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X: un viaje oscuro, salvaje y espirituoso para celebrar una década de Los Yonkis

  • El material discográfico estará disponible en todas las plataformas musicales a partir del 18 de noviembre de 2022.

Ya más de una década haciendo música, rock and roll, giras y un disco tras otro desde la independencia. Más de diez años de citas, tragos y cuentos de terror que conservan un discurso estético, lírico y musical pero que a la par se reinventa, se electrifica y evoluciona. Más de dos lustros de cuervos, vampiros, locas y gatos con siete vidas que tiran el zarpazo por igual en las calles del centro y en todo tipo de foros, plazas y escenarios del país. Más de X años de Iván García y Los Yonkis y un álbum que nos debían pero que también les debíamos para celebrar la trayectoria de una de las bandas más representativas del rock poblano.

X es el nombre del disco conformado por piezas clásicas del repertorio de Los Yonkis, pero interpretadas por grandes músicos y amigos de la escena local y nacional. Un trabajo discográfico único que es un crisol de voces y estilos musicales en donde podremos escuchar clásicos como “Grito” en ska, “Brindis” con voz femenina e incluso “Panteón” en dos versiones contrastantes.

“Hace tres años debimos celebrar nuestro aniversario número diez el cual no pudimos festejar debido a la pandemia. Así que hasta ahora pudo ver la luz este proyecto el cual se puede nombrar como más les acomode definir la «X»”.

X se suma a la discografía de la banda como el séptimo álbum tras la publicación de Espantapájaros (2001), En vivo acústico (2013), Frik (2014), Sal Paraíso (2017), Tormenta (2018) y Ciudad Soledad (2020). Iván García recuerda la génesis de Los Yonkis, los primeros acordes y los días ahora lejanos en donde los güisquis no hacían nada:

“Los Yonkis fue el nombre que adoptamos después de un riguroso concilio por ahí de 2009. Aunque lo más duro que consumíamos seguramente eran unas Sol Bravas decidimos nombrarnos así en homenaje a William Burroughs y su afamada novela. También optamos por hacer la adaptación gráfica a la voz inglesa de “junkie” para reiterar nuestro compromiso con la lengua española”.

Y así comenzó esta historia, una banda de universitarios que amaban la música y la literatura. Tocamos donde nos ofrecieran cervezas y hubiera fiesta. Hacíamos sonar nuestros instrumentos de gama baja con precisión y firmeza. Hasta inspiramos una novela. Grabamos un demo con temas que ahora son clásicos de nuestro repertorio”.

El letrista y compositor también rememora el lanzamiento del primer álbum en una época que apenas entraba al mundo digital como lo conocemos hoy en día, y en donde la forma de producir y distribuir música se ha transformado radicalmente:

“En 2011 se graba el primer LP titulado Espantapájaros, que se grabó en el estudio de Carlos Iván Carrillo mejor conocido como Carri (hoy Casa Yonki), y quien al final se sumaría a la alineación oficial de la banda. Naciendo así la dupla que ha dado el sonido característico a Los Yonkis y a los otros álbumes publicados bajo esta estructura”.

El álbum X se lanzará oficialmente en todas las plataformas musicales este 18 de noviembre con la participación de dieciséis músicos y agrupaciones que se han hermanado con el proyecto que encabeza Iván García a lo largo de los años y representa también un agradecimiento a la comunidad musical que ha arropado el sonido de Los Yonkis durante más de una década:

“Así hemos ido de gira sumando el talento de grandes músicos y hermanos que nos han acompañado en este viaje. También hemos compartido escenario con muchos proyectos musicales con los que nos hemos hermanado y quienes han querido celebrar con nosotros en una magna fiesta. Acompáñenos en este viaje oscuro, salvaje y espirituoso reunido en este LP”.

X fue masterizado en Casa Yonki y el maravilloso arte del disco, el cual representa mucho del espíritu “Yonkiano” estuvo a cargo del artista y tatuador Checo Mora y su estilo tradicional.



Aunque tú no lo sepas: una charla con Manuel Moretti de Estelares



Estelares es una de las bandas más importantes del rock argentino. En esta charla el gran Manuel Moretti, líder de la agrupación, nos cuenta sobre la gira que harán por tierras aztecas, el nuevo material discográfico y sus pronósticos para el mundial de Qatar.


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Aunque tú no lo sepas: una charla con Cano Hernández de El Gran Silencio


Cano Hernández aka Capricornio man es una de las mentes maestras detrás del sonido de El Gran Silencio, banda que está cumpliendo 30 años de trayectoria musical. En esta charla nos habla de los festejos de aniversario, sus referentes musicales, raggamuffin, su pasión por el dibujo y su colección de funkos.


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Aunque tú no lo sepas: una charla con Vicente Jáuregui


Vicente Jáuregui es un músico y compositor michoacano que ha colaborado con un sinfín de exponentes del rock nacional. Actualmente es guitarrista de la emblemática banda San Pascualito Rey y a la par tiene un proyecto solista con tintes más eclécticos y psicodélicos.


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¡El Cotorro! Rockabilly y cultura popular mexicana




¡Ya llegó el cotorro al cotorreo! El artista Luis Campillo se apropió de la iconografía de la Lotería Mexicana para realizar su particular percepción de ella y así realizar la Lotería Cubista. Una serie de pinturas donde reversiona cada una de las cartas del tradicional juego de mesa mexicano.

A su vez, el artista gráfico convocó a diversos músicos de diferentes géneros a participar en la dinámica de sortear las tarjetas de la lotería y la que azarosamente seleccionara cada proyecto tendrían que usarla para componer una canción o pieza musical inspirada en la temática de este maravilloso juego.

Fue así como Iván García y Los Yonkis aceptaron la invitación de parte de Luis Campillo y la tarjeta seleccionada por la agrupación poblana en la "tómbola cubista" resultó ser El Cotorro.

El Cotorro es una canción rockabilly sin ninguna pretensión más que la de pasarla bien. La canción lleva en el nombre la penitencia y es un corte donde la finalidad es cotorrear y bailar rock and roll.

La pieza estuvo grabada en Casa Yonki y producida por Carlos Iván Carrillo.

La alineación musical estuvo conformada por:

Iván García – Graznidos y Guitarra
Carlos Iván Carrillo – Guitarra Eléctrica, piano, coros.
Beto Montes – Batería
Ángel Munguía – Contrabajo
Aarón Tápia – Sax

El sencillo de la banda poblana será estrenado a la primera hora del 1 de junio de 2022 en todas las plataformas digitales.

Letrinas: Una camiseta de los Coquette para Gabi


Una camiseta de los Coquette para Gabi
Por Liliana López León

Se nos escapó un gritito. Habíamos acertado las tres preguntas del locutor, y nos sentimos como reyes: ganadores de un boleto doble en Zona Platino 1 para el concierto de los Coquette Seeds. Fue fácil, había que saber el nombre completo del vocalista, la súper modelo que fue su esposa y el origen de la banda. Lo difícil fue marcar y atinar cuando no sonara ocupado. Mi abuelita nos prestó el teléfono y aunque odiaba nuestra música, soltó una sonrisa cómplice al vernos saltar eufóricos.

Gabi y yo no teníamos muchas oportunidades, ni sabíamos de finanzas. De haberlo sabido, hubiéramos revendido los boletos, o no sé. Gracias a nuestra profesora de Biología sí sabíamos un poco de música. Se llamaba Andrea; dejaba que le dijéramos Andie y nos pedía que le habláramos de . Gabi y yo lo intentábamos, pero no nos salía tutearla. Sabe qué vio en nosotros, pero tenía su manera de cuidarnos. Algunos de sus regalos fueron discos que ella misma quemaba de sus álbumes originales. Así conocimos a los Coquettes, a Sweet Violence, Cursed Hotel, P.h. Dildos; en español a Iñaki Fontan, a Doktor Karaño y a la Maja Castell, entre muchos otros. Antes de ella, nadie nos había puesto atención de ese modo. Creo que cada persona debe tener algún mentor como nosotros tuvimos a la profesora Andie.

Recuerdo que Dog Harper, el vocalista de los Coquettes era de Londres e intentaba latinoamericanizarse, así que presentaba sus canciones en un español ingenuo. Su éxito: The Goodbyes lo presentó así: “¡Este cansió es iama Les Buenosadiosos!”. Parecía incomodar a muchos, aunque en el comportamiento colectivo se percibió más bien como ternura. Tampoco es que acá fuéramos políglotas. La canción que tanto amábamos sonaba bien en inglés, pero no así: Verdadero Amor de Extraterrestres. Aunque solo me gustaban algunas bandas chilenas y argentinas, esa noche reflexioné lo difícil que era hacer buen rock en mi idioma. Para esta lengua, o hay que ser muy cursi o ser el más guarro. Es decir, mujer u hombre según los estándares de estos lugares. Por ejemplo, la profe Andie les daba un uso interesante a las palabras, como pausadito, su dicción era muy serena. Desde aquel día estuve explorando bandas mexicanas que no intentaran ser The Police o vocalistas que no copiaran tanto a Jim Morrison. Para triunfar en español hay que inventarse un propio modo de hablar, aunque los demás se burlen al principio.

Con los años, supimos que Dog Harper también habló francés de diccionario en su gira por Canadá. Además, nos enteramos que a pesar de la fama de chico malo que tardó en construir, había sido educado en una familia conservadora, de la cual trató de liberarse en la academia de música. Era vegano y como hobby pintaba cuadros impresionistas. Gracias a su fama, los vendía en millones. No eran cuadros relevantes, ni horribles; ahora veo que eso tampoco era ya un pasatiempo. Le perdimos un poco de amor a Harper cuando hizo declaraciones anti-vacunas. Pero en aquel entonces, era una de mis tantas figuras paternas. El William Harper que recuerdo sigue siendo importante para mí.

Unos años antes de ese concierto, en la prepa; Gabi y yo expusimos cómo funcionaban las vacunas, y recordábamos la foto de un niño al que la viruela lo había dejado como a la Mole, comparado con otro niño vacunado que apenas tenía unas cicatrices. Esa fue la primera vez que la profesora Andie se acercó a nosotros. Nos dijo que al presentar no había que leer, que hay que ver a las personas a los ojos. En nuestra hoja ya nos había apuntado una buena calificación, y en clase se enfocó más en el contenido de la exposición que en nuestra torpeza no verbal. Así sentimos cómo esa recomendación fue genuina, más porque nos lo dijo en privado: “Háganlo real, como cuando quieren explicar algo interesante a un amigo”. Nunca se me olvidó y siempre retomo este consejo con cariño.

Gabi estuvo toda esa semana buscando quién nos prestara ropa para el concierto. Queríamos encajar en la capital, aunque solo fuera un día. No teníamos dinero, y nadie iba a darnos nada. Por eso aprendió en un día a cocinar pays de queso para venderlos, que recuerdo, ese año se pusieron de moda. Le salían bien, les ponía una cereza en el centro. Yo por mi parte, estuve ayudando a mi tío en la tortillería, en ese horrible sitio donde me decían maricón por cualquier cosa. Lo más difícil de soportar fue el calor que echaba la carburadora y las ocho horas de olor del nixtamal. Lo más tonto, era que uno de los que me llamaban maricón, se me insinuaba. Recuerdo mis brazos y también los de Gabi. Recuerdo que esos días se nos pusieron fuertes, como si esos brazos flacos nunca hubieran pasado hambre.

Juntamos setecientos sesenta pesos en cinco días. Mi abuela me preguntó cuánto habíamos juntado y ante mi respuesta me puso en la mano tres billetes de cien muy sudados. La abracé, no dijo nada, pero yo sabía lo que le costaba habernos dado ese dinero. Nos alcanzaba. Aunque hizo falta un poco más para movernos en la ciudad y para comer. Gabi me dijo que echáramos unas latas de atún, pero no dejaban entrar con mochilas al espectáculo. Además, nos hacía falta llegar antes de mediodía a recoger los boletos a la estación. El plan fue desayunar bien con abuelita, almorzar allá y aceptar lo que vendieran en la zona nice del concierto que nos ganamos. Al final no pudimos y tuvimos que movernos a pie. Algún McDonald’s abriría toda la noche, y ahí desayunaríamos al día siguiente. El regreso en el autobús era a las siete de la mañana.

Yo quería comprarle a Gabi una camiseta de los coquets. Me habían dicho que costaban entre quinientos y ochocientos, eran originales y tenían el corte para chica, no esas camisetas para niños que no horman bien, o esas camisetas súper grandes que ella tenía que enrollar o doblar de las mangas. Sabía que le ilusionaba mucho, tanto o más que a mí. Había camisetas negras, blancas y un gris percudido que nunca he entendido. La que me gustó para Gabi era una que tenía las siluetas de los integrantes de la banda y en medio decía Coquette en grande y Seeds en itálicas.

Recuerdo que nos asustamos un poco, pues el espectáculo lo abrieron unos grupos que no conocíamos. No sabíamos lo que era un telonero: quiero suponer que no éramos los únicos. Era nuestro primer concierto, también la primera vez que salíamos solos y tan lejos. En el pueblo se hicieron algunos chismes sobre un aborto, pero mi abuela amenazó con hacerles brujería si seguían con “sus lenguas viperinas”. Cuando me contaron que mi abuelita nos defendió así, me dio mucho gusto, porque les dijo que no tenía nada de malo que cumpliéramos nuestros sueños y más si eran bonitos, como la música. No es cierto, no dijo eso, pero sé que entre sus leperadas eso les quiso decir. Yo antes casi nunca lloraba, pero entonces me sentí muy afortunado y lagrimeé antes de dormir. Me gustaba la idea de que mi abuela fuera una bruja y yo pudiera escribir mil canciones con su ayuda.

En el pueblo no eran mala gente, pero había poco qué hacer. Una vez nos quejamos de eso y la profe Andie nos explicó que teníamos un monolito de millones de años y que eso ya era extraordinario. En el salón, no sabíamos que la peña era el monolito que decía la profe. Para nosotros era una cosa que siempre estuvo ahí. Es bonito y, es verdad, es muy impresionante si se piensa bien. Sin embargo, decíamos “monolito-mongolito” y nos daba risa. Lo que pasa es que era algo de lo que no conversábamos entonces. Es de lo que escribes cuando has romantizado lo suficiente tu tierra.  

Antes de entrar al concierto nos entrevistaron. Íbamos abrazados y queríamos aparentar que teníamos muchos años siendo mayores de edad, y que ir a un concierto era algo frecuente en nuestra relación. Traté de seguir los consejos de la profe Andie sobre mirar a los ojos y ser genuino, creo que lo hice bien, pero el corazón me quería explotar. Gabi se tapaba la boca al reírse. Aunque las bromas del entrevistador eran muy malas, había que seguirle el rollo.

Tengo bien grabado lo que sentí cuando las luces se encendieron y todo el palacio gritó al mismo tiempo. Me pareció fascinante que hubiera una coreografía de luces y material audiovisual producido especialmente para la gira. Caí en cuenta que todos los que estábamos ahí veníamos a lo mismo, y eso me sigue pareciendo maravilloso en cada espectáculo. Había un video de una chica pintada toda de azul eléctrico, hasta el pelo y las pestañas. Al fondo un sampleo que reconocimos y que nos hizo creer a Gabi y a mí que la canción ya iba a empezar; estaba acompañado de un misterioso: is our life a love movie?, que se repetía haciendo eco. Yo pensaba que, aunque el concierto acabara ahí, todos nuestros esfuerzos ya habían valido la pena. No habíamos comido.

Cuando llegamos a nuestros asientos, notamos que además de nuestra zona, había otra más exclusiva llamada oro central. Eso nos alivió: no queríamos estar enfrente y llamar la atención. O que pensaran que teníamos dinero y nos asaltaran al salir. Por otra parte, vimos como en esa zona y en la nuestra, había personas que se veían aburridas, como si no quisieran estar. Para entonces, Dog Harper ya se había quitado todo, menos el pantalón de vinil, y movía la pelvis como perro en celo. Una pareja ya mayor conversaba, y en otra mesa un hombre mayor observaba el escenario como si fuera una película de Bergman. No estoy loco si digo que nuestra emoción iluminaba ese espacio, y que la señora de ceja estirada que antes nos vio para abajo, nos miraba con envidia. Empapado de sudor, Harper preguntó al público cómo estaban y si querían un poco más: ¡No podo escucharlus Métsico! ¡Mes forteee!

Al terminar, no sabíamos si había sucedido o no. Temblábamos un poquito. Salimos sin prisa, con un poco de miedo a la multitud, como retrasando el final de la experiencia. Llamamos a abuelita desde una cabina: estamos bien, sí estuvo muy padre, duérmase por favor, Mamá Rita. Afuera remataban camisetas piratas de los Coquettes y de otros grupos. Gabi me dijo que no estaban tan bonitas, que luego juntáramos para una de las originales. No sé por qué, aunque ella sabía que no teníamos dinero, sentí alivio de que no me pidiera una en ese momento. Vendían muchas camisetas de Dog Harper, y como para recuperarme de la idea de no poder comprarle su camiseta a Gabi, me reí de que él anda siempre sin nada arriba.

Para hacer tiempo, caminamos un poco, pero solo un poco. Un violinista tocaba en la calle, y sentimos la obligación de darle una moneda, aunque eso ponía en riesgo nuestra comida. El hombre no habló, con los ojos hizo una mueca suave de agradecimiento. Qué chido aprender a tocar así ¿verdad, Gabi? Si me dieran la oportunidad, ¡me lanzo! Recuerdo que esa fue la primera vez que sugerí en voz alta estudiar música. En voz baja, me lo repetía en el espejo todos los días.

Entonces, la noche se puso seria y la ciudad parecía que nos iba a comer. Así que nos quedamos varias horas en el McDonald´s de la Avenida del Taller. Compartimos un combo, y rellenamos varias veces el vasito que dan. Antes de irnos, sentí que era educado preguntar si podía ponerle café al vaso de refresco o si había que pagar. El empleado no dijo nada, pero ágilmente estiró su brazo y me regaló un vaso de cartón especial para el café y tres botecitos de leche. Cuidado: el contenido puede estar caliente. Qué suerte sentí. El concierto todavía seguía vivo en nuestra cara, como un video experimental. Quería recordar cada detallito. Abracé a Gabi y le besé la frente, como para firmar una memoria. Mi corazón seguía brincando al ritmo de los Coquettes. Eso, según mi abuelita, es como una guía para nuestro espíritu.

Al salir del local, vimos a dos muchachas sentadas en una banca. Yo me fijé en sus tatuajes y perforaciones, porque siempre quise unas así; Gabi por su parte captó que eran pareja. Era la profe Andie, que recargaba su cara risueña y desvelada en el cuello largo de una chica de cabello rojo fantasía, con una camiseta a rayas de los Coquettes. Nos dio vergüenza saludarla, aunque de haber sabido que iba a ser la última vez que la veíamos, la hubiera interrumpido para contarle del premio. Se sentiría orgullosa y nos hubiera presentado a su novia. O quizá no era su novia, no importa. Ahora que lo pienso, la profe no era mucho mayor que nosotros. Tendría unos veintitrés o veinticinco.

Ya casi amanecía. En el camino nos topamos un cartel de los Coquette Seeds, lo desprendimos con cuidado para que no se rompiera. Lo enrollamos como si fuera el mapa de un tesoro. Con los pies molidos, nos acercamos a la estación; nos subimos al autobús antes de la hora, para poder sentarnos. En cuanto pudo, Gabi se recargó en mí, y roncó bajito. En un anuncio de la pantalla, decían que nuestro pueblo ya era mágico. Entonces no sabía lo que significaba eso, solo me pareció lindo.

***

Hoy, recorremos la misma carretera, pero soy yo el del concierto. Aunque nunca me he quitado la camiseta como William Harper, sí he hablado en otros idiomas que no conozco, por cortesía. Estoy muy nervioso, pongo los dedos sobre mis rodillas como si tocara el piano. Mientras, Gabi ronca. El conductor me pregunta qué se siente regresar a casa después de tantos años y poder cantarle al monolito. Seguro que abuelita me presumió un montón y ya nos hizo brujería para que nos quedemos a vivir en Bernal. Lo que sea, me parece bien. Solo son tres horas de camino.


*Liliana López León nació en Mexicali, en 1984. Es doctora en Medios, Comunicación y Cultura por la Universitat Autònoma de Barcelona. Es maestra en Estudios Socioculturales por el Instituto de Investigaciones Culturales-Museo, UABC y Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la UABC. Ha sido profesora en distintos niveles educativos. Le interesa estudiar la relación humano-tecnología, y las ciudades. Ha publicado varios libros y artículos académicos, aunque busca leer y escribir relatos en su tiempo libre. Le gusta el cine de ciencia ficción y también las bicicletas clásicas.


Aunque tú no lo sepas: una charla con Cristóbal Briceño


Cristóbal Briceño es una de las principales voces del rock alternativo en Chile. En esta entrega de 'Aunque tú no lo sepas' nos platica sobre su banda 'Ases Falsos', la mítica agrupación Fother Muckers, Juan Gabriel, su incursión en el séptimo arte y su visita a tierras aztecas.

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Fother Muckers: Justo y Necesario



Las reseñas innecesarias | Por Juan Jesús Jiménez |



Segundo álbum de la banda lanzado en 2008, después de No soy uno, con doce tracks y una duración total de 41:45; marcó un antes y un después para el trabajo de los Fother Muckers. Justo y necesario, significó un cambio considerable tanto por la composición de la banda como el lanzamiento de la discográfica impulsada por el vocalista, Cristóbal Briceño.

Sello Cazador, discográfica que hasta ahora ha impulsado la carrera de 19 bandas -en su mayoría chilenas- de rock alternativo, dejando siempre características muy reconocibles entre cada participación; se encargó de la producción y distribución del álbum, dando a Cristóbal Briceño un papel protagonista como compositor, guitarrista y vocalista de la banda, concluyendo con once tracks a su nombre y la excepción de Simón Sánchez -bajista y segunda voz- componiendo La tercera vía.

Con la banda fundada en 2004 en la Pontificia Universidad de Chile, su camino por la música realmente empezó hasta 2005, con algunas presentaciones en bares y festivales capitalinos, armando una base de fans muy sólida y leal a la carrera de la banda. Fue hasta 2006 cuando se lanza su primer EP homónimo con seis temas, incluyendo algunos en su siguiente trabajo de 2007, No soy uno.

Durante los primeros cuatro años en medio de idas y venidas de bateristas en la banda, para la producción de Justo y necesario, tanto Martín del Real como Gonzalo Nuñez, asumieron el rol hasta principios de 2008, cuando Cristian Soto los releva. El cambio es poco notorio, al entender que el desarrollo musical de cada integrante se dio en conjunto y que no existía tanta disparidad creativa entre Real y Nuñez.

Con el cambio de nombre de la banda hasta 2011, hubo poco material para identificar una línea general en su trabajo y sin embargo, Justo y necesario, como un trabajo más pulido de la banda, funciona muy bien como una carta de presentación; una banda de rock alternativo que habla sobre lo cotidiano. Desde 2022 donde hablamos del encuentro de dos amantes, hasta el hambre de explorar en un joven de veinte años en Explorador.

Viaje de regreso, el mismo lado, justo y necesario, no tienen ningún desperdicio de instrumentalización. Como un equilibrio bien logrado entre lo que se escucha y lo que se entiende. Uno de mis favoritos personales sin duda.

Aunque tú no lo sepas: una charla con Sr. González


Sr. González es un multifacético creador que navega entre la música, la producción y la literatura. Ex integrante de la mítica Botellita de Jerez, nos habla de los diversos proyectos musicales por los que ha pasado hasta llegar a Combo Movox, incluyendo la parte literaria que le llevó a escribir los tres volúmenes de "60 años de rock mexicano".

 

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Tranquility Base Hotel & Casino: psicodelia en la alfombra

Las reseñas innecesarias | Por Juan Jesús Jiménez |


Probablemente al mencionar a Arctic Monkeys se nos venga a la mente el año 2013 cuando popularizaron su música con su álbum AM, pero mucho antes, la banda ya contaba con canciones icónicas y con experimentaciones interesantes que dieron forma a lo que encontraríamos en su disco del 2018; Tranquility base hotel & casino, funciona con una ruptura entre lo que la banda británica ofreció en AM, sin perder la calidad con la que llegaron a la fama mundial.

En medio de sonidos psicodélicos y glam, rondando ritmos pop y rock, cada una de las once canciones que conforman el álbum, destacan por sí solas en una línea muy dispersa pero bien definida. Grabado en muchos estudios entre Los Ángeles, París y Londres, el disco fue lanzado bajo el sello de la discográfica independiente Domino Records. Inmiscuido entre la expectativa, la recepción al público general fue muy dividida y no es difícil adivinar el porqué.

Todas las canciones destacan por sí solas, porque todas son muy distintas entre sí; se pueden reconocer los instrumentos -o efectos en ellos- recurrentes, pero su uso tan cambiante hace de cada canción una experiencia que, de no estar abierto al cambio tan brusco entre AM y este disco, puede resultar confuso y hasta tedioso. Esto sobre todo, en canciones como Batphone donde es notable el papel de instrumentos poco frecuentes en el rock alternativo como lo sería el piano o una línea dominante de bajos.

Sin embargo, de principio a fin, el disco es un viaje entre la música de los 60’s y la modernidad que da ese efecto de una nostalgia futura, o la de una voz sincrónica; la voz de Alex Turner como casi total protagonista de las canciones, las melodías complejas y hasta indecisas de las guitarras, bajos que siguen su propio ritmo, hacen alusión a ritmos como el blues o el jazz, pero es el uso de sintetizadores, de guitarras barítono, lap steel, hace que las variaciones de acordes sean suavizadas y hasta resueltas en las líneas de las estrofas y coro.

El disco retoma mucho de la esencia de su propia portada, recuperando mucho de lo que podríamos sentir en una parada breve en un hotel alejado -cuyo nombre es una referencia al lanzamiento del Apollo 11 en 1969. Pensamientos sueltos, amores ocultos, desengaños y un músico que habla consigo en el piano del bar como lo encontramos en One point of perspective.
 

Aunque tú no lo sepas: una charla con Torio Bertamoni de Estelares

 

Estelares es una de las bandas contemporáneas más escuchadas en Argentina. Con 25 años de trayectoria han sabido mantenerse en el gusto del público con canciones y letras que ponen el corazón sobre todo. En esta entrega de "Aunque tú no lo sepas", el gran Torio Bertamoni nos habla de la historia de la banda, la forma en como trabajan y el avance del próximo disco a estrenarse durante la primera mitad del 2022.

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Imperfecto extraño: retratos de la muerte


Las reseñas innecesarias | Por Juan Jesús Jiménez |

Noviembre es un mes particular para los mexicanos. Vemos tumbas, hablamos de muertos y los llamamos durante las noches del primer y segundo día del mes. La música que se produce aquí tampoco queda exenta de llenarse de temáticas tan rigurosas como lo es la muerte. Enjambre, una banda zacatecana de rock alternativo, presenta en su disco Imperfecto extraño, el ejemplo más contundente de cómo es que la mexicanidad afronta este tipo de temas entre letras melancólicas y memorias cinematográficas que se apilan en la música que escuchamos.

Lanzado en 2017 por Universal Music México, es el sexto álbum de la banda con una duración de 40 minutos en doce canciones, todas con líneas melódicas muy similares entre sí, brincando entre lo rock y lo electrónico de una canción a otra, pero todo seguido de la temática circundante; la memoria y la muerte.


El futuro, Tercer tipo, Detéstame, En tu día, Luces de periferia y Vida en el espejo, son las que denotan ese sentimiento con más claridad, en voz del vocalista Luis Humberto Navejas. Canciones como Nudo, Y la esperanza, Amanéceme y Desenlace, son el soporte rítmico e instrumental, donde la letra de la canción se pule con los efectos de sintetizadores y guitarras eléctricas.

El disco puede parecer lento, e incluso no es considerado el mejor de la banda, pero su riqueza recae en la forma en que podemos disfrutar del disco desde dos vistas, la lírica y la musical. Además de reconocer aspectos que bien podrían encajar en álbumes anteriores como lo sería Daltónico o El segundo es felino, lo que hace del disco una continuación lejana de los primeros trabajos de la banda, asignando este tono narrativo presente en soundtracks de películas.

Una gran elección si uno decide entrar en el género del rock alternativo, y mucho más para esta época del año, donde si la estación no nos desata lo nostálgico, lo hará la música que escuchamos al recobrar los recuerdos que el paso del tiempo deja sobre nosotros, dejando entre el principio y final de año, la imagen de un Imperfecto extraño que se mira una y otra vez con las canciones de este disco de fondo.

Aunque tú no lo sepas: una charla con Tony Hernández de El Gran Silencio


El músico, compositor, cantante y artista visual Tony Hernández nos habla de su vida antes de la música, la importancia del movimiento rupestre, el próximo disco, el nuevo single junto a Cecilia Toussaint, los Tigres de la UANL y la clave para hacer de El Gran Silencio una de las agrupaciones más trascendentes del rock nacional durante ya tres décadas. Dale play. 


Rosa Venus: pequeñas miradas para grandes vacíos

Las reseñas innecesarias | Por Juan Jesús Jiménez 


Imaginemos por un instante que estamos incrustados en un cuento de José Emilio Pacheco. Es sábado por la tarde, tras una semana abrumadora de experiencias pandémicas, descansamos bajo el techo de nuestra habitación preparándonos para dormir; sea porque nuestra ansiedad nos grita al oído o porque padecemos un episodio de insomnio, nos quedamos despiertos en el silencio, pensando en mucho de lo que no hicimos antes. Si este tipo de arrepentimientos y cuestionamientos misceláneos tuvieran un soundtrack, estoy seguro que para muchas de las personas nacidas entre 1980 y el 2000 en México, al menos una canción de Fobia estaría ahí.

Rosa Venus de Fobia es un disco que refleja mucho de lo que podríamos pensar en estos episodios de insomnio. Lanzado en abril de 2005 por Sony BMG y producido por Gordon Raphael, productor de otras bandas de rock como The Strokes y Sol Flamingo -de los cuales prometo reseñar algo de su trabajo-, fue el  regreso de la banda tras su breve separación en 1997. Siendo su quinto disco, podemos notar letras mucho más profundas e incluso, acordes y tónicas mucho más claras que en sus primeros trabajos discográficos como en Mundo Feliz de 1993, donde las canciones eran más irreverentes e inconexas.

Dentro de las primeras canciones que abren el disco; Rosa Venus, 200 sábados y No eres yo, podemos encontrar una carta general del qué podremos encontrar en el resto del álbum, teniendo pocas variaciones de ritmos o temáticas entre cada canción, pero aunque pueda sonar cansado, es esta peculiar continuidad involuntaria la que llena de interés a la persona que escuche el disco. La razón parece ser que la mayoría del disco fue compuesto por Francisco Huidobro, y podemos notar esa parte expresiva y tan característica que en otras ocasiones nos habían presentado canciones como Más caliente que el sol, parte del soundtrack de Matando cabos en 2004.

Guitarras eléctricas, golpes constantes a la caja de la batería, sintetizadores como línea melódica base y rasgueos rápidos con el bajo forman parte de la composición general, dando una primera impresión de ser un álbum de rock, jugando a veces con ritmos del pop entre los puentes de estrofa a estrofa.

Rosa Venus es uno de los trabajos más reconocidos de la banda y uno al que le tengo un especial afecto, pues canciones como Muy maniaco de mi parte, o incluso Hoy tengo miedo, pueden adaptarse a mucho de lo que como adolescentes -quizás hasta adultos- vivimos de forma cotidiana, lo que hace que cuando uno se detiene a escuchar las letras, pueda identificarse y hasta sentir nostalgia de algo que nunca nos pasó -efecto parecido a leer un cuento de Pacheco-. Sin duda, un álbum de pequeñas miradas para grandes vacíos cuando no podemos dormir.

New York, New York, ¿esto es todo?: The Strokes y el hastío por la vida (pos)moderna

Por Jorge Augusto Pérez Peña


Es probable que todos los fanáticos de The Strokes hayan dicho, o por lo menos hayan escuchado decir alguna vez, que Julian Casablancas canta “con hueva”. Claro que canta con pereza y hartazgo, es parte del discurso estético en la música de The Strokes. Si traducimos al español el título de su ópera prima, Is this It? producida por Gordon Raphael, y lanzada por primera vez el 30 de Julio de 2001 en Australia, nos encontraremos con una pregunta que quizá nos hemos planteado muchas veces respecto a la vida en general: ¿Esto es todo?

Tal pregunta transmite decepción, insatisfacción, desilusión, y esa casi nihilista inconformidad del punk rock; “esplín e ideal”, como diría Baudelaire; pero al mismo tiempo, esa pregunta transmite una energía que crispa los puños y encuentra en su insatisfacción el combustible para moverse y buscar “algo más”; lo que sea, o a quien sea.

 “Sexo, drogas, y rock and roll”, ya no significa más que un eslogan, y los productos que se venden con esa frase resultan cada vez más insulsos y superficiales. Entonces hay que inventar ideales nuevos; pero que no nos sorprenda el hecho de que en el proceso vamos a inventar y a desechar muchas cosas que no significan absolutamente nada. Por más que nos gustaría pensar que sí. Esa es la era (pos)moderna, un desierto lleno de individuos sedientos de vida, que se llevan más de un pinchazo bebiendo de un cactus en el que creyeron haber encontrado un oasis.

¿Será el hedonismo del promiscuo la respuesta a nuestra insatisfacción existencial? De acuerdo con la letra de Last Nite, ni de broma. Lejos de conseguir una experiencia orgásmica en el sexo casual, obtenemos de esa actividad (estereotípica, hay que decirlo), la sensación de una soledad renovada, una inigualable sensación de ser excluidos por el otro. El sexo es algo que se hace siempre completamente a solas. "Oh, it turn' me off when I feel left out". O como dice Jean Jacques Lacan, “no hay relación sexual”.

Cabe destacar la sutileza con la que Casablancas habla de sexo en sus letras. Mientras que al hablar de la urbe hiperdesarrollada que es Nueva York, consigue elaborar representaciones líricas que definitivamente son herencia de la poesía de Allen Ginsberg, un autor que influenció profundamente a otro de los ídolos de Julian: Lou Reed.

El contexto suburbano y clasemediario, donde sujetos cada vez más individualistas, trabajan día y noche para pagar impuestos a sus gobiernos y abrirse a codazos un lugar en el mundo que les haga sentir poseedores de lo que sea que llamen éxito (una profesión, un matrimonio perfecto con hijos, bienes inmobiliarios, o todas las anteriores), es el eje central de Is this It? Es por eso que Julian Casablancas canta como si no quisiera. Porque busca transmitir que el mundo entero se parece cada vez más a la película más aburrida, monótona y predecible que se haya hecho en Hollywood; escrita por años de repetición de costumbres vacuas, y protagonizada por actores que no encuentran más motivación para desarrollar el papel que arbitrariamente les otorga la sociedad.

Incluso las leves variaciones en los acordes provenientes de los guitarrazos frenéticos de Albert Hammond Jr. y Nick Valensi, son parte del discurso estético en la música de The Strokes. Entre un acorde y otro, hay cambios apenas perceptibles, marcados, no obstante por un ritmo veloz, justo como el acelerado ritmo de la vida moderna mantiene en un frenetismo neurótico a individuos en cuyas vidas no cambia absolutamente nada, por más que no dejen de estar en movimiento.

Dan ganas de simplemente detenerse y darse un respiro. Imposible, a lo largo de casi 40 minutos, Is this It, explora diferentes aristas de la era moderna sin parar un solo instante, como hacían los Ramones en su música. The modern age, es una canción con un solo de guitarra que suena casi campirano, como el buen country, proveniente de esos pueblitos a los que uno escapa para olvidar las urbes. Up on a hill, here’s where we begin, this little story a long time ago”. Vivir siempre a tiempo, y permanecer solo un momento. ¿Esto es todo? Lamentablemente sí, y lo tomas o lo dejas. Take It or leave It.

¿Qué tal esa letra devastadora en Trying your luck? Zygmunt Bauman necesitó páginas enteras que arrullan y duermen para decir algo que The Strokes encapsuló en una canción punk que rompe el corazón mejor que cualquier adiós de romance escolar. The signals don’t seem right, It lasts for just one night”. Al respecto del amor romántico, en Alone Together, Casablancas habla de una tal Lisa que pone a un hombre de rodillas, y luego pecho tierra, porque el amor nos enseña primero a ser serviles, y después a protegernos de quienes amamos. Un buen letrista del rock, es algo así como un poeta posmoderno.

En un mundo así de frenético y vacío, no es raro que extrañemos los buenos viejos días, como se nos dice en Someday. Y en efecto, algún día, lamentablemente, desearemos estar en este momento, que se nos escapa antes de poder siquiera ponerle un nombre. En medio de todas estas cosas que no son nada, ¿quiénes somos? ¿tenemos tiempo para buscar la respuesta? Para cuando la encontremos, probablemente ya no va a importar.

En Hard to explain, Casablancas expresa una brecha ideológica y generacional entre la modernidad y la posmodernidad. “I watch the TV, forget what I'm told, well, I am too young, and they are too old”. La gente ya no cree en las cosas que creía gracias a la televisión, pero sabe que ante la sociedad tiene que hacer “como si sí”, como dice Slavoj Zizek.

Entonces la juventud sabe que la verdad es falsa, solo que no ha inventado una nueva y propia; pero ya se encuentra en ese tortuoso y accidentado, no obstante divertidísimo, proceso.

En Soma, desde el título tenemos una referencia a uno de los más relevantes críticos de la modernidad, Aldous Huxley, quien en su obra Un mundo feliz, habla de un mundo distópico en el que debería darnos vergüenza habernos convertido. Soma tiene de las mejores letras en el álbum. “Soma is what they would take when hard times opened their eyes, saw pain in a new way”. En efecto, algunos simplemente no debieron haber salido de la caverna de Platón. “Racing against sun beams, losing against their dreams”. Y es que ciertamente, el ideal de supuesto progreso nos convierte en un motor sobrerrevolucionado colocado en un automóvil que no es capaz de trasladarse a ningún lugar.

The Strokes logró entregar al mundo con su Is this It, una verdadera pieza artística llena de rock and roll; pero no escapa a la posmodernidad en la cual está inscrita; la ironía en algunas de sus letras, revela que Casablancas, en el fondo no se toma en serio el drama que plantea en el álbum debut de la banda, y eso sería un error, solo si no fuera a propósito.

En la letra de Barely legal, prácticamente escuchamos anécdotas de un adolescente un tanto perdedor al que las cosas simplemente nunca le salen como esperaba. “I should have worked much harder, I should have just not bothered”. Y es que a veces lo damos todo, por algo que no vale nada. “I wanna steal your innocence, to me my life It just don’t make any sense”. Un puberto que solo piensa en perder su virginidad y al mismo tiempo no es capaz de encontrar un sentido para su existencia, adolescencia pura, pura poesía, con un poco de humor a la American Pie.”I just want to turn you down, I just want to turn you around, oh you ain't never had nothing I wanted, but I want It all”. Casi puedo escuchar a un Casablancas de 16 años.

Quizá la mayor prueba del sentido del humor del que es capaz Julian Casablancas, está en la letra de New York City cops. Canción en la que dice que los policías no son muy listos, y que tuvieron que retirar del álbum por el atentado contra las torres gemelas. La letra de esta canción, sin embargo, no ataca a la policía de Nueva York, los policías a los que se refiere Julian, son esas personas que siguen arbitrariamente las normas sin cuestionarlas, y que por ende, se convierten en sus más acérrimos defensores. “Studied all the rules and didn't want no part”. Esas reglas son tomadas por normales, pero para Casablancas, y muchos jóvenes posmodernos, son motivo de burla, ahí radica su genialidad. Que la sociedad estadounidense haya tomado el sentido literal de esta canción es tan solo parte del chiste.

Para concluir, The Strokes en suma hace una sátira a las cosas de la vida moderna que supuestamente importan: el amor, las preocupaciones de un adolescente, no tener dinero, buscar un sentido a la existencia, y demás cosas que son casi un cliché. Pero lo hacen con una sana distancia irónica, con cinismo incluso, por lo tanto su arte es posmoderno, es un examen acerca de sí mismos, de su propia época decadente y sin sentido. Is this It, es acerca de esta era tan vacía. La vida (pos)moderna es un chiste del que puede uno reírse, o una tragedia por la cual lamentarse. La tomas o la dejas.

Los Fantasmas del Rock y los primeros rocanroles originales en Puebla

Por Polo Bautista


¿Cuál fue la primera composición rocanrolera original hecha en Puebla? Sin duda se trata de una cuestión aparentemente sencilla y a todas luces natural para cualquier interesado en los anales del rock and roll poblano. Sin embargo, la pregunta está lejos de solucionarse satisfactoriamente. A continuación se exponen brevemente algunos datos curiosos y ciertas luces al respecto.

Se tiene por común acuerdo que las primeras agrupaciones rocanroleras angelopolitanas surgieron a finales de los años cincuenta con los Demonios del Rock y Los Teddy Gangs. Ambos conjuntos pueden considerarse pioneros del rock and roll, aunque en ningún caso existen registros de composiciones propias, con todo y que las melodías grabadas en los sencillos de 1962 por los Demonios del Rock están acreditadas a algunos de sus integrantes, asunto por demás incorrecto, pues verdaderamente son adaptaciones o covers.

En consecuencia, los primeros rocanroles originales registrados datan presuntamente de 1965 realizados por Enrique González (también conocido como “El Gallo” o “Chessman”), un rocanrolero importante para Puebla que participó en distintos conjuntos sesenteros destacados, por mencionar: Los Gypsies, Los Frailes y Los Novelistas. No obstante, es difícil suponer que a lo largo del primer lustro de la década sesentera ninguna banda o músico se propusiera realizar semejante logro creativo, y simplemente se conformaron con adaptar los temas más conocidos del repertorio rocanrolero. Por lo tanto, dicho asunto pareciera estar zanjado al no contar con ninguna evidencia material o información medianamente fiable, aunque recientemente surgieron nuevos datos que arrojan algo de claridad sobre el tema. Dicha evidencia se encuentra al revisar la fugaz trayectoria musical de Los Fantasmas del Rock.

Conjunto efímero pero entusiasta, Los Fantasmas surgieron a comienzos de los años sesenta y estuvieron conformados por los hermanos René (bajo) y Óscar (batería) Ayón Rodríguez, Miguel Ángel Bashbush (teclado), Enrique Rosas (guitarra), Luis David Benavides (vocalista) y el antes mencionado González “Chessman” (requinto), apodado así por su parecido con el “bandido de la luz roja” Caryl Chessman. La mayoría estudiantes pertenecientes al Centro Escolar Niños Héroes de Chapultepec donde aprendieron sus primeras lecciones musicales en la Orquesta Juvenil.

De acuerdo con González, los hermanos Ayón y demás integrantes ya habían conformado la banda cuando él se integró de forma un tanto casual: “En una pinta de la escuela los conocí, me dijeron que iban a ensayar y yo les pregunté por lo que ensayaban, pues que un grupo de rock me contestaron y ya me les pegué… Logré gustarle a los muchachos, en ese tiempo jóvenes, chavos, teníamos doce años y me dijeron ‘¿por qué no entras al grupo?”. Entonces el joven “Chessman ocupó el puesto de requinto.

Como todas las bandas rocanroleras por aquellos días, tocaron sus adaptaciones de los grupos consagrados como Los Locos del Ritmo, Los Teen Tops o Los Rebeldes del Rock en la estación radiofónica XEHR propiedad de Don Roberto Cañedo, donde su esposa la señora Josefa Benites los escuchó tocar y generosamente decidió amadrinarlos con unos instrumentos eléctricos. Por si fuera poco, también los introdujo al ambiente artístico de las caravanas que organizaron cervecerías importantes como Corona y Cuauhtémoc Moctezuma para que amenizaran los intermedios de las grandes celebridades que visitaban la ciudad. Así, desde muy jóvenes incursionaron en el ámbito artístico aunque solo por una muy corta temporada.

Durante ese tiempo tuvieron experiencias interesantes y hasta divertidas como la que evoca con picardía González sobre César Costa, quien en los años sesenta solía vestir diversos suéteres de grecas. El solista alcanzó tanta popularidad que se volvió moda entre la juventud portar dicha prenda, y de alguna forma, se generó el rumor con respecto a una supuesta fábrica de suéteres que poseía.

Pues bien, “Chessman” comenta con cierto bochorno lo ocurrido durante aquella presentación en el otrora Teatro Variedades de Puebla: “Una señora muy conocida que se llamaba o se llama Ivonne Recek de Luke le regaló un suéter a César… Entonces a mí se me ocurrió decirle ‘¿oye César no tendrás un suéter que me regales?’. Ya te puedes imaginar mi ignorancia”. Claramente el joven guitarrista no lució desconocimiento, sino ingenuidad infantil al dar crédito a semejante patraña sobre la fábrica, pero no fue el único suceso memorable.

Otro momento singular ocurrió tras bambalinas, cuando la mismísima Julissa sufría de nervios escénicos previo a realizar su número y se confesó con Enrique al decirle: “Ay manito estoy rete nerviosa”. Siendo que verdaderamente los abrumados eran Los Fantasmas del Rock quienes realizaban sus primeras actuaciones a tan corta edad, mientras que Julissa ya figuraba en el ámbito rocanrolero nacional. Aquel día se presentaron además de César Costa, Julissa y Alberto Vázquez, el carismático Enrique Guzmán acompañado por la banda Los Salvajes, quienes generosamente le obsequiaron un cable a González para que pudiera conectar su guitarra eléctrica. Sin duda entrañables recuerdos.

Desafortunadamente, la falta de madurez les jugó en contra y el grupo Los Fantasmas del Rock se desbandó prematuramente, no sin antes incursionar en la composición. De acuerdo con González, el cantante Luis David Benavides compuso dos piezas que llevan por título “El rock de los fantasmas” y “Partiré”, los cuales probarían que hubo iniciativa entre algunos rocanroleros por hacer música propia durante el primer lustro sesentero. En otras palabras, serían los primeros rocanroles originales conocidos que únicamente se conservaron en la memoria de sus protagonistas.

Pero sorpresivamente a comienzos de 2020 y antes de la pandemia desatada por el Covid-19, algunos miembros fundadores del grupo Los Fantasmas se reencontraron para una celebración. Oscar Ayón, Miguel Ángel Bashbush y el varias veces mencionado González recordaron a ritmo del rock and roll los viejos tiempos en compañía de amigos y familiares. Increíblemente un tema compuesto por su desaparecido compañero Benavides se volvió a escuchar después de tanto tiempo (¡casi sesenta años!), y en esa ocasión quedó modestamente registrado gracias a la tecnología de los dispositivos móviles. “El rock de los fantasmas” es una pieza que reboza candidez juvenil, de sencilla ejecución y altamente bailable, con más semejanza a los rocanroles clásicos. Ciertamente una precoz manifestación de creatividad rocanrolera en Puebla.

Posterior a Los Fantasmas del Rock, “Chessman” integró otros conjuntos siendo con Los Frailes donde alcanzó uno de sus mayores méritos como compositor, pues registró para la RCA Víctor los primeros rocanroles realizados por un poblano intitulados “Te perdí” y “Tarahumara”. A pesar de que cuenta con una amplia trayectoria artística como músico y comediante al lado de figuras como Luis “Vivi” Hernández, Paquita la del Barrio, Jorge Falcón o Polo Polo, por su mente nunca se extraviaron aquellos primeros rocanroles que tocó junto a sus fantasmagóricos compañeros de juventud.

Dungen: vikingos pioneros del revival psicodélico en el rock del siglo XXI

Por Jorge Augusto Pérez Peña


En el 2007, un inexperto Kevin Richard Parker, recopiló algunas de sus grabaciones caseras y las envió a cuatro músicos suecos, solicitándoles que mezclaran las pistas, y produjeran lo que él quería que se convirtiera en un Extended Play. La respuesta enviada por parte de Gustav Ejstes, Reine Fiske, Fredrik Björling, y Mattias Gustavsson al chico australiano, fue tan clara como lacónica: “No, no lo mezclaremos, ¿qué le haríamos? Sólo lánzalo, es increíble así como está”. Un año después, este “increíble” material vio la luz y comenzó la exitosa trayectoria de Tame Impala, el resto de esa historia psicodélica inundada de nominaciones, es del dominio público; sin embargo, queda una cuestión, ¿quiénes eran estos cuatro suecos a los que Kevin Parker incluso mencionó en MySpace como una de sus principales influencias musicales?

Se trata de Dungen, un proyecto de rock progresivo que surgió a finales de la década de los noventa en Estocolmo, Suecia; son considerados héroes anónimos detrás del revival que experimenta la psicodelia en el rock del siglo XXI, tendencia usualmente denominada neo-psicodelia, y de la cual King Gizzard and the Lizard Wizard probablemente sea el mejor referente actual.

Este revival en el rock psicodélico, presente en la escena mundial de nuestros días, tiene uno de sus antecedentes en la experimentación musical que Dungen llevó a cabo desde el eterno invierno de su Europa Septentrional. Sus álbumes conforman un mundo de rock lisérgico invadido brutalmente por el paganismo vikingo del Valhalla, con flautas hechizantes, órganos ritualísticos, tambores galopantes que anuncian la guerra, violines danzando al ritmo del cortejo medieval y referencias a la mitología nórdica, con su inherente magia, brujería y politeísmo. Esta propuesta de rock progresivo acorazado con una arraigada influencia de música folclórica escandinava, vio la luz en 1997, con un trabajo homónimo de cerca de 37 minutos en formato “Demokassett”, que no se editó en otro formato por falta de recursos financieros de la banda, sino hasta el 2001, cuando fue lanzado en vinilo de 12 pulgadas, y posteriormente en CD.

El 23 de abril del mismo año en el que los miembros de Dungen recibieron la grabación del hasta entonces desconocido Kevin Parker, se encontraban cerca de lanzar su cuarto álbum de estudio, titulado Tio Bitar (Diez piezas). Es probable que el trabajo implicado en el posterior lanzamiento del álbum para otros países, y las modestas giras que prepararon para promocionarlo, hayan tenido que ver con la negativa de los suecos para producir lo que sería después el primer EP de Tame Impala.

El álbum que Dungen lanzó, fue motivo de una división de opiniones entre sus seguidores, puesto que fue tildado de meloso, e inconsistente en lo referente a la progresión de sus pistas. En Pitchfork, se llegó a decir incluso que habían perdido su “toque hendrixiano”, y desestimaron la energía impresa en las grabaciones del álbum; sin embargo, para una parte de los admiradores del grupo, la presencia predominante de violines y guitarras acústicas con ritmos pastoriles y folk (escuchar C visar vägen), representó una nueva apuesta estética de la banda que demostró su capacidad para reinventarse sin perder su esencia.

Dicha apuesta estética vino impregnada de una atmósfera rural, similar a la que Led Zeppelin consiguió plasmar en su tercer álbum titulado simplemente Led Zeppelin III, mismo que recibió críticas despiadadas incluso por parte de la revista Rolling Stone, por su marcada tendencia hacia el folk, y el country dejando de lado sonidos más “heavy” que caracterizaron sus dos primeros álbumes.

El caso de Dungen, es similar en muchos aspectos, porque luego de tres álbumes en los que estuvo presente una fuerte influencia del rock psicodélico de finales de los sesenta y principios de los setenta (cosa por la cual fueron alabados por la crítica en un principio), al lanzar Tio Bitar, recibieron una mala recepción de la prensa internacional y entre algunos de sus fans; sin embargo, plasmaron en esas “diez piezas”, que por momentos vuelven a estar cargadas de su acostumbrada psicodelia distorsionada y eléctrico frenetismo, un paisaje profundamente calmo, inundado de violines, harpeleik (cítara de cuerdas), y seljefløyte, (flauta de sauce noruega); instrumentos que engalanaban las danzas regionales organizadas en los pueblos nórdicos de la alta edad media y años precedentes, destinadas a celebrar el inicio de la primavera, ceremonias matrimoniales, o natalicios.


Cabe mencionar que la cultura escandinava de la que toma música Gustav Ejstes para las composiciones de este álbum, tuvo un contacto relativamente tardío con el cristianismo, ya que la cristianización de Suecia y Dinamarca ocurrió hasta aproximadamente el año 829, con la llegada del obispo y misionero, Ascario Amiens, quien fue enviado por orden del rey de los francos, Luis I. La inclusión de música típica de una época sin cristianismo guarda una intención neopagana porque (re)inscribe en el contexto de la modernidad referentes culturales de una sociedad cuyas costumbres resultan divergentes a las que provienen de la católica Europa central y meridional, en cuyas manos corre sangre septentrional derramada por el inquisidor evangelio del medioevo.

A través de arquetipos sonoros, Gustav Ejstes, líder y principal compositor de la banda, consigue plasmar el contexto de la vida rural en los pueblos medievales de lo que ahora es Suecia, pero va más allá de una trabajada estética que refleja el profundo amor que tiene por las raíces de su cultura

En su música, la estética articula un discurso, una crítica al obsesivo progreso de las ciudades industrializadas, y a la destrucción que implican para la naturaleza y comunidades que constituyen una minoría en ese país.

En su amado y odiado cuarto álbum de estudio, Dungen critica el neurótico perfeccionismo ético y estético en la sociedad moderna, y a sus arbitrarias estructuras, principalmente, a la familia. Lo anterior, es característico en otras expresiones artísticas de la península escandinava, como el trabajo audiovisual de Ingmar Bergman, en el cual, la familia y el matrimonio monógamo, son objeto de constante crítica, tal como se puede ver en su miniserie televisiva de los años sesenta, Escenas de un matrimonio.

Esa inmisericorde crítica vikinga dirigida al orden conservador de la sociedad occidental, se encuentra bien plasmada en la letra de la canción que se titula justamente Familj (Familia):“ve a casa y siente cómo los viejos roles te asfixian. Mucho ha pasado, y no cambia nada”. Mientras que en Svart är himlen (negro es el cielo) la letra es casi en su totalidad esta frase: “negro es el cielo para la familia que ha montado su tienda de campaña, pensando en todo lo que amaban más que en la vida misma”. Es posible inferir que con estas palabras equiparan la edificación de urbes productivas cimentadas en la familia monógama, a un campamento familiar que debe ser retirado porque el ambiente en pleno cambio exige que la civilización comience a adoptar nuevos estilos de vida, y con la inclusión de arquetipos sonoros medievales a la producción de Tio Bitar, es decir, sonidos cultivados en la vida del campesino nórdico medieval sin cristianismo, y con una cultura no satanizada del incesto, el conjunto escandinavo logra redondear un mensaje sumamente contracultural y anticapitalista, casi censurable, si no tuviera también esa elegante sutileza del arte.

El rock progresivo de Dungen habla en pro de la vida agro-dependiente, de la (re)espiritualización de la naturaleza y los ancestros (cosa en extremo neopagana), y de la desaparición de la familia monógama junto con el orden social que la circunda, algo un tanto utópico, pero congruente con la heredada ideología hippie del rock psicodélico que desde sus primeras grabaciones han influenciado a los oriundos de Estocolmo. Dicha visión del mundo, es también congruente con la organización social de las culturas tribales que habitaron lo que hoy llamamos Noruega, Dinamarca, Finlandia, y Suecia.

Las disertaciones instrumentales de estos pioneros psicodélicos, trasladan al escucha a un auténtico amanecer campestre, embellecido por la quietud de una fauna diversa y retozante, plena de animales en libertad, viviendo de lo que producen, en medio de una granja sin amo ni esclavo. Es completamente opcional relacionarlo con el marxismo, pero no deja de ser posible por su feroz crítica al capitalismo.

La atmósfera creada en Tio Bitar, es digna de un saltarín baile pagano en círculo, con todos tomados de las manos, ebrios de vida, como entre hobbits de La comarca, celebrando que la guerra que erigió el capitalismo en su búsqueda por el poder absoluto sobre todas las razas, ha llegado a su fin, y que las ornamentadas estructuras de hierro, junto con los monstruosos esclavos que las instalaron en donde antes había naturaleza, ya no existen, y una vez más, todos somos una gran familia. La progresión de sonidos in crescendo, es una forma de representar el ascenso triunfal de costumbres nórdicas de la antigüedad sobre aquellas que consideran obsoletas y ajenas desde su primer contacto en el siglo I.

El mensaje contracultural de la banda está incluso en su nombre, ya que la palabra “Dungen”, traducida al español, significa literalmente, “El abono”. ¿Cuál es el motivo de este peculiar nombre?

En el año 9 d.C., hubo un contacto con occidente más antiguo que el producido por el arribo de Ascario a Escandinavia, pero en ese punto no hubo una llegada del cristianismo, ocurrió cuando tres legiones de romanos dirigidos por Publio Quintillo Varo, intentaron conquistar territorio nórdico, y a pesar de que los cerca de 18 mil romanos perdieron la batalla en la llamada Derrota de Teutoburgo, existió un intercambio cultural importante, en el cual, tribus nórdicas aprendieron algunas técnicas de cultivo de los invasores que terminaron siendo integrados a su comunidad. Cuando el clima invernal empeoró al punto de no poder sacar a sus animales porque morirían por las bajas temperaturas, los habitantes de la antigua escandinavia comenzaron a recolectar el excremento de su ganado y lo utilizaron para fertilizar la tierra, el abono. Un truco de los romanos que les ayudó a generar comunidades agro-dependientes por la aceleración que hubo en el desarrollo de su agricultura. Insertar en su proyecto musical el mensaje de poner en práctica el cultivo de alimentos para autoconsumo, es parte de la crítica que elaboran los miembros de Dungen al estilo de vida consumista de la vida moderna.

Comenzando desde lo más recóndito del underground, Dungen conquistó la cima del gusto de una audiencia exigente y difícil de sorprender, su música desembocó en una invasión vikinga de rock psicodélico que abarcó toda Europa, y que formó olas inmensas de nuevos talentos, que inspirados en el trabajo de este conjunto, buscaron emular diferentes aristas de sus sonidos, pero sobre todo, buscaron (re)insertar en el contexto de la actualidad tanto la ideología hippie, como sus prácticas y costumbres no basadas en el capitalismo. El rock psicodélico es una protesta en contra de los convencionalismos de la sociedad represora, cuyo revival es testimonio de la inmensa cantidad de personas alrededor del mundo que actualmente se identifican con el mensaje del movimiento liberal de los sesentas, y quizás también con el contexto represor de aquel entonces. La rebelde voz del rock and roll siempre tendrá algo que decir sin importar dónde se escuche, ni de dónde provenga.

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