Girls go ska: barahúnda de brujas y saxofones


Girls go ska es una agrupación mexicana que combina los ritmos del ska, el reggae y el rocksteady para contar historias con composiciones originales y tomando como inspiración sonidos y bases del jazz, soul y hip-hop.

El proyecto musical conformado por Mariela Sánchez (batería), Jocelin Nieto (percusiones), Daniela Mecalco (bajo), Elizabeth Piña (saxofón tenor), Arlet Morán (saxofón alto), Soledad Arredondo (voz y sax) y Yamir Moreno (guitarra); cuenta ya con cuatro años de trayectoria y ha compartido escenario con bandas como Los Auténticos Decadentes, The Skatalites, Maskatesta, Los de Abajo, La Tremenda Korte, Liran Roll, Rude Boys, Salón Victoria, Silverio, Estrambóticos y Enjambre, con quienes han colaborado directamente con la canción Hematófago

Somos seis brujas y un poeta caminando con el ritmo, descifrando el algoritmo para decirnos la neta. Con la conciencia repleta de lo que es y será. Mucha magia existirá removiendo sentimientos, conjurando el movimiento, mientras suena Girls Go Ska. 

Girls go ska ha pisado diferentes escenarios y eventos de la talla del Festival Skatex (en sus ediciones 2018 y 2019), la visita de la banda argentina Skatoness a Querétaro (2019), la Glorieta de Insurgentes (2019), el Palacio de los Deportes (2019), el Caminante Fest (2019) y la Fiesta Internacional de Libro de Puebla (2020).

Actualmente están promocionando el sencillo "Quédate", segundo adelanto de lo que será su primer álbum de estudio que se publicará a principios de 2021, y estará conformado por ocho temas originales de la banda. Pueden seguir y conocer más del trabajo de Girls go ska en Spotify, en diversas plataformas musicales y en sus redes sociales oficiales.

Letrinas: Don Pez


Don Pez

Por Samanta Galán Villa


A tus cincuentas seguías dándole baile al cuerpo. Todos te conocían como el borracho que animaba las fiestas. Yo no, a lo mejor porque me inicié tarde en ese ambiente. Te conocí porque manejabas el taxi que nos llevaba hasta Morelia e ibas por nosotros a la casa cuando mi abuelito tenía que ir al hospital. Me mirabas por el retrovisor y guiñabas el ojo. También te veía, tu cara reseca y escamosa me daba náuseas.

Así me fuiste agarrando confianza, hasta que al fin te animaste a invitarme a un baile, en honor a la patrona Santa Rosa. Los Players cerrarían la semana de fiestas y jaripeos. ¡Claro que te mandé a la chingada! No soy una modelo, pero tampoco estoy tan jodida. Terminé yendo con mis amigas y ahí te encontramos. Les invito las cervezas, dijiste, apestando a colonia barata. Mis amigas se rieron, pero yo no. Lo único que vi fue tu piel de pez.

Con el tiempo te perdí la repulsión, pero no como para andar contigo. Yo apenas terminaba el bachillerato y tú tenías tres hijos con una mujer que te abandonó porque ya no aguantaba tus infidelidades. Dicen que a veces te encontraban tirado en medio de la calle, meado y con el vómito resbalándote hasta el ombligo. Margarita, ven Margarita, decías entre el llanto y palabras a medio terminar.

          Margarita estaba en la capital con otro, todos lo supimos. Tus hijos te agarraron coraje y prefirieron olvidar que, en un pueblo en medio de la Sierra Madre, estaba su padre el infiel. Nadie se haría cargo de ti cuando estuvieras viejo, nadie te aventaría una tortilla para que no te murieras de hambre. Entonces tuviste la mejor idea de tu vida y te endeudaste para comprar el taxi.

El camión que va a Morelia sale cada hora, pero hay gente que tiene prisa, que debe irse de volada. Ahí es cuando te llamaban y cobrabas el doble. Aunque se nos hacía un robo, no nos quedaba de otra porque hay cosas que el tiempo nos quita y el dinero no recupera.

 Hiciste una reputación, ya no eras el borracho, sino el que sacaba de apuros y llevaba a la gente a la capital o a otros pueblos en tiempo récord. También con eso aumentaron tus ganancias. Preferiste bajarle a la tomadera y gastarlo en invitar a las muchachas a los jaripeos, a pasear al río y luego a tu casa.

Nunca ocultaste tu gusto por la putería y me da risa que hasta pensaras que yo te haría caso. No creas que no me gustaron tus regalos, los peluches envueltos en bolsas de celofán con las orejas chuecas o los ramos de rosas que aún traían espinas. He de confesarte que me sentía bonita, cotizada. Era, o así lo creía, la inalcanzable.

Terminé la prepa y mis papás dieron todo lo que tenían ahorrado para que estudiara enfermería en Morelia. No querían que terminara como ellos. A las enfermeras se les respeta y son muy inteligentes, una enfermera vale más que cualquier mujer que lleva a moler el nixtamal, eso decía mi papá muy orgulloso cuando me dejaba en la parada de autobuses. Todos sabían tu fama de mujeriego, y él prefería que tomara el camión a última hora que irme contigo.

¡Don Pez, ya se estaba tardando!, ándele que va a anochecer, te decía los viernes cuando aparecías en Mil Cumbres para subir pasaje. Me podían más las ganas de volver a la casa, que el regaño de mi papá por tomar el taxi. Ya no te miraba por el retrovisor la cara escamada ni los guiños de ojo. Ahora veía las montañas, las vacas y los borregos que pastaban antes de que llegaran las secas.

Pensé que ya éramos amigos y que dejaste de lado tus tonterías, por eso me extrañó verte fuera de la facultad esa mañana. Traías tus tenis blancos llenos de mugre, tu gorra del América, los ojos llorosos y en las manos un peluche envuelto en celofán.

Me morí de vergüenza al reconocerte. ¡Hijo de la chingada, vete a la verga! ¿Qué no entiendes? ¿Qué no entiendes que no quiero nada contigo?, quise gritarte, pero no lo hice, no iba a armar un escándalo frente a mis compañeros.

Híjole, ya llegó mi tío por mí. Nos vemos después, le dije a mis amigas y ellas entendieron que debían irse. Que, a fin de cuentas, aunque estudiara enfermería y me juntara con chavas de otro nivel, era del rancho y que una escena así no sería la última. Qué pasó, Don Pez. ¿Nos vamos? Hoy salí más temprano. Hasta parece que me lees el pensamiento. Ándale, vámonos. Tú sacaste el pecho, creyéndote el galán. Me entregaste el cochino oso y me dijiste que cada vez estaba más guapa.

Mírate, quién te viera. Ya preparándote para ser una licenciada. Para ti todos los que tenían una carrera eran licenciados: doctores, abogados, enfermeras, ingenieros, todos. Te agradecí por el oso y te repetí que ya nos largáramos. Te subiste al taxi y pusiste a los Cardenales.

La idea era irnos a Mil Cumbres a esperar pasaje, como siempre. Al pasar por ahí vimos a mujeres del pueblo en la parada y al autobús que llegaba al rancho más lento. Te valió madre y te fuiste de largo. ¿A dónde vamos? ¿No vas a subir gente o qué? No me respondiste y comenzaste a acelerar. Me cagué del miedo. Empecé a rezar el Padre Nuestro y a encomendarme a la Virgen, como me repetía mi mamá que hiciera cuando era niña.

En un punto del camino te orillaste y detuviste el taxi. Vente, te voy a enseñar algo. No quise bajarme, pero insististe. Había un bosquecillo y unos arbustos que comenzaban a secarse. Ya hay una cobija ahí y dejé unas cervezas. Vente, no te voy a hacer nada.

Sentí más coraje que miedo. Pendejo, imbécil. Moví la cabeza diciendo que no, el no que uno hace cuando alguien la caga. ¡Chingas a tu madre, pendejo! ¡Neta que vales verga, por eso te dejó Margarita! Agarré mis cosas y salí corriendo sin detenerme, sin pensar en nada. En ese momento no me di cuenta, pero estaba llorando. A lo lejos vi el camión que iba para el rancho y me subí antes de que me alcanzaras.

Pensé mucho en ti, en lo miserable que eras como para hacerle eso a una muchacha. Tan patético, que tu cara escamosa era la menor de tus vergüenzas. No le dije nada a mis papás porque seguramente hubieran ido por ti para lincharte. Me aguanté, pensando que usaría lo que hiciste para amenazarte si querías acercarte a mí de nuevo.

Ahora míranos, aquí los dos. Tardaron tres días en encontrarte. Mi mamá me marcó por teléfono para darme la noticia. Me dijo que apenas habían encontrado tu cuerpo. Te ahorcaste en medio de un bosquecillo, cerca de la carretera. Encontraron varias cervezas vacías, un oso en una bolsa y un cobertor bajo tus pies. Nadie imagina por qué lo hiciste, si un hombre viejo nada más debe esperar unos años a la muerte.

Dijo mi mamá que no te harían misa, porque las almas que se suicidan no pueden llegar a Dios. Te van a enterrar en el panteón sin banda, sin misa, como a un perro. Por eso vine, y estoy aquí, imaginando a través del ataúd tu cara de pez. No te guardo rencor, porque eso ya no nos sirve.

Margarita vino a tu entierro, llorando. Que de saber que ibas a matarte, no te habría dicho que se va a casar. Creíste que no le importabas a nadie, que nadie se daría cuenta si desaparecías. Viste la soledad que intentaste ahogar en alcohol y saciar en mujeres que sólo te seguían para desfalcarte.

Eras estúpido. ¿No sabes la falta que no vas a hacer a todos? ¿Sabes cuántos van a llegar tarde al hospital, a recibir el Solidaridad? ¿Quién va a traerme a casa los viernes en tiempo récord? ¿Quién me va a decir que he cambiado mucho, que estoy más guapa, elegante, bonita y que voy a ser la envida de las del pueblo? ¿Quién va a mirarme por el retrovisor? ¿Quién?

Ummagumma: 10 años a contracorriente

Por Alejandro Carrillo

@alexiliado


Hay un lugar situado en la plena entraña del país, célebre por su cerveza helada, sus parlantes estridentes y su clientela peculiar; pero reputado principalmente por navegar a contracorriente durante, ya una década, en las ajetreadas noches de la ciudad y sus habitantes. Situado a unos cuantos metros del recinto que en donde se sentaron las bases de la unificación de la patria, el Ummagumma Alt-Rock-Pub (Venustiano Carranza 102-A, Centro) aposenta también y por lo regular a alborotadores, agitadores y activistas; igual de beodos y necios que los villistas y carrancistas de la Soberana Convención de Aguascalientes.

En ese mismo sentido y con toda la intención de hacer bullicio, no resulta inesperado que de la manera más bélica posible el lugar se encuentre puntual y estoicamente ubicado frente a la Casa de la Cultura. Y es que el Ummagumma o Umma, como lo entendemos sus demiurgos más asiduos, bien podría considerarse la Casa de la Contracultura en la ciudad, partiendo del hecho de que durante estos lustros ha abierto sus puertas y micrófonos a la inmensa mayoría de las voces y tendencias del arte y la cultura, dejando a un lado el funcionarismo y los prejuicios de todo tipo. Eso sí, no se sirve banda, reguetón ni cerveza indio porque los principios siempre estarán por encima del negocio.

Su puerta roja casi clandestina, coronada por una brillante "U" eléctrica y centelleante a lo Ziggy Stardust, esconde un largo pasillo repleto de melancólicos carteles y afiches de conciertos legendarios y bandas de culto; sólo para dar entrada a la protagonista del lugar: una barra infinita de madera que muestra orgullosa las cicatrices del vidrio y del tabaco, fruto de las innumerables batallas que se han librado sobre ella a lo largo de estos diez años. Todo cercado por moblaje tapizado con tejido escocés, y por paredes verdes y pistaches, ataviadas con insólitos e irrepetibles cuadros del rock.

El concierto fue especial, por primera vez nos encontrábamos en un sitio donde nuestra música encajaba perfectamente, la pared estaba tapizada de fotos de Morrissey, Siouxsie and The Banshees, Nick Cave y por supuesto The Cure, siempre The Cure como diría el escritor Israel Miranda.

Iván García y Los Yonkis

Es común ver entresemana a poetas y prosistas inéditos leer o escribir las más grandes obras de la literatura anticanónica, chocando los tarros con los que generan la riqueza después de un largo jornal y con gitanos poco entusiastas del calendario gregoriano. Por las noches la tinta, el rímel y los estoperoles desfilan osados por los salones del lugar, mismos que han refugiado por igual a vacas sagradas del rock nacional, gigantes del movimiento rupestre, artistas nacionales y extranjeros de todo tipo, y un sinfín de bandas locales. Alguno de ellos rindió un temerario homenaje en forma de canción al borde del delirium tremens y con el rugido de su Jaguar, otros menos virtuosos inmortalizamos el garito a través de las letras. Lo cierto es que el bar ha trascendido ya su propia existencia en obras que han quedado para la posteridad.

Quizá el encanto radique en su naturaleza anacrónica y camaleónica por igual. A diferencia de otros lugares, en el Ummagumma un sábado nunca será igual a otro sábado, pues cada día es un vórtice irrepetible en donde puedes encontrar y descubrir experiencias de todo tipo: un sabor, una charla enardecida, un disco, una sugar girl. Del soundtrack ni hablamos, por igual te topas un día a Depeche Mode y a New Order, que a Bauhaus y The Smiths, o Bob Dylan y Johnny Cash alternando con The Clash e Iggy Pop. La psicodelia que le dio nombre al pub no puede faltar, mucho menos las letras y acordes de Robert James Smith, santo patrono del lugar.


Hay cierta mitología que envuelve al Ummagumma, algunos cronistas cuentan que en otros tiempos su estructura sirvió para albergar cortejos fúnebres, y si prestas atención entre trago y trago podrás darle sentido a la arquitectura; aquí la recepción, por allá las salas de velación, los corredores y las salas de espera, al fondo la antigua plancha de preparación y embalsamamiento. Incluso si logras aislarte un poco más, podrás escuchar el cuchicheo tétrico de los deudos, y si vuelves la mirada siempre hay un alma taciturna con su ropa más sombría deambulando rumbo al patio. Y es que no hay mejor lugar para olvidar que estamos muertos.

El Ummagumma Alt-Rock-Pub llega a sus primeros diez años en medio de una catástrofe que nos ha obligado a reinventarnos y resistir una y otra vez, tal y como lo ha hecho este monstruo verde de mil cabezas a lo largo del tiempo: entendiendo el mundo de una manera alternativa y a contracorriente. Larga vida al Ummagumma.

Crónica de un peatón: Don Emilio, el contrabajista

Crónica de un peatón | Por Alejandro Carrillo | Foto: Chaneke Correa (Julio 2014)

Don Emilio nos abre las puertas de su casa al tiempo que abre una botella de whisky para celebrar -o quizás no- una noche épica de música de 'etiqueta'. Don Emilo es contrabajista en la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes y ha estado ligado al oficio durante más de veinticinco años; -mi edad- pienso para mis adentros, al tiempo que me pierdo en sus gafas de pasta perfectamente zurcidas con un alambrito y cinta de aislar.

Don Emilio no es diferente a otros músicos; habla como músico, gesticula como músico, alza la voz como músico, se queja de otros músicos como músico, bebe como músico. Busca mi aprobación sobre el concierto de esa noche y yo temo quedarme corto. -¡Poca madre!- es lo único que se me ocurre decir al no encontrar en ese momento un adjetivo más 'a tono' para describir el recital de hace un par de horas. Para mi fortuna, esa respuesta parece complacerle a Don Emilio y revira satisfecho -sí, estuvo chingón-.

Me habla de la vida del hombre que se convirtió en músico. Del día que hizo maletas y se fue a la capital a vivir a una vecindad que tenía un grifo de agua helada que usaba como regadera sólo para llegar y aprender de los maestros más reconocidos de la época. Me cuenta que la vida no se ha tornado muy diferente desde entonces y que los músicos tienen las mismas calamidades de hace treinta años. Sin embargo, puedo notar que la música le ha dado a ese hombre más de lo que cualquier mortal pudiese tener en el mundo. No sé lo que sea, pero hay algo que ahí está y que Don Emilio recuerda al  perder su mirada en los círculos anaranjados pintados en los mosaicos del piso.

Se acaba el agua mineral y Don Emilio se sirve uno en las rocas para hablar de música. Habla de Schubert, de Tchaikovsky, de Brahms, de La Quinta, de La Novena, de las más grandes obras de la música clásica. Habla de los violinistas rusos, de los franceses, de los checos; pero algo lo detiene. -Mira, esos güeyes podrán ejecutar perfectamente y ser rubios, pero no te tocan el Huapango de Moncayo, por eso somos más chingones- dice convencido mientras lleva con su índice el compás ternario de la obra -parapapapapá, parapapapapá-.

Don Emilio rocanrolea. Con todo el conocimiento y las experiencias que un músico de su talante puede tener, no olvida la primera vez que escuchó el 'Dark Side of the Moon' y habla de Roger Waters como si estuviera hablando de Mozart -incluso con más admiración-. Recuerda algunos amigos, algunos lugares, algunas mujeres, algunos excesos y concluye con un -soy muy afortunado-, mientras hace una mueca burlona que lo dice todo.

Me marcho de la casa de Don Emilio pensando en volver pronto por otra historia y quizá otro vaso de whisky. Me repito en voz alta eso último que me dijo -soy muy afortunado-.

En memoria de Emilio Sierra Olguín. Gracias por los whiskys y por la música.

Maradona by Kusturica: Eres grande Diego


Por Marco Antonio Hetfield | Neotraba

En 2005 y 2007 el cineasta serbio Emir Kusturica estuvo detrás del astro del futbol argentino. Lo seguía cual paparazzi —a pesar de tener pactado un trato para estar siguiéndolo con cámaras—, “El Diego”, —cómo el personaje excéntrico que fue—, dejaba de lado al equipo de rodaje de Kusturica, uno de los cineastas más prolíficos.

Así es cómo toca hablar del largometraje titulado, Maradona por Kusturica (2008), un documental, que —más allá de buscar retratar la historia del ídolo—, nos presenta una mirada distinta para desentramar la polémica figura que fue el astro del futbol.

Muchos son los ideales que giran en torno de la figura de Diego Armando Maradona, tal vez la más conocida es la de astro futbolístico, es gracias a esta faceta que se nos revela su parte ideológica y política con su ya conocida mano de dios. En los primeros minutos del documental, Maradona declara haber metido el gol de forma tramposa, sabiendo lo que hacía, de acuerdo con el astro, era una forma de vengar todo lo sucedido en la guerra de las Malvinas. Es así que Diego Armando muestra sus tintes comunistas y revolucionario anarquistas, peleando desde la trinchera que le tocaba, es decir, el futbol.

Kusturica hace un trabajo laborioso en este documental, no sólo sigue a Diego Armando con la cámara, se vuelve también parte del documental, ambas figuras mantienen un confrontamiento personal e ideológico, además, podemos visualizar como Diego Armando incita al director a formar parte de todas las excentricidades de su vida personal, de tal forma que visibiliza la disparidad entre las realidades de estos dos personajes, las ideologías, etc.

Diego Armando le permite a Kusturica entrar en esa vida tan propia del astro, llena de elogios, excentricidades y momentos dionisiacos.

La figura de Diego se erige gracias a todos estos hechos. La controversia que gira a su alrededor y se metamorfosea de astro a leyenda y de leyenda a dios. “El más humano de los dioses”,  —de acuerdo al escritor uruguayo Eduardo Galeano—, son las palabras más acertadas acorde a la mirada que el documental expone.

Con la polémica figura de Diego Armando podemos ver retratado un dios griego en la tierra, con defectos  y una vida desenfrenada; su vida, un gran suceso heroico digno de un mito contando a través de los siglos, o, quizá, un pergamino encontrado dentro de una vieja biblioteca, donde lleva la gloria a un pueblo reprimido con anterioridad por otro. Maradona por Kusturica (2008) es un importante documental para entender a tan polémica figura. Su realización asemeja la estructura de un ensayo, es tan sorprendente y surreal como el mismo Diego Armando. Está lleno de momentos dignos de una película de ficción, confronta el mito y el hombre, en este caso, no podemos distinguir al uno del otro.


Publicado originalmente en Neotraba.

Las cinco dimensiones de un hombre delgado

Music in a coma | Por Carlos Iván Carrillo |


Cuarenta y cuatro álbumes oficiales, doce Grammys, un Óscar, un Príncipe de Asturias, un Pulitzer, un sinfín de honores e inducciones y hasta un Nobel despreciado; son la carta de presentación del hombre que tantas veces nos ha reunido para compartir cervezas, experiencias, textos, rolas y el corazón sobre todo.


Definitivamente una influencia importante en todos los que directa o indirectamente participamos en la música y el arte; en mi caso, he engullido la obra de Dylan desde crío y muy seguramente desde el periodo de gestación en el vientre de mi madre.


He revisitado unas cuantas veces las producciones de Bob en orden cronológico con el objetivo de encontrar la manera de dividir y explicar su obra, la mayoría de las veces sin éxito. 

Producción, sonido, instrumentación, género, letras; pocas veces lograremos encontrar un hilo conductor claro entre disco y disco, excepto que —como él mismo lo dijo en el Royal Albert Hall en 1966— “todas mis canciones son de protesta, así que vamos…”

El folk y el rock coquetearon desde los últimos años de los 50, siempre con recelo entre los espectadores. Es importante precisar que el folk rock como lo conocemos hoy, nació en California en 1964 cuando Roger McGuinn y The Byrds mezclaron una guitarra Rickenbacker de doce cuerdas con la influencia de la invasión británica y las letras de folk de Bob Dylan o Pete Seeger. Esto incluso antes de la “electrificación” de Dylan.


Uno de mis discos favoritos de todos los tiempos es “Fifth Dimensión”, grabado y publicado en 1966, producido por Allen Stanton -productor muy poco conocido- que antes sólo había trabajado en los discos más countrys de Jimmie Rodgers y los más bluegrass de Tony Bennett. El álbum “Fifth Dimension” es el tercero de los Byrds, poco valorado a pesar de ser la piedra angular de la transformación del rock de los años 60. El rock sicodélico nace con éste disco y es el puente en la transición del rock basado en el folk y el blues, que después se transformaría en hard rock, glam rock y hasta el rock progresivo. 

No, no, no, el rock sicodélico no nació con “Sgt. Peppers Lonely Hearts Club Band”.

¿Qué tiene que ver esto con Bob Dylan? Pues bien, Fifth Dimension no sólo es el primer disco publicado por The Byrds sin incluir una sola rola de Zimmerman -a petición del mismo Dylan, según Bud Scoppa, el biógrafo de la banda-. Sino que, además, ¿quién creen que fue el que introdujo a Roger McGuinn y compañía al mundo del ácido lisérgico? Exacto, el hombre delgado. Incluso existe el mito de que la canción que le da nombre al disco, la escribió McGuinn en un mega bús de LSD -con ya saben quién- para explicar la teoría de la relatividad de Einstein. Por sus referencias a la droga, el disco y sus sencillos fueron censurados por los medios especializados en ese momento y tuvo muy poco éxito comercial.


Un nombre basado en ese álbum fue el que elegí para este análisis y remembranza sonora, pues curiosamente son cinco las etapas en las que he logrado conectar y segmentar la obra musical y sobre todo vocal de Dylan. El viejo Bob ha sido un camaleón y nunca ha tenido problema alguno para radicalizarse, cambiar su forma de cantar o navegar entre géneros musicales. En las siguientes líneas intentaré, de manera abreviada, precisar las transiciones en la voz y producción de la música de Bob Dylan.

La primera época de Dylan entre 1962 y 1968 será la que seguramente la historia recordará, los homenajes y hasta mofas que se realizan a Dylan en la cultura popular son basadas en esta época; un registro vocal fino y con mucha nasalidad, además de elementos teatrales y recitativos. Esto fue lo que llenó el ojo del productor de sus primeros discos y el responsable del éxito de rolas como “Blowin in the Wind” y “A Hard Rains-a Gonna Fall. John Hammond, famoso por descubrir también a otras deidades de la música como Aretha Franklin, Leonard Cohen, Bruce Springsteen y Stevie Ray Vaughan, entre otros. Se sabe por palabras del propio Hammond que Bobby en sus inicios era un tipo muy indisciplinado en el estudio y que sin importar errores en la guitarra o la voz siempre se negó a grabar segundas tomas. Dentro de esta etapa vocal también se encuentran el “Bringing It All Back Home”, “Highway 61 Revisited” y “Blonde on Blonde” donde mantiene las mismas características nasales de la voz y se pronuncian más las características teatrales al cantar; incluso en canciones como “Subterranean Homesick Blues” llega hasta a rapear sobre la base, sin embargo esta idea, así como gran parte del cambio del sonido acústico de Dylan a uno más pesado, se le atribuye al productor de origen afroamericano Tom Wilson, responsable de producir también los discos más importantes de Simon & Garfunkel, Eric Burdon y The Velvet Underground.


La segunda etapa que encuentro es un periodo muy corto entre el año 1969 y 1973, las producciones desde “Nashville Skyline” hasta la banda sonora de “Pat Garrett & Billy The Kid”, composiciones e instrumentaciones que recuerdan al sonido del clásico country norteamericano y un registro vocal suave, relajado y sin cadencias experimentales ni recitadas. Para esto solicitó los servicios del gran Bob Johnston que después de la chingonería realizada en “Nashville Skyline” produjo también grandes discos para Johnny Cash y Leonard Cohen. Esta etapa termina por el fracaso comercial del disco “Self Portrait” con los viejos fans desconcertados y sin rumbo. Curiosamente no existe memoria en vivo de esta época pues coincide con los años de retiro de los escenarios derivado de un grave y misterioso accidente en motocicleta del que por cierto no existen registros hospitalarios.


Mi época favorita y en la que más disfruto a Bob es de 1974 al 79, a mi parecer los más grandes discos, con un Dylan maduro y una voz estable, cantando en tonos altos y rasgando toda la garganta. Stratocaster negra o Telecaster sunburst en hombro, con canciones agresivas y mucho rocanrol influenciado por The Band, de varones, pues.


Los álbumes más chingones se producen en esta época, “Blood on the Tracks”, “Desire” y “Street Legal”, la producción de estas joyas corren a cargo del mismo Dylan y de Don DeVito, que fue presentado a Zimmerman por Johnny Cash. Sin duda, para mí es el punto más alto de su carrera musical y vocal; además en estos tiempos se realizan los famosos discos en directo “Before the Flood” y el magnífico tour “Rolling Thunder Revue”; gira de 57 conciertos donde comandó a personajes de la talla de Roger McGuinn, Mick Ronson (en ese entonces guitarrista de David Bowie y Lou Reed), Joan Baez, Scarlett Rivera, T-Bone Burnett y el mismísimo Allen Ginsberg, por citar a algunos. Para más información acerca de esta bacanal, recomiendo el libro “Rolling Thunder” que escribe Sam Shepard y claro, el nuevo material cinematográfico del maestro Martin Scorsese.


Con la llegada del disco “Slow Train Coming” y el último año de la década de los 70, Dylan se convierte al cristianismo. Este disco cuenta con las tremendas participaciones de Mark Knopfler, líder de Dire Straits y del productor Jerry Wexler, a quienes Bob intentó evangelizar durante la grabación. En este punto, el hijo de Duluth, Minnesota trató de regresar al mismo ejercicio vocal que presumía a principios de los 60, pero la edad le empieza a pesar. El principio de los 80 es definitivamente una época oscura para las producciones y la carrera musical de Dylan. En el libro “Crónicas Vol. 1” el cantante menciona que se encontraba desorientado y había perdido la fe en su propia capacidad para crear nuevas obras; sin embargo, en 1988 su inducción al Salón de la Fama del Rocanrol y el nacimiento de los Traveling Wilburys junto a Tom Petty, George Harrison, Roy Orbison y Jeff Lyne, reviven a Bob y alcanza los primeros puestos de ventas en las listas Billboard.


Cuenta Dylan en el citado “Crónicas Vol. 1” que en 1989 paseando por Nueva Orleans entró a un local a descansar -e ingerir whisky seguramente- y escuchó a un cantante de blues desgarrar su voz de manera lacónica de la forma más tradicional, breve y concisa. Decide grabar ahí mismo el disco “Oh Mercy” con un estilo muy clavado hacia el blues que aumentaría más en las siguientes producciones. Dylan intenta esconder la nasalidad de su voz, la oscurece y la rompe lo más que puede hasta llegar al punto más sombrío en 1997 con el disco “Time Out Of Mind”. Es esta época donde a Dylan se le declara y se consagra como un crooner y en 2006 publica el que considero su mejor material de los dos miles: “Modern Times” producido por él mismo bajo el seudónimo de Jack Frost; discazo con mucho rockabilly y blues, además del mismo corte vocal de crooner que mantiene a la fecha.


El crooner, el cristiano, el rocanrolero, el countryero y el folkero; cinco etapas temporales para enfrentar la música de Bob Dylan, una de las tantas maneras de disfrutarlo. Espero sirva este análisis para acercar a nuevas generaciones a su obra, más como un consejo que hace años me hubiera gustado recibir, que como una lección. 


Con base en las credenciales mostradas ¿A alguien le queda duda de que Robert Allen Zimmerman es tal vez el artista más prolífico e influyente de nuestras épocas? Quizá, quizá, solo detrás del rompecorazones con sombrero de copa que ahora descansa en paz. Cierro hilo.

Letrinas: Caminar en espiral

Por Adriana Fabian Galicia


Una máscara sobre otra máscara, el nombre de tantos se resume a números, ya no están, la existencia de otros aún más incierta. 

Caminar era libertad, volar lo era, atravesar fronteras. Ilusos e inconformes, nos creímos invencibles. 

Leí 100 años de soledad, entonces conocí la teoría del eterno retorno de Friedrich Nietzsche. A los quince años comencé a sospechar que “quien conoce su historia igual está condenado a repetirla” conjetura totalmente contraria a lo que dice un profesor de historia cuando comienza un nuevo curso. 

No hay razón alguna para ser exceptuados de la tragedia, el quiebre o crisis, es la rutina del mundo; lo es también el placer ya sea hedonista o sensual. 

Hay más, existen sucesos extraordinarios, se atribuyen a la invención divina, muchos los llaman milagros, pero los agnósticos prefieren explicarlo con ciencia. Entre la ciencia e historia, converge el espiral. Son los siglos, corrientes artísticas, modelos económicos, eventos memorables, quehaceres cotidianos, tan solo los días. Apilamiento de nuestra memoria, olvidada o recordada, inventada o modificada, no se acaba, las preguntas tampoco. ¿es un mito, es la realidad, es un sueño? 

Es solo un fragmento del espiral, sigo caminando, a ratos me parece estar sola, aun cuando hay una multitud a mi alrededor, aun cuando solo soy un punto en el eterno universo. El nudo en la garganta, la presión sobre el estómago, un hormigueo recorre mi cuerpo me grita -estás viva-. 

Si hay conclusión, si hay final, tal vez solo el sol lo presenciara. Esa estrella radiante, quemante y vibrante terminará por hacerse una pequeña enana blanca o eso creemos, hasta entonces vamos a dar unas vueltas más.

Ciudad soledad: ucronía musical y un coctel de steampunk sonoro

Por Sergio Martínez


Iván García y Los Yonkis lanzan su quinto disco de estudio llamado Ciudad Soledad. Trabajo que contiene 13 tracks conformados por letras de Iván García y música de Los Yonkis. Esta nueva placa musical producida por Iván Carrillo y grabada en Casa Yonki, condensa referencias estilísticas a Bob Dylan, Johnny Cash, Tom Petty, Neil Young, Bruce Springsteen, y Quique González, rolas repletas de referencias contemporáneas y musicales que nos invitan a desentrañar el ruido de fondo para encontrar una propuesta musical desde provincia.

1.- Ciudad Soledad: carta de presentación del disco. Puede ser Puebla, Analco, Cholula, un bar, o la sala de tu casa, se trata de estar acompañado y compartir con un Jack en la mano, graznar o bailar dancing in the dark.

2.- Tiempo: enumeración de lo observado, de lo gozado y sufrido a través del tiempo, a veces este se detiene eternizar lo vivido.

3.- La loca: los separa el día, son diferentes, a veces contrarios, pero complementarios.

4.- Sarcófago: pareciera que todo sucede en Londres, Puebla o Ciudad Soledad, nunca lo sabremos; la ciudad desaparece cuando la iluminan los primeros rayos del sol, mientras los protagonistas ya descansan en su sarcófago.

5.- Cenicero: cambiar de carril, no de destino; entregarse a lo querido sin miedo a perder la esencia.

6.- Whisky y anfetas: un coctel de pertenencias, de lugares y relaciones, las pastillas y el alcohol es lo de menos.

7.- Desayuno en el bar: recuerdos en cascada, cada cosa, cada elemento es un recuerdo preciso, el olvido no llega de ninguna manera.

8.- Gárgolas: una tristeza como el mar. El testigo que observa, se queda con la arena, duda que exista el mar.

9.- En casa: monotonía casera, monomanía personal.

10.- Carta: mensajes a los que ya no están, misiva que va a ningún lugar esperando que llegue a las manos adecuadas, esperando tener una respuesta.

11.- Vendrá la muerte: ¿importa la forma de morir? Todos nos vamos a enfrentar a ese momento, si es con alguien parece ser mejor que de manera individual.

12.- Gato: ser un caprichoso felino, merodear, ir de un lugar a otro, regresar a casa a tomar un mezcal.

13.- Estepicursor: ir a favor del viento a cualquier parte, deslizarse a ras del suelo. Probar el mineral, olfatear al animal… al humano animal.


Con este disco esta banda poblana nos regala en sus canciones una ucronía musical y un coctel de steampunk sonoro que pretende hacernos llevadero un año de mierda. Quizá estas rolas nos ayuden a transitar por una pandemia que nos ha arrebatado a familiares y amigos y parece no tener fin. El disco ya puede ser adquirido en las redes sociales de la banda.

3 sencillas razones para ver ‘Undone’ sin caer en un bucle infinito

Call me old fashioned… please! | Por Mónica Castro Lara |


¡HE VUELTO! Y créanme cuando les digo que se siente MUY bien regresar a ‘mi casa’, a Sputnik. No crean que estos meses de ausencia pandémica fueron por pura desidia, no. Cuestiones (muy) personales, impedían mi absoluta concentración y la oportunidad de sentarme a escribir tranquilamente para ustedes; espero eso permanezca en el pasado. Quiero creer que alguien por ahí extraña las tonterías que escribo en este espacio y, siguiendo esa lógica, los saludo y les agradezco el que le hayan dado click a este texto. 

El confinamiento de este extenuante 2020, entre otras cosas, nos ha brindado a algun@s la posibilidad de ver series y películas extraordinarias en todas las plataformas de streaming existentes, ¿o no? Pues bien, hace un par de días (en lo que esperaba ansiosa el estreno de ‘The Crown’), me devoré una serie SEN-SA-CIO-NAL que me recomendó mi muy querido amigo René (si estás leyendo esto René: ¡hola, pitxín!) y que de inmediato, quise compartirla con ustedes porque en verdad, no exagero cuando digo que es una joya y vale la pena ser vista, disfrutada, compartida y reseñada, por mucha, mucha más gente. La serie de la que hablo se llama ‘Undone’ y pueden encontrarla en Amazon Prime Video.

Antes que nada, tengo que confesar que me siento un poco mal porque -como dicen por ahí- llego un poco tarde a la fiesta, ya que esta genialidad de serie se estrenó en septiembre del año pasado y yo recién la vi hace un par de semanas. Sorry! Me parece que se combinaron dos factores: 1. Que en ese entonces aún no tomaba la decisión de tener (y mantener) una cuenta Prime y por ende no tenía ni cómo ni dónde verla, y 2. Que en realidad Amazon nunca le dio la publicidad adecuada para realmente darla a conocer. Hay quienes afirman que fue una movida calculada, un afán para mantener a la serie con un estatus de ‘serie de culto’. ¿Será?


Y bien, en lo que Jeff Bezos (CEO de Amazon) continúa haciéndose trillonario, yo por otra parte voy a compartirles tres simples motivos para que vean y amen este fenómeno imperdible llamado ‘Undone’:


La trama.

¡Gracias, gracias, gracias dioses de la televisión por arriesgarse a brindarnos una historia nueva! Estoy cansada, HARTA de los refritos, de los spin-offs, del afán ridículo e insistente por ‘desblanquear’ viejas tramas, de las ‘historias basadas en’ (ya sé, acabo de caer en una contradicción por mi amor a ‘The Crown’, ¡no se atrevan a juzgarme!). Lo que ‘Undone’ me demuestra es que SÍ es posible; es posible contar nuevas, interesantes, honestas y frescas historias, con personajes complejísimos, con hilos conductores que demanden nuestra entera atención y que nos orillen, a querer ver más y más. Es una serie que expone crudamente el tema de la salud mental; la cerrazón de nuestras rutinas, lo limitado de nuestra expectativa de vida, las huellas de abandono, el dolor, las relaciones familiares, TODO bajo un lente metafísico maravilloso. Y yo, como ansiosa profesional, lo agradezco y gocé bastante.  Escrita por Kate Purdy y Raphael Bob-Waksberg (ambos creadores de la exitosa serie animada BoJack Horseman en Netflix, que precisamente toca temas de depresión, ansiedad y adicción), ‘Undone’ trata sobre una mujer latina de 28 años llamada Alma, que sufre un grave accidente automovilístico y que, a raíz de dicho trauma, desarrolla la capacidad de ‘desprenderse’ del espacio-tiempo, así como comunicarse con su ya fallecido padre con el fin de averiguar realmente cómo murió éste. 

Existe durante toda la serie, una tensión constante y palpable entre la imaginación y la realidad; entre la fantasía y lo tangente, es decir, lo que en realidad ocurre con Alma. Este efecto intencionado, nos pone a la par de nuestra complicada protagonista y nos sumerge en un espacio donde el tiempo simplemente no existe, las dimensiones chocan, la mente y nuestros cuerpos se abren y expanden, y nos ayuda a comprender y deducir que las heridas abiertas duelen y persisten en el pasado, en el presente y por supuesto, en el futuro. Asimismo, nos propone desmitificar una enfermedad mental tan nombrada como lo es la esquizofrenia y al menos, hace un esfuerzo por abrir la conversación a otras muchas posibilidades entorno a la salud mental.

Por ahí leí que ‘Undone’, es un viaje de sanación y de reconciliación con uno mismo.” Y no he encontrado una mejor descripción de la serie. No quiero describir más la trama ni hacer ningún spoiler, así que por favor ¡anímense a verla!


La animación.

“Visualmente no es un capricho como, aceptémoslo, lo es ‘Loving Vincent’. La historia no se podría construir sin la técnica y está armada a la par de ella”. Es la respuesta que me dio René (sí, de nuevo tú pixtín) cuando le conté lo fascinada que estaba con la serie. 

‘Undone’ combina dos impresionantes técnicas: la animación por rotoscopia y la animación tradicional.

Vamos por partes porque no es nada sencillo: la rotoscopia consiste principalmente en dibujar encima de un fotograma para imitar el movimiento o, dicho de manera más simple, calcar/dibujar una película real para convertirla a un medio animado. Dicha técnica, fue creada por Max Fleischer (autor de la muy famosa ‘Betty Boop’) por allá de 1914. La serie en este caso combina la rotoscopia y la animación tradicional, sobre fondos que no son otra cosa más que extraordinarias pinturas al óleo.

El procedimiento para la creación de ‘Undone’, fue el siguiente: primero, las actrices y actores grabaron todas las escenas con fondos de pantalla verde (y a veces, ni siquiera eso); segundo, dichas grabaciones se enviaron a un primer estudio de animación donde artistas dibujan encima de dichas filmaciones, convirtiendo a l@s protagonistas en versiones animadas. Tercero, dichas animaciones se enviaron a un tercer estudio donde un equipo de artistas expertos en pintura al óleo y animación 2D y 3D, colorearon a los personajes y escenarios donde se desarrolla la trama. Un trabajo extenuante de año y medio con extraordinarios resultados.

Todo este trabajo y combinación de técnicas de animación, enaltecen la trama y la enriquecen, dando una absoluta libertad creativa a los creadores y guionistas con un presupuesto mucho más asequible. Las técnicas nos permiten experimentar justo lo que vive, piensa y siente Alma durante los ocho capítulos que dura la serie, al romper constantemente las barreras entre la fantasía y la realidad. 



Las actuaciones.

En ningún momento, la animación ‘le gana’ a la trama y mucho menos a las actuaciones. Lo que hace Rosa Salazar, la actriz de ascendencia peruana, ¡es simplemente sorprendente! Cada gesto, cada palabra, cada movimiento nos regalan a una Alma de carne y hueso, llena de dudas existenciales como las hemos tenido tod@s en algún momento de nuestras vidas; una mujer con traumas e inseguridades, que reúne la fortaleza suficiente y necesaria para hacer viajes al pasado y enfrentarse a sus episodios más dolorosos en búsqueda de respuestas que den un poco de sentido a la ‘locura’ que está viviendo, todo con un acento latino bien marcado sin caer en la caricaturización que la mayoría de las veces, se les da a los personajes latinos en series gringas. La química que tiene con el buen Bob Odenkirk (sí, nuestro querido Saul Goodman de ‘Breaking Bad’ y ‘Better Call Saul’) es grandiosa; el dúo padre-hija se goza y se sufre al mismo tiempo. Lo mismo con Angelique Cabral (Becca, la hermana de Alma), Constance Marie (Camila, la madre) y Siddhart Dhananjay (Sam, el novio). Cada ‘performance’ de las actrices y actores, añade toques de genialidad a esta de por sí, grandiosa serie al darnos la posibilidad de empatizar con los personajes y sentirlos muy propios.

Así que ya saben: ‘Undone’ es LA serie que deben devorarse un fin de semana. Sus ocho capítulos de veinte y pico minutos de duración, son una absoluta delicia sensorial. Les prometo que no se van a arrepentir.

“En casa” Iván García y Los Yonkis lanzan “Ciudad Soledad”

De la mano de un segundo sencillo, Iván García y Los Yonkis lanzan al mercado su nueva producción discográfica: Ciudad Soledad. Tras la publicación de “Cenicero” a inicios de noviembre, la agrupación estrena el single “En casa”, tema referente al confinamiento y la situación de emergencia que hemos vivido durante este año. 

“De haberse publicado esta canción en otra época tendría un significado completamente diferente. El enclaustramiento al que fuimos confinados derivó en muchas cosas tanto positivas como otras de origen más oscuro, como la ansiedad o la depresión”.

Este 1 de diciembre se estrena “En casa” en las principales plataformas musicales, dedicada a todos aquellos que permanecieron en cuarentena lejos de los seres amados. Cabe resaltar que a partir de esta fecha también se podrá adquirir la versión digital del disco “Ciudad Soledad” a través de las redes sociales de la banda. El material en formato físico estará disponible a partir del 7 de diciembre con envío a toda la República Mexicana. 

“Habemos personas que no percibimos la realidad en medio de cuatro muros. Necesitamos salir a la calle y recorrer las callejas más antiguas de la ciudad… Esta canción se gestó en casa y esperamos suene en la suya”.

“Ciudad Soledad” es el resultado del trabajo de los difíciles meses de contingencia y representa el quinto álbum de estudio de Iván García y Los Yonkis. Fue grabado, mezclado y masterizado en Casa Yonki y producido por Carlos Iván Carrillo. El arte del disco corrió a cargo de Israel Díaz “Chk Dsg”. 

Momentáneamente no hay una fecha definida para la publicación del disco completo en las plataformas digitales.

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