizarnik, in memoriam
sábado, 18 de
diciembre
sueño
anterior a cualquier deseo mío de cerrar los ojos y entrar en lo oscuro yace tu cuerpo en manantiales de
alquitrán incendio en mis bosques eres mi cielo no hay cenizas aún ni de lejos los buitres te buscan en los llanos
una muchacha
en llamas al filo de la noche eres ¿qué habrá en mis ojos cuando te crucen?
si los astros son propicios las marcas de nuestros cuerpos arderán porque no reconoces ya las
palabras que te nombran ni son para ti suficientes los desiertos de mis labios no hay certeza en estos días en que los
lazos no unen ya nunca a nadie || mas en el fondo de los mares duermen pasivas las sirenas a veces con los silencios de la luna las
ideas sobre los demás son confusas
he terminado
por creer que también tú miras como yo:
con los ojos
en las manos buscando a tientas la fatiga de los días
que son
plegarias tácitas de un silencio desasosegado
que es verdad
la voz de mis tambores y corren de mis aguas precipitadas las afrentas del
destierro
no
será desierto el mirarte ni las nubes cubrirán de frío nuestros cuerpos
desnudos al atardecer dichosa
seré de saberme mirado por tus ojos de invierno que de mis surcos arrancan las
desdichas y habitan en mí de mis adentros toman sus frutos
tirando de mis bosques hacia abajo en el imposible encuentro de alguien que
ama y alguien que es amado
quisiera estar
sola y escribirte escribir para
mí | escribir mi vida quisiera
estar solo escribir las vidas que
nunca fui
tu ausencia es
pretexto para amarte a mi gusto en estas ruinas
tu ausencia es
milagro para sentirte aquí conmigo
fuimos dos
muchachos en llamas en las fauces del encierro
si vinieras
una sola vez
si una sola
vez estuvieras junto a mí hablando
de sueños y nimiedades de mares ocultos de arcanos símbolos en
nuestros cuerpos si estuvieras aquí no te amaría de esta
manera acabada y perfecta pero no vienes a mí y las águilas
devoran mis entrañas pero no vienes porque habitas otras
eternidades lo
sé toda la vida lo supe y
a pesar de las tempestades sé perfectamente que te amo y en lo
profundo de mi vientre tengo la certeza de que sonríes a miles de kilómetros en algún lugar sagrado
rodeada de
humo y celebraciones de deliciosos cuerpos jóvenes y
rostros inmaculados y en mis hirvientes
pozos de miseria siento tu sonrisa atravesar mis cenizas
porque entre
tu cuerpo y el mío hay multitudes distancias
infranqueables de hecatombes
porque entre
tu pecho y el mío hay ciudades enteras con sus luces y laureles
no sabré de
ti ocultar mis delirios ni los fríos sudores de mi mirada extraviada porque
mereces mi cielo
un amor menos
salvaje
menos
terrible e inútil que el que te ofrezco || puedo sentir la respuesta de tu
cuerpo en los páramos de mi claustro puedo
sentir amarte y odiarte en la desolada extensión de mi amor en los inexistentes límites de mis
furias pero no puedo sentir tu mirada
sobre mi pecho desnudo ni predecir el movimiento de tus manos sobre mis muslos
vacíos
no puedo
predecir tus sonrisas
tus caricias
tu placer
no puedo
predecir el disgusto de mirarme vacía alterada negligente terco ausente en
silencio mirándote posar al viento tus brazos heroicos tus labios de siglos
enterrados sobre los míos rotos por el fragor de tu ausencia a veces quisiera construir para ti un
palacio real con las piedras que arranco de mis adentros
iluminar con mi sangre tus antorchas
quisiera a
veces insultar tu recuerdo bailar
sobre tus huesos y decir:
si
estuvieras muerto escupiría tus ojos te insultaría y te golpearía porque me has dejado tanto tiempo
sola
abandonado bajo las astillas del
recuerdo amándote tristemente en los
abismos de una soledad grotesca y pestilente, hecha de tu cuerpo invisible y
de mi deseo por ti que sólo morirá conmigo y
aun así te amaré me arrojaré a tu
encuentro te obligaré a todas
las posturas posibles e imposibles de un acto amoroso que necesitará cumplirse aquí abajo todo es ilusión y hasta un idiota como
yo es capaz de comprender que este amor es lo más mágico de este mundo
pero no dejes
que te odie pensar en ti con odio
es respirar agujas oxidadas sé misericordiosa conmigo y cúrame de ti cúrame
de tu cuerpo que merece un amor más articulado y bello que el que no me deja
respirar en estos instantes déjame inundar tus manos con mis cielos arrulla de mi locura los
espejos pídeme que te olvide que sea sana prudente sensato
sálvame de ti
es más fácil
escribirlo que decirlo es más fácil
marcar sobre mi cuerpo los designios de los ángeles mas nunca me leerás ni sabrás de mí
ni sabrás que te imploro misericordia mas
nunca serás de mi vientre la salvación por
eso querido te suplico de rodillas ante los montes de tu
templo cuando me veas correr por el
bosque como cierva vulnerada una noche de entre tantas otras hostil
enemiga o demasiado servil o huyendo de ti para irme con otros hacia
el profundo cuerpo del océano que sepas que es por ti porque apenas y
reconozco tu lengua porque
apenas y reconozco tus cicatrices porque
no sabría decirme quién soy ahora ni
sabría decir con palabras de este mundo
que partió de
mí un barco llevándote o
que vives en mí y en mí mueres noche tras noche tras noche y en mí amaneces abrasada al recuerdo de
la humedad de tus labios a la humedad de mis labios porque no sabría
explicarte con palabras de este u otro mundo (sabemos ambos que no se
trata de gramática ni de riqueza de vocabulario) que esto es un aullido
antes del amanecer || querida
no tienes ni idea de cuánto me hace querer morir la sospecha de que me llorarás te
llamo desde mi sepulcro en agonía te
llamo para que vengas a cuidar de los buitres mis restos para que vengas a mirar lo que de mis ruinas queda te pido misericordia y un rezo suplico que vengas a comprobar el
absoluto amor que he cifrado en mi nombre en
tu nombre que pronunciaría cono una santa el de Dios || querido
tu presencia pido un abrazo y un beso por
última vez escuchar tu voz de viento
espero imagino sueño escuchar el océano de tu
tonante pecho mi sexo se abre
se
cierra respira como volcán en
furia mi sexo aletea fervoroso los
vientos del norte como paloma petrificada como
cruel tormenta arrullando el vaivén de las olas de mi cuerpo espera mi herida la
broncínea lanza de tus labios
a veces me
toco cierro los ojos y me convenzo
que es tu mano la que cubre de mi cuerpo las fauces imposible es el orgasmo a larga distancia
quiero lo
tuyo y lo digo
quiero tu sexo y lo digo
quiero dormir
contigo y lo digo
no me
consuelan los otros nadie
me consolará nunca hundirme en tu abrazo sueño —una sola
vez siquiera— y contigo gemir al unísono tu lengua sobre la mía sentir nuestros
cuerpos batallar con la furia del Centauro en el silencio de la noche
de esta
noche en que tanto te amo y en que tanto te odio porque no vienes
no toda es vigilia la de los ojos abiertos
lánguida es la voz del viento
susurra tempestades
veré mañana quién soy ayer
tu Marcellus eris
dijo tu padre
una grieta florece en mi cuerpo
caminé tus heridas una noche de invierno
silencio
mana savia de
mis muertos
ineluctable acento diacrítico de tu cuerpo ausente
ego Marcellus sum
cae el relámpago
en la profunda noche
hubo un tiempo en que podías contar las pecas del cielo
atlas descrito en sueños
en tus ojos las
vidas de los que nunca fuimos
no toda es vigilia la de los ojos abiertos
tiende trampas la vida
huele
a noche tu cabello estrellado
a
tierra mojada la caricia de tu palabra/herida
como cierva vulnerada recorres el mundo
el Minotauro apenas se defendió —¿puedes creerlo?
nombramos falsos dioses
no creas todo lo que dice el viento
llegará el domingo en que podrás escribir el preciso poema de amor
que nunca sentiste
por ahora busca sólo bajo las ruinas de tu cuerpo
no toda es vigilia la de los ojos abiertos
Salí de casa en el año 0 de nuestra Señora,
no había motocicletas ni luces neón
no te enfades
padre
salí con un puñado de centavos bajo el brazo
y la vana esperanza de quien siente
su herida en la herida toda de Cristo;
salí
de casa en el año de 992 d. A.
y se hizo la luz o me hice luz […]
mira, padre
salí
de casa una tarde de tu tiempo futuro pero aún no lo sabes porque apenas
estás jugando en el campo con vacas y gallinas pero
salí de casa esa tarde y no regresaré hasta varios años después con el corazón
hecho polvo porque la vida es más difícil
de lo que parece pero tú no lo sabes porque apenas estás llegando a una ciudad
nueva con la intención de regresar a casa sin
saber que ahí harás tu vida
salí de casa una noche de 1517 y tú no lo sabes porque apenas estás conociendo a mi
madre pero esa
noche habré perdido un hijo y nunca sabrás que no fue un accidente y no hace
falta que lo sepas no te enfades padre
porque la vida siguió su curso y las heridas han sanado ya
[…]
salí
de mi cuarto una tarde de septiembre
olvidé el cuchillo en las lindes del río
la sangre que sacude mi corazón es de otro cuerpo
pero eso tú no lo sabes
porque
esa noche estabas muriendo o llevando a cuestas el olvido de una promesa
incumplida | esa noche negué mi cuerpo a la muerte sólo porque eras tú quien
tenía en sus manos la batalla
¿tiene sentido seguir pensando en eso?
fuimos tiempo
baldío
la mujer soltó su negra cabellera y en su rostro vi el dolor de
los siglos venideros
pero eso tú no lo sabes
porque saliste de casa una mañana de febrero del año 220 después
de no-nacido yo
y ya nunca miraste atrás
Crear entre millones de imágenes sin significado: entrevista con el realizador José M. Delgadillo
José M. Delgadillo es un artista y cineasta independiente nacido en San Luis Potosí, México. Su obra se ha exhibido en más de 15 países y cuenta con más de 30 cortometrajes y dos largometrajes que se desenvuelven entre el llamado videoarte y cine experimental, recibiendo por ellos diversos premios en México y Europa.
RG: Al observar tu trabajo me encontré con los diferentes enfoques que tienes sobre diversos temas, pero siempre se prolonga uno entre todos ellos, que es la reflexión humana a partir de una interiorización personal. ¿Me podrías hablar más de ello?
JMD: Creo
que mi trabajo se soporta mucho en el ensayo literario y audiovisual, sobre
todo porque en su mayoría lo hago de una forma individual en la que abordo un
tema y lo desarrollo conforme a mi perspectiva y de lo que me rodea, lo que
veo, lo que encuentro, lo que leo, y lo que me voy encontrando en el camino.
Así que por supuesto que hay una interiorización sobre temas que no solo que
aparecen en mi mente sino que son temas que yo creo nos afectan a todos. Pienso
que por más que uno haga lo que haga de una manera individual, el resultado
estará permeado e inspirado por los demás, y creo que esa es una manera más
honesta de hacer las cosas.
¿Por qué haz decidido trabajar de
una manera tan personal y casi individual?
Me
he percatado de que para muchos, el ver que los cineastas trabajan de esta
manera es algo extraño, pero no lo es. Desde principios del siglo XX mucho del cine llamado de
vanguardia era realizado por muy pocas personas, inclusive solo una. Esto tiene
que ver mucho con los procesos creativos que el cine independiente tiene, hay
miles de cineastas que trabajaron y que aún trabajan de una manera personal, es
como un escritor se enfrenta a una hoja en blanco o un pintor a un nuevo lienzo.
Creo
que para algunos esto sea raro es porque la industria ha impuesto en el
imaginario de las personas que para hacer una película se tiene que tener
cientos de personas trabajando para ti. Esto lo he visto en algunas
producciones en las que he estado presente en las que muchos están más
preocupados por la cantidad de gente que participa en su película con la idea
de que eso les dará un excelente producto audiovisual. Yo creo más en la idea
de que la fuerza tiene que estar frente a la cámara, reflejada en el poder de
las ideas y de las imágenes, y no detrás de ella.
Tus más recientes trabajos están
realizados con imágenes descargadas de la Internet, ¿Cómo es que logras llevar
ideas tan personales a imágenes que son lejanas a ti?
En
realidad no creo que sean lejanas para mí, la mayoría de las veces son imágenes
que tengo muy presentes, con la diferencia de que no las tomé yo. Últimamente
he abrazado esa técnica de reapropiación porque es una excelente forma de
tratar de llevar el lenguaje literario al lenguaje audiovisual. Se trata muchas
veces de una operación de apropiamiento del material realizado por otro para
ser retrabajado con muy diversas intenciones utilizando muy diversos
procedimientos, que van desde el remontaje, pasando por la ampliación óptica,
el rayado y el coloreo hasta el deterioro intencional de la película o la
simple asociación con otros materiales.
Por
ejemplo en mi más reciente trabajo escribí un guion de 30 páginas sobre un
hombre que es mandado a Júpiter junto a una máquina de inteligencia artificial
para reflexionar sobre los daños que nos estamos haciendo como sociedad aunado
a toda la manipulación mediática que vivimos actualmente. Esto lo narro por
medio de paisajes y atmósferas que creó a partir de todas esas imágenes que nos
podemos encontrar en la red.
Ahora que mencionas todo esto, tienes
un videoarte llamado "El fin de los significantes" en donde
claramente utilizaste videos de que los usuarios suben a las redes. ¿Cómo es
qué eliges las imágenes y cómo es que para ti algunas tienen significado y
otras no?
Actualmente
se crean millones de imágenes por día para ser consumidas, no son imágenes para
hacer una reflexión profunda sino que solamente son para consumir y desechar,
imágenes en su mayoría sin ningún significado más que el de mostrar algo unos
segundos y darle paso a lo que sigue, otras miles de imágenes para desechar.
Esto se idea ha llegado también al cine de masas en donde ya no se hacen
películas para los espectadores sino para consumidores que son medidos por algoritmos
que dicen que es lo que las masas quieren y eso es lo que se les da, dejando
cerrada cualquier posibilidad de que la mayoría se pueda formar una opinión
personal sobre lo que quiere y lo que en verdad le gusta sino que consume y
desecha.
Por
eso técnicas como la reapropiación son bastante interesantes y voltean a ver
muchas de esas imágenes que existen ya sea que estén perdidas, olvidadas y
muchas veces pobres en su calidad y en su significado como bien lo dice la
artista Hito Steyerl.
La
recolección de imágenes se hace para dotarlas de un nuevo significado, muchas
veces más profundo del que tuvieron en su génesis, y con así no es necesario
crear más. Esto se convierte en un acto contestatario a todas esas imágenes que
son creadas para rellenar el consumo que ha dictado el algoritmo, así que al
reutilizar imágenes tu obra no sólo está dotada de un discurso interior sino
que también se pronuncia hacia el exterior, hacia lo que está pasando en el
mundo.
Para finalizar ¿nos podrías platicar
un poco en que es lo que estás trabajando actualmente?
Ahora
trabajo en una película que realizaré en cuatro partes en donde abordo el tema de la
locura y el cómo se ha ido transformando la figura de lo que es un enfermo
mental y el cómo se han creado un sinfín de reglas y convenciones sociales que
si no sigues seguramente serás señalado como un loco, sabiendo que muchas veces
la mayoría de la sociedad que se dice sana, está mucho más enferma.