Urbanismo sonoro

Por Irving Montero Campos 


El murmullo subterráneo de Nueva York y un panameño protestando contra las dictaduras latinoamericanas, mineros ingleses furiosos y un seguidor apasionado de Oscar Wilde, el reencuentro de un hombre solitario con los sonidos de su infancia; estas son colaboraciones entre las voces de la ciudad y tres compositores únicos. 


Mientras duerme la ciudad 

Rubén Blades se define a sí mismo como un cronista de la música, haciendo honor a esta profesión y gracias a su constante observación de la vida en la calle grabó la canción “GDBD” (Gente Despertando Bajo Dictadura); inicialmente fue un cuento corto escrito por el panameño inspirado en una nota de periódico y con el paso del tiempo se convirtió en una canción que incluyó en el álbum “Buscando América”, uno de sus trabajos más controvertidos debido a la presencia de cuestionamientos políticos y tintes de protesta social. 

La canción que narra la rutina matinal de un supuesto agente de la policía secreta no cuenta con arreglos musicales y fue improvisada en una sola toma -él mismo confiesa que desafina un par de veces durante la grabación- en los estudios de Eurosound en Nueva York; la ciudad hace su aparición entrada la madrugada mientras Blades caminaba hacia la estación del metro, una especie de zumbido que provenía desde el subsuelo llamó su atención, pensó que podía utilizarlo para su experimento musical y regresó con una grabadora al día siguiente. Buscó por todos lados un generador de luz pero para su sorpresa el ruido que le da el tono para cantar GDBD proviene de una escultura sonora instalada por el artista Max Neuhaus en la calle 46 y Broadway, en pleno corazón de Times Square. 

La instalación fue activada en 1977 y se encuentra bajo una rejilla para desague, consiste en una serie de bocinas y generadores de sonido caseros que desde entonces no ha dejado de emitir un rumor apenas audible para algunos e imperceptible para otros; Jon Fausty (legendario ingeniero de sonido de Fania Records) fue el encargado de realizar el loop que acompaña los 3:36 minutos que dura la canción, narrada en segunda persona y con un final inesperado. Este encuentro fortuito entre cantautor y una pieza tan singular despertó su interés por la experimentación en el género tropical y tres años más tarde grabó “Agua de Luna”, quizás su obra más atrevida y vanguardista.




Carbón y flores 

La huelga de mineros del Reino Unido realizada entre 1984 y 1985 fue la disputa laboral más violenta en la nación durante el siglo XX: se registraron seis muertes y más de once mil personas arrestadas. El conflicto surgió luego de que el gobierno de Margaret Thatcher pusiera en práctica un controvertido programa de reconversión debido a la falta de rentabilidad en el sector, realizara despidos masivos y anunciara el cierre de pozos; en el fondo, representó una lucha entre el poder de los sindicatos y el puño de hierro del gobierno británico. 

Dos años después de la derrota de las uniones mineras, The Smiths se encontraban por grabar el que sería su último álbum de estudio (“Strangeways, here we come”) en medio de tensiones entre sus miembros y desencuentros por el sonido que debía tomar la banda. Morrissey no había ocultado su aversión hacia la controvertida primera ministra llamándola tirana y dictadora; así, decidió utilizar un extracto de sonido de las protestas proveniente de un álbum de efectos de sonido de la BBC para la introducción de la canción “Last night I dreamt that somebody loved me”, el registro histórico fue conservado en la versión de estudio y con el paso del tiempo se convirtió en la canción favorita del repertorio de The Smiths del compositor y del mismísimo David Bowie, a quien conoció en 1990 y con quien compartió escenario durante algunas giras.



Estanques vacíos 

“Everyday robots” es el trabajo más personal de Damon Albarn, en sus quince canciones retrata la infancia del compositor en el este de Londres y su miedo ante el aislamiento que traen consigo los avances tecnológicos; para grabarlo vistió los lugares donde creció y realizó una serie de samples y videos con su iPad. 

La canción “Hollow Ponds” recorre eventos clave en la vida del líder de Blur y Gorillaz, como la ola de calor y sequía de 1976 que azotó gran parte del Reino Unido, sus viajes al lago artificial ubicado en el área que da nombre a la canción y la estación de Leytonstone, en donde grabó el sonido de tren subterráneo que acompaña sutilmente el inicio y el final de la pista. El resultado de esta combinación es un melancólico viaje al pasado y un signo de interrogación hacia el futuro, inquietante y brumoso como nuestro reflejo cotidiano (y cada vez más recurrente) en las pantallas LCD.

Girls go ska: barahúnda de brujas y saxofones


Girls go ska es una agrupación mexicana que combina los ritmos del ska, el reggae y el rocksteady para contar historias con composiciones originales y tomando como inspiración sonidos y bases del jazz, soul y hip-hop.

El proyecto musical conformado por Mariela Sánchez (batería), Jocelin Nieto (percusiones), Daniela Mecalco (bajo), Elizabeth Piña (saxofón tenor), Arlet Morán (saxofón alto), Soledad Arredondo (voz y sax) y Yamir Moreno (guitarra); cuenta ya con cuatro años de trayectoria y ha compartido escenario con bandas como Los Auténticos Decadentes, The Skatalites, Maskatesta, Los de Abajo, La Tremenda Korte, Liran Roll, Rude Boys, Salón Victoria, Silverio, Estrambóticos y Enjambre, con quienes han colaborado directamente con la canción Hematófago

Somos seis brujas y un poeta caminando con el ritmo, descifrando el algoritmo para decirnos la neta. Con la conciencia repleta de lo que es y será. Mucha magia existirá removiendo sentimientos, conjurando el movimiento, mientras suena Girls Go Ska. 

Girls go ska ha pisado diferentes escenarios y eventos de la talla del Festival Skatex (en sus ediciones 2018 y 2019), la visita de la banda argentina Skatoness a Querétaro (2019), la Glorieta de Insurgentes (2019), el Palacio de los Deportes (2019), el Caminante Fest (2019) y la Fiesta Internacional de Libro de Puebla (2020).

Actualmente están promocionando el sencillo "Quédate", segundo adelanto de lo que será su primer álbum de estudio que se publicará a principios de 2021, y estará conformado por ocho temas originales de la banda. Pueden seguir y conocer más del trabajo de Girls go ska en Spotify, en diversas plataformas musicales y en sus redes sociales oficiales.

Letrinas: Don Pez


Don Pez

Por Samanta Galán Villa


A tus cincuentas seguías dándole baile al cuerpo. Todos te conocían como el borracho que animaba las fiestas. Yo no, a lo mejor porque me inicié tarde en ese ambiente. Te conocí porque manejabas el taxi que nos llevaba hasta Morelia e ibas por nosotros a la casa cuando mi abuelito tenía que ir al hospital. Me mirabas por el retrovisor y guiñabas el ojo. También te veía, tu cara reseca y escamosa me daba náuseas.

Así me fuiste agarrando confianza, hasta que al fin te animaste a invitarme a un baile, en honor a la patrona Santa Rosa. Los Players cerrarían la semana de fiestas y jaripeos. ¡Claro que te mandé a la chingada! No soy una modelo, pero tampoco estoy tan jodida. Terminé yendo con mis amigas y ahí te encontramos. Les invito las cervezas, dijiste, apestando a colonia barata. Mis amigas se rieron, pero yo no. Lo único que vi fue tu piel de pez.

Con el tiempo te perdí la repulsión, pero no como para andar contigo. Yo apenas terminaba el bachillerato y tú tenías tres hijos con una mujer que te abandonó porque ya no aguantaba tus infidelidades. Dicen que a veces te encontraban tirado en medio de la calle, meado y con el vómito resbalándote hasta el ombligo. Margarita, ven Margarita, decías entre el llanto y palabras a medio terminar.

          Margarita estaba en la capital con otro, todos lo supimos. Tus hijos te agarraron coraje y prefirieron olvidar que, en un pueblo en medio de la Sierra Madre, estaba su padre el infiel. Nadie se haría cargo de ti cuando estuvieras viejo, nadie te aventaría una tortilla para que no te murieras de hambre. Entonces tuviste la mejor idea de tu vida y te endeudaste para comprar el taxi.

El camión que va a Morelia sale cada hora, pero hay gente que tiene prisa, que debe irse de volada. Ahí es cuando te llamaban y cobrabas el doble. Aunque se nos hacía un robo, no nos quedaba de otra porque hay cosas que el tiempo nos quita y el dinero no recupera.

 Hiciste una reputación, ya no eras el borracho, sino el que sacaba de apuros y llevaba a la gente a la capital o a otros pueblos en tiempo récord. También con eso aumentaron tus ganancias. Preferiste bajarle a la tomadera y gastarlo en invitar a las muchachas a los jaripeos, a pasear al río y luego a tu casa.

Nunca ocultaste tu gusto por la putería y me da risa que hasta pensaras que yo te haría caso. No creas que no me gustaron tus regalos, los peluches envueltos en bolsas de celofán con las orejas chuecas o los ramos de rosas que aún traían espinas. He de confesarte que me sentía bonita, cotizada. Era, o así lo creía, la inalcanzable.

Terminé la prepa y mis papás dieron todo lo que tenían ahorrado para que estudiara enfermería en Morelia. No querían que terminara como ellos. A las enfermeras se les respeta y son muy inteligentes, una enfermera vale más que cualquier mujer que lleva a moler el nixtamal, eso decía mi papá muy orgulloso cuando me dejaba en la parada de autobuses. Todos sabían tu fama de mujeriego, y él prefería que tomara el camión a última hora que irme contigo.

¡Don Pez, ya se estaba tardando!, ándele que va a anochecer, te decía los viernes cuando aparecías en Mil Cumbres para subir pasaje. Me podían más las ganas de volver a la casa, que el regaño de mi papá por tomar el taxi. Ya no te miraba por el retrovisor la cara escamada ni los guiños de ojo. Ahora veía las montañas, las vacas y los borregos que pastaban antes de que llegaran las secas.

Pensé que ya éramos amigos y que dejaste de lado tus tonterías, por eso me extrañó verte fuera de la facultad esa mañana. Traías tus tenis blancos llenos de mugre, tu gorra del América, los ojos llorosos y en las manos un peluche envuelto en celofán.

Me morí de vergüenza al reconocerte. ¡Hijo de la chingada, vete a la verga! ¿Qué no entiendes? ¿Qué no entiendes que no quiero nada contigo?, quise gritarte, pero no lo hice, no iba a armar un escándalo frente a mis compañeros.

Híjole, ya llegó mi tío por mí. Nos vemos después, le dije a mis amigas y ellas entendieron que debían irse. Que, a fin de cuentas, aunque estudiara enfermería y me juntara con chavas de otro nivel, era del rancho y que una escena así no sería la última. Qué pasó, Don Pez. ¿Nos vamos? Hoy salí más temprano. Hasta parece que me lees el pensamiento. Ándale, vámonos. Tú sacaste el pecho, creyéndote el galán. Me entregaste el cochino oso y me dijiste que cada vez estaba más guapa.

Mírate, quién te viera. Ya preparándote para ser una licenciada. Para ti todos los que tenían una carrera eran licenciados: doctores, abogados, enfermeras, ingenieros, todos. Te agradecí por el oso y te repetí que ya nos largáramos. Te subiste al taxi y pusiste a los Cardenales.

La idea era irnos a Mil Cumbres a esperar pasaje, como siempre. Al pasar por ahí vimos a mujeres del pueblo en la parada y al autobús que llegaba al rancho más lento. Te valió madre y te fuiste de largo. ¿A dónde vamos? ¿No vas a subir gente o qué? No me respondiste y comenzaste a acelerar. Me cagué del miedo. Empecé a rezar el Padre Nuestro y a encomendarme a la Virgen, como me repetía mi mamá que hiciera cuando era niña.

En un punto del camino te orillaste y detuviste el taxi. Vente, te voy a enseñar algo. No quise bajarme, pero insististe. Había un bosquecillo y unos arbustos que comenzaban a secarse. Ya hay una cobija ahí y dejé unas cervezas. Vente, no te voy a hacer nada.

Sentí más coraje que miedo. Pendejo, imbécil. Moví la cabeza diciendo que no, el no que uno hace cuando alguien la caga. ¡Chingas a tu madre, pendejo! ¡Neta que vales verga, por eso te dejó Margarita! Agarré mis cosas y salí corriendo sin detenerme, sin pensar en nada. En ese momento no me di cuenta, pero estaba llorando. A lo lejos vi el camión que iba para el rancho y me subí antes de que me alcanzaras.

Pensé mucho en ti, en lo miserable que eras como para hacerle eso a una muchacha. Tan patético, que tu cara escamosa era la menor de tus vergüenzas. No le dije nada a mis papás porque seguramente hubieran ido por ti para lincharte. Me aguanté, pensando que usaría lo que hiciste para amenazarte si querías acercarte a mí de nuevo.

Ahora míranos, aquí los dos. Tardaron tres días en encontrarte. Mi mamá me marcó por teléfono para darme la noticia. Me dijo que apenas habían encontrado tu cuerpo. Te ahorcaste en medio de un bosquecillo, cerca de la carretera. Encontraron varias cervezas vacías, un oso en una bolsa y un cobertor bajo tus pies. Nadie imagina por qué lo hiciste, si un hombre viejo nada más debe esperar unos años a la muerte.

Dijo mi mamá que no te harían misa, porque las almas que se suicidan no pueden llegar a Dios. Te van a enterrar en el panteón sin banda, sin misa, como a un perro. Por eso vine, y estoy aquí, imaginando a través del ataúd tu cara de pez. No te guardo rencor, porque eso ya no nos sirve.

Margarita vino a tu entierro, llorando. Que de saber que ibas a matarte, no te habría dicho que se va a casar. Creíste que no le importabas a nadie, que nadie se daría cuenta si desaparecías. Viste la soledad que intentaste ahogar en alcohol y saciar en mujeres que sólo te seguían para desfalcarte.

Eras estúpido. ¿No sabes la falta que no vas a hacer a todos? ¿Sabes cuántos van a llegar tarde al hospital, a recibir el Solidaridad? ¿Quién va a traerme a casa los viernes en tiempo récord? ¿Quién me va a decir que he cambiado mucho, que estoy más guapa, elegante, bonita y que voy a ser la envida de las del pueblo? ¿Quién va a mirarme por el retrovisor? ¿Quién?

Ummagumma: 10 años a contracorriente

Por Alejandro Carrillo

@alexiliado


Hay un lugar situado en la plena entraña del país, célebre por su cerveza helada, sus parlantes estridentes y su clientela peculiar; pero reputado principalmente por navegar a contracorriente durante, ya una década, en las ajetreadas noches de la ciudad y sus habitantes. Situado a unos cuantos metros del recinto que en donde se sentaron las bases de la unificación de la patria, el Ummagumma Alt-Rock-Pub (Venustiano Carranza 102-A, Centro) aposenta también y por lo regular a alborotadores, agitadores y activistas; igual de beodos y necios que los villistas y carrancistas de la Soberana Convención de Aguascalientes.

En ese mismo sentido y con toda la intención de hacer bullicio, no resulta inesperado que de la manera más bélica posible el lugar se encuentre puntual y estoicamente ubicado frente a la Casa de la Cultura. Y es que el Ummagumma o Umma, como lo entendemos sus demiurgos más asiduos, bien podría considerarse la Casa de la Contracultura en la ciudad, partiendo del hecho de que durante estos lustros ha abierto sus puertas y micrófonos a la inmensa mayoría de las voces y tendencias del arte y la cultura, dejando a un lado el funcionarismo y los prejuicios de todo tipo. Eso sí, no se sirve banda, reguetón ni cerveza indio porque los principios siempre estarán por encima del negocio.

Su puerta roja casi clandestina, coronada por una brillante "U" eléctrica y centelleante a lo Ziggy Stardust, esconde un largo pasillo repleto de melancólicos carteles y afiches de conciertos legendarios y bandas de culto; sólo para dar entrada a la protagonista del lugar: una barra infinita de madera que muestra orgullosa las cicatrices del vidrio y del tabaco, fruto de las innumerables batallas que se han librado sobre ella a lo largo de estos diez años. Todo cercado por moblaje tapizado con tejido escocés, y por paredes verdes y pistaches, ataviadas con insólitos e irrepetibles cuadros del rock.

El concierto fue especial, por primera vez nos encontrábamos en un sitio donde nuestra música encajaba perfectamente, la pared estaba tapizada de fotos de Morrissey, Siouxsie and The Banshees, Nick Cave y por supuesto The Cure, siempre The Cure como diría el escritor Israel Miranda.

Iván García y Los Yonkis

Es común ver entresemana a poetas y prosistas inéditos leer o escribir las más grandes obras de la literatura anticanónica, chocando los tarros con los que generan la riqueza después de un largo jornal y con gitanos poco entusiastas del calendario gregoriano. Por las noches la tinta, el rímel y los estoperoles desfilan osados por los salones del lugar, mismos que han refugiado por igual a vacas sagradas del rock nacional, gigantes del movimiento rupestre, artistas nacionales y extranjeros de todo tipo, y un sinfín de bandas locales. Alguno de ellos rindió un temerario homenaje en forma de canción al borde del delirium tremens y con el rugido de su Jaguar, otros menos virtuosos inmortalizamos el garito a través de las letras. Lo cierto es que el bar ha trascendido ya su propia existencia en obras que han quedado para la posteridad.

Quizá el encanto radique en su naturaleza anacrónica y camaleónica por igual. A diferencia de otros lugares, en el Ummagumma un sábado nunca será igual a otro sábado, pues cada día es un vórtice irrepetible en donde puedes encontrar y descubrir experiencias de todo tipo: un sabor, una charla enardecida, un disco, una sugar girl. Del soundtrack ni hablamos, por igual te topas un día a Depeche Mode y a New Order, que a Bauhaus y The Smiths, o Bob Dylan y Johnny Cash alternando con The Clash e Iggy Pop. La psicodelia que le dio nombre al pub no puede faltar, mucho menos las letras y acordes de Robert James Smith, santo patrono del lugar.


Hay cierta mitología que envuelve al Ummagumma, algunos cronistas cuentan que en otros tiempos su estructura sirvió para albergar cortejos fúnebres, y si prestas atención entre trago y trago podrás darle sentido a la arquitectura; aquí la recepción, por allá las salas de velación, los corredores y las salas de espera, al fondo la antigua plancha de preparación y embalsamamiento. Incluso si logras aislarte un poco más, podrás escuchar el cuchicheo tétrico de los deudos, y si vuelves la mirada siempre hay un alma taciturna con su ropa más sombría deambulando rumbo al patio. Y es que no hay mejor lugar para olvidar que estamos muertos.

El Ummagumma Alt-Rock-Pub llega a sus primeros diez años en medio de una catástrofe que nos ha obligado a reinventarnos y resistir una y otra vez, tal y como lo ha hecho este monstruo verde de mil cabezas a lo largo del tiempo: entendiendo el mundo de una manera alternativa y a contracorriente. Larga vida al Ummagumma.

Crónica de un peatón: Don Emilio, el contrabajista

Crónica de un peatón | Por Alejandro Carrillo | Foto: Chaneke Correa (Julio 2014)

Don Emilio nos abre las puertas de su casa al tiempo que abre una botella de whisky para celebrar -o quizás no- una noche épica de música de 'etiqueta'. Don Emilo es contrabajista en la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes y ha estado ligado al oficio durante más de veinticinco años; -mi edad- pienso para mis adentros, al tiempo que me pierdo en sus gafas de pasta perfectamente zurcidas con un alambrito y cinta de aislar.

Don Emilio no es diferente a otros músicos; habla como músico, gesticula como músico, alza la voz como músico, se queja de otros músicos como músico, bebe como músico. Busca mi aprobación sobre el concierto de esa noche y yo temo quedarme corto. -¡Poca madre!- es lo único que se me ocurre decir al no encontrar en ese momento un adjetivo más 'a tono' para describir el recital de hace un par de horas. Para mi fortuna, esa respuesta parece complacerle a Don Emilio y revira satisfecho -sí, estuvo chingón-.

Me habla de la vida del hombre que se convirtió en músico. Del día que hizo maletas y se fue a la capital a vivir a una vecindad que tenía un grifo de agua helada que usaba como regadera sólo para llegar y aprender de los maestros más reconocidos de la época. Me cuenta que la vida no se ha tornado muy diferente desde entonces y que los músicos tienen las mismas calamidades de hace treinta años. Sin embargo, puedo notar que la música le ha dado a ese hombre más de lo que cualquier mortal pudiese tener en el mundo. No sé lo que sea, pero hay algo que ahí está y que Don Emilio recuerda al  perder su mirada en los círculos anaranjados pintados en los mosaicos del piso.

Se acaba el agua mineral y Don Emilio se sirve uno en las rocas para hablar de música. Habla de Schubert, de Tchaikovsky, de Brahms, de La Quinta, de La Novena, de las más grandes obras de la música clásica. Habla de los violinistas rusos, de los franceses, de los checos; pero algo lo detiene. -Mira, esos güeyes podrán ejecutar perfectamente y ser rubios, pero no te tocan el Huapango de Moncayo, por eso somos más chingones- dice convencido mientras lleva con su índice el compás ternario de la obra -parapapapapá, parapapapapá-.

Don Emilio rocanrolea. Con todo el conocimiento y las experiencias que un músico de su talante puede tener, no olvida la primera vez que escuchó el 'Dark Side of the Moon' y habla de Roger Waters como si estuviera hablando de Mozart -incluso con más admiración-. Recuerda algunos amigos, algunos lugares, algunas mujeres, algunos excesos y concluye con un -soy muy afortunado-, mientras hace una mueca burlona que lo dice todo.

Me marcho de la casa de Don Emilio pensando en volver pronto por otra historia y quizá otro vaso de whisky. Me repito en voz alta eso último que me dijo -soy muy afortunado-.

En memoria de Emilio Sierra Olguín. Gracias por los whiskys y por la música.

Maradona by Kusturica: Eres grande Diego


Por Marco Antonio Hetfield | Neotraba

En 2005 y 2007 el cineasta serbio Emir Kusturica estuvo detrás del astro del futbol argentino. Lo seguía cual paparazzi —a pesar de tener pactado un trato para estar siguiéndolo con cámaras—, “El Diego”, —cómo el personaje excéntrico que fue—, dejaba de lado al equipo de rodaje de Kusturica, uno de los cineastas más prolíficos.

Así es cómo toca hablar del largometraje titulado, Maradona por Kusturica (2008), un documental, que —más allá de buscar retratar la historia del ídolo—, nos presenta una mirada distinta para desentramar la polémica figura que fue el astro del futbol.

Muchos son los ideales que giran en torno de la figura de Diego Armando Maradona, tal vez la más conocida es la de astro futbolístico, es gracias a esta faceta que se nos revela su parte ideológica y política con su ya conocida mano de dios. En los primeros minutos del documental, Maradona declara haber metido el gol de forma tramposa, sabiendo lo que hacía, de acuerdo con el astro, era una forma de vengar todo lo sucedido en la guerra de las Malvinas. Es así que Diego Armando muestra sus tintes comunistas y revolucionario anarquistas, peleando desde la trinchera que le tocaba, es decir, el futbol.

Kusturica hace un trabajo laborioso en este documental, no sólo sigue a Diego Armando con la cámara, se vuelve también parte del documental, ambas figuras mantienen un confrontamiento personal e ideológico, además, podemos visualizar como Diego Armando incita al director a formar parte de todas las excentricidades de su vida personal, de tal forma que visibiliza la disparidad entre las realidades de estos dos personajes, las ideologías, etc.

Diego Armando le permite a Kusturica entrar en esa vida tan propia del astro, llena de elogios, excentricidades y momentos dionisiacos.

La figura de Diego se erige gracias a todos estos hechos. La controversia que gira a su alrededor y se metamorfosea de astro a leyenda y de leyenda a dios. “El más humano de los dioses”,  —de acuerdo al escritor uruguayo Eduardo Galeano—, son las palabras más acertadas acorde a la mirada que el documental expone.

Con la polémica figura de Diego Armando podemos ver retratado un dios griego en la tierra, con defectos  y una vida desenfrenada; su vida, un gran suceso heroico digno de un mito contando a través de los siglos, o, quizá, un pergamino encontrado dentro de una vieja biblioteca, donde lleva la gloria a un pueblo reprimido con anterioridad por otro. Maradona por Kusturica (2008) es un importante documental para entender a tan polémica figura. Su realización asemeja la estructura de un ensayo, es tan sorprendente y surreal como el mismo Diego Armando. Está lleno de momentos dignos de una película de ficción, confronta el mito y el hombre, en este caso, no podemos distinguir al uno del otro.


Publicado originalmente en Neotraba.

Las cinco dimensiones de un hombre delgado

Music in a coma | Por Carlos Iván Carrillo |


Cuarenta y cuatro álbumes oficiales, doce Grammys, un Óscar, un Príncipe de Asturias, un Pulitzer, un sinfín de honores e inducciones y hasta un Nobel despreciado; son la carta de presentación del hombre que tantas veces nos ha reunido para compartir cervezas, experiencias, textos, rolas y el corazón sobre todo.


Definitivamente una influencia importante en todos los que directa o indirectamente participamos en la música y el arte; en mi caso, he engullido la obra de Dylan desde crío y muy seguramente desde el periodo de gestación en el vientre de mi madre.


He revisitado unas cuantas veces las producciones de Bob en orden cronológico con el objetivo de encontrar la manera de dividir y explicar su obra, la mayoría de las veces sin éxito. 

Producción, sonido, instrumentación, género, letras; pocas veces lograremos encontrar un hilo conductor claro entre disco y disco, excepto que —como él mismo lo dijo en el Royal Albert Hall en 1966— “todas mis canciones son de protesta, así que vamos…”

El folk y el rock coquetearon desde los últimos años de los 50, siempre con recelo entre los espectadores. Es importante precisar que el folk rock como lo conocemos hoy, nació en California en 1964 cuando Roger McGuinn y The Byrds mezclaron una guitarra Rickenbacker de doce cuerdas con la influencia de la invasión británica y las letras de folk de Bob Dylan o Pete Seeger. Esto incluso antes de la “electrificación” de Dylan.


Uno de mis discos favoritos de todos los tiempos es “Fifth Dimensión”, grabado y publicado en 1966, producido por Allen Stanton -productor muy poco conocido- que antes sólo había trabajado en los discos más countrys de Jimmie Rodgers y los más bluegrass de Tony Bennett. El álbum “Fifth Dimension” es el tercero de los Byrds, poco valorado a pesar de ser la piedra angular de la transformación del rock de los años 60. El rock sicodélico nace con éste disco y es el puente en la transición del rock basado en el folk y el blues, que después se transformaría en hard rock, glam rock y hasta el rock progresivo. 

No, no, no, el rock sicodélico no nació con “Sgt. Peppers Lonely Hearts Club Band”.

¿Qué tiene que ver esto con Bob Dylan? Pues bien, Fifth Dimension no sólo es el primer disco publicado por The Byrds sin incluir una sola rola de Zimmerman -a petición del mismo Dylan, según Bud Scoppa, el biógrafo de la banda-. Sino que, además, ¿quién creen que fue el que introdujo a Roger McGuinn y compañía al mundo del ácido lisérgico? Exacto, el hombre delgado. Incluso existe el mito de que la canción que le da nombre al disco, la escribió McGuinn en un mega bús de LSD -con ya saben quién- para explicar la teoría de la relatividad de Einstein. Por sus referencias a la droga, el disco y sus sencillos fueron censurados por los medios especializados en ese momento y tuvo muy poco éxito comercial.


Un nombre basado en ese álbum fue el que elegí para este análisis y remembranza sonora, pues curiosamente son cinco las etapas en las que he logrado conectar y segmentar la obra musical y sobre todo vocal de Dylan. El viejo Bob ha sido un camaleón y nunca ha tenido problema alguno para radicalizarse, cambiar su forma de cantar o navegar entre géneros musicales. En las siguientes líneas intentaré, de manera abreviada, precisar las transiciones en la voz y producción de la música de Bob Dylan.

La primera época de Dylan entre 1962 y 1968 será la que seguramente la historia recordará, los homenajes y hasta mofas que se realizan a Dylan en la cultura popular son basadas en esta época; un registro vocal fino y con mucha nasalidad, además de elementos teatrales y recitativos. Esto fue lo que llenó el ojo del productor de sus primeros discos y el responsable del éxito de rolas como “Blowin in the Wind” y “A Hard Rains-a Gonna Fall. John Hammond, famoso por descubrir también a otras deidades de la música como Aretha Franklin, Leonard Cohen, Bruce Springsteen y Stevie Ray Vaughan, entre otros. Se sabe por palabras del propio Hammond que Bobby en sus inicios era un tipo muy indisciplinado en el estudio y que sin importar errores en la guitarra o la voz siempre se negó a grabar segundas tomas. Dentro de esta etapa vocal también se encuentran el “Bringing It All Back Home”, “Highway 61 Revisited” y “Blonde on Blonde” donde mantiene las mismas características nasales de la voz y se pronuncian más las características teatrales al cantar; incluso en canciones como “Subterranean Homesick Blues” llega hasta a rapear sobre la base, sin embargo esta idea, así como gran parte del cambio del sonido acústico de Dylan a uno más pesado, se le atribuye al productor de origen afroamericano Tom Wilson, responsable de producir también los discos más importantes de Simon & Garfunkel, Eric Burdon y The Velvet Underground.


La segunda etapa que encuentro es un periodo muy corto entre el año 1969 y 1973, las producciones desde “Nashville Skyline” hasta la banda sonora de “Pat Garrett & Billy The Kid”, composiciones e instrumentaciones que recuerdan al sonido del clásico country norteamericano y un registro vocal suave, relajado y sin cadencias experimentales ni recitadas. Para esto solicitó los servicios del gran Bob Johnston que después de la chingonería realizada en “Nashville Skyline” produjo también grandes discos para Johnny Cash y Leonard Cohen. Esta etapa termina por el fracaso comercial del disco “Self Portrait” con los viejos fans desconcertados y sin rumbo. Curiosamente no existe memoria en vivo de esta época pues coincide con los años de retiro de los escenarios derivado de un grave y misterioso accidente en motocicleta del que por cierto no existen registros hospitalarios.


Mi época favorita y en la que más disfruto a Bob es de 1974 al 79, a mi parecer los más grandes discos, con un Dylan maduro y una voz estable, cantando en tonos altos y rasgando toda la garganta. Stratocaster negra o Telecaster sunburst en hombro, con canciones agresivas y mucho rocanrol influenciado por The Band, de varones, pues.


Los álbumes más chingones se producen en esta época, “Blood on the Tracks”, “Desire” y “Street Legal”, la producción de estas joyas corren a cargo del mismo Dylan y de Don DeVito, que fue presentado a Zimmerman por Johnny Cash. Sin duda, para mí es el punto más alto de su carrera musical y vocal; además en estos tiempos se realizan los famosos discos en directo “Before the Flood” y el magnífico tour “Rolling Thunder Revue”; gira de 57 conciertos donde comandó a personajes de la talla de Roger McGuinn, Mick Ronson (en ese entonces guitarrista de David Bowie y Lou Reed), Joan Baez, Scarlett Rivera, T-Bone Burnett y el mismísimo Allen Ginsberg, por citar a algunos. Para más información acerca de esta bacanal, recomiendo el libro “Rolling Thunder” que escribe Sam Shepard y claro, el nuevo material cinematográfico del maestro Martin Scorsese.


Con la llegada del disco “Slow Train Coming” y el último año de la década de los 70, Dylan se convierte al cristianismo. Este disco cuenta con las tremendas participaciones de Mark Knopfler, líder de Dire Straits y del productor Jerry Wexler, a quienes Bob intentó evangelizar durante la grabación. En este punto, el hijo de Duluth, Minnesota trató de regresar al mismo ejercicio vocal que presumía a principios de los 60, pero la edad le empieza a pesar. El principio de los 80 es definitivamente una época oscura para las producciones y la carrera musical de Dylan. En el libro “Crónicas Vol. 1” el cantante menciona que se encontraba desorientado y había perdido la fe en su propia capacidad para crear nuevas obras; sin embargo, en 1988 su inducción al Salón de la Fama del Rocanrol y el nacimiento de los Traveling Wilburys junto a Tom Petty, George Harrison, Roy Orbison y Jeff Lyne, reviven a Bob y alcanza los primeros puestos de ventas en las listas Billboard.


Cuenta Dylan en el citado “Crónicas Vol. 1” que en 1989 paseando por Nueva Orleans entró a un local a descansar -e ingerir whisky seguramente- y escuchó a un cantante de blues desgarrar su voz de manera lacónica de la forma más tradicional, breve y concisa. Decide grabar ahí mismo el disco “Oh Mercy” con un estilo muy clavado hacia el blues que aumentaría más en las siguientes producciones. Dylan intenta esconder la nasalidad de su voz, la oscurece y la rompe lo más que puede hasta llegar al punto más sombrío en 1997 con el disco “Time Out Of Mind”. Es esta época donde a Dylan se le declara y se consagra como un crooner y en 2006 publica el que considero su mejor material de los dos miles: “Modern Times” producido por él mismo bajo el seudónimo de Jack Frost; discazo con mucho rockabilly y blues, además del mismo corte vocal de crooner que mantiene a la fecha.


El crooner, el cristiano, el rocanrolero, el countryero y el folkero; cinco etapas temporales para enfrentar la música de Bob Dylan, una de las tantas maneras de disfrutarlo. Espero sirva este análisis para acercar a nuevas generaciones a su obra, más como un consejo que hace años me hubiera gustado recibir, que como una lección. 


Con base en las credenciales mostradas ¿A alguien le queda duda de que Robert Allen Zimmerman es tal vez el artista más prolífico e influyente de nuestras épocas? Quizá, quizá, solo detrás del rompecorazones con sombrero de copa que ahora descansa en paz. Cierro hilo.

Letrinas: Caminar en espiral

Por Adriana Fabian Galicia


Una máscara sobre otra máscara, el nombre de tantos se resume a números, ya no están, la existencia de otros aún más incierta. 

Caminar era libertad, volar lo era, atravesar fronteras. Ilusos e inconformes, nos creímos invencibles. 

Leí 100 años de soledad, entonces conocí la teoría del eterno retorno de Friedrich Nietzsche. A los quince años comencé a sospechar que “quien conoce su historia igual está condenado a repetirla” conjetura totalmente contraria a lo que dice un profesor de historia cuando comienza un nuevo curso. 

No hay razón alguna para ser exceptuados de la tragedia, el quiebre o crisis, es la rutina del mundo; lo es también el placer ya sea hedonista o sensual. 

Hay más, existen sucesos extraordinarios, se atribuyen a la invención divina, muchos los llaman milagros, pero los agnósticos prefieren explicarlo con ciencia. Entre la ciencia e historia, converge el espiral. Son los siglos, corrientes artísticas, modelos económicos, eventos memorables, quehaceres cotidianos, tan solo los días. Apilamiento de nuestra memoria, olvidada o recordada, inventada o modificada, no se acaba, las preguntas tampoco. ¿es un mito, es la realidad, es un sueño? 

Es solo un fragmento del espiral, sigo caminando, a ratos me parece estar sola, aun cuando hay una multitud a mi alrededor, aun cuando solo soy un punto en el eterno universo. El nudo en la garganta, la presión sobre el estómago, un hormigueo recorre mi cuerpo me grita -estás viva-. 

Si hay conclusión, si hay final, tal vez solo el sol lo presenciara. Esa estrella radiante, quemante y vibrante terminará por hacerse una pequeña enana blanca o eso creemos, hasta entonces vamos a dar unas vueltas más.
© Copyright | Revista Sputnik de Arte y Cultura | México, 2022.
Sputnik Medios