Mostrando las entradas con la etiqueta Especial. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Especial. Mostrar todas las entradas

Un mezcal en el 'Belmont' con Lázaro Cristóbal Comala


Por Iván Gutiérrez | Entrevista especial |



Lázaro Cristóbal Comala, compositor de contradicciones, desdichas y presagios. Hace unas semanas fuimos a buscarlo a Durango, para documentar la presentación de su álbum Belmont en el Teatro Victoria. Días antes de tocar en su ciudad natal (tras casi cuatro años de ausencia), nos encontramos en el Belmont, cantina bohemia de gente triste donde los mezcales se disfrutan mejor en soledad. Entre sorbo y sorbo fuimos explorando las aristas de este complejo músico, buscando los sentidos detrás del álbum. Sin más, dele play y sea bienvenido a este grandioso paseo de la mano de Lázaro Cristóbal Comala, uno de los compositores más interesantes de la música nacional contemporánea.

***

IG: En tu nuevo álbum, Belmont, pusiste un sample de una canción de Nacho Vegas, Monomanía, al inicio de Faisanes, en lo que pareciera un homenaje a este compositor español…

LCC: Sí, extendí algo que ya había hecho Nacho Vegas. Monomanía es una canción en la que Nacho agarró la melodía de otra parte, que es básicamente lo que yo hice. Entonces mi forma de hacer Faisanes fue extender ese ejercicio. Le escribí a Nacho y le dije “oye, hice una canción robándome la melodía de Monomanía y es ésta, quisiera meter un sample de ahí”, y me dijo “sí, para eso son las canciones, yo también me las robo”. Y hasta cierto punto el tema de la canción es el mismo: es una extensión. Por lo mismo, siempre que canto Faisanes le pego Monomanía.

Un ejemplo de lo que te comento es que Nacho hizo lo mismo en Ciudad Vampira: tomó prestada la melodía de Devil Town, de Daniel Johnston. De hecho, en la versión del álbum, cuando empieza Ciudad Vampira, tiene al principio a una mujer cantando la canción de Johnston en catalán.

 

Hay dos canciones en el Belmont que hablan de otros creadores, Reinaldo Arenas y Pablo Perro, y pareciera que con estas canciones buscaras restituirles un poco de… ¿reconocimiento? a estos autores. ¿Cómo nacen estos dos temas?

Reinaldo Arenas es de las primeras canciones que compuse, iba a entrar en el primer disco, pero no quedó. El sample que viene en esa rola es de un documental de cubanos exiliados. Compuse ese tema en ukulele, pero finalmente se terminó grabando con Daniel Vadillo, uno de los mejores pianistas de México, con quien también grabé Fin de Año y Líbano.

Lo que pasa con escritores como Reinaldo Arenas o Roberto Bolaño es que admiro mucho su trabajo, pero admiro mucho más su vida, me llama mucho más lo tortuoso, lo perseguido, lo exiliado. Y bueno, Pablo Perro es un amigo de hace muchos años, ya tenía esa canción por ahí, y se la debía.

 

¿Pablo Perro está muerto?

No… está vivo. No me gusta mucho hablar de su vida actual, por respeto a la persona, pero puedo comentar que renunció totalmente a la música y anda dedicado a otras cosas.

 

Hay ciertos elementos en la portada del Belmont, algunos de ellos muy católicos, algo que ya se había visto previamente en otros de tus álbumes, ¿de dónde nace esa afición por los íconos religiosos? 

Es muy curioso, porque todo ha sido coincidencia. Lo que pasa es que Belmont es un disco muy hermano de Canciones del Ancla, pero sin planearlo, simplemente así salió. Ambos son discos dobles y las portadas llevan aspectos religiosos, y son los únicos discos donde salgo yo en la portada. Esos elementos son coincidencia, nada estaba planeado, ni yo en la portada, ni el crucifijo del Ancla, ni la virgen ni nada… ahora pienso que tenía que ser así, discos que son como muy hermanos, también coincidieron en la portada. Y bueno, la portada del Belmont la sacamos en una hora, al día siguiente de que grabamos el video de Te Dije Cilantro, en la misma casa. Sí tiene elementos religiosos, una casa, una pared y yo, pero fue sin planearlo, sólo así salió.

 



¿Hay alguna canción que sea tu favorita en el Belmont, en lo que a tocar en vivo se refiere?

Sí… me gustó mucho haber compuesto La Inundación de 1905, cantarla y escucharla, se   me hace una bonita letra, y Faisanes… lo que pasa es que la toco y me duele mucho, me pasó como a Sixto Rodríguez con “Causa”, una canción que se volvió premonición, en ella canta “perdí mi trabajo dos semanas antes de Navidad”, luego Sixto publica el disco en noviembre, y fue un fracaso absoluto, nadie lo compró, y la disquera lo corrió dos semanas antes de Navidad; entonces la canción se volvió premonitoria. Lo mismo pasó con Faisanes, en el coro dice “aunque me tarde y ya no estés…”, y pues eso, me tardé y ya no está. Por eso las canciones son muy lindas, porque están vivas, no  sabes qué va a pasar con ellas: las compones por algo y luego se vuelven otra cosa.


¿Cuál es la mayor lección, musical o existencial, que te ha dejado Belmont?

Hay muchos niveles. A nivel personal fueron muchos sueños cumplidos, por ejemplo, el que Nacho Vegas escuchara mi canción (Faisanes) y me dejara samplearlo. También el hacer canciones con gente que admiro desde hace mucho, desde adolescente, como Adrián Terrazas, los discos de Mars Volta son de los primeros que compré. Igual con Aarón Cruz, que participó como bajista en el Belmont, y está entre los dos mejores bajistas de México (por no decir el primero), y luego el hecho de que se haya grabado el disco (las maquetas) en dos días, es algo monumental.

También a los niveles familiares, no sólo por el hecho de que mi hijo sea un tema, sino porque mi hijo también participa: cuando se acaba el tema de Cristóbal se escucha un pianito como al fondo, es él tocando. Igual, creo que Belmont es quizás el último disco…

 

¿Cómo? ¿El último álbum de Lázaro?
 
Sí…, porque ya no estoy componiendo, ni tengo intenciones de componer. Vendí mi guitarra por ahí de abril, y ya solo agarro una guitarra cuando voy a tocar. La última canción que compuse fue He visto demasiadas casas vacías en mi vida, y fue por una mentira, porque… Iba a ir en abril al estudio en Ciudad de México para grabar, y faltaba una canción para completar las veinte.

Entonces le dije a Santiago, el productor, que una había quedado fuera pero que acababa de componer una nueva, que esa es la que íbamos a grabar a guitarra solamente. Yo me iba al otro día, pero era mentira, no había compuesto nada. El avión salía a las doce de la tarde, y la compuse como de tres a cinco de la mañana, la grabé en el celular, y llegué a grabarla. Es una canción que le compuse a mi hermano. Fueron dos horas de composición, pero ya estaba todo cargado, ya la tenía como dándome vueltas. Y pues fue mentira, en el sentido de decir que ya tenía la canción, cuando en realidad la compuse esa noche.



En Un Manhattan dices que estás hecho de cristianos pendejos, en Líbano hablas del Dios de tus padres, y desde el arranque del álbum mencionas “El diablo ha hecho más por mí que Dios”, ¿de dónde nace este interés por el tema religioso?

Viene de que crecí en una familia cristiana, de cristianos protestantes. Lo de “el diablo ha hecho más por mí que Dios” es una metáfora, lo que pasa es que el cristianismo protestante de Durango está muy basado en el cristianismo gringo, que es muy capitalista, basado en algo que se conoce como el “Evangelio de la Prosperidad”, que te enseña que Dios te quiere con dinero, Dios te quiere sano, Dios te quiere con estudios, una casa, una familia, es el “American Dream”.

Cuando me separé de la iglesia, lo hice porque yo era toda la antítesis de eso: Dios me quería con una familia y mis padres estaban divorciados; Dios me quería sano y yo estaba enfermo; Dios me quería con trabajo y yo estaba desempleado. Era todo lo que no debería haber sido. Eso implicaba que yo estaba haciendo algo mal, que yo era lo que estaba mal. Y por eso me alejé.

Entonces El Diablo ha hecho más por mí que Dios es una metáfora de que… ya en recapitulación, no tener trabajo, en lugar de tener trabajo, te da más, porque te hace crecer; tener papás divorciados en lugar de una buena familia, te hace más maduro; de ahí va que todo lo malo te da más, que uno aprende más de los malos ratos que de los buenos: uno no aprende nada de estar feliz, uno no aprende nada de estar sano.

Y bueno, Líbano tampoco es religiosa, es más bien familiar, por eso dice “el Dios de mis padres”, porque una cosa es Dios y otra lo que te enseñan a ti. Líbano y Manhattan son canciones familiares, de antepasados. Y de cristianos pendejos pues sí, porque toda mi vida estuve rodeado de ellos.

 

¿Qué es para ti Dios?

No sé… la mayor parte de mi vida creí que era real, pero desde hace una década pienso que no existe: nada, cero. Como dice Nick Cave, “no creo en un Dios intervencionista”. Lo que pasa con Dios es que si no es intervencionista, no es nada, porque, ¿de qué sirve un Dios que no interviene? Digamos que sí existe, pero no interviene, ¿entonces para qué existe? Creo que Dios es una consolación: al final te da cáncer y sabes que te vas a morir, y acudes a él. Por eso mi Dios es el de Líbano, no es “el Dios”, sino el Dios de mis padres, con el que te educan.

 

En varias de tus canciones de Belmont se asoma una visión medio nihilista de la vida… incluso tienes una canción titulada Cioran

Sí, es necesario hablarlo. Durango es de los estados donde más suicidios hay en todo el país, es enfermizo la cantidad de personas que se suicidan aquí, es un tabú… y es dolorosísimo. Y una de las cosas más tristes que se me hacen es que… una vez, en el trabajo que tenía, una de las chambas era revisar notas del periódico, y en una ocasión uno de mis compañeros que era diseñador, que casi nunca se expresaba para nada, me dijo sobre una nota, “lo que tiene que pasar por la cabeza y la vida un niño de 10 años para tomar la decisión de suicidarse…”.

El hecho de yo escribir esta clase de cosas, no es ni siquiera por una cuestión pasajera, sino que es un tema del estado, como hay músicos o compositores de Colombia que hablan sobre lo que pasa en sus entidades, el narco… una persona como Nacho Vegas que escribe sobre el contexto en el que vive, en su caso sobre cómo expulsan a la gente de sus casas. Entonces ya el pedo de temas como No me da la gana ser feliz, no viene tanto de una cuestión punk o una persona depresiva, tiene más que ver con el entorno, y el mío es el suicidio. No tiene nada que ver conmigo, sino el estado en el que vive el estado. Y ya no estamos hablando solo de adolescencia o juventud, sino que llega un punto tan mierda en el que estamos hablando de infancia.

 

¿Has pensado cómo te gustaría morir?

No… no pienso en eso porque… no me quiero morir, pero… sí, colgado, eso… o un balazo, pero ahorita no tenemos acceso a pistolas, aunque sería lo más rápido. Medicamentos no, sí lo he intentado, pero con ellos me da ansiedad… o sea, si me meto veinte pastillas, primero me aviento a un carro antes de que hagan efecto, por la ansiedad de la espera. Entonces colgado, algo más seguro y definitivo.

 


La ansiedad es un tema constante en tus canciones, ¿cómo lidias con ella?

Con el alcohol… que no debería, porque hace daño a la larga. Lo que pasa es que es muy caro medicarse. Yo me medicaba, pero ahora que renuncié a mi trabajo y que tengo un hijo, llegó un punto en el que… la terapia y el medicamento, me costaban más que lo que pagaba de renta, entonces el alcohol… te baja. Yo no tomo para estar pedo, lo hago más bien para llegar a estos niveles de alcohol en la sangre, en los que sigo siendo muy funcional, pero estoy más relajado. Me tomo una media y dos o tres mezcales y es como chocomilk, me da para seguirle, incluso me siento mejor persona. No para huir de problemas o terminar pedo y caerte, sino como una especie de apoyo.


Dinos dos cosas que te gusten de Durango.

Las cantinas y las calles. Yo soy mucho de caminar, me gusta caminar la ciudad. Si voy por mi hijo o a un mandado, en vez de tomar un taxi o algo, prefiero ir caminando.


¿Dos cosas que no te gusten de aquí?

La concepción que los artistas tienen del arte, bueno, el arte es una palabra que nunca me ha gustado, pero como la visión de los artistas. Y su índice tan alto de suicidios, es una enfermedad que existe en Durango.

¿Dirías que es un estado triste?

Sí, total, porque es un estado… que se siente separado, todos nos sentimos así, como aislados, y eso lleva a la depresión, y a su naturalidad con el suicidio. Durango es un estado triste.



Una introducción a la ociosidad como resistencia al sistema desde el cine de Richard Linklater


Por Jorge Tadeo Vargas |

 

Estoy interesado en gente que forja sus realidades.

Richard Linklater

 

A finales de la década de los ochenta se dio una especie de residuos añejado del movimiento contracultural de los sesenta, donde músicos, pintores, escritores y cineastas entre otros creadores intentaron hacer cosas distintas desde el borde de la industria, tratando de mantener una independencia de y en su arte. Su declaración de principios era muy clara: se puede vivir de lo que haces sin la necesidad de venderte al mainstream, incluso lo puedes usar sin contraer ningún compromiso con ello. En pocas palabras mantener la libertad creativa lejos de la industria, sin dejar de ser redituable y así permitirse experimentar más allá de la industria o de lo que es/era comercialmente vendible, creando con esto un nuevo mercado. Cuestionable o no, eso es algo que no nos toca juzgar, al menos no en este texto.

Continuando con el hilo, en el cine aparecieron directores que filmaron películas que se han convertido en referentes de esos años: Quentin Tarantino, Jean Pierre Jeunet, los hermanos Coen, Steven Soderbergh, Alexander Payne entre otros que tenían como característica principal la de contar historias trasgresoras con una estética alternativa, mucho más libre de lo que permitía Hollywood.

A esta generación es a la que pertenece Richard Linklater quien desde que comenzó a contar historias, éstas han estado muy alejadas de los tópicos y el glamour de la industria. No hay New York, ni Los Angeles, ni París, hay ciudades comunes, retratando personajes en una realidad muy alejada de la del héroe que pretende mostrar la industria del cine.



Desde sus inicios Linklater ha apostado por mantenerse produciendo y haciendo cine en la ciudad que adoptó como suya, Austin, Texas. Ciudad en la que también fundó la Austin Film Society en 1983 y desde donde resiste a la industria centralizada con un grupo de amigos, organizando festivales, presentaciones, foros, convirtiendo a Austin en un referente importante, así como un su cuartel general a la hora de hacer su trabajo como cineasta. Así comienza a marcar distancia con Hollywood a la par de ser parte de esa generación de directores que por esos años, intentaban recuperar el sentido crítico y la libertad creativa de los sesenta, dándole una patada directo a la industria.

Tampoco se trata de romantizar a esta generación de directores, pues muchos de ellos con el paso de los años son quienes tienen el control de la industria, marcando tenencia, y son parte de la crisis que se vive en el cine actualmente por la falta de originalidad.

Aunque se tiene que reconocer que otro grupo, en el que se encuentra Linklater, aún intenta mantenerse en el borde con la misma libertad creativa de hace mas de treinta años. Sin compromisos con el mainstream, ni con nadie que no sea su propia idea del arte y la historia que quieren contar.

Intentar clasificar el cine de Linklater como cine de autor (que algunos críticos lo han metido en esa bolsa) comparándolo con directores contemporáneos a él, es muy difícil pues su cine no se puede clasificar en un solo género, además de que la diversidad de historias y la forma de contarlas lo llevan más allá del cine de autor clásico, por lo que hay que ponerlo en un lugar aparte.

Es claro que tampoco es un director por encargo y lo que desea expresar como centro neurálgico de su cine se encuentra en todas sus películas. Es pues un director capaz de ir y venir por distintos géneros cinematográficos y literarios, pero que siempre deja su marca. Lo que él pretende contar como punto central, las relaciones interpersonales (tanto afectivas como sexoafectivas) y el cómo acompañar al otro nos ayuda a mejorar como seres humanos.

Las influencias se sienten en cada una de sus películas y como hijo de los inicios de la Generación X/Alternativa van desde Vitorrio de Sica, Godard, Dreyer, Fritz y otros directores que tenían como sello particular la introspección, la reflexión sobre el mundo y la sociedad sin caer en el panfleto y que Linklater lo lleva más allá adoptando una estética cercana a la revolución accidental y toda la movida alternativa que domino las ultimas décadas del siglo XX.


Su idea de romper con la industria lo fue haciendo desde su primer largometraje It's Impossible to Learn to Plow by Reading Books  (1988)  y después con la que lo puso en el ojo de los medios y la crítica, que a mi ver fue un poco mal entendida, Slacker (1993) misma que algunos directores como Kevin Smith han declarado que fue la que los impulso hacer cine lejos de Hollywood, la que los invitó a contar historias comunes de sus ciudades, historias que podíamos identificar como parte de nuestras vidas diarias, que construían un diálogo entre el director, la película y los espectadores.

Slacker” lo pone en la línea del cine independiente que en esos años comenzaba a repuntar de la mano de Steven Soderbergh con “Sex, lies and video tapes” (1989), Quentin Tarantino y “Reservoir Dogs” (1992), Alexander Payne con “Citizen Ruth” (1996), Kevin Smith con “Clerks” (1994) entre otros directores que iban marcando la línea entre Hollywood y el cine independiente en aquellos años, lo que permitió que Linklater comenzará con uno de sus dos proyectos más ambiciosos. Before Sunrise (1995). Previamente había filmado Dazzed and Cofused (1993) con la que ya iba perfilando esta idea de crítica a la sociedad desde las relaciones afectivas.

Con Before Sunrise se ganó el mote de director independiente que estaba cerca de la industria pero hablando de toda una nación alternativa. Con esta película entro a la revolución mediática que de manos de Nirvana, vendió un movimiento contracultural como mercancía. De nuevo, sobre esto podría escribir todo un ensayo, pero no es este espacio, quizás en otra ocasión.



Podemos recuperar que gracias al éxito de “Before Sunrise” pudo terminar la trilogía conocida como “Before” donde además de la ya mencionada están “Before Sunset” (2004) y “Before Midnigth” (2013) las cuales más allá de ser “chick flicks”, son un tratado filosófico de las relaciones sexoafectivas y su evolución, de cómo en ellas hay que saber nadar contracorriente a riesgo de que te lleve la marea, pero también de cuándo dejar que esto último suceda. No hay amor romántico en esta trilogía, es puro romance oscuro, deprimente, ocioso, una palabra que puede aparecer mucho a la hora de reseñar el cine de este director. Después regresamos a ella.

A simple vista se puede pensar que el cine de Linklater no tiene un hilo conductor, que igual filma “The Newton Boys” (1995) coqueteando con el cine de acción con un filme sobre gánsters de los años cincuenta o hace lo propio con School of Rock (2003) mal definida como una película infantil cuando es simplemente un homenaje a la ociosidad y el fracaso. O bien hace una crítica directa al capitalismo con Fast Food Nation (2006) y a la par un meta documental sobre un asesino como lo hizo con Bernie (2012) despojándolo de toda esa aura de magnificencia que Hollywood le pone a sus villanos, convirtiéndolo en un humano más con filias y fobias.



Regresa a hacer una crítica al capitalismo y el trato a las mujeres en Where'd You Go, Bernadette  (2019) donde la presión, la obsesión por ser perfecta las afecta a ellas mucho peor que a cualquier hombre, un trabajo mucho mejor logrado que cientos de intentos de corrección política que saturan los streamings hoy en día. También podemos mencionar ese tratado sobre la mierda que es crecer y que logró mostrar con su película más famosa (nominada a cinco Oscares) Boyhood (2014) su otro proyecto ambicioso que le llevó filmarlo más de diez años para no cambiar a los actores protagónicos. Todas ellas tienen un hilo conductor, y es la premisa de que la mejor forma de luchar contra el sistema es la dispersión colectiva, el rechazo a lo establecido desde una aparente ociosidad y esto lo hace sin mucha alharaca, sin panfletos, sus personajes son transgresores sin necesidad de serlo, lo son de una forma natural, es parte de su comportamiento.

SubUrbia (1996) y sus ejercicios de animación Waking Life (2002), A Scanner Darkly (2007), esta última basada en una historia de Phillip K. Dick, muestran de forma muy clara al Linklater transgresor que bajo un discurso aparentemente light, esconde una fuerte crítica al sistema.

Su crítica al sistema y la forma en que este define cómo nos relacionamos están presentes en toda su filmografía. Incluso una trilogía como “Before” que puede ser catalogada como una “chick flick” tiene una crítica directa al amor y cómo éste va mutando de acuerdo a la evolución de la pareja. En la última película es claro que la relación ya no funciona, pero los protagonistas siguen aferrados causándose daño, poniendo como excusa el amor. Aunque posiblemente “Fast Food Nation” sea donde la crítica es mucho más directa, atacando al sistema laboral, el racismo, la falta de humanidad, la salud. Justo aquí la estética cambia un poco siendo más oscura, sombría, sin perder esa parte de las relaciones afectivas entre los protagonistas.



En el ensayo que Brian Price escribió sobre Richard Linklater para la revista electrónica “Sense of Cinema” clasifica la obra de director con la palabra “Idleness” que se traduce como ociosidad: el centro fundamental de toda su filmografía. Estoy de acuerdo en parte de esta clasificación. Si hacemos una lectura superficial de la obra de Linklater, la ociosidad está presente en todas sus obras; en Everybody Wants Some!! (2016) todo gira en la fiesta de un grupo de beisbolistas universitarios sin nada mejor que hacer, sin embargo al hacer una lectura más profunda tiene una reflexión que va más allá, es una crítica a la insistencia del ser alguien, de lograr algo en la vida, solo porque así lo dice la sociedad. Hay una evolución que no se ha detenido en un director que pertenece a una generación que fue y va coleccionando fracasos, y que en vez de quejarse prefiere la ociosidad como forma de resistir.

Más allá de un estilo que parece ir recogiendo historias sin involucrarse, ir mostrando una diversidad a la hora de filmar, se ve más que un cineasta, un espectador de cine, con una visión igual a la de su trabajo y que esto lo va convirtiendo en su propio ecosistema donde de acuerdo a sus propias dinámicas puede igual hacerle una visita a Orson Wells en Me and Orson Wells (2009), que a un entrenador borracho y fracasado Bad news Bears (2005); o en la ya mencionada Boyhood” como un ejercicio un tanto de peping Tom o de pasar más de diez años viendo el crecimiento de los actores y de los personajes. Linklater es un observador, un contador de historias, siempre en primera persona, y es por eso que en sus películas es fácil sentirse voyerista.

Migrar a Hollywood para él nunca fue una opción, no buscaba la fama y la fortuna como un fin, menos individual;  y es por eso que decidió quedarse al borde de la industria produciendo y ganándose el respeto por lo que hace, eligió lo colectivo a lo personal y hasta ahora esa decisión le ha permitido convertirse en un director respetado.

A diferencia de muchos directores de su generación que reivindicaron el cine como una forma de manifestarse, Linklater se mantiene contando historias sencillas y complejas a la vez, que nos invitan a dialogar, a pensar, pues es parte de (aunque él no este consciente de ello) toda una generación que fue influenciada por el Mayo de París del ‘68 que aun en estos días de colapso nos siguen invitando a imaginarnos y pedir lo imposible.


Jorge Tadeo Vargas, es escritor, ensayista, anarquista, a veces activista, pero sobretodo panadero casero y padre de Ximena. Está construyendo su caja de herramientas para la supervivencia.

El extinto Museo Nacional de la Cristiada en Aguascalientes: crónica de un patrimonio derrochado


Por Juan Carlos Esparza R.


A medida que el Partido Acción Nacional ascendía en el mapa electoral mexicano en los años noventa del siglo pasado, una de las primeras acciones de sus gobiernos fue la construcción de un discurso de legitimación histórica que, a la manera del mito fundacional revolucionario del PRI, afianzara y difundiera sus bases ideológicas. Esto inició con la modificación de la nomenclatura urbana de origen liberal, así como el retiro de las imágenes de Benito Juárez de las dependencias públicas. Pronto aparecieron avenidas e instituciones con los nombres como Manuel Gómez Morín, Efraín González Luna o Luis H. Álvarez.

Durante el sexenio foxista, la exhibición mediática del catolicismo del presidente era la nota diaria con situaciones como su asistencia a misa en Catedral o su actuación durante la quinta y última vista al país del Papa Juan Pablo II. En el ámbito del espectáculo se llegó al extremo de proponer como traje típico de la señorita México un faldón decorado con la reproducción de la fotografía histórica de los cadáveres de cristeros colgados en los postes telegráficos.

También se fomentaron los estudios sobre el movimiento cristero y la generación de proyectos de desarrollo turístico en este sentido, principalmente en los estados de Guanajuato, Jalisco y Aguascalientes, algunas no exentas de escándalo por la utilización de presupuesto público para obras exclusivamente religiosas.

En el estado de Aguascalientes, el entonces gobernador Felipe González González, autorizó en 2002 la creación de un museo sobre la guerra cristera. El origen de esta obra es tan discrecional como su destino pues, en primer lugar, su existencia obedece más a acuerdos personales que a un asunto de interés público. Al Museo Nacional de la Cristiada de Aguascalientes lo antecede el Museo Nacional Cristero “Capitán Segundo Efrén Quezada Ibarra”, de la vecina ciudad alteña de Encarnación de Díaz, Jalisco, conocida popularmente como La Chona.

Esta institución fue dirigida por años por el sobrino de dicho personaje, el Sr. Alfredo Hernández Quezada (1935-2004) quien, a lo largo de su vida, recopiló el más grande acervo sobre el movimiento cristero del que se tenga noticia. La colección Hernández Quezada se componía de más de 200 piezas originales, 500 periódicos, 300 libros y 1500 horas de grabación en video de entrevistas a veteranos de aquel movimiento, ya fuesen cristeros, soldados federales, agraristas, sacerdotes, políticos e historiadores.

Según testimonio del Sr. Hernández, esta colección fue iniciada por su tío, quien fuese secretario del jefe cristero Jesús Degollado Guízar, comandante de la llamada División del Sur y tío del fundador de los Legionarios de Cristo, el abominable Marcial Maciel Degollado. Ubicado en un céntrico espacio de la Chona, el museo estaba en condiciones poco dignas debido a diversos factores, tales como la edad, salud y desconocimiento en materia museográfica y turística del propietario, así como por la indiferencia de los gobiernos municipales y estatales jaliscienses, con el consecuente deterioro del material histórico.

Algunos funcionarios del gabinete del entonces gobernador de Aguascalientes con vínculos familiares en la población vecina, le convencieron de adquirir la colección Hernández Quezada, pero contrariamente a las leyes locales en materia patrimonial, se creó el Museo Nacional de la Cristiada bajo la dirección de la entonces Coordinadora de Turismo para el Estado de Aguascalientes (COTURE), hoy Secretaría (SECTURE), pues el Instituto Cultural de Aguascalientes (ICA) ya había rechazado previamente las ofertas de venta del acervo hechas de manera particular por el Sr. Hernández, argumentando la vocación artística, más no histórica de sus museos. Fue entonces a través de la COTURE que las negociaciones para la renta y adecuación museográfica de un inmueble, el traslado, montaje y operación del nuevo museo, se concertaron con el propietario de la colección.

Quien esto escribe fue contratado por la COTURE para encabezar el proyecto de traslado, curaduría, montaje, administración, capacitación de personal y dirección del nuevo Museo. Una de las primeras acciones fue la búsqueda del discurso histórico objetivo e incluyente por lo cual se modificó el nombre de Museo Nacional Cristero a Museo Nacional de la Cristiada, es decir, la exposición no sería tanto en torno a un grupo, sino a un evento histórico.

El discurso museográfico incluyó los antecedentes más remotos de conflictos entre la Iglesia Católica y el Estado desde el virreinato, comenzando con las Reformas Borbónicas, Guerra de Reforma y los artículos secularizadores de la Constitución de 1917, así como la historia regional del conflicto, ya que si bien, casi la totalidad del acervo era procedente de Jalisco y en menor medida de Guanajuato y Michoacán, al menos el público local tendría al final del recorrido el conocimiento básico de los acontecimientos de su comunidad.

Otro de los cambios fue la atención al público, pues mientras que en La Chona el visitante recorría el local del museo por su cuenta o bien acompañado por el Sr. Hernández si así se solicitaba, en Aguascalientes la presencia de un guía plenamente capacitado era imprescindible tanto por brindar una mejor atención, como por seguridad del acervo. En la mayoría de los casos se trató de estudiantes de la licenciatura en Historia de la Universidad Autónoma de Aguascalientes en la realización de su servicio social y a los cuales se les otorgó una capacitación permanente tanto en materia intelectual como en cultura turística y de personal de contacto.


Inaugurado el 20 de marzo de 2003, el Museo Nacional de la Cristiada brindó sus servicios a escuelas públicas y privadas de todos los niveles educativos, realizó conferencias y conciertos de música folclórica (corridos cristeros), dio asesoría a para la elaboración de tesis de licenciatura y maestría a estudiantes e investigadores locales y foráneos y contó con la presencia de destacados intelectuales entre los que figura el principal estudioso de este evento histórico, el Dr. Jean Meyer.

Las condiciones de operación desde el principio fueron asunto de tensiones entre el propietario y la COTURE, ya que, por convenio, el museo sería trasladado a Aguascalientes por un año en calidad de comodato, al final del cual, en vista de los resultados en materia de ingresos, se abriría la opción a adquisición.

Por razones obvias, la mejor temporada fue la correspondiente a la Feria Nacional de San Marcos (de la segunda semana de abril a la primera de mayo) y las vacaciones escolares de verano, mientras que el resto del año las entradas se sostenían gracias a las visitas escolares. Los ingresos fueron, comparativamente hablando, similares a los del resto de los museos locales: el de la Ciudad, el Regional de Historia, el de Arte Contemporáneo y el José Guadalupe Posada; sin embargo, un aspecto que terminó por opacar la función del Museo Nacional de la Cristiada, no ante el público, sino ante el gobierno mismo, y en particular ante la propia COTURE, fue la inauguración de la máxima obra cultural y recreativa del sexenio 1998-2004, el Complejo Ferrocarrilero Tres Centurias, consistente en el rescate y restauración de 5 de las 88 hectáreas de los antiguos talleres nacionales del ferrocarril para crear un parque recreativo que, no está por demás decirlo, hoy subutilizado.

El objetivo era realizar una obra similar al Parque Fundidora de Monterrey, y para ello, el gobierno local ordenó la restauración del edificio de la antigua estación y algunas naves aledañas para alojar también el Museo Ferrocarrilero y crear todo un parque temático. Su inauguración tuvo lugar dos semanas antes del Museo de la Cristiada y acaparó la atención mediática y emotiva de la población local, pues en Aguascalientes la historia del siglo XX no se entiende si no es mediante el desarrollo que atrajo el ferrocarril.

Aun así, la actividad del Museo Nacional de la Cristiada salió avante gracias al esfuerzo, principalmente de los prestadores de servicio social quienes, en su calidad de universitarios, supieron establecer los contactos necesarios con su alma mater para la realización de ciclos de conferencias y cápsulas informativas para Radio Universidad de Aguascalientes (XEUAA), así como para otras emisoras comerciales. Igualmente, por convenio interinstitucional, se facilitaron en calidad de préstamo la serie de fotografías del fusilamiento del Padre Miguel Agustín Pro Juárez para el montaje de la exposición Los Pinceles de la Patria: Arqueología del Régimen en el Museo Nacional de Arte (MUNAL) de la Ciudad de México.

En la víspera del año 2004, último del sexenio en cuestión, pese a la opinión en contra de los directivos del Instituto Cultural de Aguascalientes y reconocidos catedráticos universitarios del estado, el ejecutivo ordenó la compra del acervo y el traspaso de la dirección del Museo de la Coordinadora de Turismo al ICA, que lo operó hasta el cambio de poderes en diciembre de 2004; en ese ínter, quien esto escribe, concluyó su cargo de director y también falleció de un infarto fulminante el Sr. Alfredo Hernández Quezada.

Correspondió a las nuevas autoridades la realización de una obra de teatro y la ceremonia del primer y único aniversario del museo, pues a la llegada del Ing. Luis Armando Reynoso Femat como nuevo gobernador del estado y de poca o nula receptividad para la cultura, se ordenó la clausura del espacio.

Como se indicó anteriormente, las normas de instalación del museo fueron un punto de tensión entre el propietario y el gobierno del estado, debido a la insistencia en la venta anticipada del acervo y las ofertas recibidas por instituciones jaliscienses, principalmente, el Museo Regional de Tepatitlán, donde existe también una importante colección relativa al tema, aunado a que dicha ciudad fue sede de uno de los combates más intensos de aquél evento histórico.

En el sexenio de Reynoso Femat (2004-2010) no hubo ninguna acción conducente a la restitución del polémico acervo a su región original, a no ser la incorporación de parte de la biblioteca a los archivos locales, el Regional y el universitario, pero los objetos de la colección simplemente fueron embodegados en las áreas de material de limpieza de la Escuela de Cristo.


La presencia de este museo fue cuestionable por varios aspectos: si bien se trató de cuidar la neutralidad del discurso, el evento mismo sigue despertando en la actualidad las pasiones más encontradas, pues entre los visitantes había lo mismo personas favorables a la causa expuesta, como acérrimos detractores.

Pese a que las autoridades de cultura de la administración luisarmandista justificaron el cierre porque “no se puede revivir el Viva Cristo Rey en espacios públicos”, esa misma administración gubernamental actuó en sentido contrario y nuevamente contra el estado laico al inaugurar la escultura monumental del Cristo Roto nada menos que en la Presa General Plutarco Elías Calles, del municipio de San José de Gracia, construida justamente durante los años de la guerra cristera (1926-1929), por lo que la pluralidad y neutralidad aducida resultan más bien hipócritas.

El siguiente gobierno, encabezado por el priista Carlos Lozano de la Torre (2010-2016), otorgó a petición del ayuntamiento de Encarnación de Díaz, la custodia por tiempo indefinido y en calidad de comodato, de la colección para el nuevo Centro de Estudios Cristeros, lo cual es posible ver como una solución que libera de responsabilidades a todas las partes pues, si bien el municipio de La Chona no quiso o no pudo desembolsar los dos millones y medio de pesos que costó la colección al erario de Aguascalientes, sí lo recuperó físicamente para su exhibición.

El tema de la guerra cristera parece haber mermado su efervescencia a nivel mediático nacional, no así en lo particular dentro de las poblaciones del centro-occidente mexicano en las que este evento histórico constituye un aspecto de arraigo y mito fundacional. Justo sería pues que las cosas regresaran a su sitio y que las acciones culturales de gobierno se den por los cauces legítimos y sin protagonismos ni compromisos ultramontanos.



Nota: Para la elaboración de este trabajo se solicitó la información correspondiente a las actuales autoridades del Instituto Cultural de Aguascalientes, sin embargo, dicha petición fue desatendida sin explicación alguna, por lo que los testimonios que aquí se exponen parten de la experiencia personal de quien escribe en calidad de coordinador y director operativo del proyecto durante los años 2002 y 2003.

«RESACA: relatos rescatados»


La Editorial Agujero de Gusano ha lanzado una nueva antología de relatos cuyas historias giran en torno a ese malestar físico y emocional que sentimos después de haber experimentado una jornada de excesos y/o malas decisiones.

Tras la publicación de La ciudad de los ahorcados (2019), el libro «Resaca: relatos rescatados» es el segundo volumen de cuentos del sello editorial, y reúne una docena de extraordinarias narraciones que nos llevan abruptamente de la risa a la congoja, y que navegan entre botellas de licor, música de todo tipo y un sinfín de guiños a la cultura pop.

Ya sea en las inusitadas barras de los bares fronterizos, en algún barrio bonaerense, en la humedad del Pacífico mexicano o en las insufribles pero insustituibles calles del centro de México, los personajes de estas historias libran todo tipo de resacas y situaciones inelegibles entre la realidad y la ficción.

Autores emergentes, plumas seductoras de la nueva ola de la narrativa nacional e incluso músicos convergen en este centenar de páginas en las que seguramente nos veremos reflejados con alguna situación o figura que nos transportará a ese instante que atesoramos en nuestra memoria por muy vergonzoso, placentero, escatológico o inenarrable que este sea.

«Resaca: relatos rescatados» cuenta con las letras de Elma Correa, Federico Bonasso, Juan Mendoza, Karla Michelle Canett, Óscar Alarcón, Luis Chigo, Alejandro Carrillo, Ana Nicholson, Julio Lino, Jorge Yee, Bárbara González y Carlos Iván Carrillo. Las ilustraciones de portada estuvieron a cargo de Ale Librada Torres Salcedo.

La obra fue posible gracias al apoyo de colaboradores, artistas, autores y tripulación de Revista Sputnik y se puede adquirir en línea a través de este link.


Los borrachos en el Centro Histórico recuerdan en mucho a las calaveras del Tzompantli. Figuran elementos del inframundo, pero son almas vivas deseosas de amor. A esa estirpe pertenezco yo -si me permite decirlo-.

Eusebio Ruvalcaba


RESACA: RELATOS RESCATADOS, Editorial Agujero de Gusano. Primera Edición: Octubre 2020

Víctor Jara no murió


Por La Tija | 

El cuerpo de Víctor Jara fue víctima de las patadas del gobierno, durante horas torturado, sus manos fueron manchadas a pisotones pero él no dejó de tocar su guitarra, todos los encarcelados presenciaron cómo los fusiles de la fuerza armada se enterraban uno a uno en las costillas de Víctor, el cual quedó firme, dando así entereza a los demás presos para no rendirse, fue su canto en ese momento escuchado con más fuerza, su cara fue cubierta poco a poco de sangre y fue obligado a comer las hojas de su libertad en donde escribía las letras que jamás perecerían, pese a esto, su boca no calló. El príncipe, presuntuoso culpable de la muerte de Jara lo golpeó hasta cansarse y pidió a otros cobardes que lo mataran si se movía; siguió cantando así que decidieron fracturarle los brazos, sin importarle, Víctor cantó más fuerte, retratando el gobierno de Allende, la impunidad del los golpistas y por otro lado levantando en su voz la bandera de la Revolución.

Hijo de la rebeldía chilena, Quiriquina lo cobijó en su seno por allá del año 1932, fue hijo de una familia pobre, en donde su madre, Amanda, era el pilar de la familia. Las notas que ella le regalaba en cada canción de la guitarra a lo largo de su infancia hicieron que Víctor conociera la música, los valores y la hermandad del pueblo. Jara vivió su inocencia al lado de sus hermanos, entre los paisajes y la diversidad de su país, lo que permitió fácilmente empaparse de ambientes y anécdotas para que crear las melodías que más adelante lo convertirían en el máximo representante de la Nueva Canción Chilena.

Son los años cincuenta y Chile atraviesa por una situación difícil, el presidente en curso Gabriel González rompe sus promesas de campaña ante las imposiciones del imperialismo y dicta la llamada Ley Maldita, en la cual se prohíbe la existencia del Partido Comunista. Varias figuras públicas se ven afectadas y llevadas a los campos de concentración por ser considerados líderes radicales, entre ellos el poeta chileno Pablo Neruda, quien más adelante fungirá como un personaje clave en la vida de Jara. A fines de esta década Salvador Allende, líder de la izquierda chilena, es propuesto como candidato del  Frente de Acción Popular.

Víctor estudió teología cuando era joven lo que complementó su formación, al poco tiempo se convierte en cantor, vocación que le cambiaría la vida por completo. Con el paso de los años sigue desarrollándose profesionalmente y forma parte del folclor chileno integrándose al grupo Cuncumén y a la par a las Juventudes Comunistas de Chile. El hambre de clamar justicia vivió en él desde joven, logrando descubrir en sí mismo facultades nuevas, entre ellas la composición el canto y la actuación. En todas sobresalió de manera inmediata y gracias a su talento como director de teatro logró conocer diferentes países del mundo, entre ellos Cuba, que le permitió tener una visión más amplia del mundo y orillándolo a definir la ideología revolucionaria. Durante este periodo escribe la canción “El Elegido” como homenaje a Ernesto “El Che” Guevara, cumpliendo una vez más con el embargo de escribir canciones de protesta cuyo sello delimita la nobleza y el coraje de manera conjunta en cada palabra.

La lucha en contra del imperialismo toca el corazón de artistas como Violeta Parra, Pablo Neruda y el mismo Jara quien empieza a involucrarse de manera directa en una batalla cultural defendiendo al pueblo y preservando las tradiciones latinoamericanas que en ese momento se unían para derrocar a los fascistas. Todos identificados con el amor a los campesinos a defender su tierra y hablar de una nueva canción que el propio Jara  describe como revolucionaria porque lucha contra la penetración imperialista y nueva porque está destinada a crear una nueva sociedad. 

Víctor se hace compañero de grandes figuras como las que comparten ideales y sin dejar a un lado su compromiso con la sociedad canta al pueblo al lado del grupo Quilapayún, Inti-Illimani, Rolando Alarcón  y Violeta Parra de quien se hizo gran amigo. En el teatro conoció a su compañera de vida, la coreógrafa Joan Turner, quien le daría dos hijas Manuela y Amanda. En ese momento Víctor estaba realizado como persona, contaba con el cariño de amigos, de su familia, y trabajo en un país hermoso pero lleno de injusticias. -En los jóvenes está la respuesta – decía, por tal razón decide dar clases en la Universidad técnica de Chile.

Allende llega al poder gracias a la Unión Popular y el pueblo festeja como nunca antes; esa situación se transformó en un parteaguas en la historia del país y del mundo, porque se había logrado lo que en ningún país latinoamericano antes: que la izquierda se consumara en el poder de manera democrática. Los ojos del mundo en este momento, voltearon a ver a Chile.

Jara es nombrado Embajador Cultural por el presidente Salvador Allende y con ello  conoce a fondo los pueblos chilenos llevándoles su música. -La mejor escuela de canto es la vida- decía. Los mineros, y la gente más humilde se convirtieron en la motivación de sus interpretaciones. Víctor luchaba por mejorar el panorama que se está viviendo en Chile con la mejor arma que en repetidas ocasiones se escuchó en el canto de todos. Siempre respeto a todo aquel que se contraponía a sus principios y buscó nuevas formas para persuadir al pueblo y demostrar así el gran compromiso que tenía con la sociedad. –A veces quisiera ser diez personas para hacer diez veces loque el pueblo necesita-.

El golpe de estado se veía venir desde que Salvador Allende fue acusado de reformista y así fue como el 11 de septiembre de 1973 el último llamado al pueblo por parte de presidente llegó. El Palacio de la Moneda fue testigo de la presión del ejército el cual tomaba fuerza, afortunado para los seguidores de Augusto Pinochet, pues era el comienzo de una dictadura que dudaría 17 años, pero no así para la izquierda de Chile. Allende debía entregar su puesto, en caso de no hacerlo El Palacio sería bombardeado y atacado. “¡Nunca!” respondió el presidente quien decidió no moverse demostrando así la lealtad a su pueblo. A las pocas horas un comunicado dictaba: “Misión Cumplida. Moneda tomada, el presidente ha muerto”. Allende, el hombre de la paz, había muerto en batalla.

El Jara de 1972 estaba consciente de que en la economía estaba pasando por un mal momento; el mercado negro se apodera de Chile y las empresas nacionales empiezan a perder dinero, por lo que Jara junto con otros compañeros realizaron trabajos comunitarios para impedir que se detuviera. La gente a partir de entonces lo escuchaba, admiraba y cantaba, convirtiéndolo en uno de los líderes más importantes  de la época.

Víctor se encontraba en la universidad cuando se entera de la muerte de Allende, donde decide llamar a los estudiantes y juntos comienzan a cantar. Las ametralladoras se acercaban y su voz se escuchaba cada vez menos, estudiantes y obreros entonces cantaron a gritos y ambos sonidos compitieron. La universidad se convirtió en un fuerte, en una fortaleza que poco a poco fue rodeada por tanques y sobrevolada por aviones militares, los estudiantes de convertían para el nuevo gobierno de Pinochet en una amenaza que irónicamente lo único que pedía era paz.

Los medios de comunicación ignoraron a Víctor Jara, pero el pueblo empezó a exigir sus canciones y la radio comenzó a hacerse también a favor del pueblo, nuevos artistas nacieron y la diversidad musical creció. Mediante canciones la gente comenzó a conocer más de su propia historia y de los movimientos sociales y políticos del resto de mundo. Jara compone entonces “Plegaria a un labrador” que más que una canción es un himno al campo, cuyo título hace referencia a los campesinos que regalan el trabajo de sus manos, dicha trova le otorgó el premio de la nueva canción chilena en el estadio de Chile, mismo donde después moriría.

Las radio emisoras del país intentaban comunicar de manera rápida al pueblo de  Chile la situación que el país atravesada, la vista en el país era cada vez menos favorable. La emisora comunista Magallanes que decidió seguir hasta el final a pesar de los ataques aéreos transmitía “El pueblo unido” en voz del grupo Quilapayún cuando la transmisión fue censurada y con ello el pueblo quedó incomunicado. La respuesta de Víctor ante tal situación fue aún mejor “Cantaremos más fuerte que cualquier emisora”.

Su música y el talento por el teatro se internacionalizan y es invitado a Helsinki el Encuentro Internacional con la Juventud Vietnamita. Víctor admirado por su cultura, regresa a Chile para compartir sus experiencias y organiza marchas de Paz. Agradecido por la gran experiencia y con gran respeto escribe en honor al Presidente y poeta Ho Chi Minh la letra el “Derecho de vivir”.

Los estudiantes resistieron, desafortunadamente los cañonazos permitieron después de horas la entrada del ejército a la Universidad, Víctor Jara donde fue reconocido y junto con otros luchadores sociales fue llevado al estadio de Chile, ya que las cárceles del país estaban llenas de gente, demostrando que había cientos de miles de chilenos dispuestos a luchar por la causa. El Estadio Nacional de Chile -hoy llamado Estadio Nacional Víctor Jara-, mismo donde fue aplaudido por tantos anteriormente cuando le fue otorgado el premio de la nueva canción chilena, se convertía en esta ocasión en uno de los escenarios más atroces y terribles antes imaginados: cuerpos apilados, torturas por doquier, reflectores que cegaban, gritos, pánico, horror. No obstante, Víctor con esa sonrisa característica de los chilenos animaba a los alumnos de la Universidad cantándoles y en esos cantos transmitía la paz que sólo él podía darles en ese momento; Jara era padre, hijo y hermano para todo aquel que quisiera unirse a la lucha.

El compromiso con el pueblo se acrecienta y un acontecimiento vuelve a marcar su vida. La muerte de un obrero en una manifestación en contra el terrorismo sirve de inspiración para una de las canciones más belleza compositor, “Cuando voy al trabajo” que narra la travesía de muchos trabajadores que en el pensamiento siempre llevan a aquellos seres que más aman sin imaginarse los contratiempos del destino.

Víctor Jara fue torturado y golpeado de manera brutal, tachado de ser un líder de la oposición soportó durante horas el maltrato por parte de los militares, costillas rotas, manos pisadas por las botas, humillaciones, fracturas. Cuando los soldados se cansan de golpearlo, Víctor conversaba con otros presos, algunos actualmente testigos de los momentos tan atroces que vivieron, Víctor cuenta entonces que no escribe al amor y a la vida por casualidad, sino por naturaleza, pero más del amor y a la vida, Jara parece enfocarse a la lucha social del pueblo quizá por su pasado humilde en el campo, quizá por el amor a su patria que inspiró a muchos, dueño de esos ojos que vieron más allá de la crueldad, ese pulso firme para retratar la hermandad y los personajes tan terrenales que dentro de toda su dureza logró encontrar una luz de esperanza, pues ellos, decía, sólo reciben órdenes.

Jara empieza a organizar eventos masivos en donde la gente puede acercarse aún más a la música homenajeando a uno de sus más cercanos amigos, Pablo Neruda, el cual recientemente había ganado el Premio Nobel de Literatura, orgullo nacional. Neruda, fue el primero en advertir a la población acerca de la conspiración, Víctor y otros se unieron una vez más para luchar por sus derechos y los de la gente; no iban a permitir que lo que habían logrado en tanto tiempo se viniera abajo. Víctor convirtió en canción algunos poemas de su gran amigo que retrataban precisamente el luchar y no dejarse vencer. Jara luchó durante horas cantando, cantando, protestando pacíficamente, defendiendo Chile.

Las horas pasaban y con ello los días y Víctor seguía en el estadio, sentado en una silla de madera vieja en un pasillo donde veía gente entrar, pero nunca salir. Jamás se desanimó, brindaba sonrisas a todos aquellos que lograban reconocerlo, sonrisas que a muchos reconfortaban el alma porque Víctor supo darle vida a una situación muerta. Debido a los reflectores perdieron la noción del tiempo, Víctor pidió una pluma y una libreta, y fue concedida por alguno de los prisioneros y a pesar de encontrarse luchando por su propia vida no dejo en ningún momento de pensar en los demás, y decidió plasmar en ella lo que estaba pasando, fue así cuando adolorido por los golpes, los ojos cerrados por hinchazón y las manos deshechas escribió “Somos más de cinco mil”,  versos que retratan el espanto  que la gente vivía en el interior del estadio.

El 16 de septiembre de 1973 Chile se vistió de luto, Víctor Jara había sido asesinado, su muerte marcó un hito en la historia del socialismo en el país, una vida más que cobro la dictadura para algunos, una vida menos para otros, pero una vida que ni la muerte supo callar. El otro ejército, el de la paz, conformado por mineros, obreros, estudiantes, y el pueblo; luchó sin imaginarse la pesadilla a la que se enfrentaban, pero convencidos de algo, no iban a dejar ver su país en manos de fascismo, no al menos,  sin dar batalla.

“Así me enseñaron a comer en mi tierra” dijo cuando le dieron huevo crudo para comer, era lo único que sus labios tocaron en dos días, los golpes y las torturas no paraban, pero los ánimos de Víctor tampoco. Finalmente dos soldados arrastraron a Victor a donde sería el lugar de su muerte, él, logra arrojar la libreta en donde logró capturar sus últimos momentos, presentía que su hora había llegado, la gente al ver que se lo llevan no dejo de llorar y clamar justicia. ¡Viva Allende! Gritaban. Víctor Jara a los pocos minutos y después de ser brutalmente golpeado una vez más, fue acribillado. Su cuerpo fue arrojado a una pila de muchos otros que no resistieron. En la morgue fue identificado tiempo después por Joan, la mujer que lo amó y luchó junto a él durante todo este tiempo. La autopsia dio como resultado más de cuarenta balazos y fracturas en todo el cuerpo. José Paredes es el único procesado vivo, el pueblo a la fecha sigue exigiendo justicia a la memoria de Víctor. Debido a la represión el cuerpo de Jara no pudo tener una sepultura digna de un mártir. Dos personas acompañaron a Joan Jara en su entierro clandestinamente. Augusto Pinochet, considerado como uno de los principales genocidas en el mundo impuso una dictadura durante más de una década y el crimen jamás se resolvió.

Una nueva autopsia realizada a los restos de Víctor años después, confirmó las torturas que todo mundo sabía porque nadie se había atrevido a decir, y al callarlo lo único que hicieron fue darle más fuerza a su voz que supo llevar en alto el pueblo chileno. Actualmente podemos escucharlo aún con sonrisa y alegres notas de voces de otros grandes que han decidido rendirle tributo como Silvio Rodríguez, Lila Downs, los Fabulosos Cadillacs, U2, Manuel García y Víctor Manuel entre otros.

Fue hasta hace algunos diciembres que los restos de Víctor pudieron reunirse nuevamente con su familia para darle el funeral merecido sin tener que esconderse como hace más de 30 años, sin embargo como si hubiera sido ayer, el coraje y la pasión de los chilenos por la lucha no cesa, y Víctor devolvió el espíritu revolucionario a su patria una vez más después de muerto y el pueblo se unió más que nunca para alzar la cabeza y agradecer a su tierra por la democracia. Hoy Víctor deja la vida volar en sus canciones y acompaña a la cordillera chilena con su canto, el pueblo agradece su vocación de cantor y a los cantores mismos que han acompañado la ideología de Jara a lo largo del tiempo porque eso es ante todo su gran obra, un reflejo en la lucha social revolucionaria.

Día del libro en México, ¿el país que no lee?

Por Sergio Martínez


La lectura en nuestros días es un hábito mal valorado, incluso despreciado por la mayoría de los estudiantes y la sociedad. En general en la educación escolar en todos sus niveles, la lectura se ve como una carga, y no como una herramienta para adquirir conocimiento o como ejercicio de esparcimiento. Gómez (citada en Gutiérrez & Montes de Oca s/f) define la lectura “como un proceso interactivo de comunicación en el que se establece una relación entre el texto y el lector, quien al procesarlo como lenguaje e interiorizarlo, construye su propio significado. En este ámbito, la lectura se constituye en un proceso constructivo al reconocerse que el significado no es una propiedad del texto, sino que el lector lo construye mediante un proceso de transacción flexible en el que conforme va leyendo, le va otorgando sentido particular al texto según sus conocimientos y experiencias en un determinado contexto”.

Según estadísticas publicadas por la UNESCO en el año 2000, en México se leían en promedio 2.8 libros al año por habitante, lo que colocaba al país en el penúltimo lugar de una lista de 108 naciones,[1] cifra sumamente alejada de los 25 libros que recomienda leer este organismo, y del promedio de lectura de países como Canadá, Finlandia o Noruega, que ocupan los primeros lugares de lectura per cápita con 47 libros leídos al año.  En el 2012 la Encuesta Nacional de Lectura (ENL) ilustró que una década después, los hábitos no habían cambiado; los mexicanos leían al año un promedio de 2.9 libros por habitante. Esta misma encuesta demostraba que en comparación con 2006, el índice de lectura en el país había disminuido diez por ciento; cifra que coincidía con los datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que establecen que de 2000 a 2009 el índice de lectura referente al segmento de alumnos de 15 años y más que leen por placer, descendió diez puntos porcentuales. La ENL señala que las principales causas para no leer son la falta de tiempo, las actividades recreativas y la falta de gusto. Los datos del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos de la OCDE 2018 (PISA, por sus siglas en inglés), establecen que los estudiantes mexicanos obtuvieron un puntaje bajo el promedio OCDE en lectura, matemáticas y ciencias. En México, solo el 1% de los estudiantes obtuvo un desempeño en los niveles de competencia más altos (nivel 5 o 6) en al menos un área (Promedio OCDE: 16%), y el 35% de los estudiantes no obtuvo un nivel mínimo de competencia (Nivel 2) en las 3 áreas (promedio OCDE:13%). Según datos del INEGI, referentes al Módulo sobre lectura (MOLEC) 2019, en los últimos cinco años, el porcentaje de población que leyó algún material considerado por el MOLEC presentó un decremento cercano a los 10 puntos porcentuales: 84.2% en 2015 contra 74.8% en 2019.

Diversos estudios, señalan que casi el 50 por ciento de los estudiantes mexicanos de educación media superior y superior dedican entre una y cinco horas a la semana a la lectura de textos escolares, y casi el 22 por ciento dedican entre cinco y diez horas a la semana a la misma actividad. En este mismo sentido, Lomelí señala que “la generalidad de los estudiantes lee. Pero lee sólo lo que le es obligatorio por la institución educativa misma. Es decir, el aliciente a la lectura rara vez va más allá del que impulsa la coerción de los sistemas de enseñanza: si no lees, te repruebo. Esto, por descontado, es un fracaso estrepitoso de la enseñanza en México”. Infiriendo estas cifras podemos establecer que el 28 por ciento de los estudiantes antes referenciados no lee, o lee lo mínimo para realizar sus trabajos escolares.

Vargas (2012) apunta que “los bajos índices de comprensión lectora que padecemos en México, y por tanto la pobreza de vocabulario, tienen su origen en la infancia. Por eso es necesario promover un mejor acercamiento a la lectura desde los primeros años. Hay una riqueza enorme de la lengua que no se está utilizando, y un medio fundamental para mejorarla es la lectura”. Lomelí (s/f) establece que en México no se lee “porque, aunque todos dicen que es bueno leer, parece inútil”. Las causas de la poca lectura en el país son multifactoriales, Zaid (citado por Argüelles s/f) da un poco de luz al respecto: “Hay millones de personas con estudios universitarios. Por mal que estén económicamente, pertenecen a la capa superior de la población. Pues bien, estos millones de personas superiores en educación y en ingresos, no dan mercado para más de dos o tres mil ejemplares por título, o mucho menos. Y si las masas universitarias compran pocos libros, ¿para qué hablar de masas pobres, analfabetismo, poco poder adquisitivo, precios excesivos? El problema del libro no está en los millones de pobres que no saben leer y escribir, sino en los millones de universitarios que no quieren leer, sino escribir. Publicar es parte de los trámites normales en una carrera académica o burocrática. Es como redactar expedientes y formularios debidamente llenados para concursar. Nada tiene que ver con leer y escribir. Leer es difícil, quita tiempo a la carrera y no permite ganar puntos más que en la bibliografía citable. Publicar sirve para hacer méritos. Leer no sirve para nada: es un vicio, una felicidad”. Argüelles (s/f) expone, “Existe un analfabetismo cultural (que es algo mucho más que funcional) representado por las personas que aun sabiendo decodificar una palabra, una frase, una oración, un párrafo, una página, al mismo tiempo no sólo carecen del hábito de leer sino que, además, no creen que la lectura cotidiana de libros constituya una experiencia digna de disfrutarse. Leer no es un ejercicio muy popular en el mundo, y leer buenos libros es todavía más impopular lo mismo en México que en otros países, con la única diferencia de que en los países ricos la población culta es más amplia, el tiempo del ocio más prolongado y mejor invertido y la tradición editorial y literaria más respetada y estimada”. Otra arista del problema es la poca o nula alimentación del habito de la lectura desde la niñez, los padres no les leen a sus vástagos; esto sumado a los precios actuales de los libros nos podría explicar los bajos niveles de lectura en el país.

Este problema de falta de interés en la lectura se ha convertido en un lastre para la sociedad mexicana, ya que no tener el hábito de la lectura genera atraso educacional, de formación académica y humana, lo que afecta  directamente en el individuo; “ya que sin una capacidad lectora plenamente desarrollada, los individuos y estudiantes no alcanzan un nivel básico de eficiencia, pues fallan en demostrar rutinariamente habilidades y conocimientos que les permitan afrontar retos del futuro, así como en analizar, razonar y comunicar ideas de manera efectiva y en su capacidad para seguir aprendiendo a lo largo de su vida”.[2]

Ante este panorama se pudiera pensar que en México no existe un orden jurídico que norme y estimule el ejercicio de la lectura, sin embargo existe la Ley de fomento a la lectura y el libro; en 27 apartados articula, cómo y quiénes son los encargados de fomentar la lectura. También existen (y han existido por lo menos en los últimos veinte años) diferentes programas e iniciativas públicas y privadas para fomentar la lectura: Hacía un País de Lectores, México Lee, Plan Nacional para la Educación Básica, Salas de Lectura, Diviértete leyendo, A leer, entre otras. Sin embargo, todo esto no ha servido en lo absoluto para sembrar en la niñez, estudiantes y ciudadanía el hábito de la lectura.

A pesar de que existen los diversos talleres de lectura antes mencionados a nivel institucional en el sector privado y público, y teniendo una cobertura nacional, estos esfuerzos no han acercado a la población al placer y práctica de la lectura. Castillo (2012) alude el fracaso de estos programas y talles a diferentes causas; poca efectividad por burocracia, falta de diseño de acuerdo a las necesidades específicas del público receptor, cambio de régimen político, falta de promoción, poco o nulo presupuesto, desvirtuación de los objetivos y/o metas de los programas, falta de profesionalismo o preparación de los impartidores; pero principalmente una cadena de falencias en la organización estratégica, operatividad, implantación y evaluación de los proyectos, además de una completa desarticulación entre todos los esfuerzos de la promoción de la lectura. Por la misma no sólo se llega al conocimiento y dominio de la teoría y la técnica, sino se estimula el desarrollo, la conciencia, la crítica, alimenta las habilidades cognitivas, mejora la comunicación oral y escrita; además al leer, el lector se apropia del conocimiento, lo hace suyo para edificarse a sí mismo. Es un punto de reflexión y diversión a la vez. 

Vargas (2010) dice sobre la lectura: “gracias a la literatura, a las conciencias que formó, a los deseos y anhelos que inspiró, al desencanto de lo real con que volvemos del viaje a una bella fantasía, la civilización es ahora menos cruel que cuando los contadores de cuentos comenzaron a humanizar la vida con sus fábulas.

Seríamos peores de lo que somos sin los buenos libros que leímos, más conformistas, menos inquietos e insumisos y el espíritu crítico, motor del progreso, ni siquiera existiría. Igual que escribir, leer es protestar contra las insuficiencias de la vida. Quien busca en la ficción lo que no tiene, dice, sin necesidad de decirlo, ni siquiera saberlo, que la vida tal como es no nos basta para colmar nuestra sed de absoluto, fundamento de la condición humana, y que debería ser mejor. Inventamos las ficciones para poder vivir de alguna manera las muchas vidas que quisiéramos tener cuando apenas disponemos de una sola. Sin las ficciones seríamos menos conscientes de la importancia de la libertad para que la vida sea vivible y del infierno en que se convierte cuando es conculcada por un tirano, una ideología o una religión. Quienes dudan de que la literatura, además de sumirnos en el sueño de la belleza y la felicidad, nos alerta contra toda forma de opresión, pregúntense por qué todos los regímenes empeñados en controlar la conducta de los ciudadanos de la cuna a la tumba, la temen tanto que establecen sistemas de censura para reprimirla y vigilan con tanta suspicacia a los escritores independientes. Lo hacen porque saben el riesgo que corren dejando que la imaginación discurra por los libros, lo sediciosas que se vuelven las ficciones cuando el lector coteja la libertad que las hace posibles y que en ellas se ejerce, con el oscurantismo y el miedo que lo acechan en el mundo real. Lo quieran o no, lo sepan o no, los fabuladores, al inventar historias, propagan la insatisfacción, mostrando que el mundo está mal hecho, que la vida de la fantasía es más rica que la de la rutina cotidiana. Esa comprobación, si echa raíces en la sensibilidad y la conciencia, vuelve a los ciudadanos más difíciles de manipular, de aceptar las mentiras de quienes quisieran hacerles creer que, entre barrotes, inquisidores y carceleros viven más seguros y mejor.

La literatura es una representación falaz de la vida que, sin embargo, nos ayuda a entenderla mejor, a orientarnos por el laberinto en el que nacimos, transcurrimos y morimos. Ella nos desagravia de los reveses y frustraciones que nos inflige la vida verdadera y gracias a ella desciframos, al menos parcialmente, el jeroglífico que suele ser la existencia para la gran mayoría de los seres humanos, principalmente aquellos que alentamos más dudas que certezas, y confesamos nuestra perplejidad ante temas como la trascendencia, el destino individual y colectivo, el alma, el sentido”.




Bibliografía
Argüelles, J. (s/f) Los usos de la lectura en México. Consultado en línea  (23 de abril de 2020): http://www.uaemex.mx/plin/colmena/Colmena35-36/Aguijon/Arguelles.html
Avilés, K. (2012) México, uno de los países de la OCDE donde más bajó la lectura por placer. Consultado en línea  (23 de abril de 2020): http://www.jornada.unam.mx/2012/02/16/sociedad/047n2soc
Camacho, F. (2011) Los bajos índices de lectura generan pobreza de vocabulario: especialista. Consultado en línea  (23 de abril de 2020): http://www.jornada.unam.mx/2011/11/14/sociedad/041n2soc 
Castillo, L. (2012) De los programas de Fomento a la lectura en México. Consultado en línea  (23 de abril de 2020): http://www.gestioncultural.org.mx/revista/04/A2-N4-Castillo.pdf  
Felipe, L. (s/f) ¿Por qué no leen, los que no leen? Consultado en línea  (23 de abril de 2020): http://www.fundacionpreciado.org.mx/biencomun/bc162/L_Lomeli.pdf   
Fundación Mexicana para el Fomento de la Lectura (2012) Encuesta Nacional de Lectura 2012. Consultado en línea  (23 de abril de 2020): https://observatorio.librosmexico.mx/files/enc-nac-lec-2012.pdf
Gutiérrez, A.; Montes de Oca R. (s/f) La importancia de la lectura y su problemática en el contexto educativo universitario. El caso de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (México). Consultado en línea  (23 de abril de 2020): https://rieoei.org/RIE/article/view/3265
Instituto Nacional de Estadística y Geografía. (2019) Población lectora en México con tendencia decreciente en los últimos cinco años. Consultado en línea  (23 de abril de 2020): https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2019/EstSociodemo/MOLEC2018_04.pdf
Ley de fomento a la lectura y el libro (2008) Consultado en línea  (23 de abril de 2020): http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/LFLL_190118.pdf
Montaño, E. (2012) Decrece en México el número de lectores, según encuesta. Consultado en línea  (23 de abril de 2020): http://www.jornada.unam.mx/2012/11/28/cultura/a05n1cul
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (2018) El Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos de la OCDE. Consultado en línea  (23 de abril de 2020): http://www.oecd.org/pisa/publications/PISA2018_CN_MEX_Spanish.pdf
UNESCO. World Education report 2000: The right to education: towars education forall throughout life. París: UNESCO Publishing, 2000. 178 p.
Vargas, M. (2010) Elogio de la lectura y la ficción. Consultado en línea  (23 de abril de 2020): https://www.cepchile.cl/cep/site/artic/20160304/asocfile/20160304095428/rev120_MVargasLlosa.pdf
Yunes, E. (2005) Políticas públicas de lectura: modos de hacerlas. Consultado en línea (23 de abril de 2020): www.oei.es › politicas_publicas_lectura_yunes




[1] UNESCO. World Education report 2000: The right to education: towars education forall throughout life. París: UNESCO Publishing, 2000. 178 p.

[2] Gutiérrez, R.; Montes de Oca R (s/f) La importancia de la lectura y su problemática en el contexto educativo universitario. El caso de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (México).

© Copyright | Revista Sputnik de Arte y Cultura | México, 2022.
Sputnik Medios