«Elvis», un film digno del rey del rock and roll



Call me old fashioned... please! | Por Mónica Castro Lara |


Me parece de suma importancia que, antes de leer esta reseña, tengan muy presente lo emocionada que estoy/estuve por ver “Elvis” tras varios años (sí, años) de espera porque por allá de 2019, cuando me enteré de que mi queridísimo y adorado Baz Luhrmann sería el encargado de dirigirla, no solo se me desbordó la emoción, sino que sabía exactamente qué esperar de la película y, una vez más, Baz no me decepcionó. Obviamente soy una gran fanática de su ya muy particular estilo al momento de desarrollar y contar una historia y, por ende, sabía lo increíblemente meticuloso y creativo que sería, llegando al punto de verdaderamente obsesionarse –en este caso– con Elvis y que el resultado final, sería una joya visual de esas que te dejan abrumadx un largo rato.

Tal vez no lo recuerden, pero hace seis años, escribí acercade Elvis Presley aquí en Sputnik y les confieso que tuve que regresar a leer el artículo previo a ver la película porque no recordaba del todo qué había escrito en aquel entonces (sí… ya estoy grandecita mi gente, la memoria no es lo de antes *carita triste*). Gracias a ello, me refrescó bastante la memoria y recordé, no solo lo mucho que auténticamente me gusta Elvis, sino también lo mucho que ya sabía de su historia personal y carrera artística al andar investigando e investigando por al menos un par de semanas. Así que, les reitero lo emocionada que estuve al ver la película y lo mucho que anhelaba una buena adaptación a diferencia de otras biopics medio chafis que nos han presentado anteriormente. Lo que sí es que tengo que confesarles que me dio un cringe horrrrrrible releer mi texto y darme cuenta de lo normalizado que tenía yo el grooming que le hizo Presley a Priscilla y neta, qué perro oso. Lo bueno es que, la gente cambia, aprende, reflexiona, se deconstruye y pues, la mujer que teclea estas letras, vaya que ya cambió. Gracias infinitas, hermoso feminismo.

Pues bien, por si no lo sabían, el director australiano Baz Luhrmann tiene tan solo seis películas bajo el brazo, de las cuales al menos cuatro son verdaderos iconos del cine moderno: Romeo+Juliet (1996), Moulin Rouge! (2001), The Great Gatsby (2013) y, por supuesto, Elvis (sí, tal vez piensen que me estoy adelantando demasiado, pero no inventen, tuvo una ovación en el Festival de Cannes de 12 minutos y le ha ido muy bien con la crítica, mucho mejor que a Gatsby, por ejemplo). Y, si viéramos esos filmes de manera secuencial, podríamos apreciar aún más el estilo in crescendo de Baz y su forma tan over the top en contar historias. El inicio de “Elvis” por ende, es tan caótico como su director; por un instante se mezclaban tres momentos distintos de la historia del protagonista, con visuales espectaculares y música estridente de por medio, manejos de cámara tan rápidos que te daba la sensación de que, si pestañeabas un poquitín más lento, te perderías de algo esencial en la historia. Esa sensación, bastante abrumadora, va y viene conforme avanza la historia. Pero, de entrada, te deja bien clarito el tono y el ritmo de las siguientes dos horas y media. Y hablando de eso, antes de que se me olvide, sí… confieso que se me hicieron un poquito excesivas esas dos horas y media que dura la película, pero también entiendo que seguramente Baz consideró que lo que vimos en pantalla, era imprescindible para logar el efecto que “Elvis” está teniendo en la audiencia y, por lo tanto, defendió y se aferró a su visión en el cuarto de edición. Cantidad sin arriesgar calidad, básicamente. Aunque se rumorea que Baz tiene en su poder, una versión de cuatro horas, en donde podríamos ver cuando Elvis conoció a Nixon entre otras cosas, pero que no está seguro si algún día seremos dignos de verla. ¿Ustedes la verían?

La película, es narrada por el villano de la historia, el temible coronel Tom Parker, quien fuera mánager de Elvis durante toda su carrera y que es interpretado por el célebre Tom Hanks, una selección de narrador bastante curiosa que nos aleja de otras biopics que han caído en lugares más comunes. Coincido con algunas críticas en cuanto a que no es el mejor trabajo de Hanks ni tampoco hace algo extraordinario que valga la pena recordar, además de que a veces hacen mucho ruido esos kilos de maquillaje y el traje de gordo. Sin embargo, reconozco que tuvo que trabajar con un personaje del cual siempre se ha sabido “muy poco”; no hay suficientes grabaciones o entrevistas que ayuden a estructurar cómo era este nefasto hombre en términos de la voz o los modismos, por ejemplo, así que entre Hanks y Luhrmann crean un personaje… digamos desde cero, por momentos sí rayando en lo caricaturesco y por momentos muy real, pero que nos permite entender su psique al instante al manipular mental, emocional y económicamente a nuestro héroe y a su familia. Parker es responsable del ascenso a la fama de Elvis y también de su declive (y no es ningún spoiler eh, todo mundo lo sabe); un hombre estratégico, inteligente, audaz, cruel y rapaz que surge como una especie de inspiración para todxs aquellxs managers de mitades del siglo XX y por supuesto, de este siglo XXI, estableciendo exactamente qué esperar y obtener de la fama,


Justificando en todo momento los tejes y manejes sobre cómo gestionaba la carrera artística de Presley, Parker nos narra su primera impresión, su primer encuentro con Elvis y cómo logró hacerlo el artista más reconocido a nivel mundial, sin siquiera salir de Estados Unidos. Aquí la grata sorpresa y lo que sigue emocionándonos a todxs, fue ver al maravilloso Austin Butler interpretando a Elvis en el que, les aseguro, es el papel de su vida. Su enorme talento arrasó con contrincantes como Harry Styles, Miles Teller, Ansel Elgort (ugh) y Aaron Taylor-Johnson a la hora de audicionar para el papel y seguramente, Baz quedó prendado de la capacidad de este gran actor y por supuesto, lo llevó al límite. Por si no sabían, Butler fue directito al hospital un día después de haber terminado de filmar la película: “mi cuerpo comenzó a ‘apagarse’ y estuve en cama durante una semana”. Austin ha confesado en múltiples entrevistas que, durante tres años, lo único que tenía en mente y por lo que trabajó arduamente durante todo ese tiempo, fue en encarnar a Elvis Presley. Y es que, la mayoría de las personas (incluyéndome), le teníamos muy poca fe al actor: en primera porque su filmografía no es exactamente la que imaginarías para alguien a quien le encargan semejante protagónico y, en segunda, porque físicamente NO se parece al ultra guapísimo cara-tallada-por-los-mismos-ángeles de Elvis. Entonces, la presión era demasiada y las ganas de cerrarnos la boca, también (lo cual obviamente logró). Se preparó durante meses con los mejores coachings vocales, no solo para cantar como Elvis (porque sí, durante la etapa joven de Elvis, Austin es quien interpreta las canciones y hasta grabó en el estudio donde Presley grabó más de 200 canciones), sino para hablar tal cual como él; es verdaderamente impresionante. En una entrevista con Jimmy Fallon, imita la voz de Elvis y señala los pequeños y sutiles cambios que tuvo entre los 50s, en los 60s y los 70s; según yo es prácticamente la misma, peeero no es así jajaja y Austin nos lo demuestra con muchísimo orgullo, tanto así que durante toda la gira promocional del film, no logra deshacerse de la voz y aunque es un chico californiano, ha recibido un sinfín de críticas por insistir con el acento de Tennessee, aunque el actor lo justifica precisamente con el hecho de haber trabajado tanto con esa voz que ahora le resulta difícil regresar a su tono auténtico. ¿O será pura mercadotecnia? Who knows!

Austin trabajó para convertirse en cuerpo y alma en Elvis durante tres años y no es mentira: desde el casting hasta la finalización del film (que se detuvo un año debido a la pandemia de COVID-19), tuvo la oportunidad de estudiar e imitar todas las facetas de Presley como artista y como ser humano; leyó las decenas de biografías que existen sobre él, meticulosamente vio cada película, escuchó cada álbum, cada entrevista que realizara el artista en sus 25 años de carrera y es de asombrarse que nuestro joven actor (Austin tiene 30 años) no se volviera loco ¿o sí? El resultado es que conoce al artista y al hombre, y logra mediante una bestial actuación, presentarnos a un inmortal Elvis, lleno de inseguridades, miedos, pasiones, arrebatos y todos esos matices, hacen que empaticemos con el héroe del que tanto nos hemos mofado por años. No en balde las mismísimas Lisa Marie (su hija) y Priscilla (su exesposa), le agradecen a Baz la forma en cómo retrata a Presley. Los movimientos perfectamente coreografiados que logra Austin ¡están de locura! tanto así que quieres que te salpique el sudor que le corre por todos lados. True story.


Algo que me parece re atinado, es que se le hace un buen homenaje a artistas como B.B.King, Sister Rosetta Tharpe (de quien también yaescribí en Sputnik ¡yuju!), Little Richard y Big Mama Thornton y, por supuesto, se visibiliza y se reconoce el talento, la innovación y, por ende, la tremenda influencia de la música negra del sur de Estados Unidos, en particular la que Beale Street tuvo en Elvis; R&B, gospel, soul, provenientes de la clase trabajadora y de las iglesias protestantes evangélicas afroamericanas. La mayoría de sus primeras grabaciones, eran simples covers de artistas negrxs y por supuesto se le acusó de apropiación cultural, lo cual efectivamente es, pero al ser un intérprete blanco y quererlo matizar con música country, pues obviamente no iba a hacer tanto ruido y encima, lo que los ejecutivos de las disqueras hicieron y supongo que el buen manejo del Coronel Parker, fue fusionar dichos ritmos con el country, el cual evoluciona y surge un sonido que, en la década de los 50s era nuevo, fresco y atraía a las masas juveniles del resto del país: el rock and roll. Lo cual me lleva a hablar precisamente de las fusiones auditivas que hace Baz en esta película, muy similar a lo que hizo y logró en The Great Gatsby. ¿Nos imaginábamos algún día escuchar a Eminem en un soundtrack de Elvis? ¿O escuchar a Doja Cat (rapera gringa) hacer una interpretación de “Hound Dog” de Big Mama Thornton mientras vemos en pantalla a Elvis caminar en su ciudad natal? ¡Claro que no! Pero la intención de Baz, y me atrevería a llamarla ya una obsesión, es la de fusionar el pasado y el presente para que entendamos de una buena vez, lo transgresor que eran esos sonidos entonces y lo mucho que continúan influenciando a la música actual y también, por qué no, atraer a un público más joven. La música es el vehículo perfecto para la transmisión de esas ideas y sentir. Lo que Baz logra en la escena de la feria, cuando Elvis interpreta “Baby, Let’s Play House” es FENOMENAL. Obviamente podemos bailar mientras escuchamos muchos de los éxitos de Presley, algunos reeditados y algunos no, sin llegar a saturarnos. Muy por el contrario, el efecto que causa la película es querer crear nuestras listas en Spotify y darle una oportunidad a la innovadora banda sonora. No dudo ni tantito, que los números de Presley en las plataformas musicales estén teniendo un considerable repunte.

Y sí, visualmente “Elvis” es… uff… sen-sa-cio-nal. Una explosión barroca que podemos apreciar, desde los posters promocionales, hasta los vestuarios perfecta y meticulosamente diseñados por Catherine Martin la ganadora del Oscar quien, además de haber hecho los vestuarios de Moulin Rouge! y The Great Gatsby, es la esposa de Baz, por lo que la dupla de talento es indiscutiblemente asombrosa. Hace unos días veía una entrevista en donde Catherine explica el trabajo agotador que fue hacer una selección de los mejores jumpsuits de Elvis en su legendaria etapa de Las Vegas, aunado al famoso traje de cuero que usó para su especial de televisión del 68, todo bajo las restricciones de la pandemia, que la obligó a imprimir en un sinfín de ocasiones, estampados que se asemejaran a las telas que buscaba obtener ya que no le podían ser enviadas (porque la película fue filmada en Australia). Una labor titánica que seguramente, la llevará a obtener otros merecidos premios. Y en cuanto al exceso de gráficos dentro de la peli, simplemente los amé.

Para finalizar, no todo es miel sobre hojuelas en mi reseña; además de sentir que la duración de la película fue excesiva, me hubiera gustado que ahondaran más en ciertos momentos de la historia de Elvis, como sus auténticos inicios en la música y no un montaje ahí medio de cómic, o que profundizaran más en su “peculiar” historia de amor con Priscilla (porque he leído unas cosas terribles y en exceso cringey sobre su relación), porque todo es sumamente fugaz y el trabajo de Olivia DeJonge ni se disfruta ya que son contados los minutos que aparece en pantalla y por lo tanto, el drama y la tensión entre ellos es prácticamente nula y en ese sentido, es difícil entender la depresión que causó en Elvis su divorcio (a pesar de haber sido él, el causante del mismo). El hilo temporal a veces se pierde y, escenas que merecían más profundidad, son fugaces y, por el contrario, de repente se enganchan en ciertas situaciones que, a mi parecer, no merecen tanto tiempo de pantalla. Aunque insisto, seguro Baz le encontró una explicación lógica a la narrativa que decidió presentar y supongo que, en cuanto al tema de Priscilla, no quería meterse en problemas con ella.

Creo firmemente que el amor como tragedia, sigue y seguirá siendo el tema central en las películas de Baz y en esta ocasión, hasta lo dice explícitamente. Tras casi diez años de ausencia, Luhrmann nos entrega una biopic digna de un rey del rock que dará de qué hablar por un buen rato. Vayan a verla y discutamos qué les parece.


El verdadero Tik Tok de gatito: entrevista con Elma Correa, ganadora de la edición 2022 del Premio Bellas Artes de Cuento Amparo Dávila


Por Antonio León | Foto original: Hugo Fermé | 


La narradora mexicalense Elma Correa está de regreso postpandémico con más cuentos, desmanes heroicos y memes para compartir. Bueno, está de regreso por segunda ocasión, porque ya ejecutó un regreso por todo lo alto el año pasado, cuando fue la ganadora del XX Concurso Nacional de Cuento Juan José Arreola con el libro Mentiras que no te conté. En este déjà vu de grandes éxitos, tengo la oportunidad de hacer un campito junto a la autora en la mesa del bar buchón de botanas con tentáculos tipo kraken al que vinimos a celebrar, para traerles esta entrevista desde el lugar de los hechos.


Me gusta la nueva tradición de los veranos, que es la de anunciar un premio para tu escritura. ¿Cómo te encuentra el Premio Bellas Artes de Cuento San Luis Potosí Amparo Dávila a comparación del Juan José Arreola, del año pasado?, ¿Qué tan intenso ha sido el recorrido en este año?

Es una locura, siento que todo ha pasado muy rápido, todavía no me creo lo del Arreola y ahora tengo que procesar también esto.

Este premio corresponde a otro de los libros escritos durante la cuarentena. Uno de los proyectos en los que te has embarcado en los últimos años es habitaciones_propias –cuenta de Instagram que da fe de los espacios en que las mujeres producen su obra- ¿Cuál es el comentario que subyace en estos productos de consumo cultural, creados en los apretados espacios libres de la cotidianidad?

Esto lo dije mucho el año pasado y pues, híjole, lo voy a repetir una y otra y otra vez: las circunstancias de las mujeres es este país no nos permiten producir del mismo modo que los hombres, desde eso tan elemental como tener o no un lugar, un espacio para la escritura y tiempo para dedicar a nuestros proyectos, de ninguna manera se compara, sobre todo si no tenemos privilegios de clase o somos mamás o estudiamos, o todo lo anterior, para ellos siempre es más fácil y casi siempre es porque, precisamente,  hay mujeres sosteniéndolos. Si yo fuera vato o fuera una morra blanca de varo, hubiera ganado estos premios hace diez años, o bueno, cinco -risas-.

Tus personajes vuelven a ser chicas atribuladas: en esta ocasión, sin marca de origen. ¿Cómo fue el proceso de crear los personajes y sus historias?

Estos cuentos fueron escritos entre el segundo semestre de 2020, cuando estábamos en la peor parte del encierro por la pandemia y el primero de 2021, cuando todavía no sabíamos muy bien qué iba a pasar con las vacunas y si podríamos o no retomar la vida social y todo eso, fue un periodo de mucha angustia y temor y pérdidas, y la verdad a veces me parece super triste y a veces me enoja mucho -risas- que el mundo hubiera tenido que detenerse para que yo pudiera escribir mis cuentecitos pero, bueno, tiene que ver con lo que decía en la respuesta anterior, ¿no? Entonces -risas- igual que con Mentiras que no te conté, no eran cuentos que estuviera escribiendo para armar un libro y enviarlo a una convo, eran cuentos que tenía pendientes pero que no tenía tiempo para escribir, y pues, con el mundo cayéndose -risas- escribí todo lo que pude y resultó que algunos textos tenían coincidencias: los cuentos como super norteños de Mentiras, otros cuentos que son sobre fiestas fallidas que se articularon en otro librito, y estos que son de morras con amigas, y claro, también un montón que no sirvieron para nada y tiré a la basura -más risas-. 

En otras entregas has dicho que ninguna de las chicas tristes, neuróticas e inadaptadas de tus historias tiene una carga autobiográfica ¿seguimos en este entendido o ya podemos ir a patear machos bocones y fugarnos a Disneyland?

-Risas- seguimos asegurando que todo es ficción: los personajes y hechos retratados en estos cuentos son completamente ficticios, cualquier parecido con personas verdaderas, vivas o muertas, o con hechos reales es pura coincidencia -risas-.

¿Qué tan simple es Lo simple para ti? ¿Cuál es esa cosa que pudiera parecer simple de llevar a cabo en tu producción literaria (o la vida en general), pero que no lo es?

TODO -risas-, generalmente lo que parece muy sencillo lleva un montón de trabajo detrás.

Si Lo simple tuviera que promoverse en Tik Tok ¿Qué tipo de gatito sería?

Un mix entre el gatito ukraniano que fiestea todo harto así sin esperanzas y el gatito que come y hace nam, nam, nam.

Pienso volver a entrevistarte el año que entra con un nuevo premio, ¿me puedes ayudar con alguna pregunta?

Aiiiii, no creo que gane nada el próximo año a menos que alguien me saque de trabajar y me mantenga para que pueda escribir otro libro -risas- peeeero vamos a ficcionar que me gano algo, entonces a lo mejor podrías preguntarme esto para lo que ya tenemos la respuesta: Elmi, how much fucks have you to give?


"Rendez-vous", terror en una sola toma



Cinetiketas | Por Jaime López |


Una primera cita es convertida por el realizador Pablo Olmos Arrayales en un viaje vertiginoso entre dos personas que esconden peligrosos secretos, cuya historia es contada en una sola toma, sin cortes de edición.

De eso va "Rendez-vous", thriller mexicano producido por Axolotl Entertainment, el cual fue estrenado el pasado 13 de julio en la capital del país tras su buena acogida en festivales nacionales e internacionales.

En entrevista, el director (Olmos Arrayales) confesó que su ópera prima fue grabada en una sola secuencia por razones de presupuesto.

Explicó que primero nació la técnica y luego la historia, remarcando que el rodaje en plano secuencia contribuye a aumentar el suspenso de la trama.

"La rodamos en un día, casi fue de la mano la técnica y la historia; tenía algo similar para un video musical que había escrito años antes y retomé la estructura para la cinta", detalló.

Mencionó que el mostrar una cita en tiempo real llama la atención de los espectadores, porque se interesan en seguir el curso del encuentro para saber lo que pasa con los personajes.

Olmos Arrayales platicó que su pasión por los relatos de ficción se acentuó después de que algunos de sus trabajos iniciales fueron seleccionados para el canal producido por el afamado cineasta Robert Rodríguez.



En una decisión conjunta con sus socios, optó por realizar su primer película de largo aliento con la misma cantidad de dinero que ocuparía para un cortometraje.

Así nace "Rendez-vous", que implicó tres semanas de ensayos con los protagonistas, diversas tomas hechas en celulares y un solo día de grabación con cámara de cine.

"Sabía que mi estructura de guion tenía que funcionar de cierta forma y la cámara no debía estar solamente en un plano general o improvisado, sino tener ya previstos planos sicológicos, planos medios (...) La toma que se ve es la única toma que hicimos, entonces, nos tenía que salir bien sí o sí", explicó.

En cuanto al elenco, indicó que las personalidades de Helena Puig y Antonio Alcántara fueron las oportunas para dar vida a los estelares, "Lili" y "Eduardo", respectivamente.

Agregó que la actriz es dueña de una prodigiosa memoria y que ya tenía el corte de cabello que requería la historia, además de que accedió a pintárselo.

Pasando a Antonio, dijo que le gustaba mucho su aspecto y antecedentes artísticos, ya que contaba con una nutrida trayectoria en el ámbito teatral.

"No pudimos hacer pruebas en cámara para ver si tenían química, pero ya que estábamos rodando, la personalidad de los dos se iban complementando", comentó.

Acerca del título del filme, explicó que es un término francés que tiene más de una acepción o interpretación.


"Rendez-vous" debutó en pantalla grande en el Cine Tonalá, lugar en el que tendrá otras exhibiciones los días 20, 24 y 28 de julio. Posteriormente, contará con un gira por algunas partes de la República mexicana.


Escafandra Literaria: entrevista con Antonio Vásquez


El escritor mexicano Antonio Vásquez ha sido merecedor del Premio Bellas Artes Juan Rulfo para Primera Novela en 2017 por su libro 'Ausencio', y en 2021 ganó el Premio Bellas Artes de Narrativa Colima para Obra Publicada por 'Señales distantes'.


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Un año sin la Carrà



Por Liliana López León | 

El 5 de julio del 2021 leímos en varios titulares que nos había dejado y se nos derritió la cara. Luego nos enteramos de que ocultó la enfermedad para no hacernos sufrir. Quiero creer que nos protegió o que, de algún modo, nos quería. Raffaella, la de sonrisa luminosa, de cuerpo ligero y flexible, de luces, baile y purpurina. La de abdomen desnudo, en riesgo de censura por el Vaticano y con éxito total en hacernos sudar. Aquella, la que aconsejaba no ser aprehensivos si nos abandonaba un amante, y de la que, más allá del erotismo juguetón de sus letras, lo que más se asomó en su airosa melena fue alegría y agradecimiento por estar viva: búscate otro más bueno, vuélvete a enamorar.

A la Carrà le debo mucho. Si me la encuentro en otro plano existencial se lo haré saber. Aunque la conocí décadas después de que triunfara en Italia, España y luego en América Latina, sus canciones me regalaron vida en medio de bajoneos seriales que tengo desde los primeros años de este siglo. Quienes padezcan lo mismo, sabrán con qué aprecio particular nos resguardamos en ciertas piezas de arte igual que si fueran trocitos de chocolate.

Raffaella, astronauta que viaja por el tiempo y el espacio; un sol en los cuerpos y corazones de varias generaciones.

Raffaella Maria Roberta Pelloni, con el cabello perfecto después de haber agitado la cabeza con locura.

Verla interpretar Fiesta en TVE después de sus sesenta, hacer sentadillas como si nada a dúo con Maradona o entrevistar a una Madonna intimidada por su sencillez y confianza. Imaginar en Figueras a una pequeña Mónica Naranjo que veía con ilusión las presentaciones de nuestra showgirl, luego buscando a Dalí y pidiéndole consejo para ser artista. Estas imágenes son postales que me llevo a cualquier reunión. Cuando suena algo de Carrà y alguien no sabe quién es, entonces yo me hago la ofendida, pero solo para exagerar y generar interés en estos datos que no sirven para encontrar la cura del cáncer de pulmón.


Así me pasó cuando sonaba el club remix de Far l'amore que ella trabajó con Bob Sinclair y que ayudó a que gente más joven la conociera. Hasta me han preguntado: ¿Y tú cómo sabes todas esas cosas?, dicho más para que baje la intensidad del tema que para reconocer lo que he leído por gusto de nuestra santa en body rojo. En estas fiestas, también ocurre que mi pareja pone, con mucho mimo, una playlist de Raffaella si sabe que mi pie ha estado brincando. Y yo estoy agradecidísima por eso.

Fue declarada por ella misma como comunista: palabrita que asusta y disgusta. Yo la defiendo como Abraham Simpson a Homero: mi Raffaella no era comunista: podía haber sido una diva, cantante, compositora, bailarina, coreógrafa, presentadora de televisión, productora, vedette, actriz, altruista, comunista, pero nunca una estrella fascista.

Y en su total expresión de libertad y glamour, en el promover la adopción de niños, en el manifestarse a favor de los derechos humanos, nuestra Raffaella se convirtió, con pulso natural, en un ícono LGBTQ+, emulada por la eternidad en karaokes, espectáculos drag y en shows de imitadores. Ícono camp en el que se refugió una parte de la población aún no comprendida en el siglo XX, cobijándose bajo su manto de lentejuelas con ironía, humor, mientras ella aparecía con un cuerpo que pisaba fuerte sobre el escenario.

Por cierto, yo tuve una suegra que era igualita a Raffaella Carrà. Asimismo, mi ex era clavado a su madre. Un día le conté esto a mis amigas y una de ellas me dijo que Freud me estaba arqueando una ceja desde su tumba: estabas con ese chico porque te gusta Raffaella. Y puede que tenga razón: la Carrà me dejó huérfana de algún modo. Aunque los íconos no mueren, o no deberían morir, dicen. Siempre fue fácil acordarme de su cumpleaños, porque casi compartimos fecha (yo soy del 17 de junio, Raffaella del 18). Y con la cercanía hacia su aniversario luctuoso, esto se siente como un traje de lurex vacío.



Raffaella romana, madrileña, argentina o chilena: Tutto Carrà! Se fue hace un año, justo cuando decidí tirarme al vacío, palabras de otros lo que para mí ha sido renunciar a un trabajo y dedicarme con serenidad al autocuidado y a las letras. Desde entonces he escrito varios relatos, he participado en talleres de escritura, exploré métodos, ya me he reído y llorado con mis textos y los de otros. He publicado poco, aunque sigo enviando a editoriales y convocatorias con perseverancia. También ya me he frustrado cuando mis cuentos cortos tienen muchas explicaciones, cacofonías, poco o mucho desarrollo. O cuando parece, ya finalizados, que quizá no funcionan. Lo normal en este oficio.

En este año escribí sobre androides, mascotas mágicas, fantasmas, sobre gente cercana a mí, gente que quiero y otra a la que no. Y bueno, hace unos días me salió un cuento para ella, basado en un rompimiento que dolió en su momento y que ahora me divierte mucho porque acabé bailando hasta la madrugada con unas niñas y unas señoras en una fiesta mayor. No fue evasión, lo que me hizo pasar del dolor a la alegría fue ese hechizo que ella lanzaba a los que bailábamos su música.

En algunos talleres de escritura, elegantemente me han dicho que aún estoy buscando mi voz, en referencia a mi versatilidad aleatoria, aunque también lo llaman inconsistencia. No pasa nada: y qué tiene, pienso. Me gusta, algo se enciende dentro de mí cuando escribo. Explota, explota mi corazón. Igual que Raffaella, quizá no tengo una gran voz, pero tengo desparpajo. 



*Liliana López León nació el 17 de junio de 1984 en Mexicali, Baja California. Es doctora en Medios, Comunicación y Cultura por la Universitat Autònoma de Barcelona. Es maestra en Estudios Socioculturales por el Instituto de Investigaciones Culturales-Museo UABC, y Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la UABC. Ha sido profesora en distintos niveles educativos, de bachillerato a posgrado. Ha publicado varios libros y artículos académicos. Le gusta la ciencia ficción y las bicicletas clásicas. Ha publicado relatos cortos de ficción como: Aurora Mishina (2020) en la revista Pez Banana y Una camiseta de los Coquette para Gabi (2022) en Revista Sputnik, así como algunos microrrelatos en editorial Diversidad Literaria (2014-2015).

Banda sonora, de la imprenta al recital


Por Alejandro Carrillo |


Hace unas semanas tuvimos la fortuna de hacer una breve gira de presentación del libro 'Banda sonora' del escritor Sergio Martínez, que fue publicado en 2021 por nuestra Editorial Agujero de Gusano y que además es la primera publicación escrita por un autor en solitario para nuestro incipiente sello.

Antes de entrar en detalles literarios, agradezco profundamente el espacio que nos brindaron la Casa Universitaria del Libro de la UNAM (CASUL) y Zumaya Librería y Centro Cultural, en CDMX y Puebla respectivamente, para llevar a cabo estas singulares presentaciones literarias. Es muy significativo para Sputnik y Editorial Agujero de Gusano mostrar nuestro trabajo en la máxima casa de estudios en primera instancia, así como volver al terruño donde dimos nuestros primeros pasos como medio de comunicación antes de ser arropados por La ciudad de los ahorcados.

Agradezco de igual manera al maestro Carlos Arellano, Iván García e Iván Carrillo por darle vida a los textos del libro mediante la música y convertir ambas presentaciones en extraordinarios recitales literarios. Sin duda fue una experiencia única para los lectores que se dieron cita en ambos recintos.

Conozco a Sergio, más como lector que como editor y puedo afirmar que 'Banda sonora', más allá de ser una obra audaz y arriesgada, llena de dinamismo y sensible para quien la lee, es también un libro extremadamente personal en donde el autor nos muestra por igual su colección de discos y su repertorio de cicatrices.

Es un híbrido literario y un documento de gratitud hacia las bellas artes que cambiaron la vida del autor, como lo son la literatura y la música; pero también es una elegía con el joven Sergio que quiso cambiar el mundo y con el niño Sergio que perseguía dragones.

El libro es un viaje que navega entre el amor y la ciudad como tópicos principales, entre el lado A y B cual disco de vinilo, como la vida misma, pero también es una odisea histórica y geográfica que nos lleva desde la poesía a la vieja Tenochtitlán y desde la narrativa a la vieja ciudad de hierro que visitamos; desde el malecón de La Habana a un merendero en Aguascalientes por igual. Quizá la principal virtud de la pluma del autor es saber situar al lector de manera universal en un viaje que también es plenamente abordado desde la autoficción.

Una travesía literaria entre tragos y canciones llena de personajes subterráneos y situaciones propias de la realidad contemporánea mexicana: el migrante, el suicida, el genio olvidado, el militante, el ladrón, e incluso el que dice hablar con Dios, son protagonistas de la primera mitad del libro. La ciudad es habitada por la guerra sucia, el abuso de autoridad y las desapariciones, mientras que el amor está plagado de fantasmas y apariciones de todo tipo. Espectros que nos sugieren que nos urge un trago de ron, y que al final de los finales, incluso al final de la literatura, como dice otro protagonista del libro, llamado Luis Eduardo Aute, queda la música.

Por último, agradezco la consideración por parte de Sergio Martínez para presentar 'Banda sonora' en estos increíbles recitales, más honrado aún me siento por haber colaborado en la edición de este magnífico libro que ya está rolando por los rincones y las rocolas de Hispanoamérica. 


Alista Mon Laferte presentación en Puebla



Por Jaime López | Foto: Alex Carrillo | 
 

Será el próximo 8 de julio cuando la cantante chilena-mexicana, Mon Laferte, vuelva a pisar los escenarios de Puebla vía el concierto que realizará en el Auditorio GNP Seguros, localizado en la Colonia Maravillas, por la zona de los estadios.

Ello como parte de su gira por el país en donde ha tenido exitosas presentaciones en lugares como el Auditorio Nacional, en la Ciudad de México, así como en otras entidades, tales como Nuevo León y Querétaro.

De acuerdo con el calendario de actividades de la compositora, Puebla será su penúltima parada en la República Mexicana antes de que inicie una gira por Sudamérica.

Recientemente, Laferte declaró a medios que se encuentra en un momento pleno de su vida debido al nacimiento de su hijo y porque ya obtuvo la nacionalidad mexicana.

Hasta el momento de esta publicación, no se sabe si la ganadora del Grammy estará acompañada por alguna de sus amistades durante su presentación en Puebla, como ha ocurrido en otras ciudades.

Lo cierto es que la intérprete recordará algunos de sus mayores éxitos como "Tu falta de querer" y también cantará los temas de su más reciente álbum, 1940 Carmen, en el que mezcla sonidos californianos y letras en español e inglés.

Mon Laferte ha vendido más de cinco millones de grabaciones en todo el mundo y ha actuado en emblemáticos escenarios como​ el Madison Square Garden de Nueva York,​ el Movistar Arena de Santiago de Chile y el Auditorio Nacional en la Ciudad de México.

Además, ha participado en festivales de renombre como Viña del Mar, el Vive Latino y​ la Feria Nacional de San Marcos.

Los boletos para ver el concierto de Mon Laferte en Puebla están disponibles a través de la página de Eticket, y los precios oscilan entre los 580 y los 1,620 pesos.

Letrinas: Sin consecución




Sin consecución

Aldo Vicencio

 

la mano que lee

               despierta

reza un verso en hélice

        el manojo de yerba

        otra vez, el hierro que se tuerce

 

hemos aprendido a nombrar la luz que llora

 

la no-organicidad, los juncos atravesando

                               puedes imantar la sal


                              
una sola huella entre la hojarasca

                               ((( el pensamiento tronante )))

 

las notas desgarran hacia arriba,

como la niña santa sobre un tabique

 

el lirio de la cueva

                   susurros acanalados;

                   el sustrato de la materia,

                   su inusitada libertad,

                   su brillo que carcome

 

nuestros ojos felinos

son sellos que se estampan sobre las nubes

 

digresión sin aparato crítico:

                                               el mármol de la modernidad

                                               es un sitio cómodo para aludir al presente;

                                               no hay peor muerte que el vértigo del hoy

 

los andamios caen:

la historiografía es una neurosis interminable

 

la sugestiva estupidez, la tribu sin germen;

quiero que no haya conjugación, sino simultaneidad

                                                             y así como este ( yo ) es un arco a medio tensar,

                                                             el carcaj reúne una cromática que no es autoevidente

 

                                        e s   u n   i n f i n i t o

                                    r o m b o   d e   p é t a l o s

 

el paso sin cronología: { n o s o t r o s }

 

los ciclos devueltos

                                       el vuelo que levantan los gorriones en la noche

 

marismas, sobre el cielo se siembra el reflejo inverso de lo humano:

                                        templos de aire | paredes de sombras



Aldo Vicencio (Ciudad de México, 1991). Su obra ha sido publicada en diversas revistas literarias iberoamericanas como Punto en Línea de la UNAM y Tierra Adentro (México); Digo.Palabra.txt (Venezuela), Revista Antagónica (Costa Rica); Enfermaria 6 (Portugal), La Ubre Amarga (Bolivia); Buenos Aires Poetry (Argentina), Santa Rabia Poetry y Kametsa (Perú); Una verdad sin alfabeto (El Salvador); Cinosargo (Chile), Low-Fi Ardentía (Puerto Rico), El pez soluble (El Salvador, Guatemala, Panamá y Costa Rica); Oculta Lit y penúltiMa (España), entre otras. Ha sido incluido en las antologías Nueva Poesía y Narrativa Hispanoamericana (Lord Byron Ediciones, 2016), Nido de Poesía (LibrObjeto Editorial, 2018) y Luces tras la cortina (Ediciones Kametsa, 2022). Ha participado en diferentes festivales y coloquios sobre poesía y literatura.



Escafandra Literaria: entrevista con Karina Sosa Castañeda



La escritora Karina Sosa Castañeda nos habla de sus refentes literarios, del proyecto editorial Zopilote Rey y de "Caballo Fantasma", obra con la que ganó el Premio Amazon Primera Novela 2021.


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Chinoy | Arde el Venusterio desde Casa Yonki


Chinoy es uno de los más singulares músicos de Chile, propietario de una voz y titular de una discografía absolutamente irreprochables. Con una amplia trayectoria dentro del rock y la música popular contemporánea, ha dado conciertos y recitales en América Latina, Europa y Asia. Estuvo en el estudio de Casa Yonki y grabó está increíble sesión junto a otros maravillosos músicos.



Chinoy: Voz y guitarra.
Rodrigo Palma: Batería Lucero
Van: Coros.
Fedro A. Fernández: Guitarra eléctrica y teclados.

Grabado, mezclado y masterizado por Carlos Iván Carrillo en Casa Yonki.
Dirección de cámaras: César Hernández.

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La máquina del orgasmo infinito: narrativa entre fluidos y elucubraciones escatológicas


Por Alejandro Carrillo |  


Autómatas en busca de la trascendencia administrativa y sibaritas posmodernos en un mundo distópico, neoliberal, tecnócrata, no apto para el consumo humano. Así se podrían definir la mayoría de los personajes de "La máquina del orgasmo infinito", el libro más reciente del escritor Julio Meza Díaz (Lima, Perú, 1981), publicada en nuestro país por Ediciones Periféricas (2021), y que se desenvuelve en cuatro cuentos o noveletas -aún no lo descifro- que en simultáneo regalan un sinfín de escenas propias de un filme serie B, en donde todo transcurre tan apresuradamente que no sabes si estás en una protesta globalifóbica, una pintura del Bosco que ha cobrado vida, la cantina de Star Wars, un episodio de Futurama, o bien, en un sempiterno infomercial de supositorios.

Irreverencia, fluidos y elucubraciones de todo tipo son el sello de una obra de difícil digestión para el lector purista, pero que no deja de ser arriesgada y acertada. Escribir ciencia-ficción es bastante complejo, más aun cuando el autor condimenta la historia con situaciones concretas y propias de la idiosincrasia tercermundista. En ese sentido y más a allá de su terminología futurista a lo Rick & Morty, hablamos de una obra realista que de manera cínica pero elegante hace sorna del sistema económico, del sistema de salud, del sistema educativo, del sistema reproductivo y hasta del sistema solar, del ecosistema.


La ciencia lo consiguió. En el futuro comemos por el culo.


Como en toda distopía latinoamericana no puede faltar la malévola corporación que controla todo, siempre en vanguardia en tecnologías para el día al día que cubre las necesidades básicas de personajes deleznables inmersos en numerosas situaciones escatológicas, apariciones celestiales, robots-afeitadoras y abuso de autoridad. En pocas palabras se podría decir que "La máquina del orgasmo infinito" (no confundir con "La máquina de follar") es un hospicio posmoderno para monstruos contemporáneos.

Justicia divina bajo la toga de Dios. Dios era santidad y pureza, tal vez no importaba donde se le besara.

 

"Como un mono", "Fredo", "La máquina del orgasmo infinito" son las tres primeras partes que conforman el libro del autor peruano, y mención aparte merece la última historia del libro: "Vargas Yosa", que habla de un personaje pretencioso cuya superioridad moral busca adoctrinar al hombre común, al hombre de a pie, sin dejar de ser un fenómeno del conservadurismo. El hecho de que de un día para otro le nazcan manos y piernas a Vargas Yosa sería equivalente a que al fenómeno Vargas Llosa del mundo real le naciera consciencia de clase. Simplemente perdería su razón de ser y perdería su encanto ante el mundo neoliberal que lo ha engendrado. Con todo y todo, uno empatiza más con el Vargas Yosa de Meza Díaz que son su símil de esta realidad.


Vargas Yosa quiso vestirse, descubrió que ya no podía usar su ropa, sus pantalones, sus camisas, todas sus prendas habían sido diseñadas para alguien sin extremidades.

 

"La máquina del orgasmo infinito" es un lectura anticanónica que confronta al autor y al mundillo literario con la manera de narrar historias y que también confronta al lector desde diversos frentes, desde el ideológico hasta el escatológico.


What in the Pink Floyd? Un tijuano va a una tocada en Ensenada




Crónica | Por Iván García Mora | Fotos: Amanita | 

De Carl’s Jr. salvando el antiroadtrip Tijuana – Ensenada

 “Un irse desgajando en el silencio”, así me siento camino a Ensenada. Las palabras de Amparo Dávila como una piel que, con esperanza, morirá a las dos horas de haber subido al camión. Un antiroadtrip. Sin amigxs que hablen de sus recuerdos vergonzosos de la infancia, ni presuman sus playlists de carretera, ni lloren platicando la última vez que lloraron, ni se rían como soles en verano. Un camión lleno de extraños, donde lo único conocido es el celeste del cielo tras la ventana. Me cambio de lugar, buscando descifrar las ataduras del silencio. Mi cara junto a una nueva ventana, mientras abro mis estrellitas de pollo del Carl’s Jr., un retrato que nunca hubiera imaginado Saul Leiter. Pedí una orden de seis y a cambio recibí siete estrellas. Fue como si activaran un botón, como si el empleado del Carl’s Jr. vio mi cara y dijo: “Ese cabrón necesita una estrella extra en su vida. No me importa que me la cobren o me la resten de mi lonche. Ese cabrón necesita algo en qué creer”. Cuento las estrellas de nuevo y pienso: “Hoy la suerte está de mi lado. La suerte es una estrellita extra del Carl’s Jr.”.


De la vez que me robé un mezcalero

Llegado a Ensenada camino siete cuadras rumbo a La Nopalera (taller de cerámica top en la ciudad). Isa me enseña a manejar la arcilla. Remojar, mover. Remojar, mover. “El material es noble”, repite. Mis manos lo peinan y fallan. Aún así sostengo que nací para la cerámica. Que toda mi vida fue un viaje hasta ese momento. Que por años creí que había nacido para el kung-fu, a pesar de nunca haber practicado kung-fu. Mi teoría es simple, el día que lo haga, mis rasgos asiáticos, mi búsqueda zen, mi amor por el anime y Boy With Luv de BTS: todo eso como un golpe letal sobre la incertidumbre de la vida adulta. Es una teoría ridícula, pero el absurdo es el sentido que me empuja a seguir. “¿Qué quieres hacer?”, pregunta Isa. Le respondo que un mezcalero. Ella no lo sabe, pero la única vez que robé algo en mi vida fue un mezcalero. Me sentí como el Michael Jordan del robo. Al regresar al moldeo de la arcilla (técnica del pellizco para iniciados), tengo en mis manos una sensación curva y quimérica: mi debut y despedida como criminal.


De Valgur en Item

No conozco a Valgur, pero Isa dice que hay una canción que le gusta mucho: razón suficiente para volvernos otra luz de neón en la noche. 20 mil seguidores en Instagram es lo único que conozco de Valgur. Son el headliner de una expo de artistas regionales. Decido escribir sobre ello, poner mi mente en ello. Un esfuerzo más por convertir la percepción en experiencia material. El texto como otra cabeza de mi cuerpo. Isa sostiene mi mano rumbo a Item, cierro los ojos: su brazo es mi piloto automático. Dos señoras se acercan a pedirnos dinero, una dice venir a Ensenada por contrato. No entendemos lo que significa. Es una pandemia la pobreza, un síntoma más de la realidad social. Al llegar a Item saludamos a Amanita, su vestido floreado me recuerda al patio trasero de mi abuela.

 

De la lentitud como armadura

“Hasta las moscas son más lentas”, las palabras de Pris me provocan una imagen mental: un grupo de moscas festejando, alzan cervezas de moscas luego de romper el Récord Guinness por el zumbido más lento del mundo. La cosa es simple: Ensenada tiene su propio ritmo. Vengo de una ciudad caos, ruido como nubes grises cubriendo el más crudo invierno. Acostumbrado a la inercia de andar en chinga, Ensenada es un alivio. Que el anticipo al show de Valgur se sienta como un video en slow motion es un arrullo de paz. Ensenada es la sensación constante de estar en medio. No es una ciudad, no es un rancho. Es un lujo de contrastes, donde artistas se muestran sus trabajos con la inocencia de niñxs compartiendo sus primeras figuras de plastilina. La lentitud es una armadura ante una realidad voraz, que nos exige drenarnos de estímulos hasta provocar un desmayo de percepción. Una casa con la luz encendida, en medio del desierto: eso es Ensenada.

 

De las pláticas en Item como posibles géneros para un futuro EP

Óscar (poeticsynthbebop): después de hablar sobre su reciente obsesión con el parkour, dice que le duele la pierna izquierda, piensa que es por recargarse demasiado en ella. Le planteo la idea de que es su pierna reclamando parkour. Su inconsciente incrustado en una extremidad, reclamándole ser el Michael Scott de Ensenada.

Andrea (indiehardcoregaze): hablamos de la vergüenza que provoca tirar chicles en la calle. ¿Irán a parar a la garganta de una paloma? Me gusta pensar que son un futuro castigo en el zapato de un político mediocre.

Isa (cinemadreampop): asegura que vamos vestidos como cineastas, que somos los que no parecemos artistas plásticos. Yo le digo que parecemos músicos. Me sonríe y me dice que entonces somos como Beach House.

 

De Valgur en Item (Extended Dance Mix)

Mientras Valgur toca, pienso en las piezas expuestas en la galería. Un mandil hecho con bolsas de jabón Foca, un edificio con paredes a las que les crece pelo (rastrillos gigantes vs las ladillas biónicas, idea de novela que me podría robar Televisa), los portarretratos de Andrea (tan externos de color, y la ausencia en su centro como un espejo de), un conjunto de fotos buscando un hogar (manifestando un hogar). Y de repente una chica se sienta sobre un pastel postrado en el centro del stage improvisado. Y Valgur toca su mexican 80s synthpop. Y veo a Isa sonreír, con su boina que bajo la luz rosa me hace pensar en una aureola negra. Y la chica se embarra de pastel, se mece en el pastel, se vuelve el pastel. Y What in the Pink Floyd?, grita Jeff Winger en una esquina (¡Parece que soy el único que lo escucho!). Y Amanita click click, foto tras foto con una luz verde en su frente que parece una antena. Y Valgur termina y Ensenada entera es un aplauso. Y cada clap clap un color nuevo disparado sobre mis ojos.

 

Del final del día

Luego de Valgur, Barthes sube al escenario para el after. Industrial-acid-techno estirando las esquinas de la noche. Algunos se quedan a bailar, otros salen a la banqueta y hablan de signos zodiacales. ¿Cómo se verá esto desde arriba? Una galaxia extraviada en la oscuridad de Baja California. Adentro: toda persona con una luz rosa sobre ella, y un four on the floor en el fondo, es una posible estrella cyberpunk. Afuera: palabras como confeti lanzado al aire, probables herederos de la voz de Walter Mercado. Luego de un rato, Isa y yo nos despedimos de la fiesta. Camino a casa le pido se detenga: “Quédate ahí y levanta tu mano. Te voy a tomar una foto”. Hace berrinche, pero estira su brazo hacia arriba, a centímetros de un foco que ilumina la banqueta. El retrato es capturado (la mejor foto del rollo a la hora de revelarlo). “Ensenada es un berrinche”, pienso, “un berrinche que disfrutas habitar”. Ya en casa comemos sándwiches de salami y hablamos de las horas pasadas en Item. El final del día ocurre hasta que cerramos los ojos.

   

Iván García Mora (Tijuana, 1993). Sus textos han aparecido en distintas revistas como Plástico, Neotraba, El Septentrión, Grafógrafxs y Low-fi Ardentía. Es autor del poemario Tadoma (Pinos Alados, 2020). Desde 2015 forma parte del comité del Festival Internacional de Poesía Caracol Tijuana.


"Jurassic World: Dominion", nostalgia descafeinada


Cinetiketas | Por Jaime López |

Aunque la sexta y, presuntamente, última película de la saga jurásica iniciada en 1993, prometía un deleite para la fanaticada, por reunir a los elencos de las dos generaciones o etapas de las aventuras dinosáuricas, ciertamente resulta un poco decepcionante.
No por el escaso tiempo en pantalla que comparten los protagonistas (Bryce Dallas Howard, Chris Pratt, Laura Dern, Sam Neill y Jeff Goldblum), que apenas ronda los 35 minutos, sino por la escasez de sorpresas en su camino y con motivo de la falta de originalidad de la historia. 
Si bien es cierto que todo el elenco central aporta su profesionalismo y carisma, también lo es que no basta para soportar una premisa repetitiva, en la que nuevamente hay una mega empresa maquiavélica como antagonista, que busca sacar provecho de los dinosaurios. 
También se retoma la idea de que la mayor parte de las acciones ocurra en un espacio cerrado, como sucede en la cinta original de Steven Spielberg o en el reinicio de la franquicia en 2015. 
Ello provoca que se pierda la oportunidad de explotar una historia diferente, centrada en la coexistencia entre dinosaurios y el ser humano. Es decir, hubiera sido más interesante retratar los temores y claroscuros del homo sapiens al saber que ya no es la especie dominante en el planeta Tierra. 
Sin embargo, los creadores insistieron en repetir la fórmula que les ha generado millonarias ganancias a lo largo de 29 años en detrimento de una cinta emblemática e innovadora.
A lo anterior se suma un villano tibio, que cae en la ingenuidad absoluta cuando deja ir sin consecuencias a uno de sus adversarios. 
Ahora bien, la media hora en la que conviven los actores estelares de la primera y segunda etapa de la saga apenas tiene un par de gags que no fueron revelados en los adelantos de la cinta. Ello hace que el encuentro esperado por los admiradores de la franquicia sea descafeinado. 
En cuanto a los efectos visuales, hay un par de secuencias interesantes, pero se olvidarán conforme transcurra el año y podrían quedar fuera de las nominaciones técnicas del Oscar 2023. 
El aspecto más relevante de "Jurassic World: Dominion" es el rol de "Kayla", interpretada por DeWanda Wise, una piloto dedicada a transportar mercancías ilegales, que tiene más matices que los actores centrales. 
De hecho, existe la teoría que "Kayla" fue puesta por los productores para en realidad continuar con la saga, lo que podría ser un acierto si mantiene su fuerte temperamento, complejidad y osadía. Además, sería interesante conocer más sobre sus orígenes. Al tiempo.

Aunque tú no lo sepas: una charla con Lázaro Cristóbal Comala



Lázaro Cristóbal Comala es uno de los compositores y letristas más interesantes que tiene actualmente la música mexicana. En esta charla nos habla de sus referentes literarios y musicales, y de su disco más reciente: Belmont.


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