12 canciones, 12 artistas, 12 clichés navideños que querrás poner en tu playlist

Call me old fashioned... please! | Por Mónica Castro Lara |
 
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Call me old fashioned... please! | Por Mónica Castro Lara |


Ya sé que tal vez parezco viejita insistente cuando digo una y otra vez que el tiempo está pasando rapidísimo, pero es muy cierto. Hemos llegado nuevamente a diciembre y parece que fue ayer cuando escribía sobre Frank Sinatra y su 'cumpleaños' número 100. Pues bien, decidí cambiar un poquito las cosas (como les dije en mi artículo anterior) y hacer una especie de "Top 12" de canciones navideñas interpretadas por 12 artistas sobre los que les he hablado a lo largo de casi dos años (¿ven? ni yo me creo que tan sólo falte un mes para cumplir dos años colaborando con la revista). Dicho recuento viene bastante bien con el fin de año porque aceptémoslo, es la época perfecta para recordar y hacer listas interminables de las mejores o peores cosas que pasaron en el año, de ahí vienen los clichés que menciono en el título. 

Independientemente de si nos gusta o no (que a mí me gusta y mucho), las fiestas decembrinas vienen acompañadas de un soundtrack que se ha vuelto casi obligatorio escuchar; las canciones que lo componen han sido interpretadas por un montón de artistas diferentes, desde los más comerciales hasta los más independientes, ya que pareciera que es un éxito asegurado sacar un álbum navideño y que las disqueras nos animen/obliguen a escuchar "Jingle Bells" en cuatro mil versiones diferentes. Pues me di a la tarea de investigar un poco y da la casualidad –o destino, ese del que tanto hablé en mis primeros textos para la revista- que prácticamente todos los artistas de los que he hablado aquí en Sputnik han sacado un álbum o singles navideños, y obviamente no podía dejar escapar la oportunidad de escribir algo al respecto. Todas estas canciones tienen el toque característico del artista que la interpreta, por lo que a mi parecer, son opciones peculiares e interesantes para escuchar en diciembre, así que les comparto mi playlist navideño imperdible de hoy en adelante:

1.    Ella Fitzgerald – ‘The Secret of Christmas’

Quise empezar con Ella porque, además de ser una de mis cantantes favoritas, siempre tendrá un lugarcito muy especial en mi corazón al ser la primera artista que reseñé aquí en Sputnik, así que... honor a quien honor merece. Esta canción, escrita por los talentosos letristas Sammy Cahn y Jimmy Van Heusen, fue compuesta exclusivamente para Bing Crosby (prometo escribir sobre él muy prontito) para la película “Say One For Me” de 1959. Ella no quiso quedarse atrás y grabó la misma canción, en el mismo año para su álbum navideño "Ella Wishes You A Swinging Christmas". Aww... un título que me fascina. Si ustedes tienden a ponerse un poquito melancólicos en estas fechas, pues ‘The Secret of Christmas’ es la perfecta canción para ustedes, no sólo por la voz e interpretación tan perfecta y singular de Ella, sino también por la letra tan rompe madre que tiene, que incluso nos alecciona a ser congruentes los 365/66 días del año. ¿Quieren saber cuál es el secreto de Navidad? Escúchenla, léanla y lo descubrirán. 




2.    Seth MacFarlane – ‘What Are You Doing New Year's Eve?’

Créanme cuando les digo que me quedaría en shock total si Seth MacFarlane llegara a preguntarme “¿qué harás la víspera de Año Nuevo?”… me quedaría muda o contestaría pura estupidez (me inclino más por esto último). De todas formas, y desconfiando totalmente de mi reacción hipotética, tengo los dedos cruzados para que eso suceda algún día… ¡JA-JA! Esta canción de 1947, fue escrita por Frank Loesser cuyos éxitos residieron más que nada en Broadway. Ha sido ‘covereada’ por muchos, muchos artistas incluidos varios de mis favoritos; ustedes nombren un (a) cantante y seguramente ha hecho su propia rendition de esta canción. Hasta Rod Stewart decidió hacer su propia versión “virtual” al lado de Ella Fitzgerald en 2012. La versión de Seth está incluida en su álbum navideño del 2014 titulado ‘Holiday for Swing’, en el que trató de no interpretar las mismas canciones de siempre pero, resulta que las más populares del disco son esas… las mismas de siempre. Sin embargo, el álbum es una verdadera joya, muy al estilo de MacFarlane y de las big band orchestra de los años 40 o 50’s, con un poco de jazz y swing. Muchos aplausos para mi Seth y por fis, por fis, alguien apiádese y regálenme este CD que tanto quiero.




3.    Nat King Cole – ‘The Little Boy That Santa Claus Forgot’

No les miento, ese es el tema de la canción: un pequeño al que Santa no le trajo NA-DA porque se “olvidó” de él y tiene que conformarse con sus juguetes viejos mientras ve a otras niñas y niños jugar con sus nuevos toys. Voy a contarles las dos razones particulares por las que decidí seleccionarla para este Top 12: 1) porque Nat la interpreta excelentemente bien y no da la pinta de ser TAAAN tristona y 2) porque habla sobre un tema demasiado crudo. Si algo hace especial nuestra infancia, son los recuerdos navideños que tendremos (suena cursi, pero es cierto) y gran parte de ello se debe a que nos maravillamos con los regalos que recibimos, en su mayoría juguetes (les presumo que en alguna ocasión, mi hermana y yo llegamos a casa con bolsas de basura repletas de juguetes nuevos). Ahora, si queremos ponernos bien reflexivos y hasta extremistas, ¿qué pasa con todos aquellos pequeños cuyos papás no tienen los suficientes recursos o, simplemente no tienen papás que les regalen preciados juguetes? Así de frío, así de real, y tal cual nos lo dice la canción: “I’m so sorry for that laddie, he hasn’t got a daddy… the little boy that Santa Claus forgot”. Agarren unos Kleenex si es que los necesitan.





4.    The Carpenters - 'Merry Christmas Darling'

No podía faltar la dulce e inigualable voz de Karen Carpenter en esta lista. Me gusta recordar que desde muy pequeña conocí y "conviví" con esta canción en épocas navideñas, porque formaba parte de un cassette (sí, ¡un CASSETTE!) de Navidad que nos regaló mi tía que vive en Estados Unidos. Obviamente es una canción tierna y melancólica (acabo de decidir que melancólica será la palabra clave en este artículo) que nos habla sobre el anhelo de tener a esa persona a nuestro lado en Navidad, esa persona que se alejó o que decidimos alejar: un amigo, un familiar, un ex novio (a) o simplemente alguien que falleció. Richard Carpenter compuso la música y Frank Looper escribió la letra, cada uno cuando tenía 19 años y sin conocerse. Inmediatamente fue un éxito total en las listas navideñas de popularidad por años consecutivos, tanto así que en 1978 la remasterizaron y la incluyeron en su primer álbum navideño “Christmas Portrait”. Hay quienes afirman que es una de las mejores canciones del dúo familiar, así que disfrútenla mucho (el video no se ve tan nítido, pero la canción se escucha perfecta).




5.    Elvis Presley – ‘If Every Day Was Like Christmas’

Tal vez para muchos la canción navideña más famosa de Elvis es ‘Blue Christmas’, pero a mí me gusta más ‘If Every Day Was Like Christmas’, que fue escrita por Red West y grabada como single en 1966. Para ese entonces, Elvis ya había sacado su primer álbum de Navidad 9 años atrás, pero decidieron irlo actualizando en años posteriores, por lo que incluyeron esta canción y quitaron otras que no habían pegado tanto. La canción suena mucho al Elvis de finales de los 60’s y nos habla sobre el mundo verdaderamente armónico en el que podríamos vivir de ser todos los días Navidad, lo cual niego If Every Day Was Like Christmas’completamente porque siempre son días carrereados y días en los que desafortunadamente la gente saca lo peor de sí y nadie me lo va a negar (ojo, no digo que tooodas las personas, pero sí una gran mayoría, tan sólo basta ir al supermercado para darse cuenta). Por eso esta canción será hoy y siempre un chiste local entre mi familia y yo. Pero, independientemente de si estoy de acuerdo o no con la letra, me gusta mucho la melodía y sobre todo la voz de Elvis.




6.    Frank Sinatra – ‘Santa Claus Is Coming To Town’

Quién mejor que Sinatra para decirnos que hay un dude que nos anda vigilando, que sabe lo que hacemos, a qué hora nos dormimos y despertamos, y si es que nos hemos portado bien en el año o no. Siempre había pensado que, la persona que escribió y compuso esta canción, seguramente tendría la vida resuelta de inmediato porque la he escuchado con cualquier cantidad de artistas diferentes y por lo tanto, sus ganancias económicas serías estratosféricas. Y ahora que ya investigué, resulta que fue hace 82 años cuando se escuchó por primera vez en el show de radio de Eddie Cantor y los responsables de que exista fueron los letristas John Frederick Coots y Haven Gillespie. No sé si se hicieron ricos o no, pero se lo tenían merecido. Si Frank no cantara las palabras “Santa Claus”, podría pasar por una de sus clásicas canciones, llenas de mucho swing y excelente dicción. En toda su vida, Sinatra grabó cuatro álbumes de Navidad y dos fueron producidos después de su muerte, recopilando sólo las mejores canciones. ¿Ya ven? Hasta Frank le entró al espíritu navideño, ¿ustedes por qué diablos no?




7.    Barbra Streisand – ‘Grown-Up Christmas List’

Un poquito de Barbra tenía que estar en nuestra playlist. A lo largo de su carrera, la diva de divas ha grabado dos álbumes navideños, uno en 1967 y otro en el 2001. Esta canción digamos que es bastante actual, tan sólo tiene 26 añitos de existir; se trata básicamente de hacer a un lado a nuestro "niño interior" y pedir cosas adultas realmente importantes y significativas como el cese de las guerras. Obviamente Barbra la interpreta como si estuviéramos viendo un musical, lo cual siempre ha sido su fuerte y por esa razón tan simple es que me gusta bastante. Momento de confesión: esta canción la escuche primero en español y con la voz de “Luismi”... les doy chance a que me juzguen, pero sólo un poquito.




8.    Rod Stewart – ‘Have Yourself A Merry Little Christmas’

Una de mis canciones navideñas predilectas, siempre será ‘Have Yourself A Merry Little Christmas’, pero esta versión en particular de mi buen amigo... perdón, de Sir Rod Stewart, es una delicia. La canción fue escrita por Hugh Martin y Ralph Blane para el musical “Meet Me In St. Louis” en 1944, protagonizado por Judy Garland, pero a lo largo de varios años (e incluso cuando estaban grabando la película) la letra sufrió algunas modificaciones, por peticiones de artistas como el mismísimo Sinatra, haciendo la canción mucho menos triste. En 2007 fue rankeada como la tercera canción navideña más grabada de toda la historia, así que podemos darnos una buena idea de lo popular que es. Hay un término, que en realidad nunca supe con exactitud qué decía o qué significa… hasta ahora. La canción nos dice: "Have yourself a Merry little Christmas, make the Yuletide gay". Para no hacerles el cuento muy largo, Yuletide es un término arcaico que se usa para referirse a los 12 días religiosos que celebraban los europeos del norte hace cientos de años y que actualmente se traduce como "Christmas time" (tiempo de Navidad) y gay, se define como feliz (qué bonita definición). O sea, la canción dice que hagas tu Navidad feliz, punto final. Si les gusta esta versión, me encargaré de decírselo personalmente a Rod ahora que lo vea en marzo... porque sí, tendré la ENORME dicha de asistir a su concierto, ya con eso el 2017 pinta bastante bien.




9.    Tony Bennett – ‘I’ll Be Home For Christmas’

Las distintas versiones que se han hecho sobre esta canción a lo largo del tiempo, casi siempre son más melancólicas o con melodías más solemnes y es que yo desconocía que la letra trata sobre un soldado de la Segunda Guerra Mundial quien escribe a su familia anunciando que llegará a casa está Navidad y que espera encontrarlos de buen humor, con muchos regalos debajo del árbol y así... pero termina diciendo: "I'll be home for Christmas if only in my dreams". ¡O sea que no vendrá! ¡Sólo se lo estaba imaginando! ¡No regresará a Navidad! ¡No verá a su familia! ¡Qué tragedia! Se quedará varado en plena guerra y añorando estar con los suyos. Me llegó directo al corazón. De todos modos, la versión a cargo de mi buen amigo Tony, hace que se nos olvide la temática real de la canción y por el contrario, hasta nos pone de buen humor con su particular jazz. Decidió incluirla en su álbum “Snowfall: The Tony Bennett Christmas Album” en 1968. Gracias a la inigualable voz de Bing Crosby, 'I'll Be Home For Christmas" fue un éxito en 1943 y puedo afirmarles que lo es hasta la fecha. 




10. Billie Holiday – ‘I Got My Love To Keep Me Warm’

Tengo algo que confesarles: primero había seleccionado a Carole King con esta canción pero, no me gustó mucho el álbum navideño de Carole. Y no es nada en contra de ella, pero siento que muchas canciones no vienen al caso con su estilo musical tan increíble, juro que hay una que hasta parece salsa y miren que a mí me gusta la salsa pero… ¿salsa en Carole King? Pues como que no. Por lo tanto, la única canción que realmente me agradó fue esta que elegí, escrita por el compositor Irving Berlin en 1937 y que forma parte del musical “On The Avenue” del mismo año. Pero entonces, supe que Billie (junto con otros millones de artistas) había hecho su propia rendition, la escuché y pfff… se lleva de calle a la versión de Carole. Y es que Billie es Billie, su voz transformó por completo la canción. Y a pesar de no ser estrictamente una canción navideña y ni tener una letra que hable de la temporada, la fueron haciendo parte de ese soundtrack navideño obligatorio del que mencioné al inicio del artículo. Gracias Billie por esta increíble interpretación, me dejó la piel chinita.    




11. Neil Diamond – ‘O Holy Night’

Te miro un poquito con ojos ‘juzgadores’ mi Neil porque ¿qué onda de estar grabando álbumes de Navidad cuando eres claramente judío? Pero bueno, no etiquetaré a nadie y dejaré que cada quién haga lo que se le antoje, más cuando se trata de hacer buena música. Diamond grabó su primer álbum de Navidad en 1992 y fue un exitazo, tanto así, que justo en estos momentos anda en la promoción de su segundo álbum navideño titulado “Acoustic Christmas”, con toques más folk y obviamente acústicos. En ambos incluyó el villancico ‘O Holy Night’, escrito en 1847 por Adolphe Adam, un músico y compositor francés que se inspiró en el poema  "Minuit, chrétiens" y que habla sobre la noche en que Jesús nació. Les dejo la versión más reciente y acústica que, a pesar de todo, tiene el característico soft-rock de Neil. Que no se les olvide que este hombre tiene 75 años y aún canta MUY bien y tiene ganas de seguir trabajado. Yo tengo 48 años menos y a veces me doy por vencida, se los prometo.




12. Billy Joel y Johnny Mathis – ‘The Christmas Song’

De este Top 12, mi querido Johnny es el que se lleva el trofeo al artista con más álbumes de Navidad, sumando un total de 7 en sus más de 50 años de carrera, aplausos ensordecedores para Mathis. Qué linda casualidad encontrarme con este dueto entre Billy y Johnny –que desconocía por completo- contenido en el álbum del 2013 “Sending You A Little Christmas” de Mathis. Escrita por Bob Wells y Mel Tormé en pleno verano de 1945, es hasta estos días la canción más covereada de la historia, el himno gringo navideño por excelencia, siendo el primero en haberla grabado fue mi estimado Nat King Cole. Qué chula es la historia de la música, me cae. La voz melodiosa de Johnny con la voz rockera de Billy, la hacen una versión contrastante, interesante y muy buena. 




Se acaba este 2016 repleto de contrastes. Gracias a mi querida y adorada Revista Sputnik por confiar en mí y en mis textos (aún con sus fe de erratas) y por dar el espacio a muchos como yo, ansiosos por compartir un poquito de nuestros gustos y aficiones, rompiendo la monotonía que hay en otros medios.


He escuchado en muchas partes que el 2017 es un año con aún más incertidumbre y que pinta muy difícil, pero… tratemos de ser entusiastas y positivos (y miren que yo soy bien negativa); tratemos de respetarnos y maravillarnos aún con la cotidianidad que nos regala la vida. Cuídense mucho y felices fiestas. Confío en que el próximo año seguiré pidiéndoles que me llamen anticuada, por favor.



La Autora: Publirrelacionista de risa escandalosa. Descubrió el mundo del Social Media Management por cuenta propia. Gusta de pintar mandalas y leer. Ácida y medio lépera. Obsesionada con la era del jazz. Llámenme anticuada… ¡por favor!

Letrinas: Introspectiva

Por Gabriela Jackman Bolaños | 



La resolana entraba en la habitación sin techo, los tenues pero reconfortantes rayos de sol se propagaban disimuladamente por el follaje formando finos delineados en las hojas y el grueso tronco. Otros se escurrían velozmente hasta llegar a nosotros.

El estupor de sus mejillas tal vez para el ojo de un mortal ordinario, sencillamente era imperceptible, pero él desde distintos ángulos hallaba algo complejamente enigmático, sin aparente explicación.

Cuando lo conocí, ese primer día donde sucumbía nerviosamente por no saber cómo confrontarlo; el tiempo interrumpió su curso, ni ocurrieron toda esa clase de coyunturas cíclicas, sin sentido que a menudo nos rellenan todos los espacios entre páginas y parpadeos.

Continuamente lo contemplaba pues me proporcionaba ese rotundo placer cognitivo.

Para completar la escena a lo lejos un ave emitía su canto, en silencio recostado a mi lado en la hierba etéreamente humedecida me decía más con pensamientos que con absurdas palabras, este lenguaje era genuino sin códigos, absolutamente exquisito.

Si lo percibía, tal vez no mostraba deseos de compartirlo; entonces… tendría que inventar cierta manera de hacerlo discernir, cuantas cosas podía realizar por él, incluso lo considerado imposible se tornaba en un vil paralelismo maquinado por la humanidad.

En un principio me propuse que algún día, quizá no en ese preciso instante lograría captar su atención sutilmente, sin esfuerzo sobrehumano. Esperé, perecí incontables ocasiones interiormente, abusé imperativamente del pecado de la envidia disfrazada de gran camaradería con aquella mujer, cual nombre significa: dulce como la miel.

Mi imaginación surcó como velero en destinos no meramente desconocidos, creo que la definición correcta sería inconclusos o inciertos.

Podrás tener la ingeniosidad de subestimarme en uno y mil modos, sin embargo ésta fémina te sorprenderá por todo lo que conoce y desconoce. Lluvia de abril transformada en constante tempestad, que no abandona la esperanza y persevera.

¿Pelearé? Me cuestiono a mí misma. La respuesta es sí, con toda mi energía, correré el riesgo también de caer, aunque recobraré mi fuego abrasador, arrasando con todo aquello que impida concluir con mi ideal.

Al inicio fue un gran tren donde el subconsciente jalaba insistentemente la palanca de emergencia en la siguiente parada, ahora es el turno del llegar al final de la vía. Querer suena poco egoísta, empero espero que el camino sea un colega azaroso, mantendré firme la voluntad porque es navegante en un océano de perjuicios y falsedades.

Contigo desnudo mis verdades, te dibujaré lo que la mente indique, no te dejo la irónica llave para acceder al músculo latente titulado corazón, pues es inexistente.

Aclararé hasta concluir varios puntos medulares, acerca de la objetividad del amor. Me lo he formulado como aquellas integrales que tanto te gusta resolver. Es una mera invención ese continuo enunciado “Rompiste mi corazón”. Acaso te has imaginado el insoportable dolor físico al que seriamos sometidos u observarlo gráficamente hecho pedazos.

En fin, creo que he divagado demasiado del mensaje original. Trato de ser sensata afirmando la presencia de millones de peces en el mar y muchas veces ambicionamos con conocerlos a todos súbitamente, lo que intento mostrarte sin trivialidades es mi incontrolable necesidad de evadir consignas, averiguar lo ilimitado y desentrañar a tan misterioso personaje como lo es el guerrero que hay en ti.

Ratificaré que definitivamente no existe una eternidad para alternar lo suficiente con una persona. La brújula conducirá mis puntos cardinales aérea, terrestre, submarina y por qué no subterráneamente hasta el centro del planeta.

Cae el día acompañado de la noche, diversos autobuses con asientos azules, verdes, amarillos y naranjas en la misma ruta cruzando la avenida a cuatro centenas en los ríos buscados para ser encontrados.

Decides correr mientras los demás caminan, dominas el éxito que te fue infundado para convertirte en ganador sobresaliente de cualquier frontera y es por eso que pierdo el punto, mi mirada se defiende tal como la roca para no ser arrastrada por las olas furiosas.

Si me abandona la cordura, no te culpes, si bien, cierto es mencionar el elixir embelesador derramado codiciosa e intencionadamente en mis labios esperando afanosamente un ósculo.

Desde mi cielo te espío a través de pestañas, sólo para tus ojos una lágrima caerá del paraíso, hasta que lo abras finalmente, cuando el propio subsistir ceda a ser un suspiro y así sea el destino o la fatalidad si tú lo prefieres lo que nos ha juntado; yo permitiré que este momento pase sin decirte lo profundamente que ha afectado lo más esencial de mi existencia.

Letrinas: Esta no es una historia de tribuna


El Reino de las Bestias | Por Mariana Quezada |


Querido Penrose:

He sobrevivido al impacto del transbordador Edén XII en el que viajábamos, de alguna forma tras el paso de tantos despertares a bordo y tantas salidas al exterior de él como técnico de reparación y exploración del equipo F-XXI, mis pulmones se adaptaron a la combustión de metales pesados y gases en el espacio exterior en lugar de oxígeno, el cual siempre se nos dijo era indispensable para nuestra supervivencia. Yo me encontraba fuera de nuestro hogar de metal cuanto todo ocurrió. Tras el impacto del transbordador en aquel agujero negro que te arranco a ti y a todo de este universo, salí volando inconsciente a una estrella roja con una extraña atmósfera donde encontré tus cartas sobre el viaje y tuve a bien leerlas para esperar mi final, igual que el de todo lo demás.


No sé cuántas veces tuve que leer, ni cuanto estuve ahí sentada imaginando tu vida y la mía si nos hubiésemos conocido aún en la Tierra. Te imaginé pelirrojo -porque una mente tan osada para escribir esas cartas, debía tener la apariencia genéticamente menos probable entre la raza humana- de piel blanca y con una barba que te crecería a partir de los dieciocho y una imagen conservadora típica de la sexta década del siglo XX atrapada en el XXI.


Yo sería una joven alocada con algún interés intelectual y tendría la mata teñida de rojo rubí, y haciendo una analogía con mi actual condición en este lugar, me imaginé también sola, aunque aquella chica en vez de encontrarse con estas cartas viejas que me han hecho compañía… se encontraba contigo.


Es probable que por nuestros genios, nos hubiese sido imposible congeniar antes de los diecinueve quizás los veinte, pero estoy segura de que lo haríamos tal vez en una casa de huéspedes donde viviríamos juntos o en una fiesta donde te colgarías con los pies de un saco de box. Se me antoja haberte conocido cuando fuimos jóvenes y haber disfrutado de los clichés de una vida social sin las complicadas reglas del transbordador que se podía disfrutar en la Tierra hacía tanto.


Sin más que el espacio que observar me permití buscarte en él, y te encontré como mi mejor amigo, en un universo donde no eras digno de morir en un periódico amarillista donde aparecen los desdichados con mala suerte, tú mereces permanecer vivo entre la vorágine de este universo y todos los demás que fueron tangentes a ti con solo una caricia caprichosa del destino, ese mismo que no te arranco de mí, sino que te trajo a mi lado para compartir tantas noches de pláticas incesantes en las que me hacías sentir una persona interesante al permitirme saber qué cruzaba por tu mente y preguntarte qué  pasaba por la mía.


Si pudiese imaginarte, habrías sido mi mejor amigo. Y te imagino bajando las escaleras de la casa de tu madre con un pantalón atirantado y la barba bien peinada, bailando en un antro solos tras correr entre la noche y la gente hasta que la banda de rock nos nombrara las estrellas y se convirtiera en un espectador. Nos imagino a ti y a mí entrando juntos a la universidad, haciendo arte en algún medio visual, te imagino viejo y lleno de vida escribiendo aún tus cartas que hubiesen sido leídas por la humanidad entera, imagino que estamos cuando somos niños, cuando somos jóvenes, cuando vivimos solos y cuando encontramos el amor, donde mis hijos te dirán tío y lloraríamos el día de nuestras bodas, como se llora de alegría por un hermano, por un amigo, por alguien como nosotros, que cruzaremos un número infinito de universos para que sea así. Te imagino para asegurarme de que en algún momento del tiempo y el espacio será verdad que existas toda la vida conmigo. Porque habría sido un placer conocerte.


Tomo el papel y lo guardo en mi bolsillo para escribir después. El aire es denso y algo asfixiante levanto la cabeza para ver las estrellas y galaxias que desaparecen en el agujero negro y entran a otra dimensión. Aquí estaré por un tiempo, a mi atmósfera le quedan suficientes nutrientes y aire para imaginarlo todo, para ver algunos universos crearse y desaparecer,  observándolo todo.


Algo flota bajo la ausencia de gravedad a unos cuantos metros sobre mí, me empujó hacia adelante y consigo alcanzar esa llave de entre las cosas que aparecen algunas veces flotando en el universo, la tomo entre mis manos y me imagino que esta llave que en algún momento compartirá conmigo la muerte y vida de muchos universos, que abrió puertas y navego en el espacio… estará ahí, cuando nos volvamos a ver.


         Querido Penrose: Será un placer conocerle


Tomo la libreta de notas técnicas que sobrevivió en mi bolsillo y lanzo las hojas al cielo creando una pieza más que forme parte del tiempo igual que yo.



Esta no es una historia de tribuna. Es la historia de un héroe de la postmodernidad.

Letrinas: La otra Alicia



Por Gabriela Jackman Bolaños | 

LA OTRA ALICIA 




CINCO PASOS, UN TROPIEZO

LO VUELVO A INTENTAR.

EN LA NADA TODO SURGE,

COMIENZO A PENSAR QUE

ES COMPLEJO, EL REFLEJO

DE NUESTRO ESPEJO.

NO ERES TÚ NI SOY YO.

ILUSIÓN, ABDUCCIÓN,

VOY PERDIENDO EL TIEMPO

EN EL ESPACIO, VOLANDO BAJO

DESDE EL MISMO CUARTO.

ELLA ES YO, EN LA ESCALERA

DE ESPIRAL GUIANDO HACIA EL PORTAL,

DONDE SOPLE LUCES Y SEA LA OTRA ALICIA.

LO QUE NO ES, DEBER SER

Y AL REVÉS PUEDAS VER

PINTADO EN UN BARCO DE PAPEL,

EMPEZÓ MAÑANA PERO AYER

SE VA A ACABAR, ESTE MUNDO

DE LA OTRA ALICIA.



La biografía del muy neoyorquino Billy Joel

Call me old fashioned... please! | Por Mónica Castro Lara |



I think music in itself is healing.
It's an explosive expression of humanity.
It's something we are all touched by.
No matter what culture we're from, everyone loves music.

-Billy Joel-


When Billy the kid came to town: la biografía del muy neoyorquino Billy Joel



Imagínense la escena: caminando lentamente por Central Park, una plácida tarde de otoño, con un buen café en la mano y portando nuestro abrigo favorito. Ahora, añádanle una canción de fondo y voilà! Hemos construido el momento perfecto para nuestra bucket list ¿no creen? O bueno, por lo menos forma parte de MI bucket list(aunque con eso de tener que venderle el alma al mismísimo Lucifer para conseguir la *@!#$% Visa, dudo que algún día se me haga realidad). ¡Ah! Pero algo importante que me faltó decirles es que la canción indiscutiblemente tiene que ser "New York State Of Mind", de mi entrañable amigo Billy Joel.

No podía dejar que terminara el 2016 sin haber escrito sobre este tremendo artista (ya sé que estamos en pleno noviembre, pero para fin de año tengo planeado otra clase de artículo). Y si en septiembre escribí sobre Phil Collins por el cumpleaños de mi papá y en octubre escribí sobre Elis Regina por el de mi hermana, pues esta vez le toca dedicatoria a mi mamá (aunque su cumple también sea en octubre), porque Billy Joel es sin duda uno de sus artistas favoritos y le doy todo el crédito a mi Norminchen por habérmelo "presentado”. Cada que escuchamos "Honesty", nos dice cuánto le gusta esta canción y estoy totalmente de acuerdo con ella porque francamente es estupenda, una de las grandes canciones de finales de los 70’s. Esa es una de las tantísimas cosas que me encantan de Billy, su enorme capacidad para escribir una gran variedad de canciones y música, como baladas, canciones pop, rock, música clásica, etc. aaaaaunque, a algunas de esas creaciones les haga el feo, como sucede con la mayoría de artistas. Pero bueno, se lo perdono porque aparte de ser súper talentoso, me cae MUY bien. 



Antes de comenzar a platicarles sobre quién es este neoyorquino tan famoso, quisiera darle un pequeño consejo a los hombres que me leen, así que pongan atención y tomen nota. Hay tres canciones de Billy Joel que estoy casi -casi- 110% segura que a cualquier mujer nos gustaría que nos dedicaran al menos una vez en la vida: la primera, "Just the way you are" (cuya melodía le llega en un sueño), la segunda, "She's always a woman" y la tercera “She’s got a way”. Todas, las escribió para su primera esposa Elizabeth Weber, con quien tuvo una relación bastante pasional y que a final de cuentas, lo marcó como artista y como hombre. El caso es que ambas letras son terriblemente buenas, inspiradoras, tiernas y seguro han sonrojado a toda aquella a quien se las hayan dedicado; en dichas canciones nos habla de una mujer REAL, una mujer auténtica con sus altas y bajas, con cualidades pero también con un montón de defectos, una mujer cruel pero incapaz de defraudarlo... una mujer a quien quiere tal y como es. Parece que me estaba describiendo eh... pero como nací unos 22 años después del lanzamiento del álbum “The Stranger”, dudo que se refiera a mí. Ya les pasé el tip… si quieren tomarlo bien, y si no, también. Está de sobra mencionar que OBVIAMENTE son mis canciones favoritas de Joel, o más bien, es el par que encabeza la lista.

William Martin Joel (anoten esos puntos extras de los que siempre les hablo), nació un 9 de mayo de 1949 en Levittown, Nueva York. Sus padres, ambos europeos inmigrantes, vieron una relación especial entre su hijo y la música, y al ser Howard Joel un pianista profesional de música clásica, era claro que iba a darle preferencia al piano, por lo que Billy comenzó sus clases particulares a la edad de cuatro añitos.



Poco tiempo después, su papá se hartó de vivir en Estados Unidos (literal) y decidió divorciarse y abandonar a su familia para irse a vivir a Viena, una capital con verdadera cultura musical. Mientras tanto, Billy, su madre y su hermana, se quedaron a vivir solos en un vecindario medio conservador que los veía feo porque era la única familia de padres divorciados que vivía ahí, por lo que Joel tuvo que aprender a defenderse de los inagotables bullies de Levittown y sus alrededores. Por eso, el cantante adquirió una personalidad que hasta ahora lo caracteriza, actuar como "malote" todo el tiempo para que nadie se metieran con él; en su adolescencia fumaba todo el tiempo, se volaba las clases, se escapaba de casa, quería salir con chicas diferentes, beber vino corriente y escuchar todo el tiempo al grupo que le cambiaría la vida por completo: The Beatles. Es gracias a este legendario cuarteto que Billy comenzó a hacerse a la idea de ser un verdadero artista, pero dejó a un lado esa idea para convertirse en boxeador y miren que sí llegó bastante lejos eh… ganó 22 peleas consecutivas y se hizo de una pequeña fama en Long Island gracias a ello. Joel admite que, parte de su entusiasmo en el “bax” se debió a la ausencia de su padre en casa… tenía que buscar un lugar en donde desarrollar y explorar su masculinidad y el ring le pareció bastante aceptable para ello.

Mientras boxeaba y dejaba a la escuela como en un cuarto o quinto plano, armó varias bandas con sus amigos y hacían covers de las canciones de Los Beatles y de otras bandas inglesas en lo que encontraban su propio sonido, así como empezar a tocar en algunos bares locales a pesar de ser menores de edad. Llegó el momento de graduarse de la preparatoria y le dijeron que ni madres porque no había aprobado una materia y, Billy textualmente les dijo: “To hell with it. If I'm not going to Columbia University, I'm going to Columbia Records, and you don't need a high school diploma over there”. Fuck yes Billeeee! No hay nada mejor en este mundo que la honestidad combinada con la realidad y Billy lo demostró dándole prioridad a su pasión. Ya lo dijo el buen Guillermo Francella en su papel de Sandoval en la película argentina “El Secreto de sus Ojos”: “[…] el tipo puede cambiar de todo: de cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de dios… pero hay una cosa que no puede cambiar… no puede cambiar de pasión.” Personalmente creo que así fue el caso del buen Joel y se lo aplaudo una y mil veces. En 1965 estaba en una banda llamada “The Echoes” que cambió de nombre varias veces hasta convertirse en “Lost Souls”; no pasó mucho tiempo antes de que vieran mucho potencial en Billy y abandonó la banda para integrarse a “The Hassles”, su primer trabajo en serio.  Grabaron un par de singles y dos álbumes pero su fama y “éxito” permanecieron muy locales y fueron considerados como fracasos comerciales para diferentes disqueras y radiodifusoras, así que se desanimaron y se desintegraron. Pero Joel, junto con el baterista Jon Small decidieron juntarse para formar una banda de rock pesado llamada “Attila”, en donde literalmente querían ser el dúo más ruidoso en la escena musical neoyorquina y pronto los mandaron al diablo precisamente porque lo único que producían era ruido feo y ya. Pero no crean que todo fueron puros fracasos, Billy comenzó un affair con la esposa de Small, Elizabeth Weber. Sí, ya sé que ya la mencioné… pues efectivamente unos años después se convirtió en la primera Mrs. Joel, pero primero tuvieron que pasar varios incidentes, como el intento de suicidio de Billy en donde ingirió una fuerte dosis de pentobarbital porque creía que sabría mejor que el cloro… así de locochón el buen Billeee. Básicamente sentía que había tocado fondo porque no tenía dinero, ni trabajo, sus intentos por convertirse en músico habían sido un fracaso y encima estaba engañando a su mejor amigo metiéndose con su esposa.

En el ’71 y con una portada muy peculiar, lanzan el primer disco como solista de Billy Joel titulado Cold Spring Harbor, producido por Artie Ripp de la Family Productions. Es lamentable saber que el disco fue un fracaso porque los imbéciles lo grabaron con la velocidad errónea y resulta que sonaba como el disco de las ardillitas pero con canciones como “She’s got a way” o “Everybody loves you now”. Ni siquiera me explico cómo no pudieron darse cuenta a tiempo y distribuir algo tan mal hecho… es simplemente estúpido. Obviamente Joel estaba harto y deprimido pero, tomó la decisión de salir de gira para reivindicarse y que la gente conociera realmente cómo debían sonar las canciones; dicha decisión fue atinada y tuvo un éxito moderado. Después de varias presentaciones, decide sacudirse las malas vibras e irse a Los Ángeles a ver si ahí tenía más suerte; trabaja en uno que otro bar bajo el nombre de “Bill Martin” que lo inspira a escribir “Piano Man” uno de sus tantísimos éxitos. Por arte de magia, el presidente de Columbia Records Clive Davis, escucha una grabación en vivo de “Captain Jack” y de inmediato contacta a Billy para que forme parte de su disquera. ¿Ven? Sí llegó a Columbia Records y con la mano en la cintura… Eso sí, con un contrato medio cañón que le daría a su antigua disquera 15 centavos por cada dólar que Joel ganara… El caso es que pone a Elizabeth como su representante, se casa al fin con ella, y la tan soñada fama le llega de golpe.

Su segundo disco, “The Stranger” es sin duda, uno de sus mejores; con canciones como  "Just the Way You Are", "Movin' Out", "Only the Good Die Young" , "She's Always a Woman" y otra portada bastaaaaante interesante, comienza a ganar premios, a juntarse con gente famosa, a ganar harto dinero, sale a giras interminables, escribe canciones como loco, le hacen miles de entrevistas, sesiones de fotos, a grabar nuevos álbumes y todo con la actitud neoyorquina y de rockstar que tanto mencioné en un principio. En mi opinión muy personal, definitivamente el final de los años 70 y la década de los 80s, hicieron y definieron al gran Billy Joel y lo colocaron en el mapa de los artistas gringos más geniales de la segunda mitad del Siglo XX. A pesar de tener una vida personal medio tormentosa, siempre supo darle a su público exactamente lo que quería, con sonidos antiguos y modernos y unas letras peculiarmente excepcionales. Algunos de los tantos éxitos que escribió durante estos años y que de verdad forman parte de mi larga, larga lista de canciones predilectas son: “Big Shot”, “Honesty”, “Piano Man”, “Vienna”, “You May Be Right”, “It Still Rock and Roll To Me”, “My Life”, “Tell Her About It”, “And So It Goes”, “Goodbye to Hollywood”, “Allentown”, “Scenes From An Italian Restaurant”, “Pressure” y la lista sigue y sigue. Si les pasó como a mí, de seguro se impresionaron al caer en cuenta de que todas las han escuchado, tarareado, cantado o las tienen ahí en sus celulares o iPods o en sus listas de Spotify. Llevo mencionadas apenas unas 16 canciones y créanme cuando les digo que todas fueron éxitos seguros, permaneciendo semanas y semanas en las listas de popularidad.



Si su carrera iba en constante asenso, su vida personal tenía sus altas y bajas (como las de todos los seres humanos de este planeta); se divorcia de Elizabeth quien deja a su hermano a cargo de los negocios de Billy quien, años más tarde, se da cuenta que su querido ex curruñis le anduvo robando millones y millones de dólares y le generó una terrible deuda por no pagar impuestos. Digo, ahí mi buen Billy la regó y gacho… ¿quién acepta que el ex cuñado le lleve las cuentas y gestione su dinero? Es una reverenda tontería… Pero, para todo lo malo, también hay cosas muy buenas: conoce a la guapísima supermodelo Christie Brinkley, se casa con ella, tiene a su primera hija Alexa Ray y comienza a vivir por fin una vida más tranquila y familiar como la que siempre quiso. Muchas personas estaban escandalizadas porque Christie es guapísima y Billy… pues tiene su gracia, pero no para tanto; lo que la conquistó fue su personalidad tan irreverente. Hay 3 canciones que me encantan de Billy y que demuestran el efecto tan positivo que tuvo su relación con Christie, todas del álbum “An Innocent Man”: “Uptown Girl”, un obvio tributo a mi buen Frankie Valli y cuyo video protagoniza la misma Christie; “An Innocent Man” y “For The Longest Time”, cuya característica principal es que no tiene música, o sea, es una canción a capela y de estilo doo-wop. El mismo Billy dice que ese trío de canciones reflejó la nueva etapa personal que vivía junto a su segunda esposa, redescubriendo el amor, haciéndolo sentir como un vil adolescente. Pff… ahora que las escucho con más calma y más conciencia, en definitiva tendré que dedicar “For The Longest Time” al amor de mi vida, aunque me haya hecho la promesa de nunca dedicar canciones y me tarde tiempo en encontrarlo. ¿Y qué creen? Ya no puedo dejar de escucharla… la letra me movió, no se los puedo negar. Si pueden, léanla y siéntanse contentos y esperanzados como Billy y como yo. Lo malo del amor, es que a veces llega la fecha de caducidad y no fue la excepción para Billy y Christie, quienes se divorciaron por ahí del ’94, pero no estén tristes, Joel se casó otras dos veces y recién tuvo una bebita hace un año con su cuarta esposa Alexis Roderick.


Otros problemas personales de Billy fueron su depresión y su alcoholismo, que no tiene mucho seguía combatiendo y entrando y saliendo de clínicas de desintoxicación. Tanto así, que desde 1993 no ha vuelto a escribir música ‘comercial’ nueva, sino que más bien se ha dedicado a salir de giras (la más famosa Face to Face al lado de Sir Elton John), remasterizar material antiguo, pertenecer a los Salones de la Fama de Escritores y del Rock and Roll, recibir más premios y reconocimientos y vender un total de 150 millones de discos a la fecha haciéndolo uno de los artistas con más ventas en todos los tiempos… nada mal para alguien que se ‘retiró’ en la plenitud de su carrera. Sus últimas canciones famosas fueron "Lullabye (Goodnight, My Angel)" y “The River of Dreams”. Y bueno, tengo forzosamente que hacer una mención especial a dos eventos trascendentales en la vida de Billy Joel: cuando escribió la canción “We Didn’t Start The Fire” y su presentación en Rusia justo terminada la Guerra Fría, haciéndolo el primer artista gringouuu en presentarse ahí y tener un concierto transmitido en vivo a través de las televisoras locales. Billy hizo un montón de rabietas y berrinches porque los de la producción iluminaban al público haciéndolo sentirse intimidado, por lo que el cantante insistía en que apagaran las luces pero nadie le hacía caso, hasta que aventó su piano en protesta (que era un piano eléctrico) pero fue el chisme mundial. Regresando a “We Didn’t Start The Fire”, ¿han leído la letra? ¡Es una obra maestra! Con decirles que hasta nos menciona a Sputnik y a mí… bueno, eso quiero creer. La canción está dedicada a los baby boomers como Joel, que no se consideran los causantes de los problemas de su generación, sino que más bien los arrastran de sus antepasados. Esa canción bien podría aplicarse a cualquier época, en cualquier país y en cualquier situación. Si así piensa un baby boomer, ahora imagínense qué pensamos los millennials, porque nos guste o no, los nacidos entre el ‘81 y el ’95 caemos en esa categoría (¿capisci Hugo?). Y bueno, llegará el 2017 y tendremos que escuchar casi obligatoriamente su canción “Miami 2017 (Seen the Lights Go Out on Broadway)¡gracias por ser tan futurista Billy! Tu canción apocalíptica está a unos cuantos meses de suceder… ¿o no?





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La Autora: Publirrelacionista de risa escandalosa. Descubrió el mundo del Social Media Management por cuenta propia. Gusta de pintar mandalas y leer. Ácida y medio lépera. Obsesionada con la era del jazz. Llámenme anticuada… ¡por favor!



Michael Moore: Les dije que ganaría Donald Trump


El cineasta estadounidense Michael Moore publicó en el periódico electrónico The Huffington Post que Donald Trump sería el próximo presidente de los Estados Unidos. El multipremiado artista, simpatizante con las políticas de izquierda, lamentó ser el portador de las malas noticias y deseó que su predicción fuera errada. Sin embargo, en el artículo publicado el pasado 28 de julio, Moore dio un análisis basado en cinco razones por las que consideraba que Trump llegaría a la Casa Blanca.


Texto íntegro publicado por Michael Moore:


Siento ser el que dé las malas noticias, pero ya les advertí el pasado verano cuando dije que Donald Trump sería el candidato republicano a la presidencia. Y ahora traigo unas noticias aún peores y más deprimentes: Donald J. Trump va a ganar las elecciones en noviembre. Este ignorante, peligroso y miserable payaso a tiempo parcial y sociópata a tiempo completo será el próximo presidente de Estados Unidos. Presidente Trump. Vamos, vayan practicando, porque será así como nos tendremos que dirigir a él durante los próximos cuatro años.

En mi vida he deseado tanto estar equivocado como ahora.

Me imagino lo que estén haciendo ahora mismo. Están negando con la cabeza y mientras piensan: “No, Mike, no va a ganar”. Por desgracia, viven en una burbuja con una cámara de resonancia acoplada en la que tanto ustedes como nuestros amigos están convencidos de que los estadounidenses no van a elegir como presidente a un idiota. Van alternando entre la sorpresa y la mofa por su último comentario o por su actitud narcisista ante todo, porque todo gira a su alrededor. Y después escuchan a Hillary y ven a la que sería la primera mujer en un cargo así en Estados Unidos, una persona respetada, inteligente y que se preocupa por los niños, que continuará con el legado de Obama porque eso es claramente lo que quieren los estadounidenses, cuatro años más de esto.

Tienen que salir de esa burbuja inmediatamente. Tienen que dejar de negar lo evidente y enfrentarse a la verdad que en el fondo saben que es muy real. Intenten permanecer tranquilos con datos –el 77% del electorado son mujeres, personas de otras razas y jóvenes de menos de 35 años, ¡y Trump no puede ganar por mayoría en ninguno de esos sectores!– o con lógica –¡la gente no va a votar a un bufón ni en contra de sus intereses!– es la manera que tiene el cerebro de protegerse de una situación traumática.

Como cuando oyes un ruido extraño en la calle y piensas: “Ah, es que habrá reventado una rueda”, o “¿quién anda tirando petardos?” porque no quieres pensar que lo que acabas de oír es un disparo. Es la misma razón por la que todas las noticias iniciales y testigos del 11 de septiembre decían en los primeros momentos que “un pequeño avión se había estrellado por accidente contra el World Trade Center”.

Queremos -necesitamos- tener esperanza porque, francamente, la vida ya es lo suficientemente dura y bastante hay que luchar entre sueldo y sueldo. No podemos con muchas más malas noticias. Por lo tanto, nuestro estado mental vuelve al estado predeterminado cuando se hace realidad algo aterrador. Las primeras personas arrolladas por el camión en el atentado de Niza pasaron sus últimos minutos de vida pensando que el conductor del camión simplemente había perdido el control del vehículo, haciéndole señas y gritándole que tuviera cuidado y que había gente en la acera.

Queridos amigos, esto no es un accidente. Es la realidad. Y si creen que Hillary Clinton va a ganar a Trump con datos, inteligencia y lógica, es que no saben nada de las 56 primarias en las que 16 candidatos republicanos probaron con todo, sacaron todos sus ases de la manga y no pudieron hacer nada para detener al gigante de Trump. A día de hoy, tal y como están las cosas, creo que va a ganar; y, para lidiar con ello, necesito que primero lo reconozcan y quizá después podamos encontrar una manera de salir de este embrollo en el que nos hemos metido.

No me malinterpreten. Tengo muchas esperanzas puestas en el país en el que vivo. Las cosas están mejor. La izquierda ha ganado las guerras culturales. Los homosexuales pueden casarse. La mayoría de los estadounidenses adoptan la postura liberal en las encuestas: en el sueldo igualitario para hombres y mujeres, en que el aborto debería ser legal, en la imposición de unas leyes medioambientales más severas, en un mayor control de las armas, en la legalización de la marihuana. Se ha producido un gran cambio: que les pregunten a los socialistas que han ganado en 22 estados este año. Y no me cabe duda de que si la gente pudiera votar desde el sofá en su casa a través de la Xbox o de la PlayStation Hillary ganaría por goleada.

Pero en Estados Unidos las cosas no funcionan así. La gente tiene que salir de casa y esperar una cola para votar. Y, si viven en barrios pobres, con mayoría de negros o de hispanos, no solo tendrán que hacer una cola más larga, sino que se hará todo lo posible para evitar que vayan a votar.

Así que en la mayoría de las elecciones es difícil que el porcentaje de participación llegue siquiera al 50%. Y ahí yace el problema de noviembre: ¿quién va a conseguir que los votantes más motivados acudan a las urnas? Saben la respuesta a esa pregunta. ¿Quién es el candidato con los simpatizantes más furibundos? ¿Quién tiene unos fans capaces de levantarse a las cinco de la mañana el día de las elecciones y de ir molestando todo el día hasta que cierren las urnas para asegurarse de que todo hijo de vecino vote? Efectivamente. Ese es el nivel de peligro en el que nos encontramos. Y no se engañen: ni los persuasivos anuncios de televisión de Hillary ni el hecho de que se le desenmascare en los debates ni que los libertarios le quiten votos van a servir para detener a Trump.


Estas son las cinco razones por las que Trump va a ganar:


1. El Brexit del medio oeste de Estados Unidos. Creo que Trump va a centrar gran parte de su atención en los cuatro estados azules de Michigan, Ohio, Pensilvania y Wisconsin. Cuatro estados tradicionalmente demócratas, pero que han elegido a gobernadores republicanos desde 2010 (Pensilvania es el único que finalmente ha elegido a un demócrata ahora).

En las primarias de Michigan de marzo, 1,32 millones de habitantes votaron a los republicanos frente a los 1,19 millones que votaron a los demócratas. Según las últimas encuestas de Pensilvania, Trump va por delante de Hillary; y en Ohio están empatados. ¿Empatados? ¿Cómo es posible que esta carrera esté tan reñida después de todo lo que ha dicho y hecho Trump? Quizá se deba a que este ha dicho (y ha dicho bien) que el apoyo de los Clinton al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) ha ayudado a destruir a los estados industriales de la zona norte del medio oeste de Estados Unidos.

Trump va a machacar a Clinton con este tema y con el hecho de que haya apoyado el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica y otras políticas de comercio que han perjudicado a los habitantes de esos cuatro estados. Durante las primarias de Michigan, Trump amenazó a la empresa Ford Motor con que si seguían adelante con el cierre de la fábrica que tenían previsto y se trasladaban a México, pondría un impuesto del 35% a todos los coches construidos en México que se enviaran a Estados Unidos. Música para los oídos de la clase trabajadora de Michigan. Y cuando lanzó otra amenaza a Apple y dijo que les obligaría a dejar de fabricar iPhones en China y a fabricarlos en Estados Unidos todos quedaron embelesados y Trump se llevó una gran victoria que debería haber sido para el gobernador, John Kasich.

La zona que abarca desde la ciudad de Green Bay (Wisconsin) hasta Pittsburgh (Pensilvania) recuerda a la mitad de Inglaterra: rotas, deprimidas y en las últimas funcionan las chimeneas esparcidas por el campo en el esqueleto de lo que antes llamábamos clase media.

Trabajadores amargados y enfadados a los que Reagan engañó y a los que los demócratas -que siguen intentando persuadir de forma deshonesta pero solo quieren aprovecharse de la situación codeándose con banqueros que les puedan extender cheques- abandonaron. Lo que ha pasado con el Brexit en Reino Unido también va a pasar aquí.



Elmer Gantry aparece como Boris Johnson y se limita a inventar para convencer a la gente de que ¡esta es su oportunidad! De acabar con todos, con todos los que hicieron añicos su Sueño Americano. Y ahora Donald Trump, el forastero, ha llegado para limpiarlo todo. ¡No hace falta que estén de acuerdo con él! ¡Es su cóctel molotov personal, el que pueden lanzar a los malnacidos que les hicieron esto!

Y aquí es donde entran en juego los cálculos. En 2012, Mitt Romney perdió por 64 votos electorales. Sumemos los votos electorales de Michigan, Ohio, Pensilvania y Wisconsin. Son 64. Lo único que Trump necesita para ganar es mantenerse, tal y como se espera, en la franja de estados tradicionalmente republicanos de Idaho a Georgia (estados en los que nunca ganará Hillary Clinton), y ganar en Michigan, Ohio, Pensilvania y Wisconsin. No necesita ganar en Florida, ni en Colorado ni en Virginia. Solo en los cuatro anteriores. Y eso le colocará en la cima. Y eso es lo que va a pasar en noviembre.



2. El último bastión de los hombres blancos enfadados. El gobierno de Estados Unidos que lleva 240 años dominado por hombres llega a su fin. ¡Una mujer está a punto de llegar al poder! ¿Cómo ha podido suceder? Había señales de peligro, pero las ignoramos. Nixon -el traidor del género- impuso la ley por la que, en el colegio, las alumnas deberían tener las mismas oportunidades a la hora de practicar deporte. Y luego les dejaron pilotar aviones comerciales. Y antes de que nos diéramos cuenta, Beyoncé revolucionó el Super Bowl (¡nuestro partido!) con un ejército de mujeres negras que, con el puño en alto, dejaron claro que nuestra dominación había terminado. ¡Dónde hemos ido a parar!


Ese es el pequeño resumen de la mente del hombre blanco en peligro de extinción. Tienen la sensación de que se les escapa el poder de las manos, de que su manera de hacer las cosas ya no es la manera en la que se hacen las cosas. La “feminazi”, ese monstruo que, como dice Trump, “sangra por los ojos o por donde sea”, nos ha conquistado y ahora, después de haber tenido que pasar por ocho años en los que un hombre negro nos ha dicho qué hacer, ¿se supone que tenemos que aguantar ocho años en los que una mujer nos mangonee? ¡Después de eso serán ocho años de un homosexual dirigiendo la Casa Blanca! ¡Y luego transexuales! Ya ven por dónde van las cosas. Para entonces, se les habrán concedido derechos humanos a los animales y el presidente del país será un hámster. ¡Esto tiene que acabar! Así piensan los xenófobos, homófobos y machistas de EE.UU.


3. El problema de Hillary. Seamos sinceros, ahora que estamos entre amigos. Ante todo, déjenme que les diga que me gusta -mucho- Hillary y que creo que le han creado una reputación que no se merece. Pero el hecho de que votara a favor de la guerra de Irak hizo que yo me prometiera que no volvería a votarla. Hasta la fecha, no he roto esa promesa. Por intentar evitar que un protofascista se convierta en nuestro presidente, voy a romper esa promesa. Me entristece pensar que Clinton encontrará la manera de meternos en un conflicto militar. Es un halcón a la derecha de Obama. Pero el dedo psicópata de Trump estará listo para pulsar El Botón, así son las cosas.



Asumámoslo: Trump no es el mayor de nuestros problemas, es Hillary. Es muy impopular: el 70% de los votantes piensan que no transmite confianza ni honestidad.

Representa a la política tradicional y no cree en nada que no sea lo que le haga ganar las elecciones. Por eso estuvo en contra del matrimonio homosexual en su momento y ahora lo defiende. Entre sus mayores detractores se encuentran las mujeres jóvenes, cosa que tiene que dolerle considerando los sacrificios que ha hecho -tanto Hillary como otras mujeres de su generación- y lo que ha luchado para que las generaciones más jóvenes no tengan que aguantar que las Barbaras Bushes del mundo les manden callar y a hacer galletas.

Pero no gusta a los jóvenes, y no hay día que no oiga a un millennial decir que no la va a votar. Ningún demócrata, ni ninguna persona que no apoye a alguno de los dos partidos mayoritarios, se va a levantar emocionado el 8 de noviembre por ir a votar a Hillary como pasó cuando Obama ganó las elecciones o cuando Bernie Sanders era candidato en las primarias. No hay entusiasmo. Y, como estas elecciones solo van a depender de una cosa -de quién atraiga a más gente a las urnas-, Trump lleva las de ganar.


4. El voto deprimido a Bernie Sanders. Dejen de preocuparse por que los simpatizantes de Bernie no votemos a Clinton, porque la vamos a votar. Según las encuestas, el número de seguidores de Sanders que voten a Hillary este año será mayor que el número de simpatizantes de Clinton que votaron a Obama en 2008.

Ese no es el problema. Lo que debería alarmarnos es que cuando el simpatizante promedio de Bernie se arrastre a las urnas el día de las elecciones para votar a Hillary a regañadientes, a eso se le llamará “voto deprimido” (lo que significa que el votante no se lleva a cinco personas con él para que voten también, que no se ha presentado como voluntario para hacer campaña 10 horas al mes de cara a las elecciones y que no contesta con emoción cuando le preguntan por qué va a votar a Hillary: un votante deprimido). Porque, cuando se es joven, se tiene tolerancia cero ante los farsantes y las mentiras. Para la gente joven, volver a la era de Clinton/Bush es como tener que pagar de repente por escuchar música, o volver a usar MySpace o a llevar un teléfono móvil como una maleta de grande.



No van a votar a Trump; algunos votarán a un tercer partido, pero muchos se limitarán a quedarse en casa. Hillary Clinton va a tener que hacer algo para dar a los jóvenes una razón para que la apoyen; y elegir a un señor blanco, viejo, insulso y moderado como candidato a vicepresidente no es el tipo de decisión atrevida que pueda transmitir a los millennials que su voto es importante para Hillary. Que hubiera dos mujeres al frente era una idea interesante. Pero Hillary se ha asustado y ha decidido ir a lo seguro. Otro ejemplo más de cómo Clinton está matando poco a poco al voto joven.

5. El efecto Jesse Ventura. Por último, no descontemos la capacidad del electorado para hacer el mal o para subestimar cuántos millones de ciudadanos se conciben a sí mismos como anarquistas encubiertos una vez que echen la cortina y se dispongan a ejercer su derecho al voto.

Es uno de los pocos sitios que quedan en esta sociedad en el que no hay ni cámaras de seguridad, ni dispositivos de escucha, ni parejas, ni hijos, ni jefes, ni policías, ni siquiera límite de tiempo. Puedes pasarte ahí dentro el tiempo que te apetezca y nadie puede obligarte a hacer nada. Puedes votar al partido que quieras o a Mickey Mouse y al Pato Donald. No hay reglas. Y precisamente por eso y por la ira que tienen algunos contra un sistema político inservible, millones de estadounidenses van a votar a Trump, y no porque estén de acuerdo con él ni porque les gusten la intolerancia y el ego que le caracterizan, sino porque pueden, simplemente.

Para ver el mundo arder y hacer enfadar a papá y a mamá. E igual que cuando estás al borde de las cataratas del Niágara te preguntas por un instante cómo sería tirarse por ahí, habrá muchos a los que les encante sentir que son los que mueven los hilos y que pueden votar a Trump solo para ver qué pasa. Recordemos cuando, en los noventa, los ciudadanos de Minnesota eligieron como gobernador a un ex luchador profesional. No lo hicieron porque fueran estúpidos o porque pensaran que Jesse Ventura era un político célebre o intelectual. Lo hicieron porque podían. Minnesota es uno de los estados más inteligentes del país. Y también está lleno de ciudadanos con gusto por el humor negro, así que para ellos votar a Jesse Ventura fue como hacer un chiste práctico en un sistema político enfermo. Y es lo que va a volver a pasar con Trump.



Cuando me disponía a volver a mi hotel después de participar en el programa especial de Bill Maher sobre la Convención del Partido Republicano en la cadena HBO, un hombre me paró por la calle. “Mike”, me dijo, “tenemos que votar a Trump. Tenemos que cambiar las cosas”. Eso fue todo. Para él, era suficiente. “Cambiar las cosas”. De hecho, es lo que Trump haría, y a gran parte del electorado le gustaría ser espectador de ese reality show.

Cut Copy y el verano del amor


Lost Sounds from Europe | Por José Alberto García |


Twitter: @JoseAlberto_GP


¿Quién es?

Cut Copy son un cuarteto australiano, máximos representantes contemporáneos del Verano del Amor. Desde su primer álbum en 2004, han sabido mantenerse en lo más alto, tanto en éxito, como en nivel creativo. Con cuatro discos a las espaldas, estos jóvenes chicos con formación en música clásica, no dejan de regalarnos álbumes plagados de ritmos bailables, pegadizos y siempre con un toque retro.


¿Estilo?

Pero como ellos mismos dicen, su música no podría ser de otra década, pues combinan sus referentes con sonidos actuales. En cuanto escuchas sus discos, te das cuenta de que tienen a todos los mejores referentes posibles de las últimas cuatro décadas. Todos dentro de la psicodelia, la electrónica, el dance y la nueva ola. Ahora también se les podría meter en la archiconocida EDM (Electronic Dance Music). Son perfectos para esos momentos de guilty pleasure en los que meterte en tu habitación y hacer el tonto, o para pegarte un buen chute de buen rollo.



¿Álbumes?

- Bright Like Neon Love (2004, Modular Recordings): ‘Time stand still’, ‘Future’ y ‘Saturdays’ son las tres primeras pistas y la carta de presentación de este grupo al mundo entero. Combinando bien de sintetizadores con ese punto que la gente suele relacionar con lo ochentero, pero que tiene más de setentero, y súper producido, como todos sus discos. Al final del disco nos regalan ‘Autobahn Music Box’ con sample de Electric Light Orchestra, grupo del que os hablé hace poco, y con un estribillo absolutamente ABBA. Son muy de samples, quizá de ahí su nombre: “Corta Copia”.

- In Ghost Colours (2008, Modular Recordings): cualquier disco (quizá excepto el tercero) de esta banda son joyas, pero este es el discazo supremo. Cualquier track podría ser single. Con este álbum fueron número 1 en Australia y 32 en Finlandia. Número 6 en el US Billboard electrónico. El sitio especializado Pitchfork, colocó a este trabajo en el puesto número 4 de los 50 mejores discos del año, aun no siendo masivos. Esto hace una idea del impacto causado por estos australianos aquel año. Podría destacaros los temas ‘Feel the love’, ‘Lights and music’, ‘So haunted’ o ‘Far away’. El sonido es continuista del anterior trabajo, quizá mejorando más aún la originalidad de las composiciones y la complejidad de las bases.



- Zonoscope (2011, Modular Recordings): aquí suenan mucho más actuales, aunque sin abandonar sus coros típicos y pegadizos. En general, es un trabajo más sobrio, con más guitarra, más ambient y más house. Nos deja temas también más maduros y que no buscan el estribillo pegadizo fácil. Temas más oscuros, reflexivos y relajados. Destacan ‘Need you now’, ‘Take me over’, ‘Pharaohs & Pyramids’.

- Free your mind (2013, Modular Recordings): en dos años, los que quedamos contentos sólo a medias con Zonoscope, ya teníamos sustituto. Este trabajo es un giro a al verano del amor de 1967 en San Francisco y a la psicodelia que caracterizó a los orígenes de este grupo aunque sonando totalmente diferente, ya que se dejan totalmente al house como nunca antes. Demostrando, desde luego, que les queda creatividad para rato. Destacan sobremanera ‘We are explorers’ y ‘Walking in the sky’.


¿Cómo les descubrí?

Pues debía ser 2008 o así. Para entonces sólo contaban con sus dos primeros discos, grandes joyas. Les conocí a través de algún canal local raro que pinchaba señales de canales de música. No recuerdo si captaron mi atención por la MTV, la VH1, o qué. Lo que sí recuerdo es que, al mismo tiempo, conocí al otro gran grupo australiano que me tiene cautivado: The Presets, que tienen un estilo mucho más hardcore. Desde entonces, y en una era donde internet no era ni la mitad de lo que es hoy día, conseguí hacerme con su música y no perderles jamás la pista. De otro modo, nunca hubiese vuelto a saber de ellos, puesto que a este grupo jamás lo escucharás en la radio, diría que tampoco ya en canales de TV especializados. En internet sí tienen cierto hueco, en determinadas webs.


Sus redes sociales oficiales son:




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