Alista Mon Laferte presentación en Puebla



Por Jaime López | Foto: Alex Carrillo | 
 

Será el próximo 8 de julio cuando la cantante chilena-mexicana, Mon Laferte, vuelva a pisar los escenarios de Puebla vía el concierto que realizará en el Auditorio GNP Seguros, localizado en la Colonia Maravillas, por la zona de los estadios.

Ello como parte de su gira por el país en donde ha tenido exitosas presentaciones en lugares como el Auditorio Nacional, en la Ciudad de México, así como en otras entidades, tales como Nuevo León y Querétaro.

De acuerdo con el calendario de actividades de la compositora, Puebla será su penúltima parada en la República Mexicana antes de que inicie una gira por Sudamérica.

Recientemente, Laferte declaró a medios que se encuentra en un momento pleno de su vida debido al nacimiento de su hijo y porque ya obtuvo la nacionalidad mexicana.

Hasta el momento de esta publicación, no se sabe si la ganadora del Grammy estará acompañada por alguna de sus amistades durante su presentación en Puebla, como ha ocurrido en otras ciudades.

Lo cierto es que la intérprete recordará algunos de sus mayores éxitos como "Tu falta de querer" y también cantará los temas de su más reciente álbum, 1940 Carmen, en el que mezcla sonidos californianos y letras en español e inglés.

Mon Laferte ha vendido más de cinco millones de grabaciones en todo el mundo y ha actuado en emblemáticos escenarios como​ el Madison Square Garden de Nueva York,​ el Movistar Arena de Santiago de Chile y el Auditorio Nacional en la Ciudad de México.

Además, ha participado en festivales de renombre como Viña del Mar, el Vive Latino y​ la Feria Nacional de San Marcos.

Los boletos para ver el concierto de Mon Laferte en Puebla están disponibles a través de la página de Eticket, y los precios oscilan entre los 580 y los 1,620 pesos.

Letrinas: Sin consecución




Sin consecución

Aldo Vicencio

 

la mano que lee

               despierta

reza un verso en hélice

        el manojo de yerba

        otra vez, el hierro que se tuerce

 

hemos aprendido a nombrar la luz que llora

 

la no-organicidad, los juncos atravesando

                               puedes imantar la sal


                              
una sola huella entre la hojarasca

                               ((( el pensamiento tronante )))

 

las notas desgarran hacia arriba,

como la niña santa sobre un tabique

 

el lirio de la cueva

                   susurros acanalados;

                   el sustrato de la materia,

                   su inusitada libertad,

                   su brillo que carcome

 

nuestros ojos felinos

son sellos que se estampan sobre las nubes

 

digresión sin aparato crítico:

                                               el mármol de la modernidad

                                               es un sitio cómodo para aludir al presente;

                                               no hay peor muerte que el vértigo del hoy

 

los andamios caen:

la historiografía es una neurosis interminable

 

la sugestiva estupidez, la tribu sin germen;

quiero que no haya conjugación, sino simultaneidad

                                                             y así como este ( yo ) es un arco a medio tensar,

                                                             el carcaj reúne una cromática que no es autoevidente

 

                                        e s   u n   i n f i n i t o

                                    r o m b o   d e   p é t a l o s

 

el paso sin cronología: { n o s o t r o s }

 

los ciclos devueltos

                                       el vuelo que levantan los gorriones en la noche

 

marismas, sobre el cielo se siembra el reflejo inverso de lo humano:

                                        templos de aire | paredes de sombras



Aldo Vicencio (Ciudad de México, 1991). Su obra ha sido publicada en diversas revistas literarias iberoamericanas como Punto en Línea de la UNAM y Tierra Adentro (México); Digo.Palabra.txt (Venezuela), Revista Antagónica (Costa Rica); Enfermaria 6 (Portugal), La Ubre Amarga (Bolivia); Buenos Aires Poetry (Argentina), Santa Rabia Poetry y Kametsa (Perú); Una verdad sin alfabeto (El Salvador); Cinosargo (Chile), Low-Fi Ardentía (Puerto Rico), El pez soluble (El Salvador, Guatemala, Panamá y Costa Rica); Oculta Lit y penúltiMa (España), entre otras. Ha sido incluido en las antologías Nueva Poesía y Narrativa Hispanoamericana (Lord Byron Ediciones, 2016), Nido de Poesía (LibrObjeto Editorial, 2018) y Luces tras la cortina (Ediciones Kametsa, 2022). Ha participado en diferentes festivales y coloquios sobre poesía y literatura.



Escafandra Literaria: entrevista con Karina Sosa Castañeda



La escritora Karina Sosa Castañeda nos habla de sus refentes literarios, del proyecto editorial Zopilote Rey y de "Caballo Fantasma", obra con la que ganó el Premio Amazon Primera Novela 2021.


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Chinoy | Arde el Venusterio desde Casa Yonki


Chinoy es uno de los más singulares músicos de Chile, propietario de una voz y titular de una discografía absolutamente irreprochables. Con una amplia trayectoria dentro del rock y la música popular contemporánea, ha dado conciertos y recitales en América Latina, Europa y Asia. Estuvo en el estudio de Casa Yonki y grabó está increíble sesión junto a otros maravillosos músicos.



Chinoy: Voz y guitarra.
Rodrigo Palma: Batería Lucero
Van: Coros.
Fedro A. Fernández: Guitarra eléctrica y teclados.

Grabado, mezclado y masterizado por Carlos Iván Carrillo en Casa Yonki.
Dirección de cámaras: César Hernández.

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La máquina del orgasmo infinito: narrativa entre fluidos y elucubraciones escatológicas


Por Alejandro Carrillo |  


Autómatas en busca de la trascendencia administrativa y sibaritas posmodernos en un mundo distópico, neoliberal, tecnócrata, no apto para el consumo humano. Así se podrían definir la mayoría de los personajes de "La máquina del orgasmo infinito", el libro más reciente del escritor Julio Meza Díaz (Lima, Perú, 1981), publicada en nuestro país por Ediciones Periféricas (2021), y que se desenvuelve en cuatro cuentos o noveletas -aún no lo descifro- que en simultáneo regalan un sinfín de escenas propias de un filme serie B, en donde todo transcurre tan apresuradamente que no sabes si estás en una protesta globalifóbica, una pintura del Bosco que ha cobrado vida, la cantina de Star Wars, un episodio de Futurama, o bien, en un sempiterno infomercial de supositorios.

Irreverencia, fluidos y elucubraciones de todo tipo son el sello de una obra de difícil digestión para el lector purista, pero que no deja de ser arriesgada y acertada. Escribir ciencia-ficción es bastante complejo, más aun cuando el autor condimenta la historia con situaciones concretas y propias de la idiosincrasia tercermundista. En ese sentido y más a allá de su terminología futurista a lo Rick & Morty, hablamos de una obra realista que de manera cínica pero elegante hace sorna del sistema económico, del sistema de salud, del sistema educativo, del sistema reproductivo y hasta del sistema solar, del ecosistema.


La ciencia lo consiguió. En el futuro comemos por el culo.


Como en toda distopía latinoamericana no puede faltar la malévola corporación que controla todo, siempre en vanguardia en tecnologías para el día al día que cubre las necesidades básicas de personajes deleznables inmersos en numerosas situaciones escatológicas, apariciones celestiales, robots-afeitadoras y abuso de autoridad. En pocas palabras se podría decir que "La máquina del orgasmo infinito" (no confundir con "La máquina de follar") es un hospicio posmoderno para monstruos contemporáneos.

Justicia divina bajo la toga de Dios. Dios era santidad y pureza, tal vez no importaba donde se le besara.

 

"Como un mono", "Fredo", "La máquina del orgasmo infinito" son las tres primeras partes que conforman el libro del autor peruano, y mención aparte merece la última historia del libro: "Vargas Yosa", que habla de un personaje pretencioso cuya superioridad moral busca adoctrinar al hombre común, al hombre de a pie, sin dejar de ser un fenómeno del conservadurismo. El hecho de que de un día para otro le nazcan manos y piernas a Vargas Yosa sería equivalente a que al fenómeno Vargas Llosa del mundo real le naciera consciencia de clase. Simplemente perdería su razón de ser y perdería su encanto ante el mundo neoliberal que lo ha engendrado. Con todo y todo, uno empatiza más con el Vargas Yosa de Meza Díaz que son su símil de esta realidad.


Vargas Yosa quiso vestirse, descubrió que ya no podía usar su ropa, sus pantalones, sus camisas, todas sus prendas habían sido diseñadas para alguien sin extremidades.

 

"La máquina del orgasmo infinito" es un lectura anticanónica que confronta al autor y al mundillo literario con la manera de narrar historias y que también confronta al lector desde diversos frentes, desde el ideológico hasta el escatológico.


What in the Pink Floyd? Un tijuano va a una tocada en Ensenada




Crónica | Por Iván García Mora | Fotos: Amanita | 

De Carl’s Jr. salvando el antiroadtrip Tijuana – Ensenada

 “Un irse desgajando en el silencio”, así me siento camino a Ensenada. Las palabras de Amparo Dávila como una piel que, con esperanza, morirá a las dos horas de haber subido al camión. Un antiroadtrip. Sin amigxs que hablen de sus recuerdos vergonzosos de la infancia, ni presuman sus playlists de carretera, ni lloren platicando la última vez que lloraron, ni se rían como soles en verano. Un camión lleno de extraños, donde lo único conocido es el celeste del cielo tras la ventana. Me cambio de lugar, buscando descifrar las ataduras del silencio. Mi cara junto a una nueva ventana, mientras abro mis estrellitas de pollo del Carl’s Jr., un retrato que nunca hubiera imaginado Saul Leiter. Pedí una orden de seis y a cambio recibí siete estrellas. Fue como si activaran un botón, como si el empleado del Carl’s Jr. vio mi cara y dijo: “Ese cabrón necesita una estrella extra en su vida. No me importa que me la cobren o me la resten de mi lonche. Ese cabrón necesita algo en qué creer”. Cuento las estrellas de nuevo y pienso: “Hoy la suerte está de mi lado. La suerte es una estrellita extra del Carl’s Jr.”.


De la vez que me robé un mezcalero

Llegado a Ensenada camino siete cuadras rumbo a La Nopalera (taller de cerámica top en la ciudad). Isa me enseña a manejar la arcilla. Remojar, mover. Remojar, mover. “El material es noble”, repite. Mis manos lo peinan y fallan. Aún así sostengo que nací para la cerámica. Que toda mi vida fue un viaje hasta ese momento. Que por años creí que había nacido para el kung-fu, a pesar de nunca haber practicado kung-fu. Mi teoría es simple, el día que lo haga, mis rasgos asiáticos, mi búsqueda zen, mi amor por el anime y Boy With Luv de BTS: todo eso como un golpe letal sobre la incertidumbre de la vida adulta. Es una teoría ridícula, pero el absurdo es el sentido que me empuja a seguir. “¿Qué quieres hacer?”, pregunta Isa. Le respondo que un mezcalero. Ella no lo sabe, pero la única vez que robé algo en mi vida fue un mezcalero. Me sentí como el Michael Jordan del robo. Al regresar al moldeo de la arcilla (técnica del pellizco para iniciados), tengo en mis manos una sensación curva y quimérica: mi debut y despedida como criminal.


De Valgur en Item

No conozco a Valgur, pero Isa dice que hay una canción que le gusta mucho: razón suficiente para volvernos otra luz de neón en la noche. 20 mil seguidores en Instagram es lo único que conozco de Valgur. Son el headliner de una expo de artistas regionales. Decido escribir sobre ello, poner mi mente en ello. Un esfuerzo más por convertir la percepción en experiencia material. El texto como otra cabeza de mi cuerpo. Isa sostiene mi mano rumbo a Item, cierro los ojos: su brazo es mi piloto automático. Dos señoras se acercan a pedirnos dinero, una dice venir a Ensenada por contrato. No entendemos lo que significa. Es una pandemia la pobreza, un síntoma más de la realidad social. Al llegar a Item saludamos a Amanita, su vestido floreado me recuerda al patio trasero de mi abuela.

 

De la lentitud como armadura

“Hasta las moscas son más lentas”, las palabras de Pris me provocan una imagen mental: un grupo de moscas festejando, alzan cervezas de moscas luego de romper el Récord Guinness por el zumbido más lento del mundo. La cosa es simple: Ensenada tiene su propio ritmo. Vengo de una ciudad caos, ruido como nubes grises cubriendo el más crudo invierno. Acostumbrado a la inercia de andar en chinga, Ensenada es un alivio. Que el anticipo al show de Valgur se sienta como un video en slow motion es un arrullo de paz. Ensenada es la sensación constante de estar en medio. No es una ciudad, no es un rancho. Es un lujo de contrastes, donde artistas se muestran sus trabajos con la inocencia de niñxs compartiendo sus primeras figuras de plastilina. La lentitud es una armadura ante una realidad voraz, que nos exige drenarnos de estímulos hasta provocar un desmayo de percepción. Una casa con la luz encendida, en medio del desierto: eso es Ensenada.

 

De las pláticas en Item como posibles géneros para un futuro EP

Óscar (poeticsynthbebop): después de hablar sobre su reciente obsesión con el parkour, dice que le duele la pierna izquierda, piensa que es por recargarse demasiado en ella. Le planteo la idea de que es su pierna reclamando parkour. Su inconsciente incrustado en una extremidad, reclamándole ser el Michael Scott de Ensenada.

Andrea (indiehardcoregaze): hablamos de la vergüenza que provoca tirar chicles en la calle. ¿Irán a parar a la garganta de una paloma? Me gusta pensar que son un futuro castigo en el zapato de un político mediocre.

Isa (cinemadreampop): asegura que vamos vestidos como cineastas, que somos los que no parecemos artistas plásticos. Yo le digo que parecemos músicos. Me sonríe y me dice que entonces somos como Beach House.

 

De Valgur en Item (Extended Dance Mix)

Mientras Valgur toca, pienso en las piezas expuestas en la galería. Un mandil hecho con bolsas de jabón Foca, un edificio con paredes a las que les crece pelo (rastrillos gigantes vs las ladillas biónicas, idea de novela que me podría robar Televisa), los portarretratos de Andrea (tan externos de color, y la ausencia en su centro como un espejo de), un conjunto de fotos buscando un hogar (manifestando un hogar). Y de repente una chica se sienta sobre un pastel postrado en el centro del stage improvisado. Y Valgur toca su mexican 80s synthpop. Y veo a Isa sonreír, con su boina que bajo la luz rosa me hace pensar en una aureola negra. Y la chica se embarra de pastel, se mece en el pastel, se vuelve el pastel. Y What in the Pink Floyd?, grita Jeff Winger en una esquina (¡Parece que soy el único que lo escucho!). Y Amanita click click, foto tras foto con una luz verde en su frente que parece una antena. Y Valgur termina y Ensenada entera es un aplauso. Y cada clap clap un color nuevo disparado sobre mis ojos.

 

Del final del día

Luego de Valgur, Barthes sube al escenario para el after. Industrial-acid-techno estirando las esquinas de la noche. Algunos se quedan a bailar, otros salen a la banqueta y hablan de signos zodiacales. ¿Cómo se verá esto desde arriba? Una galaxia extraviada en la oscuridad de Baja California. Adentro: toda persona con una luz rosa sobre ella, y un four on the floor en el fondo, es una posible estrella cyberpunk. Afuera: palabras como confeti lanzado al aire, probables herederos de la voz de Walter Mercado. Luego de un rato, Isa y yo nos despedimos de la fiesta. Camino a casa le pido se detenga: “Quédate ahí y levanta tu mano. Te voy a tomar una foto”. Hace berrinche, pero estira su brazo hacia arriba, a centímetros de un foco que ilumina la banqueta. El retrato es capturado (la mejor foto del rollo a la hora de revelarlo). “Ensenada es un berrinche”, pienso, “un berrinche que disfrutas habitar”. Ya en casa comemos sándwiches de salami y hablamos de las horas pasadas en Item. El final del día ocurre hasta que cerramos los ojos.

   

Iván García Mora (Tijuana, 1993). Sus textos han aparecido en distintas revistas como Plástico, Neotraba, El Septentrión, Grafógrafxs y Low-fi Ardentía. Es autor del poemario Tadoma (Pinos Alados, 2020). Desde 2015 forma parte del comité del Festival Internacional de Poesía Caracol Tijuana.


"Jurassic World: Dominion", nostalgia descafeinada


Cinetiketas | Por Jaime López |

Aunque la sexta y, presuntamente, última película de la saga jurásica iniciada en 1993, prometía un deleite para la fanaticada, por reunir a los elencos de las dos generaciones o etapas de las aventuras dinosáuricas, ciertamente resulta un poco decepcionante.
No por el escaso tiempo en pantalla que comparten los protagonistas (Bryce Dallas Howard, Chris Pratt, Laura Dern, Sam Neill y Jeff Goldblum), que apenas ronda los 35 minutos, sino por la escasez de sorpresas en su camino y con motivo de la falta de originalidad de la historia. 
Si bien es cierto que todo el elenco central aporta su profesionalismo y carisma, también lo es que no basta para soportar una premisa repetitiva, en la que nuevamente hay una mega empresa maquiavélica como antagonista, que busca sacar provecho de los dinosaurios. 
También se retoma la idea de que la mayor parte de las acciones ocurra en un espacio cerrado, como sucede en la cinta original de Steven Spielberg o en el reinicio de la franquicia en 2015. 
Ello provoca que se pierda la oportunidad de explotar una historia diferente, centrada en la coexistencia entre dinosaurios y el ser humano. Es decir, hubiera sido más interesante retratar los temores y claroscuros del homo sapiens al saber que ya no es la especie dominante en el planeta Tierra. 
Sin embargo, los creadores insistieron en repetir la fórmula que les ha generado millonarias ganancias a lo largo de 29 años en detrimento de una cinta emblemática e innovadora.
A lo anterior se suma un villano tibio, que cae en la ingenuidad absoluta cuando deja ir sin consecuencias a uno de sus adversarios. 
Ahora bien, la media hora en la que conviven los actores estelares de la primera y segunda etapa de la saga apenas tiene un par de gags que no fueron revelados en los adelantos de la cinta. Ello hace que el encuentro esperado por los admiradores de la franquicia sea descafeinado. 
En cuanto a los efectos visuales, hay un par de secuencias interesantes, pero se olvidarán conforme transcurra el año y podrían quedar fuera de las nominaciones técnicas del Oscar 2023. 
El aspecto más relevante de "Jurassic World: Dominion" es el rol de "Kayla", interpretada por DeWanda Wise, una piloto dedicada a transportar mercancías ilegales, que tiene más matices que los actores centrales. 
De hecho, existe la teoría que "Kayla" fue puesta por los productores para en realidad continuar con la saga, lo que podría ser un acierto si mantiene su fuerte temperamento, complejidad y osadía. Además, sería interesante conocer más sobre sus orígenes. Al tiempo.

Aunque tú no lo sepas: una charla con Lázaro Cristóbal Comala



Lázaro Cristóbal Comala es uno de los compositores y letristas más interesantes que tiene actualmente la música mexicana. En esta charla nos habla de sus referentes literarios y musicales, y de su disco más reciente: Belmont.


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"Top Gun: Maverick", una oda a la hegemonía del hombre blanco





Cinetiketas | Por Jaime López |


Llama la atención que la mayoría de bytes dedicados a la nueva película de Tom Cruise, "Top Gun: Maverick", tenga una connotación positiva, que sin lugar a dudas ha contribuido a su éxito en taquilla.

Con el 97 por ciento de reseñas a su favor, de un total de 392 críticas publicadas en el sitio Rotten Tomatoes, la secuela tardía del piloto de élite es considerada mejor que su antecesora.

Sin embargo, se debe tomar en cuenta que el filme de 1986 no es una obra maestra, sino un producto entretenido y de mediana calidad.

En ese sentido, "Top Gun: Maverick" resulta superior en diversos aspectos, sobre todo en los referentes a los apartados técnicos y la dirección.

Destaca la edición de sonido en formato IMAX, que hace escuchar o sentir las hélices de los aviones como si estuvieran muy cerca de los espectadores.

No obstante, la película dirigida por Joseph Kosinski ("Oblivion" y "Tron: Legacy") resulta caduca y tradicionalista en su premisa, porque vuelve a exaltar el presunto heroísmo de los hombres blancos estadounidenses, en este caso, los roles personificados por Cruise y Miles Teller ("Whiplash").

Mientras tanto, el guion de "Top Gun 2" relega a las mujeres y afroamericanos a un segundo plano, con papeles de relleno o acompañamiento, que deben de conformarse con admirar las proezas de los protagonistas.

Si bien es cierto que la ganadora del Oscar, Jennifer Connelly, aporta todo su profesionalismo al rol de "Penny", también lo es que sus apariciones están supeditadas al lucimiento de "Maverick".

Por otro lado, a los escritores se les olvidó que en 36 años se han roto muchos techos de cristal y decidieron incluir únicamente a una mujer en el grupo de pilotos de Top Gun. Se trata de "Phoenix", la cual es interpretada por la actriz Monica Barbaro.

Todo lo anterior le resta puntos al nuevo "blockbuster" de Cruise, que si bien resulta placentero y tiene una emotiva escena con Val Kilmer, no se aparta de los "valores" difundidos por el añejo Hollywood, además de que cae en momentos predecibles.

Para concluir, es oportuno revisar algunos de los datos demográficos de las personas que vieron la secuela de "Top Gun" en su primer fin de semana.

Los indicadores muestran que la mayor parte de la audiencia, un 58 por ciento, correspondió a "hombres blancos". Por edad, 45 por ciento fueron menores de 35 años y por origen étnico, 66 por ciento fueron caucásicos,16 por ciento latinos e hispanos, 7 por ciento afroamericanos y 7 por ciento de origen asiático.

Eso último deja ver o evidencia el público meta de los productores, en una nación que históricamente ha idolatrado la hegemonía del hombre blanco.

El pop sigue teniendo un lugar relevante en la música: Érika Zaba



Por Jaime López |


Si bien es cierto que actualmente la música urbana vive un buen momento, también lo es que otros géneros o expresiones musicales se niegan a desaparecer, tal es el caso del pop.

El género en cuestión tuvo su origen en la década de los cincuenta del siglo XX y es una variación del rock and roll estadounidense.

En México, su mayor auge se da en los años ochenta y noventa, con grupos como Timbiriche, Garibaldi, Kabah y Onda Vaselina.

Justamente, la última agrupación mencionada lo consolida a inicios del nuevo milenio, solo que bajo el nombre de OV7.

Al respecto, Erika Zaba, vocalista e integrante de la banda, señaló que el pop sigue ocupando un lugar importante en las preferencias de la audiencia, a pesar del avance del reguetón.

En el marco de su visita a la ciudad de Puebla, apuntó que todavía hay una nutrida generación de simpatizantes del género.

"El pop se vio algo rezagado, hace algunos años, con la llegada del reguetón y el urbano, pero me parece que el pop siempre ha tenido un lugar en la música", dijo.

La también empresaria apuntó que todas las expresiones culturales tienen altos y bajos a lo largo de su existencia, remarcando que hay públicos para todo tipo de música.

Informó que OV7 retomará sus presentaciones a partir del mes de septiembre, subrayando que el grupo seguirá siendo fiel al pop.

Descartó que haya bandas similares a OV7, que puedan ser dignas sucesoras de su legado artístico.

Comunicó que analizan la posibilidad de crear temas o canciones nuevas para su nueva gira a fin de tomar en cuenta las peticiones de sus seguidores.

Es oportuno mencionar que OV7 es considerado uno de los mayores referentes de la tercera ola del pop en México, junto con Natalia Lafourcade, Belinda, Paty Cantú, Ximena Sariñana, Ha*Ash, Camila, Belanova, Julieta Venegas, Reik y Jesse y Joy.

En cuanto a la cuarta y última ola de "poperos" del país, algunas fuentes incluyen a Ángela Aguilar, Christian Nodal y Ed Maverick, aunque todos fusionan el género con otros ritmos.
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