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Dámaris Bojor: folk-pirana de corazón


Por Iván Gutiérrez 

 

Dicen que en el desierto no crecen muchas flores, pero cualquiera que haya escuchado a Dámaris Bojor cantar seguro dirá todo lo contrario. Norteña de corazón, esta compositora sonorense ha ido ganándose cada vez más corazones con sus temas de “folk-pirano”, canciones sobre el amor a la tierra, emociones profundas y relaciones transformadoras. 

En apenas un año de carrera artística Dámaris ha podido presentarse en múltiples festivales y estados de la República, ha sido telonera para Daniel Me Estás Matando, ha viajado fuera del país para compartir sus canciones y se ha posicionado como una voz admirada por los amantes del folk y el regional.  

Intrigados por la propuesta musical de esta joven artista, conversamos con ella sobre sus inicios en el arte plástico, el origen de su música, su nuevo sencillo “Nube de Paso” y el álbum que se encuentra grabando y planea lanzar muy pronto. Con ustedes, ¡Dámaris Bojor! 


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IG: Vi en tus redes sociales que antes te dedicabas a la pintura y el muralismo, ¿por qué decides pasar del arte plástico a la música? 

DB: Porque estaba harta del mundo de las artes plásticas, y de estar encerrada pintando, o de estar a ocho metros de altura pintando murales. Me esforcé mucho durante años y la verdad no veía los resultados esperados, es un mundo muy difícil el de las artes plásticas. Para llegar al punto en el que te dediques 100% a las artes plásticas está difícil, acá en Hermosillo tienes que hacer mural, yo lo hice por un rato, pero era demasiado extenuante. 

Dejé ese mundo porque me estaba deprimiendo, hice una “renuncia silenciosa”, poco a poco fui renunciando, porque no me quería retirar al 100%, y ya en la pandemia di mis últimas patadas de ahogado.

En 2022 empecé a abrazar la idea de un proyecto musical, y ya a principios del 2023 saqué mi primera canción, salió con un videoclip, y me puse a echarle ganas a la música. De ahí comenzaron a salir muchos eventos muy bellos, muchas oportunidades. Ahora, a un año de empezar esta aventura, acabo de firmar con una disquera independiente. 

Eso sí, me sirvió mucho estudiar artes plásticas, pero quizás ahí no era, a pesar de echarle tantas ganas. Mucho de lo que aprendí en artes plásticas me ha servido para la música, la parte de conceptualizar, de crear, de aterrizar el proyecto. Hay muchos paralelismos en la parte creativa, así que no se me hizo tan complicado pasar del formato de artista plástico profesional al de músico profesional, tener un portafolio, un currículum, tu statement de artista. Todo el año pasado estuve mandando mi proyecto a diferentes convocatorias, como si fuera mi propia booker, y así se fue abriendo el camino. Mucha gente me ha ayudado, creo que porque ven mi actitud de saber lo que quiero, de manejar un concepto, una propuesta definida, y de moverme en donde se puede.    


I: ¿Cómo entiendes la relación entre música e identidad en tus composiciones?  

D: Tengo 31 años. Algunas personas piensan que empezar a esta edad es empezar tarde, yo no lo creo, y menos para hablar de identidad, porque muchas veces tú no puedes hablar de identidad a los 20 años. Cuando no te enseñan a valorar tus raíces, tú tienes que investigar y encontrar eso que te da base. Siento que el abrazo a mi identidad tiene que ver con una exploración interna que tuve que pasar, eso me lo dio también la pintura. Hace dos años estuve viajando por la sierra de Sonora, comencé a conocer más mi estado, y ahí me inspiré, en la naturaleza que nos rodea, pues siento que empecé a valorar lo que tenemos.

Estuve en un proyecto de pueblos originarios, donde un sociólogo nos enseñó mucho sobre sus dinámicas y prácticas culturales, y fue mucho cultivarme sobre algo que ignoraba. Me llamó mucho la atención saber más de los ocho pueblos de Sonora, me puse a investigar, y eventualmente hice la canción de “Sonora”. Yo respeto mucho a los pueblos, no tengo nada que ver con ellos, pero con esta canción quise hacer algo que representara al estado incluyéndolos a ellos.

En Sonora está la cultura de la sierra y la cultura del desierto, yo conecto mucho emocionalmente con el bosque y los árboles a pesar de ser persona de desierto, conecto con las historias de rancho, de la naturaleza, es el otro paisaje de Sonora. 


I: ¿Por qué escoges el estilo de música folk para tu música?

D: La música regional es muy amplia, tiene mucha historia, aunque la verdad no conozco el género muy a fondo. Yo al inicio quería hacer música ranchera, hice mis primeras dos canciones y me decían que tocaba folk. Pero yo sentía que no estaba sonando como quería sonar, yo quería hacer música campirana, pero para eso tienes que traer una cultura, conocer los instrumentos, conectar con el género. Entonces tuve mi primer concierto y entendí que me faltaba un requintista que tocara la docerola, eventualmente invité a más personas, y uno de ellos, Alex, le metió el toque campirano, le silbaba arreglos y él los sacaba, luego se juntó eso con el bajeo, la voz y la forma folk de tocar. La gente me preguntaba qué tocábamos, yo decía que regional, que ranchero, y entonces se hizo una mezcla muy genuina, hasta que Alex me dijo jugando “tocas folk-pirano”, como folk con campirano, y así lo bautizamos. Hay mucha influencia de estar aquí al lado de Estados Unidos, es una fusión que se dio de forma muy natural. 


I: Platícanos de tu nuevo sencillo “Nube de Paso”. 

D: Nube de Paso se estrenó el 21 de marzo junto con un videoclip, se trata de una canción de amor. Agarré el concepto de una nube como una situación sentimental, una metáfora de una persona que llega a tu vida, te da sombra, eventualmente llueve y luego se va. La quise hacer porque hay muchas canciones sobre no saber soltar relaciones, te enseñan mucho a que te duela, a sufrir por el que se va, pero no te enseñan a cómo recuperarte. Esta canción es del sufrir, pero también de aceptar que la vida sigue. 


I: ¿Qué nos puedes adelantar sobre el nuevo álbum que te encuentras grabando? 

D: Nube de Paso es justo el primer sencillo del álbum “Folk-pirana”, un álbum con canciones que hablan del paisaje, de amor, de identidad, son historias que se mueven mucho entre la ciudad y el campo, hay también un cover de Miguel y Miguel. Lo está produciendo Iván de la Rioja (Daniel Me Estás Matando) con Inmadurez Records, y pretendemos lanzarlo en verano, van a ser un total de 14 canciones. 


I: ¿Cómo percibes la escena musical en Hermosillo? 

D: Muy efervescente, hay mucha propuesta, de todo, no nada más de regional, aquí están surgiendo proyectos muy interesantes, hay un boom de gente creativa, en áreas de cine, fotografía, pintura, está creciendo mucho Hermosillo. 

 

I: ¿Cuál ha sido tu mayor reto como artista independiente? 

D: Tomar una buena decisión sobre cómo encaminar mi carrera al siguiente nivel. Creo que la decisión de no firmar con cualquiera fue el reto más grande, el no confiarle a cualquiera mi música, tanto en la producción como en la distribución. Ahora que ya firmamos siento que le irá muy bien a mi proyecto, siento que ahora vienen nuevos retos y más cabrones, pero estoy lista y enfocada para seguir avanzando en la música. Agradezco mucho a toda la gente que me escucha y apoya de muchas maneras, sin ellos nada de esto estaría sucediendo. 

Riki: synthpop californiano para bailar entre luces neón



Por Iván Gutiérrez


El escenario está teñido de luces neón color azul y guinda, sobre él una joven de atuendo goth-punkero-ochentero (pantalón, botas y guantes negros, cabello estilizado a lo Robert Smith), nos canta con voz hipnotizante acerca del espíritu del amor en un viaje sonoro de atmósferas oníricas. En el puente de la canción la cantante empieza una coreografía sensual, que termina de apoderarse de la atención de todos los presentes. Es oficial: estamos bajo el hechizo de Riki. 

Originaria de los Los Ángeles, California, Riki es una compositora que debutó en 2020 con su álbum homónimo, una propuesta de synth-pop-new wave que incluye ocho canciones de tintes melancólicos, melódicos, surreales y sintetizadores. Tras la cálida recepción del público y una amplia participación en conciertos y festivales por Estados Unidos, Riki lanza su segundo álbum “Gold” en 2021, presentando nuevamente ocho canciones que fusionan la angustia privada con la emoción de un himno, en un sonido que hace eco de bandas como Saâda Bonaire, Strawberry Switchblade, Bryan Ferry y Bananarama. 

Hace un par de semanas tuvimos la oportunidad de escuchar en vivo a esta gran artista, quien nos deslumbró con su actuación en las instalaciones de Richards Goat Tavern & Tea Room. No desperdiciamos la grata coincidencia y siguiendo nuestra curiosidad periodística decidimos entrevistar a esta cantante, quien nos contó más detalles sobre sus álbumes, su trayectoria musical y los planes que tiene para este 2024. A continuación la conversación con Riki. 


***

Iván: Escuché que estuviste en Tijuana hace poco, en un concierto con Boy Harsher, ¿disfrutaste tocar al otro lado de la frontera?

Riki: Sí la verdad fue un gran show, había mucha energía, la gente respondió increíble, me dejaron un sentimiento buenísimo, muy excitante.

I: Cada una de las portadas de tus álbumes son bastante diferentes una de otra, la primera me remite más a influencias goth-post-punk de los 80s, mientras que en la segunda hay una imagen más limpia que hasta parecer rozar con el pop, ¿de dónde viene este cambio?

R: Hay similitudes en el sonido de ambos álbumes, pero también diferencias. El segundo, “Gold”, fue hecho en una etapa en la que estaba sola, buscando recrearme, es una especie de partida, un mundo interno y de fantasía, mientras que el primero, “Riki”, trata más sobre quién soy en el mundo real.

I: ¿De dónde te vino la idea de coverear esta gran canción “Por qué te vas”?

R: Mi mamá es mexicana, su familia viene de Guerrero, así que crecí con esa canción, es algo que mi mamá escuchaba en su juventud. La canción es un clásico, la han covereado muchísimas veces, y es una gran canción, es un tema que puedo sentir, cuando lo canto siento toda la melancolía.



I: El baile es una parte importante de tu show, ¿de dónde viene esto?

R: Viene de la forma en la que siempre he escuchado y disfrutado la música. Creo que la música es más que solo escucharla, y me gusta expresarla más allá de cantarla. así que bailo. Cuando era una niña tomé un par de clases de ballet, después al crecer miré muchos videos de artistas como Madonna, Michael Jackson, y con el tiempo empecé a inventarme mis propias coreografías.

I: ¿Qué opinas de la nueva escena de new-wave y synth-pop que lleva un par de años ebullicionando en California?

R: Está brillando con mucha fuerza, desde hace años que está creciendo todo el movimiento post-punk, desde artistas grandes hasta propuestas undergrounds, y hay suficiente impulso para que surjan muchos eventos y bandas nuevas

I: ¿Cómo fue que te involucraste en esta escena?

R: Cuando era adolescente tocaba en una banda de punk, después cuando crecí me volví más… blanda, quiero decir, desde el principio siempre sentí que quería hacer música pop, de cierta forma, pero tú sabes, mi tipo de pop. Antes era más hardcore punk, no cantaba para nada.

I: ¿Y cómo fue que empezaste a hacer música?

R: Siempre quise hacer música, desde que era una niña, mi primera banda la tuve como a los 13 años.

I: ¿Te gusta tocar en este tipo de venues, como Richards Goat, donde tienes a la gente cerca?

R: Sí, para mí es como casa. He tocado en escenarios grandísimos en los últimos años, y ha sido muy divertido, es también un mayor reto, porque tienes que proyectar más tu personalidad. Aquí es más relajado, y todos están bailando juntos, es un show más íntimo que disfruto mucho.

I: ¿Piensas volver a tocar en México próximamente?

R: Justo tengo la intención de volver en abril. Estaremos haciendo un par de shows en Ciudad de México, Guadalajara y Querétaro.

I: ¿Viene nueva música de Riki en 2024?

R: Sí, tenemos en puerto el lanzamiento de un par de sencillos y después se viene un álbum nuevo en el que estamos trabajando, ¡eso nos tiene muy emocionados!



"Desparecer por completo", de la nota roja a la silenciosa extinción de los sentidos



Cinetiketas | Jaime López |


Luego de comandar "Tiempos felices" y "Solteras", Luis Javier Henaine da un giro de 180 grados a su filmografía con "Desaparecer por completo", una película inscrita en un género diferente al que había abordado en sus anteriores largometrajes.

Así, el egresado de Ciencias de la Comunicación por la Ibero se adentra en el terreno de thriller con una propuesta escrita por Ricardo Aguado (autor de "Souvenir"), que aborda una temática poco explotada en el cine nacional: el vínculo entre brujería, periodismo y políticos.

"Desaparecer por completo" tiene como protagonista a un fotógrafo de nota roja, interpretado por el nominado al premio Ariel, Harold Torres, que, poco a poco, comienza a perder sus sentidos.

Ello luego de registrar en imágenes a un senador moribundo, hallado en estado de putrefacción, que, aparentemente, fue víctima de un trabajo de magia negra.

Desde el inicio de la historia, la comunidad aficionada a las obras de suspenso y terror agradecerán el universo morboso y oscuro planteado en el guion, en donde hay contundentes críticas sociales contra el amarillismo de los medios de comunicación y la banalidad con la que son informadas las muertes de seres humanos.

La trama se vuelve todavía más interesante por la carga psicológica que tiene el protagonista, quien recibe la noticia de que pronto se convertirá en padre, algo que trata de evitar a toda costa.

Enmarcada en atmósferas inquietantes, una característica esencial de los buenos thillers, y con un diseño sonoro sumamente destacable, "Desaparecer por completo" es una pieza atípica en la actual oferta de los cines comerciales.

Sin contar con un gran respaldo publicitario, la cinta ha llamado la atención, logrando ser recomendada de boca en boca y recibir una buena acogida entre críticos exigentes como Jorge Ayala Blanco.

No es para menos. La narrativa de la que echa mano es magnética, pues mantiene a la audiencia al filo de sus butacas a lo largo de todo el relato, uno que es desmenuzado con una precisión milimétrica.

Aunque "Desaparecer por completo" no indaga en el vínculo histórico entre política y nigromancia, genera una gran inquietud a flor de piel en el espectador, esto por su acertado retrato sobre la extinción paulatina y silenciosa de los sentidos de un hombre.

Lo anterior hace que uno revalore su integridad física, así como cada parte de su cuerpo. Imperdible, pero genera una sensación de paranoia al final de la proyección.


Cinetiketas: entrevista con Valentino Alonso de "La Sociedad de la Nieve"



En esta entrega de Cinetiketas charlamos con el talentoso actor argentino Valentino Alonso quien interpreta a Pancho Delgado en la multipremiada película española "La Sociedad de la Nieve".

En esta entrevista de largo aliento, el histrión bonaerense nos narra la dificultad y la preparación física y mental necesaria para lograr ciertas escenas del filme dirigido por J.A. Bayona, nominado al Oscar como Mejor Película Internacional.



Para más charlas cinéfilas suscríbete a nuestro canal de YouTube: Revista Sputnik.

Un conejo que corre, salta y patalea: entrevista con Liliana López León


Por Antonio León | Foto: calvox&periche




Liliana López León es una escritora bajacaliforniana que combina su pasión por la narrativa, el urbanismo y las iniciativas de consumo sustentable. Después de una temporada larga como académica, leva anclas para probar otras experiencias. Una de ellas es la de la escritura de poesía, en la que deja ver su forma de establecer una lógica propia, un amor por los pequeños detalles y los corredores llenos de recuerdos. A la distancia de su nuevo domicilio ubicado en algún lugar de Barcelona, desde el que se transporta a todos lados en bicicleta, nos enfrascamos en la siguiente charla.

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AL: ¿Cómo es la Liliana López que deja de lado la escritura académica para adentrarse en la literatura?

LL: Una Liliana decidida que abraza la ternura, la sensibilidad, el poder de la ficción. En un mundo donde abunda el cinismo, la crueldad, la saturación, creo que es algo valiente. Ahora tengo mayor confianza en la palabra, tanto en la mía como la de mi gremio. Me siento conciliadora, quizá por eso no siento que haya dejado la escritura académica, aunque tenga ya un par de años sin escribir algún ensayo académico. El otro día me invitaron a escribir sobre moda sostenible en la revista de un museo, y dije que sí, vamos a ver si la oferta sigue en pie. Pienso que todo se entrelaza, y que el rigor y esas formas de escritura relacionadas con la ciencia y la producción, a veces se asoman para ayudarme a crear, y procuro domarlas para que no saboteen mi estilo.


Dorothea Lasky dice que la poesía no es un proyecto, hay quien aborda la escritura de poesía como una investigación rigurosa ¿en qué punto te ubicas tú?

Justo he citado a Dorothea Lasky a finales de año porque en eso estoy. Hasta ahora no he hecho ningún proyecto de poesía, todo ha surgido porque necesitaba escribirlo. Suena a lugar común, pero puedo decir que el poema llegaba a mí y era yo quien lo recogía sin buscarlo mucho. Sin embargo, como te decía antes, ahora me ubico en un momento en el que soy más conciliadora, veo posibilidades. Por lo que estoy intentando hacer una especie de proyecto, o prefiero llamarle hilo conductor, de unos poemas sobre los sueños de mis amigas, veremos si logro algo interesante o que resuene.


Anteriormente te conocimos como narradora, ahora inicias una andadura como poeta ¿en qué registro te sientes más plena?

Qué interesante pregunta. Creo que no hay respuesta, sobre todo porque me siento muy plena con ambas formas, solo que de diferente modo, igual que con el ensayo. Podría decir, jugando un poco, que estos géneros son como aspectos de mi persona: la Liliana del ensayo es como la profesora universitaria que he sido; la narradora es la Liliana amiga, que cuenta cosas en voz alta, la que especula situaciones, que se ríe e inventa personajes o escenarios; y Liliana poeta es la que escucha a una voz particular que habla bajito al oído, con voz firme y fluida. Si llegara a escribir una novela, ya te contaré que aspecto tiene esta Liliana.


Este vientre es un conejo de carbón, pero más que carbón, hay otras superficies y querencias entre la luz y la oscuridad. 

Cuando estaba creando el poema que le da título al libro, pensaba en el centro de mi cuerpo como un espacio lleno de movimiento, de energía. Un conejo que corre, salta y patalea, y al ser de carbón también se convierte en fuego. Si lo piensas bien, somos máquinas de vapor, comemos carbohidratos, carbono, y lo transformamos en palabras, sueños, calor.

Es un poemario que, sin planearlo, tiene dualidades, todas provenientes de lo que llamamos mundo natural, pero también de la ciudad y del cuerpo. Hay gratitud y también dolor. El conejo no es un animal que antes me dijera algo particularmente, por eso en el poemario aparecen más los lobos, los gatos, las cigarras, los perros, las aves y ciertas especies de plantas. Sin embargo, es el animal que persistía en mi cabeza cuando tenía estas emociones fluyendo. Luego me di cuenta que el año de su publicación, el 2023, ha sido el año del conejo de agua en el zodiaco chino, y curiosamente, este signo habla de cambios, que para mí, tal cual, ha sido el año de las transformaciones.

En tu libro hay una nostalgia de quien dice adiós continuamente ¿en qué sentido te refleja?

Creo que uno de los aprendizajes más valiosos en mis últimos diez años o más, ha sido aceptar el miedo y el dolor que conlleva decir adiós. Entre viajes, trabajos, ver estudiantes llegar e irse, alejarme o acercarme a personas, a confrontar la muerte de gente querida, he estado diciendo adiós continuamente, y he descubierto para mi sorpresa, que de tanto agitar la mano decir adiós se convierte en un saludo también. Me he desapegado de ideas, de cosas. Esto es en parte la libertad. Eso sí, me sigue costando decir adiós.


Ganaste el Premio Estatal de Literatura de Baja California, en poesía, con este libro. Vives fuera del país desde hace algún tiempo ¿Cómo tomaste esta noticia?, ¿a qué te compromete enlistarte en las fuerzas de la poesía?

Fue una grata sorpresa. La noticia la recibí caminando por la calle, rumbo a mi casa. Aquí era ya medianoche, y en Mexicali aún era de día. Por supuesto que grité, de felicidad. Me sentí un poquito poeta de boina y cigarrillo, porque cuando me dieron la noticia estaba yo recitando un poema de memoria, un poema ajeno. Sentí como que, entre el trabajo, el billete del metro, pensar en la cena, los pies cansados, se infiltraba algo fuerte y poderoso: que soy poeta. No me gusta la palabra poetisa, suena terrible, solo la usaré cuando quede para un chiste.

Después de la noticia, estuve varios días soñando despierta, pensando: un jurado conformado por poetas se tuvo que poner serio, leyeron un montón de libros, y decidieron que el mío era el ganador. Recibí felicitaciones muy cálidas y también mensajes de gente que no conocía. Quiero leer tu libro. Qué afortunada soy, ahora lo recuerdo y me vuelvo a poner contenta.

¡Me encanta lo de “enlistarme en las fuerzas de la poesía”! Me compromete bastante el premio, no como un corset ni nada que se sienta obligatorio. Más bien me da un impulso, el premio es una luz. Aunque tengo que decir, que desde que empecé a escribir poesía de nuevo (porque antes la escribía de niña y de adolescente), supe que había encontrado un refugio permanente como lo digo en la solapa del libro. Un cuento, un ensayo, o cualquier otro texto puede bloquearse o no culminar. Con el poema no me pasa eso, el poema ya nace completo y yo siento que solo voy moldeando su forma.


¿Cuáles son tus proyectos a mediano plazo?

Sigo escribiendo cuentos, cada mes escribo dos o tres. Así he terminado otro libro, que ojalá pueda ver la luz pronto. Estoy creando el poemario sobre los sueños que comenté antes. Hay un libro colectivo cocinándose para este año, pero no puedo decir mucho hasta que esté terminado. Fuera de la literatura estoy trabajando en equipo en un proyecto hermoso sobre cine y bicicletas: vamos a proyectar películas en escuelas, parques y otros espacios públicos de Barcelona, utilizando la energía eléctrica generada al pedalear en bicicletas adaptadas. He hecho la curaduría de películas y cortometrajes y me encanta. La idea es poder replicar el proyecto a cualquier ciudad del mundo.


¿Sueñan las poetas con conejos de carbón?

Soy yo, literal. Es la mejor pregunta que me han hecho. Te quiero, Antonio.

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NOTA: El libro "Este vientre es un conejo de carbón" Premio Estatal de Literatura de Baja California 2022 está disponible para su lectura en ESTE LINK. Gracias por difundir.

Aunque tú no lo sepas: una charla con Karina Galicia

 

Un episodio más de 'Aunque tú no lo sepas' con la talentosa cantante, compositora y arreglista poblana Karina Galicia

Charlamos sobre sus procesos de composición, influencias, estilo y nuevos lanzamientos para este 2024.



Para más entrevistas suscríbete al canal de YouTube de Casa Yonki.

"Al son de Beno" visibiliza investigación sobre la música folclórica mexicana


Cinetiketas | Jaime López |



"Al son de Beno" es el nombre de la película documental con la que el artista plástico, Ilán Lieberman, trata de recuperar y visibilizar el legado de su padre, Baruj Lieberman Gruner, mejor conocido como "Beno", quien dedicó gran parte de su vida a la investigación y grabación de la música folclórica mexicana.

Incluyéndose a sí mismo en el relato, el licenciado en Docencia de las Artes recorre las huellas de su progenitor para mostrar sus aportes a ese género musical.

En entrevista, Lieberman señaló que las grabaciones de sus padres estaban escondidas o "bajo los escombros" por el desinterés de algunos connacionales respecto a la música que se produce en distintas latitudes del país.

Añadió que "Al son de Beno" también tiene el propósito de darle oportuno resguardo al acervo de su antecesor, que fue reconocido en 2016 como parte del programa Memoria del mundo de la Unesco.

En ese sentido, se debe señalar que las grabaciones musicales hechas por Baruj Lieberman Gruner están disponibles en la Fonoteca Nacional.



En otro orden de ideas, el cineasta explicó que "Al son de Beno" también aborda la trágica muerte de su papá, que decidió quitarse la vida a la edad de 52 años.

A pregunta expresa de esta casa editorial, admitió que experimentó una catarsis, pero no durante el recorrido o la filmación de su obra, sino hasta la etapa de edición o postproducción.

Acerca de si recrear o seguir las huellas de su padre fue una manera de revivirlo, respondió que "fue una forma de reencontrarlo".

"Al son de Beno" cuenta con la distribución de Artegios, casa productora fundada por el prestigiado cineasta Everardo González. Se estrenó en 29 pantallas del país y actualmente se proyecta en Baja California, Ciudad de México, Chiapas, Estado de México, Jalisco, Morelos, Nuevo León, Tamaulipas y Yucatán.

La película tiene como una de sus principales virtudes el rescatar las figuras de algunos exponentes regionales de la música tradicional mexicana.

De ese modo, el cineasta logra intercalar videos y fotografías de archivo con imágenes inéditas de los intérpretes y sus familias, lo que indudablemente fortalece la historia y narrativa.

Respecto al suicidio de su padre, no ahonda en el asunto y decide incluir secuencias o momentos que distraen del tema, por ejemplo, la búsqueda y encuentro con su media hermana.

"Al son de Beno" resulta un documento relevante para la promoción de la música folclórica nacional.

Cine mexicano comienza 2024 con posibilidades de nominación al Oscar



Cinetiketas | Jaime López


El séptimo arte nacional podría lograr una nueva nominación al premio Oscar el próximo 23 de enero cuando la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood revele las candidaturas a la categoría de Mejor Película Internacional.

Cabe recordar que para el rubro en cuestión, México seleccionó a "Tótem", el segundo largometraje dirigido por Lila Avilés.

La película referida ya superó el primer filtro de la categoría de Mejor Película Internacional, pues quedó en el shortlist anunciado el pasado 21 de diciembre.

"Tótem" se encuentra entre las 15 cintas semifinalistas que podrían suceder a la alemana "Sin novedad en el frente", que obtuvo el Oscar en 2023.

Algo que podría ayudar a la película de Avilés a colarse entre las cinco finalistas es que se trata de la única producción latinoamericana de la shortlist.

Europa es el continente que tiene más producciones en esa lista semifinal, con un total de nueve; le sigue Asia con tres y África con dos.

"Tótem" es un retrato sobre la pérdida familiar, el duelo y la sororidad, que tiene como principal virtud las actuaciones de todo su elenco, su estilo naturalista y su fotografía similar a la de un documental.

Hasta finales de 2023, la película de Avilés había cosechado 22 reconocimientos, tanto nacionales como internacionales, destacando su triunfo en el Festival de Morelia o en el Ecumenical Jury Prize, del Festival Internacional de Cine de Berlín.

Asimismo, obtuvo el galardón a la Mejor Directora en el Festival Internacional de Cine de Beijing.

Es oportuno agregar que, a lo largo de la historia de los Oscar, México ha sido nueve veces postulado en la categoría de Mejor Película Internacional, de las cuales solamente una ocasión se ha llevado el galardón gracias a "Roma" (2019) de Alfonso Cuarón.



Con "Pole dance", Maryse Sistach regresa a la dirección y cierra trilogía feminista



Cinetiketas | Jaime López |



"Pole dance" es el nombre de la nueva película de Maryse Sistach, la prestigiada cineasta que, con "Perfume de violetas", empezó a visibilizar en pantalla grande los distintos tipos de violencia que padecen las mujeres mexicanas.

Protagonizada por Gimena Gómez y escrita por José Buil, la historia de "Pole dance" gira en torno a una joven madre, en proceso de divorcio, que comienza a ser víctima de acoso.

Cabe señalar que Sistach tenía más de una década y media sin estar al frente de una realización, debido a que no encontraba la manera oportuna de abordar su nueva producción.

En entrevista para Revista Sputnik, la directora ganadora del premio Ariel señaló que buscaba hablar del acoso, pero tardó mucho en el desarrollo de sus personajes y la manera de relacionarlos entre sí.

"Pole dance" representa el cierre de su trilogía sobre la violencia de género, la cual principió con "Perfume de violetas" en 2001 y siguió con "La niña en la piedra" en 2006.

También mencionó que, en los últimos siete años, ha percibido un incremento en las denuncias por acoso, algo que la motivó a sacar adelante su nuevo largometraje.

En cuanto a la impunidad que persiste en el país desde que se estrenó "Perfume de violetas" a la fecha, indicó que obedece a una arcaica estructura mental que debe ser cambiada poco a poco entre hombres y mujeres.

Reveló que en su nueva cinta hay un personaje del ministerio público que muestra la revictimización de la que son objeto diversas connacionales.

Cuestionada sobre la exhibición de su película, que actualmente solo puede disfrutarse en la Cineteca Nacional de Coyoacán, estuvo de acuerdo en que la distribución sigue siendo el principal talón de Aquiles del celuloide mexicano.

Por su parte, la protagonista de "Pole dance", Gimena Gómez, comunicó su alegría por formar parte del nuevo proyecto de Maryse Sistach, cuya filmografía definió como "realista a más no poder".



La intérprete añadió que la realizadora es una impulsora del feminismo y dijo que transmite un mensaje de esperanza en su más reciente creación, la cual tardó tres años en poder ser vista en la pantalla grande.

Por lo que respecta a su personaje, "Magda", señaló que es alguien en búsqueda de ella misma, que inconscientemente está eliminando estigmas acerca de lo que implica ser mujer en México:

"La madre, el objeto del deseo, el pole dance, la exmujer", apuntó.

Condenó la impunidad existente en el territorio nacional y exigió que haya políticas públicas más robustas para prevenir el acoso y casos más graves contra las mujeres.

La única versión de “Silent Night” que necesitas escuchar



Call me old fashioned... please! | Por Mónica Castro Lara |


“Silent Night” no es una buena canción navideña. Es una GRAN canción navideña. Es casi casi el epítome de las canciones navideñas (siento que ya escribí mucho “canciones navideñas” pero entienden el punto). Es lo suficientemente sencilla y delicada y cuya letra, es un tierno y amoroso relato del nacimiento del hijo de Dios y la paz y la alegría que vinieron con su llegada (dejemos tantito a un lado nuestra afiliación espiritual/religiosa).

Parte del problema del que no nos percatemos realmente de lo bella que es esta canción (compuesta en 1818 por el maestro Franz Xaver Gruber y escrita por el sacerdote católico Joseph Mohr), es porque actualmente, la época navideña es todo menos taciturna. Una vez que termina Halloween y los gringos descongelan a Mariah Carey desde el 1 de noviembre, resulta difícil evitar los villancicos y las canciones de navidad en los centros comerciales, en las tiendas, en la televisión, etc. y no es queja, eh. Ustedes ya saben de mi amor y mi fanatismo por la música navideña. Pero claro, para algunas personas que quieren hacérsela de Grinch, se ha convertido en un pasatiempo de temporada el quejarse amargamente del leitmotiv decembrino, de lo horrible e intrusivo que es y de que, en realidad, son las mismas canciones solo que en géneros musicales variados dependiendo del artista que las interprete (en esto último, estoy de acuerdo). En ese sentido, parece que todos los que hacen su propia versión de “Silent Night”, tienen la obligación de agregar más cosas: más voces, más cuerdas, un gran crescendo, un tempo más lento o rápido. A diferencia de la clásica “White Christmas”, que se beneficia de una grabación original espléndida de Bing Crosby, “Silent Night” se ha convertido en un lienzo en blanco sobre el que los productores musicales hacen un dripping a la Jackson Pollock.

Hace un año, a modo de cierre del 2022, les compartí una canción que recién había descubierto gracias a una estación de radio irlandesa de Navidad (bien random mi historia ¡já!). Dicha canción, era nada más y nada menos que el mashup de “Peace On Earth / Little Drummer Boy” de Bing Crosby y David Bowie y que, en definitiva, forma parte de mis ya de por sí ñoñísimas playlists navideñas. En esta ocasión, estuve pensando y repensando (lo cual se me da muy bien) qué canción o álbum navideño podía recomendarles. Estuve a nada de escribir este artículo sobre la muy alegre “That Holiday Feeling!” de Eydie Gormé y Steve Lawrence (que les juro, la primera vez que la escuché, pensé que era el mismísimo Frank Sinatra por el tremendo vozarrón) y que relanzaron Seth MacFarlane y Liz Gillies en su nuevo y sensacional álbum “We Wish You The Merriest” (ya ven que de por sí Seth es mi súper crush, pero de verdad se los recomiendo muchísimo, sus álbumes navideños siempre le quedan relindos). Pero, la verdad es que hay otra canción que se adueña de mi corazón en estas significativas fechas y supongo que, por mis larguísimos párrafos introductorios, ya se habrán dado cuenta de cuál es.

Desafortunadamente, este 2023 perdimos a la maravillosa y contestataria cantante irlandesa Sinead O’Connor, la mezzosoprano de la generación X. El medio deliberadamente decidió opacar su excepcional voz y talento y poner los reflectores durante décadas en sus “escándalos” y controversias, como su famoso “FIGHT THE REAL ENEMY” en Saturday Night Live, mientras rompía la fotografía del papa Juan Pablo II. Podría escribir y escribir sobre la vida de O’Connor, pero hoy quisiera enfocarme en la que yo considero es la mejor versión de “Silent Night” que existe.

Acá entre nos, me da un poco de cringe platicarles cómo es que descubrí la interpretación de “Silent Night” de Sinead, pero a veces las cosas más random nos llevan a acontecimientos extraordinarios y por eso voy a contarles: hace cuatro años, justo antes de que el mundo se paralizara por la pandemia, mi curruñis Hugo compró en súper oferta una de esas películas navideñas gringas sinsentido para pasar el rato. El nombre de la peli es “Fred Claus” y la protagonizan Vince Vaughn, Paul Giamatti y Rachel Weisz. Aunque yo estaba reacia al principio, tras un poquito de insistencia decidí verla y ¡oh sorpresa! Nunca imaginé llorar tanto en una película de ese tipo; la escena donde aparece la canción es el clímax del film y es B E L L Í S I M A. Sientes que descubres y entiendes casi casi el verdadero significado de la Navidad y todas esas ñoñeces. Honestamente, no recuerdo casi nada de la película excepto esa inolvidable escena. Y bueno, como era de esperarse, agregué “Silent Night” de inmediato a mi Spotify y es un must desde entonces.

No hay mucha información acerca de “Silent Night” de O’Connor para serles franca y ahora que lo pienso, creo que es mejor así. Tras mucho buscar, encontré 3 datos en total: 1. que la grabó en 1991, 2. que la produjo su on and off Peter Gabriel y 3. que él mismo toca el teclado. No más. No se necesitó nada más que un teclado y la voz casi angelical de Sinead para hacer la mejor versión de “Silent Night” que existe hasta ahora y no doy pie a debate. Un verdadero orgasmo auditivo; jamás una canción navideña me había transmitido semejante e inexplicable paz. Y me encanta. Para algunos, es curioso o hasta contradictorio el hecho de que Sinead haya grabado una canción prácticamente religiosa tras sus constantes encontronazos con la iglesia católica y, en palabras de Mariana Enriquez (sí, sí, LA Mariana Enriquez): “[…] ella no era antirreligiosa. Al contrario. Siempre buscó la trascendencia, Dios, la fe. Por eso también su rabia con una Iglesia que no daba amor. La gente diciendo todo el tiempo que se contradecía y era controvertida – claro que se contradecía es NORMAL. Y no, la controversia la inventan los demás cuando tratan de disciplinar a la gente y decirle cómo vivir”.

El video de la canción, una cosa ahí medio bizarra, nos muestra a Sinead vestida de la época victoriana y a un hombre que la persigue atraído por su voz (o bueno, al menos así lo interpreto yo). Es raro verla en esos close ups maquillada y con peluca, pero ella divina siempre.

 

Existe también una versión larga de “Silent Night” inspirada en la historia real del ceasefire que tuvo lugar en la víspera de Navidad de 1914 durante la Primera Guerra Mundial. Los soldados alemanes e ingleses bajaron las armas y llevaron a cabo una tregua temporal, celebrando la Navidad juntos en donde se dice, compartieron canciones, algunos regalos y uno que otro partido de fútbol. Sinead también grabó esa versión extendida de la canción, la cual tiene uno que otro párrafo extra.

Con el mundo hecho una mierda, espero que por escasos cuatro minutos y acompañados de la legendaria Sinead, tengamos y sintamos una auténtica “Noche de Paz” en este cierre del 2023. Les quiero.

Spike Lee: cine, violencia racial y orgullo afroamericano



Jorge Tadeo Vargas |


“El arte tiene el poder de provocar cambios sociales”

Spike Lee
 

En mis años de preparatoria, fue cuando me inicié en el activismo; lo hice de la mano del anarquismo y su relación con el movimiento/escena punk que tuvo en la década de los noventa su momento más intenso y activo. Fue una década coyuntural para los movimientos sociales, se gestó el movimiento por la justicia global y todo el altermundismo que se traducía en aquella idea de “otro mundo es posible”. Desde ahí fue que me involucré en distintas movidas, siempre desde el anarcopunk.

Como todo lo que pasaba dentro de ese movimiento, mis inicios fueron bastante dogmáticos y rechazaba todo lo que no fuera anarquismo, con la música hacia ciertas excepciones, lo cual me permitió explorar otras ideas y formas de pensar, especialmente lo relacionado con el rap y fue así que conocí a los Black Panthers y su idea política más cercana al marxismo, y con Eldridge Cleaver me di cuenta que las ideas cuando se llevan a la acción no pueden caer en dogmas o actos de fe, sino al cuestionamiento y la autocrítica.

En esos años mi gusto por el cine se iba desarrollando; así que gracias a mi acercamiento a la cultura afroamericana conocí a Spike Lee, que si bien no fue con el que aprendí la ecuación cine + activismo, si fue quien me enseñó que la cultura pop es un medio muy interesante y efectivo para hacer propaganda social y no solo de mercado.

La primera película que vi de Spike Lee fue “Jungle Fever” (1990) con la que este director intenta darles una vuelta a las comedias románticas que a inicios de esa década comenzaban a ponerse de moda; desde la idea del romance, Lee decide hablar de racismo, de violencia, de ciudades dividas por formas de pensar, de actuar, donde el amor no todo lo puede, al contrario, es la razón por la que todo se va al carajo. Una película repleta de carga sexual, de dogmas religiosos que prefieren exiliar a los hijos e hijas que reconocer lo que esta mal. En la subtrama de esta película se hace una denuncia a la entrada del crack a las comunidades afroamericanas como método de control.

Aunque “Jungle Fever” recibió duras criticas por parte de la comunidad italoamericana, ofendidas por el supuesto cliché violento y racista en que los convierte Spike Lee, el director se defendió argumentando que el guion se basó en la historia de un afroamericano asesinado por salir con una chica del área italiana del barrio de Bensonhurst en la ciudad de Nueva York, por lo que no estaba haciendo nada más que contar una historia lamentablemente muy normalizada en esa ciudad y en esos barrios.

Después del golpe de realidad que significo “Jungle Fever” busqué algunas de sus primeras películas. Era común que estos filmes no estuvieran exhibidos en los videoclubs de mi pequeña ciudad norteña, así que gracias a la buena voluntad de mis amigos de la capital del país, pude ver -y aumentar mi videoteca- “Mo' Better Blues” (1990) donde entendí la intensidad con la que la comunidad afroamericana vive la música y la importancia que tiene para ellos; también descubrí que para Spike Lee, la música es una parte esencial de su filmografía -Jungle Fever tiene una banda sonora compuesta por Stevie Wonder por citar un ejemplo-. También vi su ópera prima “She's Gotta Have It” (1986) una película adelantada a su tiempo, mostrando a una mujer que tiene el control de su vida, principalmente en el tema sexual, donde ella decide vivirlo a plenitud sin importarle nada más.


Con “She's Gotta Have It”, Lee tomó por asalto una industria que no estaba preparada para un cineasta como él: contestatario, confrontativo, irreverente y con una fuerte declaración de principios. Además sorprendió a la industria con su propia productora a la que le dio un nombre muy provocativo: “40 Acres and a Mule Filmworks”.

Si tomamos en cuenta que el nombre de su productora hace sugerencia a lo que era entregado a los esclavos cuando terminó la esclavitud como compensación, no deja de ser una transgresión a la industria de Hollywood.

La cuarta película que vi fue justamente la que lo llevó a la popularidad que mantiene hasta hoy. “Do The Right Thing” (1989). Un filme que es propaganda pura de esa urbanidad racista en la que se mueven muchos de los barrios estadounidenses, mostrando un día en esos lugares, un día de los más calurosos y como en un solo momento todo puede terminar con un caos y un asesinato a manos de la policía. “Do The Right Thing” muestra un barrio dividido entre ítalo y afroamericanos que conviven en una tensión diaria, pero que por una circunstancia muy simple, esa tensión puede ceder y dar pie a mucha violencia. Aquí Lee hace ya una crítica directa al actuar de la policía y aunque para muchos, esta puede ser una forma de invitar a la violencia y a los disturbios, para el director era una forma de mostrar lo que se vive día a día en cualquier barrio, de cualquier ciudad de los Estados Unidos. Habrá que recordar que esto fue muchos años antes del “Black Lives Matter” y que la polémica que se dio en torno a la película fue mucho más perjudicial que benéfica, al menos en esos años.

Para 1992 llega su primera película por encargo. Le piden que tome el lugar de Norman Jewison en la dirección, lo cual hace no sin antes cambiar la dirección de la historia, hacer una revisión aún más a profundidad de las ideas políticas y religiosas de Malcolm X y pasando de las teorías conspirativas a la realidad del asesinato del líder político. Esto le causó muchos problemas a Lee en todo el rodaje, pero al final, se tradujo en su primera película masiva, con éxito en la taquilla y en los premios, siendo la primera nominación de Denzel Washington al Oscar.

La década de los noventa ha sido la época más prolífica de Spike Lee, que, aprovechando las coyunturas globales de esos años, se permitió hacer de su cine una propaganda política y social contra el trato hacia los afroamericanos en los Estados Unidos. Esto se puede ver en películas como Crooklyn (1994), una historia semibiográfica, donde muestra lo que implica crecer dentro del racismo gringo y las luchas que tiene que librar para poder sobresalir en la creación artística. O en la comedia “Girl 6” donde da un giro a “She's Gotta Have It” mostrando los peligros y la violencia con la que viven las mujeres, especialmente las afroamericanas. También fue mucho más directo en su propaganda y crítica como en “Get on the Bus” (1996), donde tomando como punto de partida la marcha del millón para presentar la diferencia que existe en los afroamericanos dentro de Estados Unidos según la clase social, la comunidad en que viven y su religiosidad. Una fuerte crítica a las diferencias entre los propios afroamericanos. También muestra su amor por el deporte, principalmente por el básquetbol y en “He Got a Game” (1998) hace una crítica a la industria del deporte que convierte a los jóvenes en esclavos, en mercancía al mejor postor.

Cierra esa década con dos películas por encargo que muestran su capacidad como cineasta más allá de la propaganda política. Retomando un proyecto rechazado por Martin Scorsese y que Lee pasó de convertirlo en una historia policiaca a una historia más cercana al gueto y lo que se vive en él. “Clockers” (1995) es la semilla de lo que después veríamos en series como “The Wire”. Basada en la novela de Richard Price, quien contribuyo con Lee para armar el guion y entregar para la pantalla grande una historia de corrupción, crímenes y violencia racial.

“Summer of Sam” (1999) fue la película con la que cerró el siglo XX. También por encargo, pero dándole su toque, por primera vez sale del gueto afroamericano y muestra la vida entre los italoamericanos, donde va mostrando el prejuicio y la violencia, teniendo como escenario el verano más caluroso de Nueva York, y como protagonista al asesino en serie conocido como “El hijo de Sam” y a la mejor temporada de béisbol que vivió Reggie Jackson, la única referencia afroamericana de toda la película. Las estupendas actuaciones de Mira Sorvino, John Leguizamo y Adrien Brody son un ejemplo de que Spike Lee es un director capaz de salir de su zona de confort para darnos muy buen cine.

En este siglo, a pesar de que su producción filmográfica se mantiene, la calidad ha disminuido bastante, salvo contadas excepciones como “25th Hour” (2002), una estupenda crítica al sistema penitenciario, “Inside Man” (2006), otra de sus películas por encargo que muestra su capacidad como cineasta, “BlacKkKlansman” (2018) con la que fue nominado de nuevo a los Oscares, basada en una historia real, donde desenmascara cómo funcionan los supremacistas blancos desde la década de los setenta a la fecha. Más allá de esto sus otras películas son prescindibles. Tal vez “Bamboozled” (2000) merece reconocimiento, pues al ser una película con la que Lee trató de experimentar con la cámara, termina perdiendo de vista la historia que es bastante buena, pero no es capaz de desarrollarla a tope o “Chi-Raq” (2015) que basada en la comedia griega “Lisístrata” intenta hacer una crítica a la violencia de pandillas que se vive en Chicago. Por otro lado, películas como Da Sweet Blood of Jesus” (2014) o la desafortunada adaptación por encargo de “OldBoy” (2013) no vale la pena ni mencionarlas.

Hay que aclarar que Spike Lee no es un director político, al menos no lo es desde la lógica de Ken Loach, pues, aunque su cine está lleno de denuncias sociales, al final es un afroamericano privilegiado, que usa su arte para denunciar prácticas racistas, claro desde el sistema, pero tampoco es que quiera cambiarlo de raíz, solo busca que el pastel capitalista se comparta de otra forma. Esto es claro si vemos cómo su productora no tiene empacho en trabajar en el mundo de la publicidad haciendo comerciales para empresas como Nike, Converse, Levi's, Taco Bell, entre otras muchas marcas que son responsables de muchas de las prácticas racistas y segregacionistas en todo el mundo.


Spike Lee se siente cómodo con el capitalismo, siempre y cuando este sea desde su óptica del “color correcto” y hacer esta mención, esta crítica a su persona, más que a su cine, al menos para mí es relevante, pues al final fue parte importante de mi formación activista y de mi cuestionamiento al modelo económico y sus formas de destruir a las poblaciones más vulneradas.

Vale la pena mencionar que Lee es un difundidor de la música afroamericana, no solo invitando a músicos con compromiso a participar en su banda sonora, como lo ha hecho con Public Enemy, Aretha Franklin o Stevie Wonder; sino también ha dirigido videos musicales de artistas a los que considera valiosos en la difusión de su identidad. Es una forma de contribuir a la expansión de una cultura musical que ha recibido muchos atracos a lo largo de la historia estadounidense.

Spike Lee pertenece a una generación de directores que en la década de los noventa apostaron por mantenerse al borde de la industria cinematográfica de Hollywood, pero sin alejarse del todo, conservando cierta independencia creativa a la hora de contar historias y llevarlas a la pantalla grande. Esta fue una generación de directores, escritores, actores que buscaban que sus películas representaran algo, que dijeran algo, una especie de declaración, un manifiesto. Lee lo usó como un medio propagandístico que sin comprometer su calidad como cineasta, logró llevar a cabo una labor de denuncia muy loable.



Desde el exilio en Ankh-Morpork

Jorge Tadeo Vargas; activista, escritor, anarquista, pero sobre todo panadero casero y padre de Ximena. Desde hace años construye una caja de herramientas para sobrevivir.

A veces viaja a Mundodisco.

Now and Then: The Beatles forever



Por Adrián Rivera | 


Hasta el 3 de noviembre de 2023, mantuve la esperanza de ver algún tipo de anuncio espectacular acerca de ver a los Beatles tocando juntos nuevamente. Cuando me enteré que Peter Jackson estaba trabajando en material de las filmaciones del documental ‘Let it Be’, pensé que era cuestión de tiempo para ver algún tipo de experimento con inteligencia artificial, algo como un deepfake de altísima calidad mejor que el video de Paul McCartney de 2021, ‘Find My Way’, donde aparece rejuvenecido en el cuerpo de Beck.

A fines de noviembre de ese año, finalmente se lanzó una nueva versión del documental, ahora titulado 'Get Back', con una duración mayor y una calidad de imagen y sonido sorprendente. Se reveló que se utilizaron diversas técnicas de restauración, incluyendo la separación de voces e instrumentos mediante inteligencia artificial. Aunque la edición de Jackson aportó un enfoque más optimista a las penúltimas sesiones de los Beatles, no introdujo material radicalmente nuevo.

¿Qué tal si se emplearan esas innumerables horas de material de las sesiones de grabación para entrenar una inteligencia artificial que nos brinde nuevas interpretaciones de los Fab Four? Sin duda, Peter Jackson sería el candidato ideal para llevar a cabo este proyecto, ya que cuenta con todas las herramientas necesarias en su compañía de efectos especiales, Weta Digital. Incluso podría considerar la participación de Andy Serkis para llevar a cabo la captura de movimiento de los cuatro músicos.

En cambio, para el video de la supuesta última canción del cuarteto de Liverpool, 'Now and Then', tenemos una versión refinada de un nuevo collage nostálgico como a los que nos han acostumbrado desde que lanzaron 'Free as a Bird', pasando por 'Real Love', 'Glass Onion', 'Here Comes the Sun', etc. Algunos de esos acompañamientos visuales han sido mejores que otros. En lo personal, me gusta mucho cómo animaron el póster del Álbum Blanco para crear el video de 'Glass Onion'.

Los Beatles fueron pioneros en la adopción de muchas tecnologías para crear su música. Sin embargo, en sus últimas creaciones, tuvieron que mantenerse dentro de ciertos límites para garantizar el éxito comercial. En mi opinión, una de las innovaciones más notables en mucho tiempo fueron los remixes realizados por Giles Martin para el espectáculo de Cirque du Soleil, 'Love'.



Y no es de extrañar que así sea, desde que Paul y Ringo estaban trabajando en una nueva canción, se especuló que podrían estar usando inteligencia artificial para crear una versión sintética de la voz de John Lennon y los más puristas se alarmaron. Aun así, otras personas han explorado por su cuenta esta posibilidad con resultados nada desdeñables. Parece que la alternativa más viable para satisfacer mi curiosidad por la 'nueva' música de los Beatles es explorar más de estos lanzamientos no oficiales.

'Now and Then' es solo la última de las versiones avaladas por los Beatles y sus familias. Podríamos decir que es el nuevo cierre canónico, sustituyendo a lo que nos dejaron en 'The End', de Abbey Road, con el solo de batería de Ringo y el duelo de requintos de John, Paul y George, narrado magistralmente por Geoff Emerick, su ingeniero de grabación, en su libro 'Here, There and Everywhere: My Life Recording the Music of the Beatles'.

El video del nuevo sencillo nos va llevando hacia atrás en el tiempo, y al final de la canción, en las plataformas de música disponibles, regresamos al origen con 'Love Me Do', el primer sencillo de los Beatles. Tenemos un cierre circular, un Uróboros, el anhelado regreso al origen, Get Back, ahora sí.

“Nunca hubo un tiempo en el que Yo no existiera, ni tú, ni todos estos reyes; y en el futuro, ninguno de nosotros dejará de existir.”

― Anónimo, Bhagavad Gita

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