Vive Latino 2018: el cartel, las bandas y los boletos


Se dio a conocer el cartel oficial de la edición decimonovena del Festival Iberoamericano de Cultura Musical Vive Latino; que se llevará a cabo los días 17 y 18 de marzo de 2018 en el Foro Sol de la Ciudad de México.



Morrissey, Gorillaz, Noel Gallagher High Flying Birds y Queens of the Stone Age son los headliners de cartel del #VL18.



A ellos hay que sumarles todos estos nombres:

424
A.N.I.M.A.L
Airbag
Allison
Amandititita
Banda Bastón
Banda Regional Mixe
Belako
Camilo Séptimo
Cartel De Santa
Centavrvs
Chicano Batman
Cuca
Donkristobal
El David Aguilar
El Mato A Un Policía Motorizado
Elsa Y Elmar
Enjambre
Entre Líneas
Fito Páez
Francisca Y Los Exploradores Vs Juan Ingaramo
Francisco El Hombre
Gondwana
Gorillaz
Haragan Y Cia
Heavysaurios
I.M.S
Infected Mushroom
José Octavio I
Kali Uchis
Kase. O
Kchiporros
Klub
Kuervos Del Sur
La Beriso
La Gusana Ciega
La Lupita
La Toma
La Vela Puerca
La Vodkanera
Las Pastillas Del Abuelo
Leslie Ground
Little Dragon
Los Amantes De Lola
Los Amigos Invisibles
Los Blenders
Los Cafres
Los De Abajo
Los Jaivas
Los Mesoneros
Los Moustros Del Espacio Exterior
Los Pericos
Los Tres
Love Of Lesbian
Mala Rodriguez
María Daniela Y Su Sonido Lasser
Millonario
Molotov
Morrissey
Nicola Cruz
No Tiene La Vaca
Noel Gallagher’s High Flying Birds
Panteón Rococó
Paté De Fuá
Pussy Riot
Pvris
Queens Of The Stone Age
Residente
Riesgo De Contagio
Ritmo Peligroso
Rock En Tu Idioma Sinfónico II
Sabino
San Pascualito Rey
Santa Estilo
Sergio Arau Y Los Heavy Mex
Sexy Zebras
Sierra León
Swingoriginal Monks
Titan
Ubon
Vaya Futuro
Vetusta Mortal Victimas Del Dr. Cerebro
Viernes Verde

Ayer se puso a la venta una primera tanda de boletos platino, que volaron en pocos minutos. Los abonos para asistir los dos días al Vive Latino 18 ya están a la venta y estos son los precios:


Game of Thrones: los lugares exactos en donde se filmó la serie


La Torre Minčeta como locación de la "Casa de los Eternos", Dubrovnik, Croacia © Andrea David / HBO



A lo largo de siete temporadas, el mundo de Game of Thrones nos ha llevado a recorrer gran parte de la geografía de Westeros y Essos, continentes mitológicos de la historia creada por George R.R. Martin ambientados en paisajes extraordinarios.

Para fortuna de los fans de la serie, la blogger de viajes Andrea David ha estado en muchos de estos lugares tomando fotografías y contrastando algunas de las escenas de la serie que se desarrollaron en estas locaciones. El resultado de este trabajo son estas excepcionales postales:



Jon Snow y el cachorro de huargo "Ghost", Tollymore Forest, Irlanda del Norte.

Ned Stark enfrentando su desgraciado destino en Fort Manoel, Malta,

Las escenas del Norte del Muro se desarrollaron en Myvatn, Islandia.

Daenerys y Khal Drogo pasaron su luna de miel en esta formación rocosa conocida como la "Ventana Azul" en Gozo, Malta.

Sansa Stark y el joven Loras Tyrell paseando por los jardines de Desembarco del Rey. En la realidad se trata del "Arboretum de Trsteno" en Croacia.
Robb Stark, "el joven lobo", con su ejército en los Gemelos. Esta escena fue filmada en el Castillo de Audley en Irlanda del Norte.

Gran parte del entrenamiento de Arya Stark en Bravos se llevó a cabo en la provincia catalana de Girona.

Otra escena de Bravos realizada en Girona, Cataluña.

El Gorrión Supremo junto al Rey Tommen y Margaery en el Gran Septo de Baelor, mejor conocido como la Catedral de Santa María, también en Girona.

Cersei subiendo los escalones rumbo a su juicio en el Gran Septo de Baelor...


Y también bajando los escalones para dar el "paseo de la vergüenza".


Toda esta secuencia de escenas de Cersei se realizó en Dubrovnik, Croacia.

La joven Daenerys a punto de conocer a su futuro esposo.

Estas escenas se realizaron en el Palazzo Verdala, ubicado en Malta.


La sobrevivencia del jazz-tango en un ambiente hostil: la breve historia de Astor Piazzolla


Call me old fashioned… please! | Por Mónica Castro Lara |



“En la Argentina puede cambiarse todo, menos el tango”-Astor Piazzolla
 
Aquellos que tienen el gran placer de conocer a mi hermana Elo saben perfectamente de su amor por el tango y que incluso éste, ha sido protagonista en momentos clave de su vida, por lo que abiertamente les digo que es a ella a quien le dedico el siguiente y pequeño texto, porque su insistencia de meses para que yo escribiera sobre el gran Astor Piazzolla, al fin rindió frutos. Ojo, no es que a mí no me guste el tango, simplemente no me había interesado ‘acercarme’ tanto a él y me da gusto haberlo hecho a través de este legendario artista que logró fusionar al jazz y al tango con mucha insistencia y con cierto valemadrismo.

Cuando estaba leyendo algunas de las biografías de Astor, me parecía más bien que estaba leyendo sobre Charlie Parker de quien, curiosamente, escribí recién hace un mes. La similitud artística de estos dos gigantes de la música, radica en que ambos fueron terrible y tremendamente criticados por sus composiciones y por querer que sus géneros musicales correspondientes, evolucionaran. Fue muy difícil que, en su momento, sus colegas y melómanos clásicos se abrieran a otras posibilidades, a otras formas de hacer y apreciar la música, por lo que sus batallas profesionales, afectaron también sus batallas personales. 

‘Los problemas más grandes de mi vida, han sido por eso… por querer cambiar y evolucionar una música popular llamada tango’.



La historia de Astor Pantaleón Piazzolla comienza en Mar del Plata (Argentina) un 11 de marzo de 1921, hijo de Vicente y Asunta Manetti quien a los pocos años, deciden mudarse a Nueva York, decisión que me parece, marca a un pequeño Piazzolla y lo hace inclinarse instintivamente hacia la música. A los siete años, y gracias a la nostalgia de su padre por la Argentina, recibe su primer bandoneón y de inmediato comienza a familiarizarse con él. La verdad es que no es nada común que a un niño de tan corta edad, le regalen un instrumento tan complejo como lo es un bandoneón; hemos leído historias de artistas a quienes les regalan una guitarra, un piano, un saxofón… pero ¿un bandoneón? nunca. Por ello es que el tango es tan único. 

En alguna entrevista afirma que, ‘[…] la Calle Ocho, la violencia, Al Jolson más esa cosa emocionante que tiene Nueva York, está en mi música, están en mi vida, en mi conducta, en mis relaciones’. 

Y es que es imposible no inspirarse con tan emblemática ciudad, aquella que le introdujo a Bach y al mismo tiempo, al jazz; bajo dichas influencias y con un bandoneón en la mano, compone su primer tango: ‘La Catinga’ que en realidad, nunca fue difundido pero, que marcó las ‘intenciones’ del pequeño Astor. Es por estos años que comienza a tomar clases particulares de piano con Bela Wilda, un pianista discípulo de… ¿Rajmáninov? Pues sí, de Rajmáninov. ¿Quién le consiguió el contacto? no se sabe, pero yo sigo en shock queriendo que alguien me explique como un niñato de diez, once años, se codeaba ya con gente de altísimo nivel y como de la nada, componiendo sus primeras melodías; su estadía en Nueva York tendría un significado mucho más especial de lo que él creería porque lo convenció a ser un verdadero estudioso de la música.

La Ciudad Santuario, le permite aprender a hablar de manera fluida el español el inglés, francés e italiano, nada mal ¿eh? Para 1934 un tal Carlos Gardel, era la estrella más alta y más brillosa que tenía Argentina en el mundo del entretenimiento y quien estaba a punto de filmar su tercera película estadounidense al lado de la Paramount Pictures. ¿Recuerdan la anécdota de Gardel y Sinatra? Pues la que estoy a punto de contarles, es también igual de sorprendente. Vicente, el papá de Astor, logra contactar a Gardel una vez que éste se había instalado en la ‘Gran Manzana’ y Astor le lleva un pequeño regalo; Gardel se queda bastante impresionado, no sólo por las habilidades musicales de Piazzolla, sino también por su personalidad tan ‘macanuda’ y entonces solicita a los productores de la película, que le den un pequeño papel: el de un ‘canillita’ o repartidor de periódicos. Pff… son ese tipo de anécdotas las que más me gustan, ¿a ustedes no?



Pues bien, Gardel continúa su amistad con los Piazzolla (en donde incluso Astor a veces le hacía de traductor porque Carlos no hablaba nada nadita de inglés) y una vez que termina de filmar, invita al pequeño Astor a formar parte de su gira musical, misma que le llevaría a la muerte en 1935. Por suerte, ni el sindicato ni los padres de Astor le habían dado permiso porque era menor de edad. ¿Se imaginan? Desafiando al destino desde chiquito, ¡bien Astor! Y en sus propias palabras: “Charlie, ¡me salvé! En vez de tocar el bandoneón estaría tocando el arpa”.

Mientras todo esto ocurría, a Piazzolla seguía atrayéndole el jazz ese que escuchaba en las calles y en la radio y buscaba de alguna manera tocarlo en su bandonéon; en 1937, los Piazzolla deciden regresar a Buenos Aires y, hasta inicios de los años 50s, Astor se dedica a varias cosas importantes: estudiar música clásica, a codearse con intelectuales que le recomendarían practicar con otros grandes artistas, se casó con Dedé Wolf, trabajaba en todos los clubes nocturnos, lo nombraron Director de la Orquesta Típica de Buenos Aires que en Argentina y Uruguay, está fuertemente ligada al tango; comenzó una carrera en el cine, tanto como actor, como compositor llegando a musicalizar hasta más de 20 películas. Comienza sus estudios de dirección orquestal, al lado del genio alemán Hermann Scherchen; al poco tiempo Astor forma su primera orquesta y puede decirse que finalmente comienza a hacer sus ‘experimentos’ con la música clásica y el tango.

Es hasta 1953, tras haber aprendido largos años acerca de la música clásica sin dejar a un lado el bandoneón, compone Tres Movimientos Sinfónicos titulados: ‘Rapsodia Porteña’, ‘Sinfonietta’ y ‘Buenos Aires’, con los que –pese el asqueo general de la audiencia que lo escuchaba- ganó el premio Fabien Sevitzky donde recibe una beca por 18 meses para ir a estudiar a París con Nadia Boulanger, una extraordinaria y reconocida docente que lo ayudará a encontrar un estilo definitivo. Astor cuenta que cuando la conoció, le avergonzaba muchísimo decirle que tocaba el bandoneón y que su música predilecta, era el tango:


‘[…] ella me enseñó a creer en Astor Piazzolla, en que mi música no era tan mala como yo creía. Yo pensaba que era una basura porque tocaba tangos en un cabaret y resulta que yo tenía una cosa que se llama estilo. Sentí una especie de liberación del tanguero vergonzante que era yo. Me liberé de golpe y dije: “Bueno, tendré que seguir con esta música, entonces”.


En París, tuvo la oportunidad de escuchar al jazzista saxofonista Gerry Mulligan con quien años más tarde, grabaría el exitoso álbum de jazz-tango ‘Summit’. Vuelve a Argentina en 1955 y conforma el Octeto Buenos Aires, con quienes surgiría el término tango contemporáneo y/o moderno, y por quien se ganaría tantísimos enemigos en su país natal. Con una formación de dos bandoneones, dos violines, contrabajo, cello, piano y guitarra eléctrica, incorpora a la orquesta de tango un aspecto de música de cámara que lo aleja del modelo tradicional de formación con cantante y bailarín. Esta elección de instrumentos fue claramente influido por el jazz y podemos darnos cuenta de ello en canciones como ‘Los Mareados’, ‘El Marne’ y ‘Arrabal’. Si logramos apreciar lo que hizo Piazzolla, es muy parecido a lo que hacía Charlie Parker: melodías alta y contagiosamente vertiginosas. Pero, es gracias a la poca aceptación del octeto, disuelve la agrupación y corre nuevamente a Nueva York para grabar un par de discos denominados como ‘jazz-tango’.




En el trabajo ‘La influencia del jazz en la música de Piazzolla’ de David Gómez Lucas, menciona que uno de los artistas que más influyó a Astor para trabajar en el jazz-tango, fue el mismísimo Miles Davis con su álbum ‘Miles Ahead’; Piazzolla buscaba hacer lo mismo que Miles, pero en el tango: mezclar sonidos pasados y presentes para generar algo completamente nuevo, conocer el poder de cada instrumento y ver de qué manera podrían involucrarse en el tango siempre de manera positiva. 


“Piazzolla buscó trasladar esa manera de hacer música al tango aunque con una diferencia sustancial: en el jazz la composición es una idea secundaria, ya que las obras son como guiones abiertos, en Piazzolla en cambio la composición siempre es un procedimiento esencial aunque su escritura intenta sugerir una espontaneidad que haga parecer el discurso improvisado. Y aunque realmente no hizo jazz propiamente, sí quiso acercarse a su manera, a ese mundo musical, tal vez por el aislamiento que sufrió en el ámbito del tango tradicional”.

Una de sus obras más galardonadas fue en álbum de 1973 titulado ‘Libertango’ abogando por esta libertad creativa en sus composiciones y fue su lucha personal y profesional constante: hacer lo que más le apasionaba pero siempre con el lastre de la gente que lo criticaba. Sobre todo lo que más le molestaba es que todos estos individuos que le llevaban la contra, eran personas que no tenían una cultura musical amplia y que obviamente impedían que el tango evolucionara por su misma ignorancia. Y yo creo que la mayoría nos hemos encontrado en la misma situación. 

En general, la vida de Astor fue un constante ‘escape’ intermitente de Buenos Aires: se instaló en Italia, en París, se iba de gira por Sudamérica, por Asia, por Estados Unidos… pero no permanecía mucho tiempo en Argentina, donde se encontraban sus más enérgicos críticos y quienes no concebían las ‘atrocidades’ que hacía con el tango. Supongo que era una constante molestia lidiar con este tipo de situaciones pero, como bien dicen por ahí, nadie es profeta en su propia tierra y tampoco es que toooodos los argentinos lo odiaran. Fue hasta mediados de los años 80, con una fama indiscutible, que por fin es declarado como ‘Ciudadano Ilustre de Buenos Aires’ y se presenta ya en los teatros más importantes de dicha ciudad, sin hacer muchos corajes. Sus amigos más cercanos, eran personalidades como José Luis Borges, Aníbal Troilo, el poeta Horacio Ferrer, entre otros, cada uno aportando meticulosamente sus dones y talentos y la música de Piazzolla.




Algunos de sus más grandes éxitos a lo largo de toda su carrera fueron: ‘Libertango’, ‘Adiós Nonino’ dedicada a su padre con muchísima nostalgia, ‘Oblivion’, ‘Verano Porteño’, ‘Vuelvo al Sur’, ‘Revirado’, ‘Escualo’, ‘Los pájaros perdidos’ y por supuesto la monumental ‘Balada para un loco’ escrita por su amigo Horacio Ferrer y que a cualquier mortal le enchina la piel. Acá entre nos, mi adorada Eugenia León tiene un disco de tangos sensacional en donde interpreta magníficamente estas dos últimas canciones que les dije. Igual les recomiendo muchísimo escuchar los tangos de Piazzolla viendo a bailar a los legendarios María Nieves y Juan Carlos Copes (vejete que odio, por cierto).



Astor Piazzolla nos regaló en 60 años de trayectoria musical, una discografía de 46 álbumes de estudio, 21 álbumes grabados en vivo, 6 suites, 4 conciertos y 1 musical. Me queda claro que, además de ser un buen seguidor de jazz, la principal influencia que tuvo de este género musical, era el poder evolutivo y de trascendencia, dejando atrás los conceptos de pasado, presente y futuro: lograr realmente que un género prevalezca sin temporalidades. Y yo creo que no hay regalo más grande que ese.









La Autora: Publirrelacionista de risa escandalosa. Descubrió el mundo del Social Media Management por cuenta propia. Gusta de pintar mandalas y leer. Ácida y medio lépera. Obsesionada con la era del jazz. Llámenme anticuada… ¡por favor!

 

Los sonidos más espeluznantes captados por la NASA


La lista está compuesta por sonidos recogidos por sondas espaciales a lo largo de sus viajes, entre los que se incluyen misiones a Júpiter, Saturno y otros cuerpos celestes en los confines del Sistema Solar.

Si bien los sonidos en realidad no se escuchan en el espacio porque no hay una atmósfera que pueda llevar las ondas sonoras, los instrumentos de las naves tienen la habilidad de captar las emisiones de radio de estos cuerpos, que luego se traducen en ondas sonoras una vez en la Tierra.

"Cuando los científicos convierten estas señales de radio en ondas sonoras, los resultados son escalofriantes", dice la NASA en su página.

El sonido con el que comienza la lista captura el momento en el que la sonda Juno atraviesa los límites del inmenso campo magnético de Júpiter.

La sonda grabó estos sonidos durante dos horas el 24 de junio de 2016.

También podemos escuchar en la lista olas de plasma, que crean una cacofonía rítmica que puede oírse por el espacio.

Estas olas fueron captadas con el instrumento EMFISIS, a bordo de las zondas de la NASA Van Allen.

Letrinas: La pregunta original


Pirotecnia Verbal | Por Tuto Flórez |

@tuto201333



¿Qué es la muerte? que pasa después de esta vida, o más aún; es posible hablar de continuidad de la existencia después de esta; nuestra ineluctable y limitada vida terrena. Indudablemente si te encuentras con un místico no obtendrás respuesta alguna excepto un largo silencio, este silencio se mantendrá en cada uno de los recovecos de tu mente hasta que estalle finalmente en tu conciencia, debido a que el lenguaje no puede decirte lo que es la muerte en tanto que el silencio te lo sugerirá sutilmente muy sutilmente, sin embargo, esto último no pasara de ser una simple sugerencia, una indicación. Por otro lado, si le preguntas a un científico, dependiendo de su campo u ocupación, la respuesta variará, variación que sólo te detendrá un momento, dado que el científico sólo puede rodear la pregunta, sólo puede bordearla para intentar hacer que cedas, ante una comprensión parcial y demasiado elaborada por no decir que “intelectual”, pero no por ello verosímil y cierta; si aquello que se a inoculado en lo más recóndito de tu cerebro, es la búsqueda sincera a la respuesta, ante la única pregunta.

Si tocas a la puerta de un poeta, sólo podrá darte una descripción de lo que su emoción le dicta, emoción que es imposible sea universal e incontrastable, se tratara de su visión particular y por lo demás muy peculiar de lo que la muerte supone como momento, como instante de tiempo, como fragmento o mero sentimiento. Si sigues atento, veras entonces que el problema es en sí mismo, similar a lo que supondría indagar por la vida; a lo que la vida implica, como proceso, como fenómeno, como experiencia, como tendencia probabilística dentro de la existencia. Muerte y vida como caras de una misma moneda que es la existencia física, no pueden ser resultas desde ningún área en particular, no hay otra forma de saber aquello que te preocupa, más que lanzándote sobre la vida misma, para experimentar en un mismo acto, dos antagonistas, dos figuras extrañas, ajenas y evanescentes, muerte y vida.

Resulta curioso, observar, que es sólo cuando la muerte de un ser querido llega, o se halla cercana, o bajo aquellas situaciones, en las que logras sentir el filo de la navaja; que emerge la gran pregunta:¿Qué es la muerte? La única pregunta para la cual no hay respuesta, es la pregunta por excelencia, trivializada y jamás contestada.


Que puedo decir al respecto, la muerte, representa la única pregunta, que se antepone al tiempo; la muerte es incógnita y realidad inevitable para todos los que llevamos la marca de la propia mortalidad con la que se debe lidiar a diario; la muerte se asemeja más a un silencio, al silencio perpetuo que solo es posible en una profunda oscuridad, que a un prontuario con todas las respuestas sobre lo que somos y por qué venimos y partimos de este mundo; es por ello que entre líneas, entre espacios, podemos escudriñar, para intentar entender de forma individual e intransferible, que la muerte es el único gran misterio o en su defecto, la mayor ficción jamás creada, el más grande enigma con el que se ha topado el hombre en todas las edades, eras y momentos; pero también podría señalar, que la muerte es el temor primordial, que todos nuestros temores son el resultado de un eco distante y fundamental que es la muerte. Así pues, la muerte, siendo la pregunta original, la única pregunta, al ser captada en su totalidad bien podría convertirse en el punto de nuestra autentica conversión, en la piedra filosofal, que nos permitirá mutar, y transformarnos en realidad.







El autor: Tuto Flórez, nacido en el departamento de Santander, en la caótica y convulsionada, pero hermosa tierra del suramericano país llamado Colombia. Melómano consumado, amante del rock, de la música hecha con sentido, sobre todo de los años noventa y la cultura underground. Cinéfilo por convicción. Crecí entre los textos, de Henry Miller, Charles Bukowski, Allan Stewart Königsberg más conocido como Woody Allen, H. P: Lovecraft y Allen Ginsberg. @tuto201333

Charlie Parker, el mismísimo ‘Birdman’


Call me old fashioned… please! | Por Mónica Castro Lara |


Regresar a la rutina, pero jamás a la normalidad’. Y sí, esperemos que este México nunca regrese a la ‘normalidad’ en la que vivíamos y qué mejor que seguir adelante acompañados de buena música, de ese arte maravilloso que siempre rellena cada hueco del corazón. Que el sismo que nos estremeció el 19 de septiembre, nos haya sacudido la indiferencia y cada quién reacomode su interior como mejor crea posible. No me queda más que enviarles un abrazo sincero y fraterno

Y bueno… retomando mi rutina personal, después de 31 artículos publicados en mi querida Sputnik, al fin me atrevo a escribir sobre el buen Charlie Parker. Si se preguntan por qué no lo había hecho con anterioridad, en realidad es por una cuestión muy personal de decir ‘me queda grande el artista y no le haré justicia a su genialidad’ porque no soy una experta en jazz ni nada por el estilo. Pero, cuando lo reflexioné un poco más y solita me di unas cuantas palmaditas en la espalda, deduje que en realidad el objetivo es que, con este pequeño texto (estilo plática de cafecito), nos demos una idea general de quién fue este hombre que verdaderamente –y sin exagerar- revolucionó al jazz y le demostró a amigos y enemigos que él era el mejor en el business. Entonces, aquí les va mi cortita colaboración del mes (porque honestamente, no tuve mucha cabeza para escribir en estos días).





Si vieron la película ‘Whiplash’ tal vez les pase como a mí, que llegan a apiadarse un poco del temible Terence Fletcher cuando expone sus razones del por qué llevar más allá de los límites a los estudiantes de Shaffer, un speech motivacional que a veces bien que nos hace falta. Como recordarán, usa el ejemplo del mismísimo Parker cuando, con tan sólo 16 años, pasa uno de los peores ridículos de su vida pero lo ayuda a perfeccionar su técnica y callarle la bocota a todos aquellos que se mofaron de él. La historia es que Charlie –junto con otros músicos jóvenes- esperaban tocar en una ‘jam session’ en el Kansas City’s Reno Club que traía de invitado al magnífico baterista Jo Jones de la orquesta de Count Basie. Cuando es el turno de Charlie, comienza a tocar con su saxofón Selmer, los nervios lo traicionan, pierde la melodía, pierde el ritmo y Jones, a modo de desprecio, le lanza uno de sus platillos y de inmediato todos comienzan a reírse, a abuchearlo y pedir que abandonara el escenario. Pues bien, estuvo un año practicando unas 15 horas al día, 7 días a la semana y justo ahí, en el mismo bar, apasionadamente expone nuevas técnicas y nuevas formas de hacer música en el Siglo XX. Fletcher explica que, de no haber sido por ese evento bochornoso, Parker jamás hubiera llegado a ser lo que fue porque se hubiera estancado en la mediocridad y en el jazz (en el buen jazz) eso es inadmisible.

Charles Parker Jr. mejor conocido como Charlie Parker, ‘yarbird’ o simplemente ‘bird’, es considerado EL MAESTRO de las armonías complejas, de vertiginosas melodías que personificaron a toda una generación de jóvenes jazzistas ávidos por romper los esquemas y redirigir al jazz hasta sus últimas posibilidades. Nacido en Kansas en 1920, hijo de la sobreprotectora Addie y del ausente Charlie, fue un chico que sufrió muchas carencias que posteriormente, se vieron reflejadas en sus desmedidas adicciones. Era un mal estudiante que a los 11 años, recibe su primer saxofón, un regalo de su madre para compensar la tristeza que había provocado el reciente abandono de su padre; por ello es que Charlie se aferra tanto a su instrumento. Se inscribe a la banda del colegio y se ‘educa’ a sí mismo con ese buen oído que siempre lo caracterizó; escuchaba melodías en la radio y las reproducía tantas veces como fuera necesario y trató de buscar amigos en la escena de la música que de alguna manera u otra, influyeron sus inicios. Como otros artistas colegas, abandona la preparatoria y toma la decisión contundente de que lo suyo lo suyo, es la música. Pasa el episodio del Reno Club, se reivindica y a los 19 años y tras unos trabajillos bastante mal pagados, por fin se une a la banda del pianista Jay McShann.





Si creían que así de fáciles fueron las cosas, la realidad es que hay que añadirle varios factores medio controversiales: para 1938 ya se había casado, divorciado, tenido un hijo y ya era adicto a la heroína gracias a un accidente automovilístico aparatoso. Su relación con Rebecca, su ‘highschool sweetheart’ era tormentosa: él era un abusivo infiel a quien le importaba muy poco su familia y siempre antepuso su saxofón a todo lo demás. Por ello es que a sus 19 años se muda a Nueva York en búsqueda de la verdadera vida jazzista aunque en ese momento no sabía que el personaje que la definiría, sería él mismo. Chido, ¿no?

Los que tuvieron el placer de conocer a Charlie, concuerdan que en general era un tipo bastante reservado; grande, mirada un poco perdida, bien vestido, tímido, de poca conversación, prefería entablar relaciones con base en la música. Es sus momentos de lucidez y sobriedad, era un genio que impulsaba a sus colegas a ir más allá de lo ya establecido, a crear sonidos auténticamente nuevos. Cuando tocaba, la rapidez de sus dedos dejaba boquiabierto a cualquiera e incluso le mandaron a hacer un sax especial que actualmente permanece descansando en un museo. 


Agarraba cualquier trozo insignificante de papel y comenzaba a componer de la nada y, borracho o no, drogado o no, nunca dejó de practicar cuando debía hacerlo.

A inicios de los años 40s se gana el apodo de ‘Bird’; algunos dicen que es porque le gustaba mucho el pollo (¿?), otros porque simbólicamente dejaba volar su talento y otros que porque durante una gira, había atropellado a un pájaro de jardín. Anyway… el apodo trasciende. A su llegada a Nueva York, forma parte de algunas bandas y poco a poco se anima a componer sus primeras canciones y a crear el famoso bebop que ya les he explicado en varias ocasiones. Al mismo tiempo, se adentra al mundo de Harlem y sus presentaciones se vuelven más y más regulares en los clubes más famosos de por ahí. Hace una excelentísima mancuerna con mi querido Dizzy Gillespie y entre los dos, le ponen cara a esta esperada y revolucionaria versión del jazz que fue terriblemente criticada por algunos de los clásicos como Louis Armstrong o Nat King Cole, quienes creían que el bebop sonaba a improvisaciones mal ejecutadas y denigraba a todo lo que se había logrado en el jazz hasta el momento. Francamente les digo que el bebop no es fácil de digerir pero, en ningún momento es nefasto. Es una de las tantas evoluciones que tuvo el jazz y me parece que en una época donde el rock n roll estaba a la vuelta de la esquina, lograron hacerle un gran contrapeso. Los jóvenes (y más los jóvenes negros) necesitaban música que representara todo lo que vivían en la época más cruda del racismo estadounidense y el bebop fue como un regalo del cielo.





La década más prolífera de Parker sin duda fue la de los 40s, en donde hizo colaboraciones con artistas maravillosos, grabó varios álbumes, tenía interminables giras en Estados Unidos y Europa, y compuso algunas de las canciones más dinámicas en la historia del jazz, como ‘Now's the Time’, ‘Ornithology’ (excelente el recurso de las aves en varias de sus composiciones), ‘Billie's Bounce’, ‘Yardbird Suite’ y ‘Ko-Ko’. No había otro igual, no había alguien que desbordara tanto talento en una sola interpretación. El problema de Parker fue… fue Parker. Sus adicciones, sus miedos e inseguridades, hacían que trabajar con él fuera como vivir en el mismísimo infierno. Fue internado en hospitales psiquiátricos y centros de rehabilitación un par de veces, tanto así que hasta se le diagnosticó esquizofrenia. Llegaba muy borracho y/o drogado a las grabaciones, se ponía muy agresivo y hay alguna anécdota por ahí en donde alguien tuvo que sostenerlo literalmente para que pudiera tocar algo, lo que fuera y posteriormente hizo un berrinche espantoso, un episodio bien documentado en la película ‘Bird’ de 1988 de Clint Eastwood. También está la trágica historia de cuando empeñó su hermoso sax por heroína y le costó bastante recuperarlo.




Ya sé, ya sé… no debería enfocarme tanto en sus problemas personales pero, ¿cómo no hacerlo? Las adicciones son sinónimo de Charlie Parker, en especial la heroína; toda esta tormentosa etapa de drogadicción que vivió hasta el último día, le costó varios amigos, apoyo de las disqueras, cero recursos económicos e incluso, fue echado de su propio bar llamado ‘Birdland’ por orinarse en el escenario (lo leí por ahí). Dizzy de plano, se negaba a colaborar con él porque en verdad le decepcionaba la situación tan denigrante en la que estaba su amigo. Su última pareja formal, fue la bailarina Beverly Dolores Berg, mejor conocida como Chan Parker, con quien tuvo dos hijos y una relación relativamente estable hasta que, en 1954, fallece su pequeña hija Pree de tan sólo 2 años, cuando Charlie andaba de gira. Esto fue un golpe terrible para Parker agravando su estado físico y mental; tenía un sobrepeso bastante notable que hacía que se cansara por cualquier cosa. 


El 12 de marzo de 1955 a sus 34 años, fallece al frente del televisor en la casa de su amiga y mecenas, la baronesa Pannonica de Koenigswarter; la causa de su muerte fue por neumonía y una úlcera reventada, además de su estado avanzado de cirrosis.

Obviamente la repentina –pero esperada- muerte de Charlie, dejó un gran vacío que nadie, hasta la fecha, ha podido llenar; le bastaron unos 15 años de carrera para dejar una huella imborrable en la música y para inspirar a muchas generaciones a seguir trabajando por y para el jazz. Algunos creemos –o queremos creer- que le fue fácil crear de la nada esta variante magnífica del bebop y que tuvo la visión de jalar a talentos que él sabía continuarían con dicha ‘estirpe’. Se codeó con gente que posteriormente serían leyendas pero, él ya era una de ellas y su público lo sabía cada que lo veían tocar, solo o acompañado.

¿Recuerdan que en algún momento les dije que mi canción favorita de Ella Fitzgerald era ‘April in Paris’? Pues tienen que escuchar y deleitarse con esta versión de Parker que se ha convertido en una de mis favoritas. Gracias por todo Bird, gracias porque tu vertiginosa vida se proyectó en tus vertiginosas canciones.



La Autora: Publirrelacionista de risa escandalosa. Descubrió el mundo del Social Media Management por cuenta propia. Gusta de pintar mandalas y leer. Ácida y medio lépera. Obsesionada con la era del jazz. Llámenme anticuada… ¡por favor!


Blade Runner y sus orígenes literarios


Cinema Coyote | Por Alejandro Carrillo | 

TW @alexiliado


Por fin llega a nuestras salas de cine la esperada secuela del clásico de ciencia ficción: Blade Runner. Pero antes de acomodarnos en nuestros asientos, conviene dar una vuelta por las obras literarias que dieron origen al universo que Ridley Scott llevó a la pantalla grande en 1982 y que, dicho sea de paso, fue un fracaso rotundo ante la crítica y la taquilla.

“Es un desastre, por lo menos en lo que se refiere a su narrativa”, que “casi nada se explica de manera coherente, y la trama tiene grandes lapsos”, que “la historia se arrastra torpemente”, que Rick Deckard es “tedioso y más que eso” y que “el final de la película es horrible y sentimental”.                                                               The New York Times

Sin embargo, el tiempo ha hecho justicia, y la cinta es considerada hoy en día material de culto y referente inmediato del ciberpunk, influyendo notoriamente en el mundo de la ciencia ficción hollywoodense.

Prueba de su vigencia en la industria es que 35 años después se estrena la continuación de la historia del caza-replicantes Rick Deckard, protagonizado nuevamente por el eterno Harrison Ford, pero ahora acompañado de figuras como Ryan Gosling, Robin Wright, Ana de Armas y Jared Leto; todos dirigidos por Denis Villeneuve (Sicario, Prisioneros, La llegada).





¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?

Philip K. Dick murió semanas antes del estreno del Blade Runner en 1982, sin embargo esto no le impidió ver la película gracias a un pase especial de los productores para conocer la opinión del escritor sobre el filme que literalmente -salvo algunas modificaciones en el guion- se nutre de la obra de Dick publicada en el lejano 1968: ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?



La historia se basa en un mundo distópico y abandonado, producto de una guerra nuclear que acabó con casi toda forma de vida y en donde androides y humanos se debaten en una sociedad decadente cuya tecnología es lo único que trasciende por encima de las cuestiones éticas y de supervivencia.

Tristemente Philip K. Dick jamás se enteraría de la gran repercusión que tendría su obra en la industria del cine, pero nos queda el consuelo de conocer su apreciación sobre la película en una carta dirigida al productor Jeff Walker en 1981: 



Estimado Jeff,

He visto por casualidad en el programa de Canal 7 “Hooray For Hollywood” de esta noche el fragmento sobre ‘Blade Runner’. (Bueno, para ser honestos, no fue así); alguien me contó que ‘Blade Runner’ iba a ser parte del programa para que me asegurara de verlo. Jeff, después de ver, y sobre todo, después de escuchar a Harrison Ford hablar del film, he llegado a la conclusión de que, desde luego, no se trata de ciencia ficción; tampoco es fantasía; es exactamente lo que dijo Harrison: futurismo. El impacto de ‘Blade Runner’ va a ser abrumador, tanto en el público como en la gente creativa, y además, en la ciencia ficción como campo. Llevo escribiendo y vendiendo obras de ciencia ficción desde hace 30 años, y este es por tanto un tema de cierta importancia para mí. Con toda franqueza debo decir que nuestro campo se ha ido lenta y gradualmente deteriorando durante los últimos años. No hemos hecho nada, individual o colectivamente, que pueda igualar a ‘Blade Runner’. Esto no es escapismo; es súper realismo, por lo crudo, detallado, auténtico y convincente que es, tras el fragmento que ví ahora encuentro que mi realidad palidece en comparación. A lo que me refiero es a que todos vosotros podéis haber creado, de forma colectiva, una nueva forma de expresión gráfica y artística, nunca vista hasta ahora. Y creo que ‘Blade Runner’ va a revolucionar nuestro concepto de lo que es la ciencia ficción, y aún más, de lo que puede ser.


Permíteme resumirlo de esta manera. La ciencia ficción, lenta e ineludiblemente, se ha asentado hacia una muerte monótona: se ha vuelto endogámica y rancia. De repente, habéis llegado vosotros, algunos de los mayores talentos que existen en la actualidad, y nos habéis dado una nueva vida, un nuevo comienzo. En cuando a mi propio papel en el proyecto ‘Blade Runner’, sólo puedo decir que no sabía que mi obra, o algunas ideas mías, podrían extenderse hasta tales dimensiones tan impresionantes. Mi vida y mi trabajo creativo se justifican completamente por ‘Blade Runner’. Gracias… va a ser un éxito comercial. Será una película invencible.

Cordialmente, Philip K. Dick




Blade Runner: una película basada en The Bladerunner (!)

A modo de planteamiento o tratado cinematográfico, nuestro yonqui favorito William S. Burroughs publicó en 1979 "Blade Runner: una película" con la finalidad de darnos entender cómo sería la adaptación de la novela "The Bladerunner" de Alan E. Nourse, que aunque aborda un temática símil, nada tiene que ver con el argumento del filme.



Mientras que la película gira en torno a una crisis de androides, la novela se centra en una crisis sanitaria con un antihéroe envuelto entre la violencia, la corrupción, y el tráfico de drogas y fármacos. -¿Les suena familiar?-. Eso sí, ambas obras convergen en un mundo colapsado y apocalíptico.

La cuestión es que Ridley Scott buscaba un nombre comercial para la película, "algo que te mantenga al filo de la navaja". Por mera casualidad Hampton Fancher, autor del guion, dio con el texto de Burroughs y a Scott le gustó la idea de "Blade Runner", quien finalmente obtuvo los derechos sobre el nombre aunque no sobre la novela.

En la película de 1982 podemos encontrar los agradecimientos a William S. Burroughs, pero no sucede así con Alan E. Nourse. Nadie sabe para quién trabaja.







60 años del Sputnik 1, el primer gran salto en la carrera espacial



Hace 60 años, el satélite ruso Sputnik 1 fue colocado en órbita y comenzó a enviar señales de radio a la Tierra.

Esta increíble hazaña está considerada por muchos como el evento que dio inicio a la carrera espacial entre Estados Unidos y Rusia, que querían convertirse en el primer país en poner un pie en la Luna y dominar el campo de la exploración interestelar.

El satélite emitía una señal continua que podía escucharse por radio operadores en todo el mundo.

Los estadounidenses se esforzaron por decodificar ese “bip” que en realidad no contenía mensaje alguno.

La señal se mantuvo por 21 días, hasta que se acabaron las baterías del transmisor.

El Sputnik 1 fue el primero de varios satélites lanzados por la Unión Soviética en su programa Sputnik, la mayoría de ellos con éxito. Le siguió el Sputnik 2, como el segundo satélite en órbita y también el primero en llevar a un animal a bordo, una perra llamada Laika.

Aquí toda la historia:


¡Madre!: el descenso a la locura de Darren Aronofsky


Por Alejandro Alegré | Vía El Confidencial


'¡Madre!' no es el tipo de película que uno se atreve a recomendar. Porque ha sido diseñada para recibir tantos aplausos como abucheos. Mucha gente va a tener reacciones violentamente negativas ante ella, y no necesariamente serán injustificadas. Al fin y al cabo, es la película más extrema que Hollywood ha producido en mucho tiempo y, de hecho, el que haya llegado a los cines es en sí mismo algo asombroso.


Está protagonizada por una mujer y un hombre que no tienen nombre —en los títulos de crédito se los identifica como 'Madre' y 'Él' respectivamente—. Viven en una casa de campo en medio de la nada. Él, un poeta (Javier Bardem), trata de recuperar la inspiración; ella (Jennifer Lawrence) está centrada en rehabilitar el magnífico edificio. Un día, un extraño (Ed Harris) llama a la puerta, y Él insiste en invitarlo a pasar la noche; al día siguiente es la esposa del extraño quien aparece. Al mismo tiempo, las paredes del edificio parecen latir como un corazón, y una grieta en el parqué parece convertirse en una herida supurante. Y, en cuanto los dos hijos de la pareja de intrusos aparecen en escena, cosas realmente perturbadoras empiezan a ocurrir.


A medida que más visitantes inesperados aparecen y abusan de la hospitalidad de Madre, ella empieza a cuestionarse no solo su relación con Él sino su salud mental misma. Una sucesión de pequeñas agresiones y gestos de condescendencia se convierten en desprecio, rabia y violencia. El desconcierto se torna pánico, y el pánico se torna terror. La casa se sigue llenando y, en el proceso, se desangra.



Descenso a la locura

Lo que sucede después es un descenso sostenido a los confines de la locura, puntuado por los momentos más bizarros y sangrientos jamás vistos en la filmografía del director Darren Aronofsky. La segunda mitad de '¡Madre!' es algo parecido a una plaga bíblica por la que transitan 'groupies' descontrolados, hedonistas compulsivos, necrófagos y genocidas, y a lo largo de ella lo que parecía ser el paraíso se convierte en puro infierno. Y, mientras contemplamos esa transformación, una nueva versión de 'El grito', de Edvard Munch, se dibuja en el rostro de cada uno de nosotros.

¿Cuál es el sentido de tal alarde de demencia? Resulta difícil no interpretarla como un ataque al cristianismo; después de todo, el relato incluye un fratricidio como el de Caín y Abel, el nacimiento de un bebé milagroso, un sacrificio terrible, y un clímax que sugiere tanto el final como el principio del mundo —cada personaje de la película, además, parece corresponderse con una figura bíblica—. 

Por otra parte, quizás Aronofsky nos esté hablando de algo más profundo y personal. Después de todo, él es un director famoso que ha tenido relaciones con actrices famosas —de hecho, su pareja actual es la protagonista de '¡Madre!'—, y aquí retrata a un artista con ínfulas de deidad para quien su trabajo y sus fans lo son todo, y todo lo demás —sus intercambiables amantes incluidas— es secundario. O tal vez la película sea un lamento por el modo en el que la Madre Naturaleza es sistemáticamente destruida por los humanos, que la superpueblan y la usan como zona de guerra. O quizá sea simplemente el retrato de una mujer que asiste a la anulación y la marginación de sus necesidades.

Es posible que '¡Madre!' sea todas esas cosas, pero también es posible que no sea ninguna de ellas. Muchos de los espectadores saldrán del cine preguntándose qué diablos acaban de ver. Sea la película lo que sea, es un triunfal ejercicio, eso sí, de creación de tensión y una obra capaz de confundirnos, aterrarnos, hipnotizarnos y demolernos. Y, posiblemente, algo distinto a todo lo demás. Por eso, incluso aquellos que al verla la odien no se olvidarán de ella fácilmente. La tendrán presente en la mente durante mucho, mucho tiempo.

Tom Petty, la afilada elegancia de un rebelde

POR IGNACIO JULIÀ | VÍA EL PAÍS |

¿Cómo reducir lo que nos regaló Tom Petty a un perfil de tras su muerte? Apuntando que este caballero sureño de rubia y lacia melena, sonrisa entre cínica y burlona, obstinado hasta la exasperación, nunca dio su brazo a torcer. El carácter individualista del cantante y guitarrista nacido en Gainesville, Florida, que hizo fortuna en Los Ángeles, quizás sea lo que mejor le defina. Y, claro está, su natural elegancia.


Hijo de un alcohólico abusivo, convertido al rock por Elvis y Beatles, en 1976 se une a un conjunto ya existente y nacen los Heartbreakers. Mucho más que una banda, una virtuosa fraternidad: Mike Campbell (guitarra), Benmont Tench (teclados), Ron Blair (bajo) y Stan Lynch (batería). Un primer álbum homónimo despunta por su grácil austeridad, aires a lo Byrds, fluidos teclados, voz descarada y conexión con la emergente nueva ola. Ahí estaban Breakdown y la inmarcesible American Girl, oda a esa chica ‘’educada a base de promesas’’ que el sueño americano nunca cumple plenamente.


Llegarían otros álbumes formidables. Damn the Torpedoes (1979), de radiante carrocería puntuada por Refugee o Even the Losers, alcanza ventas millonarias sin rebajar la terca fidelidad a un estilo propio que funde rock orgánico e instinto melódico. Y, en Southern Accents (1985), reivindica su origen meridional con telúrica intensidad, escúchese Don’t Come around Here No More. La consagración llega, no obstante, al grabar en solitario Full Moon Fever (1989), producido por Jeff Lynne y aupado por la altiva I Won’t Back Down o la inyección de vitalidad frente al derrotismo de Free Fallin’. Tan radiable liviandad respondía a una desgracia personal, el incendio que había arrasado su hogar. Otro productor infalible, Rick Rubin, supervisará Wildflowers (1994), plasmación acústica de su carácter entre amargo y luminoso, favorito de sus seguidores.


Echo (1999), inspirado en sus recurrentes episodios depresivos, señala el retorno de unos Heartbreakers poco prolíficos en el nuevo milenio. Petty vivió días sombríos, incluida su adicción a la heroína, pero fue aceptado entre la realeza: a finales de los ochenta, los Heartbreakers giran como banda de Bob Dylan, y Petty ingresa en un club exclusivo, los Travelling Wilburys, junto a Dylan, Roy Orbison y George Harrison.


Volveremos una y otra vez a sus canciones, hitos de un acervo emotivo pero estoico. En ellas desveló la difícil relación con mujeres atractivas pero imprevisibles o la mística del perdedor que metaboliza sus derrotas. Contra el destino debe usarse la perseverancia, la lucha por hacer cada vivencia real, lo sugerían sus mejores letras. Maldita sea, ya nunca le veremos por aquí.

Tom Petty ha vendido más de ochenta millones de discos a nivel mundial, convirtiéndose en uno de los artistas musicales con mayores ventas. En 2002, fue introducido en el Salón de la Fama del Rock and Roll.
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