Sorry, We Missed You: la esclavitud de moda en tiempos pandémicos

Renombrada en español como “Lazos de Familia”, Loach y Laverty le dan forma a una familia de clase obrera intentando sobrevivir a la crisis económica.
Por Jorge Tadeo Vargas

En el 2016, Ken Loach junto a su inseparable guionista Paul Laverty, deciden hacer un retrato de la realidad que vivimos actualmente, filmando I, Daniel Blake, una cinta que hace un recorrido por la burocracia y la falta de empatía que tiene el sistema para con los más desfavorecidos.

Mientras nos muestra a un “boomer” intentar conseguir trabajo después de un infarto al corazón va desenredando toda la desesperación, la locura que es tratar de lidiar con un sistema que no esta hecho para funcionar, al menos no para la clase trabajadora. Con una visión más realista que el Joker, Loach hace una critica muy a su modo contra el sistema capitalista que nos convierte en números, en cifras, en seres anónimos. Lamentablemente no estamos listos para tener esta conversación y preferimos la ficción.

Para el 2019 la dupla Loach-Laverty deciden apostar por hacer una critica mucho más fuerte, agresiva, contra uno de los peores males de la actualidad. El llamado capitalismo de plataforma y uno de sus peores exponentes: la esclavitud disfrazada de emprendimiento con el servicio de entregas a domicilio de las compras por internet.

En Sorry, We Missed You, renombrada en español como “Lazos de Familia”, Loach y Laverty le dan forma a una familia de clase obrera, que intentando sobrevivir a la crisis económica, deciden vender el carro familiar para comprarse un camión y entrarle al emprendimiento de entregas de comprar por internet. En teoría un trabajo que les va a permitir autonomía, y con eso mayores ingresos. Es justo ahí cuando se dan cuenta del mito de que ser un emprendedor no te permite salir de la clase obrera, que el concepto, la acción es solo la zanahoria que venden desde el capitalismo de plataforma para todos aquellos que desde la crisis o el propio aspiracionismo quieren salir de la cadena de producción.

Salen de la esclavitud de las fábricas hacia la esclavitud de lo que David Graeber llamó “trabajos de mierda”.

En esta película tanto el padre como la madre son personajes que conocemos muy bien, los dos trabajan más de doce horas al día. Ella es enfermera que cuida enfermos y/o viejos en sus casas, un trabajo físico sumamente pesado, que la deja adolorida, cansada; él entrega paquetes todo el día, es decir pasa más de ocho horas manejando, visitando casas, lidiando con el tráfico, las personas que lo tratan como un sirviente, incluso con la inseguridad de que en cualquier momento lo pueden asaltar para robarle su mercancía, cosa que pasa terminando mal herido. Sin seguridad social, y como es “socio de la compañía” si no trabaja, no tiene sueldo, además de que está la amenaza de quedarse sin el trabajo, perder el camión por las deudas, no hay más, tiene que salir, así, golpeado, lastimado a continuar con las entregas.

Viven al día tratando de criar a sus dos hijos, una pequeña y un adolescente. Una historia muy familiar para cualquiera que venga de la clase trabajadora. Es fácil sentirte identificado con los personajes, al menos reconocer a tus padres, vecinos, a esos que son parte de quienes hacen funcionar la máquina sobreviviendo al día a día con empleos que no les dan un futuro.

En estos tiempos donde parece que la esclavitud está de moda, que se maquilla de emprendimiento, esta dupla al igual que lo hicieron con I, Daniel Blake, muestran la desesperación, la tristeza, la locura; eso que algunos sociólogos llaman depresión por capitalismo.

En Sorry, We Missed You la marginación se disfraza de soledad y mientras las transnacionales se hace cada vez más ricas, sus “asociados” como los llaman caen en una espiral sin fondo, en un esclavismo disfrazado logrando apenas sobrevivir para continuar con su explotación diaria.

Presentada en el 2019, no pienso que ni Loach, ni Laverty se imaginaran lo que se venía en tiempos de pandemia y encierro, iniciado el año pasado por el  COVID-19. No creo que hayan sido capaces de imaginarse la fuerza que estas empresas iban a tomar en el 2020, y es que con la llegada del #QuedateEnCasa, el consumismo en que se sustenta la base del sistema de clases actual fortaleció aun más al capitalismo de plataforma, convirtiendo a los emprendedores de entregas de compras por internet en parte de la línea del frente para que las clases aspiracionistas no se volvieran locas en el encierro. Consume hasta morir, dice una frase, que ahora se complementa con compra en línea, no importa, alguien saldrá de su casa corriendo el riesgo para que tus productos te lleguen seguro a tu puerta. El emprendimiento de este tipo ha sido el único que no entró en crisis; fábricas cerraron su producción, restaurantes fueron forzados a cerrar, pero las compras por internet y los repartidores aumentaron, al grado que Jeff Bezos (dueño de Amazon) logró ser de forma intermitente el hombre más rico del mundo.

En tiempos pandémicos, con la economía real, la que se sustenta en la producción está yéndose al carajo, la esclavitud disfrazada de emprendimiento aumentó, con lo que la riqueza de un sector privilegiado también lo hizo. En estos meses la realidad superó con creces a lo que Loach nos presentó en su película.

Ken Loach ha usado su cine para la denuncia -propaganda izquierdista, dice la derecha-, lo usa para hablar directo sin tapujos, Sorry, We Missed You no es la excepción y no queda más que esperar cual será su visión cuando este encierro solo sea parte de la historia de la civilización.

Febrero, 2021, segundo año pandémico.


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