Cuando leí por primera vez un poema de Daniel Bravo fue en una borrachera, una amiga sacó de su librero un plaquette gris con un diseño sencillo de un piecito muy cotorro y caótico. Así lo entendí yo.
-Lee "Pyro", me insistía con ansiedad de colegiala maldita o yonkie enamorada, no sé...
Con voz grave e impostada leí cada frase hasta llegar al brutal remate que parafraseando a la banda de Nashville; Kings of Leon sentenciaba "todo lo que quiero está muriendo lentamente o ya se ha ido"…Entonces el título del texto cobraba sentido. "¡Entendí la referencia!"
-Ah caray, pensé, tenía que leer el resto detenidamente pero ese no
era el momento.
Algunos días después decidí leer el material literario, normalmente suelo ser una crítica brutal pues aprendí a entender la poesía desde las estructuras clásicas de la literatura española del siglo XVIII y hace mucho me alejé de la poesía contemporánea por salud mental.
No tenía muy altas expectativas.
El prólogo no ayudó mucho a mi motivación, creí que sería otro compendio de textos del típico poeta maldito estándar: alcohol, tetas y… ¿semen?
Y entonces "Martes" apareció.
Un texto limpio, una prosa fina y un dolor que cala porque lo sientes tuyo, "para no ser alimento de ratas"... ¡ya estábamos hablando de poesía de verdad!.
Daniel Bravo nos va llevando magistralmente de la mano entre la desolación que guardan las bolsas de basura llenas de recuerdos, preservativos usados y "llenos de mentiras" para emprender un viaje eterno que un "jueves" descansa de la carretera entre cervezas e insomnio, al "séptimo día" acepta su alcoholismo y nos regala las líneas más sabias, melancólicas y brutales como: "bebo porque elegí la manera en como quiero morir" o "recuerdo que en casa siempre nos iluminó la tristeza".
"Reacciones adversas" es para mí la joya de la corona.
Cada texto, conforme te adentras en las treinta y dos páginas que componen el Mal nacido de Daniel Bravo es cada vez más incisivo, más intoxicante y más fino.
El poeta, en catorce textos nos lleva a recorrer la miseria de la soledad, el desamor y la vida que se asigna, así: arbitrariamente, al chingadazo y sin mayor opción al pobre malnacido que no tiene más arte que su viaje de vida aparentemente cotidiana pero dibujada de una forma tan bella y brutal que se antoja sufrir un poco más para ahogar tanta miseria en un trago de ron añejo.
*Dos textos de Daniel Bravo aparecen en la antología de relatos patibularios "La ciudad de los ahorcados", publicada por Editorial Agujero de Gusano en 2019.
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Martes
Daniel Bravo
Puse tu recuerdo en una bolsa de plástico
Junto con preservativos usados llenos de mentiras
Latas de cerveza
Mis miedos
tu fantasma
Todo lo que cayó de la cama y se refugiaba debajo
de ella
Los tiré en la esquina
dónde toda la calle deposita su basura
Encima piedras como un entierro
para que los perros no derramaran toda esa
porquería sobre la acera
Para no ser alimento de ratas
Para que las moscas
sigan naciendo de la mierda
y no de nuestros restos.