Parasite: todos vivimos en un país llamado «capitalismo»

Cinema Coyote | Por Alejandro Carrillo 


¿Drama? ¿Comedia? ¿Thriller? La inclasificable película de Bong Joon-ho que ha seducido al mundo del cine, sabe llevarnos casi sin darnos cuenta por uno y otro género de manera elegante. Por momentos amena y divertida, por momentos oscura y exasperante; es un vaivén de emociones contadas mediante la realidad de dos familias radicalmente opuestas.

Mientras los unos libran la vida hacinados entre cucarachas, humedad y trabajos mal pagados, los otros pasan su existencia en una casona de ensueño -que guarda malolientes secretos-, producto del éxito en los negocios del jefe de familia.

"Creo que sería un poco extraño si en mis filmes no hubiera mensajes políticos o sociales”

El filme logra describir tajantemente los polos de la sociedad surcoreana, pero su mayor virtud es el desarrollo de un discurso enarbolado implícitamente alrededor de una problemática global: el capitalismo que domina el mundo y orilla al ser humano a exhibir sus más bajos instintos para sobrevivir.

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“Esencialmente todos vivimos el mismo país llamado capitalismo”

Una película que entretiene en casi todos sus pasajes y que está llena de simbolismos. Mientras en un lugar de la ciudad la gente se arrulla con el sonido de la lluvia, del otro lado la misma lluvia detona la mierda de las tuberías. Semi sótanos y escaleras, los que lo perdieron todo y los que lo tienen todo, los de abajo y los de arriba. No es aventurado ni anacrónico citar aquella vieja tesis: el motor de la historia es la lucha de clases. Sin embargo, cabe mencionar que es total mérito del director y guionista no llegar a tomar partido por ningún bando, sino al contrario, hacernos llegar a empatizar con ambos.

La película es “una representación de la gente común que cae en una conmoción ­inevitable” y que se trata de “una comedia sin payasos, una tragedia sin villanos, todo lo que lleva a un violento enredo y a una caída precipitada por las escaleras”.

Ocho minutos de ovación en Cannes, la Palma de Oro, y recientemente Mejor Película Extranjera en los Golden Globes, sitúan a la obra de Bong Joon-ho como una de las cartas fuertes para los Oscars 2020, e incluso puede llegar a ser nominada en la categoría Mejor Película, tal y como lo hizo "Roma" el año pasado.

¿Quiénes son los parásitos?

ACTUALIZACIÓN: Ganó el Óscar a Mejor Película, algo inédito para un film de habla no inglesa.


Ho Ho Ho and All That Jazz!

Call me old fashioned… please! | Por Mónica Castro Lara |


Desearía con toda mi alma ser la autora de la frase con la que titulé mi última colaboración de 2019 pero, desafortunadamente no lo soy. La encontré en una ilustración de Pinterest y me fascinó, al grado de inspirarme a escribir. Bien, pues que hemos llegado nuevamente a fin de año, estamos en plena época navideña y, como buena ‘anticuada’ que soy, no es ninguna sorpresa que A-DO-RE escuchar música navideña. Sí, sí… desde los villancicos esos cantados por niñas y niños españoles (que me transportan directamente a mi infancia, sorry), las melodías navideñas más melancólicas que tiene el buen Nat King Cole y escuchar en bucle infinito ‘All I Want For Christmas Is You’ de Mariah Carey. Como una especie de tradición personal, me gusta reforzar lo simbólico y significativo que tiene diciembre con la misma música pero, algo en mi cabeza me pidió que no fuera taaaan cuadrada este año y buscara cosas diferentes; anduve un buen rato por Spotify, por estaciones de radio internacionales y encontré música interesante pero, nada que llamara mucho mi atención y en realidad, era un poco más de lo mismo. Hasta que me incliné una vez más por mi ‘everlasting love’, el jazz y voilá, encontré una joyita llamada ‘Hot Jazz For A Cool Night: A Jazz Christmas’ que ha amenizado mis fríos días decembrinos y es el toque disímil que estaba buscando. El álbum, publicado en 1992, es una recopilación de 14 temas, todos navideños con una buena y necesaria dosis de jazz; aparecen artistas como Kenny Davern, Jack Wilkins, Louis Bellson, entre otros. Así que, para no hacerles el cuento muy largo, decidí seleccionar mis temas favoritos de este álbum, añadir otros dos o tres e hice esta pequeñita lista para ustedes, un pequeñísimo regalo para hacer de sus días navideños algo musicalmente diferente.



7. ‘Christmas Waltz’ – Stanley Turrentine 

Turrentine fue un talentoso saxofonista norteamericano que influyó mucho en el soul jazz, originado en los años 50’s. Proveniente de una familia muy musical, Stanley navegó por los mares del blues, del R&B y del jazz fusión con éxito. Pero aquí es donde debo confesarles que… no sé si este tema es una interpretación de ‘The Christmas Waltz’, tema escrito exclusivamente para Sinatra o, es un tema original. La verdad es que ya me frustré al no encontrar demasiada información así que, dejaré que ustedes lo decidan. Mientras, disfruten esta maravilla de tema.




6. ‘O Come All Ye Faithful’ - Vincent Herring

El clásico villancico navideño por excelencia, cuyo nombre original en latín es  ‘Adeste Fideles’. Compuesto en el Siglo XVIII, fue traducido al inglés en 1841 y el cura católico que lo hizo, decidió darle ese nombre: ‘O Come All Ye Faithful’, que en español sería algo así como ‘Oh vengan todos los fieles’. Es una pieza que fehacientemente todos hemos escuchado (y tratado de cantar, admítanlo) al menos una vez en la vida. Pues el saxofonista y flautista norteamericano Vincent Herring, decidió hacer su propia versión con un ritmo bastante pegajoso e inusual que funciona muy bien. Vincent continúa haciendo y forjando su propia historia en el mundo del jazz, así que se los recomiendo bastante.




5. ‘O Tannenbaum’ – Vanguard Jazz Sextet

Otro clásico navideño, esta vez alemán y del Siglo XVI. Originalmente una trágica canción de amor, ‘O Tannenbaum’ se convierte en villancico que conocemos por ahí de 1824 al modificar algunos versos para referirse exclusivamente al abeto y convertirla en una canción de Navidad. Ha sido interpretada por infinidad de artistas pero, nunca había escuchado una versión en jazz tan buena como la del sexteto ‘Vanguard Jazz Sextet’ de los cuales, no encontré información alguna. Una verdadera lástima. Por momentos pareciera que estamos escuchando una canción completamente diferente porque, la libertad de improvisar que tanto nos regala el jazz, produce tal efecto.




4. ‘Jingle Bells’ – Count Basie

Qué bonita combinación de este clásico navideño y el talento del buen Basie. ‘Jingle Bells’ fue escrita en 1857 por el estadounidense James Lord Pierpont y originalmente se llamaba ‘One Horse Open Sleigh’, frase que encontramos dentro de la canción. Lo gracioso es que, fue escrita para la temporada de ‘Acción de Gracias’ y, cuando se dieron cuenta que nada tenía que ver con el invierno, décadas después se decidió que funcionaría mejor siendo una canción navideña. Ahora, transportémonos al verano de 1961, cuando Ernie Wilkins llega con el manuscrito de esta canción al estudio donde grababa la orquesta de Count Basie. El arreglo les gustó tanto que, a pesar de ser cinco meses previo a Navidad, deciden tocarla, grabarla y se convirtió en un éxito instantáneo. La pieza resultante es extraordinaria, un estilo muy Basie.




3. ‘A Child Is Born’ – Benny Carter y Hank Jones

No confundirnos con la canción ‘When A Child Is Born’, ojo ahí. Esta canción fue compuesta en 1969 por el trompetista de jazz Thad Jones y posteriormente y de manera independiente, Alec Wilder le puso letra. No es una canción navideña, más bien es un ‘jazz standard’ pero, con ese título y esa letra pues, bien podría pasar por una linda canción de Navidad. Es bellísima y mi Tony Bennett junto con Bill Evans, hacen una hermosa interpretación pero, en esta ocasión, les dejo más bien la versión de Benny Carter y Hank Jones, saxofonista y pianista de jazz, respectivamente.





2. ‘We Three Kings’ – Dave Brubeck

Resulta que ‘We Three Kings’ es un villancico muy popular para los gringos. Escrito en 1857 por Jonh Henry Hopkins Jr., habla básicamente de la travesía de los Reyes Magos para llegar hasta donde el niño Jesús (bueno, más bien bebé). Brubeck, uno de los principales representantes del ‘cool jazz’, decidió hacer su propia versión y es divertidísima, tanto así que hay quienes la describen como ‘un ensayo de colores’. La mera existencia de Brubeck en el jazz fue y sigue siendo bastante polémica, por lo que prometo solemnemente escribir sobre él en próximas colaboraciones.





1. ‘Have Yourself A Little Christmas’ – Ella Fitzgerald

Una de mis canciones navideñas predilectas, siempre será ‘Have Yourself A Merry Little Christmas’, pero esta versión en particular de mi adorada Ella Fitzgerald, es una delicia. La canción fue escrita por Hugh Martin y Ralph Blane para el musical “Meet Me In St. Louis” en 1944, protagonizado por Judy Garland, pero a lo largo de varios años (e incluso cuando estaban grabando la película) la letra sufrió algunas modificaciones, por peticiones de artistas como el mismísimo Sinatra, haciendo la canción mucho menos triste. En 2007 fue rankeada como la tercera canción navideña más grabada de toda la historia, así que podemos darnos una buena idea de lo popular que es. Hay un término, que en realidad nunca supe con exactitud qué decía o qué significa… hasta ahora. La canción nos dice: "Have yourself a Merry little Christmas, make the Yuletide gay"Para no hacerles el cuento muy largo, Yuletide es un término arcaico que se usa para referirse a los 12 días religiosos que celebraban los europeos del norte hace cientos de años y que actualmente se traduce como "Christmas time" (tiempo de Navidad) y gay, se define como feliz (qué bonita definición). O sea, la canción dice que hagas tu Navidad feliz, punto final. Ella grabó el álbum ‘Ella Wishes You a Swinging Christmas’ en 1960 y por supuesto incluyó este hit.




Ahí las tienen. Siete perfectas canciones navideñas de jazz para cambiar lo que tradicionalmente escuchamos en estas fechas. Y no me queda más que desearles una muy feliz Navidad y un excelente cierre e inicio de año. Gracias una vez más por leerme y por aguantar mis largas ausencias. Los veo en el 2020 en el inicio de los ‘roaring twenties’ del Siglo XXI. Eso, como podrán imaginarse, me emociona UN CHINGO. ¡Ah! ¡Oigan! Y también espero verlos en Pueblita, en la muy esperada presentación de ‘La ciudad de los ahorcados. Antología de relatos patibularios’. ¡Gracias Sputnik! 


Un mezcal con Facundo Soto y Guasones

Music in a coma | Por Carlos Iván Carrillo | Foto: @guasonesoficial FB



21:30 horas en la Colonia Roma, el foro se llena poco a poco; “Starky” Celedón rompe el silencio y roba la atención de todos los que estábamos ahí con un remate poderoso para dar inicio al ritual. “Nada que ganar” con un Facundo Soto que sale de entre el humo azul del lado izquierdo para enmarcarse al medio de dos  Fender Telecaster’s y un bajo Mustang rojo; desde esta primera rola me doy cuenta que valió cada maldito penique viajar desde Puebla.

Recuerdo inmediatamente lo que Facu me contó un día antes al calor de un mezcal: “Estar en México es algo nuevo para nosotros, tantos años acostumbrados a la rutina en nuestra tierra Argentina  e ir a un país que está tan lejos y encontrarte una sala llena cantando tus canciones es lo más grato…”. Esto gracias a la “distribución democrática y exposición internacional que ahora ofrecen las plataformas de streaming; debería ser gratis para todos”, comenta Soto.

Con “Espejo roto” es inevitable identificarse, cantar y bailar  el “tiki tiki por aquí, tiki tiki por allá” y Facundo mimetiza magistralmente la presencia escénica de Mick Jagger en sus mejores años y los festejos del Diego en el Azteca. “Noches inconscientes sin principio ni final, noches con los soldados más temibles de la ciudad” volteo y brindo con mi carnal Valerdi, doy un señor trago a mi cerveza y voy presuroso a la barra.

Esta banda de rock and roll que tiene más de 25 años de vida y es consagrada en Sudamérica, cuenta con una muy reciente incursión en tierras aztecas y dos o tres visitas a nuestro país han bastado para abarrotar uno de los foros más importantes para la música independiente en la Ciudad de México.

Platico con el líder de Guasones sobre la invasión de rock and roll platense en México; particularmente charlamos del trabajo de Guasones, Estelares y Él Mató a un Policía Motorizado 

“Me pone muy contento, somos muy amigos de Estelares y a Él Mató no los conozco pero los he escuchado y me gusta mucho; nosotros estamos muy agradecidos con México, es una tierra que siempre ha mostrado cariño a la música argentina, desde que venía Soda Stereo y Los Fabulosos Cadillacs; nosotros tardamos en venir pero ya estamos haciendo el trabajo como lo hacíamos de chicos y lo disfrutamos mucho”.




“Pasan las horas” y las canciones hasta que caigo en cuenta que han pasado cinco temas en los que he estado absorto en la manera que Maxi Timczyszyn y Matías Sorokin (hermano de Coti) abordan las guitarras, sacando jugo de la combinación perfecta: amplificadores con bulbos bien calientes, telecasters y slides de metal. Se nota la maestría para tocar el blues en la guitarra eléctrica, evocando a tipos como Muddy Waters o Mike Bloomfield. Para “Ella sabe” Maxi cambia a una Gibson Les Paul Junior y tomo mis reservas, la verdad es que yo siempre he sido Team Fender, pero él doma a la bestia con riffs sobrios y elegantes.

Hablamos sobre el próximo disco de la banda “nos quedan dos ensayos más con Jimmy y vamos a entrar a grabarlo en enero para lanzarlo en abril o mayo” interrumpo y pregunto acerca de la experiencia de trabajar con un guitarrista legendario como Jimmy Rip (Television, Mick Jagger, James Brown, Rod Stewart, Jerry Lee Lewis) “es un aprendizaje constante, es lo puro y lo que escuchábamos desde que éramos chicos, él forma parte de todo eso y aparte lo queremos mucho”.

Me sorprende lo conciso que es el bajeo de Esteban Monti, sin protagonismos y amarrando una base bien chingona con la batería cuando suena “Reyes de la noche”, a estas alturas yo ya ando beodo pero aún reporteando con mi cámara por todos los rincones del foro; es increíble como tiembla el Indie Rocks cuando todos coreamos e hinchamos “Que tristeza hay en la ciudad, amor, sábado soleado”. Sabemos que se acabó.

Al terminar el mezcal le regalo un libro y unos discos a Facu y termino por pedirle algunas recomendaciones musicales “¡Uh! En Argentina hay bandas muy buenas, Ratones Paranoicos, Coti, Jóvenes Pordioseros, Los Espíritus es una banda que está en México ahora y hace cosas muy interesantes, el Pity aunque por desgracia no está más, está preso, La 25 que hace rocanrol puro y no quiero dar más nombres porque no me quiero olvidar de alguno”.


Guasones se despide con “Gracias” y medito que será definitivamente el descubrimiento del año para muchos; me pone contento que México le esté haciendo justicia a una bandota de rock and roll puro y nos cae como un soplo de aire fresco en estos tiempos donde la novedad es el folkcito hipster y dulzarrón o el reggaetón “alternativo”.

Me despido de todos, el crack de Gabriel de PopArt Music México me regala una remera oficial y Facundo me amenaza con un “Nos vemos pronto, eh, porque sabemos que vamos a estar viniendo”.

10 canciones para enamorarse de Billie Holiday

Call me old fashioned… please! | Por Mónica Castro Lara |


Tras una muuuuy larga pausa, me integro nuevamente a la tripulación de Sputnik para así poder cerrar este 2019 con algunas colaboraciones que me entusiasma compartir. Ha sido un año fenomenal para mi querida revista y desde aquí, le mando todo mi reconocimiento y agradecimiento a Alex, el mejor ‘editor in chief’ del país. Así de simple. Pues bien, cambiando radicalmente de tema les cuento que hace un par de semanas me enteré que empezaron a rodar en Canadá la película ‘The United States vs. Billie Holiday’, una ‘biopic’ que hablará sobre el arresto y juicio de Holiday en 1947 por posesión de narcóticos. El papel de Billie será interpretado por la cantautora Andra Day y déjenme decirles que es la viva imagen de Billie. Obviamente eso no nos asegura que sea una buena película pero, definitivamente se gana unos puntos extras por el impecable casting. El film aún no tiene fecha de estreno pero, sin duda voy a esperar a que se estrene con mucha impaciencia. Y mientras eso sucede, se me ocurrió compartirles mis 10 canciones favoritas de Billie Holiday (why not?!), esas que indiscutiblemente forman parte de mi playlist de esta diva del jazz. Por cierto, si no recuerdan mucho el artículo que escribí sobre Billie aquí en Sputnik, les doy toda la razón porque fue hace ¡CUATRO AÑOS Y MEDIO! Sí, sí… tanto tiempo tiene, qué horror. Bueno, aquí se los dejo para que le den una repasada exprés. 





10. ‘Love Me Or Leave Me’


‘Love me or leave me and let me be lonely

You won't believe me that I love you only

I'd rather be lonely

than happy with somebody else’

Billie graba esta canción en 1947 con la disquera OKeh Records. Originalmente esta canción fue escrita por Gus Kahn y con música de Walter Donaldson en 1928 para el musical de Broadway ‘Whoopee!’ que se estrenó en diciembre de ese mismo año. Existen infinidad de covers de esta canción; los nombres más grandes que la han interpretado son Ella Fitzgerald, Nina Simone, Doris Day, Bing Crosby y la lista sigue y sigue. Adoro la versión de Billie por una simple razón: su extraordinaria y grave voz.



9. ‘I Got My Love To Keep Me Warm’


‘Off with my overcoat

Off with my gloves

I need no overcoat

I'm burning with love’


Ya les había platicado hace un par de años que, si bien esta canción no tiene nada que ver con Navidad, sí es considerada como de la época y muchos artistas la han incluido en sus álbumes temáticos navideños. Fue escrita en 1937 por Irving Berlin (quien es considerado uno de los mejores compositores estadounidenses del Siglo XX) y fue escuchada por primera vez en el musical ‘On The Avenue’. El encanto de la ‘rendition’ de Billie, reside en que es divertida, movida y efectivamente dan ganas de estar todo enamorado en fechas decembrinas.




8. ‘Come Rain Or Come Shine’


‘You're gonna love me like nobody's loved me

Come rain or come shine

Happy together, unhappy together

And won't it be fine?’


Con música de Harold Arlen (autor de la famosísima ‘Over the Rainbow’ de ‘El Mago de Oz’) y letra de Johnny Mercer, esta popular canción fue escrita especialmente para el musical ‘St. Louis Woman’ de 1946. Billie decide incluirla en su álbum de 1955 ‘Music for Torching’, que recopilaba famosas canciones ‘torch’, en donde el o la cantante interpreta melodías dedicadas al amor, ya sea correspondido, no correspondido o simplemente perdido. O sea, MI estilo de canciones pues (las últimas dos). Este estilo de canciones, tiende a desviarse un poco del canto tradicional en jazz, sin embargo, creo que Billie logra perfectamente mantener su estilo en cada interpretación.



7. ‘Blue Moon’

‘Blue moon you saw me standing alone

Without a dream in my heart

Without a love of my own’


Esta clásica balada fue escrita en 1934 por Richard Rodgers y Lorenz Hart. La Metro-Goldwyn-Mayer contrató a este par de compositores un año atrás, y tras varios intentos e infinidad de modificaciones (tanto a la letra, como a la melodía), fue lanzada como el tema central del programa de radio ‘Hollywood Hotel’. A partir de aquí, a varios artistas les gustó la canción, decidieron grabarla y ¡BAM! Se convirtió en el éxito que es hasta hoy en día. La letra de ‘Blue Moon’ es de hecho bastante corta pero, muy tierna. Hay muchas otras versiones que me encantan de esta canción pero sin duda, la de Billie es inolvidable.



6. ‘All Or Nothing At All’


‘Don't smile or I'll be lost beyond recall

The kiss in your eyes, the touch of your hand makes me weak

And my heart may grow dizzy and fall’


Billie titula así al álbum que grabó entre 1956 y 1957, y que Verve Records publica un año después, en 1958. En él compila 12 extraordinarias canciones de las que por supuesto, destaca ‘All Or Nothing At All’. Compuesta por Arthur Altman y Jack Lawrence en 1939, fue uno de los primeros éxitos de Frank Sinatra y su versión, es de las más populares. Sin embargo, me da la impresión que cobra un sentido totalmente diferente en la voz de Holliday; esta afirmación de ‘no quiero amor a medias, es todo o nada’ es mucho más poderosa con la desgarradora voz de esta apasionada mujer.



5. ‘Don’t Explain’

‘Quiet, don't explain

What is there to gain

Skip that lipstick

Don't explain


Curiosamente, ‘Don’t Explain’ es la única canción escrita por Billie Holiday en toda esta lista. Es bien sabido que nuestra diva del jazz tuvo una vida personal bastante perturbadora y parte de ello se debió a las relaciones amorosas fallidas que tuvo con sus maridos y múltiples amantes. Gracias a la infidelidad de su primer marido, Jimmy Monroe y a que el muy tarado no supo qué contestar al momento de ser cuestionado por traer labial en el cuello de su camisa, tenemos esta joya de canción en la que Billie nos transmite un auténtico dolor y dualidad en amar a una persona que claramente, está jugando contigo. Billie escribe ‘Don’t Explain’ con la ayuda de Arthur Herzog Jr. por ahí de 1944 pero, es publicada dos años más tarde.



4. ‘Body And Soul’


‘My life a hell you're making

You know I'm yours for just the taking

I'd gladly surrender

Myself to you body and soul’


He de admitir que mi versión favorita de ‘Body and Soul’, es la Amy Winehouse con mi viejito consentido, Tony Bennett. Es la última canción que Amy grabó antes de su muerte en julio de 2011 y por ello, tiene un lugar bien especial en mi corazón, además que es fascinante la interpretación de ambos artistas. ‘B&S’ es considerada una ‘jazz standard’, lo que significa que es una composición musical que forma parte indiscutible de los repertorios de músicos de jazz. Con música de Johnny Green y letra de Edward Heyman, Robert Sour y Frank Eyton, fue escrita y compuesta en 1930 específicamente para la actriz británica Gertrude Lawrence, quien la hiciera famosa entre el público londinense. Tras varios meses de éxito, Louis Armstrong es el primer jazzista en grabar la canción ese mismo año y la vuelve muy popular entre sus colegas. Billie lo vuelve todo más dramático, más desolador… por eso me fascina su interpretación, aunado a que el sax de Ben Webster y la trompeta de Harry ‘Sweets’ Edison, son una delicia.



3. ‘Easy Living’


‘Living for you is easy living

It's easy to live when you're in love

And I'm so in love

There is nothing in life but you’


¡Otro ‘jazz standard’! Sip, otro. Escrita y compuesta en 1937 por Ralph Rainger y Leo Robin (conocidos por escribir éxitos musicales para películas). El debut de esta canción fue en la película cómica del mismo nombre. Quiero creer que a Billie le gustó tanto esta canción que no sólo la grabó una vez, sino ¡dos veces! Una en 1937 y otra, diez años más tarde. También son exquisitas las versiones de Miles Davis, Peggy Lee, Dinah Washington y Sarah Vaughan pero sin duda, Billie se lleva los puntos extras en mi opinión.



2. ‘Strange Fruit’


‘Pastoral scene of the gallant South

The bulging eyes and the twisted mouth

Scent of magnolia, sweet and fresh

Then the sudden smell of burning flesh’


La primera en grabar y publicar este desgarrador tema, fue Billie Holiday en 1939. Originalmente es un poema escrito por Abel Meeropol en donde habla del racismo y los continuos linchamientos de afroamericanos a lo largo de todo el país. Barney Josephson, dueño del club nocturno biracial ‘Café Society’ ubicado en Greenwich Village en Nueva York, fue quien introdujo el tema a Billie. Ambos acordaron después de un rato de prueba, que Holiday cerraría todas las presentaciones del club con esta canción y con una atmósfera especial: los meseros dejarían de atender mesas, todo estaría obscuro excepto el escenario, no habría música de fondo y sería sólo la voz de Holiday la que la recitaría en forma de oración. Todo un ‘statement’. Algunos consideran a ‘Strange Fruit’ como el primer himno de los inicios del movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos.



1. ‘All Of Me’


‘Your goodbye left me with eyes that cry

How can I go on dear without you

You took the part that once was my heart

So why not take all of me’.


Y para finalizar… ¡otro ‘jazz standard’! Un estándar que ha sido grabado más de dos mil veces… nada mal eh, nada mal. ‘All Of Me’ fue escrita en 1931 por Gerald Marks y Seymour Simmons. Lo que más gusta de esta canción es la contradicción muy evidente entre la melodía alegre y la letra desoladora. Tras diez años de múltiples versiones y éxitos en la radio gracias a diversos artistas como Louis Armstrong o Paul Whiteman, Billie Holiday decide grabar su propia ‘rendition’ haciéndola parte de su lista interminable de éxitos rotundos. El crítico de jazz Ted Gioia, dice esto acerca de la versión de ‘All Of Me’ de Holiday: “[…] ella hizo un reclamo de propiedad que nadie ha logrado desalojar hasta la fecha”, lo cual nos indica que sin duda es LA canción predilecta de la diva Billie. Es experta en transmitirnos esta angustia y tristeza por el amor perdido y por eso me FASCINA.



Bueno, ahí tienen mi Top 10 de canciones predilectas de la inolvidable y maravillosa Billie Holiday. Espero que de ahora en adelante, la admiren y les guste tanto como a mí. Así como en listas pasadas les pregunto: ¿creen que faltó alguna canción? ¿Debería ampliar o mejorar mi playlist? Háganmelo saber con toooda confianza. Y bueno… ahora toca pedirles que lo platiquemos con un rico té o un chocolate caliente (café no porque muero) porque ya comienza a sentirse el frío en mi Pueblita chula y pues… hay que calentarse y sacar los abrigos y los cuellos de tortuga.



No hay dos sin tres: en el ruedo con Sabina y Serrat

Por Sergio Martínez

Según Fernando González Lucini en su libro Y la palabra se hizo música, canción de autor en España, “La canción de autor española nace en París en 1956, entre el exilio y la inmigración, cuando Paco Ibáñez pone música y voz a una letrilla de Góngora, La más bella niña, bajo la influencia del que sería luego su amigo y maestro Georges Brassens”. Son los tiempos del franquismo en España y una de las armas de los republicanos españoles en el exilio ─incluso dentro de España─ será la canción de autor, género reivindicativo que crítica las injusticias sociales, pero que también incluye en la temática de sus letras el amor, la cotidianidad o la crónica urbana. De esta corriente musical emanan las figuras de Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat.


Paseíllo

El concierto inicia con un video donde una voz en off (Ricardo Darín), cuenta sobre las aves migratorias y sus vuelos, un avión con los heraldos de Sabina y Serrat (S&S) vuelan en una avioneta en medio de varias bandadas, la nave cae, pero lo hace en el lugar correcto, explota, los heraldos quedan desplumados, ahí empieza la corrida, S&S salen al escenario cobijados cada uno por su cuadrilla de músicos.


Primer tercio

Esta noche contigo al alimón, ovación estruendosa para el de Úbeda, palmas efusivas para el de El Pueblo Seco, aplausos para ambos al terminar la canción. S&S quieren presentarse, justificar esta tercera versión de lo que inició con Dos pájaros de un tiro (2007), y continuó con Dos pájaros contraatacan (2012). Diálogo insulso que desemboca en la lírica de: No hago otra cosa que pensar en ti y Aves de paso; regresarán los diálogos que pretenden ser chistes que hablan sobre la amistad, el primer puyazo lo da Sabina con la autobiográfica: Lo niego todo, el respetable brinda palmas efusivas y varios gritos de admiración y cariño, Joaquín disfruta. Regresan una vez más los diálogos, rapidez mental de Sabina para ir bordando lo que se espera sea un buen chiste que queda en nada, Joan no sabe hacer chistes… mejor que canten pienso en voz alta: Pero que hermosas eran, La Magdalena y Serrat nos aguijonea con: Es caprichoso el azar, al alimón con Sofi Mohamed, que impresiona a los escuchas con una voz tersa, clara y potente. Por el boulevard de los sueños rotos y 19 días y 500 noches, cierran el primer tercio.

"Si aquí le han dado asilo a Evo Morales, también nos podrían dar a nosotros"


Segundo tercio

Serrat pone sus banderillas: Tú nombre me sabe a hierba, Nanas de cebolla-Romance del curro el palmo, Sabina sale al tercio y se rifa guitarra en mano: Peces de ciudad, ovación general para él. Cantares a dos voces nos emociona a todos, palmas efusivas para los dos cantautores. Lucia nos mete a la textura del cariño hecho canción; Serrat se pone serio, nos habla de la migración, nos da una pequeña lección socio histórica sobre el Mediterráneo, suscribe su origen. Terminan este tercio por todo lo alto, nos vuelven a banderillear: La del pirata cojo, Princesa y Señora.


Tercer tercio

Siguenlosdiálogoslosdiálogoslosdiálogossupongoquesonchistesalgoquenosquierendecirynosabencómodecirnos. Muleta en mano Serrat canta Un mundo raro, Sabina con pase natural entona Y sin embargo, el público se entrega, canta un encore de una par de estrofas de la canción. Hoy puede ser un gran día nos invita Joan Manuel, entre los dos: Noches de boda-Y nos dieron las diez. Se despiden, sus respectivas cuadrillas los flanquean. El respetable pide más, los toreros no se hacen del rogar: Contigo, Paraules d'amor, Aquellas pequeñas cosas y Fiesta cierran el concierto con estocada certera; palmas de pie y pañuelos blancos para los toreros. Por la reacción del público, orejas para Serrat, salida en hombros por la puerta grande para Sabina.

Sabina es un primer espada que, cuando Serrat toma el micrófono, se convierte en un mozo de espadas. Serrat… es Serrat. No desmerece esta tercera versión de los pajarracos, quien se queje de que son las mismas canciones, deja de ver que estamos siendo testigos de la historia, asistimos al testimonio musical de dos de los tres compositores (el otro es Luis Eduardo Aute) más grandes del idioma castellano, tipos que con su lírica musical le pusieron banda sonora a la vida de, por lo menos, cuatro generaciones en Hispanoamérica. La música de Joaquín es transgeneracional, quizá la de Serrat no lo sea tanto. Ver a estos pajarracos en el escenario es ser testigo de un testimonio en canciones que en sus interpretaciones llegan a ser poesía.[

Bill Evans: a sesenta años de ‘Peace piece’

Blue Street | Por Hugo Ernesto Hernández Carrasco



A partir de la poca información certera con la que cuento, puedo decirles que Peace piece’ (Pp como más adelante la nombraré) del pianista y compositor de jazz Bill Evans, fue grabada hacia 1958 en el “Reeves Sound Studios” en Nueva York. Es una de las improvisaciones jazzísticas mejor logradas en la historia de este género; forma parte del segundo álbum de Evans, titulado ‘Everybody Digs Bill Evans’, y hasta la fecha, ha formado parte de soundtracks de películas y puestas de ballet –entre otras cosas-, además de tener dedicados un par de poemas en inglés y francés respectivamente.


No pretendo en estas líneas hacer un recorrido biográfico, mucho menos histórico, pues de historia de la música y en específico de Jazz, hay una complejidad de variables alrededor, que superan (y superarán siempre) mi pequeño dominio monográfico. Más bien, anhelo que ustedes, queridos lectores, se den el tiempo de escuchar ‘Peace piece’ y con ello, dejarse envolver por el ambiente que es capaz de crear, a quien le abre sus puertas. Bien podríamos afirmar que el sonido que evoca el piano, es el de la sonrisa del silencio, una sonrisa que muestra los dientes blancos, sonrisa franca, que no sabemos si es tristeza o alegría, sonrisa que en el caso de Evans, es también lágrima silenciosa, saudade por lo que fue, por lo que ocurre, por lo que podría ser y no será. Es el grito que no evoca desesperación, más bien, una lentitud y al mismo tiempo fluidez como la de un día entero, con su ciclo interminable de despertares y estrellas; una envoltura de pliegues a los que uno no se cansa de agotar.  

La nostalgia que evoca Pp, puede hacernos creer que nos lleva irremediablemente a un lugar común, pero que, como debida introspección que no abandona al entorno, es su propia zona fronteriza, entre lo cotidiano que está al alcance de cualquiera y el sentimiento único e irresoluto del yo, que nos aleja justamente de los lugares comunes, que vuelven –para nosotros- una piedra en vértigo, una nube en personal forma.


Así, en esta pieza, podríamos estar caminando en solitario a través de la lluvia, de las avenidas transitadas, ante la andanada de gente, sobre baldosas sin pavimentar o en medio de un callejón lleno de basura, y nuestros pasos tomarían la pausa justa, pondrían el paréntesis necesario para pensar, que lo que sentimos en ese preciso instante, anula cualquier perversión o desperfecto. La ingenuidad cobra un sentido estético: ilumina, se vuelve mito temporal en nuestras entrañas, se sobrepone a cualquier sesgo interno; no es la adopción de formas que nos llevarán al desastre, la atmósfera no contiene maldad o bondad alguna, escapa de cualquier dicotomía posible, «Es» y ya, al menos durante seis minutos. Nos hace pensar que en verdad, estamos suspendidos e imperturbables, en tregua con nuestra realidad, la ingenuidad en este lapso, es quizá, condición necesaria para abrirnos camino a un tiempo, que parece anestesiado cada que se activa el piano de Evans.




En este mismo sentido, cuando uno escucha Pp, resulta inevitable pensar en cómo el silencio se dibuja al agotar el eco del teclado, creando una geometría inconclusa, permitiendo que nuestros sentidos tracen –por una fracción de segundo- esas nuevas líneas. La melodía al comenzar, bien puede parecer un infante que se asoma a una habitación inmensa, cuyas piernas van tomando confianza a cada paso que acumulan, acelerando el andar, y retrayéndose ante el entorno desconocido. También podría ser, una persona mayor, que se acerca a su propio fin. Podríamos imaginarlo así: la persona lenta, suave, al borde del letargo, abriendo los párpados arrugados, sus ojos emitiendo un brillo involuntario, gracias a los rayos del sol, suspirando mientras sabe que ese aire matinal, se escapará cuando llegue el momento.


Pp, tiene la virtud de ser resignación, viaje, recuerdo: la melodía nos obliga a romper el esquema de ese tiempo lineal que nos han inculcado. Recorremos por igual los cuartos de algún pasado remoto, al que solo vemos por las escotillas, como olas bravías y paisajes lejanos. Lo mismo en tiempo presente, donde la melodía es una niebla que se desdibuja. Conforme avanza no angustia, no perturba, nunca la alcanzamos a tocar, solo –si acaso- una efímera claridad al acercarnos. Derivado de lo anterior, el futuro, se vislumbra bajo el hechizo de Evans, como un lento descenso en cualquier dirección, una profecía auto cumplida. Quizá sabemos nuestro destino, quizá no. Lo único certero, es la melodía que acompaña nuestros pasos y nos hace vivir los tres tiempos en uno.


Al escuchar la ejecución, y tras varias reflexiones, resulta inevitable pensar que somos un poco como Pp: la mano izquierda se mantiene tocando los acordes más armónicos, pausados, en tanto la derecha, serpentea; es la risotada de una niña, que contagia en medio de la solemnidad. Esta pieza resulta, tal como nuestra existencia, la posibilidad de la armonía, de Ser y fluir a partir de la contradicción.  


Finalmente, tras escuchar Pp, podemos darnos cuenta, que hemos sido seres con la cabeza descubierta, disfrutando de una lluvia que no hemos deseado, más por falta de imaginación, que de rechazo. Seres que esperamos la prolongación de la pieza más allá de su propio cerco de seis minutos. Así, no queda más remedio, que ponerla en modo de repetición, cuantas veces sea necesario hasta que, –a pesar del ostinato-, seamos como Sísifo, pero reivindicados, sin prisión, sin garras, solo nosotros, la calma y esa inmensidad.



   



El autor: Juchitán/Mérida/Puebla (1988) Autor de la novela ‘Vístete para ser verdad’. Co-autor de la antología de cuentos ‘La Ciudad de los ahorcados’. Ha colaborado con relatos y poemas para la revista literaria Opción (ITAM), Gata que ladra (no.1-2) y Sputnik. 

«La ciudad de los ahorcados», antología de relatos patibularios


Por Sergio Martínez | 


La ciudad de los ahorcados. Antología de relatos patibularios, reúne 17 textos donde la poesía, el verso, el cuento y la narrativa, tocan, navegan, reflexionan y miran la transición de la vida hacia la muerte. No siempre esta última debe ser físicamente, hay muertos por dentro que aún respiran. En estos textos también hay quien muere a manos de otro, o de una enfermedad. Sin decirlo expresa y directamente, los autores nos advierten que todos nos vamos a morir.

En estas historias encontramos: la nostalgia que inspira un motel que se visita sin la persona amada, el soliloquio de un hombre que sabe que la muerte le espera detrás de la ventana, un rocanrolero suicida con una sed insaciable en el alma, el extraño caso de la vampira del Raval, el ladrón de poca monta que entra a una casa antigua y no sale jamás, un enfermo que pide la eutanasia, una enferma de cáncer, el que siente cómo los buitres le van arrancando las entrañas y los invita a que sigan comiendo, una chica enamorada de otra chica, la confesión de quien se asume culpable por la muerte de quien dice amar, el piloto que estrella un avión con pasajeros a bordo, un suicida que habla de las posibilidades de que los demás se suiciden, una ciudad atacada por una epidemia, la enunciación a Zempoaltécatl y el último texto del libro que recuerda un martes, de cualquier mes, de cualquier año. 

Los autores de los textos son: Daniel Bravo, Afonso Brevedades, Iván García, Sergio Martínez, Aldo Correa, Mónica Castro Lara, Hugo Ernesto Hernández, María Santos, Marcela González, Isaías García, Mauricio Caballero, Breña Román, Alejandro Carrillo, René Alejandro López, Denisse Rodríguez y Daniel Bravo. Algunos de estos escritores son integrantes del Colectivo 7NN radicado en Aguascalientes.

El libro lo abre un prólogo de Tuto Flórez, que pregunta: “¿Qué es la muerte? ¿Qué pasa después de la vida?, o más aún; ¿es posible hablar de continuidad de la existencia después de nuestra ineludible y limitada vida terrena”; y lo cierra magistralmente la nota final de Hunter S. Thompson, las últimas líneas son premonitorias: “Relájate, no te va a doler”.

El libro es dedicado al desaparecido músico, compositor y escritor Armando Vega Gil, alias el Cucurrucucú.

Según datos de la Organización Mundial de Salud publicados en 2019, cerca de 800 mil personas se suicidan en el mundo, el suicidio es la segunda causa principal de defunción en el grupo etario de 15 a 29 años. La ingestión de plaguicidas, el ahorcamiento y las armas de fuego son algunos de los métodos más comunes de suicidio en todo el mundo. De acuerdo a estos datos la Ciudad de los suicidas, puede ubicarse en cualquier lugar: Aguascalientes, Puebla, Bogotá, Barcelona, Trípoli, Moscú o Antalya; sin buscar la apología, criticar los porqués o aleccionar a hacerlo, los textos tocan un tema tabú y estigmatizado socialmente. Habría que leerlo, respirar las historias, quizá en algunas nos veamos reflejados, quizá también al terminar de leerlo, nos demos cuenta que seguimos vivos.



Costumbre, hábito, usanza. Inercia, automatismo, repetición


Letrinas | Por Mónica Castro Lara


Por las mañanas, por las tardes y por las noches, la rutina es siempre la misma: cada que me lavo los dientes, me coloco frente al espejo del baño, me agacho para sacar la pasta dental que está dentro del mueble del lavabo y, ahí está... como esperándome. Me la quedo mirando un rato antes de soplarle con todas mis fuerzas, lo que hace que se esconda rápidamente debajo del mueble. Rutinaria ella y rutinaria yo. Con ocho patas debió estar explorando el mundo entero, pero no. Algo de seguro la orilló a permanecer en el baño de mi casa.

Pero desde ayer fue todo distinto: no la vi en la mañana, ni en la tarde, ni en la noche. Comencé a exasperarme al no poder verla. La busqué un rato y nada. Creí que teníamos todo ya muy estudiado y ahora su ausencia forma parte de las múltiples cosas que no puedo –y quisiera- controlar en mi vida.

Es de noche y comienzo mi ya clásica rutina de lavarme los dientes. Siento un ligero cosquilleo en el pulgar de mi pie izquierdo pero, lo ignoro. Estoy a punto de escupir la espuma que emana de la pasta de dientes cuando el cosquilleo se torna más bien en el que creí en ese instante, era dolor más agudo de toda mi pinche vida. Trato de gritar pero me atraganto con la espuma; escupo todo lo que puedo y sin dejar de toser, agacho la mirada solo para ver cómo la mitad de su cuerpo está entre mi uña y la carne y, tras un segundo, penetra totalmente mi dedo con rapidez y agilidad. Mi cuerpo entonces experimentó dolores y sensaciones desconocidas, aunado a que la angustia, la taquicardia y la desesperación estaban al tope. No me quedó más remedio que comenzar a arrancarme la uña; ese sí fue el dolor más agudo de toda mi vida. Ya no quiero entrar en más detalles pero, reconozco que cuando comencé a desgarrarme la piel del pie y después la de la pierna entera, ya no estaba en mis cabales. No era yo. Estaba tan inmersa en esta ‘curiosa’ situación que recuerdo muy, muy vagamente a mi familia gritando, a los paramédicos, a la ambulancia y al hospital. Lo único que deseaba era encontrarla y sacarla de mi cuerpo para continuar con nuestra rutina de “sopla y esconde”, donde era yo la que tenía… digamos… cierto dominio sobre ella y no al revés.

Tras varios días en perfecto estado de sedación, desperté en casa con vendas y gasas en la parte izquierda de mi cuerpo, lo que me impide constatar hasta dónde me arranqué la piel. El dolor es insoportable, tremendamente insoportable. Comienzo a sentir un cosquilleo pero esta vez, en el hombro. Volteo y veo una pequeña bola que se mueve con algo de dificultad. Me la quedo viendo y decido soplarle con las pocas fuerzas que tengo. Rápidamente se esconde detrás de mi hombro, donde no puedo verla. ¡Ah! Mi hermosa rutina y yo, hemos vuelto a la normalidad.

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