Cuando escuché un especial en la radio sobre la increíble y no taaaan
reconocida Dinah Washington, de
inmediato llamó mi atención su tormentosa vida y repentina muerte; pareciera honestamente
como si las cantantes de jazz y blues de la época de los 40s y 50s, tuvieran
una especie de común denominador bastante desafortunado. En este caso, Dinah no
es la excepción y bueno, haciendo a un lado los aspectos personales, déjenme
decirles que esta maravillosa voz, nos dejó en tan poco tiempo todo un legado
de incomparables interpretaciones que hasta la fecha, son consideradas por la
crítica como las mejores y dicho trabajo, continúa inspirando a muchas más
artistas, no en vano se ganó el nombre de “La Reina del Blues”.
Ruth Lee
Jones –su verdadero nombre- nació
el 29 de agosto de 1924 en Tuscaloosa, Alabama y, tras unos años de vivir ahí,
sus padres deciden mudarse a Chicago como parte de la migración en masa de
afroamericanos sureños buscando una mejor calidad de vida y huyendo de la
creciente oleada de grupos de Ku Klux Klan, formando parte de la generación que
sentó las bases para el Movimiento por los
derechos civiles en Estados Unidos. Así como la expresión gringa ‘like a moth to a flame’ nos dice, Ruth
y su familia se involucran rápidamente en la iglesia baptista de Saint Luke en
donde se unen al coro y conocen y experimentan con la música góspel (nuevamente
un común denominador, ¿cierto?); se la pasan prácticamente todo el día en la iglesia
y una inquieta Ruth, comienza a familiarizarse con el piano. Tras varios años,
Ruth se vuelve bastante popular localmente, ganando incluso algunos concursos
de canto. Pero obviamente, Ruth anhelaba algo más y su fuerte carácter,
empezaba a rozar fuertemente con el de su madre, por lo que a la edad de 15 o
16 años, se rebela y escabulle todas las noches junto con su tío para ir a
clubes y contagiarse del ambiente musical nocturno de finales de la década de
los 30s.
Es en esta nueva etapa de su vida,
que comienza a relacionarse con algunos mafiosos negros que la conectaban a su vez
con empresarios y dueños de bares más exclusivos; a ella no le asustaba hacer presentaciones
para este tipo de personajes, sino todo lo contrario, le era fácil entablar relaciones
con ellos gracias al alcohol. Es en el ‘Garrick Stage Bar’ donde ve por primera
vez en vivo a Billie Holiday y
obviamente, se inspira con cada nota de la intérprete. Se dice que Joe Sherman,
dueño del bar, es quien la bautiza con el nombre de Dinah Washington porque para él Ruth Jones no combinaba en lo
absoluto con su talento y no iba a llevarla a ningún lado; necesitaba un nombre
que hiciera que intrigara a la audiencia y le diera mucho más ‘caché’.
Lionel Hampton –pianista y
percusionista- la contrata como solista en su banda de swing y de inmediato,
comienzan una gira nacional que duraría 3 años. Dinah de 18 años, es la única
mujer en la banda y tiene que acostumbrarse a un ritmo de vida bastante agitado
y a cambiar su look de manera forzada; aunque era una banda de hombres, nunca
faltaron las críticas y burlas por su manera de vestir y maquillarse tan
recatada (al ser una chica de iglesia), por lo que tuvo que aprender a cómo deslumbrar
dentro y fuera del escenario literalmente, comenzando así una batalla interna repleta
de inseguridades por su físico que le duró hasta su muerte. Mientras trabajaba
con Hampton, grabó algunos sencillos con moderado éxito para la disquera
Keynote hasta que a finales del ’45, se separa definitivamente de la banda con
la ilusión de brillar con luz propia.
Su single ‘Salty Papa Blues’ entra a la lista de popularidad ‘Billboard Harlem Hit Parade’ que estaba
basada en los éxitos de las rockolas. La lista fungía como una especie de ‘mapa’
en donde podían ubicar y por lo tanto restringir a nuevos artistas a un género
musical específico; dicha categoría determinaría la carrera del artista, el
tipo de publicidad e imagen que tendrían y hasta en qué disqueras podían o no trabajar.
El caso es que a Dinah deciden ubicarla en el género del blues, a pesar de
haber probado un poquito de suerte en el jazz, swing, pop y hasta country con
excelente recepción. Aquí es cuando las emisoras de radio, las revistas y
periódicos, la apodan como ‘La Reina del Blues’. Recordemos que estamos
situados en una época donde era muy evidente la música que se tocaba para
blancos y para negros; el sueño o el objetivo de cualquier artista era poder
sobrepasar los límites entre unos y otros y que realmente su trabajo fuera
reconocido sin distinciones raciales porque significaba mayores ventas de
álbumes, más giras, más conciertos y obviamente, más dinero. Dinah es de las
pocas que lo consigue al ser incluida en las rockolas de restaurantes.
Tres años más tarde, Dinah obtiene el dinero
suficiente para comprar su propia casa. Imagínense qué legendario y
significativo fue que una mujer negra, joven, de Chicago tuviera el capital
para eso en una época complicada para los afroamericanos. Y con la casa,
vinieron las visitas constantes de grandiosas personalidades como Duke
Ellington, Count Basie, entre otros. Sus hermanas aseguran que era todo un
torbellino cuando llegaba a casa porque la gente del vecindario corría a verla
para autógrafos, fotografías y ver si de casualidad les regalaba alguno que
otro obsequio. Con toda esta fama y todo este nuevo dinero, Dinah
inevitablemente se considera una auténtica reina y su comportamiento de diva
era radical y bastante, bastante pesado. Derrochaba dinero en pieles, joyas,
zapatos (llegando a tener más de 300 pares) en pelucas (algunas de muy mala
calidad), en coches, en alcohol y drogas. Por sus mismas inseguridades, le
gustaba desafiar a todo aquel que se atreviera a cuestionarla y su papel de
mujer ruda, negra, gorda y poco atractiva, se lo creyó al 100%.
Los años 50s fueron sin duda alguna, su década más
lucrativa. Se dice que grabó más de 200 canciones, incluidos los éxitos ‘I´ll Never Be Free’, ‘My Heart Cries For You’, ‘Trouble In Mind’, ‘Teach Me Tonight’ y la muy polémica ‘Long John Blues’ que habla sobre un ‘dentista’ en un tono
descriptivamente sexual. De vez en cuando acudía a Las Vegas y hacía
presentaciones con mi muy adorado Tony Bennett, quien siempre ha expresado
maravillas sobre Dinah y su innegable talento. Por ahí leí que Dinah era una
especie de combinación entre Billie Holiday y Ella Fitzgerald; de Billie tenía
la crudeza en la voz y de Ella, la dulzura necesaria para ciertas canciones y
una perfecta dicción. Sus logros más importantes fueron sus apariciones en los
festivales ‘Newport Jazz Festival’, ‘Randalls
Island Jazz Festival’ en Nueva York y el ‘International Jazz Festival’ en
Washington.
Sin embargo, los dos más grandes logros de su
carrera profesional, fueron los éxitos ‘Unforgettable’
(más conocida en la voz de Nat King Cole) y ‘What A Diff’rence A Day Makes’ ambos sensacionales singles
lanzados en 1959 y que le valieron distinciones y premios como el Grammy. A
pesar de ser canciones icónicas, he de confesarles que prefiero otras que les compartiré
más adelante. Retomando su vida personal, Dinah tuvo 8 matrimonios (hay quienes
aseguran que fueron 9, pero bueno) sumamente tormentosos que duraban 1 o 3
meses; en su mayoría, los esposos eran músicos de jazz que únicamente se
aprovechaban del dinero de la cantante pero que a la vez, les incomodaba
demasiado ser conocidos como ‘el señor Washington’. Vivió violencia física y
psicológica y convivió muy poco con los dos hijos que tuvo ya que por razones
de trabajo, se veía obligada a dejarlos encargados con su madre o con otros
familiares. Si bien ella era problemática, sus fugaces relaciones no le hacían
nada bien, salvo para inspirarla a cantar canciones de amor y desamor.
El tema de las drogas, era bastante complicado.
Todo el mundo sabía que Dinah se infestaba de pastillas para lograr hacer
cualquier actividad durante el día: tomaba píldoras para dormir, para
despertar, para cantar, para adelgazar, para no comer, para ir al baño… para
básicamente todo pues. Sus amistades más cercanas fueron testigos de su
anorexia y también de su alcoholismo. Pero no podían hacer nada en contra de
los deseos de ‘la reina’. Es el 14 de diciembre de 1943, que Dinah muere
‘repentinamente’ a los 39 años; la causa de su muerte se debió a una sobredosis,
producto de la combinación entre secobarbital y amobarbital. En ese momento,
estaba casada con Dick "Night Train"
Lane, jugador de futbol americano. Es imprescindible que les comparta el
siguiente texto que leí mientras investigaba sobre su muerte y que resume a la
perfección la vida de Dinah:
“[…] dejó atrás su vida turbulenta a la tierna edad de 39 años. En ese corto período, una mezcla inestable de innegable talento e inseguridad profundamente arraigada la llevó a la cima de la fama y la profundidad de la duda”.
Póstumamente, Dinah fue incluida en el Salón de la
Fama del Jazz de Alabama en 1986 y en 1993, en el Salón de la Fama del Rock and
Roll. Tres de sus grabaciones se han incluido en
el Salón de la Fama del Grammy. Es reconocida como una de las voces más fructíferas
de dichos géneros musicales y, era la eterna favorita de la ya fallecida Amy
Winehouse, otra terrible pérdida prematura. Me quedó con lo que menciona el
legendario Quincy Jones acerca de Dinah:
"[…] podría tomar la melodía en su mano, sostenerla como un huevo, abrirla, freírla, dejarla chisporrotear, reconstruirla, volver a poner el huevo en la caja dentro del refrigerador y aun así habríamos entendido cada sílaba".
¿Recuerdan que les dije que tengo 2 canciones
predilectas de Dinah? Pues una es ‘Only A Moment Ago’ que ya les compartí
arribita y la otra es ‘Baby Get Lost’ que me parece, capta toda la esencia de
esta grandiosa mujer. ¿Ustedes cuál prefieren?