Letrinas: Mano de Dios

Mano de Dios

Por Breña Román

 

“Debería estar llorando, pero no puedo demostrarlo

Debería tener esperanza, pero no dejo de pensar.”

Kate Bush

 

Corría el año de 1958 cuando Nepomuceno García regresó de Estados Unidos. Había trabajado 10 años para los gabachos, había viajado, conocido mujeres, dejado algunos hijos de pelos güeros y afianzado una buena fortuna, así que decidió que era tiempo de volver a Malpaso. Tan pronto puso un pie en el pueblo, visitó una de las tiendas de su padrino, Otilio Luna, para tomarse una cerveza.

Platicaron de la vida en los Estados Unidos, del compadre que ya había muerto, de la diabetes de Otilio y de la ferretería que Nepomuceno pensaba poner en el pueblo hasta que comenzó a oscurecer y junto con la noche llegó su madrina Griselda a la tienda. Ésta iba acompañada por María, la hija mayor, quien a pesar de tener apenas 16 años ya era conocida por todo el rumbo debido a su hermosura. Nepomuceno se percató de la palidez de su rostro, la serenidad de sus ojos verdes y su cabello negro, pero no se atrevió a decir nada por respeto a sus padrinos y a la señorita.

Cerraron la tienda y cada quien se fue a su casa. Nepomuceno comenzó a visitar la tienda de su padrino a diario, además comenzó a ir a la iglesia a las siete de la tarde y al río por las mañanas con la intención de encontrarse a María lavando la ropa de sus hermanos. Sin embargo, nunca le dirigió la palabra a la muchacha, sentía que rompería un encanto. Hasta que un día de marzo su padrino le mandó hablar, le dijo que él ya sabía que estaba enamorado de María y que estaba dispuesto a darle su mano si iban juntos en el negocio de la ferretería. Nepomuceno no lo pensó dos veces y aceptó el trato. Otilio por su parte, cerró la tienda a las cinco de la tarde y se dirigió a su casa, le ordenó a Griselda que bañara y peinara a los niños y que se asegurara de que María y sus hermanas usaran sus mejores vestidos pues iban a tener una visita muy importante. A las ocho de la noche se escuchó un motor apagarse afuera de la casa. Griselda se asomó por la ventana mientras Otilio recibía al invitado.

A María le dio comezón en la nuca cuando vio a Nepomuceno entrar en la casa, el hombre se fijó en ella, pero ella se dedicó a examinar el suelo al lado de sus ocho hermanos. Otilio Luna ordenó a sus hijos que regresaran a jugar y a sus hijas que trajeran un vaso de agua de limón para su ahijado mientras tomaba a María del brazo para sentarla en el sillón.

Nepomuceno y Otilio acordaron que la boda sería en el mes de mayo, pasando la Semana Santa y la Feria de San Marcos, pero antes de la Feria del Señor del Salitre porque a Otilio se le juntaba el trabajo y para ese tiempo Nepomuceno calculaba haber regresado de un viaje que haría a Guadalajara para concretar algunas cosas de la ferretería. María se limitó a escuchar y a asentir. Pasadas las diez de la noche Nepomuceno se despidió de la familia, le dio un beso a su madrina, un apretón de manos a su padrino y una mirada y un “hasta luego, señorita” a su futura esposa que ella no correspondió.

Esa noche María no pudo dormir, sus hermanas Rebeca y Beatriz querían saber todos los detalles de la futura boda. María solo podía pensar en que, si las cuentas no le fallaban, ese hombre era catorce años mayor que ella y nunca había cruzado una palabra con él. Pensaba además que se quedaría amarrada en aquel pueblo olvidado de la mano de Dios, que pariría a sus hijos ahí mismo en la casa de su madre, que el cabello y los zapatos se le seguirían llenando de tierra, que el calor la seguiría sofocando cada verano y que tendría que seguir soportando el penetrante olor a guayaba que tanto detestaba. Por el resto de su vida. Con un completo desconocido.

Al día siguiente ya todo Malpaso estaba enterado del próximo enlace matrimonial, Nepomuceno había bajado a Calvillo durante la noche y en Las Quince Letras hizo participes a todos de la buena nueva, María escuchó los pormenores de la boca de Tere, su amiga. Que su papá había estado en la cantina y le platicó a su mamá y su mamá le contó a Tere y Tere pues le quería preguntar a María que si era cierto o no era cierto porque Nepomuceno era muy guapo y tenía mucho dinero y decían que sabía hablar inglés. María solo escuchaba y asentía. Hasta que Teresa se cansó de platicar y María tuvo el valor de confesarle que ella no se quería casar y que ni siquiera sabía a qué olía Nepomuceno.

Pasaron dos meses y llego la verbena abrileña. Otilio Luna nunca había llevado a la familia a la ciudad de Aguascalientes, porque eran muchos hijos y había siempre mucha gente. Pero ahora que María se iba a casar era una buena oportunidad para ir a conocer la feria y a comprar los atuendos para la boda, así que le rento a un primo su camioneta y emprendieron el viaje de casi tres horas a la capital. Se fueron el sábado en la mañana y regresarían hasta el domingo en la noche. Se hospedarían en la casa de Nina, una amiga de Griselda, a la cual quería como a una hermana, aunque tenían casi una década sin verse porque Nina se había casado con un ganadero y se habían mudado a Aguascalientes donde tenían una cremería muy fructífera.

María se sintió intimidada al llegar a la ciudad, traía los zapatos llenos de tierra y el estómago revuelto, nunca había viajado tanto y la casa de Nina era muy grande. Solamente tuvieron tiempo de estirarse y usar el baño porque rápidamente salieron a las tiendas a buscar los trajes y los vestidos para la boda porque el marido y el hijo de Nina regresaban de San Juan de los Lagos al día siguiente y tendría que atenderlos. Nina y Griselda se encargaron de elegir el vestido de María, se le tenían que hacer unos ajustes, pero estaría listo para el jueves. Considerando que la boda era el domingo se podría decir que tenían tiempo de sobra. Eligieron las arras, los anillos, las velas, el lazo, la biblia, las copas, el crucifijo y todo lo fueron metiendo en una cajita con mucho cuidado. Además, mandaron a hacer unas bolsitas con arroz con unos anillos pintados y un letrerito que decía María y Nepomuceno, recuerdo de nuestra boda y acordaron recogerlos el jueves junto con el vestido.

De regreso a casa de Nina, ésta le sugirió a Griselda que dejara a María unos días con ella en Aguascalientes para que pudiera recoger los recordatorios y el vestido y ella misma la llevaría a Malpaso el jueves a mediodía, creía que era importante que María se fuera acostumbrando a no estar en la casa de sus papás y que conociera más de la ciudad, además sus hermanas se tenían que hacer a la idea de no verla todos los días. Inexplicablemente y sin consultarlo con Otilio, Griselda aceptó.

Llegaron a casa de Nina pasadas las 8 de la noche, la familia simplemente merendó y se fueron a dormir sin cruzar palabra. Por la mañana, María se despertó en medio de un olor a huevos fritos y chilaquiles, escuchaba voces nuevas en la casa, pero esperó a que su madre entrara por ella y sus hermanas.

Griselda apresuró a sus hijas a que se vistieran, Augusto, el esposo de Nina y su hijo habían llegado durante la madrugada y quería presentarlos, María se encontraba inexplicablemente emocionada, no era la boda, no era la feria, era un presentimiento que cobró sentido cuando, en el pasillo que conectaba la cocina con las habitaciones, se cruzó con un joven con olor a cuero, a madera y a flores. Unos minutos más tarde, María se enteró que su nombre era Juan Bernardo.

Juan Bernardo era la mano derecha de su papá, don Augusto, a sus 20 años llevaba la contabilidad de la cremería. Era el mismo rostro de su padre, pero con la simpatía de su madre, por lo que ya era el encargado de hacer tratos con los proveedores. María escuchaba decir todo eso a Nina mientras lo presentaba en la cocina. No se animaba a levantar la vista del suelo, pero le ardía la nuca, donde sentía los ojos cafés de Bernardo clavados. Sabía que si se atrevía a enderezarse sus miradas se cruzarían y no habría vuelta atrás. Era una mujer comprometida, debía comportarse como tal.

Durante el domingo se dedicaron a pasear las dos familias por la feria. Mientras los adultos conversaban sobre las desgracias de sus conocidos, los jóvenes y niños caminaban en silencio, de vez en cuando interrumpido por expresiones de asombro al ver alguna ardilla correr en el Jardín de San marcos o a algún vendedor ambulante ofreciendo todo tipo de juguetes y María ocultaba en la mano derecha una pequeña flor que Bernardo había tenido el atrevimiento de arrancar de una jardinera para ofrecérsela cuando todos estaban distraídos comprando refrescos.

Cuando comenzó a ocultarse el sol detrás del Cerro del Muerto, Otilio Luna encomendó a Nina la tarea de cuidar a María, Griselda le dio su bendición, los hermanos un abrazo y emprendieron el regreso a Malpaso.

María dio vueltas toda la noche para intentar conciliar el sueño. Traía a Bernardo atorado en los ojos y en la mente. Quería pronunciar su nombre en voz alta. Se levantaba de la cama y se arrastraba por las paredes de la habitación imaginándose que él estaba del otro lado. Luego se arrepentía y rezando buscaba el perdón de Dios por ser infiel a su futuro esposo.

Por la mañana, María agradeció por un día más de vida y se dio cuenta de que no volvería a tener la tranquilidad que sentía en ese momento así que se permitió disfrutar de unos minutos acostada en soledad. Tan pronto se levantó y se desperezó se dio cuenta de que había un pañuelo debajo de la puerta. Se permitió tomarlo, volteó alrededor y se lo acercó a la nariz. Olor a madera, cuero y flores. Sonrió y se vistió. Acompañó a Nina a la cremería y estuvieron ahí la mayor parte del día. Mientras Bernardo hacía cuentas de los productos y sacaba números concentrado frente a un libro, María sentía que el corazón se le iba a salir del pecho. Se le nublaba la mirada. Suspiraba, se mordía el labio y recordaba a Nepomuceno.

Por la noche, cuando todos estaban dormidos y María pedía perdón a Dios por pensar en otro hombre, alguien entró a su habitación. No fue necesario prender la luz ni pronunciar palabra alguna. Un dedo largo y delgado le tocó el contorno del rostro. María se enderezó, trató de hablar, pero el dedo se plantó sobre sus labios. Comprendió todo y se aferró a Bernardo, con ayuda de la luz de la luna trató de encontrar en Bernardo a Nepomuceno, en sus ojos, en sus brazos, en su boca. Y se sintió aliviada de no encontrarlo.

El martes y el miércoles transcurrieron sin mayor novedad. Se dedicaba a pasear con Nina, quien siempre había querido una hija. Fueron de compras, pasearon en la feria, acompañaron a los hombres a los toros. María se entristeció por la muerte en la plaza. Don Augusto le explicó que para eso eran criados. Para entretener a alguien y luego morir. María se sintió identificada. Toda su vida la habían mantenido resguardada en su casa, sin libertad, sin ir a la escuela, sin más tareas que aprender a construir un hogar para al final ser entregada a alguien que, en un baile ridículo, la usaría como diversión y luego acabaría con sus ganas de vivir.

Ahí se enteró que hay toreros que andan a caballo, los llamaban rejoneadores, le dijo Bernardo. Don Augusto tenía muchos caballos y Bernardo era buen jinete. María decidió que Nepomuceno era un patético torero y Bernardo un apuesto rejoneador.

El miércoles en la noche, Bernardo la visitó nuevamente en su habitación. Era la última noche de María en esa casa. Bernardo la invitó a escapar con él, le dijo que Nina, su madre, sería su cómplice, si ella quería podría quedarse escondida ahí y luego se irían lejos de Aguascalientes, de Malpaso, de Nepomuceno y de Otilio. María le explicó que estaba atada de manos, que su padre era socio de Nepomuceno y no podía traicionarlo. María lloró y creyó que era injusto. Bernardo se enfureció y también creyó lo mismo. Se atrevió a besarla en la mano y ella hizo lo mismo en la mejilla de él.

El jueves por la mañana, Nina y María fueron a recoger los recordatorios y el vestido de novia. Al mediodía se despidieron de Augusto antes de irse a Malpaso. Bernardo no apareció, estaba muy ocupado en la cremería hablando con unos proveedores. Al menos eso mandó decir con una empleada. Pero le deseaba lo mejor a la señorita María en su matrimonio. Las mujeres tomaron un camión que las dejó en la central de Calvillo y ahí estaba esperándolas Lorenzo, un conocido de Otilio que las llevaría a Malpaso y luego se encargaría de llevar a Nina de regreso a Calvillo antes del anochecer para que alcanzara el último camión de regreso a la ciudad.

Rebeca y Beatriz se abalanzaron sobre María cuando llegó a Malpaso y le hicieron mil preguntas acerca de su estancia en Aguascalientes. Estaban ansiosas porque su hermana les compartiera un poco de la libertad que sintió esos días. Pero María estaba exhausta, su cuerpo estaba muy cansado y más que eso, tenía la mente nublada por el dolor que ocasiona un corazón roto. Quería que su tristeza fuera suya y de nadie más. No quería compartir sus recuerdos con Bernardo con nadie para evitar que se desgastaran y desaparecieran. Así que se limitó a invitarlas al día siguiente a lavar al río y les prometió que ahí les contaría todo.

Pero el viernes Rebeca no se levantó de la cama, tenía dolores de mujer y Beatriz tenía que ayudarle a su mamá a arreglar la casa, así que María fue sola al río. Tenía que lavar toda su ropa para guardarla en el veliz que se llevaría a la casa de Nepomuceno y caminaba sobre la tierra suelta y caliente que le ensuciaba los zapatos mientras pensaba en eso y se imaginaba la casa de Nepomuceno. Se imaginaba la sala, la cocina, el cuarto, la cama y las sábanas; un sabor amargo le llenó la boca. Al llegar al río vio que había mucha gente y no quería ser objeto de miradas y cuchicheos indiscretos, así que caminó cuesta arriba hasta que por fin se encontró sola.

Fue sacando prenda a prenda del canasto y escucho pisadas, pensó que eran los peones que andaban cortando guayabas en las huertas y se despreocupó. Le entró la nostalgia y se puso a pensar en lo mucho que iba a extrañar a sus hermanos y a sus papás. Era claro que los seguiría viendo, pero ya no sería igual, ya no iba a poder pasar navidad con ellos, ni podría ir a paseos con sus tíos, mucho menos bañarse con sus primos en los arroyos. Ya había renunciado a Bernardo, pero iba a ser más difícil renunciar a su familia y a su juventud.

De nuevo escuchó pisadas, esta vez más cerca. Al parecer era un caballo, pero cesaron repentinamente, volvió a pensar en los peones y las guayabas, o tal vez eran hombres que estaban tomando, tal vez eran una mujer y un hombre haciendo cosas prohibidas, tal vez era Nepomuceno cuidándola. Tal vez era alguien que la quería lastimar. Dios, líbrame del mal, pensó María.

Se giró rápidamente y un golpe en la cabeza le hizo perder el conocimiento. María no sintió cuando le vendaron los ojos. Tampoco sintió cuando la amordazaron ni tampoco cuando la amarraron de manos y pies y la aventaron sobre un caballo que comenzó a galopar como si la vida le fuera en ello. Y es que así era. El jinete y el caballo se estaban jugando la vida.

El primer sentido que recuperó María fue el del oído. Intentó moverse y escuchó a alguien decirle que se tranquilizara, que le perdonara pero que era la única manera, que le prometía que todo estaría bien. Luego recuperó el sentido del olfato. El olor a madera, cuero y flores le inundó la nariz.

Matando Cabos 2: ¿secuela innecesaria o acertado homenaje al cine serie B?

Cinetiketas | Por Jaime López |


Tuvieron que pasar 17 años para que Lemon Films retomara una de sus producciones fílmicas más exitosas, "Matando cabos", aquella comedia de acción que en 2004 lanzó al estrellato a Joaquín Cosío, Silverio Palacios, así como a Kristoff y Tony Dalton. 

Ahora, sin la presencia de los últimos dos actores mencionados y sin una corrida en salas de cine (la cinta llegó directamente a streaming vía Amazon Prime), la historia se centra en los personajes de Rubén, alias "El Mascarita", y de Tony "El caníbal". 

Es decir, Lemon Films recurre al denominado spin-off para expandir el universo que tuvo una buena acogida comercial hace más de una década y media. 

Si bien la mayoría de opiniones de quienes han visto "Matando cabos 2" no han sido positivas, no hay que perder de vista que la puesta del director Alejandro Lozano sólo tiene el propósito de divertir a los espectadores y, de paso, tratar de hacer un homenaje al cine serie B.

Cabe recordar que ese tipo de celuloide se relaciona con aquellas producciones comerciales realizadas con poco presupuesto, que son dueñas de efectos especiales "chafas", pero montados de forma ingeniosa.

Un ejemplo de lo anterior es lo que hizo el cineasta hollywoodense Robert Rodríguez en una escena de "Machete", cuyo protagonista utiliza los intestinos de uno de sus adversarios para saltar de un edificio.

Es decir, el cine serie B no se caracteriza por ser fiel a la lógica, pero sí por atreverse a plasmar ideas descabelladas a la n potencia.

En ese sentido, "Matando cabos 2" tiene más de una secuencia repleta de incoherencias, aunque dichas incoherencias son ejecutadas de manera intencional. Sí, es cierto, a veces el resultado no es del todo óptimo, pero el ritmo logra sostenerse durante los 100 minutos que dura la película. 

Sobre el reparto, Cosío y Palacios demuestran una vez su gran calidad  histriónica, mientras que Gustavo Sánchez Parra deja ver su vis cómica al interpretar a un "Nico" enamorado y lleno de temores. 

Pasando a los nuevos rostros, Carlos Aragón resulta un oportuno antagonista, además de que su historia es un pretexto para versar sobre el cine de luchadores, que fue muy famoso en el territorio mexicano. En tanto, Aranda Sokol es una grata revelación, que revitaliza la franquicia debido a su frescura y naturalidad.

En contraste, el guion desperdicia los talentos de Ana Claudia Talancón y Florencia Ríos, pues sus roles resultan muy circunstanciales, sin diálogos o escenas memorables.

Resumiendo, "Matando cabos 2, La máscara del Máscara" (su título completo) no es una obra redonda, pero tiene buenas dosis de entretenimiento, que se las ingenia para mofarse de las charlas incómodas que se pueden tener en las nuevas plataformas digitales tipo WhatsApp.

Sesiones Colocadas: Sandra Derkiel


La cantautora mexicana Sandra Derkiel nos platica en corto sobre sus influencias, la importancia de la música en el mundo y nos presenta la canción "Horas", en una entrega más de la segunda temporada de Sesiones Colocadas de Casa Yonki Producciones.


SESIONES COLOCADAS TEMPORADA II.
Horas por Sandra Derkiel


Aunque tú no lo sepas: una charla con Diego Álvarez


Diego Álvarez es uno de los músicos contemporáneos más prolíficos de Chile. Su filosa guitarra marcó un hito con la mítica Mecánica Popular y también con la banda de Manuel García. Actualmente forma parte de la agrupación Alejandría y está por lanzar su segundo álbum somo solista. 

Conoce más de este excelente artista en 'Aunque tú no lo sepas' de Casa Yonki y Revista Sputnik:


5 documentales mexicanos que estarán en Ambulante 2021

● Como sección, Pulsos cumple diez años formando parte de Ambulante Gira de Documentales

Ambulante presenta la selección de Pulsos, una de las secciones centrales de Ambulante que nos invita a reconocernos con historias narradas desde México o sobre México. Como sección, Pulsos nace en 2011 como una plataforma para el impulso de documentales mexicanos con voz y visión propia. Diez años después, Ambulante mantiene su compromiso con la difusión de historias contadas desde nuestro país por realizadores que proponen miradas únicas, renovadas y con sentido de agencia.

Este año, Pulsos regresa con títulos de temáticas diversas que interpelan al espectador y con propuestas estéticas llenas de matices. En palabras del comité de Programación: “Son películas que nos revelan el poder de las colectividades de mujeres unidas en torno al reclamo de verdad y justicia; que exploran las complejidades y contradicciones de la institución policial en México, o abordan las amenazas contra la libertad de expresión y el periodismo libre; reflexiones sobre la impronta de la tecnología en los seres humanos y en el planeta; y un retrato sublime de la Ciudad de México en blanco y negro”.

Se exhibirán los siguientes títulos:

Una película de policías | Dir. Alonso Ruizpalacios | México | 2021

Silencio radio | Dir. Juliana Fanjul | Suiza, México | 2019

Te nombré en el silencio | Dir. José María Espinosa | México | 2021

Ciudad | Dirs. Carlos F. Rossini, Maya Goded, Julio Hernández Cordón, Nuria Ibáñez | México | 2020

Usuarios | Dir. Natalia Almada | Estados Unidos, México | 2021


Destaca la presencia de Una película de policías de Alonso Ruizpalacios, película que inaugura la Gira de Documentales en el estado de Oaxaca y que en palabras del director: “Explora de forma muy innovadora la figura del policía como la frontera entre el ciudadano y la ley”.

En los próximos días daremos a conocer otras secciones de la programación que incluyen más títulos de producción mexicana. Como la selección de la séptima generación de Ambulante Más Allá y Coordenadas, que agrupará largometrajes y cortometrajes exclusivos para cada estado, los cuales abordan problemáticas y manifestaciones regionales.

Ambulante Gira de Documentales viajará a cinco estados entre el 3 de noviembre y el 5 de diciembre de 2021: Oaxaca (del 3 al 7 de noviembre), Veracruz (del 10 al 14 de noviembre), Aguascalientes (del 17 al 21 de noviembre), Michoacán (del 24 al 28 de noviembre), Ciudad de México (del 1 al 5 de diciembre). Finalmente, la Gira concluirá con un programa digital del 6 al 15 de diciembre, disponible para usuarios y usuarias en toda la república mexicana.

Banda sonora: travesía literaria entre rones y canciones

La Editorial Agujero de Gusano ha lanzado un nuevo título que representa el cuarto libro de esta casa editora independiente y segundo del año 2021, tras la publicación de la antología de poesía hidrocálida "Breviario pandémico".

"Banda sonora" es el primer título escrito por un autor en solitario para Editorial Agujero de Gusano y se suma a la colección de narrativa junto a "La ciudad de los ahorcados" (2019) y Resaca: relatos rescatados (2020).

Una veintena de ficciones aderezadas por algunos versos componen la segunda obra literaria de Sergio Martínez, tras la publicación de "Rayos y relámpagos" en 2016. El autor nacido en Puebla en 1973 y avecindado en Aguascalientes ha sido merecedor de diversos premios y menciones honoríficas en concursos literarios locales y nacionales, y además ha publicado en La Jornada Aguascalientes, Revista Sputnik, Punto de Partida (UNAM) y Luvina (UDG).

Los relatos de este libro tienen como hilo conductor la música, cierta música en específico, que se reproduce y navega entre el amor y la ciudad, entre el lado A y el B, cual disco de vinilo, como la vida misma.

En el principio fue el verbo, después la nota musical. Esa combinación implosionaría en mi cabeza; muchos años después nacería Banda sonora. Dividido en dos lados cual disco de vinilo, la ciudad y el amor son los escenarios donde se desarrollan las historias que proponen al lector observar y escuchar la vida pasar.
Sergio Martínez
El lector es un voyerista por naturaleza y cuando el autor añade el elemento universal de la música a sus historias nos invita a situarnos plenamente en el espacio-tiempo narrativo para advertir y tentar a sus personajes, ciudades, deidades y fantasmas.

Puede ser un adagio, un allegro o un presto, un dios que no quiere ser dios, un imperio en el ombligo de la luna, un torero que nadie conoce, un matricida, el amor que nace en una escuela, o se escapa en un motel, un suicidio para convertirse en fantasma y bailar un vals, un migrante que nunca termina de irse o de llegar, una declaración de amor, un rompecabezas que se construye pieza a pieza caminando por las calles del Distrito Federal, un hombre lobo, un diálogo con Dios o con el diablo, un filicidio, o unos versos que pretenden llegar a dos cantautores que quiero y admiro.
El libro que también es un homenaje y agradecimiento a referentes musicales del autor como Joaquín Sabina y el Movimiento Rupestre, nos adentra en historias y pasillos intimísimos del autor, muchos de ellos crudos y oscuros, pero también nos regala guiños de pasajes y personajes de la historia y la cultura popular mexicana. Vale la pena mencionar que cada texto lleva un botón de play que invita a reproducir la canción que sirve como marco contextual del relato, y de hecho la playlist del libro ya está disponible en Spotify. El arte de portada estuvo a cargo del ilustrador Israel Díaz Campos, corrección de Isaura de Lira y cuidado editorial de Alejandro Carrillo.

Banda sonora lo escuché durante más de 30 años y lo escribí en los últimos dos. Entre tragos de ron y vermut las historias fueron naciendo al ritmo de las canciones, sufrí, gocé, dudé, escribí, y borré cuando las letras sobre el papel no estaban a la altura de las canciones. Algunas veces me guió la imaginación, la observación, el corazón, otras los personajes tomaron su propio camino, fue emocionante ir materializando, a través de las historias, el corpus que hoy se presenta como libro.
Así pues, las historias del autor navegan en conjunto con obras de la cultura musical en español y van desde referentes de la talla de Ismael Serrano, Luis Eduardo Aute y el ya citado Sabina; hasta compositores importantísimos para la contracultura en nuestro país como Rockdrigo González, Carlos Arellano, Roberto Ponce, Roberto González, Gerardo Enciso, José Cruz, Cecilia Toussaint, Jaime López y Armando Rosas, sin dejar pasar bandas del rock-pop hispanoamericano y amigos entrañables del autor; mismos que serán parte de la presentación oficial del libro.

Banda sonora tiene una doble aspiración; por un lado, le propone al lector realizar un viaje literario y musical; para hacerlo, puede acceder a la moderna rocola que viene en el forro posterior del libro y escuchar para descubrir la simbiosis entre los textos y la música. Por otro, es un homenaje a la música con la que crecí y estoy en deuda, en la que, de alguna forma, me he visto reflejado y he disfrutado por horas, solo o acompañado, en los mejores y en los peores momentos, porque la música es también un bálsamo.
El libro de Sergio Martínez será presentado oficialmente el 16 de octubre de 2021, en la Peña El Sur de la ciudad de Aguascalientes, con una velada literaria que además estará acompañada por la música de Agustín López Velarde, Iván García, Adrián Villagómez, Iván Montoya y Carlos Iván Carrillo. Puedes adquirirlo desde cualquier estado de la república mexicana en este link. Apoya la literatura independiente nacional.

En corto: entrevista con Yaneli González


Yaneli González aka Nella Canella es una de las seis poetas que conforman la antología de poesía hidrocálida 'Breviario Pandémico' publicada en 2021 por Editorial Agujero de Gusano Conoce un poco de ella, de su forma de pensar la poesía y de su trabajo en este libro.


Suscríbete a nuestro canal de YouTube para conocer más de nuestros autores: Revista Sputnik - YouTube

¿Por qué es tan importante el último álbum de Tony Bennett y Lady Gaga?

Call me old fashioned… please! | Por Mónica Castro Lara |


A mi querido tío Raúl, ávido lector de Revista Sputnik

A inicios de año, como si este 2021 no fuera lo suficientemente funesto, nuestro querido Tony Bennett anunciaba al mundo a través de una entrevista con la AARP Magazine, que padece Alzheimer desde 2016, una noticia durísima para todos sus fanáticos. A pesar de que previo a la pandemia aún hacía conciertos y tenía una vida pública relativamente activa, parece ser que la enfermedad, lamentablemente, ha ido avanzando sin prisa, pero sin pausa. En dicha entrevista su tercera esposa, Susan Crow, narra cómo Tony mostraba ya ciertos síntomas previo a su diagnóstico, como olvidar los nombres de los miembros de la banda, esconder partituras o listas dentro del piano y olvidar el lugar donde se encontraba trabajando. El cantante sabía que algo no andaba bien y en su chequeo, los resultados fueron desgarradores. Sin embargo, sorprendentemente Bennett continuó trabajando y hoy nos encontramos a horas de poder disfrutar su último álbum colaborativo.


Tras siete intensas décadas de trabajo en la música y en el medio del espectáculo, la familia de Tony Bennett anunció hace un par de meses que “Love For Sale” es su sexagésimo primer álbum y con él, su retiro definitivo de los escenarios. Pero, dentro de toda esta tristeza, nos queda la satisfacción de saber que lo hizo al lado de una de sus grandes amigas, la siempre extraordinaria Lady Gaga. El álbum es un tributo a Cole Porter (muy querido y conocido en esta sección, dicho sea de paso) y constará de diez canciones en su versión estándar y diecinueve en la versión Deluxe Internacional. Me parece que esas nueve canciones extras, están incluidas ya en el primer álbum que grabaron juntos (“Cheek to Cheek”), así que en realidad esta última es una versión más bien compilatoria de todos los covers que han hecho de Porter.

A inicios de agosto, las redes sociales de ambos cantantes nos compartían el primer sencillo: “I Get A Kick Out Of You”, una de las canciones más famosas de Cole Porter y que forma parte del musical de 1934, “Anything Goes”. En el video musical de dicho sencillo, vemos a una muy emocional Gaga y a un muy guapo y trajeado Tony, interpretando la canción en un estudio de grabación, ambos muy sonrientes y atentos a las indicaciones que les daban, una dinámica muy similar a lo que hicieron en “The Lady Is A Tramp” hace ya diez años (¡!). A mí honestamente se me estremece el corazón como a Gaga y se me llenan los ojitos de lágrimas al ver y oír a Bennett porque, a pesar de sus 95 años, a pesar de su enfermedad y pese a las recomendaciones y restricciones médicas, lo vemos interpretar con esa jovialidad que siempre lo ha caracterizado. Su voz es aún muy potente, con una perfecta dicción. Reconforta y mucho, verlo así… en su estado natural. Y, por cierto, amé que no censuraran la parte de la cocaína en la canción y, sobre todo, que fuera Tony quien la cantara.

Además del álbum, Lady Gaga y Tony Bennett no se quedaron con las ganas de hacer un par de conciertos como parte de la promoción del álbum (ya que la familia se negó rotundamente a que Tony hiciera entrevistas a los medios): grabaron un MTV Unplugged a inicios de julio que supuestamente, podremos ver a finales de año; grabaron el 3 y el 5 de agosto, un concierto en el legendario Radio City Music Hall llamado “One Last Time: an Evening with Tony Bennett and Lady Gaga” cuya premiere será a finales de noviembre a través de la CBS (hagan changuitos para que podamos verlo) y finalmente, un documental titulado “The Lady and the Legend” que tendrá acceso exclusivo a través de Paramount+ sin fecha por anunciar aún. Dicho documental, nos mostrará las grabaciones tanto de “Cheek to Cheek” como de “Love For Sale”. 

A mí me entusiasma muchísimo el lanzamiento de todos estos productos audiovisuales y a pesar de la carga emocional tan fuerte que tienen, me parecen el cierre perfecto a una carrera indiscutiblemente legendaria. Ustedes saben lo mucho que significa Tony Bennett para mí, así que disculparán mi entusiasmo y mis ganas desmedidas por querer escuchar “Love For Sale” hasta el cansancio y poder reconocer y aplaudir el enorme esfuerzo que hizo el cantante para lograrlo, porque me queda claro el poder mágico y sanador que tiene la música. Por las pequeñas probaditas que nos han dado, es un jazz clásico del Great American Song Book, la especialidad de Bennett.

Y bueno, no queda más que esperar para echarnos una buena lloradita escuchando a este par de leyendas. Mientras eso sucede, veamos el recién salido del horno, “Love For Sale”, otro video musical en donde Gaga se ve HER-MO-SÍ-SI-MA y mi Tony se ve tranquilo y muy cómodo interpretando al lado de Stefani Germanotta. ¡Disfrútenlo!

© Copyright | Revista Sputnik de Arte y Cultura | México, 2022.
Sputnik Medios