Escafandra Literaria: entrevista con Lola Ancira



Lola Ancira es una de las escritoras más prometedoras de la narrativa nacional. Su obra profundiza en temas de violencia, muerte y locura, mismos que le dan ese toque singular a su obra.

En esta entrega de Escafandra Literaria la autora nos habla sobre el proceso de creación de su libro 'Tristes sombras' y sobre la reedición de su obra más reciente 'Despojos'.


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5 discos ineludibles de David Bowie


Imprescindibles | By Weltschmerz Vic | Ilustraciones: Ox Echegoyen |


Cinco grandes placas del Duque Blanco para entender su exilio en Alemania y todo lo que representó esta etapa para su carrera y el rock en general. Artículo publicado originalmente en nuestro fanzine bimestral, impreso y distribuido en Aguascalientes, México. 


HUNKY DORY
Producción: D. Bowie/Ken Scott
RCA - Inglaterra (1971)

“Después de Bowie no hubo ningún ícono pop de su altura porque el mundo pop que  produce esos dioses del rock ya no existe“
.

Esta placa es sin duda la primera obra maestra de Bowie pese a su predecesor, el impecable “The Man Who Sold The World”, estupendo álbum mucho más orientado al hard rock con seminales tintes de lo que sería su posterior sonido glam. “Hunky Dory” abre con el enorme tema Changes, que presagiaría su virtud en el futuro, su leitmotiv: los cambios.

En la obra encontramos una extraña accesibilidad en la mayoría de las canciones pese a tener una variadísima selección de temas y de elementos instrumentales no tan convencionales para la época como: mellotron, pianos, saxofones y trompetas, aparte de la instrumentación tradicional de cualquier banda de rock.

Oh! You Pretty Things es un tema pop cabaretero en donde entra una base rítmica potente. Con abiertas alusiones a Nietzsche y el concepto de súper hombre en el coro -you gotta make way for the Homo Superior-, es sin duda un tema con un gancho extremadamente pegadizo.

Eight Line Poem, el tercer sencillo del álbum, es una extravagante melodía con el piano como base precedente a Life on Mars?, quizá la joya más conocida de este trabajo con exuberantes arreglos casi orquestales y una guitarra tanto precisa como preciosa. Una pieza absolutamente entrañable.

Destacan también Queen Bitch de un estilo velvetundergroundiano y el homenaje mejor logrado, así como The Bewlay Brothers. Ésta última, en un estilo art folk, aborda una de las obsesiones y miedos profundos de Bowie: la demencia, su temor a padecerla debido a sus antecedentes familiares. Cabe destacar que la parte vocal y los efectos recuerdan un poco a Bike de Syd Barret.

El disco es un repentino despertar de la genialidad inigualable de Bowie. Una parte importante de sus seguidores consideran “Hunky Dory” el mejor álbum del músico; independientemente de las preferencias, es uno de sus tantos trabajos prodigiosos.




THE RISE AND FALL OF ZIGGY STARDUST AND THE SPIDERS FROM MARS
Producción: D. Bowie/Ken Scott
RCA - Inglaterra (1972)

“Subvirtió enteramente el concepto de lo que una estrella de rock debe ser”.


¡Ineludible! No hay otra manera de pretender “hacer” una lista con los discos clave de Bowie. No la hay. “Ziggy Stardust” es un álbum conceptual sin parangón (como casi todo en el universo bowiano). Ziggy es el alter ego más famoso de Bowie y con el que finalmente logra llegar al súper estrellato en el Reino Unido. “The Rise and Fall of Ziggy Stardust” fue junto con “Electric Warrior” de T-Rex la piedra de toque del glam-rock británico.

La historia de un alienígena, por demás andrógino y extraño, tiene entre sus múltiples virtudes haber tenido un impacto brutal en una juventud que forjó su identidad con él; es el mesías de los incomprendidos, los raros, los diferentes y los marginados, aparte del atractivo y carisma de nuestro personaje que cambiaría para siempre los códigos sexuales.

Ziggy cambió la vida de miles y miles después de su interpretación de Starman. El personaje de cabellera rojiza y extravagantes atuendos, tendría de aquí en adelante la más grande y prolongada influencia que ningún artista inglés tendría en la historia. Bowie transformó el concepto de estrella de rock.

Starman además de ser uno de los sencillos más emblemáticos del género, es un perfecto himno del glam; el mesías extraterrestre comunicándose con la juventud.

El álbum culmina de manera decadente y con una emotividad genuina y estremecedora con Rock ´n´ Roll Suicide. Como Ziggy bien lo dice: con él nunca estás solo.

Extraordinarios arreglos, un bajo memorabilísimo, un juego de guitarras excelsas y llenas de expresividad igual que la interpretación vocal. Muy probablemente mi tema favorito de esta épica porque soy un rocanrolero suicida (Iván García dixit) -No es lo que debo ser, es lo que quiero ser, es lo que soy-.

Uno de los mejores discos de rock and roll de todos los tiempos, clásico atemporal, mucho más que influyente y totalmente ineludible.




LOW
Producción: D. Bowie/Tony Visconti
RCA - Inglaterra (1977)

“El feroz partidismo del culto a Bowie es también único; su influencia duró más y fue más creativa que quizás ningún otro dentro del fanatismo del pop”.


“Low” es, en mi muy particular gusto, mi favorito de la llamada por Bowie, Trilogía Berlinesa. Las piezas de este disco eran en su mayoría descartes o partes inconclusas de sus dos previas obras (“Young Americans” y “Station to Station”) y no fueron creadas en Berlín, pero sí ideadas.

Las razones por las que decanto por esta obra son variadas; una de ellas es la mancuerna que consiguió David con el exmiembro de Roxy Music, Brian Eno. Un genio visionario creador del ambient, inventor de nuevas técnicas y desarrollador de algunas de las más vanguardistas formas de trabajar en el estudio gracias a sus sonidos únicos a base de sintetizadores.

La complejidad y calidad de “Low” viene influenciada por una serie de circunstancias: desde la mudanza de Bowie de Los Ángeles a Berlín; sus sesiones de grabación en París, Nueva York y Berna; la participación de Eno y la producción innovadora de Visconti que ayudaron al giro radical y apasionante en el estilo musical; y la influencia de bandas del momento como NEU!, Cluster y Kraftwerk -con quienes intentó colaborar-. El resultado es un álbum de la más alta vanguardia en el pop.

“Low”: vanguardia y más vanguardia radical. Un álbum que contra toda expectativa fue un éxito comercial por su inusual selección de temas avant-garde.

Abriendo con Speed of Life, pasando por Sound and Vision, Always Crashing in the Same Car y Be My Wife hasta finalizar con el lado B de piezas instrumentales impresionantes como Warzawa (que daría nombre a una célebre banda), Art Decade o la estremecedora Subterraneans.

Un nuevo Bowie atemporal e influyente creó un clásico de clásicos dando un nuevo salto al vacío. El futuro está aquí.




HEROES
Producción: D. Bowie/Tony Visconti
RCA - Inglaterra (1977)

“Bowie, una estrella e ícono. Su trabajo ha creado quizá la mayor adoración en la cultura popular, su influencia ha sido única, ha permeado y alterado más vidas que ninguna otra figura comparable”.
  


“Heroes” (así, entrecomillado, irónico) es el único álbum de la Trilogía Berlinesa que íntegramente es de manufactura e inspiración germana. Oscuro y por momentos ominoso con atmósferas opresivas, fue grabado en partes por casi el mismo grupo de músicos que grabaron Low y refleja a un Bowie que, junto con Eno, continúa tratando de encontrar nuevas formas e ideas consiguiéndolo de manera cabal. Una obra que sabe retratar la atmósfera de la ciudad alemana en fríos grises, la decadencia de su vida nocturna y de sus personajes.

Es de vital importancia la participación e influencia de Robert Fripp de King Crimson así como la persistencia del sintetizador y otros instrumentos electrónicos que le dieron un sonido único y una gran recepción tanto para el público y la crítica a pesar del contenido sombrío y sus formas instrumentales en lo que se podría llamar “lado B”.

La canción homónima Heroes es un célebre himno romántico en el original sentido de la palabra; inspirado en un beso junto al Muro de Berlín entre Visconti y May Pang observados desde los Hansa Studios, Bowie escribiría la frase:

“I can remember, standing by the wall and the guns shot above our heads, and we kissed, as though nothing could fall, and the shame was on the other side“.

Enorme e inmortal “Heroes” tiene el slogan que leí de una discografía y que definía al artista: “está la Old Wave, está la New Wave… y está David Bowie”.




LODGER
Producción: D. Bowie/Tony Visconti
RCA - Inglaterra (1979)

Bowie fue votado por más de cien estrellas del pop como el artista más influyente de música, de acuerdo a la revista NME.

 


El álbum final de la Trilogía Berlinesa supone una polémica complicada ya que, a pesar de ser un álbum brillante, toma en general una gran distancia en la mayor parte del material respecto a sus antecesores puesto que ya no tiene tanto que ver krautrock experimental, salvo en momentos muy marcados.

Abre con la elegante y suave Fantastic Voyage; una maravilla que sin ningún problema podría ser parte de "Station to Station". Es a partir de esta pieza donde Bowie ya hace incursiones de world music (como también lo harían David Byrne, Peter Gabriel  y el mismísimo Eno).

Icónica y con un trabajo de guitarras alucinante Boys Keep Swinging es una pieza de pop vanguardista (que bien podría entrar en "Low" con mínimos tratamientos) y donde luce en todo su esplendor la colaboración de Adrian Belew con un solo legendario.

En Repetition, donde el ritmo invita al baile también se escucha el sello de la guitarra para finalizar con Red Money: una perfecta pieza de salida que recuerda a piezas como TVC15 del 76 bajo los nuevos procesos de producción.

Red Money es también una canción que termina por recordar que, aunque esta serie de álbumes son algunos de los más osados intentos por desafiar su propia obra y la mayor inspiración para una siguiente generación de artistas de la más diversa clase, la Trilogía Berlinesa fue precursora seminal de nuevos géneros. Ya lo había dicho David: "Sólo busco impresionarme a mí mismo", lo único que no logró.


Artículo de Vic Blackstar
Cuidado editorial: Mariana Noséqué
Ilustraciones: Ox Echegoyen

Todas las citas tomadas del libro:
Strange Fascination
David Bowie: The Definitive Story
de David Buckley
              

Un mezcal en el 'Belmont' con Lázaro Cristóbal Comala


Por Iván Gutiérrez | Entrevista especial |



Lázaro Cristóbal Comala, compositor de contradicciones, desdichas y presagios. Hace unas semanas fuimos a buscarlo a Durango, para documentar la presentación de su álbum Belmont en el Teatro Victoria. Días antes de tocar en su ciudad natal (tras casi cuatro años de ausencia), nos encontramos en el Belmont, cantina bohemia de gente triste donde los mezcales se disfrutan mejor en soledad. Entre sorbo y sorbo fuimos explorando las aristas de este complejo músico, buscando los sentidos detrás del álbum. Sin más, dele play y sea bienvenido a este grandioso paseo de la mano de Lázaro Cristóbal Comala, uno de los compositores más interesantes de la música nacional contemporánea.

***

IG: En tu nuevo álbum, Belmont, pusiste un sample de una canción de Nacho Vegas, Monomanía, al inicio de Faisanes, en lo que pareciera un homenaje a este compositor español…

LCC: Sí, extendí algo que ya había hecho Nacho Vegas. Monomanía es una canción en la que Nacho agarró la melodía de otra parte, que es básicamente lo que yo hice. Entonces mi forma de hacer Faisanes fue extender ese ejercicio. Le escribí a Nacho y le dije “oye, hice una canción robándome la melodía de Monomanía y es ésta, quisiera meter un sample de ahí”, y me dijo “sí, para eso son las canciones, yo también me las robo”. Y hasta cierto punto el tema de la canción es el mismo: es una extensión. Por lo mismo, siempre que canto Faisanes le pego Monomanía.

Un ejemplo de lo que te comento es que Nacho hizo lo mismo en Ciudad Vampira: tomó prestada la melodía de Devil Town, de Daniel Johnston. De hecho, en la versión del álbum, cuando empieza Ciudad Vampira, tiene al principio a una mujer cantando la canción de Johnston en catalán.

 

Hay dos canciones en el Belmont que hablan de otros creadores, Reinaldo Arenas y Pablo Perro, y pareciera que con estas canciones buscaras restituirles un poco de… ¿reconocimiento? a estos autores. ¿Cómo nacen estos dos temas?

Reinaldo Arenas es de las primeras canciones que compuse, iba a entrar en el primer disco, pero no quedó. El sample que viene en esa rola es de un documental de cubanos exiliados. Compuse ese tema en ukulele, pero finalmente se terminó grabando con Daniel Vadillo, uno de los mejores pianistas de México, con quien también grabé Fin de Año y Líbano.

Lo que pasa con escritores como Reinaldo Arenas o Roberto Bolaño es que admiro mucho su trabajo, pero admiro mucho más su vida, me llama mucho más lo tortuoso, lo perseguido, lo exiliado. Y bueno, Pablo Perro es un amigo de hace muchos años, ya tenía esa canción por ahí, y se la debía.

 

¿Pablo Perro está muerto?

No… está vivo. No me gusta mucho hablar de su vida actual, por respeto a la persona, pero puedo comentar que renunció totalmente a la música y anda dedicado a otras cosas.

 

Hay ciertos elementos en la portada del Belmont, algunos de ellos muy católicos, algo que ya se había visto previamente en otros de tus álbumes, ¿de dónde nace esa afición por los íconos religiosos? 

Es muy curioso, porque todo ha sido coincidencia. Lo que pasa es que Belmont es un disco muy hermano de Canciones del Ancla, pero sin planearlo, simplemente así salió. Ambos son discos dobles y las portadas llevan aspectos religiosos, y son los únicos discos donde salgo yo en la portada. Esos elementos son coincidencia, nada estaba planeado, ni yo en la portada, ni el crucifijo del Ancla, ni la virgen ni nada… ahora pienso que tenía que ser así, discos que son como muy hermanos, también coincidieron en la portada. Y bueno, la portada del Belmont la sacamos en una hora, al día siguiente de que grabamos el video de Te Dije Cilantro, en la misma casa. Sí tiene elementos religiosos, una casa, una pared y yo, pero fue sin planearlo, sólo así salió.

 



¿Hay alguna canción que sea tu favorita en el Belmont, en lo que a tocar en vivo se refiere?

Sí… me gustó mucho haber compuesto La Inundación de 1905, cantarla y escucharla, se   me hace una bonita letra, y Faisanes… lo que pasa es que la toco y me duele mucho, me pasó como a Sixto Rodríguez con “Causa”, una canción que se volvió premonición, en ella canta “perdí mi trabajo dos semanas antes de Navidad”, luego Sixto publica el disco en noviembre, y fue un fracaso absoluto, nadie lo compró, y la disquera lo corrió dos semanas antes de Navidad; entonces la canción se volvió premonitoria. Lo mismo pasó con Faisanes, en el coro dice “aunque me tarde y ya no estés…”, y pues eso, me tardé y ya no está. Por eso las canciones son muy lindas, porque están vivas, no  sabes qué va a pasar con ellas: las compones por algo y luego se vuelven otra cosa.


¿Cuál es la mayor lección, musical o existencial, que te ha dejado Belmont?

Hay muchos niveles. A nivel personal fueron muchos sueños cumplidos, por ejemplo, el que Nacho Vegas escuchara mi canción (Faisanes) y me dejara samplearlo. También el hacer canciones con gente que admiro desde hace mucho, desde adolescente, como Adrián Terrazas, los discos de Mars Volta son de los primeros que compré. Igual con Aarón Cruz, que participó como bajista en el Belmont, y está entre los dos mejores bajistas de México (por no decir el primero), y luego el hecho de que se haya grabado el disco (las maquetas) en dos días, es algo monumental.

También a los niveles familiares, no sólo por el hecho de que mi hijo sea un tema, sino porque mi hijo también participa: cuando se acaba el tema de Cristóbal se escucha un pianito como al fondo, es él tocando. Igual, creo que Belmont es quizás el último disco…

 

¿Cómo? ¿El último álbum de Lázaro?
 
Sí…, porque ya no estoy componiendo, ni tengo intenciones de componer. Vendí mi guitarra por ahí de abril, y ya solo agarro una guitarra cuando voy a tocar. La última canción que compuse fue He visto demasiadas casas vacías en mi vida, y fue por una mentira, porque… Iba a ir en abril al estudio en Ciudad de México para grabar, y faltaba una canción para completar las veinte.

Entonces le dije a Santiago, el productor, que una había quedado fuera pero que acababa de componer una nueva, que esa es la que íbamos a grabar a guitarra solamente. Yo me iba al otro día, pero era mentira, no había compuesto nada. El avión salía a las doce de la tarde, y la compuse como de tres a cinco de la mañana, la grabé en el celular, y llegué a grabarla. Es una canción que le compuse a mi hermano. Fueron dos horas de composición, pero ya estaba todo cargado, ya la tenía como dándome vueltas. Y pues fue mentira, en el sentido de decir que ya tenía la canción, cuando en realidad la compuse esa noche.



En Un Manhattan dices que estás hecho de cristianos pendejos, en Líbano hablas del Dios de tus padres, y desde el arranque del álbum mencionas “El diablo ha hecho más por mí que Dios”, ¿de dónde nace este interés por el tema religioso?

Viene de que crecí en una familia cristiana, de cristianos protestantes. Lo de “el diablo ha hecho más por mí que Dios” es una metáfora, lo que pasa es que el cristianismo protestante de Durango está muy basado en el cristianismo gringo, que es muy capitalista, basado en algo que se conoce como el “Evangelio de la Prosperidad”, que te enseña que Dios te quiere con dinero, Dios te quiere sano, Dios te quiere con estudios, una casa, una familia, es el “American Dream”.

Cuando me separé de la iglesia, lo hice porque yo era toda la antítesis de eso: Dios me quería con una familia y mis padres estaban divorciados; Dios me quería sano y yo estaba enfermo; Dios me quería con trabajo y yo estaba desempleado. Era todo lo que no debería haber sido. Eso implicaba que yo estaba haciendo algo mal, que yo era lo que estaba mal. Y por eso me alejé.

Entonces El Diablo ha hecho más por mí que Dios es una metáfora de que… ya en recapitulación, no tener trabajo, en lugar de tener trabajo, te da más, porque te hace crecer; tener papás divorciados en lugar de una buena familia, te hace más maduro; de ahí va que todo lo malo te da más, que uno aprende más de los malos ratos que de los buenos: uno no aprende nada de estar feliz, uno no aprende nada de estar sano.

Y bueno, Líbano tampoco es religiosa, es más bien familiar, por eso dice “el Dios de mis padres”, porque una cosa es Dios y otra lo que te enseñan a ti. Líbano y Manhattan son canciones familiares, de antepasados. Y de cristianos pendejos pues sí, porque toda mi vida estuve rodeado de ellos.

 

¿Qué es para ti Dios?

No sé… la mayor parte de mi vida creí que era real, pero desde hace una década pienso que no existe: nada, cero. Como dice Nick Cave, “no creo en un Dios intervencionista”. Lo que pasa con Dios es que si no es intervencionista, no es nada, porque, ¿de qué sirve un Dios que no interviene? Digamos que sí existe, pero no interviene, ¿entonces para qué existe? Creo que Dios es una consolación: al final te da cáncer y sabes que te vas a morir, y acudes a él. Por eso mi Dios es el de Líbano, no es “el Dios”, sino el Dios de mis padres, con el que te educan.

 

En varias de tus canciones de Belmont se asoma una visión medio nihilista de la vida… incluso tienes una canción titulada Cioran

Sí, es necesario hablarlo. Durango es de los estados donde más suicidios hay en todo el país, es enfermizo la cantidad de personas que se suicidan aquí, es un tabú… y es dolorosísimo. Y una de las cosas más tristes que se me hacen es que… una vez, en el trabajo que tenía, una de las chambas era revisar notas del periódico, y en una ocasión uno de mis compañeros que era diseñador, que casi nunca se expresaba para nada, me dijo sobre una nota, “lo que tiene que pasar por la cabeza y la vida un niño de 10 años para tomar la decisión de suicidarse…”.

El hecho de yo escribir esta clase de cosas, no es ni siquiera por una cuestión pasajera, sino que es un tema del estado, como hay músicos o compositores de Colombia que hablan sobre lo que pasa en sus entidades, el narco… una persona como Nacho Vegas que escribe sobre el contexto en el que vive, en su caso sobre cómo expulsan a la gente de sus casas. Entonces ya el pedo de temas como No me da la gana ser feliz, no viene tanto de una cuestión punk o una persona depresiva, tiene más que ver con el entorno, y el mío es el suicidio. No tiene nada que ver conmigo, sino el estado en el que vive el estado. Y ya no estamos hablando solo de adolescencia o juventud, sino que llega un punto tan mierda en el que estamos hablando de infancia.

 

¿Has pensado cómo te gustaría morir?

No… no pienso en eso porque… no me quiero morir, pero… sí, colgado, eso… o un balazo, pero ahorita no tenemos acceso a pistolas, aunque sería lo más rápido. Medicamentos no, sí lo he intentado, pero con ellos me da ansiedad… o sea, si me meto veinte pastillas, primero me aviento a un carro antes de que hagan efecto, por la ansiedad de la espera. Entonces colgado, algo más seguro y definitivo.

 


La ansiedad es un tema constante en tus canciones, ¿cómo lidias con ella?

Con el alcohol… que no debería, porque hace daño a la larga. Lo que pasa es que es muy caro medicarse. Yo me medicaba, pero ahora que renuncié a mi trabajo y que tengo un hijo, llegó un punto en el que… la terapia y el medicamento, me costaban más que lo que pagaba de renta, entonces el alcohol… te baja. Yo no tomo para estar pedo, lo hago más bien para llegar a estos niveles de alcohol en la sangre, en los que sigo siendo muy funcional, pero estoy más relajado. Me tomo una media y dos o tres mezcales y es como chocomilk, me da para seguirle, incluso me siento mejor persona. No para huir de problemas o terminar pedo y caerte, sino como una especie de apoyo.


Dinos dos cosas que te gusten de Durango.

Las cantinas y las calles. Yo soy mucho de caminar, me gusta caminar la ciudad. Si voy por mi hijo o a un mandado, en vez de tomar un taxi o algo, prefiero ir caminando.


¿Dos cosas que no te gusten de aquí?

La concepción que los artistas tienen del arte, bueno, el arte es una palabra que nunca me ha gustado, pero como la visión de los artistas. Y su índice tan alto de suicidios, es una enfermedad que existe en Durango.

¿Dirías que es un estado triste?

Sí, total, porque es un estado… que se siente separado, todos nos sentimos así, como aislados, y eso lleva a la depresión, y a su naturalidad con el suicidio. Durango es un estado triste.



"La ballena", el cine que confronta



Cinetiketas | Jaime López |


Tuvieron que pasar aproximadamente cinco años para que el cineasta estadounidense Darren Aronofsky retomara las riendas de un proyecto que, en similitud con sus anteriores realizaciones, llevan al extremo a sus protagonistas y retan al espectador, enfrentándolo a sus prejuicios.

"La ballena" es el título de la producción con la que vuelve a ponerse detrás de cámaras el también guionista y ganador del León de Oro.

Basada en la pieza teatral homónima escrita por Samuel D. Hunter, la historia se centra en un hombre que tiene problemas alimenticios, el cual ha decidido reanudar la relación con su hija, a quien abandonó a temprana edad.

El papel en cuestión es interpretado por Brendan Fraser, quien ha acaparado los reflectores de la prensa especializada debido a que no había tenido un rol tan destacable en muchos años.

Más allá de su portentosa recreación de un ser sumergido en una espiral de autodesprecio y recuerdos tormentosos, "La ballena" es una propuesta que sirve para poner el dedo en la yaga respecto a los prejuicios de la gente.

Lo anterior debido a que Fraser da vida a un maestro de literatura que, vía clases virtuales, anima a sus alumnas y alumnos a decir la verdad en sus ensayos, es decir, a no limitarse con escribir de manera correcta.

Ello a pesar de que él esconde su obesidad apagando la cámara de su computadora por temor a la reacción que pueda causar su apariencia.

Es esa contradicción humana una de las las mayores virtudes de "La ballena", cuyo guion fue adaptado por el propio escritor de la obra de teatro, ya que muestra la manera en que los prejuicios pueden hundir a alguien en el exilio o el anonimato y, a la vez, generar reacciones encontradas en los espectadores, dependiendo las ideas preconcebidas de los mismos.

Al respecto, algunas personas que ya pudieron ver el nuevo filme de Aronofsky han relatado que pasaron un mal rato a causa de otros espectadores con los que han compartido función de cine, pues estos se mofaron de la apariencia de "Charlie", el personaje estelar.

Lo anterior habla de la falta de empatía en un gran sector de la sociedad y la manera en que esto puede mandar a las sombras a cualquier persona, sin importar que no solo somos un cuerpo o una cara.

Por otro lado, "La ballena" es un ejercicio de maestría narrativa, porque Aronofsky va revelando pormenores de sus personajes con un gran ritmo y una estupenda edición.

Ojo a las secuencias finales, en donde entrega algunas de las escenas más bellas de la historia, sin que en ningún momento se perciba el origen teatral del texto.

Teniendo la casa de "Charlie" como el espacio predominante de la película, "La ballena" también es dueña de momentos crudos, que cuestionan la hipocresía de la sociedad, esa que no es capaz de escupir las verdades de su interior, disfrazando a toda costa sus torcidos juicios morales.

Aunque a veces parece que la cinta deambula en la delgada línea entre el melodrama exagerado y la denominada "pornografía emocional", tanto Fraser como Aronofsky evitan ello vía su sensibilidad y buen ojo, respectivamente.

Como agregado, es importante destacar a las tres actrices que aparecen en el filme: Hong Chau, Samantha Morthon y Sadie Sink.

La primera de ellas interpreta a "Liz", la enfermera de "Charlie" que no se anda con rodeos, la cual percibe en él a una alma triste que lucha continuamente contra sus demonios.

En tanto, Morthon y Sink dan vida a la exesposa e hija del estelar, respectivamente, que no tienen temor en escupir lo que verdaderamente piensan o sienten, algo que se agradece en una época donde abundan los simuladores o los falsos aliados de los grupos discriminados.

En conclusión, "La ballena" es una propuesta que podría no ser del gusto de muchos cinéfilos, sin embargo, no dejará indiferente a nadie, mucho menos a quienes se ven reflejados en los prejuicios que tienen ciertos personajes, algunos de los cuales son perpetuados por las religiones o los medios de comunicación.



Junior H y sus corridos tumbados llegan a Puebla



Jaime López


El exitoso intérprete de corridos tumbados (subgénero que combina los corridos tradicionales con rap o reguetón), Junior H, estará en tierras poblanas este fin de semana.

Respaldado por millones de reproducciones en plataformas digitales, el artista originario de Guanajuato se presentará en el Auditorio GNP los días 24 y 25 de marzo.

Hay que recordar que el interpreté del tema "Ella" agotó rápidamente las localidades de su primera fecha en Puebla, a tan solo tres horas de que se pusieron en venta.

Derivado de lo anterior, Arta Producciones, una de las compañías organizadoras, abrió un nuevo concierto para el beneplácito de las y los seguidores

Junior H tiene éxitos como El hijo mayor, Fin de semana, El rescate, Vamos para arriba, entre otros y es una de las figuras más populares de la actualidad.

Hay que agregar que el cantante tendrá un invitado en sus dos espectáculos; se trata de Óscar Maydon, con el que ha colaborado en algunos temas.

El costo de los accesos para los conciertos de Junior H iban de los 580 pesos en zona Gradería 3er Nivel, hasta los 3 mil 470 pesos en Vivir Es Increíble, que es el área más cercana al escenario.

En entrevistas, Junior H ha expresado que su música está cambiando el género regional debido no solamente a su juventud, sino a que habla sobre las cosas que le pasan día a día.





Aunque tú no lo sepas: una charla con Sacha Triujeque



El músico, ingeniero y productor mexicano Sacha Triujeque, ganador del Grammy, nos habla desde las entrañas de la industria musical latinoamericana trabajando junto a figuras como Gustavo Cerati, Charly García, Pepe Aguilar, Kinky, Control Machete, Cártel de Santa y Paulina Rubio, entre muchos más.

Gran parte de las grandes canciones populares de los últimos años en México han pasado por las manos y el genio de este peso pesado de la música, que además impulsa el talento emergente a través de su estudio de grabación Soga Recordings.


Para más entrevistas suscríbete al canal de YouTube de Casa Yonki.

Letrinas: Breve antología poética de Marco A. Pérez


 

Breve antología poética de Marco A. Pérez




LOS QUE ENTENDIERON LA REALIDAD

No vamos a engañar a nadie:

después de la tormenta

nunca llega la calma.

Nos quedan la inundación

y la tristeza de los árboles mutilados.

 

¿Qué nos espera a nosotros

si hasta un tronco atado a la tierra

se inclina ante la tempestad?

 

Habrá que renunciar

al heroísmo,

dejarnos llevar por

estas cloacas

que nos arrastran

inevitablemente

como cuerpos de animales muertos.

 

No nos mintamos,

aquí ni ganan los buenos

ni los hijos de puta

reciben su merecido;

aquí apenas se salvan

los que entendieron la realidad

y se arrojan al mar

atados a su peso.

 

Benditos sean los suicidas:

si tuviera una religión,

ellos serían mis santos.

 



HOY HE LEÍDO A VALLEJO

Hoy no tengo ganas de nada

ni siquiera de estar muerto.

 

Mis manos pesan

como puños

de boxeador noqueado.

 

Me he forjado esta boca

besando la lona

más que tus labios.

 

Apenas puedo escuchar

la cuenta regresiva

y levantar mi voz

para intentar sostener

algo mío en alto.

 

Alcanzar el cielo

es asunto de pájaros,

yo me limito a pensar

con las alas de los libros:

abrir páginas

para no destaparme el cráneo.

 

Y me bebo la vida

como un alcohólico

a las diez de la mañana.

 

No quiero saber nada

de la esperanza:

que venga la muerte

a ver el mundo a mi lado

y entonces sabrá

por qué la deseamos tanto.

 

Pienso en toda la gente

que me ha querido,

por cinco minutos o cinco años,

no importa la medida

cuando es equivalente el daño.

 

Pediré perdón por última vez,

aunque uno se cansa

de recibir clemencia.

 

No me despido,

hoy he leído a Vallejo,

perdonen la tristeza.

 

 

 

ANIMALES DOMÉSTICOS

Me duele el perro del vecino.

Atado.

Limitado a un pequeño

espacio todo el día

a cambio de techo y comida.

 

Triste, pero seguro...

¿Seguro de qué?

¿De su soledad entre ladridos

de ansiedad?

¿De dos o tres caricias

que no valen la condena?

 

Me apena el perro del vecino,

como si mi corbata

asfixiara menos que su correa.

 

No hay mucha diferencia

entre mi horario de oficina,

el miedo,

y su docilidad doméstica.

 

Mientras él se acostumbró

al tintineo de sus cadenas,

yo me voy acostumbrando

al sonido de estas teclas.

 

  

 

SOY

Soy el poema mal hecho de otro imitador de Bukowski.

La canción más desafinada de Corcobado.

El loco que no se atreve a ser rey de su propio mundo

imaginario,

aterrado del resplandor blanco

en una habitación marginada del viejo hospital.

Soy la sonrisa salpicada de sangre en el rostro del

asesino serial.

La bala dorada que perforó el cráneo del niño soldado.

El pensamiento perverso del sacerdote,

o sus dedos,

persignándose.

Pálidos dedos que minutos antes

se introducían húmedos en la entrepierna de otra víctima.

Soy el político sonriendo en la foto con el pobre.

El vagabundo que morirá de frío y nadie notará.

El cáncer que matará a tu madre en cinco años.

El niño que no volverás a ser.

Soy la tierra sobre tu ataúd.

La cuerda que alguien tirará

después de descolgar tu cuerpo aún tibio.

El perro atropellado por un conductor borracho

que se destrozará el cráneo a un kilómetro de ahí.

 

Soy el mundo destruido por el hombre.

 

Y tú,

¿me reconoces?

 

 

 

SEGURO QUE ESTA HISTORIA TE SUENA

Hoy vi a un niño llorando

al lado del cadáver

de su pequeño poodle.

Otro perro más grande

lo había matado.

 

Ese tipo de cosas siempre me ponen mal.

 

Pensé en qué es

lo que se le puede decir.

Cómo explicarle.

Pero sólo vino a mi mente

el verso final

de un poema de Iribarren:

 

es la vida, hijo...

y no ha hecho más que empezar.

 


 

EL DOLOR MÁS PROFUNDO

Aquí no hay poesía,

sólo esto:

la realidad.

 

Más allá de las palabras que inventamos,

más allá de la fuerza de todas las catástrofes,

la soledad es lo único que sobrevive.

 

El miedo es la unidad de medida de la muerte

y la muerte es la máscara del tiempo.

 

Pero hay un dolor más profundo

que supera todos nuestros temores.

No es de la muerte

de lo que en realidad huimos

sino de algo aún más inevitable.

Terrorífico.

Ordinario:

 

el olvido.

 



LA FORTUNA DE LAS MOSCAS

Somos nada

y a la nada pertenecemos.

Pequeños seres pretenciosos,

primates de un metro setenta

y a veces ni eso.

 

Más parecidos a las células de un cáncer

que a las estrellas en el cielo.

 

Nacemos, crecemos, follamos, fallamos y morimos.

Millones de ciclos repetidos

en una danza absurda entre la mierda y la soledad.

Almas frustradas, ancladas

al mismo deseo de eternidad.

 

Reafirmamos nuestra arrogancia odiando.

 

Creemos que no guardamos relación

con nada que consideremos inferior.

Ahí están las moscas, por ejemplo,

nos provocan asco y las preferimos lejos.

 

Nos cuesta admitir

que aunque no somos moscas

nos encanta la mierda.

 

Incluso,

nuestra fortuna es menor:

ellas,

en su miserable condición,

apenas viven unos días

y además saben volar.

 

Somos superficies,

limitados por cinco sentidos

y cuatro dimensiones.

 

No nos cuestionamos nunca nuestra existencia;

sólo aceptamos las ideas

con las que nos violaron la mente

nuestros padres.

Y las defendemos.

Nos aferramos a ellas

como si los muros de nuestra percepción

fueran un sagrado monumento,

pero sólo somos

maquinarias del miedo.

 

Para qué seguir.

Para qué insistir.

Para qué tanta palabra seca

taladrándome el cerebro,

si mañana vuelvo al mismo encuentro:

dormir, comer, cagar, trabajar, embriagarme

y comenzar de nuevo.

 

Si no nos jugamos la vida,

¿Para qué la queremos?

 

¿No sería entonces mejor la muerte?

¿El abandono por voluntad

y no esta permanencia por cobardía?

 

Tanto ruido y al final

nuestro cadáver apenas servirá

de patria para las nuevas larvas

que fundarán nuestro esqueleto.

 

Se desnuda la cruda anatomía del universo:

 

Morir no significa irse

sino regresar a casa.

 

A dónde pertenecemos.

 

A la nada.

 

 

 

LOS DÍAS NORMALES

Huimos de la trivialidad,

de la costumbre,

de la mediocridad,

de lo simple,

de lo común,

de lo insípido:

de lo que nos une al resto.

Huimos, en fin,

de los días normales.

 

Y sin embargo,

son lo que más nos sucede.

 

Observa a todos

esos perros en la calle,

avanzan como si supieran

siempre a donde van.

 

Quisiera tener

esa misma certeza.

Conservar el instinto.

 

No hay ni un rastro

de furia por las banquetas.

Ni un camino que

nos lleve a la deserción.

 

¿Civilidad o imbecilidad?

 

Incluso el árbol envejecido,

con raíces y paciencia, aprendió

a reventar el concreto usando

la sabiduría de su propia naturaleza.

 

A morir de pie entre los arrodillados.

 

Nos arrancaron la rabia

pero no la esperanza.

 

La trampa es mantener

nuestra pasividad intacta:

un rebaño de carne

anhelante y acostumbrada.

 

Porque un pueblo desesperanzado

sabe que morirá peleando.

 

No hay nada más incendiario

que la desesperación.

 

 

 

INCENDIO UNIVERSAL

Hay algo que se pudre,

que cruje cada vez que sonrío,

como una máquina averiada

en medio de un sistema productivo.

 

No es para ponerse de pie

que nos levantamos.

Es para continuar, simplemente.

 

Arrastrados por la inercia del propio juego:

la realidad que nos ha tocado

sin poder elegir la casilla de inicio.

 

Somos el insecto que el azar amenaza

poner bajo la bota.

 

Hemos hallado algunas salidas,

es cierto, pero no todos sobreviviremos

a los caminos que nos llevarán a ellas.

 

Mi corazón es del tamaño de un puño

y mi puño tiene el tamaño de la ira.

 

Nada es más inútil

que algo que funciona, impecable,

dentro de un cuerpo que no sabe

para qué sirve.

 

Reunamos toda la tristeza de nuestra generación

y prendámosle fuego.

 

Será el gran incendio universal:

las ciudades hermanadas por las llamas,

desatando su hedor a mierda y consuelo.

 

Arderemos

para cicatrizar el dolor en cenizas.

 

Y si no sobrevivimos,

al menos

iluminaremos.

 


Marco A. Pérez. Poeta originario de San Martín Texmelucan, Puebla. Publicó el libro de poemas La fortuna de las moscas (2021), en la editorial El Viaje y El Camino. Ha participado en festivales culturales como Tlalancarock, Encuentro de Blues del callejón y Encuentro Nacional de Poesía Max Rojas. Actualmente se encuentra trabajando en su segundo poemario. Es papá de Galia.
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