La importancia de llamarse Ozzy

Nicolás Salvatierra | Tripulación Sputnik


En el panteón del rock, hay nombres que se pronuncian con respeto reverencial. Luego está Ozzy Osbourne, cuyo nombre no se dice: se grita. Más que un cantante, es una figura mitológica, el tipo de artista que aparece una vez por generación y que termina moldeando a todas las que vienen después.

Nacido en Birmingham, Inglaterra, Ozzy emergió como la voz icónica de Black Sabbath, banda fundacional del heavy metal. Lo que hicieron en los años 70 no fue simplemente música pesada: fue la invención de un lenguaje nuevo. Los riffs ominosos de Tony Iommi, la batería ritual de Bill Ward, el bajo hipnótico de Geezer Butler… y la voz de Ozzy como invocación profana. Sin Sabbath, bandas como Metallica, Slayer, Iron Maiden o incluso Nirvana no existirían tal como las conocemos.

“Black Sabbath lo empezó todo. Ozzy fue nuestra puerta de entrada al infierno… y al metal.”
— James Hetfield, Metallica


Ozzy: El solista visionario

Tras su expulsión de Sabbath en 1979, Ozzy fue dado por muerto (musicalmente). Pero lo que hizo fue resucitar con aún más poder. Su primer disco solista, Blizzard of Ozz (1980), fue un golpe en la mesa: brillante, oscuro, técnico. Con la incorporación del joven guitarrista Randy Rhoads, Ozzy mezcló el metal con arreglos neoclásicos, dotando a sus canciones de una sofisticación inesperada. Canciones como "Mr. Crowley" y "Crazy Train" se convirtieron en himnos de una nueva era.

“Ozzy me enseñó que el metal puede ser teatral sin dejar de ser brutal.”
— Tobias Forge, Ghost


El árbol genealógico de Ozzy

Ozzy no solo hizo historia: es el tronco del que brotan ramas que van desde el doom hasta el metalcore. Su influencia se puede rastrear en:

  • Slipknot, cuyo concepto de banda como espectáculo aterrador tiene ecos del Ozzy más performático.

  • Ghost, con una estética litúrgica satánica que bien podría ser nieta de Sabbath.

  • Avenged Sevenfold, herederos de los solos pirotécnicos y los coros grandilocuentes que Ozzy solía levantar como catedrales del caos.

  • Bring Me The Horizon, quienes fusionan metal con electrónica y pop, con la misma libertad creativa que Ozzy abrazó en su carrera.

Incluso Travis Scott ha sampleado a Black Sabbath, y Post Malone ha colaborado con Ozzy. El Príncipe de las Tinieblas no sólo ha influenciado a los que visten de negro: también ha dejado huella en quienes juegan con lo comercial y lo experimental.

“Ozzy es eterno. Estar con él en el estudio fue como grabar con una leyenda viviente, porque eso es.”
— Post Malone


Más que un personaje

Es fácil ver a Ozzy como el loco adorable de los reality shows, el tipo que mordió la cabeza de un murciélago, que hablaba entre dientes en MTV. Pero detrás de eso hay un músico que entendió algo esencial: el rock no es solo sonido, también es atmósfera, identidad, legado.

Por eso, para quienes hoy escuchan bandas como Sleep Token, Architects o Bad Omens y creen estar oyendo algo nuevo: sí lo es, pero también es un eco. Uno que comenzó hace más de 50 años con un joven tartamudo de Birmingham que encontró en el rock una forma de hablarle al mundo.

Ozzy no es pasado. Es ADN.



"Exterminio: la evolución", la madurez de Boyle-Garland y una reflexión sobre la pérdida de la inocencia


Cinetiketas | Jaime López


A casi 23 años de haber revitalizado el subgénero de muertos vivientes o zombies, el realizador británico Danny Boyle retoma la saga de "28 días después" o "Exterminio" como director vía "28 años después" o "Exterminio: la evolución".

Y lo hace de la mano de Alex Garland, el guionista o creador de la obra original que, desde 2015, combina su habilidad para la escritura con la realización.

Tener nuevamente a los dos juntos no solamente era un gran atractivo para sus seguidores, sino también para las y los amantes del género. Si a esto se añade que "Exterminio: la evolución" es una de las películas de 2025 con los mejores avances promocionales, la expectativa sobre el resultado final era bastante alta.

En resumen, la cinta es cumplidora en términos visuales y mantiene la edición frenética que ha caracterizado la filmografía de Boyle, sobre todo, en propuestas como "Trainspotting", "Millions" y "Slumdog millonarie".

Sin embargo, se percibe una preocupación más filosófica y madura de Boyle por un tema universal: la muerte. Quizá esto se deba a la actual edad del prestigiado director, que ya rebasa los 68 años.

Así, "Exterminio: la evolución" es dueña de múltiples secuencias pausadas, que contrastan con el acelerado ritmo del filme de 2002, en donde la novedad radicaba en la gran velocidad otorgada a los muertos vivientes.

Ahora, Boyle y Garland le dan varios respiros al público para meditar sobre la finitud de la existencia y los distintos tipos de decesos que puede tener el ser humano.

De hecho, en un momento de la historia, un personaje inesperado, interpretado por un reciente actor nominado al premio Oscar, le dice al joven protagonista que hay muertes pacíficas, en las que la gente se despide con amor.

Ese momento del guion no es solamente uno de los más sublimes de la secuela de "Exterminio", sino también es la que resume la hipótesis de esta reseña.

Eso sí, algunos espectadores que esperaban más persecuciones o derramamiento de sangre, saldrán desencantados, incluso, considerarán demasiado sentimental la reflexión planteada por la dupla Boyle-Garland.

Pero ojo, "Exterminio: la evolución" también es un filme sobre la pérdida de la inocencia, pues su estelar es un niño de 12 años que es obligado por su padre a aprender a matar muertos vivientes y que tiene a una madre moribunda, la cual padece alteraciones de ánimo y fuertes dolores de cabeza.

A la par de ello, Boyle y Garland tejen otra historia secundaria que anticipa una nueva obra de zombies, probablemente más sanguinaria y vertiginosa, pero también con una carga social más evidente.


De hecho, la distribuidora ya confirmó que la continuación llegará 28 semanas después del estreno de "Exterminio: la evolución", es decir, en enero de 2026.

En cuanto a las novedades visuales, los creadores británicos presentan una gama de muertos vivientes, desde lentos y rastreros hasta alfas, que son más altos y similares a los pobladores "no infectados".

Al final, la película es sumamente profesional, bien contada, con un paisaje sonoro inquietante y una edición que atrapa a distintas generaciones de espectadores. Recomendable.



Letrinas: Un facial no se le niega a nadie



Un facial no se le niega a nadie

Conrado Parraguirre

 

Ese día regresé de noche a casa, y como soy un tipo precarizado, cuando me encuentro en la calle, casi nunca tengo saldo en mi celular. Así que al atravesar el umbral de mi domicilio recibí una notificación bastante inusual. Una vecina me mandó un mensaje: “Hola, buenas tardes”.

Respondí con la cortesía habitual, y pregunté si se le ofrecía algo. La respuesta no tardo en esperar.

“Era para saber si podría hacerte un facial, es gratuito. Si puedes mañana temprano con gusto”.

Ponderé la situación un momento, pues nada es gratis en esta vida, de tal modo que consulté con esta amable persona si era necesario llevar algo en particular y el horario para tal procedimiento. Me dijo que nada, y me propuso un horario de ocho de la mañana; y además me cuestionó si quería que lo hiciéramos en su casa o en la mía. Al final concordamos que en la de ella.

A cierta edad, uno se hace ideas, pues mi vecina es una mujer divorciada, madre soltera, y a criterio propio, bastante atractiva. De cualquier forma, frené el poni de la fantasía, y me dije, bueno, un facial no se le niega nadie.

Al día siguiente me bañé, tomé un poco de café y comí un plátano. Me mentalice un poco, pues interactuar con otros y someterse a cualquier tratamiento requiere algo de voluntad. Llegada la hora me apersone en su residencia con mi rostro atropellado para empezar la labor. Me invitó a pasar y me condujo a su comedor. Sobre la mesa tenía el material para trabajar. Cortésmente me pidió sentarme en una silla que se encontraba justo en el centro de la habitación. Le pregunté si aquello era su nuevo emprendimiento. Rió un poco y explicó que además de su trabajo esto era algo que también hacía.

Prendió un incienso aromático, tomó un pequeño envase con atomizador, y comenzó el procedimiento. “Te voy a aplicar un poco de esto en tu rostro, es hielo seco, cierra bien los ojos y la boca”. Procedí a seguir las indicaciones. Sentí el líquido y una sensación de ardor, comenzó a invadir mi cara. “¿Cómo lo sientes?”. A pesar de la ligera molestia contesté que bien. “Bueno, te voy a poner una crema en tu pelo también”. Se puso detrás mío y comenzó a frotar el cabello con sus manos, intercalándolo con un masajeador anti estrés, de esos que parecen tener patas de araña. En ocasiones también sentía el roce de sus pechos en mi nuca.

Traté de relajarme, pero ella también se notaba un tanto nerviosa. Comenzó a preguntarme sobre mi vida, el trabajo y mis relaciones sentimentales. Y pues yo no tengo novia, ni trabajo, y sospecho que vida tampoco. Tomó el envase del hielo seco de nuevo, y continúo con las mismas indicaciones. El calor se intensificó. “Si sientes malestar o algo, grita, no te detengas, es más si quieres miéntame la madre”. Mientras atravesaba aquel dolor, pensaba, ¡Carajo! ¿es esto parte del proceso?, uno nunca sabe qué clase de perversiones tienen los residentes con quienes te topas en los pasillos.

Tomó el atomizador de nuevo. “Te voy a rociar un poco más”. Al ver que la sustancia empezaba a escurrir sobre mi ropa, me dijo: “A ver, quítate la camisa, te voy a poner un poco en tu cuerpo”.

Estaba aturdido por el escozor y la situación; así que obedecí y me quité la camisa. Me pidió quedarme de pie. Agarró una crema, y comenzó a untarla en mi espalda y mi pecho. ¿Qué está pasando? ¿Estos faciales abarcan más que la cara? me pregunté. En ese momento sacó un tapete de yoga, lo extendió en el piso y me pidió que me recostará boca abajo, para hacerme un masaje en la espalda. Bueno la cosa ya se está poniendo interesante, me dije.

Ahí tumbado comenzó a sobarme desde los hombros hasta mi espalda baja, en el límite del pantalón. De pronto, gritó el nombre de su hijo, para que le pasara unas almohadas. Yo no sabía que él se encontraba en casa. Aquel adolescente, bajó y le dió los objetos para que yo me acomodara mejor en el piso. Un gato, que supongo que también se encontraba arriba, también salió. Mi vecina le dijo a su vástago, “¿no quieres ayudarme también?”. Y ahí estaba yo, con una madre y su retoño amasando mi espalda, mientras un gato maullaba y se paseaba al rededor. ¿Es esto lo que merezco por ser un pobre diablo? Probablemente ¡pero qué carajos!

Entonces mi vecina le indicó a su asistente: “Está muy tenso, truénale la espalda”. Me pidieron incorporarme, y poner mis brazos detrás de la nuca. Tuve la sensación de reconocerme confundido y vulnerable, como con la mirada de aquellos perros desconcertados, a quienes un quiropráctico de mascotas les truena la columna. Después de eso, su hijo se fue, y mi vecina me regresó a la silla. Me puse la camisa, y de nueva cuenta me roció con el hielo líquido. “Ya no te arde, ¿verdad?”. Respondí que no.

Antes de iniciar la sesión había sacado una foto de mi rostro dentro de su casa, ahora quería hacer otra foto fuera de ella. El juego de luces es un truco viejo. Comparó ambas imágenes, del antes y después. “Ya ves, te ves más joven”. Claro que no, pensé. Y pregunté por el precio de la botella. “Ay, no, cómo crees, ésta te la regalo”. Mentira. Más tarde me la pidió de vuelta, con el pretexto de que ese producto ya lo tenía comprometido con otra vecina.

Ese día regresé a casa oliendo rico, sin dolor de espalda, y con el cutis un poco más suave.

Letrinas: Minificciones IV de Franco García




Minificciones IV de Franco García

Guerra y paz

Durante el día mi esposa y yo nos encontramos en guerra, pues desde hace años dejamos de amarnos. Así que los gritos y las ofensas nunca faltan en nuestro hogar. No obstante, todas las noches respetamos nuestro pacto marital: hacer el amor para dormir en paz.


Se busca una mujer

No hace mucho, en La Vacacional, Acapulco, había un niño de la calle que le daba por agarrarle la mano a cualquier mujer que pasaba a su lado para no estar solito.

“Señora, ¿no quiere ser mi mamá?”

“Joven, ¿no quiere ser mi mamá?”

“Amiga, ¿no quiere ser mi mamá?”

Así estuvo hasta la mayoría de edad y se casó con una muchacha. Tiempo después lo abandonó su pareja y le dio por buscar una mamá para su hijito. 

 

Secreto marino

El caracol lleva en su guarida el sonido del mar, y el suplicio de los ahogados.

 

Alimentos

No hace mucho, en Acapulco, había cadáveres por doquier, arrojados a plena luz del día o a mitad de la noche. Nadie los reclamaba porque, al parecer, no tenían dueños. Como es bien sabido, todos iban a parar a las fosas clandestinas, pues en la morgue ya no había espacio suficiente para tantos. Y qué gordos y satisfechos lucían, entonces, los perritos callejeros.


Más vale reír que llorar

Para ella es más fácil reír que llorar. Desde que nos casamos jamás la he visto derramar su llanto (es más, creo que nunca me amó). Si mira a un perro aplastado o un gato electrocutado, ríe; si pierde algo de valor material (celular, anillos, reloj), ríe; si va a un velorio (familia, amigos, compañeros del trabajo), ríe; si me encuentra besando a otra mujer o tirado de borracho en la calle, ríe. Con ella todo es risa; conmigo todo es rabia, vicios, celos y amargura. Incluso cuando estoy por ingresar al quirófano para que me extraigan el tumor de la cabeza y los médicos le han confirmado que es poco probable que vuelva a la vida después de la cirugía, ríe. Así que yo no tengo más opción y me muero de la risa con ella.

 

Dios te ama

Hijo mío: si alguien no te valora, ódiale; si alguien habla mal de ti, pártele la cara; si alguien no te ofrece trabajo, róbale sus pertenencias. Sólo recuerda que yo sí te amo, aunque jamás suelte mis manos de tu cuello.

 

Atención ciudadana

Todos los días escucho teléfonos en mi cabeza, sin importar la hora. Ring-ring-ring. Atiendo las llamadas. Hay voces extrañas, gemidos, lamentos, maldiciones.

Alguien dice: “¡Abajo el capitalismo!”

Otro: “La muerte sabe a Prozac”.

Luego: “¿En serio crees en ese comercial llamado fe?”

Más allá: “Nunca te amó, imbécil”.

Cuelgo.



Franco García (Vacacional, Acapulco). Ha publicado en Punto de partida, Punto en línea, Ágora, Opción, Mono, La otra voz, Trinchera, Acapulco Cultura, Minificción, Monolito, Rankia, Palabrerías, Zompantle, Capote, Enpoli, Sputnik, Periódico Poético, Revista Noche Laberinto, Letras y Voces, Irradiación, Campos de Plumas, Revista Pirocromo, Revista Alcantarilla, Revista Hipérbole Frontera, entre otras. Parte de su obra ha aparecido en antologías de minificciones y cuentos.

Letrinas: No es así de simple


No es así de simple

Ricardo Cuan Boone

 

—…yacasiyacasiyacasiyacasiyacasi… no debí tomar tanta agua… vamosvamosvamos… allá está el baño…   ¡madres… ya no aguanto!...                                                                                                                                                                                                                                                      

                                                                                ... ¡¿PERO QUÉ CARAJOS?!                                                                                                             

                                                        … Joven… disculpe joven… me podría…

—Señor tengo prisa, ahorita no.

—Yo solo necesito que….   Joven….  Madresssssssss…    

 

                                                                       …Señorita disculpe… ¿me podría ayudar a…?

—¿Cómo me llamó?

—¿Señorita?... yo sólo…

—¿Por qué supone usted que soy “señorita”?

—Yo no… discúlpeme usted, señora… yo sólo quisiera…

—¡Lo ve!  ¿Por qué me encasilla entre señorita y señora?

—… no era mi intención yo sólo necesito saber…

—¡Es que ese es el problema!  Usted de forma natural me categoriza en base a mi experiencia sexual…

—… nonono… discúlpeme por favor… yo nada mas quería preguntarle por las…

—… y seguro va a querer escudarse detrás de su edad como pretexto de su machismo.  Por gente como usted es que más mujeres como yo alzamos la voz para protestar sobre la opresión histórica a la que hemos estado subyugadas.  Eso de ser reducidas a objetos sexuales hasta en el idioma es resultado de mentes retrogradas como la suya.  ¡Tenga usted buen día!

—… seño… pero…

                                                                 …yanoaguantoyanoaguantoyanoaguanto…

 

—Disculpe señor, ¿necesita usted ayuda con algo?

—¡Siii! … por fin… gracias… me urge ir al baño y no se a cuál de las siete puertas entrar y tampoco entiendo los símbolos en ellas.

—Ah ya veo, no se preocupe usted, yo le explico.

—Señor ya no aguanto… por favor si tan sólo me pudiera decir cual es el baño de hombres…

—Si por supuesto… ¿hombre cis, trans o fluido?

—… eeh… hombre, hombre…

—Señor, no es así de simple, y debe tener cuidado con la implicación de sus expresiones.  Si gusta nada mas dígame como se identifica usted.

—¿Cómo me identifico?... pues…… así.

—Señor por favor, no me refiero a su licencia de conducir, me refiero a…. ¡Señor!

—ch

         in

        g

            a

                  da..

                         m

                           a

                            d

                            reeeee………

 

—Señor creo que mejor lo dejo… seguro tiene un cambio de ropa a la mano ¿no?... lamento mucho… tenga usted… un buen día… perdón no quise ser…

 

— …mmmpphh…….

                        

                                   … oye… ¡niño! .... ¡si tú!... ven por favor…

                                                        … dime algo… ¿cómo sabes a que baño entrar?

—¡Ah, pues al que tenga menos fila!


Ricardo Cuan Boone, nacido en 1978 en Torreón, Coahuila y radicado en Baja California desde el 2004. Egresado de Ingeniería Química, ha compaginado su carrera profesional con el gusto por la literatura. Fue editor de la revista universitaria y escritor de puestas en escena estudiantiles. Ha participado en diversos talleres y cursos literarios con reconocidos autores. Desde el 2019 publica reseñas literarias en su cuenta de instagram (@ric.escribe).

Misión imposible, sentencia final: entretenida, pero le faltó espectacularidad


Cinetiketas | Jaime López


La última entrega fílmica de "Misión Imposible" es un producto entretenido y bien hecho para las y los seguidores de la saga, sin embargo, resulta un tanto tediosa para quienes no estén familiarizados con los personajes.

Igualmente, quienes amen desenfrenadamente el género de acción y esperan altas dosis de peleas o persecuciones, encontrarán una propuesta contenida, sin tantas coreografías como sus antecesoras.

Respecto al primer conjunto de ideas, "Misión Imposible: Sentencia final" (el título completo de la película) da continuidad al último desafío del agente "Ethan Hunt", interpretado por Tom Cruise, que busca atrapar a una inteligencia artificial, la cual amenaza con destruir el ciberespacio y apropiarse de los sistemas nucleares de los países más poderosos del mundo.

Eso incluye a Estados Unidos, cuya presidenta "Erika Sloane", personificada sobriamente por Angela Bassett, ve en "Hunt" su última esperanza para evitar el apocalipsis digital.

Así, el guion se enfoca en cerrar todos los cabos que se dejaron sueltos en la séptima entrega y, de paso, recupera a personajes con poca participación en la saga, que ahora tienen más foco o mayor relevancia.

Igualmente, se recurre a la nostalgia para rememorar algunos de los antagonistas más destacados de "Misión imposible", aunque las referencias pueden resultar agotadoras para ciertos espectadores.

Por otro lado, hay un cierre definitivo para uno de los personajes más queridos del universo de "Ethan Hunt", que probablemente conmueva a la faniticada.

Acerca de las secuencias de acción, se reconoce un gran nivel de producción en la mayoría de ellas, pero carecen de la emoción de anteriores entregas.

La trama tiene más énfasis en el ámbito político, lo que recuerda propuestas como "El caballero de la noche", en donde se cuestionan ciertas decisiones morales del gobierno estadounidense.
Finalmente, el elenco cumple, pero las mujeres son las que tienen el desempeño más espectacular de la película, por su aplomo y compromiso. Aplausos para Hayley Atwell y Pom Klementieff, que bien pueden ser consideradas para un spin-off.



"Mamá reinventada": forzada, con fallas en su edición y con poco corazón


Cinetiketas | Jaime López


El nuevo estreno fílmico de Videocine, "Mamá reinventada", se siente como una producción forzada, hecha al vapor, con evidentes errores de continuidad y actuaciones sumamente acartonadas de la mayoría del elenco.

Además, la musicalización es una mala mezcla de covers de éxitos poperos, que no se conectan oportunamente con los estados de ánimo de los personajes.

Ojo con el tema "Contigo aprendí", de Armando Manzanaro, que supuestamente tiene un significado importante para las estelares, pero que no logra ser parte de secuencias memorables por su mal acomodo en el metraje.

Por otro lado, la historia de "Mamá reinventada" es presentada como una comedia, pero son pocos los momentos que provocan una auténtica sonrisa en la audiencia, en especial, porque la mayoría de sus buenos chistes o "gags" ya fueron mostrados en el avance promocional.

Solamente se salva el carisma de su protagonista, Erika Buenfil, quien actualmente es una figura muy popular en Tik Tok, en donde supera los 18 millones de seguidores.

Ella y Nicolasa Ortíz Monasterio, que en el filme da vida a la mejor amiga y la "roomie" de la hija de la estelar, son las que hacen la historia más llevadera, pues se nota su experiencia frente a cámaras.

En cuanto a Michelle Renaud, la otra protagonista de "Mamá reinventada", no se siente creíble que interprete a un espíritu disruptivo, que no se sujeta a los convencionalismos sociales y que es diametralmente opuesta a su progenitora.

Mientras que las actuaciones de su jefa odiosa y gandalla en la empresa que trabaja, el amigovio o "fuck boy" y el sacerdote-confidente de su madre, son sumamente insoportables.

Acerca del guion, se agradecen las buenas intenciones de los creativos por tratar de mostrar las nuevas dinámicas entre las madres e hijas mexicanas, pero la manera en que va transitando la historia es poco orgánica y desangelada.

También plantea dos visiones de enfrentar un duelo, siendo una de ellas el huir de los recuerdos y la otra quedándose estancados en la nostalgia o la rutina, pero los temas no están suficientemente desarrollados en el libreto.

Obviamente, la gente que actualmente tenga una mala relación con su mamá o figuras maternas, se sentirá conmovida en alguna parte de la historia por la necesidad humana de querer reconciliar dicha relación.

Sin embargo, "Mamá reinventada" carece de profundidad en la mayoría de su ejecución y termina siendo una propuesta olvidable en cuanto se encienden las luces de la sala y el respetable regresa a su cotidianidad.



"Loco por ella", remake mexicano que funciona por su elenco y respeto a la salud mental



Cinetiketas | Jaime López |


El remake mexicano de la cinta homónima de 2021, "Loco por ella", prácticamente respeta el guion escrito por Natalia Durán y Eric Navarro, por lo que la salud mental se mantiene como su temática principal.

En ese sentido, la principal virtud de la historia es justamente ahondar en el asunto referido, que para muchas personas continua siendo un tabú, a partir de una comedia romántica.

Para quienes no han leído la sinopsis o visto el avance promocional, "Loco por ella" sigue a "Álvaro", un reportero de notas amarillistas, que se enamora de "Carla" luego de que ambos comparten una noche fuera de lo común.

Sin ningún dato sobre ella, comienza a buscarle desesperadamente hasta que un día descubre que está internada en una clínica psiquiátrica y padece trastorno bipolar.

A diferencia de la obra original, "Loco por ella" le da mayor protagonismo a la amiga de "Álvaro", una aspirante a actriz interpretada en la versión de 2025 por Cassandra Sánchez Navarro.

Eso último es de agradecerse, porque la otrora estelar de "Cindy la regia" y "Mesa de regalos" demuestra su sencillez al brinda el mismo profesionalismo y carisma a un rol secundario, pese a venir de estelarizar obras sumamente exitosas en taquilla.

En cuanto al resto del elenco, en un principio el espectador podría pensar que está frente a un episodio extendido de la serie "Backdoor" por la presencia de Luz Aldán, Daniel Haddad y Miguel Burra.

Sin embargo, los primeros dos tienen un desempeño superior a sus homólogos españoles dando interpretaciones divertidas y conmovedoras por partes iguales.

Obviamente, sus personajes representan el síndrome de Tourette y el trastorno paranoide en un tono de comedia fársica, pero es epidémica su entrega y amor a los mismos.

Por otro lado, Jesús Zavala también supera a su contraparte española en el papel de un tipo obsesionado con la limpieza, aunque algunas voces podrían pensar que mantiene su estilo de hombre cuasi deprimido y discreto con sus emociones que ya ha exhibido en otras producciones.

Acerca de los estelares, Minnie West transita por una gama de sentimientos que confirman su crecimiento histriónico desde "Me gusta, pero me asusta", una de sus primeras cintas, a la fecha. Su "Carla" seduce desde la secuencia uno en la que aparece a cuadro y después experimenta distintas emociones, tales como egoísmo, cerradez, desdén, amistad, solidaridad, dulzura y depresión.

Al final, "Loco por ella" funciona por su narrativa, ya que se siente como una propuesta sumamente equilibrada y que no quiere ser irrespetuosa con el tratamiento de la salud mental, pues si bien señala que el amor puede ser un gran aliciente para personas con depresión o trastornos, también indica que la supervisión de un profesional es imprescindible en muchos casos.



"Rescate implacable", una película de acción olvidable y sin identidad



Cinetiketas | Por Jaime López


Al hablar sobre "Rescate implacable" o "A working man", la nueva película protagonizada por Jason Statham, es imprescindible señalar que se trata de una propuesta convencional, que evita tomar riesgos creativos con la finalidad de satisfacer a la audiencia a la que está dirigida.

Coescrita por Silvester Stallone y basada en la novela de Chuck Dixon, la historia se centra en un trabajador de la construcción, que se ve obligado a recordar su pasado militar tras enterarse que la hija de sus jefes ha sido secuestrada por un grupo de tratantes de personas.

Como es de esperarse, el protagonista es presentado como un héroe implacable, que tiene pocos matices en su personalidad. Esto último impide ver a Statham en un registro distinto a otros de sus filmes, por ejemplo, "Snatch" o "Spy".

Así, la obra está repleta de un sinfín de secuencias de acción, en las que el estelar pelea cuerpo a cuerpo con decenas de adversarios sumamente estereotipados y casi siempre sale ileso.

Aunado a lo anterior, el filme de casi dos horas de duración no ofrece algo diferente al avance de dos minutos que fue exhibido en salas o plataformas digitales meses previos.

Ello convierte a "Rescate implacable" es una producción poco novedosa, aburrida y que sólo sirve para hacer lucir a Statham, así como para matar el tiempo si es que el público no tiene nada más importante que hacer.

En cuanto al tema del tráfico de personas, la postura es muy similar a la de la saga estelarizada por Liam Neesom, "Venganza implacable", es decir, superficial y sin darle foco a las víctimas de dicho delito.

Lo importante es ver a Statham repartiendo chingadazos a diestra y siniestra hasta que logre su objetivo de salvar a la hija de sus jefes, interpretada por Arianna Rivas.

Ella es probablemente lo más destacable del filme debido a su frescura y a que se muestra como un ser valiente que, por momentos, logra rescatarse a sí misma. Lástima que su rol quedó a medio gas, sin mayor desarrollo.

En cuanto a David Harbour, el amigo ciego del protagonista, es innegable el carisma del histrión en pantalla grande, pero tiene pocas escenas y su figura solo está de complemento.

Resulta peor el caso de Michael Peña, que da vida al jefe del estelar, pero que luce desangelado y hasta impreciso en sus participaciones. Un desperdicio total.

Finalmente, el realizador, David Ayer, fracasa en consolidar a un nuevo ídolo del género de acción, pues su propuesta parece un reciclaje sin identidad propia, en donde ni siquiera hay secuencias o coreografías inolvidables.

“Morir poquito”: ritual, placer y metamorfosis

Por Reyes Rojas | Fotos @ingravido88

“Ya no quiero buscarte,

ya no quiero gustarte.

Gracias por venir.

Aviento mis manos al placer”.


Con estas palabras arrojó ANAN su espectáculo hacia el público. Morir poquito es una ceremonia escénica donde los cuerpos, la luz y la música se entrelazan para habitar lo liminal: ¿qué hay entre la pérdida y el deseo, entre el yo que fue y el que está por venir, entre el miedo y la osadía; y, por supuesto, entre la vida y la muerte?

En este performance se amalgaman tres de mis cosas favoritas en el mundo: la danza, la música y la palabra. Las ejecutantes (Natalia Gómez y Daniela Jerez) se mueven por el recinto donde se lleva a cabo el rito (porque es más ritual que espectáculo), y juegan con luces de mano y otras herramientas de iluminación más bien limitadas y minimalistas. El espacio y el público son un personaje más, pues ningún lugar expondrá los mismos recovecos, los mismos muros y columnas; por otro lado, la afluencia y la inmersión de la gente siempre serán, también, un elemento diferenciador: Nadie es el la misma persona frente a distintos cuerpos y rostros.

Morir poquito nació como un poema sonoro, pero luego se convirtió en una experiencia sensorial íntima y viva, en una invitación al público a transitar sin mapas, a imaginar desde la penumbra, a desdoblarse suavemente mientras un personaje femenino (presumiblemente ANAN) se desdobla también en diferentes cuerpos que se alargan sobre una retahíla de melodías envolventes, oscuras y jubilosas.

En cada gesto de las bailarinas, en cada nota musical como un vapor, se sugiere una transformación, radical a veces, como la que ocurre con la muerte instantánea provocada por una bala entre la cien; o paulatina como la erosión de un bosque. Analogías tristes, ya lo sé, pero lo mismo daría si me atuviera al polo opuesto de estas metáforas: Morir poquito también es un cubetazo de felicidad fría sobre el cuerpo, una fiesta de sensualidad.

 

Al platicar con Natalia, me reveló que ella compone con el cuerpo.

“Siempre compongo como pensando en mi cuerpo, ¿como qué me hace sentir?, ¿me hace querer bailar o querer acostarme en posición fetal y que nadie me hable? ¿Me hace querer salir corriendo? Le hago caso a esos impulsos y desde ahí corren las imágenes sonoras y  poéticas”

No es para menos. Es verdad que la experiencia completa de Morir poquito se siente como entrar a una alberca. La música de ANAN, sus propuestas escénicas, son sensuales en el sentido más literal de la palabra, es decir, que invitan a saciar las demandas de los sentidos.

Luego de asistir a la puesta en escena, salí hacia la noche saboreando unas palabras de Paul Valery sobre la danza que bien valen para describir mi experiencia como espectador:

“en el Universo de la Danza el reposo no tiene sitio; la inmovilidad es algo obligado y forzado, un estado pasajero y casi una violencia, mientras que los saltos, los pasos contados, las puntas… son formas completamente naturales de estar y de comportarse”.


¿Qué escucho?

Las canciones de ANAN en Morir poquito, son al mismo tiempo un canto a lo pequeño (Cosas inútiles), una oda a lo invisible (In), a la ternura como posibilidad (I like you), y al mismo tiempo una invitación a la fortaleza (Abrir la piel) y a la rebeldía (Soy un animal). La pieza musical que da nombre al rito entero funciona como una declaración de principios: “todo cambia y yo voy primero en la fila de las metamorfosis”.

Conozco a Natalia desde hace años y tengo una idea breve de los gustos que compartimos, pero en un ejercicio de influencias no pedidas ni confirmadas, detrás de ANAN escuchó propuestas tan variadas como la Laurie Anderson de Songs from the Bardo y Big Science; a la Bjork de Homogenic; a Descartes a Kant; a Coco Rosie y a Radiohead, sólo por mencionar algunas.


¿Dónde estoy?

En esta ocasión, Morir poquito se presentó el 10 de abril en Pop Lolita, un espacio alternativo y cavernoso del centro de Aguascalientes, usualmente invadido por el perreo, la pose, la inventadez y la farandulería artística. En Pop Lolita hay exposiciones independientes, puestas en escena inter y multidisciplinarias, tragos coquetos y sobre todo, ociosa juventud.

Morir poquito es puesto en escena con participación de Natalia Gómez (ANAN) y Daniela Jerez, ambas artistas escénicas maravillosas; y con la colaboración de Remi Barrios (Hombre Árbol) en las percusiones.

Morir poquito no busca respuestas, sino espacios para sentir. Es una experiencia que abraza la incertidumbre con ternura, que convierte el tránsito en arte y la vulnerabilidad en fuerza. ANAN nos recuerda que hay belleza en el desdoblamiento y placer en lo efímero. Morir, aquí, es también volver a nacer.


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