No hay dos sin tres: en el ruedo con Sabina y Serrat

Por Sergio Martínez

Según Fernando González Lucini en su libro Y la palabra se hizo música, canción de autor en España, “La canción de autor española nace en París en 1956, entre el exilio y la inmigración, cuando Paco Ibáñez pone música y voz a una letrilla de Góngora, La más bella niña, bajo la influencia del que sería luego su amigo y maestro Georges Brassens”. Son los tiempos del franquismo en España y una de las armas de los republicanos españoles en el exilio ─incluso dentro de España─ será la canción de autor, género reivindicativo que crítica las injusticias sociales, pero que también incluye en la temática de sus letras el amor, la cotidianidad o la crónica urbana. De esta corriente musical emanan las figuras de Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat.


Paseíllo

El concierto inicia con un video donde una voz en off (Ricardo Darín), cuenta sobre las aves migratorias y sus vuelos, un avión con los heraldos de Sabina y Serrat (S&S) vuelan en una avioneta en medio de varias bandadas, la nave cae, pero lo hace en el lugar correcto, explota, los heraldos quedan desplumados, ahí empieza la corrida, S&S salen al escenario cobijados cada uno por su cuadrilla de músicos.


Primer tercio

Esta noche contigo al alimón, ovación estruendosa para el de Úbeda, palmas efusivas para el de El Pueblo Seco, aplausos para ambos al terminar la canción. S&S quieren presentarse, justificar esta tercera versión de lo que inició con Dos pájaros de un tiro (2007), y continuó con Dos pájaros contraatacan (2012). Diálogo insulso que desemboca en la lírica de: No hago otra cosa que pensar en ti y Aves de paso; regresarán los diálogos que pretenden ser chistes que hablan sobre la amistad, el primer puyazo lo da Sabina con la autobiográfica: Lo niego todo, el respetable brinda palmas efusivas y varios gritos de admiración y cariño, Joaquín disfruta. Regresan una vez más los diálogos, rapidez mental de Sabina para ir bordando lo que se espera sea un buen chiste que queda en nada, Joan no sabe hacer chistes… mejor que canten pienso en voz alta: Pero que hermosas eran, La Magdalena y Serrat nos aguijonea con: Es caprichoso el azar, al alimón con Sofi Mohamed, que impresiona a los escuchas con una voz tersa, clara y potente. Por el boulevard de los sueños rotos y 19 días y 500 noches, cierran el primer tercio.

"Si aquí le han dado asilo a Evo Morales, también nos podrían dar a nosotros"


Segundo tercio

Serrat pone sus banderillas: Tú nombre me sabe a hierba, Nanas de cebolla-Romance del curro el palmo, Sabina sale al tercio y se rifa guitarra en mano: Peces de ciudad, ovación general para él. Cantares a dos voces nos emociona a todos, palmas efusivas para los dos cantautores. Lucia nos mete a la textura del cariño hecho canción; Serrat se pone serio, nos habla de la migración, nos da una pequeña lección socio histórica sobre el Mediterráneo, suscribe su origen. Terminan este tercio por todo lo alto, nos vuelven a banderillear: La del pirata cojo, Princesa y Señora.


Tercer tercio

Siguenlosdiálogoslosdiálogoslosdiálogossupongoquesonchistesalgoquenosquierendecirynosabencómodecirnos. Muleta en mano Serrat canta Un mundo raro, Sabina con pase natural entona Y sin embargo, el público se entrega, canta un encore de una par de estrofas de la canción. Hoy puede ser un gran día nos invita Joan Manuel, entre los dos: Noches de boda-Y nos dieron las diez. Se despiden, sus respectivas cuadrillas los flanquean. El respetable pide más, los toreros no se hacen del rogar: Contigo, Paraules d'amor, Aquellas pequeñas cosas y Fiesta cierran el concierto con estocada certera; palmas de pie y pañuelos blancos para los toreros. Por la reacción del público, orejas para Serrat, salida en hombros por la puerta grande para Sabina.

Sabina es un primer espada que, cuando Serrat toma el micrófono, se convierte en un mozo de espadas. Serrat… es Serrat. No desmerece esta tercera versión de los pajarracos, quien se queje de que son las mismas canciones, deja de ver que estamos siendo testigos de la historia, asistimos al testimonio musical de dos de los tres compositores (el otro es Luis Eduardo Aute) más grandes del idioma castellano, tipos que con su lírica musical le pusieron banda sonora a la vida de, por lo menos, cuatro generaciones en Hispanoamérica. La música de Joaquín es transgeneracional, quizá la de Serrat no lo sea tanto. Ver a estos pajarracos en el escenario es ser testigo de un testimonio en canciones que en sus interpretaciones llegan a ser poesía.[

Bill Evans: a sesenta años de ‘Peace piece’

Blue Street | Por Hugo Ernesto Hernández Carrasco



A partir de la poca información certera con la que cuento, puedo decirles que Peace piece’ (Pp como más adelante la nombraré) del pianista y compositor de jazz Bill Evans, fue grabada hacia 1958 en el “Reeves Sound Studios” en Nueva York. Es una de las improvisaciones jazzísticas mejor logradas en la historia de este género; forma parte del segundo álbum de Evans, titulado ‘Everybody Digs Bill Evans’, y hasta la fecha, ha formado parte de soundtracks de películas y puestas de ballet –entre otras cosas-, además de tener dedicados un par de poemas en inglés y francés respectivamente.


No pretendo en estas líneas hacer un recorrido biográfico, mucho menos histórico, pues de historia de la música y en específico de Jazz, hay una complejidad de variables alrededor, que superan (y superarán siempre) mi pequeño dominio monográfico. Más bien, anhelo que ustedes, queridos lectores, se den el tiempo de escuchar ‘Peace piece’ y con ello, dejarse envolver por el ambiente que es capaz de crear, a quien le abre sus puertas. Bien podríamos afirmar que el sonido que evoca el piano, es el de la sonrisa del silencio, una sonrisa que muestra los dientes blancos, sonrisa franca, que no sabemos si es tristeza o alegría, sonrisa que en el caso de Evans, es también lágrima silenciosa, saudade por lo que fue, por lo que ocurre, por lo que podría ser y no será. Es el grito que no evoca desesperación, más bien, una lentitud y al mismo tiempo fluidez como la de un día entero, con su ciclo interminable de despertares y estrellas; una envoltura de pliegues a los que uno no se cansa de agotar.  

La nostalgia que evoca Pp, puede hacernos creer que nos lleva irremediablemente a un lugar común, pero que, como debida introspección que no abandona al entorno, es su propia zona fronteriza, entre lo cotidiano que está al alcance de cualquiera y el sentimiento único e irresoluto del yo, que nos aleja justamente de los lugares comunes, que vuelven –para nosotros- una piedra en vértigo, una nube en personal forma.


Así, en esta pieza, podríamos estar caminando en solitario a través de la lluvia, de las avenidas transitadas, ante la andanada de gente, sobre baldosas sin pavimentar o en medio de un callejón lleno de basura, y nuestros pasos tomarían la pausa justa, pondrían el paréntesis necesario para pensar, que lo que sentimos en ese preciso instante, anula cualquier perversión o desperfecto. La ingenuidad cobra un sentido estético: ilumina, se vuelve mito temporal en nuestras entrañas, se sobrepone a cualquier sesgo interno; no es la adopción de formas que nos llevarán al desastre, la atmósfera no contiene maldad o bondad alguna, escapa de cualquier dicotomía posible, «Es» y ya, al menos durante seis minutos. Nos hace pensar que en verdad, estamos suspendidos e imperturbables, en tregua con nuestra realidad, la ingenuidad en este lapso, es quizá, condición necesaria para abrirnos camino a un tiempo, que parece anestesiado cada que se activa el piano de Evans.




En este mismo sentido, cuando uno escucha Pp, resulta inevitable pensar en cómo el silencio se dibuja al agotar el eco del teclado, creando una geometría inconclusa, permitiendo que nuestros sentidos tracen –por una fracción de segundo- esas nuevas líneas. La melodía al comenzar, bien puede parecer un infante que se asoma a una habitación inmensa, cuyas piernas van tomando confianza a cada paso que acumulan, acelerando el andar, y retrayéndose ante el entorno desconocido. También podría ser, una persona mayor, que se acerca a su propio fin. Podríamos imaginarlo así: la persona lenta, suave, al borde del letargo, abriendo los párpados arrugados, sus ojos emitiendo un brillo involuntario, gracias a los rayos del sol, suspirando mientras sabe que ese aire matinal, se escapará cuando llegue el momento.


Pp, tiene la virtud de ser resignación, viaje, recuerdo: la melodía nos obliga a romper el esquema de ese tiempo lineal que nos han inculcado. Recorremos por igual los cuartos de algún pasado remoto, al que solo vemos por las escotillas, como olas bravías y paisajes lejanos. Lo mismo en tiempo presente, donde la melodía es una niebla que se desdibuja. Conforme avanza no angustia, no perturba, nunca la alcanzamos a tocar, solo –si acaso- una efímera claridad al acercarnos. Derivado de lo anterior, el futuro, se vislumbra bajo el hechizo de Evans, como un lento descenso en cualquier dirección, una profecía auto cumplida. Quizá sabemos nuestro destino, quizá no. Lo único certero, es la melodía que acompaña nuestros pasos y nos hace vivir los tres tiempos en uno.


Al escuchar la ejecución, y tras varias reflexiones, resulta inevitable pensar que somos un poco como Pp: la mano izquierda se mantiene tocando los acordes más armónicos, pausados, en tanto la derecha, serpentea; es la risotada de una niña, que contagia en medio de la solemnidad. Esta pieza resulta, tal como nuestra existencia, la posibilidad de la armonía, de Ser y fluir a partir de la contradicción.  


Finalmente, tras escuchar Pp, podemos darnos cuenta, que hemos sido seres con la cabeza descubierta, disfrutando de una lluvia que no hemos deseado, más por falta de imaginación, que de rechazo. Seres que esperamos la prolongación de la pieza más allá de su propio cerco de seis minutos. Así, no queda más remedio, que ponerla en modo de repetición, cuantas veces sea necesario hasta que, –a pesar del ostinato-, seamos como Sísifo, pero reivindicados, sin prisión, sin garras, solo nosotros, la calma y esa inmensidad.



   



El autor: Juchitán/Mérida/Puebla (1988) Autor de la novela ‘Vístete para ser verdad’. Co-autor de la antología de cuentos ‘La Ciudad de los ahorcados’. Ha colaborado con relatos y poemas para la revista literaria Opción (ITAM), Gata que ladra (no.1-2) y Sputnik. 

«La ciudad de los ahorcados», antología de relatos patibularios


Por Sergio Martínez | 


La ciudad de los ahorcados. Antología de relatos patibularios, reúne 17 textos donde la poesía, el verso, el cuento y la narrativa, tocan, navegan, reflexionan y miran la transición de la vida hacia la muerte. No siempre esta última debe ser físicamente, hay muertos por dentro que aún respiran. En estos textos también hay quien muere a manos de otro, o de una enfermedad. Sin decirlo expresa y directamente, los autores nos advierten que todos nos vamos a morir.

En estas historias encontramos: la nostalgia que inspira un motel que se visita sin la persona amada, el soliloquio de un hombre que sabe que la muerte le espera detrás de la ventana, un rocanrolero suicida con una sed insaciable en el alma, el extraño caso de la vampira del Raval, el ladrón de poca monta que entra a una casa antigua y no sale jamás, un enfermo que pide la eutanasia, una enferma de cáncer, el que siente cómo los buitres le van arrancando las entrañas y los invita a que sigan comiendo, una chica enamorada de otra chica, la confesión de quien se asume culpable por la muerte de quien dice amar, el piloto que estrella un avión con pasajeros a bordo, un suicida que habla de las posibilidades de que los demás se suiciden, una ciudad atacada por una epidemia, la enunciación a Zempoaltécatl y el último texto del libro que recuerda un martes, de cualquier mes, de cualquier año. 

Los autores de los textos son: Daniel Bravo, Afonso Brevedades, Iván García, Sergio Martínez, Aldo Correa, Mónica Castro Lara, Hugo Ernesto Hernández, María Santos, Marcela González, Isaías García, Mauricio Caballero, Breña Román, Alejandro Carrillo, René Alejandro López, Denisse Rodríguez y Daniel Bravo. Algunos de estos escritores son integrantes del Colectivo 7NN radicado en Aguascalientes.

El libro lo abre un prólogo de Tuto Flórez, que pregunta: “¿Qué es la muerte? ¿Qué pasa después de la vida?, o más aún; ¿es posible hablar de continuidad de la existencia después de nuestra ineludible y limitada vida terrena”; y lo cierra magistralmente la nota final de Hunter S. Thompson, las últimas líneas son premonitorias: “Relájate, no te va a doler”.

El libro es dedicado al desaparecido músico, compositor y escritor Armando Vega Gil, alias el Cucurrucucú.

Según datos de la Organización Mundial de Salud publicados en 2019, cerca de 800 mil personas se suicidan en el mundo, el suicidio es la segunda causa principal de defunción en el grupo etario de 15 a 29 años. La ingestión de plaguicidas, el ahorcamiento y las armas de fuego son algunos de los métodos más comunes de suicidio en todo el mundo. De acuerdo a estos datos la Ciudad de los suicidas, puede ubicarse en cualquier lugar: Aguascalientes, Puebla, Bogotá, Barcelona, Trípoli, Moscú o Antalya; sin buscar la apología, criticar los porqués o aleccionar a hacerlo, los textos tocan un tema tabú y estigmatizado socialmente. Habría que leerlo, respirar las historias, quizá en algunas nos veamos reflejados, quizá también al terminar de leerlo, nos demos cuenta que seguimos vivos.



Costumbre, hábito, usanza. Inercia, automatismo, repetición


Letrinas | Por Mónica Castro Lara


Por las mañanas, por las tardes y por las noches, la rutina es siempre la misma: cada que me lavo los dientes, me coloco frente al espejo del baño, me agacho para sacar la pasta dental que está dentro del mueble del lavabo y, ahí está... como esperándome. Me la quedo mirando un rato antes de soplarle con todas mis fuerzas, lo que hace que se esconda rápidamente debajo del mueble. Rutinaria ella y rutinaria yo. Con ocho patas debió estar explorando el mundo entero, pero no. Algo de seguro la orilló a permanecer en el baño de mi casa.

Pero desde ayer fue todo distinto: no la vi en la mañana, ni en la tarde, ni en la noche. Comencé a exasperarme al no poder verla. La busqué un rato y nada. Creí que teníamos todo ya muy estudiado y ahora su ausencia forma parte de las múltiples cosas que no puedo –y quisiera- controlar en mi vida.

Es de noche y comienzo mi ya clásica rutina de lavarme los dientes. Siento un ligero cosquilleo en el pulgar de mi pie izquierdo pero, lo ignoro. Estoy a punto de escupir la espuma que emana de la pasta de dientes cuando el cosquilleo se torna más bien en el que creí en ese instante, era dolor más agudo de toda mi pinche vida. Trato de gritar pero me atraganto con la espuma; escupo todo lo que puedo y sin dejar de toser, agacho la mirada solo para ver cómo la mitad de su cuerpo está entre mi uña y la carne y, tras un segundo, penetra totalmente mi dedo con rapidez y agilidad. Mi cuerpo entonces experimentó dolores y sensaciones desconocidas, aunado a que la angustia, la taquicardia y la desesperación estaban al tope. No me quedó más remedio que comenzar a arrancarme la uña; ese sí fue el dolor más agudo de toda mi vida. Ya no quiero entrar en más detalles pero, reconozco que cuando comencé a desgarrarme la piel del pie y después la de la pierna entera, ya no estaba en mis cabales. No era yo. Estaba tan inmersa en esta ‘curiosa’ situación que recuerdo muy, muy vagamente a mi familia gritando, a los paramédicos, a la ambulancia y al hospital. Lo único que deseaba era encontrarla y sacarla de mi cuerpo para continuar con nuestra rutina de “sopla y esconde”, donde era yo la que tenía… digamos… cierto dominio sobre ella y no al revés.

Tras varios días en perfecto estado de sedación, desperté en casa con vendas y gasas en la parte izquierda de mi cuerpo, lo que me impide constatar hasta dónde me arranqué la piel. El dolor es insoportable, tremendamente insoportable. Comienzo a sentir un cosquilleo pero esta vez, en el hombro. Volteo y veo una pequeña bola que se mueve con algo de dificultad. Me la quedo viendo y decido soplarle con las pocas fuerzas que tengo. Rápidamente se esconde detrás de mi hombro, donde no puedo verla. ¡Ah! Mi hermosa rutina y yo, hemos vuelto a la normalidad.

Guasones: 25 años «on the road»

Music in a coma | Por Carlos Iván Carrillo | Foto: @guasonesoficial FB


La banda liderada por el skater, futbolista que patea con la zurda -por respeto al 10-, músico y compositor argentino Facundo Soto visitará nuestro país para celebrar -al más puro estilo del Never Ending Tour- su gira de 25 años de rebeldía y rocanrol.


Cuenta la leyenda que en 1991 Facundo y José Tedesco se conocen en alguna celda de los separos de la policía platense después de una redada en un bar de la ciudad; quizá por fiestear a todo pulmón “everybody must get stoned”. A raíz de esto, Facundo y José entablan una amistad y colaboración musical formando así una banda llamada Nina’s Roll que meses después cambiaría su nombre a Guasones.


Empezarían su legado con un demo de tres rolitas (prácticamente inasequible) que sería su única grabación profesional de los noventa pues -al tomar el camino de la independencia- el momento oportuno se les presentaría a finales de esa década; después de rolar  como teloneros de Divididos y otras bandas consagradas de Argentina, comienzan a armar toquines y a juntar el varo necesario para producir su primer disco “Guasones” que se publica y distribuye por BMG en el 2000.


La banda platense se ha caracterizado por su sonido de rock & roll poderoso: batería, bajo, tele’s y strato’s elegantes y arreglos musicales que nos remiten a la época del folk rock de finales de los años sesenta y principios de los setenta.


Melodías y letras extraordinarias de locura, histeria, desamor e introspección que nos antojan a conocer los reventones nocturnos de los barrios bajos de Buenos Aires. Algo así como si en vez de Tom Petty, fuera Manuel Moretti el líder de los Heartbreakers, o como si Charly García comandara a los Stones. ¡Perrote!


De 2000 a 2004 se mantienen en el camino y sorteando algunos obstáculos, sin embargo, en 2005 lanzan el discazo “Toro Rojo” que les daría reputación nacional; una joyita que recomiendo ampliamente para iniciarse en el mundo de estos reyes de la noche. El clímax de la banda llega en 2011 cuando después de producir su disco “Parque de Depresiones” son invitados por Eric Clapton para calentar el escenario de su concierto en el Estadio Monumental de River y en 2014 graban “Locales Calientes” donde se adentran a géneros más norteamericanos como el country y el blues, además de letras con imágenes citadinas y lo produce -nada más y nada menos- que Jimmy Rippetoe, guitarrista de Mick Jagger, Jerry Lee Lewis y miembro de la legendaria banda de culto Television. De puta altura.


Ideal para cerrar este 2019 que nos trajo muy buenos conciertos, el 5 de diciembre en el Foro Indie Rocks ubicado en la Colonia Roma Norte de la Ciudad de México, los Guasones presentarán en vivo una recopilación de sus éxitos de 25 años de rolar por Argentina. Además en el marco del Festival Catrina en Puebla el 7 de diciembre, van a compartir con bandas latinoamericanas legendarias como Los Tres y Cuarteto de Nos. Promete ser un fin de semana de noches largas sin dormir y de locura extrema; voy a tomar, voy a beber y a disfrutar todo su rocanrol.


Para calentar motores dejo aquí abajo una playlist de Spotify con las rolas que más me laten y que seguramente escucharemos en vivo; no hay que perder de vista a Guasones, Estelares y El Mato a un Policia Motorizado; bandas que definitivamente están encabezando una chingonérrima segunda invasión de rock argentino en México.


Electro-pop y cortometrajes en AGS: BIKA y La Pecera



Este sábado 26 de octubre se presentará en Aguascalientes una de las jornadas alternativas más importantes del año en materia artística.

Como primer parte del acto, los cortometrajes 'D/V' y 'Letargo', el primero de Víctor Góngora y el segundo de Ramón Martínez y Christian Venegas, serán anfitriones de "La Pecera", un proyecto audiovisual de Blanca Pozos que  es una analogía entre la vida de un pez mascota y el humano en el mundo.

Se llevó a cabo de manera completamente independiente, incluyendo una campaña de recaudación de fondos en la plataforma Kickstarter, se grabó en marzo y se estrenó en julio de este año.

Y en la parte musical, el line up lo completa Jardín de Niños junto a las chicas de BIKA, dúo conformado por las gemelas Del Toroque ya se han presentado en festivales de la talla del Coordenada y el Vive Latino con una propuesta electro-pop imperdible.



Sin duda una gran jornada nos espera en Ciudad Lumbre para conocer propuestas emergentes en materia visual y después echar el bailazo toda la noche. La cita es en Ummagumma Pub el sábado 26 de octubre a las 21 horas.



Archipiélagos en torno a la traducción

Po Iliana Vargas


Cuando me puse a pensar sobre lo que quería escribir en torno a la traducción, la primera idea que llegó a mi cabeza fue algo que podría considerarse muy básico y de sentido común, pero que no solemos tomar en cuenta, acaso porque responde a un impulso o un instinto de nuestra especie animal: pasamos la mayor parte de la vida traduciendo e interpretando todo lo que nos rodea para asimilarlo como nuestro, o por lo menos como parte de un aprendizaje constante sobre lo que se supone que es nuestro rol en el mundo; traducimos el mundo para involucrarnos en él. Por supuesto, ello implica cientos de elementos, situaciones, aristas, configuraciones y estructuras de todo lo que forma parte de la atmósfera en la que nos desarrollamos y es susceptible de ser traducido, pero en el territorio de la literatura y el lenguaje, que es lo que ahora nos interesa, me atrevería a decir que traducimos cuando sentimos que aquello escrito en un idioma ajeno, pero familiarizado con el nuestro, nos está diciendo algo que no comprendemos del todo. Justamente el no comprender, sino el intuir que lo que se lee está conectado con algo que pertenece a nuestro mundo, es lo que nos lleva a querer traducirlo. La maravilla está en que ninguna traducción, incluso del mismo texto, será jamás idéntica a otra, porque ahí es donde entra en juego todo un proceso de relación personal con la palabra: su significado por sí misma, su significado en el contexto en el que está siendo usada, y su significado en conjunto con el tono y la búsqueda estética del texto al que pertenece. En ese momento es cuando comprendemos que nunca se traduce una palabra de manera aislada; es imposible entender su lugar en la geografía textual sin tomar en cuenta las coordenadas que constituye en relación con las otras: las palabras son islas que forman archipiélagos para comunicar aquello que de otra forma sólo es parte de un código irresoluble.
      
Traducir, entonces, se convierte en un proceso en el que adoptamos diversas identidades de nuestro espectro cultural y cuyos rasgos se trasladan al lenguaje literario.

Ahora bien, algo que siempre nos apuntala la cabeza durante el proceso de traducción es la pregunta eterna, no sólo de quien traduce, sino del lector potencial, y ya no digamos del investigador: ¿qué tanto se pierde del original al trasladarlo al idioma en que se está traduciendo? Esta incertidumbre es la que impulsa el trabajo primordial y más interesante que asumimos al traducir: hay que comprender el texto en el lenguaje en que fue escrito e interpretarlo, reinventarlo o recrearlo –en el sentido más literal de la palabra- dándole forma en un lenguaje conocido donde no se pierda la riqueza creativa y literaria; todo ello tomando en cuenta, además, la historia de vida y el contexto histórico-social del autor traducido, pues el pensamiento y la cosmogonía de las sociedades en las que se escribe un texto también inciden en el proceso de resignificación de la palabra al momento de traducirla, convirtiéndola así en un nuevo vocablo semántico, sonoro e ideográfico.

Sobre cada uno de estos y otros aspectos involucrados en el proceso de la traducción literaria hablaremos dentro de Tiempo de Literatura, del 24 al 26 de octubre en Mexicali, donde realizaremos jornadas dedicadas al tema para dialogar con traductores como: Francisco Bustos, Vladimir Galindo, Michal Salamon, Dulce María Rodríguez Díaz, Ramón García, Caragh Barry, Iliana Hernández, Ezequiel Zaidenwerg, Juana Adcock, Petronella Zetterlund, Anthony Seidman y quien esto escribe.   

La poesía y lo poético en la octava edición de Tiempo de Literatura

Por Ingrid Bringas


Después de  dos años de espera regresa a Mexicali el festival Tiempo de Literatura, impulsado por el interés de afianzar un intercambio literario que se ha gestado en la última década  en el país. 

Durante el festival se tendrán diversas actividades donde se reflexionará sobre lo que significa la literatura, la poesía y lo poético, así como la tradición y lo contemporáneo.

Tiempo de Literatura es un proyecto autogestionado que busca descentralizar; es por ello que la selección de invitados fue plural y diversa, donde desde su curaduría se pudieron establecer diversas voces: estéticas y geográficas, con invitados de diversos estados de la República y varios países.  

Tales como Petronella Zetterlund (Suecia), Daniel Rojas Pachas (Chile)  Juana Adcock (Escocia/México) entre otros; así como un amplio panorama de escritores nacionales en los que figuran: César Cañedo, Minerva Reynosa, Iveth Luna Flores, Rocío Cerón, Jorge Ortega, Clyo Mendoza, Flora Calderón.

El festival tendrá lugar en diversos espacios culturales y universidades de la ciudad de Mexicali durante los días 24, 25 y 26 de octubre con más de 20 actividades entre las que destacan: charlas, ponencias, lecturas de obra y presentaciones de libros.

Tiempo de Literatura en su octava edición además de ser única en su estado, busca propiciar el intercambio entre los creadores literarios con sus lectores, generando espacios y creando públicos en el que la literatura sea un lazo para generar diálogos y vínculos. Así, este año Mexicali verá concretado un año más de actividades literarias. Por una parte la voluntad de sus creadores, y de cada una de las autoras y autores que se suman, así como la confianza de las instituciones que abren las puertas para llevar a cabo el festival.

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